Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de littlevic, yo solo me adjudico la traducción.
Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from littlevic, I'm just the translator.
Enlace de la historia en inglés: www fanfiction net/ s/ 5893692/ 1/ Theory-of-Distraction
Beteado por Yanina
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EPOV
Mujeriego, jugador, soltero eterno, puto. Estos son solo algunos de los muchos términos que se han utilizado para describirme en los últimos años. Ahora bien, el chico promedio de dieciocho años estaría orgulloso de tener cualquiera de estos términos asociados a su nombre mientras está inmerso en el ambiente de la escuela secundaria. Yo, bueno, había comenzado a sentir vergüenza ante el mero pensamiento de cualquiera de estos términos. Las etiquetas me llegaron en su mayoría a través de la reputación de mi hermano mayor y sus infames fiestas. Los pocos años desde que nos mudamos aquí y comenzamos la escuela secundaria han estado muy lejos del estereotipo que me han dado. En verdad, mi vida rápidamente comenzó a parecerse a una versión descartada de Virgen a los 40, para mi consternación. Y quién soy yo, se preguntarán. Bueno, mi nombre es Edward y soy un virgen de dieciocho años.
Ahora bien, antes de que saques conclusiones precipitadas y empieces a sentir pena por mí, por favor no lo hagas. Supongo que debería explicar un poco mejor mi situación. Al empezar la escuela aquí, mi mejor amigo Jasper y yo nos pusimos a buscar un grupo con un ambiente de fiesta con el que pasar el rato, como la mayoría de los adolescentes excesivamente hormonales se esfuerzan por hacer. Tener a nuestros hermanos mayores ya bien establecidos en esta área en particular también nos ayudó en nuestros esfuerzos no tan inocentes. En nuestro último año de escuela, Jasper estaba bien y verdaderamente en camino de ganarse todos los estereotipos antes mencionados y disfrutar cada minuto. Yo, por otro lado, no estaba luchando con tanto entusiasmo por esa meta. No me malinterpretes. Quería al menos ganar un título, pero parecía que la nueva reputación de Jasper nos precedía a ambos, y me estaba resultando difícil cerrar el trato, por así decirlo. La gente simplemente suponía que yo era un prostituto por asociación.
Siempre había chicas que querían tacharnos de su "lista de cosas por hacer", y yo no me oponía a ello. En lo que se refiere al sexo opuesto, me educaron para ser un caballero y siempre atendía sus necesidades antes que las mías. Digamos que acariciar las teclas no era lo único que se me daba bien con las manos. Ahí radicaba parte de mi problema; la otra parte era la cantidad de alcohol que habían consumido durante la velada. La mayoría de las veces era demasiado, lo que hacía que mi nueva "amiga" se desmayara rápidamente mientras disfrutaba de su subidón post orgásmico. Así que me he ganado la reputación sin las recompensas.
Ahora que nuestro último año está a punto de terminar, me he estado concentrando más en mi música que en salir de fiesta con los chicos. El departamento de Artes Escénicas tiene un concierto a fin de año para presentar a sus estudiantes. Me metí en este aprieto porque dejé descuidadamente mi trabajo en progreso a la vista mientras mi profesor caminaba por el salón. Como prodigio musical residente extraordinario de Forks High School, ahora tengo el privilegio de interpretar, como el momento culminante del espectáculo, esta pequeña parte de mi alma en la que he estado trabajando durante algunos años. Desafortunadamente para mí, me aterroriza actuar frente a la gente.
Mis días y mis noches consisten en interminables horas encerrado en el patio de la escuela tocando el piano hasta que mis manos están tan acalambradas que apenas se mueven. El único respiro que tengo es mi nueva adicción al café. En parte, mi alto consumo de café me mantiene despierto lo suficiente para practicar. La otra parte se la atribuiría a la criatura increíblemente hermosa que acaba de comenzar a trabajar en la cafetería de la calle de al lado.
Hoy no es un día diferente a cualquier otro. Es la noche anterior al recital y a las nueve me encuentro una vez más abandonando mi aislamiento autoinducido para caminar con dificultad bajo la fría lluvia hacia la dulce promesa de la cafeína y tal vez un atisbo de la divinidad que adorna la cafetería. Parece que mi miedo escénico se ha extendido a hablar también con la diosa de los granos de café. Nunca antes había tenido este problema, pero cuando ella me ve de reojo y sonríe para sí misma, toda posibilidad de pensamiento coherente me deja varado. Tengo suerte de que ya sepan mi pedido porque dudo mucho que pueda hilvanar dos palabras.
Oigo el familiar tintineo de la campana mientras empujo la puerta para abrirla y miro rápidamente a mi alrededor hasta que mis ojos se posan en ella. Para mí, se ha convertido en la imagen de la perfección pura. Ni siquiera sé su nombre todavía. Esta noche está limpiando las mesas; tal vez me quede a tomar mi café y, con un poco de suerte, también aprenderé su nombre. Cuando me acerco al mostrador, noto que parece un poco nerviosa; me pregunto qué habrá hecho que se muerda el labio inferior.
―Bella, ¿puedes atender el mostrador de adelante? Es un café con leche triple simple con espuma extra encima. Tengo que salir corriendo por algo ―escucho que la chica detrás del mostrador dice con demasiado entusiasmo. Mi diosa levanta la vista ante esta petición. ¡Bella! Su nombre es Bella. Esta es mi oportunidad de hablar con la chica que ha estado en primer plano en mis pensamientos durante semanas.
―Hola. Me llamo Bella y tomaré tu pedido esta noche, Edward. Café con leche triple con espuma extra, ¿no?
Espera... ¿qué? Ella sabe mi nombre, ¿cómo sabe mi nombre? Estoy sin palabras, tal como pensé que estaría. Ah, demonios, ahora me está mirando como si fuera un idiota.
―Umm... ¿sí? ―contesto, sonando más como una pregunta que cualquier otra cosa.
―Claro. No hay problema. Es una dosis muy fuerte de cafeína para esta hora de la noche. ¿Estás estudiando hasta tarde?
―Estudiando, umm no, yo umm… ―Elocuente, muy elocuente, por el amor de Dios, Cullen, solo escúpelo. Después de una larga pausa, finalmente logro decir la frase más tremendamente inteligente de todos los tiempos―. Ensayando.
―¿Disculpa? ―dice ella, ladeando la cabeza mientras calienta la leche para mi café.
―Estoy ensayando. A esta hora de la noche... mmm, por eso voy a tomar café.
―Oh, estás en una banda.
—Bueno, no exactamente. —Respiro profundamente y decido intentar entablar una conversación como lo haría una persona normal—. Mañana por la noche tocaré en el Showcase y estoy ensayando en el auditorio de la escuela que está al final de la calle. Estoy intentando superar mi miedo escénico. He estado tocando toda mi vida, pero nunca he disfrutado tocar frente a nadie más que mi familia en casa. Esta será la primera vez que toque en público una pieza original en la que he estado trabajando desde que tenía 13 años. Estoy realmente muy nervioso por todo esto... —Me interrumpe el sonido de las risas de Bella. Maldita sea, he pasado de las frases de una sola palabra súper inteligentes a un vómito de palabras total en un solo suspiro. No me extraña que se esté riendo de mí—. Lo siento; no quería divagar así. Umm, tengo que irme ahora —apenas logro decir antes de salir corriendo de la tienda.
Mientras me siento de nuevo frente al magnífico piano de media cola que la escuela adquirió hace varios años gracias al legado de una anciana que falleció, me doy cuenta de que, en mi prisa por alejarme de mi humillación total, me fui corriendo sin mi café de éxtasis triple. Maldita sea, no voy a volver ahora a buscarlo. En lugar de eso, tomo una respiración profunda, porque hacer eso me salió de maravillas antes, mis dedos comienzan a recorrer las teclas por su propia cuenta, tocando la melodía más hermosa que he escuchado en mucho tiempo con un ligero dejo de familiaridad. Me detengo un momento a pensar dónde la he podido escuchar antes. Perdido en mis pensamientos, se me ocurre que es la melodía que he estado tarareando distraídamente desde que conocí a Bella.
―Edward, es hermoso. ¿Es eso lo que tocarás en la presentación?
―¡Arrrrrg... Ouch! ―grito mientras me caigo del taburete, asustado. Genial, ahora estoy alucinando voces en mi cabeza y me estoy asustando muchísimo. Espera, eso no estaba en mi cabeza. Mientras me enderezo en el suelo, miro hacia arriba y veo los ojos marrones más fascinantes que la humanidad haya conocido.
—Lo siento, no quise asustarte. ¿Estás bien? —pregunta Bella, sonando tan sorprendida como yo.
—Estoy bien. ¿Q-Qué estás haciendo aquí? —inquiero mientras me froto la parte de atrás de la cabeza, donde hizo contacto con el suelo.
―Dejaste tu café cuando saliste de la tienda. Pensé que podrías necesitarlo. Escuché que el café funciona mejor que las cerillas para mantener los ojos abiertos y la mente concentrada.
―Umm, ¿gracias?
―De nada. Tampoco respondiste a mi pregunta ―comenta alegremente mientras se sienta a mi lado.
―¿Qué pregunta?
―Dije... ¿Es eso lo que vas a tocar en la presentación? ―repite lentamente para asegurarse de que lo entienda esta vez.
―Oh... mmm. ―Mira, ahí voy de nuevo con las frases elocuentes―. No, eso es algo nuevo que se me ocurrió de repente; es la primera vez que lo toco, en realidad.
—Bueno, es realmente hermoso. ¿Te importaría tocar un poco más para mí? —pregunta mientras me mira a través de sus pestañas.
Ahora bien, cuando una criatura tan impresionante como Bella está sentada frente a mí y me pide que toque para ella, ¿quién soy yo para decir que no a pesar de mi miedo a que se rían de mí en el escenario? No me malinterpreten, y puede que suene un poco arrogante, pero sé que puedo tocar; solo que siempre he tenido miedo de tocar frente a la gente. Tal vez no les guste lo que toco. Tal vez se rían de mí. Tal vez me hayan mentido todos estos años sobre mi talento o tal vez sea solo un miedo al rechazo en general. Cualquiera que sea mi miedo en realidad, es casi paralizante en su capacidad.
»¿Quizás pueda ayudarte con tu miedo escénico?
―¿Cómo, Bella?
―Bueno, tengo una teoría: si puedo ayudarte a que no pienses que habrá una multitud observándote y puedas concentrarte en otra cosa y seguir tocando, deberías poder superar tus miedos de esa manera, ¿no?
―Muy bien, ¿qué tienes en mente? ―La curiosidad puede más porque todos los que conozco han intentado todo lo que saben y nada de eso ha funcionado. Así que veremos qué tiene en mente mi deidad personal.
―Bueno, ¿qué tal si empezamos contigo sentado frente al piano? Tocas y me dejas a mí la distracción.
Supongo que es un buen punto de partida. Mientras enderezo el banco y ocupo mi lugar frente al piano, Bella camina de un lado a otro por el frente del escenario, dándose golpecitos en la barbilla con el dedo, absorta en sus pensamientos, mientras yo comienzo a tocar para ella. De repente, se detiene, se gira hacia mí y me ofrece su primera sugerencia.
―Umm... ¿Has intentado imaginar a la audiencia desnuda? Eso parece ayudar a algunas personas.
Oh, la inocencia que hay en esa pregunta.
―Bella… ―murmuro después de una breve risita en voz baja―, por supuesto que lo he intentado y no, no funciona. ¿Tienes alguna otra idea genial?
—Bueno, no tienes por qué comportarte como un idiota. Fue solo una sugerencia —espeta con desprecio en su tono.
Maldita sea, esa mueca la hace parecer aun más sexi que antes. Nota para mí: enfadar a Bella a propósito en el futuro... si es que hay un futuro. Ahora me estoy adelantando.
»Está bien, tengo otra. ¿Has intentado… —hace una pausa, aparentemente dudosa de continuar— imaginándome desnuda?
SANTA MADRE DE TODO LO QUE ES... Ni siquiera sé cómo terminar esa frase en mi cabeza, y mucho menos en voz alta. Mis dedos se detienen de golpe, provocando el sonido metálico más irritante de las notas. ¿Realmente dijo lo que creo que dijo? Debo haberme desconectado y distraído con todas las imágenes muy detalladas que ahora flotan en mi hiperactivo cerebro de adolescente, porque Bella comienza a aclararse la garganta en voz alta.
»Edward, estoy esperando.
―Ejem, sí, ahh, perdón, ¿cuál era la pregunta de nuevo? ―Lo sé, lo sé. No soy tan estúpido, sé lo que dijo. Solo quiero oírla decirlo de nuevo, eso es todo. Soy un adolescente, ¿recuerdas?
―Ya me escuchaste la primera vez, ahora, ¿lo has intentado o no? ―Se está enojando otra vez y eso es simplemente excitante, en mi opinión.
—Bueno, umm, no mientras estaba tocando el piano, no. —Ahora me permitiré felizmente ser tragado por el suelo debajo de mí después de admitir accidentalmente ese pequeño detalle. Sin embargo, me he imaginado a Bella desnuda o en varios estados de desnudez con frecuencia durante las «excursiones a los lugares felices de Edward». Esta información no necesita ser revelada junto con lo que ya he dejado escapar. Cuando miro hacia arriba para enfrentar mi humillación de frente como el valiente mariquita que soy, noto que Bella se ha vuelto de un tono rojo muy particular, a pesar del brillo maligno en sus ojos. Hmmm brillo maligno, ese es un desarrollo interesante.
—Edward, ¿estás insinuando que has pensado en mí desnuda en otras ocasiones? —Sin esperar una respuesta, continúa—. Bueno, eso es bueno, podemos trabajar con eso. —Comienza a caminar de un lado a otro nuevamente mientras yo me quedo allí sentado, estupefacto. No puedo hacer nada en ese momento, incluso aunque hubiera querido, debido a la incomodidad cada vez mayor dentro de mis pantalones que en ese momento están ocultos a la vista de Bella por el piano. Gracias, Niño Jesús, por los pequeños milagros, o no tan pequeños en este caso.
Acepto el gesto que Bella me da mientras sigue caminando como señal para seguir tocando, y eso es lo que hago. La composición que estoy tocando en este momento es mi corazón y mi alma escrita en papel en forma de notas. Cuando no podía encontrar las palabras adecuadas para decir, podía tocarlas. Estoy tan absorto en la música que me sobresalto un poco cuando siento que Bella coloca sus pequeñas manos sobre mis hombros, pero la música no flaquea.
»Bien, Edward, concéntrate en la música. Es todo lo que tienes que hacer. En este auditorio solo están tú y el piano. Solo tú y tu música —susurra cerca de mi oído mientras dibuja círculos en mi nuca con los pulgares. Para ser honesto, no recuerdo nada más de lo que dijo después de eso. Estoy demasiado fascinado por la forma en que desliza sus manos lentamente por mis brazos. A estas alturas ya he cerrado los ojos, así que todo lo que puedo hacer es sentir. Sentir el marfil bajo mis dedos mientras acarician las teclas como si fueran un hombre que toca a su amante con la familiaridad que viene de años aprendiendo todas las formas correctas de lograr su placer. Puedo sentir la música resonando a través de mí y a mi alrededor. Empiezo a sentir la esperanza que he tratado de retratar con las notas que espero que otros escuchen y sientan junto conmigo. Puedo sentir el calor que irradia Bella contra mi espalda mientras está de pie detrás de mí sin tocarme. También puedo sentir lo que solo se puede describir como una corriente que pasa entre nosotros. Lo siguiente que siento me sorprende de verdad. Siento gotas cálidas que caen sobre mi hombro y empapan mi camisa. En cuanto me doy cuenta de que son lágrimas, las lágrimas de Bella, dejo de tocar y me estiro para jalarla hacia mi regazo.
—Bella, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? —No me responde. En cambio, deposita un casto beso en mis labios mientras yo le limpio las lágrimas de las mejillas—. ¿Bella? —Me besa de nuevo, silenciando cualquier otra pregunta mientras yo la beso de vuelta. Continúa besándome y, cuando siento que su lengua roza suavemente mi labio inferior, no puedo evitar que se me escape un gemido bajo. Bella se mueve sin interrumpir el beso mientras se sienta a horcajadas sobre mi regazo. Pongo ambas manos en su diminuta cintura para ayudarla a mantener el equilibrio en esa precaria posición.
Normalmente, aquí sería donde yo empiezo a tomar el control de la situación, pero por la forma en que Bella ha profundizado el beso, claramente es ella quien debe dirigirlo. De buena gana dejo que ella lo lleve a donde quiera que vaya. Mientras nuestras lenguas bailan con gracia como una sola, puedo escuchar los suaves suspiros de Bella mientras su mano viaja hacia los botones de mi camisa y hace un rápido trabajo de desabrocharlos. Con la tela cayendo suavemente por mis brazos mientras ella pasa sus manos sobre mis hombros, la suelto lo suficiente para permitir que caiga al suelo a nuestro alrededor. Coloco mis manos de nuevo en su cintura, tirando suavemente de la parte inferior de su camiseta que está cuidadosamente metida dentro de sus vaqueros. Mientras saco la tela, ella levanta fluidamente los brazos por encima de su cabeza, dándome permiso en silencio para quitársela. Dejo caer su camiseta para unirse a la mía en el suelo, inhalo profundamente mientras mis ojos absorben la vista ante mí. Bella está metiendo la mano detrás de ella para desabrochar su sujetador y, cuando este también se une a nuestras otras prendas, no puedo evitar maravillarme ante la perfección que tengo ante mí.
Mis manos viajan desde su lugar en su espalda hacia sus costados y, mientras paso mis manos por sus costillas, mis pulgares rozan suavemente los costados de sus senos. Apenas escucho su fuerte inhalación, pero no hay forma de confundir el silencioso "joder" que escapa de sus labios cuando llevo mis manos para sujetarlos suavemente. Bella se arquea ante mi toque mientras se frota contra mis caderas tratando de crear la fricción que ansía. Cuando mi boca se cierra sobre su pezón derecho y lo muerdo suavemente, ella gime y siento que su respiración comienza a acelerarse. Beso lentamente mi camino hacia su descuidado pezón izquierdo y mordisqueo suavemente la piel sobre él antes de pasar mi lengua en círculos lentos alrededor, lo que provoca que se tense aun más.
Mientras la beso hasta la clavícula, sus manos se apartan de mi pelo, que ha estado agarrando con fuerza, y bajan hasta el botón de mis vaqueros. Después de bajarme rápidamente el cierre, baja suavemente la cintura de mis vaqueros, dándome a entender claramente que quiere quitármelos. Cuando me pongo de pie, Bella me rodea con sus brazos y piernas, claramente no soltándome mucho tiempo. Engancha los dedos de los pies en las hebillas de mi cinturón y rápidamente los desliza por mis caderas hasta mis rodillas. Cuando me vuelvo a sentar, me saco los zapatos y envío mis vaqueros a que se reencuentren con mi camisa en el suelo detrás de mí. Apoyando la cabeza en mi hombro, Bella se agacha y toma mi polla en su pequeña mano, envolviéndola con sus dedos con confianza. Comienza a acariciarme lentamente, agregando un pequeño giro cuando llega a la punta, pasando su pulgar sobre ella para recoger la humedad que se ha acumulado allí, antes de volver a bajar la mano hasta que mi respiración se vuelve entrecortada en el mejor de los casos.
Detengo su mano antes de que las sensaciones se descontrolen; llevo mis propias manos al botón de sus vaqueros y los desabrocho rápidamente. Gracias, Niño Jesús, por los vaqueros sin bragueta, pienso, pero ahora está el problema de quitárselos sin perder el suave contacto de su piel. Bella, aparentemente percibiendo mi dilema interno, coloca sus pies a cada lado de mis muslos y con la gracia de una bailarina se levanta lentamente sin mi ayuda. Decir que me quedo sin palabras después de presenciar el pequeño truco de Bella sería un eufemismo. Estoy realmente asombrado por la magnífica criatura que está frente a mí, y eso fue antes de que se quitara los pantalones. Saca un pequeño paquete de papel de aluminio plateado de su bolsillo trasero y lo coloca entre sus dientes, engancha sus pulgares en las hebillas de su cinturón, de manera muy similar a como hizo con los míos. Los baja lentamente hasta que llegan a sus muslos, donde coloca una mano en mi hombro para sostenerse mientras los baja el resto del camino, tirándolos a un lado con las otras prendas. Mientras mis ojos absorben la exquisita belleza que se encuentra frente a mí, Bella se inclina y suspira en mi oído.
―Cierra los ojos, Edward. ―Antes de tocar con la lengua la concha de mi oreja.
Exhalo un suspiro tembloroso que no me doy cuenta que he estado conteniendo, hago lo que me ordena, dejándola nuevamente tomar la iniciativa, lo cual está claramente disfrutando. Con los ojos cerrados, el aire a nuestro alrededor parece volverse más pesado de alguna manera; o es el calor dentro del auditorio, la anticipación de lo que nos espera o la lujuria. Sí, tiene que ser lujuria a juzgar por la erección ahora casi dolorosa que luzco con tanto orgullo. Siento que Bella aparta su peso de mí y del taburete en el que todavía estoy sentado, y cuando comienzo a emitir una protesta, ella mordisquea firmemente mi labio inferior para silenciarme, pasa su lengua por él para calmar el escozor y luego se mueve de nuevo, aunque todavía puedo sentirla cerca de mí. Escucho el claro rasgado del envoltorio del condón y luego nada. Con mis ojos todavía cerrados, espero. Estoy a punto de abrirlos cuando se abren por su propia voluntad. Bajo la mirada y mi mente se vacía mientras la lujuria pura y sin adulterar me atraviesa para llenar el vacío que había en su lugar. Allí está Bella, delicadamente agachada frente a mí con un brillo perverso en sus ojos. Antes de que tenga tiempo de formar un pensamiento coherente, envuelve toda mi longitud dentro de su dulce y caliente boca. ¡Dulce Santa Madre de Dios! Cuando se aparta y deposita un casto beso en mi palpitante punta, me doy cuenta de lo que ha hecho. La sirena que está frente a mí ha colocado astutamente el condón sobre mí con su boca... ¡su boca! He escuchado leyendas sobre esto, pero nunca en mis fantasías más salvajes imaginé que llegaría a experimentar esto por mí mismo.
Mientras Bella se levanta y se coloca entre mis muslos, comienzo mi embarazosa confesión. Pienso que, por respeto a la etiqueta, al menos ella debería saber la verdad.
―Bella, yo, um, yo nunca, um, nunca he hecho esto...
―Shh, está bien, Edward, solo imagina la música en tu cabeza, escúchala, concéntrate solo en la música ―ordena, tratando de calmar mis nervios, en más de un sentido, al parecer.
Observo con asombro cómo Bella gira con gracia sobre las puntas de los pies y se da la vuelta para darme la espalda. Empiezo a entrar en pánico, pensando que tal vez ha cambiado de opinión al enterarse de la vergonzosa tarjeta virginal que todavía tengo en mi poder. Mi agitación interior se calma al instante cuando Bella se inclina lentamente hacia el piano y mete la mano entre sus piernas para agarrar delicadamente mi polla, que ahora palpita dolorosamente. Acariciándola unas cuantas veces más, se inclina suavemente un poco hacia atrás hasta que está cómoda con mis piernas entre las suyas. A juzgar por el ángulo en el que está su cuerpo y cómo está arqueada su espalda, hay muy poca comodidad, o eso supongo.
En el momento siguiente, toda la capacidad de pensamiento coherente abandona mi cerebro embotado cuando Bella pasa la punta de mi polla entre los labios de su coño resbaladizo antes de alinearme con su entrada. Mientras me entierra hasta las pelotas y siento el calor abrasador envolviéndome por completo, ambos emitimos gemidos simultáneos de placer. Hace una pausa, lo que me permite adaptarme a la nueva sensación antes de que sea demasiado. Después de lo que parece una eternidad, Bella comienza lentamente a girar sus caderas como he visto a las bailarinas de vientre hacer en la televisión, excepto que está empalada en mi polla y, por lo tanto, sentada. Tiene un gran talento.
A medida que mi respiración se acelera debido a las nuevas sensaciones que recorren mi cuerpo, Bella disminuye la velocidad de sus movimientos hasta que apenas se mueve. Muevo ambas manos de la cintura de Bella y comienzo a deslizar lentamente mi dedo sobre su clítoris ya hinchado, lo que provoca que sus caderas se sacudan involuntariamente hacia mis dedos.
De repente, se levanta y se da la vuelta. La decepción debe ser muy evidente en mi rostro, porque se ríe para sí misma, pero mantiene el brillo malvado en sus ojos. De nuevo frente a mí, se sienta a horcajadas sobre mi regazo y, sin más fanfarrias, se empala rápidamente en mi erección. No es lento ni suave como cuando empezó. Es duro, rápido, apasionado e increíble. Puedo sentir la tensión en el fondo de mi estómago y todos mis músculos tiemblan en anticipación ante mi orgasmo inminente. Bella también lo nota y rápidamente reduce el ritmo hasta que simplemente se balancea contra mis caderas. Hace esto dos veces más: me golpea con fuerza hasta que estoy tan cerca de eyacular, y luego se queda a un suspiro de detenerse por completo. Estoy a punto de explotar en más de un sentido, pero estoy agradecido de que, debido a sus expertas atenciones, no voy a ser un eyaculador precoz mi primera vez.
—Bella, por favor —gimo a medias.
—¿Por favor qué, Edward? —pregunta con esa leve risa que estoy empezando a reconocer como pura maldad.
Sabiendo lo que le estoy pidiendo y sin más discusión, ella vuelve a bombearme dentro de ella a un ritmo furioso. No voy a durar más de unos pocos segundos a este ritmo. Bella, sin embargo, no disminuye la velocidad esta vez, renunciando a la provocación y monta mi polla hasta el olvido en treinta segundos. Mi orgasmo comienza en la boca del estómago, desgarrándome a un ritmo alarmante e irradiando hacia todas mis extremidades una y otra vez. Nunca he experimentado un orgasmo como este, nunca.
Mientras disfruto de la sensación de hormigueo y entumecimiento por todo mi cuerpo, Bella se levanta lentamente de mí. Cuando sus pies vuelven a estar firmes en el suelo, se inclina y me besa suavemente mientras quita el condón de mi polla blanda y hace un nudo en el extremo. Sin decir otra palabra, se viste rápidamente mientras yo todavía intento ordenar mis pensamientos. Con un último beso rápido en mi frente, se dirige hacia la puerta. Se da la vuelta brevemente y me dice una última cosa.
―Edward, no te olvides del café. ―Y dicho esto, se va.
La noche siguiente, me encuentro muy nervioso mientras camino detrás de la cortina esperando subir al escenario. Mis pensamientos se remontan a la noche anterior y me encuentro extrañamente tranquilo ante mi inminente actuación pública. Supongo que la teoría de la distracción de la diosa de la cafetería va a funcionar después de todo. Después de una breve introducción del profesor, ocupo mi lugar en el escenario frente al glorioso instrumento. Con flashbacks que se repiten en mi mente, soy recompensado con sentimientos de calma y serenidad mientras toco frente a un auditorio lleno. Hacia el final de mi pieza, estoy tan absorto en mi propia repetición de la noche anterior que casi puedo oler café recién molido. El aroma es tan real que es casi como si Bella estuviera justo a mi lado mientras toco. Cuando mi actuación llega a su fin, la multitud estalla en aplausos. Me levanto y hago la reverencia habitual para mostrar mi agradecimiento, y cuando levanto la vista, veo un cabello castaño oscuro mientras una mujer se va silenciosamente. Al bajar la vista y hacer una nueva reverencia, veo una taza de la cafetería que está al final de la calle, en la que hay una nota escrita. Apenas puedo distinguir la escritura.
Estoy orgullosa de ti.
Bella.
Espero que les haya gustado este capítulo único, me cuentan qué les pareció!
