Disclaimer: Todos los personajes, hechizos y escenarios que podáis reconocer pertenecen a J.K.Rowling.

Hermione estaba totalmente paralizada. No sabía que hacer: Draco se retorcía en el suelo de dolor y se agarraba la cabeza con furia mientras la marca tenebrosa parecía tener vida propia como si fuese a salirse del brazo del chico.

Hermione comenzó a acercarse mientras los nervios no la dejaban pensar con claridad.

—Draco…—dijo con voz temblorosa mientras alargaba su mano para tocarle la cabeza.

Draco abrió los ojos y lo que Hermione vio en ellos la hizo sentir un escalofrío. Parecía como si se hubiesen quedado sin vida, huecos…vacíos.

—¿Qué…qué te pasa?—titubeó la chica.

—Está aquí.—dijo Draco apretando los dientes— Quiere que me entregue a él.

—¿Aquí? ¿En Hogwarts?—Hermione palideció y de repente el cielo se llenó de sombras negras que volaban hacia los terrenos exteriores del castillo contestando la pregunta que la chica acaba de formular.

—Ya han llegado—dijo Draco mientras cogía de la mano a la chica alejándola hacia el bosque— quédate aquí, no te muevas.

Hermione asintió mientras sentía como todo su cuerpo comenzaba a temblar. Estaba sucediendo…la batalla iba a comenzar. ¿Dónde estarían Harry y Ron? ¿Estarían preparándose para luchar? ¿Habrían encontrado los horrocruxes que faltaban?

Draco se asomó al terraplen donde estaban escondidos y pudo divisar como cientos de encapuchados negros formaban ante el puente que comunicaba los terrenos exteriores con el castillo.

De repente la avalancha de mortifagos se adentró en el puente y éste comenzó a estallar en miles de colores y luces haciendo que la construcción se derrumbase y muchos de los mortifagos que se habían adelantado cayesen al foso.

Los mortifagos restantes comenzaron a apuntar con sus varitas a la cúpula de protección del castillo que empezaba a quebrarse y cuando ésta explotó en mil pedazos, Hermione pudo escuchar perfectamente el grito de júbilo que Voldemort lanzó y esto le hizo sentir un escalofrío por su columna vertebral.

El caos se había desatado. Hogwarts estaba indefensa y los mortifagos seguidos de dementores y demás criaturas terroríficas estaban entrando en el castillo.

—¡Mierda¡—gritó Draco acercándose a ella rápidamente y cogiéndole la cara con las manos— Escúchame, tienes que esconderte. No quiero que bajes a hacerte la heroína…

—¡Pero Draco!—le interrumpió Hermione— La Orden estará ahí, mis amigos…¡tenemos que luchar!

—¡Tú no vas a luchar!¡No voy a permitir que bajes ahí abajo!—Draco pegó su frente a la de la chica—prométeme que te esconderás hasta que todo termine…si la Orden vence buscarás a tus amigos pero si vence Voldemort…huye, no esperes a nadie y huye.

—Draco…—Hermione lo miraba confundida…¿Acaso él iba a dejarla sola allí? ¿Pensaba unirse a Voldemort?—¿Tú…tú que harás?

—¡Prométemelo!— gritó Draco— por favor…Hermione.

Hermione sintió como si el sonido de su nombre en la boca de Draco acariciase sus oídos. A pesar de la situación en que se encontraban, un ligero cosquilleo surgió en su vientre.

—Lo prometo, me esconderé.

Draco cerró los ojos y le besó la frente tiernamente, casi atesorando ese momento y Hermione sintió una oleada de emociones que la hizo tambalear todo su ser; Draco estaba enamorado de ella…¿Por qué se empeñaba ella en no verlo? Y sabía por qué…era miedo. Miedo a sentir cosas reales por él, miedo a haber olvidado lo que sentía por Ron en tres días junto a Malfoy…miedo a descubrir que ella estaba totalmente enamorado de su némesis, de un chico que detestaba su estatus de sangre…miedo a descubrir que estaba enamorada de un mortifago.

Pero en ese momento ya no había más cavidad para el miedo. Esa noche, el miedo real había atravesado las fortalezas del sitio más seguro que había en Gran Bretaña a manos de Voldemort y Hermione no estaba dispuesta a dejar que su miedo irracional sobre el amor le dejase sentir lo que su corazón pedía a gritos.

Esa noche, de alguna manera tenía que vencer el amor.

Así que levantó su cabeza para buscar los labios de Draco, necesitaba sentirlos una vez más…solo por si las cosas no salían bien…

Se besaron con desesperación, como si quisieran arrancarse todos los sentimientos que sentían en ese momento a través de ese beso; Como si sus labios buscasen con furia apagar la angustia que tenían en su interior, mordiéndose los labios el uno al otro, entrelazando sus lenguas como si estuviesen manteniendo un duelo.

Draco la apretó más hacia él, haciendo que Hermione soltase un leve gemido por la cercanía y el calor que emanaba del cuerpo del chico y este gemido hizo que Draco la besase más dulcemente extasiado por las caricias que ella hacía con su pelo…deseando estar en cualquier otro lugar y no en ese puto infierno que se estaba desatando.

Cuando finalmente se separaron, Draco le acarició la mejilla y la atrajó más hacía si abrazándola con fuerza.

—Perdóname por haber sido un necio todos estos años…perdona que no haya tenido el valor de dejar mis prejuicios de lado.—Hermione se apartó de su abrazo y lo miró a los ojos, la tristeza que desprendían era abrumadora—Ojalá hubiéramos tenido más tiempo.

—Lo tendremos…—dijo Hermione— esto no puede acabar aquí.

Draco se separó lentamente de ella y la miró fijamente por última vez a esos ojos almendrados.

—Recuerda tu promesa.

Y con un leve Plop se desapareció ante la mirada atónita de Hermione y los gritos desgarradores de ella llamándolo entre los ruidos ensordecedores que venían de la batalla que se estaba librando bajó sus pies.