Rose pov

Habían pasado un par de semanas tras la boda de mi madre y Emmett se había pasado cada día consintiéndome, a mí y a nuestro bebé. Sonreí. Aún no había hablado con las chicas sobre eso. Quería que fuera sorpresa pero todos los días me sentaba en la terraza y hablaba con mi pequeño. Ajá, nadie me lo había confirmado aún. Pero yo estaba convencida de que en mi vientre tenía a un pequeño osito amoroso.

-Hola.-Emmett apareció tras de mí. Estaba sudado. Venía de correr. Traía una bolsa cargando.-He ido al súper y he comprado varias cosas para ti y nuestro bebé.-Tras eso sacó un ramo de flores que andaba escondiendo en su espalda.

-¡Emmett!-me quejé.-No hacía falta.-dije levantándome para ir a verlo.

-Pero te gusta…¿a qué si?-dijo divertido. Y, oh dios mío, las hormonas. Sí. Había comenzado a llorar.-¡Nena!-soltó la bolsa y me arrulló entre sus brazos.-La intención no era hacerte llorar.

-Pues…-hice una pausa y lo miré asqueada.-Emm, hueles fatal.

En ese momento Emmett soltó una carcajada. Así era nuestra vida ahora. De la risa al llanto en segundos.

-Está bien, está bien.-levantó las manos y me miró.-Voy a darme una ducha y hacemos brunch.-Dejó un beso en mi mejilla antes de marcharse.

De repente mi teléfono empezó a sonar. Era Sam.

-Hola Rose

-Sam, ¿Cómo estás?

-Me siento nervioso y ansioso.-Confesó.

-¿Sam?-Se escuchó la voz de amiga a lo lejos.-¿Por qué estás ansioso y nervioso?

Empezó a tartamudear mientras buscaba una explicación, lo que me hizo reír.-Ponme en altavoz.-Pedí.

-¡Hola Leah!-La saludé.-¿No estás ansiosa y nerviosa por venir a verme?

Leah chilló dejándome casi sorda.-¡No puedo esperar a conocer Bridgerton!-Reí.

-Bella y Edward vienen mañana.-Sonreí.

-¡No puedo esperar!-Exclamó emocionada.-Harmony.-Le habló a su bebé que aún no nacía!-¡Ni se te ocurra nacer en el aeropuerto!-Advirtió.

Yo reí.-Aún te quedan varias semanas.

-Sí, tienes razón.-Canturreó.

-Todo irá estupendo. Y dile a Sam que no se preocupe que todo, repito, todo está listo para que vivan la mejor experiencia.

-Ay gracias rubia, es nuestro primer viaje lejos juntos y me hace mucha ilusión.

Seguimos hablando un rato más pero aún no le confesaba lo de mi embarazo.

-Entonces, ¿Viene la partera también?-Emmett había regresado ya duchado y había escuchado parte de nuestra conversación. Yo enredé mis brazos en su cuello y me estiré para besarlo.

-Ajá.-Sonreí.-Por si acaso.-Me encogí de hombros.

Emmett rodó los ojos.-No sé cómo Sam apoya estas locuras de Leah.

-Pues son experiencias diferentes.-me di de hombros.-Sam está loco por Leah y sabe que no haría ninguna locura que pusiera en peligro a su bebé.-dije sin más.

-¡¿Te estás planteando parir en casa?!-preguntó. Sus ojos saliéndose casi de las cuencas.

-¡Ay, Emmett!-dije nerviosa.-¡No lo sé! ¿Quieres?-me senté en el sillón y señalé uno de mis libros sobre embarazo y parto. Sí, desde que habíamos empezado la búsqueda había comenzado a informarme todo lo necesario.-Continúo generando mi opinión sobre ello.-me di de hombros.-¿Te leíste el último libro que te di?-pregunté para cortar el tema de conversación. Pero Emmett era demasiado tozudo.

-Sí, el libro sobre lactancia materna. Ya lo terminé.-dijo orgulloso.-Aún así.-no me dejó continuar.-Me parece peligroso no tener a nuestro bebé en un hospital donde el equipo médico está preparado para cualquier inconveniente.

Tras hablar un rato más sobre eso. Terminamos el brunch y yo fui a preparar algunas cosas más para la llegada de Bella y Edward. Emmett tenía algunas reuniones programadas así que aproveché ese tiempo para ir al mercado y disfrutar de ese tiempo sola con mis pensamientos.

El bullicio del mercado de Borough me envuelve como una ola mientras avanzo, flanqueada por mi ama de llaves, Agnes, y el imponente chófer, Robert.

El aroma a especias exóticas, frutas frescas y pan recién horneado inunda mis sentidos, despertando un apetito voraz propio del embarazo. Agnes me guía con destreza a través de los puestos, llenando la cesta con delicias que luego se convertirán en exquisitos manjares en manos de Adrien, el chef de la casa.

Era extraño. Había encontrado en estas salidas al mercado un refugio de paz. Me encantaba pasear sin prisa, observando a la gente, escuchando las voces que se mezclan en el aire y oliendo los mil aromas que se desprenden de cada puesto. Es como un viaje sensorial que me aleja de las náuseas matutinas y las molestias propias del embarazo.

De camino a casa, aproveché para hablar con Agnes sobre los preparativos del banquete para la ceremonia de Leah y Sam y sobre el posible parto en casa de mi amiga. Teníamos que estar preparados porque su embarazo estaba muy avanzado.

Agnes con su sabiduría y experiencia, me aconsejaba sobre los detalles prácticos del parto en casa. Sin embargo, no pude evitar notar un dejo de preocupación en su rostro.

-¿Hay algo más que quieras decirme, Agnes?-Pregunté.

-Espero que no decida seguir el ejemplo de su amiga, señora.-Comentó en voz baja.-Su abuela no estaría de acuerdo con esto.-Agregó.-Y el señor tampoco está muy contento con la idea, ¿verdad?

Me sentí un poco indignada pero decidí mantener la compostura. A veces Emmett era demasiado escandaloso, igual que mi suegra. Al parecer había levantado tanto la voz mientras discutíamos sobre eso más temprano que todo el mundo había escuchado.

-Descuida que aún falta mucho para eso.-Respondí.-Seguro todo sale bien con Leah, no hay que preocuparse por eso.-Me coloqué los auriculares y saqué un libro de mi bolso. Ya no quería seguir hablando más sobre el tema.

Admiraba a Leah, su valentía y convicción en lo que consideraba mejor para ella y su bebé.

La idea de estar rodeada de mis seres queridos y conectada con la fuerza natural de mi cuerpo, me parecía cada vez algo más fascinante.

-¿Nena?-Emmett llamó mi atención. Yo le miré causando una sonrisa en su rostro.-¿Me estás escuchando? ¿No estarás barajando esa opción, no?

-No lo sé Emm.-dije tajante, sin dar pie a más debate sobre el tema.

-Pero…-el quería continuar con el debate pero yo no le iba a dejar.

-Pero nada.-dije de nuevo.-A la mamá de tu bebé le duele la espalda.-puse un cara de pena.

-¿No ha tenido la mamá de mi bebé antes un masaje relajante?-preguntó divertido alzando las cejas.

-Lauren ha venido esta mañana.-bufé molesta.-Pero esta retención de líquidos es insoportable.-me acerqué a por la crema y se la ofrecí encantada. Él se rio.

-Venga, está bien.-sonrió.-Así aprovecho y te cuento novedades de las reuniones que he tenido con varios de los socios de la compañía.-dijo encantado remangándose las mangas de la camisa que llevaba puesta.-Tú sabes más de esto que yo.-rodó los ojos.

-No es que sepa más.-dije sentándome en el sillón.-Es que me he movido toda mi vida en ambientes como ese.-le guiñé.

-Eres perfecta nena.-dijo embobado mientras se echaba la crema en las manos.-¿Te lo he dicho ya?

-Mjjjjm.-asentí encantada sintiendo la presión de sus grandes manos en mi lumbar.

-Mamá es una consentida bebé.-dijo divertido mientras yo seguía ronroneando.

Tras eso seguimos pasando un rato agradable juntos y tras eso fuimos a cenar.

Emm pov

Edward y Bella habían venido a Londres hace un par de horas. Edward era el que se veía más fascinado por recorrer todo el antiguo r imponente palacio que había pertenecido durante siglos a la familia de mi mujer.

Bella ya conocía el lugar, así que no le dio tanta importancia, y decidió marcharse con Rose y reunirse con viejos amigos que tenían en la ciudad.

Así que me había quedado con Edward que estaba alucinando con todas las reliquias y retratos de los antepasados de Rose.

-¿Quién lo diría?-Edward chasqueó antes de darle un trago a su bebida mientras descansábamos en la terraza.-¡Emmett Cullen, marqués de Bristol!-Dijo solemne.-Oficialmente eres parte de la nobleza británica.

-Oh vamos.-Rodé los ojos.-Mi mujer es la del titulo, no yo.

-¡Agh Emmett!-Exclamó emocionado.-¡Eres un jodido marqués! ¿No te emociona?

Su entusiasmo me hizo reír.-Lo que en realidad me emociona es que ya viene el primer heredero en camino.-Contesté de vuelta.

Edward abrió los ojos como platos ante la sorpresa de mis palabras.-¡¿Por fin embarazaste a Rose?!

-¡Oh vamos!-Me quejé.-¡¿Cómo que por fin?!-Fruncí el ceño.-¡Es la tercera vez que la preño!

Edward estalló en una carcajada-Dicen que la tercera es la vencida.-Me guiño.-¿Y se le nota? Quiero decir, yo no le noté la panza.

La verdad es que no era tan evidente con lo que llevaba puesto ahora. Además, de que mi amigo estaba más inmerso en conocer toda la propiedad que en algo más.

-Un poco.-Sonreí embobado.

-Voy a fijarme mejor cuando regrese con Bella. Por cierto, ¿cómo va todo entre ustedes 2?

Le conté un poco sobre cómo ambos estábamos sobrellevando el embarazo, los antojos, los cambios se humor, etc.

-¿Y el sexo?-Preguntó curioso con una sonrisa torcida mientras alzaba las cejas sugestivamente.-¿Sigue siendo igual?

Yo suspiré antes de contestar. Edward me vio intrigado.

-En realidad no.-Confesé.-Rose apenas me deja tocarla. O sea, me pide masajes y caricias pero no deja que la folle, ¿Sabes?

-¡¿Por qué?!-Preguntó Edward escandalizado.-¿Se le han quitado las ganas de follar?

Yo negué.-No, creo que tiene más que ver el hecho de que ya hemos perdido a dos bebés.-Edward me veía preocupado.-No quiere correr ningún riesgo, al menos hasta la semana 18 que es cuando se harán las últimas pruebas para descartar incompatibilidad entre la sangre del bebé y ella.

-Vaya... ¿Y cómo has estado sobreviviendo en abstinencia todo este tiempo?

-Tampoco es que no hemos tenido nada de intimidad.-Expliqué.-Nos hemos puesto bastante creativos, la verdad.-Suspiré.-Pero extraño hundirme dentro de ella, ¿sabes?-Le di un último trago a mi bebida.-Solo espero que la doctora Hussein logre convencerla de que ya es seguro.

Edward me dio una mirada comprensiva.-¿Y el parto?-Preguntó de repente.-¿También será en casa como el de Leah?

-¡Ni de coña!-Exclamé molesto.-¡No voy a permitir eso! Para eso están los hospitales.

-Sam es el único flexible.-Rodé los ojos ante su comentario.

-No quiero que mi Rose sufra mucho durante el parto.-Dije preocupado.-De hecho, la idea del parto natural me sigue pareciendo descabellada.-Alcé las cejas.-¡¿Aún no entiendo cómo que algo tan grande como un bebé sale por un agujero tan pequeño y estrecho?!

-Gracias al cielo no soy mujer.-Estalló en una carcajada mi amigo.-A ti lo que te preocupa es que se te estropee la diversión ahí abajo.-Alzó las cejas.

Rodé los ojos.-No seas idiota.

-Pero entiendo tu punto sobretodo si la pobre va a parir un hijo tuyo.-Chasqueó.-Yo me lo pensaría dos veces.-Rió.-Mas si sale igual de mastodonte que el papá...-Yo le di un zape.

-Hola.-Apareció de repente Rose con Bella.-¿De qué hablaban?-Se acomodó a mi lado luego de besarme.

-Del milagro de la vida.-respondió Edward divertido. En ese momento, Rose pareció encontrarse incómoda. Sus ojos se abrieron como platos y trató de vocalizar en varias ocasiones sin que ninguna palabra saliera de su boca.

-¿He dicho algo que no debería?-dijo mi amigo asustado al ver la reacción de mi mujer.

-¡Espera!-esa fue Bella.-Me estás jodiendo.-en ese momento lo entendí. Rose aún no le había dicho nada a Bella del bebé.

-No quería que te enteraras así.-dijo Rose echando una "mala" mirada al del cabello cobrizo.-Estaba esperando a que llegaran Leah .-se dio de hombros.-Pero ya no tiene sentido.

-Lo siento.-mi amigo alzó los brazo para disculparse.-Creí que ya se lo habrías dicho.-ella movió la mano y le restó importancia.

-Entonces…¿es verdad?-dijo Bella emocionada.-¿Voy a ser tía?-Rose sonrío emocionada. Y su amiga salió corriendo a abrazarla. Edward y yo no pudimos evitar reír. El momento era muy tierno.

Más tarde llegaron Leah . La morena no salía de su estado de ensoñación al recorrer todo el palacio, y por supuesto Edward andaba fascinado de nuevo viendo todos los detalles.

-Tu chica está viviendo un sueño ahora mismo.-Le susurré y Sam sonrió embobado. -¿Cuándo piensas proponérselo?

-Esta misma noche después de la cena.

-¡Vaya!-Dije sorprendido.-No piensas perder ni un segundo.

-No, es que Harmony puede nacer en cualquier momento.-Y la verdad es que mi amigo tenía razón, el vientre de Leah parecía que explotaría en cualquier momento.

-¿Y no te pones nervioso porque no sea en un hospital?

-Un poco.-Admitió y yo iba a decir algo pero no me dejó.-Y no, no pienso discutir eso con Leah.-Volvió a verme serio.-Al final es su decisión y tengo que apoyarla.

-Definitivamente tú y yo no pensamos igual.

-¿Qué hacen los futuros papis?-Se nos unió de repente Edward.

Sam volvió a verme con los ojos bien abiertos y yo sonreí.

-Se supone que no se enterarían hasta después pero este Edward no se guarda nada.-Alcé una ceja volviéndolo a ver.

-Oh Leah ya lo sabe también.-Señaló con el índice hacia donde estaban nuestras chicas.-Así que no he metido la pata esta vez.-Sonrió. Y en efecto, Leah estaba emocionada abrazando a mi Rose y Bella les sacaba una foto.

-¡Oh venga ya!-Sam sonrió divertido.-Ven aquí, grandullón.-dijo emocionado abrazándome. Yo sonreí feliz.-¿Cuánto tiempo tiene?-me preguntó. Y entonces yo ahí le conté todo el proceso que habíamos vivido hasta este mismo instante.

Me acerqué a la nevera y saqué un par de birras para tomarlas en la sala tranquilamente mientras hablábamos. Nos sentamos en la sala y seguimos hablando tranquilamente.

-Señor.-la ama de llaves de Rose entró en la estancia. Yo le sonreí.-La cena ya casi está hecha.

-Gracias.-sonreí y me quedé un rato pensativo.

-Agnes, señor.-sonrió la mujer divertida. Yo me disculpé con la mirada y ella salió de la sala.

-De verdad Emmett.-Edward negó con la cabeza mostrando desaprobación.

-¿Qué quieres que te diga?-dije avergonzado.-No soy capaz de memorizar su nombre.-rodé los ojos.-Es mi culpa, lo sé.-rodé los ojos.-Para mi cabeza se llama Ágatha.

En ese momento, Edward soltó una carcajada. Y Sam lo siguió. Pese a la mala mirada que les eché.

-¿Qué pasa que os hace tanta gracia?-Rose llegó con las chicas tras de ella.

Yo pasé uno de mis brazos sobre sus hombros antes de besar su cabeza.

-Soy malo con los nombres.-Dije rodando los ojos y ella sonrió.

La comida fue muy amena gracias a Leah y sus ocurrencias, y es que estaba contando una de sus tantas anécdotas mientras los demás reíamos, Sam la veía embobado.

-Entonces, ¿Tuviste que buscar donas a las 3 de la mañana?-Preguntó Edward perplejo.

-Sin gluten, no lo olvides.-Contestó divertido Sam.

-¿Cómo lo hiciste?

Leah lo vio con deseo y orgullo antes de contestar.-Mi Sam siempre resuelve.-Tomó su mano y Sam besó su mejilla. Rose los veía con ternura y Bella les hacía una foto.

-Es simple experiencia con la paternidad.-dijo divertido dándose de hombros.

-¿Sam Jr. era muy demandante?-Rose preguntó divertida mientras se sobaba la barriga. Yo sonreí y dejé un beso en ella donde estaba nuestro pequeño renacuajo.

-¡Oh! En verdad era un santo.-dijo divertido, sonriendo de forma paternal. Se veía que Sam adoraba a su pequeño.-Nuestros amigos nos envidiaban porque cada vez que salimos con él iba dormido en el carro.-dijo divertido.-Algo me dice que mi princesa va a ser algo distinta en eso.

-Ya has visto a su madre.-dijo Bella divertida mientras bebía de su bebida y se aguantaba la risa.

-¡Oye!-Leah la miró mal.-¿Qué quisiste decir con eso?-alzó una ceja molesta.

-Que eres todo energía nena.-dijo sonriendo.-Y eso, es innegable.-chistó haciendo reír a los demás.

Tras eso seguimos hablando un rato hasta que terminamos de cenar. Yo miré a Sam divertido. Estaba buscando el momento para proponérselo a Leah, que momentos antes se había ido con Rose y Bella a la cocina.

-¿Qué es lo qué esperas viejo?-Preguntó Edward divertido.

-¿Por qué no vas, la llamas y se lo pides?-Dije como algo obvio pero él se miraba muy nervioso.

-¿El punto de todo este viaje era para eso, no?-Ese fue Edward con su sonrisa burlona

-Tienes razón.-Cogió aire un par de veces.

-Le... Le...¿Leah?-Tanto Edward como yo estábamos a punto de soltar una carcajada al ver lo tartamudo y nervioso que estaba. Normalmente Sam era un tipo muy tranquilo y sereno pero ahora parecía todo lo contrario.

-¿Ocurre algo Sam?-Preguntó preocupada regresando al salón.

-Vamos a dar un paseo por el jardín.-Propuso Sam

-Me parece una excelente idea.-Sonrió la morena de vuelta.

-Espera.-Bella nos miró desafiante.-¿Va a hacerlo ahora?

Rose pegó un chillido de emoción. El resto reímos por su entusiasmo. Yo asentí acercándola a mí para sentarla en mi regazo y abrazar a mi bebé.

-Pero…¿por qué se van tan lejos?-dijo Bella molesta.

-Tal vez para huir de espías como vosotras.-dijo divertido.

-¡Oye!-Bella le pegó molesta en el brazo. Pero antes de que Edward pudiera quejarse, Rose señaló a la ventana que daba al jardín.

-Ayyyyyyy.-esa fue Rose.-¿lo estáis viendo?

Mi amigo ya tenía una rodilla en el suelo. Leah estaba en shock cuando vio que Sam rebuscó en sus bolsillos. Pareció entenderlo todo porque se escuchó el grito de alegría hasta donde estábamos.

Sam le colocó la sortija y Leah empezó a gritar emocionada antes de lanzarse a los brazos de mi amigo.

-¿Crees que Harmony venga en camino?-Preguntó Bella preocupada al ver que el ataque de euforia de Leah había parado y se había llevado las manos al vientre.

Decidimos acercarnos a ver qué pasaba.

-Leah…-Bella preguntó cautelosamente mientras acariciaba su espalda.-¿está todo bien?

Ella nos miró. Estaba asustada. No sabía realmente qué contestar pero seguía en silencio mientras agarraba su panza con ambas manos.

-¿Nena?-Sam le preguntó con serenidad. Tomando sus manos con las suyas y dejando un beso en ellas.-¿Nuestra pequeña está moviéndose aquí?-su tranquilidad era increíble. Incluso a mí me estaba dejando más relajado.

-Si.-ella sonrió mientras suspiraba.-Noto mucha presión ahí.

-Eso está bien.-sonrió.-Harmony, mi amor, tienes que dejar que patear a mamá en las costillas.-dijo con devoción. En ese momento, la cara de Leah se relajó y, por fin, su rostro cambió. Ya estaba mejor.

-Está bien.-sonrió Leah.- Todo está bien. Como les dije antes.-hizo una pausa divertida.-Mi Sam resuelve.- Pero en ese momento puso una mueca de dolor de nuevo.

-¿Quieres que llame a la matrona?-Rose preguntó nerviosa.-Leah negó pero Bella intervino.

-¡No le preguntes solo llámala!-Chilló nerviosa y mi mujer al instante hizo lo que le pidió.

Y ahora estaban revisando que todo estuviera en orden con Leah y su bebé.

-Vaya susto que nos llevamos.-Comentó Edward nervioso.-Pensé que rompería aguas.-Bella estaba pálida a su lado.

De repente Sam salió de la habitación con Rose que fue abrazarme.

-Fue una falsa alarma.-Dijo aliviado Sam.-Ahora tengo que volver con ella.

Nos despedimos y regresamos a nuestra habitación.

Cuando nos preparábamos para dormir. Rose estaba contándome detalles sobre la boda que pronto celebraríamos pero la verdad es que solo tenía una cosa en mente.

-Nena.-La halé para que aterrizara en mi regazo.

-¡Emmett!-Chilló sorprendida.

-Mañana es un día importante.-Acaricié su perfecto rostro.

-Lo sé.-Sonrió encantada dejándome completamente embobado.-Tenemos lo de la boda encima, Harmony puede nacer en cualquier momento y tanto Sue como la mamá de Sam ya están en la ciudad y...

-No hablo de eso.-Aparté su cabello y fui a besar su cuello

-Emmett.-Se removió nerviosa así que aparté mis labios y volví a verla.

-Mañana tenemos la cita con la doctora Hussein.-Le recordé.

-¡¿Oh en serio?!-Me vió sorprendida.-Lo había olvidado por completo.

Me reí.-¿Qué te hace gracia?-Volvió a verme mal.

-Mi amor, a ti últimamente todo se te olvida, pero estoy aquí para recordártelo.-Le dije seductoramente.-¿Me dejas darte cariño?-Pregunté mientras bajaba con delicadeza los tirantes de su camisón.

Como ella no decía nada fui a besarla y a meter una de mis manos allá abajo buscando su centro.

Ella cortó el beso agitada.-Sabes qué no está permitido meter todo esto.-Deslizó una de sus manos dentro de mis boxers, haciéndome gruñir.

-Bueno.-dije divertido. Podemos hacer otras cosas.

-Emm…-ella suspiró.-Ahora no.-dijo sentenciando. Y lo era. Mi sentencia.-Tal vez, cuando lleguemos de la consulta.-dijo mirándome divertida mientras pasaba sus dedos por mi pecho jugueteando. Tomé su mano entre las mías y dejé un beso en su dorso demostrándole la devoción que sentía por ella.

-Yo también te quiero.-dijo ella rodando los ojos.-Bueno.-se corrigió mirando su vientre.-Os quiero.-sonrió y la besé.-Solo abrázame. Tengo mucho sueño.

-Siempre tienes sueño, nena.-dije divertido.

-¿Qué dijiste?-dijo mirándome molesta.

-Nada.-dije aguantando la risa. El embarazo la tenía demasiado irascible. Y algo sorda también. Pero si no quería acabar en la caseta del perro tendría que callarme la boca.

Rose Pov

Lo oigo pasear de un lado a otro en nuestro dormitorio, como un león enjaulado. Cada tanto, se asoma a la puerta del baño y me pregunta si ya casi estoy. Su rostro refleja una mezcla de emoción y nerviosismo que me contagia un poco. Sé que está tan ilusionado como yo por saber cómo va todo, pero su impaciencia es palpable.

Intento tranquilizarlo, pero sé que es difícil para él así como lo es para mí también. Es nuestro primer hijo, y aunque hemos tratado de informarnos todo lo posible, la incertidumbre es inevitable.

Me acerco a él y lo abrazo, tratando de transmitirle toda la calma que puedo. Aunque eso no sea suficiente para aplacar su ansiedad.

-Vamos, mi amor, ya casi es la hora- Sus ojos brillan con una mezcla de esperanza y nerviosismo. Sé lo mucho que desea este bebé, y lo mucho que anhela que todo salga bien. Y sobretodo quiere que nosotros 2 volvamos a la normalidad.

Finalmente llegamos a la clínica, no sé cómo ahora Emmett había conseguido que la doctora Hussein se moviera a Londres pero aquí estábamos en su consulta, esperando los resultados de la última prueba.

-¡Felicitaciones! Todo está perfecto.-Sonrió.-El bebé se está desarrollando de maravilla y ya no hay ningún riesgo. Los grupos sanguíneos son compatibles.-Volvió a vernos amable.-Pueden estar tranquilos.-Aseguró y al instante lágrimas se formaron en mis ojos y Emmett me abrazó emocionado.

Por primera vez sentí alivio y como ya no sentía toda esa carga sobre mis hombros.

Aún estaba procesando la buena noticia cuando escuché a Emmett hablar.

-Entonces, doctora ¿Ya podemos follar? ¿O sea ya no hay peligro?

No podía creer lo que acababa de escuchar. Este hombre no tenía ni filtro ni tacto para decir las cosas. Parecía un cavernícola motivado únicamente por sus deseos.

Al instante sentí una oleada de ira y decepción.- Emmett ¡por favor! —exclamé molesta—. ¿Es eso lo primero que se te ocurre?-Estaba indignada por su comportamiento.

Emmett confundido, se encogió de hombros. —Bueno, es que... ya no hay ningún problema, ¿no?

La doctora, notando la tensión en el consultorio, intervino con tacto:

—Entiendo que estén ansiosos por retomar su vida sexual, pero es importante que ambos se sientan emocionalmente preparados.

-Pero si yo estoy más que listo.-Respondió seguro y yo únicamente quería estrellar mi mano contra su cara porque no estaba mostrando nada de empatía ahora mismo. Solo egoísmo.

-Emmett solo cállate.-Dije entre dientes quitando su mano de la mía y alejándome de él.

-Bueno...-Intervino la doctora en su intento de suavizar las cosas pero yo estaba segura que explotaría en cualquier momento.-Lo importante es que hablen sobre sus sentimientos antes, para ello incluso pueden ir a algunas sesiones...

-¿Hablar?-Pregunté irónica.-Si ya lo escuchó que lo único que le importa es volver a la cama conmigo.

-Pero, ¡es que quiero volver a sentirte!-Exclamó Emmett molesto.-¿Acaso no te das cuenta de lo mucho que te amo?

Por supuesto que sabía que me amaba, pero a veces su forma de demostrarlo era asfixiante.

-Emmett…-suspiré molesta y cansada.-Solo cállate. ¿De acuerdo?-Él asintió rápido y pude ver cómo la doctora sonreía disimuladamente.

-Gracias doctora.-yo saludé a nuestra médico sonriendo antes de levantarme para salir de la consulta. Sentí como Emmett iba tras de mí pisándome los talones.

-Rose.-Emmett me llamó agitado. Yo le ignoré.-Rose.

Me di la vuelta y lo miré enfadada.-Ahora mismo estoy enfadada contigo, Emmett.-respondí.-Solo deja que se me pasé y pueda pensar con claridad.

-Las hormonas.-susurró divertido pensando que no lo escucharía.

-¿Dijiste?-dije molesta.

-Nada, cariño.-respondió y yo asentí.-Vámonos a casa.

Emmett pov

Observaba a mi mujer, radiante en su vestido de satén azul cielo, mientras recorría la gran sala del palacio. Su embarazo empezaba a notarse, pero su belleza seguía intacta. Era como si la maternidad la hubiera embellecido aún más. Y allí, en el centro de todo, estaba su amiga Leah a punto de dar el "sí, quiero".

Con su vestido blanco, su risa contagiosa y su barriga prominente, era el centro de atención. Era una boda íntima, solo los amigos más cercanos y los familiares de Leah y Sam.

El palacio, con sus paredes de piedra y sus enormes ventanales, nos ofrecía un marco incomparable para celebrar este día tan especial.

Leah siempre había sido el alma de la fiesta. Incluso ahora, a punto de dar a luz, su energía era inagotable. Mientras que mi amigo Sam que siempre parecía sereno, ahora era un auténtico manojo de nervios.

Cuando llegó el momento de los votos, sus palabras fueron tan emotivas y divertidas que hasta Bella que tenía cierta aversión a las bodas, no pudo evitar conmoverse.

Después de la ceremonia, nos dirigimos al jardín. El sol empezaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos rosados y naranjas. Mientras los invitados brindaban por los novios, yo no podía dejar de pensar en lo afortunado que era. Tenía a la mujer más maravillosa del mundo a mi lado y pronto nos convertiríamos en padres.

-Rose.-Apreté su mano y ella volvió a verme.-Perdón por lo de antes, nena.-Volví a verla con mi mejor cara de corderito mientras pasaba una de mis manos en su perfecto rostro.-No quise ser grosero en el consultorio.

-Ya…-dijo algo molesta.-Solo soltaste lo primero que se te vino a la cabeza.-bufó y yo tuve que esconder una sonrisa que amenzaba con salirme.

-Te refieres a…-dejé que continuará para no cagarla más.

-Eres un bruto Emmett.-bufó molesta.-Y un impulsivo.-aclaró.-No digo que no te importe mi bienestar ni el del bebé.-hizo una pausa.-Pero con esos comentarios tan "egoístas"-hizo el gesto con las manos.-Lo parece.

-Nena.-yo negué rápido con la cabeza e hice que me mirara.-Tu y este bebé que viene en camino son lo más importante de mi vida.-ella me miró emocionada.-¿Queda claro?-Ella asintió visiblemente emocionada.-Te amo.-hice una pausa.-Os amo. Y nunca. Metetelo en la cabeza. Nunca. Puedes dudar de eso. Daría mi vida por vosotros.

Ella simplemente se abalanzó a mis brazos y yo la tomé gustosamente mientras besaba el tope de su cabeza y acariciaba su espalda.

De repente, nuestro momento se vio completamente interrumpido cuando escuchamos un grito agudo que rasgó el aire. Todos los ojos se giraron hacia Leah, cuyo rostro se contorsionaba de dolor. Sam, pálido se acercó a ella, sus ojos llenos de pánico.

—¡Harmony! ¡Ya viene! —gritó Leah, su voz temblorosa.

El caos se apoderó de la celebración. Los invitados se amontonaban alrededor de Leah, tratando de ayudar pero sin saber qué hacer.

Rose inmediatamente se soltó de mi agarre y fue hacia ellos mientras les gritaba a la gente del servicio haciendo que reaccionaran rápido. No tardaron con llegar con una camilla y una manta y se llevaron a Leah hacia el interior del palacio.

Uff a mí me daba vueltas la cabeza con tanto alboroto. Me sentía realmente mareado. ¿Cómo Leah era capaz de parir así? No en un hospital. Era tan salvaje.

-¡Grandullón!-Me gritó Bella haciéndome volver en sí.-¡No te quedes ahí! Sam se desmayó y Edward no puede solo con él.

-¿Qué, qué?-Dije aletargado.

-¡Qué muevas el culo!-Chilló exasperada.-¡Necesitamos tu fuerza bruta, Hulk!-Insistió.

Sacudí la cabeza y la seguí.

-¿Y Rose?-Pregunté viendo a todas partes.

-¡Está con Leah!-Gritó alterada.

Y ahí estaba Edward intentando levantar a Sam.

-Pesa una maldita tonelada igual qué tú.-Se quejó el cobrizo.

Yo me acerqué y le pegué a Sam varias veces en la cara hasta que pareció regresar.

-Vamos.-Lo ayudé a levantarse.-Tu mujer te necesita.

-¿Qué?-dijo todavía aturdido mientras Edward y yo lo sosteníamos.

-Sam.-Le sonreí.-Tu hija ya viene en camino.

-Vamos tigre.-Edward río divertido dándole un par de palmadas en la espalda.-Ve a traer a tu hija al mundo.

-¡Oh Dios mío!-él se puso nervioso.-Leah dando a luz y yo que aquí que casi me desmayo.-dijo avergonzado.

-Bueno.-Edward hizo una pausa.-técnicamente, si te has desmayado.-dijo aguantado la risa. El moreno lo vio mal y yo le di un zape por detrás.

-Auch.-dijo mientras se sobaba molesto.

-Eso por pesado.-le dije y Sam me secundó. Tras eso él salió disparado hacia la habitación donde estaban las chicas.

Las matronas andaban revisando todo, la tensión arterial de Leah, la de su bebé. Leah andaba en la camilla respirando y tratando de estar tranquila. La verdad que era una mujer jodidamente fuerte. Más tarde Sam entró y Edward y yo nos quedamos fuera.

Al poco tiempo entraron varias mujeres cargando lo que parecía ser una bomba y una piscina. Sí, Leah quería tener a su bebé en el agua. Solo de pensarlo me dio un escalofrío. Quería un parto nada medicalizado. Solo ella y su bebé luchando por llegar al mundo. Una experiencia salvaje y única. Estaba claro. Solo esperaba que no hubiera complicaciones con ninguna y todo saliera bien.

Edward y yo nos mantuvimos fuera, esperando lo que parecieron siglos. Rose y Bella salían de vez en cuando a actualizarnos. Era increíble su talante. Fuerte y decidido, ayudando a su amiga. Los gritos de Leah pasaron a ser desgarradores. Y al poco, escuchamos como una de las matronas le pidió que comenzara a pujar.

Uno, dos, tres, cuatro. Y así hasta 10. Hasta que volvía a coger aire. Y de nuevo, otra vez… hasta que escuchamos el llanto que vendría a cambiar la vida de nuestros amigos. En el caso de Sam, una vez más. Lo siguiente que escuché fue a la Leah llorando de felicidad y las chicas que salieron encantadas a llamarnos visiblemente emocionadas.

-Felicidades Leah, Sam.-Abracé a mi amigo que estaba embobado viendo a su hija mientras las abuelas de la nena estaban con lágrimas en los ojos.

-Ha sido increíble, Emm.-Rose se fue a abrazar a mí y yo extendí mi brazo y dejé un beso en su cabeza.-Una completa locura.-Dijo abrumada haciéndome sonreír.

-¿Ya no es tan buena idea tener a nuestro bebé en casa?-Acaricié su vientre viéndola atentamente.

-Definitivamente no es para mí.-Dijo asustada, yo bese su frente disimulando una sonrisa. Al menos las ideas hippies de Leah no habían influenciado a mi Rose.

-Le hablaré a la doctora Hussein.-Dije buscando mi teléfono.

-¿Para qué?-Volvió a verme hacia arriba.-Después de lo de esta mañana... Todo ha sido muy vergonzo, Emmett.-Frunció el ceño.

-Tiene que venir a revisar a Leah, comprobar que todo haya salido bien.-Ella simplemente asintió dándome la razón, así que salí a hacer la llamada.

-Pobre Sam.-Dijo Edward de repente cuando ya había colgado.

-¿Por qué?-Preguntó confundido.-Si debe de sentirse el hombre más afortunado del mundo. ¡Acaba de nacer su hija!-Dije como algo obvio.

-¿No te das cuenta? Acaba de casarse y no tendrá su luna de miel.-Dijo divertido alzando las cejas, lo cual me hizo reír.

-¿Qué es tan gracioso?-Apareció Bella con Rose.

-Nos acabamos de dar cuenta que Sam se perderá un evento muy importante.-Dijo serio Edward y yo solo quería partirme de la risa. Ambas nos vieron confundidas.

-Samuel no follará el día de su boda.-Dije divertido antes de soltar una carcajada con Edward.

-Tú mejor no deberías decir nada, grandulón.-Me recriminó Bella.-Que tu fuiste otro, por poco dejas a Rose viuda ese día.-Chilló alterada.

-¡Bella!-Exclamó Rose.

-¡¿Qué?! Aquí los insensibles son ellos dos.-Bella nos fulminó con la mirada.

-Perdóname la vida por decir la verdad.-Dijo Edward alzando las manos en señal de rendición.

-Te puedo asegurar que a diferencia de ti, ninfómano.-Bella miro mal a su novio mientras movía su dedo índice molesta-Sam ahora mismo no está pensando en eso en absoluto.

-De hecho, lo primero que ha dicho es que cuando ya estén tranquilos llamará a Sam Jr para que conozca a su hermanita.-Rose secundó sonriendo.

-Es todo un padrazo.-dije yo orgulloso de mi amigo.-Voy a tener que pedirle consejo para lo que me viene.-sonreí mientras acariciaba el vientre de mi mujer.

-Eso no lo dudes.-contestó mi mujer divertida.

Tras eso, estuvimos un rato más hablando hasta que sonó el timbre.

-Debe ser la doctora.-sonreí y fui a recibirla.

Rose Pov

Ya todo el ajetreo de la boda y el nacimiento por fin había acabado y ahora ya nos encontrábamos en nuestra habitación para tomar un merecido descanso.

Emmett ya estaba acostado en la cama, mirándome con esa intensidad que me hacía el corazón dar un vuelco.

Era increíble cómo, a pesar de todo lo vivido, su mirada seguía provocándome esas mariposas en el estómago. Sus ojos brillaban con una emoción que me resultaba familiar y, a la vez, completamente nueva.

Me acerqué a la cama y me senté a su lado. -Emmett- susurré, acariciando su brazo.

-¿Hmmm?, respondió, su voz ronca.

-Gracias.-dije sinceramente. -Por todo, por traer a la doctora para que vea a Leah y...

Una sonrisa se dibujó en sus labios. -Por nada, mi amor. Siempre estaré aquí para ti.

Su mano tomó la mía y la llevó a su pecho, sintiendo el latido fuerte y constante de su corazón. En ese momento, me di cuenta de que la intensidad de Emmett no era algo que me molestara, sino que era una parte fundamental de lo que lo hacía tan especial.

De repente, Emmett se inclinó y me besó lento y profundo haciéndome estremecer.

Sus manos se deslizaron por mi cuerpo, explorando cada rincón. Cerré los ojos, disfrutando de la sensación de sus dedos en mi piel.

A medida que la intensidad aumentaba, sentí una mezcla de excitación y nerviosismo. La pasión de Emmett era abrumadora, pero también me hacía sentir segura y amada.

Simplemente me dejé llevar. Sus manos recorren mi cuerpo con una familiaridad que me reconforta, pero también me intimida. Mi vientre, abultado por el embarazo, se siente extraño bajo sus caricias. Me pregunto si él lo siente también, si nota la vida que late dentro de mí.

Intento concentrarme en el momento presente, en la sensación de sus labios sobre los míos, en la calidez de su cuerpo contra el mío. Pero una parte de mí no puede evitar sentirme vulnerable. Mi cuerpo ha cambiado, y aún estoy descubriendo cómo navegar esta nueva versión de mí misma.

La pasión de Emmett es como un fuego que me consume, pero también me asusta. ¿Soy capaz de seguirle el ritmo? ¿Podré satisfacerlo? Estas preguntas se agolpan en mi mente, socavando mi confianza.

Cuando me penetra, siento una mezcla de placer y dolor. Mi cuerpo se tensa, y por un momento creo que no podré seguir adelante.

Pero la voz de Emmett, suave y tranquilizadora, me devuelve a la realidad.

—Relájate, mi amor. Todo está bien.

Intento seguir su consejo, pero mi cuerpo parece tener una mente propia. Cada contracción me recuerda que llevo una nueva vida dentro de mí, una vida que depende de mí para sobrevivir.

-Emmett…-suspiré nerviosa agarrando sus fuertes brazos. Él paró lo que estaba haciendo. Sin salirse de mi, me miró con devoción y comprensión dándome mi tiempo.-El bebé…

-Todo está bien, mi vida.-sonrió mientras dejaba un par de besos tiernos en mi frente y cuello. Yo me derretí ante ese gesto.-El bebé está bien. No ocurrirá nada malo. Ya nos lo dijo la doctora.-explicó tranquilamente.-Aún así…-hizo una pausa.-Si necesitas que pare, lo haré. Para mí tú eres lo más importante.

En ese momento me quedé mirándolo emocionada. Ese era mi Emmett. Podía ser un salvaje y un adicto al sexo. Incansable donde los hubiera. Pero siempre me había demostrado que desde que nos conocimos yo era su prioridad.

Tras pensármelo un par de segundos más, decidí besarlo. El sonrió contra mi boca.

-Entonces…¿es un si?-dijo divertido. Yo asentí mientras acariciaba su rostro. El dejó un beso en la palma de mi mano.

-Pero ve despacio, ¿si?-dije algo nerviosa.

-Tu mandas nena.-dijo divertido y así continuamos amándonos y disfrutando de nuestros cuerpos. Realmente lo había echado de menos. No iba a negarlo. Solo esperaba que el todo estuviera bien con nuestro bebé.

THE END_

¡Hola a todos, querid s lector s!

Hoy escribo este mensaje con un mix de emociones, porque después de varios años de aventuras y desvelos, nuestra historia llega a su fin. Solo queda un último capítulo, un epílogo especial que pondrá ese broche final que tanto nos merecemos (¡y ustedes también!). Ha sido un viaje increíble, y de verdad espero que hayan disfrutado cada capítulo y de esta loca pareja y sus amigos tanto como nosotras.

Quiero aprovechar para darle un enormegracias a mi compañera de escritura, [¡tú sabes quien eres , amiga!:)]. Sin ella, esta historia no sería lo que es.

No es un adiós definitivo, porque les prometo que ya estamos trabajando en nuevos proyectos que seguramente les encantarán y, además, tenemos que terminar varios de los fics que ya habíamos empezado y hemos dejado a medias *sorry for that*. ¡Así que manténganse atentos a lo que viene! Gracias de corazón por acompañarnos, por cada comentario, por cada "me gusta" y por formar parte de este pequeño universo que creamos juntas.

¡Nos leemos pronto!