Disclaimer:¡Oye, Arnold! no me pertenece. Este fanfiction es sin fines de lucro y exclusivamente para la diversión del autor y posibles lectores
Capítulo 1 : El Reencuentro Forzado
Helga G. Pataki miraba su reloj con impaciencia mientras esperaba en la recepción de la editorial. Su editor había insistido en una reunión urgente para discutir la fecha de entrega de su nuevo libro, y aunque ya estaba bajo presión por la proximidad de la fecha límite, había accedido. Lo que Helga no había anticipado era lo que estaba por venir.
El lugar estaba lleno de escritores, publicistas y diseñadores ocupados, pero para Helga, la atmósfera no lograba calmar la incomodidad que sentía desde que había recibido aquel fatídico correo movía su pie de arriba a bajo intentando calmar sus nervios, lo que menos necesita era estar alterada.
El nombre de Arnold no dejaba de resonar en su cabeza. Intentaba concentrarse en sus notas, repasando mentalmente qué debía decirle a su editor sobre el progreso del libro, pero su mente regresaba una y otra vez al mismo lugar: al niño que había amado en secreto durante toda su infancia y adolescencia, y al hombre en el que se había convertido. El hombre que ahora estaba a punto de ver de nuevo.
Finalmente, la puerta del despacho del editor se abrió, y una secretaria salió con una sonrisa cordial.
- Helga, puedes pasar ahora - dice la mujer colgando el teléfono que estaba en su escritorio
Helga asintió con una leve inclinación de cabeza y caminó hacia la puerta, tratando de calmar los nervios. Esto no era nada. Solo una reunión de trabajo. Podía manejarlo. Al entrar, se encontró con su editor, un hombre bajo y enérgico llamado Thomás. Estaba detrás de su escritorio, con una sonrisa profesional en el rostro.
-¡Helga! - exclama Thomás, levantándose para estrechar su mano - Qué bueno verte. Me alegra que hayas podido venir con tan poco aviso. Sabes que estamos ansiosos por ese libro, y quería asegurarme de que todo estuviera en marcha -
- Sí, claro. Todo está bien - responde Helga intentando no parecer tensa devolviéndole la sonrisa, aunque algo forzada - Estoy trabajando en los últimos detalles.
Thomás la invitó a sentarse, pero antes de que pudieran continuar la conversación, la puerta se abrió nuevamente, y Helga sintió cómo su estómago se retorcía al ver quién entraba.
- Ah, justo a tiempo - Thomás, sonriendo ampliamente -. Helga, quiero presentarte a nuestro publicista más talentoso. Arnold Shortman, él es quien se encargará de la campaña de tu libro -
Arnold entró con una expresión tranquila, su pelo rubio aún desordenado como lo recordaba, y sus ojos verdes brillaban con la misma calma de siempre. Para cualquiera que no los conociera, habría parecido una presentación profesional más. Pero para Helga, la presencia de Arnold era como una bomba de relojería que estaba a punto de estallar.
Arnold, por su parte, mantuvo una expresión neutral, aunque Helga pudo notar un destello de incomodidad en sus ojos cuando sus miradas se encontraron. Ambos sabían que el editor esperaba un saludo formal, como si fueran completos desconocidos. Era un pequeño teatro que ninguno de los dos quería protagonizar.
- Ah... Helga, un gusto conocerte - saluda Arnold con una sonrisa forzada, extendiendo la mano.
Helga apretó los dientes, sintiendo que toda la situación era absurda, pero extendió la mano de manera igualmente forzada.
- Sí... un placer, Arnold - responde la rubia intentando que su voz sonara tan natural como la de él, aunque ambos sabían que la situación estaba cargada de tensión.
Thomás los miró con una sonrisa complacida, sin sospechar nada fuera de lo común.
- Genial. Ambos trabajarán juntos para que el lanzamiento del libro sea un éxito. Arnold es excelente con las campañas, y estoy seguro de que hará que tu obra alcance nuevas audiencias, Helga - Declara el editor de forma enérgica dejando que ambos se conocieran
Helga asintió, pero no podía evitar sentir que se ahogaba en esa oficina. La tensión entre ella y Arnold era palpable, y aunque ambos intentaban fingir que no se conocían, la historia entre ellos era imposible de ignorar.
- ¿Entonces cómo va el libro? - pregunta Arnold, siguiendo el guion que se esperaba de él.
Helga lo miró directamente a los ojos, intentando mantener la compostura. Cada palabra que salía de su boca se sentía pesada.
-Está casi terminado... solo quedan algunos ajustes - responde la hermana de Olga, y luego agregó rápidamente -. Pero no debería haber ningún problema con la fecha de entrega.
- Perfecto. Estoy aquí para ayudarte en lo que necesites - asegura Arnold manteniendo su mirada fija en ella y manteniendo su tono de voz tan profesional como siempre.
Helga solo pudo asentir, deseando que la reunión terminara lo antes posible. Todo lo que quería en ese momento era salir de allí y respirar lejos de la presión de tener a Arnold cerca, pero sabia que debía mantenerse serena al igual que el.
Thomás, ajeno a la incomodidad, continuó hablando sobre los detalles de la campaña y cómo Arnold coordinaría las entrevistas y los eventos promocionales para el libro. Cada palabra que decía solo aumentaba la sensación de estar atrapada en una situación de la que no podía escapar. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Thomás concluyó la reunión.
- Bueno, me alegra que ambos estén en la misma sintonía. Sé que harán un excelente trabajo juntos - Declara su jefe despidiéndose de ambos con una sonrisa.
Helga se levantó rápidamente, deseando salir de allí lo antes posible. Arnold, por su parte, la siguió en silencio mientras ambos se dirigían hacia la puerta. Al cruzar la recepción, ninguno de los dos dijo una palabra, pero cuando estuvieron lo suficientemente lejos de la vista de Thomás, Helga no pudo contenerse más.
- Esto es una pesadilla - alega la mujer murmurando, cruzándose de brazos frunciendo el ceño sin poder cree su suerte - ¿Tú, mi publicista? ¿En serio? -
- Créeme, no fue idea mía - responde Shortman mirándola sin sorpresa al igual que ella su tono era tenso -. Solo estoy haciendo mi trabajo. -
- Pues, podrías haber rechazado el trabajo —replica Pataki molesta no deseaba verlo no en ese momento -. No creo que a nadie le importe si cambias de proyecto -
- No es tan fácil, Helga. Esto es trabajo, no el pasado - recalca Arnold suspirando pesadamente sin saber que más decir - Que iba a decir, Thomás ya cree que no los conocemos -
Helga lo miró entonces, sus ojos llenos de una mezcla de frustración y nostalgia. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que la situación fuera menos incómoda.
- Lo sé... - dice la rubia suavizando su voz aún disgustada por lo que estaba pasando-. Pero eso no significa que me guste -
Arnold no respondió de inmediato. Ambos sabían que el pasado que compartían estaba a punto de interponerse en su trabajo. Y aunque fingieran que nada había ocurrido, la verdad estaba ahí, flotando entre ellos.
