Prompt: Magia - Helsatober de la página Helsa Amor Verdadero.
Clasificación: K, Romance
Su momento
El cortejo del príncipe Hans Westergard de las Islas del Sur hacia la reina Elsa de Arendelle había durado ya un año sin sobrepasar las líneas del decoro que el joven sureño se moría por romper. Estaba sumamente cautivado por la gobernante de su país vecino y no veía la hora de cogerla entre sus brazos y hacer más que besar a un palmo de sus nudillos como un caballero.
Elsa le traía loco desde que la conociera en la asamblea escandinava dos años atrás, cuando su belleza e inteligencia le habían atrapado como la miel a una mosca. En esas dos semanas había decidido que ella sería la mujer a quien uniría su vida, sin importar relegarse a ser un segundón en una posición de poder, y no el dirigente, su plan hasta la fecha.
Su objetivo se había convertido conquistarla e incitarla a aceptar su mano, tanto que había tenido el atrevimiento de acercarse para expresar sus deseos, aunque esto fuese en contra de lo convencional, que era permitir que representantes de ambos se reunieran en sus nombres —o en el de ella, puesto que al ser reina era quien debía decidir el hombre para mezclar su linaje.
No había querido arriesgarse a que otro, con más influencia que un décimo tercer hijo de reyes, ganara su mano.
Afortunadamente ella había aceptado —tras largos meses manteniéndole en vilo.
Y ahí estaban ahora. Un año de conversaciones, paseos, cenas, recitales y todo cuanto se pudiera para conocerse mejor… sin dejar la castidad guardada en casa.
La respetaba, pero era de carne y hueso y quería al menos un beso antes de que ella lo rechazara o manifestara que podían contraer nupcias.
A veces creía que Elsa se estaba divirtiendo en secreto, conteniéndolo y guardándose en la espera de su quiebre. Había descubierto que detrás de su seriedad podía haber una dama capaz de bromear o actuar con picardía.
…y veía en sus profundos orbes celestes la atracción que sentía por él.
—Elsa… —habló con tono suave.
Ella desvió su mirada de los patos nadando en el jardín y alzó una fina ceja en reconocimiento.
Él esbozó una sonrisa al pensar las caricias que sus labios le darían a esa ceja cuando hicieran el amor.
—Tu chaperona se ha ido.
No gracias a las constantes insinuaciones o intentos de chantaje de él, se agregó con enfado.
—Lo sé —repuso ella en tono inocente, contraste a la gracia en sus ojos. —Su tacón se rompió.
¿En qué había estado distraído que ni lo había notado?
De reojo vio la clavícula descubierta de ella, recordando la razón. Elsa estaba mostrando más piel que nunca.
En verdad sus mejores cualidades eran arrasadas por su reina.
—¿No lo viste? Fue como si ocurriera con magia —dijo Elsa falsamente sorprendida.
Él aumentó su sonrisa, sabiendo que había sido ella, con sus poderes, quien creara tal hazaña.
—Una dama no puede seguir esperando que su hombre recupere la valentía que mostró al declarársele, ni que sea más generoso en las monedas para…
Elsa calló cuando él colocó su palma en su mejilla, el primer contacto físico más allá del aire que soplaba sobre sus nudillos.
Los pómulos de ella se enrojecieron y parecieron dos cerezas en medio de nata blanca.
Hans sintió que el mundo era suyo al constatar que no era el único con sentimientos fuertes. Elsa no era inmune a él y también quería que estuviesen a solas.
¿Acaso…?
—¿Milady se opondría a que un roce ponga fin a la agonía de un fiel servidor? —preguntó en un susurro galante, usando un comportamiento cálido y meloso que solo ella presenciaba.
Elsa hacía magia en él, que toda su vida había sido un egoísta sin consideraciones por los demás.
Los ojos de ella temblaron de alegría antes de cerrarse y él festejó por dentro, inclinándose con entusiasmo al encuentro de sus bocas.
Apenas su respiración chocó con la de ella y sintió la piel de sus labios cosquilleando, un carraspeo interrumpió su momento.
Abrió los ojos e inspiró con fuerza. Elsa rió entre dientes, regalándole un guiño coqueto.
Recuperó la postura e ignoró a la señora Gerda, sabiendo de lleno que no era la última vez que jugaba en los términos de ella.
Pero en la próxima él obtendría lo que quería.
NA: ¡Hola!
La tía Frozen señaló algo y me ayudó a recordar que no aclaré: no son cortos con temática de Halloween. Pude haberlo hecho, pero preferí escribir las ideas más sencillas que vinieran a mi cabeza, en lugar de las más complejas. Aunque si me da tiempo y me convence algo, escribiré del asunto.
En fin, aquí a Hans no le fue muy bien. Elsa le tiene bien agarrado ja,ja. Cuando se le pase la etapa más elevada del enamoramiento funcionará un poquito mejor.
Besos, Karo.
Guest: ¡Ay, no! Pensar en Kristoff en la secuela es deprimente; no fue extremadamente malo, pero se desapareció el hombre de la primera (porque del corto de Frozen Fever tampoco actuaba como aquel gruñón amable). Podían haberlo hecho mejor sin perder su forma de ser... o darle una escena sacada del LSD. Ahora bien, no creo que odien tanto a los hombres, porque a las princesas les pasa de todo y ellos salen bien parados. O bueno, quien sabe, en este momento no me viene mucho a la cabeza cosas malas que les pasen, es más ataque contra Hans. / Por otro lado, después del anterior pasaron muchas cosas malas ja,ja; seguramente sí se apoderaran de las Islas del Sur y más, el cielo era el límite. Elsa se podría haber quedado sin su habilidad como Quinto Espíritu, pero ya sabía de magia prohibida y no tendría reparos de usarla.
