¡Saludos, queridos lectores!

Después de un largo tiempo sin actualizar... un mes me parece, he regresado con las actualizaciones.

Primero que nada, quiero comentarles que mi intención, era actualizar todo lo que se pudiera de la Horror Week SasuKarin del año pasado, pero debido a unos cambios en mi trabajo, no tengo acceso a lap del trabajo como antes. Tengo entendido que se puede actualizar desde el celular, pero debo explorar la forma de hacerlo. Además, suelo guardar en una memoria todos los capítulos, y no quiero dejar de hacerlo si actualizo desde el celular.

Debido a lo anterior, intenté actualizar los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, por lo menos los capítulos de la HW, pero tuve mucho trabajo y hasta ahora actualizo, porque esperaba poder traerles más capítulos de más historias.

Hoy subiré capítulos de varias historias, incluida esta, por lo que deberán algunos minutos para ver cuáles son las que serán actualizadas.

De esta historia en particular, sé que muchos esperaban este capítulo, pues finalmente ocurrirá la transformación de Karin. Sin embargo, recordemos que aún hace falta que pase por el hambre y los dolores, así que veremos cómo ella lidiará con ello n.n

No haré más larga la introducción, sólo dejaré unas notas al final de la historia. Sin más, los dejo con la actualización.


Karin pasó la noche casi como el resto, sólo que ahora, a pesar de saber que el chico estaba al pendiente de ella, no estaba acostado a su lado abrazándola y haciéndole gestos dulces aunque algunos fueran raros. Así mismo, los dolores pararon, como siempre, cuando amaneció y se habría quedado dormida hasta muy tarde como las otras veces, de no ser que a eso de las diez de la mañana, Kabuto la despertó llamando estrepitosamente a su puerta.

Orochimaru y Kabuto la llevaron al hospital, donde le hicieron las mismas pruebas de la última vez en que la analizaron de pies a cabeza. Eso incluyó enviarla con el ginecólogo aun si sólo habían pasado unos días, con el que tuvo que seguir mintiendo un poco. Las únicas cosas que no contaban como mentira, era hablarle de los antojos y hambre y que seguía sin bajarle.

Había estado tan inmiscuida en ese asunto de los Mannaro aquella semana, que había olvidado el detalle de su regla. Por supuesto, era difícil recordarla cuando había estado sufriendo dolores mucho peores que los cólicos menstruales, pero al pensar en todo ello, volvía a preguntarse si estaba embarazada y las pruebas humanas no podían detectarlo, porque hasta ese punto, parecía tener síntomas de embarazo.

—Aunque para ser sincera, no tengo ni idea de cuáles son los síntomas de embarazo de una mujer lobo —se dijo a sí misma cuando iba de regreso a su casa dando un bostezo.

La chica quería convencerse de que no podía estar embarazada, que el propio Sasuke le había dicho que las cosas de los humanos no eran iguales a las de los hombres lobo, pero era demasiada coincidencia que tuviera esos síntomas y que él siguiera tan insistente hablando de cachorros.

¿Y si sí estaba embarazada? ¿Qué se suponía que tenía que hacer? Y no lo decía sólo por el retorcido deseo de su padre de verla embarazada de ese chico, sino porque ella no estaba preparada para ser madre, y menos de un lobo. Ella ni siquiera conocía bien su propia especie. ¿Cómo se suponía que iba a criar un hijo así? ¡Y a su edad!

Bien, tampoco era tan joven si pensaba en la adolescencia, pues había embarazos de adolescentes muy jóvenes, pero de todas formas no estaba en una posición muy buena para tener un hijo.

Ensimismada, Karin llegó a su casa muy preocupada y lo único que la sacó de sus pensamientos, fue escuchar que le había llegado un mensaje al celular y de forma distraída lo miró.

Conversación grupal "SKJ"

Juugo: Hola, Karin. ¿Cómo sigues? ¿Ya saben lo que tienes? No hemos tenido noticias tuyas desde hace un tiempo

Idiota: ¿Quieres que vaya a llevarte pizza o algo así?

Idiota: Tu padre no estará. ¿O sí?

El último mensaje de Suigetsu había llegado casi de inmediato de que hubiese enviado el primero, algo que a la pelirroja no le sorprendía dado el miedo que su amigo le tenía a su padre y lo ocurrido la última vez que estuvo en la casa, sin duda había aumentado ese temor que le tenía.

Karin: Lo siento. Han pasado cosas…

Juugo: ¿Malas noticias?

Idiota: ¡Responde!

Karin había tardado en responder, pues aún no estaba del todo segura lo que debía decirle a sus amigos sin revelar el secreto de su naturaleza.

No podía decir con exactitud que aquellos dos fueran sus confidentes, así que no hablarles de algún secreto tan personal como que era de otra especie, no debería ser un problema, pero por alguna razón se sentía como si estuviese guardando un secreto muy importante que ellos deberían saber.

Karin: Hoy me hicieron pruebas de todo… de nuevo

Karin: Quizá sea un desajuste hormonal. Si sale algo diferente en las pruebas quizá haya noticias pronto, pero si es hormonal, lo confirmarán en un mes o dos para buscar un patrón.

Sí, Karin quería quedarse con la versión del desajuste hormonal, porque los hombres rara vez se inmiscuían cuando se trataba de esos temas. Además, podía ser una de las explicaciones que menos cambios físicos evidentes podía tener.

Juugo: ¿Cómo te sientes?

Idiota: ¿Qué clase de desajuste hormonal?

Karin: Me siento bien… les daré noticias si me entero de algo más. Ahora voy a desayunar.

Definitivamente no tenía muchas ganas de ahondar en el tema, especialmente porque no sabría con exactitud qué decirles a sus amigos sin mencionarles el asunto de los Mannaro.

Sinceramente, no esperaba que Suigetsu fuera el que terminara por querer saber más. Además, ella tenía muchas cosas en las cuales pensar y…

Conversación con "Idiota"

Idiota: ¿De verdad te sientes bien?

Idiota: Me dijiste que estabas durmiendo mucho y con dolor de cabeza. No digas que estás bien

Karin: Ya no he tenido esas molestias últimamente

Suigetsu tardó en contestar.

Idiota: ¿Estarás sola en tu casa?

Karin: Sí, pero se supone que debo reposar

Idiota: Iré a tu casa tan pronto salga del trabajo. Tengo algo importante que decirte

Karin: No vengas, ya te dije que ahora mismo necesito reposo, no que alguien me esté jodiendo

La chica envió varios mensajes más pidiéndole que no fuera a su casa, incluso intentó llamarle para advertirle, pero el albino ni siquiera la dejó en visto y todas sus llamadas fueron enviadas directamente al buzón de voz. Tampoco funcionó pedirle a Juugo que le ayudara a transmitirle el mensaje, porque aparentemente a él tampoco le contestó.

—Bien, supongo que sólo no le abriré —se dijo a sí misma irritada— No quiero más problemas encima.

El día transcurrió sin incidentes y Karin lo pasó como haría cualquier otro día de vacaciones, al menos en lo que refería a las actividades, porque su mente seguía dándole vueltas a todas las cosas que no podía pensar con claridad cuando ese chico estaba cerca y aquello que él llamaba instinto, nublaba su razón. Sin embargo, el mismo sentimiento de extrañarlo se hacía más grande entre más tiempo pasara, al punto de que fue a buscarlo al parque un par de veces sin mucho éxito, y al mismo tiempo su ansiedad crecía porque esa noche finalmente sería Luna llena.

¿Dónde estaba él en el día principal de todo ese asunto? La había estado cuidando y procurando tanto que le sorprendía que él no apareciera cuando ya pasaban de las cinco de la tarde. Empero, cuando su nariz y orejas al fin lo percibieron cerca, salió corriendo a abrazarlo y le plantó un beso.

—Lo siento. Fui a arreglar lo de las pruebas y a preparar todo para esta noche —comentó el chico abrazándola a sabiendas de todo lo que había estado pasando por la mente de la chica, incluída su ansiedad de estar sola en el día.

Notando a la gente que los miraba en la calle, Karin pudo recuperar algo de razón, pues aquel abrazo y beso habían sido por inercia, así que se separó de él sonrojada y se arregló la voz.

—No sé por qué fue eso, pero no te hagas muchas ilusiones.

—Vamos a la casa —él insistió en abrazarla aún si llevaba bolsas más grandes en las manos y al acercarse de nuevo, sonrió contento— Aún hueles a mí.

—Olvidé bañarme por tener la mente en otro lado —comentó empujándolo de nuevo— No puedo caminar así, dame un poco de espacio.

Karin se adelantó a la casa tratando de luchar contra ese deseo de estar a lado de él. Era como si quisiera estar de encimosa como él lo había estado en los últimos días, pero ella quería rescatar lo que pudiera de su dignidad. Sin embargo, en algún momento cuando dió los primeros pasos dentro de la casa, no pudo soportarlo más y quiso regresar a abrazarlo y besarlo.

—¿Qué carajos hace ese aquí? —la voz de Suigetsu fue lo que la detuvo, pues él venía llegando y sin duda, debía sorprenderle que el extraño chico del campamento estuviera en su casa.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Karin confundida por la presencia del albino.

—¿Qué hace ese psicópata aquí? —Suigetsu reiteró la pregunta señalando a Sasuke, pues independientemente de los celos que pudiera causarle el hecho de que la pelirroja había mostrado interés en él, realmente era extraño verlo en su casa cuando se supone que no habían tenido más contacto que sólo unas breves palabras.

—Él…

—Vete —el azabache ordenó.

—¡¿Quién te crees que eres para echarme de aquí?!

—¡Suigetsu, basta! Tengo visitas, vete y hablamos después —Karin intervino tratando de arreglar el asunto antes de llamar, aún más, la atención de los vecinos, pues no estaban siendo muy sutiles con el intercambio de palabras.

—¿Cómo carajos voy a dejarte sola con un extraño? ¿Cómo carajos es que estás como si nada con su presencia? ¡Él podría…!

—No soy un extraño, soy su macho —respondió Sasuke tomando a la pelirroja de la cintura y pegándola a él— Olvídate de aparearte con ella y lárgate.

Oír aquellas palabras hicieron que Karin se pusiera colorada, pero al mismo tiempo tuvo un enorme deseo de lanzarse a besar al hombre tan fuerte, que él único motivo por el que no lo hizo, fue porque el albino tomó a Sasuke del cuello de la camisa para alejarlo de ella.

—¡Deja de decir estupideces y déjala en paz! —exclamó Hozuki.

Karin repetía en su mente una y otra vez a Sasuke que no fuera a seguir diciendo "palabras raras" frente a Suigetsu para no llamar más la atención, y sobre todo, para no darle razones para seguir alegando.

—Suigetsu, no…

—Eres muy valiente si crees que puedes quitarle a su hembra a un lobo alfa —dijo Sasuke enfadado, y obedeciendo a medias la petición mental de la pelirroja, pues al menos no había usado la palabra Mannaro.

Cuando el azabache iba a reaccionar a la acción del albino, Karin se interpuso entre ambos.

—Déjalo, por favor —Karin le suplicó a Sasuke, pues este había empezado a gruñirle a su amigo.

—¿Un lobo alfa? ¡Me robaste mi idea, maldito plagiador! —exclamó Suigetsu aún más enfadado para luego mirar a Karin— ¿Vas a ser tan estúpida para caer en eso?

—¡¿A quién llamas estúpida?! —exclamó Karin enojada, pero al notar que parte del rostro de Sasuke se deformaba para verse más como un lobo, corrió a abrazarlo— Deja que yo me encargue ¿Si? —suplicó ella y en su mente, le recordaba que él mismo le había dicho que nadie podía saber sobre su especie— No tienes que ponerte agresivo.

El azabache no parecía muy de acuerdo ni contento con no dañar al albino, pero asintió, tanto por seguridad de su especie como para complacerla a ella.

—¿En serio vas a caer en su estúpido cuento mal hecho de que es un hombre lobo? —Suigetsu insistió enojado.

—¿Cómo sabes que él…?

Por unos instantes, Karin pensó que Suigetsu sabía algo, pues en ese momento tan tenso, no recordaba el cuento de vampiros de su amigo, pero él la interrumpió y aclaró la situación antes de que delatara algo.

—¡Porque también se me ocurrió esa idea! ¡Y si te dijo que eres su hembra porque tú aroma lo vuelve loco, entonces es un maldito plagiador!

—Eso no fue lo que me dijo, y ¿para qué alguien querría usar una historia tan fantasiosa y quemada?

—¡Para ligar! ¡¿Acaso no entiendes que él quiere cogerte?!

—No, estás entendiendo mal las cosas… —quedó pensativa por unos instantes, pues estaba considerando decirle la verdad esperando que dejara de hacer un alboroto, pero oyó la voz del lobo recordándole que no debían delatarse— De todas formas jamás lo entenderías con sólo palabras.

—¡Ah! ¡Entonces si crees su estúpido cuento siempre y cuando te lo cojas! —acusó Suigetsu enfadado— ¡Entonces debes creer que soy un vampiro! ¿Y sabes? ¡Los vampiros somos mejores!

—¿De qué diablos estás…? —Karin se detuvo a sí misma y prefirió enfocarse en lo importante— Escucha, necesito que te vayas, si mi padre ve el alboroto en las cámaras vendrá y arruinarás todo —se dirigía a Suigetsu— Te explicaré todo en cuanto pueda… y encuentre una excusa.

Lo último lo dijo en un susurró, pues se preguntaba si alguna vez podría decirle de su naturaleza a alguien.

—Él no va a irse porque quiere aparearse contigo —Sasuke dió un paso al frente de forma amenazadora— Sólo hay una forma de arreglar esto.

—¿Qué él quiere cogerme? Debes estar muy equivocado, lo último que él querría es…

—Me gustas mucho, Karin y quisiera que intentáramos ser novios y todas esas cosas cursis —Suigetsu la interrumpió mirándola a los ojos, pues aunque no era el escenario que quería para declararse, ya no quería seguir dejándolo pasar, mucho menos en esas circunstancias— Coger también es algo que deseo, aunque puedo esperar. Sólo quiero intentarlo contigo, pero no te dejes engañar por un idiota desconocido como él —se confesó esperando que eso ayudara a la pelirroja a no dejarse llevar por un rostro bonito— Aún si dices que no, por lo menos considera que cualquier cosa que ese idiota te haya dicho es una estupidez.

—¿En serio vas a empezar con tus bromas pesadas en este momento? —preguntó Karin molesta, aunque había que decir que Suigetsu no tenía ni idea de lo que pasaría aquella noche.

—¡No estoy bromeando! ¡Hablo enserio!

—¿Cómo voy a creer que…?

—Habla en serio. Desde que los ví en el bosque, él apestaba a querer aparearse contigo —la pegó más a su cuerpo.

—¡Deja de decir eso! ¡Por eso ella me malinterpreta más! ¡Quiero que sea mi novia, no sólo cogérmela y desaparecerme como seguramente quieres hacer tu! —exclamó el albino enfadado, y cuando estuvo a punto de tomarlo una vez más de la camisa, Karin intervino.

Aún si Suigetsu era un idiota bromista, ella no quería que el chico lobo le hiciera daño a su amigo sólo por provocarlo.

—¡Basta, Suigetsu! Escucha, no importa si hablas en serio o si es otra de tus bromas pesadas, en este momento necesito que te vayas.

—¡No voy a dejarte sola con un tipo que vimos una sola vez en el bosque! Además, ¿cómo carajos encontró dónde vivías? ¿No te parece extraño y sospechoso?

—La encontré con mi olfato, no tiene nada de extraño —replicó Sasuke, cuyo único motivo por la que no se lanzaba contra el albino, era porque más que los otros días, quería quedar bien con Karin.

—¡Tu y yo sabemos que está mintiendo! ¡Debería darte miedo que diga esas cosas!

—Hablamos luego, sólo vete —finalizó Karin en un tono serio, pues podía sentir que el momento del hambre estaba muy cerca y lo último que necesitaba, era que Suigetsu la viera en ese estado.

—Pensé que eras más inteligente, pero ya veo que eres muy estúpida —respondió Suigetsu enojado y dolido.

—¡Yo sé lo que hago! ¡Sólo vete!

—Si te atreves a lastimarla…

Sasuke le gruñó y a Suigetsu le pareció ver qué sus ojos cambiaron, y esto fue suficiente para que se asustara. No sabía cómo explicarlo, pero esa mirada lo hizo sentir peligro, como la ocasión en que ese enorme lobo lo amenazó.

—No… no voy a dejarte sola con él —dijo titubeante, pues aunque moría de miedo por la presencia del azabache, era un motivo muy grande para evitar dejar sola a la chica.

Tanto Karin como Sasuke lo siguieron dentro de la casa.

—No digas…

—Él me da mala espina y no me iré hasta que él se vaya —aseguró el albino tratando de disimular su miedo, pues sus piernas le temblaban y optó por meterse a la casa y sentarse en el sillón de la sala más cercano.

—Jamás vas a aparearte con mi hembra. Así que largo o…

Karin detuvo a Sasuke.

—¿Cómo que tú…? Eso no importa ahora, ¿puedes hacerme un favor? —le suplicó con la mirada y la pelirroja, mirándolo a los ojos, le dió una indicación al azabache en su mente sabiendo que él podría escucharla.

El azabache asintió a aquello que ella le dijo mentalmente, a lo que Suigetsu pareció molesto, pero no se atrevía a decir nada porque aún sentía miedo.

—Nos veremos en otra ocasión —Karin le dijo al chico para luego mirar al albino— Necesito que los dos se vayan.

—Tengo que hablar contigo —dijo Suigetsu— No puedes fingir que no me declaré hace unos minutos —el chico lobo gruñó, lo que hizo que el albino se encogiera en el sillón— Quiero una respuesta antes de irme.

—En primer lugar no me creo que tú confesión sea real y en segundo lugar, aunque lo sea, tú y Sasuke deben irse ahora mismo.

—Yo no…

—Tu y Sasuke han estado viniendo desde que me enfermé, pero mi padre piensa que estoy fingiendo mi enfermedad para meterlos a la casa —Karin interrumpió al albino que se sintió indignado de que ella dudara así de él— Me advirtió que no debía dejar pasar a ninguno de los dos y como sabes, la casa está llena de cámaras afuera, así que debe estar en camino.

—Me estás mintiendo, dijiste que tenías asuntos y a él no lo echabas —Suigetsu se levantó del sillón señalando al azabache, pero retrocedió al ver su gesto.

—Sí, pero lo arruinaste llegando de la nada, metiéndote a la casa y haciendo que todo se viera en las cámaras —explicó la pelirroja— Ahora necesito que los dos se vayan antes de que él venga, porque si llega, nos va a echar a los tres de la casa.

—Te llevaré conmigo si eso sucede —dijo Sasuke.

—¡No creas…! —Suigetsu calló al ver de nuevo la expresión del azabache.

—Gracias, pero prefiero quedarme aquí una temporada más —respondió Karin— Por ahora váyanse y hablaré con ustedes en otra ocasión.

—No voy…

—¿Quieres estar aquí cuando mi padre llegue enojado porque metí a la casa a las dos personas que específicamente me dijo que no metiera? ¿Cómo crees que se comportará? —Karin interrumpió al albino, y evidentemente aquellas palabras lo asustaron bastante. Sin embargo, pareció querer luchar contra ese miedo.

—Primero respóndeme algo —dijo tratando de oírse firme, pero había un pequeño temblor en sus palabras— Pero tienes que contestarme tú.

—No tengo tiempo para…

—¿Cómo es que este idiota te encontró? ¿Lo sabes?

—Ya te dije que…

—Le di mi número el día que nos conocimos —Karin interrumpió a Sasuke— El día del campamento, cuando llegó a dónde estábamos nosotros, le metí el papel en el bolsillo cuando le coqueteaba sin que Tayuya ni Kin se dieran cuenta —se inventó en el momento, pero al menos se aprovechaba del hecho de que él albino no estuvo presente cuando el chico había llegado al campamento— Hemos estado mensajeándonos desde entonces.

Hozuki tuvo algunos sentimientos encontrados, desde sentirse triste, hasta furioso por no haber hecho su confesión desde antes.

—De acuerdo, me voy, pero sólo si él se va también —respondió el chico de repente, pues aún si tenía todas aquellas emociones que tenía que arreglar, no iba a dejar que ese hombre se quedara a solas con ella.

—Te lo suplico, no dejes que él llegue tan lejos —Karin detuvo a Sasuke cuando este parecía querer golpearlo. Incluso había soltado las bolsas de comida que quedaron en el suelo.

—No me da miedo ese hombre —respondió el azabache.

—Por favor, dijiste que me harías un favor, es ese. Ya tendremos tiempo para hablar —insistió la pelirroja.

El azabache pareció dudar, pero al final asintió.

—Esperaré tu llamado —respondió el azabache restregando su cara en la mejilla de la pelirroja, y caminó hacia la puerta, deteniéndose en el marco.

—¡Oye! ¡¿Qué crees…?!

—Tampoco me iré si tú no te vas —advirtió Sasuke mirando con mucha hostilidad al albino.

—También… me voy —respondió el hombre asustado y en ese punto no sabía si le daba más miedo ese extraño o el padre de la chica. Echó una mirada a las bolsas que no había notado por la discusión y resopló— Respeto tu compromiso.

Con dificultad se levantó del sillón y se acercó a Karin, pues no queriéndose quedar atrás con lo que había hecho ese hombre, aún si había sido una acción extraña, quería despedirse de la pelirroja besando su mejilla y demostrando que él era más íntimo con ella, pero cuando intentó acercarse, sintió un escalofrío en la espalda que no lo dejó terminar la acción.

—Vámonos —se oyó la voz de Sasuke muy amenazadora.

—Te estaré mensajeando —dijo Suigetsu a la pelirroja y caminó con las piernas temblando hasta la puerta— Sal.

Ambos varones salieron de la casa vigilando que el otro no regresara en un descuido y Karin cerró la puerta escandalosamente tan pronto como ambos estuvieron fuera, especialmente para hacerles saber con el ruido que no debían regresar.

El ruido hizo voltear a Suigetsu, y aunque al parecer el extraño seguía caminando, lo único que evitó que regresara a la casa, fue ver qué el padre adoptivo de la pelirroja iba llegando, y definitivamente no quería enfrentarse a eso.

—La próxima vez, no insistas demasiado. La idea es que se vaya rápido y no regrese —Karin regañó a Sasuke que estaba parado detrás de ella, pues desde que le pidió un favor, el azabache había creado una ilusión para el albino con base a lo diseñado por la pelirroja para lograr hacer que se fuera.

—Tiene que saber que debe alejarse de ti. Ya me tienes a mí. Además, me aseguré de que no regresara pronto.

—Tu y yo no somos novios de verdad, aunque no me quejo, pero… ¿Qué fue todo eso de que él quiere aparear…? ¡Cogerme! —exclamó Karin— Suigetsu es sólo un amigo que le gusta hacer bromas pesadas y es capaz de llevarlas muy lejos. No le hagas caso, no vale la pena.

—Los Mannaro percibimos el aroma de las hembras en celo y distinguimos a otros machos que buscan a la misma hembra. Él no está bromeando —explicó Sasuke— Debe tener el instinto atrofiado si quiere aparearse con una hembra que no es de su especie. Y es un idiota si cree que puede competir conmigo.

—¿Es por eso que…?

Karin no pudo terminar la pregunta, pues había estado resistiendo el hambre para echar a Suigetsu y en ese momento le pegó de golpe.

De un momento a otro, ella se había lanzado a comer la carne que estaba en las bolsas que Sasuke había dejado en el suelo, y en esta ocasión, ni siquiera pudo detenerse a pensar si estaba crudo o cocido.

—Esta será la última noche. Debes comer bien —Sasuke se acercó a ella contento de verla comer completamente crudo sin protestar y se sentó en el suelo junto a ella restregando su cuerpo en ella.

Al poco de que Karin comenzó a ingerir la carne, le ofreció al azabache del alimento.

—Comeré poco está vez. Tu necesitas energía para hoy —respondió tras dar algunos bocados contento y Karin no recuperó la razón hasta poco antes de terminarse las dos enormes bolsas de carne.

—¿Comí todo eso crudo? —preguntó en voz alta descontenta, a pesar de que no podía dejar de pensar que había sabido delicioso. Además, le era sorprendente que ella sola se hubiese comido esa cantidad de carne, la cual, bien habría servido para una reunión de quizá, treinta personas.

—Estás actuando cada vez más como una Mannaro —decía orgulloso restregándose más en ella.

—¡Basta! ¡Tengo que limpiar esto antes de que llegue la transformación! ¡Qué digo la transformación! ¡Debo limpiar antes de que venga mi padre! —exclamó Karin mirando que el suelo había quedado manchado por la sangre de la carne cuando ella sacaba los trozos. De hecho, ella también estaba manchada.

—No hay tiempo, tienes que relajarte para que la transformación ocurra sin problemas.

—No puedo dejar esto así —dijo levantándose del suelo para ir a buscar cómo limpiar esas manchas del suelo, por fortuna no había salpicado los muebles o no sabría qué hacer.

Para Karin fue muy difícil separarse del azabache para ponerse a limpiar, pues ahora más que nunca tenía una necesidad de estar junto a él tan grande, que le era difícil concentrarse.

Lo más curioso de todo, era que el aroma que ya conocía de él, le parecía mucho más que deseable, y mientras limpiaba, le llegaban algunas ideas eróticas a la mente, y aquello que creyó que había sido un sueño, también fue un pensamiento recurrente.

—Ya te dije que debes dejar de luchar contra tu instinto o tu transformación será muy dolorosa —le advirtió el chico siguiéndola mientras ella buscaba productos para limpiar.

—Si dejo eso allí, mi padre me castigará y no me dejará ir contigo al bosque —señaló Karin sin mirarlo para luchar contra su deseo, tanto así, que en otro momento le habría parecido extraño decir aquellas palabras sabiendo que hablaban de fantasías y hombres lobo… Aunque bien, en ese punto tampoco podía seguir diciendo que el tema fuera una fantasía.

Las palabras de la joven hicieron que el chico lobo ayudara a la pelirroja a fregar el suelo, de forma un poco torpe al principio, pues no tenía ni idea de cómo hacer la labor, pero eso ayudó a que pudieran terminar de limpiar la sangre antes de que los dolores aparecieran.

—Vamos a tu lecho para que te relajes —sugirió el varón.

—Primero debo cambiarme —dijo Karin apresurándose a subir a su cuarto. Aún luchaba con ese instinto que sentía que se hacía cada vez más fuerte, pero el orgullo le daba fuerza extra.

Tan rápido como pudo, Karin tomó un cambio de ropa de su cajonera y se encerró en el baño para cambiarse la ropa manchada de sangre, sin detenerse aún si él joven lobo se lo pedía.

—Me gustaba mucho ese conjunto —dijo frustrada en otro intento de cambiar la idea que recorría su mente, y para no salir enseguida del baño, decidió sentarse en el excusado fingiendo que lo iba a usar.

—Sal de allí. Ya casi es el momento —el chico llamaba a la puerta apresurado.

—Sólo un minuto, quiero orinar —respondió Karin bajándose el pantalón y las pantaletas para sentarse en el excusado.

—Tendré que derribar la puerta si comienzas a transformarte con la puerta cerrada —advirtió el chico quién realmente estaba preocupado de los dolores, pues sabiendo lo que pasaba por la mente de la chica, sabía que la transformación sería difícil.

—Lo sé, lo sé. Sólo un momento —respondió resignada a salir, pues en efecto, si los ataques le ocurrían en el baño, él entraría, y sería difícil explicarle a su padre qué pasó con la puerta sin hablarle de los dolores.

Esto último sería un motivo para evitar que ella fuera de "vacaciones" con Sasuke aún si su padre parecía entusiasmado de que ella quedara embarazada del chico.

Sinceramente, Karin no estaba muy contenta con la idea de irse a quedar una semana entera en el bosque donde se imaginaba que los Mannaro que vivían ahí, vivían como cavernícolas o algo similar, pero al fin y alcabo, necesitaba aprender a manejar esas habilidades nuevas y recolectar la información necesaria que le permitiera pasar desapercibida en la ciudad.

La pelirroja miró hacia sus pantaletas para levantárselas y subírselas junto al pantalón y salir de allí antes que los dolores volvieran, pero notó una mancha de sangre en ellas que llamó mucho su atención, pues si bien no era grande, no se suponía que debía estar eso allí.

Al principio, ella creyó que se trataba de la sangre del venado que había comido, después de todo se había sentado en el charco de sangre que se hizo, pero además de que ella se había sentado sobre sus rodillas, su olfato le decía que aquello olía a sangre menstrual perteneciente a ella.

¡Por fin le había bajado! Lo que la dejaba más tranquila con aquello de estar embarazada, pero antes de poder hacer algo más, los dolores de aquella noche, al fin llegaron.

—¡Karin! —exclamó el azabache sabiendo lo que ella estaba sintiendo, aún sin necesidad de que ella gritara de dolor.

Con mucho esfuerzo, la pelirroja llegó a la puerta a abrir la perilla, pero cayó al suelo por el dolor sin poder abrir la puerta. Sin embargo, Sasuke entró y la cargó en vilo para llevarla directamente a la cama.

—No te resistas o te dolerá más.

—Se va a manchar mi cama —dijo Karin con mucha dificultad por el dolor cuando él la puso en el lecho.

—Olvídate de todo, y relájate —dijo el azabache mientras le quitaba la ropa a la joven.

—¿Qué haces…? ¡Ay!

—Será menos incómoda la transformación si no tienes ropa —le decía despojándola de las prendas a toda prisa.

Debido a los dolores, Karin no tenía la fuerza ni las ganas de protestar a lo que él hacía, aunque habría que decir, que a diferencia de las otras ocasiones, ella había comenzado a sentir mucho calor junto a los dolores en esta ocasión, por lo que desnudarse le daba cierto alivio.

—Duele mucho…

—Eres una Mannaro que ya tiene una manada. Ya no estás sola —le dijo mientras él se desnudaba— Déjate llevar por tu naturaleza. No reniegues de quién eres.

—Duele…

—Como manada vamos a cuidarnos —dijo acostándose a lado de ella.

Sasuke acercó su rostro al de ella y se frotó dando algunas lamidas, especialmente en las mejillas.

—No… no voy a soportarlo —dijo Karin llorando. Ni siquiera se daba cuenta de la desnudez del chico ni lo íntimos que estaban y curiosamente se sentía más tranquila oyendo sus palabras y sintiéndolo contra su cuerpo.

—Mírame —Sasuke le pidió, pero Karin se retorcía del dolor imposibilitándola de hacerlo, así que él la tomó por las mejillas para poner sus rostros uno frente al otro— Mírame a los ojos.

Para Karin, hacer lo que él le pedía le resultaba muy difícil, pero lo intentaba, porque sentía tanto dolor, que estaba dispuesta a hacer lo que sea que él le dijera para aminorarlo.

—Ayúdame…

—Mírame a los ojos —el azabache repitió— Concéntrate en mí —le dijo cuando en un intento de ella, había logrado abrir los ojos para mirarlo— No importa si te transformas, yo te mantendré a salvo. Nadie te hará daño y no dejaré que hagas nada de lo que puedas arrepentirte —le decía suavemente, pues podía saber todos esos pensamientos que hacían que ella peleara por no transformarse— Confía en mí.

Sasuke le habló por un rato más, haciéndola verlo a los ojos en cada momento, y con cada palabra, ella parecía tranquilizarse lentamente junto al dolor, hasta que él le sonrió.

—Aún duele —comentó Karin, aunque más tranquila, porque esa sensación de confiar en él se hacía más grande.

En ese momento, si alguien llegara con pruebas irrefutables de que era un asesino psicópata, esa confianza que no podía explicarla, la haría confiar en él incluso si le decía que el cielo era verde.

—Sácalo —le dijo, pues ella no se daba cuenta, pero sus rasgos estaban cambiando y había vello creciendo en su piel que a veces se retraía cada vez que ella luchaba por mantener su forma humana.

Para Sasuke, ver tanta renuencia le era extraño, no sólo porque había crecido con varios Mannaro que aceptaban su naturaleza, y de hecho, les emocionaba su primera transformación, sino que, por lo que sabía, resistirse a la transformación no era fácil, y ella ya había tardado bastante en ceder al instinto tan fuerte de su especie.

—¿Y qué se supone que haré como loba? —preguntó ella inquieta, sintiendo cómo el dolor volvía, pero era una pregunta que ya se había planteado en algún momento.

—Ser libre.

Poco después de aquella breve frase, la progresión de la transformación de Karin fue más evidente hasta que finalmente tuvo la forma de una gran loba de pelaje rojizo, y para cuando se hubo completado la transformación, todo el dolor que había sentido por el cuerpo se esfumó como si nunca hubiese ocurrido.


¿Qué hará Karin ahora que ha logrado convertirse en loba? ¿Podrá controlar sus instintos o se dejará guiar por ellos? ¿Qué será de Suigetsu ahora que se ha declarado oficialmente, pero ha sido echado? ¿Cuál será la siguiente indicación de Sasuke ahora que Karin se ha logrado convertir? ¿Lograrán convencer a Orochimaru de dejar a Karin ir con Sasuke al bosque? ¿Qué cosas descubrirá Karin con su nueva forma? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer este capítulo?

Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n

He procurado escribir todo lo posible para subir tanto como me sea posible en esta ocasión que he tenido la oportunidad de actualizar, sin embargo, a causa de lo ya mencionado al principio del capítulo, al menos por el resto del año o hasta nuevo aviso, actualizaré a final de cada mes todo lo que pueda, esperando poder subir varios capítulos a la vez, de esa forma, aunque no actualice semanalmente, espero que sea suficiente para que puedan leer en lo que esperan la nueva actualización.

Lamento muchísimo tener que dar esa noticia, pero a pesar de ello, no pararé con las actualizaciones a pesar de que tarde en hacerlas.

Agradezco muchísimo su paciencia, y también el apoyo que le dan a mis historias a pesar de las dificultades que he tenido este año para poder actualizar. De verdad, ver su apoyo, especialmente los comentarios, hace que mantenga el ánimo de seguir escribiendo para poder actualizar tanto como me sea posible.

Por ahora, me despido, pero después de la despedida, dejaré la lista de historias que actualizaré el día de hoy- Muchas gracias por leerme n.n

¡Hasta la próxima actualización!

*El circo de las rosas negras
*La marca del lobo
*El fantasma de la novia
*Placeres compartidos
*Inexperiencia