Capitulo V

Syaoran sintió el aire moverse mientras el puño de su contrincante golpeaba directamente en su pómulo izquierdo, retrocedió un momento, maldita sea como permitió que lo golpeara en la cara todo menos en la cara. Antes de poder reaccionar su oponente se lanzó hacia el con otro puñetazo rápido y directo, pero él era ágil claro que lo era así que lo esquivo inclinando su cuerpo hacia un lado y aprovechando la apertura que había generado y respondió con un gancho derecho certero en el estómago, diablos eso si debió de haber dolido. Pero no tenía tiempo de tener compasión así que así que fue contra, pero vio el brazo de su oponente elevarse en un intento de bloquear el golpe que venía hacia él, pero había visto esa jugada antes. Usando su agilidad, desvió su propio cuerpo hacia un lado y, en el mismo movimiento, le dio un codazo en las costillas. Su oponente jadeó y retrocedió un paso, pero no dejó de mirarlo con furia.

La multitud rugía con una excitación muy bien conocida, el sudor empapaba su frente y, a pesar de la fatiga que comenzaba a arrastrarlo, Syaoran sabía que no podía permitirse fallar. Esta pelea no era solo por dinero; era por su orgullo, su honor, y algo aún más profundo que no se atrevía a reconocer.

El hombre retrocedió un par de pasos, pero él no podía darse el lujo de retroceder un momento, ya era su cuarta pelea y su cuerpo ya le estaba pasando la factura, había comenzado a llover y empezaba a hacer frio sí que tenía que terminar esto lo más rápido posible si no había la posibilidad de que perdiera y eso no era posible esa no era una opción, así que lanzo un golpe directamente al rostro de su oponente, sintiendo sus nudillos chocar contra la piel y el hueso, el impacto resonó en sus propios brazos, ahora lanzando con un movimiento rápido un puñetazo a las costillas de su contrincante y antes de que el hombre pudiera reaccionar, Syaoran giro sobre su propio eje y le lanzo una patada baja a la rodilla buscando desestabilizarlo lo cual consiguió por unos minutos los cuales aprovecho para volver a buscar con su puño el rostro del hombre, el impacto fue sólido y el crujido de la mandíbula de su adversario resonó en el aire.

En la lluvia y el rugir de la multitud, Syaoran luchaba no solo contra su oponente, sino contra el agotamiento, la desesperación y su propio límite, sabiendo que en este ring, solo quedaría uno de pie.

Maldita sea su contrincante parecía no cansarse y él ya estaba dando las ultimas así que tenía que apurarse no espero que se levantara para irse con el ya no podía darse ese lujo avanzo rápidamente y el mismo lo levanto con su mano izquierda y con la otra impacto dos puñetazos en las costillas escucho un sonido pero en medio de la lluvia no pudo distinguir si fue la ruptura de estas mismas o fue otra cosa pero no le importo y siguió impactando más golpes tenía que terminar maldita sea lo tenía que hacer, era la última fuerza que le quedaba así que cuando esta se le termino lo dejo de sostener y retrocedió, todo el público empezó la cuenta regresiva gritando diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, y en ese momento su contrincante se movió un poco y eso provoco que la muchedumbre gritara con mayor excitación, cuatro, tres, dos, uno, y los gritos y las maldiciones no se hicieron esperar había ganado, maldita sea había ganado pero sentía que sus piernas ya no le respondían así que empezó a irse hacia adelante ya no tenía fuerzas para seguir de pie pero antes de que cayera al piso sentido una manos muy suabes tratando de sostenerlo, ah ya había llegado pensó antes de cerrar los ojos.