Disclaimer:¡Oye, Arnold! no me pertenece. Este fanfiction es sin fines de lucro y exclusivamente para la diversión del autor y posibles lectores
Capitulo prologo
La pantalla de la laptop de Helga G. Pataki brillaba intensamente en la pequeña mesa de su departamento. Las palabras que había escrito la noche anterior estaban allí, en su borrador de poesía, pero algo no encajaba. El sonido del teclado la había acompañado durante las últimas semanas, conforme la fecha de entrega de su próximo libro se acercaba cada vez más, y el pánico comenzaba a aflorar.
"Un libro más..." pensaba mientras revisaba el borrador por enésima vez. Esta vez no solo se trataba de escribir lo que sentía. No, ahora había una editorial esperando su obra, lectores esperanzados en sus palabras, y un editor demasiado insistente en que la entrega debía cumplirse sin demora. El peso de la expectativa la abrumaba, pero se esforzaba por mantener la calma.
Helga había cambiado mucho desde los días de la escuela. La niña sarcástica y agresiva que todos conocían se había desvanecido con el tiempo, y en su lugar había surgido una mujer más serena, centrada en su pasión por la poesía. Su éxito como escritora de libros de poesía había sido inesperado, pero lo había abrazado con todo su ser. La sombra de su hermana Olga, que siempre la había eclipsado, ya no la perseguía como antes.
Helga sonrió levemente al recordar esa época. Había sido difícil dejar atrás todo lo que alguna vez la atormentó, pero lo había logrado. O eso creía.
—Ding —el sonido del correo electrónico la sacó de sus pensamientos.
Abrió el mensaje y su estómago dio un vuelco al ver el nombre del remitente. No del editor, sino del publicista asignado para revisar su trabajo antes de su publicación.
Arnold.
El nombre la golpeó como una ráfaga de viento frío. Hacía años que no pensaba en él... bueno, no exactamente. Siempre estaba allí, en un rincón oculto de su mente, pero había logrado relegar esos recuerdos a un lugar donde no dolieran tanto.
"¿Arnold Shortman? ¿Él?" pensó, incrédula.
El mensaje era directo y profesional, como si el pasado no significara nada. El editor había puesto a Arnold en el proyecto para que revisara cómo sería la campaña de marketing del libro. Al parecer, Arnold se había convertido en un publicista de renombre, alguien que ayudaba a autores a posicionarse en el mercado con campañas creativas. Pero para Helga, esto era mucho más que un simple reencuentro laboral. Era un enfrentamiento con un pasado que ella había intentado enterrar.
Arnold... su amor secreto de la infancia, la persona a la que había admirado y odiado al mismo tiempo. Habían sido pareja cuando eran adolescentes, pero las cosas no funcionaron. El destino, siempre caprichoso, los había separado. Y ahora, él estaba de vuelta en su vida, justo cuando pensaba que lo tenía todo bajo control.
Suspiró profundamente, tratando de calmar el torbellino de emociones que se arremolinaba en su pecho. Arnold estaba divorciado ahora, o eso había oído. Se había casado con Laila, una de las chicas más dulces y simples que Helga recordaba de su juventud. Pero la vida no siempre era un cuento de hadas, y Arnold, al parecer, lo había descubierto de la manera más dura. No solo estaba divorciado, sino que ahora tenía un hijo pequeño del que se ocupaba. Helga no podía evitar sentir una mezcla de compasión y curiosidad por lo que había sucedido, pero también una punzada de nostalgia que prefería ignorar.
El tiempo había pasado para ambos, y aunque Helga ya no era la niña agresiva que había sido, sabía que enfrentar a Arnold de nuevo, en cualquier contexto, sería todo menos fácil.
—Esto va a ser un desastre... —murmuró para sí misma mientras apagaba la pantalla de su laptop.
Pero no tenía otra opción. La fecha límite estaba cerca, y ahora el destino había decidido poner a Arnold de nuevo en su vida, justo cuando creía haber dejado todo atrás. Fingir que no se conocían frente a otros sería lo más fácil. El verdadero reto sería cuando estuvieran solos..
