Capítulo 6


Harry había preparado una cena sencilla de Shepperd's Pie y un pay de ruibarbo comprado en Tesco. No quería complicarse con la comida, ya que ignoraba si al hombre le gustaba la comida especiada o tenía alguna restricción alimentaria, pero Harry recordaba que el Shepperd's Pie si llegó a comerlo durante su convalecencia y cuando había pay de ruibarbo en el Gran Comedor, Snape solía tomar una rebanada.

A las ocho llegó Snape, tan puntual como había sido en Hogwarts. Para Harry supuso un shock ver a su antiguo profesor de pociones en ropa casual, completamente negra, pero casual. De alguna forma, pensó que llegaría con una túnica negra, solo que con menos botones que la de enseñanza. Un poco como la que estaba usando el día anterior.

Harry le guio al comedor y le sirvió la comida. Snape primero disfruto la mitad de su porción antes de permitirle a Harry preguntar sobre su madre.

Evidentemente la primera pregunta de Harry fue como conoció a su mamá. Snape le contó a Harry los detalles que no se pudieron ver en sus memorias, la forma en que se dio cuenta de que Lily Evans era especial y no solo por su magia. Snape se dio cuenta de que Lily era una persona que no juzgaba a otras personas en función de cómo se veían, cosa que su hermana mayor si hacía. Lily era una persona que primero te conocía y luego te juzgaba y para Snape, acostumbrado a ser juzgado y malentendido por su apariencia, Lily parecía un regalo caído del cielo.

Una vez que empezó, Snape empezó a relatar muchas historias sobre Lily. La vez que se disfrazaron de fantasmas con las sábanas de Petunia o la ocasión en que Lily le dio un puntapié a Tobías. Severus podía describir como sentía su corazón latir desbocado entre la emoción, la dicha, la gratitud y el miedo. Había tanto que contar de Lily y Harry, con cada historia, iba formándose una idea de la maravillosa persona que había sido su madre.

No entendía por qué su tía odiaba tanto a su madre. Cierto que estaba el asunto de la magia, pero por las historias que le estaba contando Snape, el odio hacia Lily empezó desde mucho antes y era una relación extraña entre las hermanas. Petunia odiaba a Lily, pero a la vez, la quería cerca de ella. Harry, siendo hijo único y además huérfano, no entendía las complicadas relaciones de los hermanos. Hermione tampoco podría entenderlas y Ron, teniendo hermanos, le era difícil describir las cosas pero siempre decía que amaba a sus hermanos aunque a veces tenía ganas de haber vendido a los gemelos con los gitanos.

Harry entendió, tanto con lo que conocía de su tía como las historias que le estaba contando Snape, que su tía tenía unos celos patológicos hacía su madre. Si, amaba a su hermana pero a la vez la odiaba. Quizás porque sin Lily, ella hubiera sido hija única, o puede que su mamá era tan impresionante que Petunia se resintió, Harry no lo sabía. Solo sabía que Petunia odiaba a Lily, tanto como la había amado y cuando Harry llegó a su vida, fue un recordatorio de ese odio y le fue más fácil a Petunia odiarlo porque con él, no existía ese vínculo que sí tuvo con su madre.

Las relaciones humanas ciertamente eran complejas.

Solo había que escuchar lo que decía Snape, quién años después de la muerte de Lily, seguía amándola tanto. Harry primero pensó que Snape amaba a su madre como mujer, pero la forma en que describía a Lily era tan compleja. Para él, Lily era todo lo que estaba bien en el mundo y Harry podía identificarse. Si desde que era niño, hubiera encontrado un solo amigo antes de Hogwarts, ese vínculo sería excesivamente especial y tendría prioridad sobre Ron o Hermione, porque sería el primer ser humano que lo hubiera visto como Harry y no como el primo no querido de Dudley y el chico raro de Little Whinging.

Lily fue para Snape la esperanza de la caja de pandora. La luz brillante que le permitía soportar las desgracias de su vida. Mientras Lily existiera, todo en el mundo estaría donde debía estar. Cuando ella murió, mucho de esa esperanza en Snape murió y la existencia de Harry era la pequeña ancla que aún lo mantenía en funcionamiento... porque era la última chispa de esa luz brillante que era Lily Evans.

La cena termino en una nota agridulce, ya que Harry sentía a su madre más viva que nunca, pero a la vez era una herida abierta que nunca supo que tenía. Sirius, Remus, Dumbledore, los Señores Weasley... todos ellos le habían hablado de James Potter, del impresionante joven que era, de lo pasional, irascible pero leal que era, de cómo maduro y finalmente logró conquistar a la mujer de la que estuvo enamorado durante años.

Pero nadie hablaba de su madre más allá de que tenía sus ojos, era buena estudiante en Pociones y Encantamientos... y nada más. Snape le había pintado un cuadro mucho mejor que nadie. Y al contrario de Sirius y Remus respecto a James, Snape no oculto el lado oscuro de Lily, contándole de cuando desataba su furia, de cómo despotricaba sobre su hermana, de cómo fue cruel con él cuando se disculpó por "esa" palabra.

Snape había amado mucho a Lily, no solo las partes bonitas, sino también esas partes espinosas, oscuras, que la gente quiere ocultar de sí mismos. Snape le contó todo lo que sabía sobre su madre y para Harry era tan hermoso como doloroso. Snape tuvo la suerte de conocerla y él debería haber conocido una Lily que Snape no, la maternal.

Ambos habían perdido a Lily, pero aunque para Harry era duro, para Snape fue devastador y la herida seguía abierta, aunque ya no supuraba como antes. Quizás al ver a esa pequeña chispa de la estrella brillante que era Lily, su herida sentía un poco de alivio. Una parte de Lily seguía en el mundo, y eso era suficiente para Snape.

Ambos acordaron seguirse viendo en el cementerio y si Snape recordaba más historias de Lily, acordaron comer o cenar para que Harry pudiera escuchar estas historias.


Esta extraña dinámica entre Severus Snape y Harry Potter llevaba un par de meses y lentamente algo cambio. No es que fueran los mejores amigos, pero ciertamente ese renuente respeto se transformó en una incipiente amistad. Ambos habían vivido muchas cosas alrededor de la guerra y lidiado con consecuencias más severas que muchos de los combatientes.

La cantidad de cosas que sacrificaron y todos los horrores que sufrieron, eran demasiados para que otros que también vivieron horrores, pudieran comprenderlos. Gente como Hermione que solo vivió un poco de la discriminación pero tuvo amigos que la apoyaron, jamás podría entender por qué alguien como Snape pudo aliarse con los mortífagos y traicionarlos apenas una persona en todo el mundo, estuvo en peligro.

Gente como Ron, jamás podría entender como alguien como Harry podría marchar hacia su muerte sin dudar teniendo todas las cosas que él anhelo tener para sí mismo, fama y fortuna, sin comprender que para Harry eran cosas vacías contra lo que Ron tenía y no apreció hasta casi el último segundo y era su familia. Una familia que en realidad se querían entre todos y perdonaban los errores. Harry marcho hacia su muerte para proteger a esa gente que él transformó en la familia que siempre deseo y que podría morir.

Si, todos habían perdido la inocencia y la seguridad en el mundo, pero pocos perdieron casi todo en el proceso como fue el caso de Severus y Harry, pocos podían entender lo que era tocar fondo literal y metafóricamente como esos dos hombres y unas pocas personas.

Luna Lovegood y Neville Longbottom eran otras dos personas que entendían a esos hombres y cuando las visitas al cementerio empezaron a hacerlas juntos esos dos hombres, Luna y Neville se les sumaron.

Neville aún estaba indeciso sobre qué hacer sobre sus padres, ya que jamás iban a salir de ese estado y él quería pedir la autorización para darles Filtro de los Muertos o pedir una dispensa para lanzarles la Maldición Asesina. Luna siempre pensó que su padre vivía en un mundo imaginario y por muchos años ella compartió ese mundo. La guerra puso fin a la ensoñación y ella entendió que su padre fue arrancado de ese mundo y para él, el mundo podía arder mientras ella estuviera a salvo.

Ambos chicos habían perdido mucho también con la guerra y mientras Luna aún tenía oportunidad de que su padre volviera a la realidad, Neville luchaba contra su deseo de no desistir y buscar curas en lugares poco ortodoxos o buscar la manera de dejar ir a sus padres. Acompañar a Harry y Severus a visitar el cementerio de Godric's Hollow, simplemente les brindaba cierta paz que no sentían en ningún otro lugar y el pequeño picnic que montaba Harry para todos y los platos de sus padres, era ciertamente encantador y nada macabro como podría pensarse.

Ellos realmente podían sentir como si los Potter fallecidos pudieran estar a su lado, visitándolos pero sin poder tocarlos y su sola presencia espectral los llenaba de una paz y dicha agridulce.

Harry era más sensible que todos ellos y cada visita, sentía que algo sucedía alrededor suyo. Había estas mariposas de hermosos colores y Harry nunca se preguntó si eran oriundas de Inglaterra, pero sentía que tan cerca del otoño y con el clima enfriándose, deberían haber desaparecido. Sin embargo, no era así y las corrientes frías del clima otoñal parecían ayudar a estas mariposas a elevarse aún más y volar en hermosos patrones.


Esa energía o fuerza preternatural que parecía estar guiando a Severus y Harry, y a sus otros dos acompañantes recientes, empujo a ambos hacia un nuevo desarrollo. Harry había ido de nuevo a Foyle's y consiguió un libro de recetas de México.

Todos los libros que compro donde mencionaran el Día de Muertos, ponían especial énfasis en el hecho de que la comida era una parte fundamental de la Ofrenda y debía tratarse de la comida favorita del Difunto. Sin embargo, Harry ignoraba cual era la comida favorita de sus padres y aunque pensaba que James tenía un paladar muy inglés, Snape aseguro que Lily era muy aventurera en la comida y solía arrastrar a sus padres y hermana a comer a lugares exóticos.

Harry entonces empezó a cocinar comida de varios países, desde Asia hasta América, pasando por África y otros países de Europa, algunas pocas recetas de Oceanía y sus picnics ahora eran bastante variados. Hubo recetas que todos decidieron debían enterrarse en un cofre con varias piedras y ser arrojadas al mar, mientras otras gozaron de la aprobación de los comensales.

Sin embargo, Harry aún no había intentado hacer comida mexicana y fue cuando noto que la comida mexicana estaba catalogada como una de las más difíciles. Era tan diversa y vasta que luego de la declaración del Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, había fuertes rumores de que la comida mexicana seguiría el camino de la festividad y la catalogarían también como Patrimonio de la Humanidad.

Leyendo sobre estos rumores, Harry decidió probar y encontró que los libros sobre cocina mexicana se dividían en categorías, desde recetas básicas hasta gastronomía especifica de un estado de aquel país en particular. Parece que varios estados tenían recetas endémicas y había otras que eran compartidas por toda la población aunque con toques regionalistas. Un poco como Inglaterra con sus empanadas de Cornualles versus los Oggies de Gales.

Así, Severus estaba observando al chico poner la mesa de la cena, esta vez para cuatro y se preguntaba por qué los habían citado aquí. La última vez que fueron juntos al cementerio, Harry dijo que tenía una idea y quería preguntarles a todos su opinión.

Luna y Neville intentaban llevar una conversación con él y Severus se prometió a si mismo ser cordial con estos exalumnos que habían probado su valía durante la guerra. Nunca pensó que la frágil señorita Lovegood hubiera sido formada con tanta pasta dura o que el alumno que le temía tanto, hubiera sido el primero en enfrentársele cuando creía que estaba firmemente del lado de los Mortífagos. Ambos se habían ganado su respeto y eso no era tarea fácil.

Finalmente, Harry les llamó a la mesa y se encontraron con un platillo que olía como una especie de curry, a algo dulce y picante pero potenciado varias veces. Harry incluso había puesto cuatro copas con helado de vainilla con hechizo conservador y les invitó a sentarse.

El platillo tenía carne de cerdo muy jugosa y sabrosa, sumado al picor de la salsa y un regusto a piña, era como una mezcla entre comida china e hindú, que se amalgamaba muy bien con el arroz de color rojo y que resultó ser un arroz con tomate bastante sabroso. Aun así, el picor permanecía y aunque ahora era leve, el helado de vainilla ayudo y las papilas de todos parecieron calmarse.

El platillo era picante, podría quemarles el estómago si comían más pero cuando Harry ofreció un segundo plato, todos levantaron su plato para indicar que querían más. Harry sonrió y trajo más platos con aquel guisado y más helado para paliar el picor residual.

Cuando todos quedaron satisfechos, Harry trajo unas tazas de color café con diseños florales pintados sobre ellas y parecían ser de algún tipo de arcilla marrón cocida pero la pintura les daba un color alegre y el café olía delicioso en ellas. Cuando Severus probó ese café, encontró un gusto a canela en rama y un dulzor inusual. No era azúcar refinada pero tampoco llegaba al gusto de la melaza pura. Estaba a medio camino entre ambas pero combinaba bien con la canela y los postres que trajo Harry, eran algo como scones en forma de cerditos. No eran un bizcocho, pero tampoco una galleta y sabían a maíz, harina, canela y nuevamente ese tipo de endulzante entre azúcar y melaza.

Todo el picor que pudiera quedar en sus lenguas fue barrido y sus estómagos sintieron que se asentaban con el postre. Harry de todos modos les proporciono antiácidos masticables por cualquier cosa, ya que les dijo que esto era comida mexicana y al igual que la comida hindú, estaba llena de especias y picante.

Al parecer, el guisado se llamaba manchamanteles y el postre se llamaba "marranitos" que era una forma de decirle a los cerdos bebés o como cariño a los cerdos adultos. Harry entonces les contó su idea y ciertamente tenía mérito. La pregunta era sí podrían convencer a otros de seguirlos, ya que algo así no se había intentado antes.

Luna y Neville rápidamente se sumaron a la idea y Severus ciertamente estaba intrigado por esta tradición y los potenciales descubrimientos en un país que nunca había visitado como para dejar pasar la oportunidad.

Harry ya había armado un plan y les dijo que solo empacaran, partirían a México en una semana. Llegarían el día 30 de octubre a México, listos para experimentar un Día de Muertos y aprender sobre el todo lo que pudieran.