Bella PDV
Con el tiempo, me acostumbré a vagar entre los vivos, observando sus vidas desde la distancia. Mi desaparición se convirtió en otra nota en los archivos de casos no resueltos, un misterio más entre muchos. A medida que los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, la angustia de mi madre se transformó en un silencio lleno de dolor. Renée seguía luchando, pero podía ver cómo la esperanza se le escapaba de las manos, como arena en un reloj.
La razón de la mudanza de Charlie a Arizona fue su deseo de investigar más a fondo mi desaparición. Creía que el cambio de entorno podría ofrecerle nuevas perspectivas, tal vez incluso respuestas. Sin embargo, el calor del desierto no logró calmar su angustia. Se pasaba horas buscando pistas, consultando con detectives privados y revisando foros en línea, pero nada parecía ayudar. La distancia solo amplificaba su desesperación, y la vida en Arizona se convirtió en un intento fallido de escapar del dolor que lo seguía.
Cuando Charlie decidió regresar a Forks, lo vi llegar con el semblante cansado y desgastado. La casa que una vez había sido un refugio se había transformado en un recordatorio constante de lo que había perdido. Su vida se iba apagando lentamente, y la luz que una vez brilló en su mirada se desvanecía con cada día que pasaba.
Pedía fotos de mí a Renée, deseando tener algo tangible, un vestigio de mi existencia. Desde mi lugar en el limbo, lo acompañaba en silencio, deseando poder consolarlo. Observaba cómo pasaba las horas mirando las pocas imágenes que tenía, su expresión llena de nostalgia. En su soledad, parecía buscar respuestas en cada sonrisa congelada en el papel.
Cada lágrima que caía por su rostro era como un puñal en mi corazón. Aunque no podía limpiar sus lágrimas físicamente, deseaba que sintiera mi presencia, que supiera que estaba allí, compartiendo su dolor. Era un consuelo vacío, pero era lo único que podía ofrecerle en ese momento.
Mientras él miraba las fotos, su rostro se iluminaba brevemente con recuerdos felices, pero esa luz se apagaba rápidamente al volver a la cruda realidad de mi ausencia. Su sufrimiento me atravesaba como una corriente, y me daba cuenta de que, aunque estaba atrapada en un mundo que no podía tocar, el amor que sentía por ellos seguía vivo.
Cada día, me prometía que haría todo lo posible para que la verdad saliera a la luz, que mi historia no se perdería en la niebla de la desesperación. La lucha de mi madre y la tristeza de mi padre se entrelazaban en mi ser, y sabía que algún día, encontraría la manera de conectarlos de nuevo, incluso si eso significaba enfrentar mis propios miedos en el proceso. La esperanza era lo único que me mantenía unida a ellos, y no dejaría que se extinguiera.
Estaba en el hospital, un lugar que se había convertido en mi refugio silencioso. Desde hacía tiempo, me preguntaba si habría otros como yo, espíritus atrapados entre el mundo de los vivos y el más allá. En Forks, un pueblo tan pequeño, no había mucho para investigar, así que decidí aventurarme a otros hospitales, donde la vida y la muerte se entrelazaban de maneras que apenas podía comprender.
Lo que me gustaba de esta nueva existencia, si es que podía llamarse así, era la libertad de moverme de un lugar a otro sin ningún esfuerzo. Simplemente aparecía en habitaciones, escuchando historias y absorbiendo fragmentos de vidas que se estaban desvaneciendo o comenzando. Cada encuentro me llenaba de curiosidad, y pronto descubrí que no estaba sola.
Fue en un hospital de Seattle donde conocí a Emily. Ella era una chica de diecisiete años con una luz interior que iluminaba su entorno, a pesar de su situación. Había estado gravemente enferma, y aunque su cuerpo estaba en la cama, su espíritu parecía vibrar con energía.
"¿Eres como yo?" le pregunté, sintiendo una conexión instantánea.
Emily sonrió con tristeza. "Sí, estoy atrapada aquí. Pero he visto cosas… cosas que podrían ayudarnos."
Su voz era un susurro, pero había una determinación en sus ojos que me intrigó. Mientras compartíamos nuestras historias, ella me habló de Félix, un espíritu guía que había contactado en sus momentos de debilidad. "Él me dio instrucciones," me explicó. "Me mostró cómo encontrar respuestas, cómo ayudar a otros. Dice que hay un propósito en nuestra existencia, que podemos ser guías también."
La mención de Félix despertó mi curiosidad. ¿Un espíritu guía? La idea de que existiera alguien que pudiera guiarnos a través de nuestra confusión era reconfortante. "¿Qué más te dijo?" pregunté, sintiendo que esta información podría ser crucial para mí.
Emily se iluminó al hablar de él. "Félix es sabio. Me dijo que nuestra conexión con el mundo de los vivos es más fuerte de lo que creemos. Si aprendemos a escuchar y a abrirnos a nuestras experiencias, podemos ayudar a otros a encontrar su camino."
La idea de convertirme en una guía resonó profundamente en mí. Si había otros espíritus perdidos, podría hacer algo significativo con mi existencia. "¿Cómo podemos encontrar a Félix?" le pregunté con fervor.
"Él siempre está cerca, pero hay que estar dispuestos a buscarlo," respondió Emily. "Debemos abrir nuestros corazones y nuestras mentes. A veces, es cuestión de meditar, de dejar que nuestras emociones fluyan."
A medida que nuestras conversaciones se profundizaban, sentí que comenzaba a comprender mi propósito. Quizás no solo estábamos buscando respuestas para nosotras mismas, sino que podíamos ayudar a otros espíritus a encontrar su camino. Con Emily a mi lado, sentí que había una misión por delante, una oportunidad de explorar lo desconocido.
Juntas, comenzamos a buscar a Félix. Nuestras noches se llenaban de intentos de conectarnos con él, practicando la meditación y abriendo nuestras almas a lo que el universo tenía reservado. La vida en el hospital era solo una parte de nuestra historia, pero al lado de Emily, me di cuenta de que había mucho más por descubrir.
Así, en medio de la confusión, la esperanza se encendía en mi interior. La búsqueda de respuestas y la posibilidad de convertirnos en guías nos unían en un camino que prometía desentrañar los misterios que nos mantenían atadas a este mundo. Con cada paso que dábamos, sentía que la luz que buscábamos estaba más cerca, y que Félix podría ser la clave para liberarnos de nuestras cadenas.
Una noche estaba en el hospital, sentada junto a Emily. Hablando sobre como había llegado a su estado, había sido un golpe y fuga. Paso en coma varios meses, pero ella, al contrario de mi, se hallaba satisfecha. Al parecer su vida había sido triste y vacía, nunca se había sentido parte del mundo y en sus palabras, su paso a esta otra dimensión, al fin había hallado un propósito. Su familia era quién no la dejaba ir. La conexión entre nosotras había crecido en las últimas semanas, y compartíamos risas y confidencias mientras vagábamos por los pasillos. Era agradable su compañia. Sin embargo, esa noche había una tensión en el aire, como si algo importante estuviera a punto de suceder.
De repente, sentí un cambio en la atmósfera. Una energía vibrante llenó el espacio, y supe que Félix estaba cerca. Su luz suave iluminó el rincón en el que nos encontrábamos, y cuando apareció, la habitación se llenó de una calma palpable.
"Bella, Emily," dijo Félix, su voz un susurro que resonaba en nuestros corazones. "He estado esperando este momento."
Ambas lo miramos, intrigadas. "¿Qué información tienes para nosotras?" preguntó Emily, su curiosidad evidente, sabía que cuando el aparecía era para anunciar cosas importantes.
Félix se centró en mí, sus ojos reflejando una profunda sabiduría. "Bella, tu historia no ha terminado. Pronto encontrarás a alguien que te necesita tanto como tú a él. Pero hay algo que debes saber: el propósito de Emily y el tuyo son diferentes."
"¿Diferentes?" repetí, sintiendo que cada palabra era importante. "¿Cómo?"
"Emily busca comprender su propia experiencia y ayudar a otros espíritus perdidos en este lugar. Su camino está orientado hacia el apoyo y la conexión con quienes sufren. En cambio, tú estás destinada a descubrir verdades más profundas sobre ti misma y tu pasado. Alguien vendrá a ti con respuestas, y será vital para tu propio viaje."
Miré a Emily, quien asintió con comprensión. La idea de que nuestras trayectorias pudieran ser distintas, pero igualmente significativas, me llenó de esperanza. "¿Y si no reconozco a esta persona?" pregunté, inquieta. "¿Cómo sabré que es quien necesito?"
"Confía en tus instintos," me aconsejó Félix. "Tu corazón te guiará. Estarás lista para reconocer a esta persona cuando llegue el momento. Lo importante es que estés abierta a las señales que el universo te enviará."
Las palabras de Félix resonaban en mí. La posibilidad de que alguien me ayudara a desvelar los secretos de mi vida era tanto emocionante como aterradora. "Haré lo que pueda," afirmé, sintiendo el peso de este nuevo propósito.
Félix sonrió con calidez, dirigiendo su mirada hacia Emily. "No están solas en esto. Ustedes tienen roles distintos pero complementarios. La luz que buscarán no solo iluminará sus caminos, sino también el de otros."
Con esas palabras, su figura comenzó a desvanecerse, dejando una sensación de calma y determinación en el aire. "Recuerden, el futuro está lleno de posibilidades. Abran sus corazones y sigan adelante."
Me quedé allí, junto a Emily, sintiendo que un nuevo capítulo de nuestra existencia estaba a punto de comenzar. La búsqueda de respuestas se transformaba en una promesa de descubrimiento, y con la esperanza de que pronto encontraría a alguien que me necesitara tanto como yo a él, me sentí lista para enfrentar el desafío que se avecinaba.
Hola a todos! Aquí un nuevo capítulo, para empezar el día.
:)
Calolin Firmino: Olá! Muito obrigado pelo seu comentário, tentarei atualizar novos capítulos o mais rápido possível. :D
