Sol del Amanecer
El Salón del Trono es magnifico. La arquitectura de todo el reino es impresionante, pero este espacio es insuperable. Sus altas columnas adornadas con los tallados más hermosos, sus pisos brillantes en los que puedes verte reflejado como en un perfecto espejo, los enormes ventanales que permiten la entrada orgullosa del sol y a través de los cuales puedes admirar el jardín infinito que se confunde con las majestuosas praderas. El mobiliario no solo refleja la elegancia y riqueza de quienes habitan el palacio, son la prueba irrefutable de la historia y nobleza de un país. La simple vista de todo esto abrumaría a cualquiera... Cualquiera que no fuera Aron.
Aron, con sus nueve años de edad, está más que acostumbrado. La verdad, en ese momento, está más bien aburrido. Le habían anunciado que hoy era un gran día para él. Le habían hecho levantarse más temprano que nunca, le habían hecho vestir con uno de sus trajes más elegantes, le habían recogido su cabello castaño en una cola que estaba muchísimo más ordenada de lo usual y le habían prohibido salir a jugar para que no arruinara su estilo. No le explicaron nada. Y después de dejarlo encerrado durante toda la mañana en la primera biblioteca del ala Este, porque él aún no puede participar en las 'pláticas de adultos', por fin, su padre lo había hecho llamar... Para esto.
Por un rato, se mantiene en pie, balanceando su peso sobre una y otra pierna, con ambas manos en la espalda, compostura perfecta, evitando mirar a nadie a la cara, mientras intenta no prestar atención al errado discurso de quien está sentado en el asiento más grande que nadie hubiera imaginado... Esas palabras... Son exactamente las mismas que había escuchado hace dos años cuando él llegó a este lugar.
En ese entonces él estaba muerto de miedo. Cierra los ojos y sus largas pestañas rozan su piel antes de permitirse ver el mismo miedo en otros rostros. Sin embargo, cuando vuelve a abrirlos no puede evitar observar a las mujeres que están de pie en la parte trasera de la habitación, todas vestidas de forma elegante, cargando pequeñas maletas en sus manos, una de ellas había llorado, la otra se veía demasiado sería y aquella... Aron no lo puede evitar. Le sonrie abiertamente a su propia madre. Lleva algunos meses sin verla, pero, aunque la extraña, no podrá hablarle esta vez. Ella volverá a su tierra esta noche. De todas formas, lo que tenía que decirle lo dijo durante esa semana de verano. 'Cuídalo'.
"¿Y bien, Príncipe Aron?" La profunda voz de su padre le hace reaccionar.
Respira lentamente mientras se acerca al trono con pasos pocos seguros. "¿Sí, su Majestad?"
"¡Eso! ¡Acércate para que pueda presentarte a nuestros invitados!" El Rey Ledis está de muy buen humor. Con su pésima postura, sentado a sus anchas en aquel mueble, muestra una enorme sonrisa de satisfacción. "Tienen muy buena presencia, ¿no es así?"
Aron no puede escaparse por más tiempo. Sigue con su vista la larga mano de su padre y se encuentra con ellos. ¿Cuatro? Él creía que al menos uno tardaría un año más en aparecer. ¿Acaso uno de ellos había venido solo?
El Soberano, creyendo que su hijo tiene un interés especial, aclara su garganta y empieza las presentaciones con el que tiene su atención. Su voz es más fuerte que nunca. "Príncipe Aron, permítame introducir al Príncipe Jonghyun del Distrito Kim del Norte." El niño al escuchar su nombre se enderesa, pero es evidente, por los movimientos de sus ojos, que está verdaderamente nervioso. Es difícil no sentir algo de simpatía, parece alguien amable aunque su rostro sea demasiado serio. Hace una torpe reverencia demasiado humilde para su estatus. Su cabello negro está perfectamente ordenado y es evidente que se esforzó para no arrugar su fino traje negro durante el largo viaje. "El Príncipe Dongho del Distrito Kang del Oeste, el Distrito más grande de nuestro reino." Aron evita reírse por suerte. El niño es evidentemente el más grande, al menos el más robusto, casi podría decir que el más gordo, pero por la mirada que recibe es evidente que no será buena idea tratar de darle un apodo ahora. Inclina levemente su cabeza, eso es todo. Su cabello oscuro está realmente corto y sus ropas alarmantemente desordenadas, su madre no debe estar feliz. "El Príncipe Minhyun del Distrito Hwang del Este." ¿Cómo puede alguien sonreír ampliamente y verse tan inseguro al mismo tiempo? Este chico es el más alto y su cabello es un desastre... Y esa forma de vestir, jamás había visto algo parecido, y sin embargo logra verse bien... Algo. Su reverencia resulta demasiado rígida, ¿cuántas veces la había practicado? "Y el Príncipe Minki del Distrito Kwak Choi del Sur." Aron no puede evitar sonreír de forma cómplice cuando su mirada se cruza con el niño con el que había crecido. Los ojos vívidos del más pequeño no dejan de mostrar su felicidad. Ahora que lo detalla, el pequeño de cabello castaño largo podría confundirse con una niña, su madre solía decir que era demasiado bonito. Su reverencia parece un paso de baile, es el único que se ve emocionado. "Príncipe Aron, dale la bienvenida a tus hermanos menores."
...
El sol se filtra entre la hojas de los árboles. El caballero detiene el paso de su montura para admirar la quietud del bosque. ¡Cómo había extrañado esos paisajes! Hace tan solo tres años que había partido y todo a su alrededor parece nuevo... Demasiado nuevo. Él... ¡¿Está perdido en su propia tierra?!
Jonghyun se equivocó. En su apuro por llegar a casa y ser recibido cálidamente por sus hermanos, se puso en camino antes de que llegara el carruaje con su escolta. Tomó el primer caballo que parecía tener fuerza y dejó un recado para el propietario, 'Reclame su propiedad en la Capital y tendrá su merecido.' Más tarde, el dueño irá a buscar su animal en la posada y al leer la nota lo dará por perdido. Pensando: "¡Asquerosa realeza se cree con derecho de quitarnos todo!", mientras el joven Príncipe piensa: "¿Con lo que tengo pensado pagarle será suficiente para recompensarle y agradecerle sus atenciones?" Su padre siempre le dijo que era fácilmente malinterpretado.
Suspira otra vez. Él estaba seguro que después de cruzar el segundo río siguiendo el camino Real, si se desviaba al norte, y seguía adelante sin descanso, eventualmente divisaría algunas construcciones... Nada.
Para este momento ya es pasado el mediodía y lo único que distingue es vegetación, vegetación y más vegetación.
Cansado desciende de la bestia de pelaje achocolatado y, sujetando sus riendas, se pone a andar. Si llega a oscurecer sin que encuentre refugio podría caer víctima de asaltantes o, peor aún, de hechiceros.
Entonces la ve. Hermosa como salida de una pintura. La doncella de vestido crema y lazos azules, se encuentra sentada en la hierba y su espalda está apoyada en el único árbol con botones de flores blancas, sus largos mechones de sedoso cabello ondulado como las olas caen por sus hombros y algunos están a punto de rozar las páginas del libro que sostiene en su regazo. ¿Es una bruja?
Al ver la sonrisa que se forma en los labios de ella al leer alguna descripción graciosa, se decide. Jonghyun hace la pregunta. De todas formas, si es una trampa, ya cayó en ella. "Saludos, amable doncella. Si no es demasiada molestia, ¿puedo solicitar su auxilio?"
¿Eran esas las palabras que quería usar? Si uno de sus hermanos hubiera estado aquí no se hubiera equivocado como él acaba de hacerlo. Jonghyun ve con angustia cómo la bella joven, sobresaltada, huye de la voz que sonó demasiado cercana, abandonando el grueso libro que disfrutaba.
Sin embargo, su esbelta figura se detiene sin previo aviso, ella gira su cabeza, y cuando sus expresivos ojos se topan con los de Jonghyun, él no puede evitar pensar que por un segundo ella parece haberle reconocido.
La joven, actuando totalmente en calma ahora, le observa por un momento antes de mostrar una gran sonrisa y contestar. "Disculpe mi reacción, no me había percatado que alguien había llegado. Por favor, dígame..." Ella se acerca unos pasos, pero justo antes de que Jonghyun empezara a pensar que conocía esos grandes ojos oscuros, ella deja de prestarle atención para recoger el libro que había caído. "¿En que puedo ser útil a un aventurero como usted?"
El corazón del Príncipe que hasta entonces había latido aceleradamente se calma un poco. Ella no sabe quién es él. Ella no espera nada extraordinario de él. La joven piensa que él es un simple viajero. Con más confianza ahora, no teme hablarle. "Verá usted, me dirijo a la ciudad, y tercamente decidí tomar un atajo que no me llevó a ningún sitio. ¿Sería tan amable de indicarme donde me encuentro?"
Risa. Ella se ríe por unos segundos. Y la sensación de que ya la había visto vuelve a él, pero no logra recordar nada. "Si se dirige al poblado, me temo que le queda mucha distancia por recorrer todavía." Ahora su expresión es amable, como si sintiera compasión por Jonghyun... ¿Tan lejos está? "Si sigue recto hacia el oeste encontrará un pequeño sendero, está vez no se aleje de él, sígalo en dirección norte y cuando salga del bosque estará en los campos del Palacio Real, desde allí podrá ubicarse solo."
El Príncipe no puede creer su suerte, esta muchacha sin querer le había explicado exactamente cómo llegar a su hogar. Reprime sus ganas de correr en ese instante, se gira para encararla nuevamente y le habla con toda sinceridad. "No sabe usted lo agradecido que estoy, en verdad siento que me ha salvado." Realiza una reverencia que su padre odiaría por ser demasiado humilde para su estatus. "Ahora le ruego que me permita ser su compañía por el camino que me ha indicado, hasta llevarla a su hogar."
Ella también se inclina, su elegancia es perfecta. Pero sus palabras no son las que él espera. "Se lo agradezco, pero voy a declinar su amable oferta." Ella piensa en los seis metros de vegetación que en ese instante la separan del jardín del fondo de la casa de su padre y sonríe. "La verdad, acordé encontrarme aquí con alguien y voy a esperarle."
Jonghyun se sorprende, ¿por qué se siente decepcionado? Aún así, le dedica muchas más palabras de agradecimiento antes de separarse de su salvadora.
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Minutos más tarde, andando sobre su caballo prestado, el apuesto joven divisa el final del bosque y más allá en el horizonte, las altas torres blancas y los tejados azules del palacio. Su corazón salta.
'El Intruso' es el nombre del libro que ella estaba leyendo. Él debería leerlo también. Ese es el libro favorito de... Oh. No. Se queda sin aliento. Siente como el calor en sus mejillas aumenta. Se lleva el torso de la mano a la boca.
Claro que ella lo reconoció.
Él la conoce a ella desde hace años.
"¿Por qué soy tan tonto?"
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Su moral está en el suelo cuando llega a las caballerizas. Procura no cruzarse con nadie cuando deja su montura en uno de los muchos corrales con agua. Se quita los guantes de montar y se dirige hacía el corredor que lleva al patio interior.
Jonghyun está un poco aliviado de ver que hay mucha gente trabajando. Están tan ocupados que podrá cumplir su objetivo: Pasar desapercibido y correr hasta sus aposentos, donde espera perderse durante siglos hasta que supere la vergüenza. Está cerca de una de las entradas pero...
"¿Jonghyunie? ¿ya estás aquí?" La voz inconfundible de su hermano lo detiene. Al girar encuentra al encantador joven que está muy feliz de verlo. "¡Pero, ¿cuándo has llegado?!"
Minhyun acorta la distancia entre ellos con sus grandes zancadas. Le da un fuerte abrazo y al separarse de él, aún sonríe de esa forma que hace que sus ojos se vean mucho más pequeños de lo que son.
Jonghyun desvía la vista al responder. "Lo acabo de hacer. No esperé el carruaje."
"¡Qué bueno que no lo hiciste! Nuestro padre creía que ibas a llegar mañana y no quiso escucharme cuando le pedí que enviara la escolta esta mañana. Si hubieras esperado te hubieras quedado varado." Minhyun se echa a reír con ganas cuando ambos hermanos entran al interior del palacio caminando uno al lado del otro.
Minhyun siempre había sido el más alto entre todos los hermanos, pero a Jonghyun le parece que se ve muchísimo más alto debido a que su cabello está peinado hacía arriba. También nota que se lo ha teñido de un rubio muy claro, cosa extraña en él que siempre había usado colores oscuros. Se está preguntando el motivo de ese traje extravagante de color escarlata, cuando se percata de la decoración de los pasillos. "¿Minhyunie? ¿Están preparando una fiesta? ¿llegué en mal momento?"
La carcajada del Príncipe más alto hace que varias mucamas volteen a verle. "¡No seas absurdo! Claro que estamos preparando una fiesta, nuestro hermano Dongho acaba de volver sano y salvo de una exitosa campaña en el norte, y ahora que tú estás aquí tenemos doble motivo para celebrar. ¡Serás el invitado de honor!" Minhyun contempla la cara de su hermano antes de agregar. "Por supuesto, solo si lo deseas, sé que el viaje es largo y si estás muy cansado puedo excusarte y planear un pequeño banquete para mañana en la..."
Jonghyun parece pensarlo por un momento antes de responder. "No, es mejor que me presente hoy, padre se molestará si no le digo que ya estoy en casa. Está bien."
Minhyun no queda muy convencido con esa sonrisa, pero no dice nada más. La verdad, cree más sensato decirle a todos cuanto antes que el Príncipe que se había ido a estudiar en tierras extranjeras había vuelto a su hogar, además deseaba mostrarle algo esa noche. Ambos jóvenes conversan animadamente hasta llegar a la habitación de Jonghyun que, a pesar del tiempo, sigue luminosa e impecable.
Minhyun se retira, prometiendo que volverá más tarde y que mientras tanto enviará a alguien con un buen almuerzo. Jonghyun le agradece, cierra la puerta y se recuesta en la suave almohada, pero ¡¿Eh?! ¡¿Quién había olvidado esa peluca rosada entre las sábanas?!
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Debió haber pasado más de una hora. Jonghyun lo sabe sólo con mirar el ventanal. Las cortinas están cerradas pero entre las suaves ondas de tela se escapan los tonos rojizos del atardecer.
Se había quedado dormido después de comer.
Jonghyun no sabía que estaba tan cansado. Incluso ahora, le sorprende cómo al levantarse siente dolor en el cuello y espalda, el viaje no le había parecido tan tedioso.
Se acerca a las cortinas y las corre por completo. La habitación se ilumina y todo se vuelve más cálido. La música lejana de la orquesta, que debe estar ensayando ya desde hace un tiempo, entra en el espacio e invade cada rincón.
Su reflejo en el espejo es un desastre. Su cabello está desarreglado apuntando a todas las direcciones, Jonghyun se siente tentado a correr a su armario y buscar una de las muchas boinas que había dejado. Se detiene ante la vista del color llamativo en la esquina de la habitación. En un espacio tan sobrio, no hay manera de que ese traje no resalte.
El Príncipe suspira antes de que la sonrisa llegue a sus labios. Esa era obra de su hermano. Desde que Minhyun logró un acuerdo entre los cinco, él es el encargado de elegir sus atuendos para los eventos. Jonghyun no se queja. Él está seguro de que su gusto para vestir no es malo, pero Minhyun es mejor si de modas innovadoras se trata.
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Estar listo lleva su tiempo. Jonghyun está de pie frente al espejo de cuerpo completo. Su traje rosado está en perfecto orden, bajo su chaqueta un suéter y una camisa se aseguran de que en ningún momento de la noche muestre más piel de la que debe. Su cabello, ahora teñido de tonos grises cubre su frente de forma estilizada. Y está usando los zarcillos negros más simples.
Sale de sus aposentos y recorre el castillo a paso lento, ¿qué se supone que vaya a decir si le piden que hable a los invitados? Sus nervios van en aumento.
Siente un gran alivio al percibir las voces familiares. Reunidos a punto de bajar las escaleras están sus dos hermanos enfrascados en una conversación que parece divertida.
Dongho es el primero en verle. "¡Oh, Jonghyun-ah! ¡Pudiste componerte! ¡Me dijeron que habías llegado en mal estado!" La sonrisa burlona del Príncipe más fuerte no ha cambiado. Su hermano se ve igual que hace tres años, su cabello muy corto, está teñido de negro y arreglado hacía atrás; sus anchos hombros lucen más imponentes en esa chaqueta larga de color rosa. Es un color que podría ser demasiado dulce para alguien tan varonil y aún así no le queda nada mal.
"¡Nunca dije que estaba en mal estado! Dije que Jonghyunie se veía cansado, por eso no le molesté más." Minhyun coloca una mano en la espalda de su hermano tratando de escusarse. Está usando un flux tan largo que solo le quedaría bien a alguien de su altura, y como es común en él, una camisa fucsia con el cuello lo suficientemente abierto como para dejar a la vista parte de su pecho.
"¿Solo estamos nosotros?" Jonghyun los sigue a través de la larga escalinata.
"Por ahora. Espero que los demás sean capaces de unirse pronto." Minhyun lo dice con poca convicción.
"Desde que llegué, no he visto casi a Aron-hyung, nuestro padre siempre lo tiene ocupado." Dongho agrega de mala gana.
"¿Llevas mucho tiempo en casa?" Para Jonghyun fue una sorpresa oír que Dongho estaba en la Capital, hasta la última carta que había recibido de Minhyun, su hermano estaba en una misión para proteger el Reino cerca de la frontera norte.
"Desde la semana pasada. Creí que estaría fuera por más tiempo, pero los enemigos se retiraron después de nuestra última movilización. Dejé a cargo al Primer General del Distrito."
Jonghyun quiere hacer más preguntas, pero el murmullo de las personas que los están esperando en el Salón de Bailes le recuerda que esta noche no será fácil y lo mejor es que se concentre en mantener un buen ambiente para todos.
Cuando las puertas son abiertas por Minhyun, la belleza del recinto trae los mejores recuerdos a la mente del Príncipe de cabello gris.
El Salón de Baile es el espacio techado más grande del Palacio. Sus altos techos están bellamente decorados con frescos modernos, los gigantescos ventanales permiten observar el hermoso jardín desde todos los ángulos, algunos de los portales de vidrio están abiertos y permiten la entrada de la brisa nocturna y el aroma de las flores. Los pisos están brillantes como siempre y la iluminación quita el aliento. Pero lo más maravilloso son las personas.
Jonghyun no es una alguien que se maneje cómodamente en público, no tiene la facilidad de sus hermanos para tratar al público; sin embargo, es innegable que estando lejos de su país, lo que más extrañó fue el trato de su gente. Donde estaba, las personas solo lo criticaban y querían hacerle sentir fuera de lugar, pudo resistirlo porque recordaba que muchos contaban con él. Y justo en ese instante, al observar rostros conocidos y caras sonrientes, se sintió en su hogar.
Las voces de las damas y los caballeros que esperan elegantes y sonrientes, las risas de un grupo de niños jugando en el jardín, las notas musicales que repentinamente tocan los músicos que están afinando... Todo le parece a Jonghyun amigable y tranquilizador.
Los tres Príncipes, al entrar en la habitación, dedican una reverencia que pronto es respondida por los invitados. Ellos se encaminan de forma silenciosa hasta la tarima de mármol desde donde se tocará la música toda la noche. Muchas de las señoritas que están presentes por primera vez en una de esas celebraciones comentarán luego lo muy serios y elegantes que se veían los jóvenes de la realeza, otras tantas que tienen la fortuna de conocerlos mejor hablarán de la impresionante habilidad de los muchachos de aparentar estoicismo cuando en realidad son muy torpes.
Los pensamientos de Jonghyun están muy lejos, hasta que recibe un golpe del pesado hombro de Dongho. "¿Y bien?"
"Ah." Minhyun sonríe a los presentes mientras se aclara la garganta y explica la situación en voz baja. Jonghyun no deja ver lo confundido que está con el gesto. "Aparentemente Aron-hyung llegará tarde. Le corresponde al mayor de nosotros dar inicio a la celebración."
"Oh." Jonghyun preferiría que Minhyun hiciera de maestro de ceremonia. Él siempre ha tenido talento para eso. De todas formas, si es inevitable... Enfrenta al público y se aclara la garganta.
De repente, se abre otro portal de vidrio y las personas empiezan a abrir paso al recién llegado.
Aron, el mayor de los hermanos atraviesa la habitación. Lleva el mismo corte de siempre, su cabello castaño corto le cubre hasta la mitad de la frente. Está usando la camisa con volantes más llamativa que Jonghyun haya visto nunca, la cual hace juego con sus pantalones... rosados.
"¿Demasiado tarde?" Al llegar junto a sus hermanos, los saluda con sendas reverencias, excepto a Jonghyun a quien le da un fuerte apretón de manos. "Papá y yo tuvimos otro desacuerdo y estuvimos reunidos hasta ahora."
"Estábamos a punto de prescindir de ti." Dongho responde con su todo de voz calmado.
"Aunque ahora esperamos que hagas los honores." Minhyun gesticula a los presentes.
"Por supuesto."
Y con esto, los cuatro hermanos se inclinan ante sus invitados.
Las palabras de Aron fueron precisas. Inmediatamente después empezó a sonar la música y las personas empezaron a bailar o a degustar las delicias ofrecidas.
Los Príncipes aun estaban juntos cuando bajaron.
Aron está feliz de que Dongho y Jonghyun estén en casa. Está feliz de que todos los hermanos se puedan reunir nuevamente... Pero... "¿Dónde está Minki?"
