Espero disfruten de este quinto capítulo, como advertencia para este capítulo hay lemon. Gracias por leer. Espero sus comentarios.


Capítulo V.- Antecedentes: Cediendo al amor.


Casa de Acuario

Días después del incidente en la playa, Hilda se sentía dividida, por un lado sentía atracción por Shura, por ser tan caballeroso y formal con ella, por otro lado, el beso con Camus despertó en ella emociones que jamás pensó sentir, ni siquiera Sigfried había logrado tal cosa. A pesar de tener unas cuantas semanas de matrimonio para Hilda, Camus seguía siendo un misterio, a veces es distante, frío e indiferente con ella ya no se molestaba, ni tampoco discutían, en otras ocasiones Camus se muestra amable y platicador, aunque por la bofetada esa faceta de Camus amable se borró por completo y le dirige la palabra solo para saber si la comida estaba lista, o la ropa lavada, nada trascendente en su relación.

- Creo que no debí haberle dado esa bofetada a Camus, es tan frío, pero ese beso tenía fuego - susurra Hilda para sí misma tocándose los labios - Shura es otra cosa, me trata como reina, mejor que eso como una mujer, porque Camus no es diferente conmigo - Se lamentó Hilda

Hilda diario tenía la misma rutina, limpiar, cocinar, lavar, planchar, hacer compras, convivir con sus nuevas amistades y ayudar en los preparativos para la boda de Milo con Shaina eso sí lo disfrutaba mucho, pero su marido muy distante.

En el coliseo

Camus estaba teniendo un combate de entrenamiento con Máscara de Muerte, el caballero de acuario tenía ventaja sobre el caballero de cáncer. El sol estaba bastante intenso y la temperatura muy alta.

- Te tengo en la lona Máscara de Muerte - comenta Camus en posición de defensa con sus brazos. - Ríndete ahora sino lo pagarás caro.

Máscara escupe sangre por los múltiples golpes que recibió de Camus - Eso nunca hielito - con todo su coraje Máscara da patadas múltiples en dirección al rostro de Camus.

Camus aplicando su defensa y esquivas no permite ningún golpe en su rostro, en una de sus esquivas, Camus por debajo lanza un jab cross contundente en el abdomen de Máscara provocando que pierda el aire, acto seguido Camus da uppercut en la quijada de Máscara dejándolo noqueado.

- Está batalla está consumada - Camus se da golpes en el pecho orgulloso de su victoria, se dirige a su oponente - Vamos Máscara levántate - Camus intenta levantarlo.

- Te has vuelto más rápido frigobar, desde la última vez que combatimos - Dice Máscara de muerte recargándose en el hombro de Camus reincorporándose - Quizás la batalla terminó pero yo…

Camus lleva a Máscara sentarse en las gradas - Ya no digas nada, mejor descansa y siendo sincero he entrenado más tiempo de lo normal.

- Pensé que sería lo contrario por estar casado, ¿no atiendes a tu hermosa esposa? - reprimiendo su coraje por haber sido derrotado.

- Ahora que lo mencionas debo ir con ella.

- No, espera no te vayas acércate, quiero darte un consejo

Camus duda un poco no confía en su compañero de armas - Conociéndote no debe ser algo bueno.

- Es probable que estés perdiendo la atención de tu esposa y su corazón sea dueño de otro hombre - Máscara intentando meter cizaña.

Camus se encoleriza tomando a Máscara de la muerte de su playera de entrenar - ¡Qué dices imbécil! - Camus amenaza con golpearlo, el tema de Hilda era un punto muy sensible para Camus, perder el control es inusual en él.

- ¡Tranquilo, es broma jajaja! - se carcajea con malicia.

Camus solo frunce el ceño y lo suelta - Eres un tarado - Camus baja la guardia, en ese momento Máscara aprovecha y le da un duro puñetazo en el rostro tumbandolo al suelo. - ¡Eres un maldito traidor! - Camus se levanta escupiendo sangre y acto seguido le propina una tremenda patada en la rodilla izquierda provocando ruptura de ligamentos cruzados a Máscara de muerte.

- ¡Maldito cubo de hielo rompiste mi rodilla!

Camus solo lo ignora y se va dejando a Máscara de Muerte en un grito de dolor.

En el trayecto de regreso Camus se encuentra con Aioria y Milo, aún limpiándose la sangre.

- ¿Camus estas bien? - pregunta Milo preocupado por su amigo.

- Si estoy bien no te preocupes bicho, es solo que Máscara de Muerte es un traidor tuvimos una batalla de entrenamiento pero él no es leal.

- Que esperabas Camus, si Máscara de Muerte tiene mala fama - comenta Aioria.

Camus medio sonríe - Lo deje gritando de dolor, si me disculpan debo volver a la casa a darme un baño.

- Antes de que te vayas, te quería comentar que las chicas se van a reunir hoy en la noche en el rodorio solas, quizás nosotros podríamos reunirnos en mi casa y tomar unos tragos y tener conversación de hombres, ¿qué dices te unes? - dice Aioria

- ¿Quiénes más van a ir? - Pregunta Camus.

- Solo nosotros tres cubo - Comenta Milo con entusiasmo.

- Sirve que le das consejos a Milo sobre tu matrimonio, para que también él tenga buena relación. - Aioria sonríe y le da una palmada en el hombro a Camus.

- Como si mi matrimonio fuera perfecto - comenta Camus con desánimo - Nos vemos más tarde.

Camus deja a sus compañeros con algunas interrogantes.

Casa de Acuario

Hilda se encontraba en su recamara alistándose con un maquillaje discreto para la noche reunirse con sus amigas, Camus entra a la casa lleno de tierra, polvo y un poco de sangre en su playera de entrenamiento buscando a Hilda.

- ¡Hilda estás!

- ¡Acá estoy en la recamara! - Hilda muy concentrada aplicando nuevas técnicas de peinado.

Camus se asoma desde afuera de la recamara de Hilda y lo que vio lo dejó boquiabierto, Hilda con un vestido azul marino corto, con un estilo que resalta sus pechos, un corte que deja en descubierto gran parte de su espalda, maquillada de forma discreta, con su cabello ondulado, realmente se veía hermosa.

Camus tose haciendo notar su presencia e Hilda lo observa y lo que vio no le gusto, Camus lleno de tierra, sucio, sangre seca en su rostro cerca de sus labios y sudado.

- ¡Camus que te paso! - Dice Hilda alarmada dejando a un lado la plancha de cabello y dirigiéndose a Camus.

- Estoy bien no te preocupes - baja su mirada sintiéndose tímido.

- ¡Claro que no sangraste mucho! quién te hizo esto, se ve feo ese golpe - Hilda toca el rostro de Camus - ven voy a curarte - toma la mano de Camus llevándolo a la cama - siéntate

- De verdad no es nada de cuidado - Camus sin dejar de mirar a Hilda impactado de su belleza.

- ¡Camus insisto! - Hilda lo mira desafiante y Camus torpemente obedece, mientras Hilda va al baño por un algodón húmedo con solución salina - con esto te sentirás mejor y difícilmente se infectará la herida.

Hilda se acerca a Camus limpiándole la herida y la sangre seca, Camus con las manos en las rodillas aprieta los puños deseando sentar a Hilda en su regazo, no se puede evitar que ambos se miren fijamente a los ojos mientras Hilda hace su labor.

- Ya quedaste limpio te pondrás bien - Hilda iba a regresar al baño para tirar el algodón y en ese instante siente un tirón del brazo y Camus la sienta en sus piernas.

- A dónde vas tan hermosa - Camus mirándola intensamente a los ojos.

Hilda contiene el aliento sintiendo su corazón latiendo con fuerza, unos segundos más y recobra el sentido tocando el rostro de Camus - Con mis amigas, nos quedamos de ver en recinto de amazonas para después ir a cenar a un restaurante del Rodorio.

Camus solo la mira fijamente sin decir nada

Hilda se sonroja - Acaso no me das permiso mi amor - Dice imitando a Marín, ambos ríen y cuando ambos quedan en silencio y muy cerca uno del otro se besan apasionadamente.

Camus lucha internamente por detenerse, pero sinceramente estaba cautivado por Hilda, acaricia los muslos de Hilda levantando un poco su vestido. Hilda se aferra al cuello del caballero, mientras Camus recuesta a Hilda en la cama y se acomoda sobre ella, besando su cuello. Hilda cierra los ojos disfrutando del contacto, Camus besando a Hilda inhala su aroma.

- Que bien hueles - Camus se detiene y mira a Hilda muy sonrojada - ¿De verdad vas con tus amigas o vas a una cita?

Hilda sonríe - ¿Acaso dudas de mí?

Camus sin dejar de contemplarla - Te ves muy hermosa y atractiva como para solo salir con tus amigas - Camus hace una pausa - no es que no seas hermosa siempre, pero ahora estás deslumbrante.

Hilda se siente feliz al ser halagada por primera vez de parte de su marido.

- Agradezco el cumplido - acaricia la mejilla de Camus.

- Vaya Su Alteza Real dándome las gracias, es un milagro - Camus se huele a sí mismo - Lo siento, tu estas limpia, hermosa y radiante y yo en cambio estoy apestoso y sudado por el entrenamiento. - A pesar del comentario Camus no se mueve de su posición sobre Hilda.

- Estar en Grecia sin tanto protocolo me hace sentir libre y diferente - Hilda pone su mano sobre el hombro de Camus y se estira un poco acortando la distancia entre los dos y lo huele - hueles a sudor y porque sigues encima de mí, voy a perder mi glamour. - Dice Hilda fingiendo estar alarmada.

Camus reacciona al fin levantándose de golpe - Enserio lo siento, no debí… - Camus se aleja poco a poco a la salida del cuarto sin dejar de mirar a Hilda - tu sabes… gracias por curarme - distraído choca su espalda con la pared - voy a la ducha - Sale corriendo a su cuarto para tomar la ducha.

Hilda no puede evitar reírse por la reacción de Camus, había logrado romper el hielo entre los dos, así lo sintió ella, realmente empezaba sentir una atracción muy fuerte por el caballero, lo acontecido en Siberia y las primeras semanas difíciles de matrimonio quedaron atrás, ella se sentía diferente, capaz de todo, se había olvidado que era ser una princesa, ahora podía experimentar lo que es ser una esposa común y corriente.

Camus terminó de ducharse, sin embargo olvidó un detalle, no tenía una toalla para secarse, todas se quedaron en la lavandería, sale de la regadera sin salir de su cuarto y llama a Hilda

- ¡Hilda! - No recibe respuesta, vuelve a llamarla cinco veces más sin respuesta - ¿Se habrá ido? - Camus sale de su cuarto completamente desnudo tapando sus partes íntimas sólo con una almohada por precaución y baja las escaleras, para luego pasar por la sala de estar, solo le faltaba cruzar por la cocina para llegar a la lavandería. Entra a la cocina y para su sorpresa se encuentra con Hilda con los audífonos puestos escuchando música de una mini bocina que le prestó June y ella queda sorprendida al ver a su marido desnudo cubierto con la almohada.

Camus había hecho mucho ejercicio desde que revivieron todos los caballeros, gracias a los dioses olímpicos, Camus siempre ha sido delgado, sin embargo sus músculos estaban tonificados, sus pectorales, biceps, triceps, abdomen, espalda, piernas, en fin todo su cuerpo había aumentado de tamaño, bien podría ser un modelo de publicidad de un gimnasio, la vellosidad de su pecho y abdomen sin ser excesivo resaltan sus atributos varoniles junto con unas cicatrices consecuencia de unas batallas, además de estar aún mojado por la ducha se veía aún más sexy. Todo eso Hilda lo contemplo a detalle quedando extasiada y sonrojada, Camus además de ser muy guapo tenía un cuerpo hermoso. Pensó Hilda.

- Perdón pensé que no estabas, se me olvido la toalla - Dice Camus sin poder ver a Hilda a los ojos.

Hilda aún estando muy sonrojada, va por la toalla sin decir una palabra y se la entrega desviando también la mirada respetando el pudor de su marido. Camus se retiró rápido a vestirse. Hilda en cambio se sentía dichosa de lo que contemplaron sus ojos.

Hubiera sido mejor que no usará la almohada, pensó Hilda, pero que estoy pensado por Odín esos no son pensamientos castos, se recrimino así misma.

En un restaurante del Rodorio

Horas después Hilda, June, Marín y Shaina la estaban pasando muy bien en el restaurante, platicando anécdotas sobre sus parejas ya habían terminado la cena.

- ¿Y la tu relación con Mr. Frosty ha mejorado? - Pregunta Shaina.

- Jajajaja tantos apodos le tienen a Camus - Menciona Hilda teniendo buen ánimo - Al principio teniamos muchas peleas, nos odiábamos mutuamente, me causaba temor que todo el tiempo gritara y se impacientaba conmigo, poco a poco me supe defender y aprendí a tratarlo y ha mostrado facetas agradables, es serio, frío toma mucha distancia, pero cuando se muestra amable es muy agradable su trato, pero a veces me es difícil descifrar lo que desea o su estado de ánimo.

- ¿Nunca han tenido relaciones? - pregunto Shaina - ¿Por qué se casaron si no se querían?

Hilda se sonroja por la pregunta y niega con la cabeza.

Todas se sorprenden.

¡No lo puedo creer! - comenta Marín

- Ni siquiera dormimos juntos, cada quien en su habitación. Y nos casamos por unos motivos confidenciales. - Hilda se siente un poco incómoda por ese interrogatorio.

- Respetamos que no compartas detalles, pero se están perdiendo de muchas cosas como pareja - dice Shaina.

- Te voy a dar un consejo, eso le gusta mucho a Aioria, espero funcione con Camus, crea un ambiente romántico para la cena y ponte coqueta y seductora eso los vuelve locos. - Dice Marín

- Espero logres derretir a Camus con eso - Comenta June - También que la cena quede deliciosa y un buen postre.

- A Mr. Frosty le gustan los pasteles de chocolate y el pay de limón. - Comenta Shaina

- Con gusto te doy la receta de los pasteles que hago Hilda - Dice Marín - son los favoritos de Camus.

- Usa música romántica instrumental y con unas velas aromáticas - complementa June.

- Una luz muy tenue y baila con él antes de cenar, dile lo mucho que lo aprecias y deseas - dice Shaina.

- Ponte ropa muy sexy, arréglate y perfúmate, seducelo, aunque sea un hielo seguro se derrite. - Sonríe Marín.

Hilda escucha todos los consejos - Agradezco sus consejos mañana lo pondré en práctica. - con una gran sonrisa reflejada recuerda el beso que se dieron hace unas horas y cuando vio a Camus casi desnudo en la cocina.

- ¿Hilda aún estás aquí? ¿Estás fantaseando con Camus? - Pregunta June divertida.

Hilda sale de su trance - Lo siento - Se sonroja y todas ríen.

En la casa de Leo

Aioria, Camus y Milo habían tomado bastante cerveza y vino mientras jugaban billar, habían platicado mucho sobre deportes, sus compañeros de armas y sus mujeres.

- ¿Aioria y cuando piensas pedirle matrimonio a Marín?, llevan dos años de novios - Pregunta Milo

Aioria se rasca la cabeza nervioso - Creo que aún somos muy jóvenes para ese compromiso.

- No seas ridículo simba, los tres tenemos la misma edad, yo pronto me voy a casar y el hielito está muy feliz en su matrimonio. - responde Milo

Camun niega con la cabeza.

- No creo, Camus es más ermitaño de lo normal, convive menos con nosotros en el entrenamiento, está muy estresado por la seguridad del santuario que hace horas extras de guardia, no convive mucho tiempo con su esposa, Shaina no te aprecia del todo, no entiendo porque se van a casar, si el matrimonio es así prefiero quedarme como estoy con Marín. - contesta Aioria.

- Milo tiene la culpa que Shaina no lo aprecie del todo.

- ¿A qué te refieres Camus? - pregunta Aioria.

Milo le hace gestos de reproche a Camus por soltar la lengua.

- Nada Aioria, ya sabes como es Milo - Camus intenta enmendar su error y no confesar lo que Milo le hizo a Shaina.

.- Mejor comparte porque no eres tan cercano a tu esposa - dice Milo para desviar el tema.

Camus hace un buen tiro metiendo tres bolas de billar - La verdad es que … - Camus inhala y exhala profundamente - Mi matrimonio con Hilda es falso - Aioria y Milo se miran sorprendidos por tal confesión.

- Les pido de favor que no le digan a nadie, los únicos que saben es Athena, el Patriarca, Hilda y yo, por supuesto ahora también lo saben ustedes.

- Explicanos los detalles Camus, porque es todo esto - Dice Milo aún sorprendido.

- Hilda y yo nos conocimos en Siberia, ella estaba huyendo de sus secuestradores, lamentablemente ha recibido dos o tres atentados en su vida, por ser la futura soberana absoluta de Asgard, sospecho que alguien no quiere que tome el poder y la única manera de hacerlo es matándola. Son sospechas mías. El punto no es este, el punto es que Hilda sufrió el secuestro en tierras pertenecientes al santuario, y su abuelo es ni más ni menos que el dios Odín, y para no crear un conflicto innecesario entre Asgard y el Santuario, Athena tuvo que fingir nuestro supuesto matrimonio para que Odín no sospeche nada del secuestro de su nieta. Por lo tanto, nuestro matrimonio es temporal y cuando venga a Odín a comprobar y bendecir "nuestro matrimonio", después vamos a decir que tuvimos "problemas" y nos separamos e Hilda regresa a su tierra y yo me quedo sólo - esto último Camus lo dice en un tono triste.

- Entonces oficialmente no estás casado, sigues siendo soltero. - comenta Aioria.

- Es correcto, esa es la razón por la que tomó distancia con Hilda, no quiero involucrarme con ella.

Milo pone su mano en el hombro de su amigo - Lo siento mucho amigo, quizás esto te pone triste, porque en el fondo te agrada Hilda.

- Milo, si Camus no está triste o ¿si?

- No lo conoces igual que yo simba y puedo distinguir que su situación es muy difícil o no es así cubo de hielo.

- Eso no es lo peor, Hilda está comprometida con otro hombre, una vez que esta farsa termine ella se va a casar con su guarro dios guerrero.

- Ahora lo entiendo todo y tus actitudes hacia ella, no quieres terminar enamorado, y al final tener que entregarla a otro hombre - concluye Aioria.

- Y no solo por eso, sino porque soy un hombre honorable que sabe respetar las relaciones ajenas.

Después de que Camus revelara la verdad, los tres toman mucho alcohol, poniendo música para quitar las penas, hasta altas horas de la noche, Milo y Camus regresan a sus casas.

Casa de Acuario

Pasaron dos días e Hilda las dos noches anteriores esperaba al caballero de acuario con una cena y ambiente romántico a sugerencia de sus amigas, pero éste nunca llegó se la pasaba en el coliseo o haciendo guardias, arribaba a la casa de acuario muy de madrugada.

Hubo una tercera noche Hilda quiso hacer un último intento de esperar al caballero con una cena y ambiente romántico y esta vez Camus sí llegó.

Camus vestido con su imponente armadura entra a su casa buscando a Hilda, extrañado de ver la casa tan oscura - ¿Hilda estás aquí? - No obtiene respuesta, se dirige a la cocina y no ve nada, observa de reojo la sala comedor y ve unas velas encendidas - ¿Hilda? - Camus entra a la sala encendiendo las luces. - ¿Pasa algo? - lo que vio sorprendió mucho a Camus.

Hilda luciendo un hermoso vestido rojo largo, con un corte del lado derecho mostrando su pierna, con un escote resaltando sus pechos, peinada y maquillada, usando tacones, la mesa del comedor con velas aromáticas y pétalos de flores alrededor, una ensalada, cordero asado con especias, papas y pan con ajo en el centro, vino tinto fino de Burdeos y de postre un pay de limón, platos, cubiertos y copas de cristal para el vino.

- Bienvenido caballero, ¿me haría el honor de acompañarme a cenar? - Hilda enciende música romántica instrumental.

Camus se quita el casco de la armadura - vaya sorpresa, a qué se debe este recibimiento, ¿Festejamos algo? - menciona Camus sin poder creer lo que ve - ¿Has cocinado tú o pediste ayuda? - Camus saca la silla para que Hilda se siente - primero las damas.

- No festejamos nada en absoluto, pero quise hacer algo diferente y especial para la cena y nadie me ayudo, solo investigue las recetas - Hilda le sonríe tomando asiento

- Me sorprendes - Camus toma asiento frente a Hilda, y observa el vino - donde sacaste este vino, no me digas que tuviste la osadía de entrar a mi cava de vinos - dice en un tono de voz fingiendo estar molesto.

Hilda desvía la mirada - si, ¿algún problema?

Camus mira fijamente a Hilda por varios segundos, esa mirada intimido a Hilda esperando un fuerte regaño, sorpresa se llevó cuando Camus cambio de semblante y le sonrío - Buena elección de vino para compartir esta cena que se ve y huele delicioso - Camus destapó el vino y sirvió en ambas copas. - Bon appétit chérie.

Hilda sonrojada le sonríe, ambos comienzan a probar los alimentos en silencio, Camus no era de muchas palabras, estaba sorprendido del progreso de Hilda para cocinar, además el detalle de crear un ambiente romántico, le agrado que Hilda haya tenido el valor de buscar un buen vino en su cava, lo hacía sentir que realmente estaban casados y que su relación iba en serio, pero no podía hacerse ilusiones sabía el trato inicial de su matrimonio y que no debía involucrarse mucho, pero sus sentimientos comenzaban a traicionarlo desde hace varios días.

- Felicidades chérie esto te quedo delicioso - menciona Camus sin parar de comer - para serte franco no he comido desde la mañana, cenar esto me cae de lujo, muchas gracias.

- Me alegra que te haya gustado - Dice Hilda empezando a sentir nervios, no tenía experiencia en temas románticos, el trato con Siegfried siempre fue formal, nada de romance.

Camus tampoco tenía mucha experiencia en ese tema, no tenía mucho que decir, nunca fue su prioridad tener conquistas amorosas, ni experimentar que es estar realmente enamorado, aunque si llego a tener muchas mujeres deseando conquistarlo, pero siempre se mantuvo al margen.

Hilda empezó a romper el hielo imitando a sus amigos y contar chistes de ellos, Camus comenzó a reír, le gustaba mucho la actuación de Hilda, era excelente imitando voces y gestos, Camus disfrutaba mucho eso de Hilda. Concluyeron la cena en un ambiente ameno y agradable.

- Bien, ha sido un placer compartir este agradable momento, he comido demasiado, creo que es justo que yo limpie y tú descanses - Camus se levanta apagando la música y las velas.

- Camus por favor déjame ayudar - protesta Hilda.

- No, bella dama tu ya hiciste mucho con la cena, te propongo algo qué te parece si después de recoger vamos a dar un paseo - Camus rápidamente recoge y limpia e Hilda obedece resignada y lo espera en la entrada de la casa.

Ambos salen de la casa y Camus le ofrece el brazo a Hilda y le cuenta historias muy interesantes del santuario e Hilda estaba impresionada del conocimiento de Camus. Después de una hora de paseo por el santuario empieza a hacer mucho viento amenazando una lluvia intensa.

- Creo que será mejor regresar, no nos vayamos a empapar - Camus cubre a Hilda con su capa y regresan a la casa.

- Muchas gracias por el paseo Camus ha sido grato compartir este momento contigo, he aprendido bastante - Dice Hilda sonriéndole.

- El placer ha sido mío - Camus mirándola a los ojos por unos momentos - que pases muy buenas noches descansa - Camus hace una pequeña reverencia y va a su recámara e Hilda hace lo mismo.

Hilda se sentía feliz por los momentos que compartió con Camus, sin embargo esperaba algo más, un toque de pasión y amor, tenía el presentimiento que la relación con el caballero de acuario no iba a llegar muy lejos, se miro al espejo ¿acaso no era lo suficientemente hermosa para atraerlo? experimentó algo de frustración, se había esmerado mucho para verse preciosa para Camus, se sintió fracasada. Decidió quitarse el maquillaje, el vestido y el resto de la ropa interior dejando solo sus bragas y se puso un camisón blanco sin mangas, se cepillo los dientes y se fue a acostar.

Camus estaba en su recamara quitándose la armadura y su pantalón, quedando solo en boxers, pensando en Hilda, cada día lo sorprendía más, odiaba el hecho de no interactuar con ella, para no enamorarse, pero sus esfuerzos eran inútiles se sentía muy atraído por ella, incluso empezó a sentir cariño por ella, se fue a cepillar los dientes, se miro al espejo y se dio una bofetada, pensó en conquistarla, pero sus convicciones eran más fuertes, se echó agua en la cara y dejar de pensar, mejor se fue a acostar.

Pasó una hora y empezó a caer una fuerte tormenta con rayos y centellas, por un lado Hilda no había conciliado el sueño pensando en Camus, tenía sentimientos por él, recordó todos lo momentos vividos y pensó que hombre, muy guapo y varonil, que hermosos ojos azules, si pudiera estar en sus brazos fuertes. Hilda sentía mucho calor a pesar de la lluvia.

Camus salió de su recamara y fue a cerrar todas la ventanas de la casa, la última ventana que faltaba de ver si estaba cerrada era la del cuarto de Hilda, pensó mucho si entrar o no, decidió entrar a la habitación a cerrar la ventana, miró de reojo a Hilda, estaba todo oscuro, alcanzó a percibir que Hilda estaba inquieta.

- ¿Chérie estas despierta? - Camus se acerca a ella, Hilda no dice ni una palabra y Camus se sienta junto con ella - ¿Estás bien, la tormenta te despertó? - Camus toca su frente y se da cuenta que está sudando.

Hilda toma su mano y la pone en su pecho, teniendo su corazón latiendo con fuerza.

Camus la toma en sus brazos - tranquila ya pasará la tormenta, todo estará bien. - Camus enciende una lámpara pequeña para contemplarla.

Pero Hilda no necesitaba consuelo, ella pego su torso aferrándose al pecho musculoso del caballero y Camus comprendió de inmediato - ¡Oh cielos estoy perdido! - y la beso con apetito, Camus también sentía cosas por Hilda, la deseaba desde la primera vez que la vio y le salvó la vida, cuando accidentalmente la vio bañándose en la cabaña de Siberia y quedó boquiabierto por la figura de la princesa y salió estúpidamente de la cabaña, los momentos que había compartido con ella en el templo al enseñarle cosas de cómo ser buena esposa, del beso que le dio en la playa, realmente ya no podía negar lo que sentía por la princesa, trató por todos los medios guardar distancia para no enamorarse, pero esta noche no pudo evitarlo más.

Le arrancó el camisón y le beso el cuerpo, él se quitó los boxers, quiso ir despacio, sabía que Hilda era virgen, poco a poco le quitó las bragas dejándola desnuda, recorrió su cuerpo con besos y caricias, Hilda se limitaba con revolver su cabello y gemir por lo que Camus le hacía.

Camus besando y dando pequeñas mordidas en la oreja de Hilda - Eres mía, lo sabes, te salve la vida en Siberia, eres mía y de nadie más. - Camus susurrando en su oído y desciende los besos en su cuello, pechos, abdomen, muslos, y con sus manos aprieta los senos, haciendo gemir fuerte a Hilda.

- ¡Camus dame más motivos para sentirme viva! ¡aaah! - Hilda siente mucha tensión muscular disfrutando de los besos y caricias.

Camus acarició la zona íntima de Hilda dándole estimulación máxima, tenía intenciones de lamer esa zona, pero al notar la tensión y excitación de Hilda, decidió que era momento de entrar en ella, Camus la miró a los ojos notando que tenía lágrimas en los ojos de lo mucho que Camus la ha hecho disfrutar, la respiración era intensa de parte de los dos, Hilda con un gesto dio a entender a Camus que no se detuviera y que la hiciera suya, ella abrió las piernas dándole libertad de entrar, Camus entra despacio, deseando no lastimarla mucho, besa su cuello y empieza a moverse despacio, Hilda aprieta los labios y con sus manos aprieta los hombros de Camus, sintiendo algo de dolor y mucho placer, Camus continua con los besos y caricias sin moverse rápido, buscando darle más excitación a Hilda, bastaron pocos minutos para que Hilda aprendiera y comenzó a moverse también disfrutando al máximo de esa posesión. Camus notó que Hilda tenía una habilidad natural por lo que incrementó la velocidad de las embestidas, sin dejar besarla y tocarla, Hilda arañó la espalda y brazos de Camus, hasta que ambos llegan a tener no uno sino varios orgasmos.

Acabaron exhaustos, abrazados y sudorosos. El caballero temía mirarla, cuando se apartó un poco la observó y le beso los labios con ternura.

- ¿Te encuentras bien? - Camus acaricia la frente de Hilda apartando su cabello sudado, Hilda solo asiente - ¿Te he lastimado?

- Solo un poco, pero lo goce más, me gustó - Hilda desvía la mirada sin poder respirar mucho pues Camus seguía arriba de ella.

Camus se aparta de ella sonriendo - a mi también me gustó mucho, ¿qué te parece si ambos tomamos un baño?

Hilda se sorprende y se tapa con la sabana - ¿Los dos? así se hace entre los esposos.

- Este hombre y esta mujer están a punto de hacerlo - Camus se levanta mirando a Hilda tapada con la sábana, ella aparta la mirada tímidamente para no ver la desnudez de Camus.

- Y nada de taparse, quiero mirarte - Camus le quita la sábana y la carga llevándola al baño, Hilda se aferra al cuerpo de su flamante esposo, muy feliz y sonrojada.

La tormenta ya había cesado, se bañaron mutuamente, entre besos y caricias, claro que Hilda se mostraba tímida en tocar el cuerpo de su esposo y Camus solo reía por la timidez de ella y le dijo que ya habría tiempo de que tomara más confianza, al concluir la ducha, Camus le hizo el amor de nuevo a la princesa y esta vez sin dolor para Hilda y durmieron abrazados muy contentos.

En un bar del Rodorio

Al día siguiente al mediodía, Camus estaba con Milo en un bar tomando mucha cerveza, no podía creer que al fin se había enredado con la princesa, el caballero de acuario se odiaba a sí mismo como era posible que eso hubiera pasado, tener intimidad con una persona fría, inhumana y sin manifestar emociones y que lo odiaba al principio, sin contar que la princesa gastaba mucho dinero en las compras.

- ¿Esas ojeras son producto de estar con una persona fría e inhumana? - preguntó Milo burlándose de Camus. - No decías el otro día que nunca te acostarías con ella.

Camus frunce el ceño, acabando otro tarro de cerveza llevaba cinco y pidió un sexto.

- Cubo detente, vas acabar tumbado de borracho.

- Es lo que quiero Milo no debí permitir que pasara. - Camus recibe el sexto tarro.

- Pero paso, deja el drama ahora es mi turno de regañarte, como te atreviste ser tan patán con una princesa eso no se hace, abusaste de ella - Dice Milo con un gesto infantil negando la cabeza.

Camus le da un coscorrón a Milo - No seas tarado bicho, lo hice con el consentimiento de ella, no abuse, lo que no entiendo es porque ahora es tan diferente, por lo general no manifiesta emociones, ya no discute por su trabajo en el hogar, hablamos poco, al principio cuando le estaba enseñando a cocinar se quemó la mano sin decir ni una palabra, cuando la revise la quemadura era delicada, le ayude a sanar con mi cosmo, no se que pasa por su cabeza, nunca la he visto llorar, es como estar casada con una estatua, fría y sin emociones.

¡Auch! - Milo se soba la cabeza - Pero no te enfades conmigo, no es mi culpa que seas débil - Milo frunce el ceño por la declaración de Camus - Mira quien habla lord paletas heladas y tu eres puro fuego ¿no es cierto? - mostrando ser sarcástico - Son tal para cual, no entiendo tus quejas, si tuviera un espejo te enseñaría lo demacrado que estas por esa desvelada que tuviste con tu señora esposa la princesa de hielo - Milo seguía burlándose de Camus.

- Por lo menos no soy un imbécil y abusivo como tú. - Camus se queda pensando un momento sin ofenderse de las burlas de Milo, en el fondo sabía que su amigo tenía razón - Ahora después de tener como un Lamborghini, es decir Hilda, me tendré que conformar con un Renault Kwid o peor aún nada.

- Ahora comparas a Hilda con un auto.

Camus acabando su sexto tarro de cerveza - Es un decir Milo, Hilda siendo una dama de la cúspide social, tendré que entregarla a otro y yo me quedo con nada.

- Te puedo presentar otras mujeres. - Milo sonríe - ¿Cúspide social o de tu corazón?

- No, nadie sería como Hilda - Camus con mirada matona hacia Milo.

- Mejor me quedo callado, terminaste por enamorarte de ella ¿No es cierto?

- Lamentablemente si, pero tendré que tomar más distancia, para que ella no se enamore de mí. - Dice Camus con los ánimos bajos.

- ¿Y si ella ya se enamoró de ti?

Camus piensa un momento - Pues hago que se desilusione de mí aplicando la ley del hielo absoluto.

- Camus, respeto tu pensar pero no estoy de acuerdo. Hielo tenías que ser. - Dice Milo sin poder creer lo que dice Camus - ¡Lucha por su amor!

¡No! - Camus pide la cuenta - mejor vámonos y tu mejor piensa que es lo mejor para tu futuro matrimonio.

- Shaina ya no me odia, ni me lanza objetos, pero no veo que sienta empatía por mí.

- Conquistala.

- ¡Qué, das consejos que no aplicas en tu relación! ¡Conquista a la princesa Hilda también!

- Es diferente. - Camus paga la cuenta.

- ¡Necio!

Casa de Acuario

Ese día Hilda se mostraba muy feliz conviviendo con sus amigos, pero todo cambió por la noche cuando ella quiso recrear un ambiente romántico y Camus nunca llegó a dormir. Nunca se imaginó que después de esa maravillosa noche con el caballero, él desaparecería por completo por casi dos días sin saber nada de él. Solo llegó al tercer día para manifestarle que, si sabía comportarse como una persona decente ante Athena, pues faltaban pocos días para la llegada del abuelo de Hilda, Odín. Camus se mostró serio e indiferente con Hilda. Esa situación deprimió a la princesa y se cuestionaba que había hecho mal en la noche que tuvieron juntos. No entendía el cambio que tuvo Camus con ella. Hubo noches que hacía la limpieza y soltaba en llanto, no podía contener su tristeza, rechazaba las invitaciones de Marín para salir a divertirse, se había apartado de todos.

Casa de Leo

Aioria y Marín estaban mirando la televisión abrazados, Marín estaba preocupada por Hilda porque ya no quería salir.

Aioria comenzó a besar a Marin y ella no correspondió como él esperaba. - Que pasa contigo hermosa, que te preocupa.

Marin suspira - Me preocupa Hilda, ya no quiere salir, ha estado días encerrada muy triste, ¿Camus no te ha dicho nada?

Aioria niega con la cabeza.

- ¿Estás seguro? - Marin mirando a su novio buscando respuestas.

Aioria se pone nervioso - Bueno un día Camus dijo que su matrimonio era falso, solo temporal para evitar una guerra innecesaria con Asgard.

Marín abre los ojos como platos sorprendida - Tengo que hablar con Hilda.

- Eso no es todo, Hilda está comprometida a casarse con un dios guerrero.

Marin se levanta - Con más razón tengo que hablar con ella, ahora entiendo muchas cosas, gracias por la información cariño - le da un beso a su novio.

- A donde vas, no vayas a meter la pata - Aioria intenta detenerla y ella se libera del agarre de Aioria.

- Después te digo - Marin se va.

- ¡Diablos eso me pasa por hocicón! - Aioria se rasca la sien.

Casa de Acuario

Una mañana mientras Camus entrenaba en el coliseo, Hilda había terminado de preparar la comida cuando en ese momento llegó Marín de visita.

- Hola Marín, acabo de terminar de hacer la comida, ¿Quieres un poco de ensalada de Langosta? ¿Te ofrezco un vaso de agua? - Dice Hilda en automático sin mostrar ninguna emoción.

- No, muchas gracias me acabo de enterar de tu situación con Camus - Marín toma las manos de Hilda y la conduce al sofá de la sala - Mira nomas estas hinchada de los ojos, has llorado mucho.

- No entiendo a Camus, una noche me ama y al día siguiente se porta como un tarado, bruto e indiferente - Hilda desvía la mirada, no estaba acostumbrada sentirse vulnerable y menos enfrente de otra persona.

- ¿Tuviste intimidad con Camus?

- Si y no entiendo qué hice mal, ahora me odia.

- No creo que hayas hecho algo mal, Aioria me confesó algo, tu matrimonio con él es temporal y estás comprometida con otro hombre.

- Es lo que cree Camus, en realidad nuestro matrimonio si es oficial, Athena tuvo que decir que era falso para convencer a Camus, era cuestión para evitar una guerra y por lo tanto mi compromiso con Siegfried se anula.

Marín queda sorprendida con tal confesión - engañaron a un caballero dorado.

- Eso le pasa por ser de corazón duro.

- Pero él todavía cree que te irás con… ¿Cómo dices que se llama?

- Sigfried - A Hilda se le salen las lágrimas y agarra un pañuelo para limpiarse la nariz - Creo que tengo que decirle la verdad.

- ¿ Y no crees que eso lo hará enojar más? - Marín abraza a Hilda - Ahora entiendo, sospecho que se está enamorando de ti, por eso toma esa distancia, te puedo ayudar a ingeniar algo para que caiga rendido a tus pies.

- ¿En verdad crees que se está enamorando? - Dice Hilda con un aire de esperanza.

- El hecho de que tome distancia es una autodefensa para que no le duela tanto la posible separación, te sugiero que luches por él.

Hilda más animada prende la televisión - A ver si hay algo aquí que pueda darnos una idea.

Hilda vio algo que llamó su atención: la música de Carmen Miranda y su estilo de baile y tuvo la fantástica idea de sorprender a Camus en la fiesta de bienvenida de su abuelo Odín, hacer una imitación perfecta de esa cantante. Hilda tenía un talento extraordinario para el canto y baile y más aún para imitar personas.

- Haré un show imitando a esta cantante con un vestuario exótico en la bienvenida de mi abuelo.

- ¡Qué! no, esto podría desatar la guerra - contesta Marín preocupada.

- No te asustes Marín, esto hará que Camus entienda que no soy inhumana, ni fría y que si tengo sentimientos. Él caerá rendido a mis pies, esto es una lección para Camus. Es un tarado, tu crees, me cuestiona si tengo etiqueta y protocolo para una fiesta de gala, quién diablos cree que soy yo, Soy Hilda de Polaris la representante de Asgard. - responde Hilda muy animada.

- Eso me pasa por entrometida. - Dice Marin.

- Vamos Marín con Shaina es muy buena para la costura ella podrá ayudarme con el vestuario - Hilda captura en su mente todas la imágenes de Carmen Miranda y su estilo.

Hilda estaba muy feliz con la idea, horas después investigó y vio muchos videos de la cantante brasileña e involucró a Marín para que la ayudara. Hilda y Marín fueron al recinto de amazonas y convencieron a Shaina de hacerle el vestuario para el baile de bienvenida para el dios Odín, muchas de las chicas estaban felices con la idea de Hilda.

Los días pasaron y llegó el día de la gran fiesta de bienvenida, los días anteriores Camus seguía siendo frío y distante con la princesa. Camus insistía a Hilda que en el día de la fiesta se comportará a la altura y fuera buena esposa. Hilda ignoraba a Camus, decidida a realizar su plan.

Por la mañana del gran evento Hilda convenció a Camus de ir a la fiesta por separado por unas supuestas náuseas matinales que dejó a Camus pensativo, pero la realidad es que fue un pretexto para ejecutar su plan. El gran evento se realizó en un salón grande en Atenas fuera del santuario.

Salón de fiestas en Atenas

El dios Odín junto con Flere llegaron al salón para la gran fiesta, había muchos invitados caballeros de oro, plata, bronce, con sus acompañantes, y dioses del Olimpo, en la mesa principal se encontraban Athena, el gran patriarca Shion, el dios Odín, Flere y Camus de acuario que estaba impaciente por la ausencia de Hilda y se arrepintió de haberle permitido llegar por separado.

Hilda se encontraba con Marín en el baño del salón ajustando su vestuario, estaba nerviosa y al mismo tiempo entusiasmada por lo que estaba a punto de hacer. La diosa Hestia estaba escuchando a las dos mujeres y se ofreció a ayudarles.

- Perdón por la interrupción, no pude evitar escuchar su conversación, ¿habrá un baile sorpresa? ¿esto tiene que ver por un hombre verdad? niña te ves hermosa - Dice la diosa Hestia dirigiéndose a Hilda - pero necesitas un maquillaje especial tu vestuario tiene mucho brillo y tu rostro no resalta, ¿me permiten ayudar?

- Muchas gracias - comenta Hilda - estoy algo nerviosa.

- Tu eres la mujer de Asgard y la primera en casarse con un caballero de oro de esta generación ¿no es cierto?

Hilda asiente.

- Bien, comprendo que hay problemas en su matrimonio - Hestia empieza a maquillar a Hilda - Un consejo: un rugido de un caballero dorado no se compara a la sensualidad y la belleza de una dama. Estoy segura que ese hombre caerá a tus pies. No le tengas miedo, enfréntate a él.

Marín e Hilda se emocionan por el apoyo de la diosa.

- He terminado con el maquillaje, te ves bellísima conquista el escenario, pero sobre todo a ese hombre.

- Muchas gracias por su consejo y ayuda, ¿cómo se lo puedo pagar?

- Con nada niña, solo espero de ti un buen show, te felicito por tu valentía - la diosa se despide.

- Que buena persona es, ¿quién es? - pregunta Hilda.

- Es la diosa Hestia - contesta Marín feliz con el resultado

- ¡Que no le mostré respeto ni reverencia!

- No te preocupes - Marin anima a Hilda - Es hora de triunfar.

La diosa Hestia dio dinero a los músicos para poner la canción de Carmen Miranda.

La música de Carmen Miranda empezó a sonar, Hilda sale al escenario y da un espectáculo de canto y baile sensual, al principio Camus no reconoció a su esposa y observaba el show con agrado, pero se le borró la sonrisa al reconocer a Hilda y no lo pensó dos veces y fue con ella para detenerla. Hilda mostraba sus atributos corporales muy sensuales por cierto y muchos invitados quedaron maravillados por el gran talento de Hilda, el dios Odín estaba furioso pues no era un comportamiento adecuado de una princesa, Flere estaba feliz por la actuación de su hermana, Shion y Athena no sabían cómo reaccionar estaban muy avergonzados con Odín, Shion miró a Camus con ganas de darle un severo castigo.

Cuando Camus apartó a Hilda de las piernas de Aldebarán como parte del show, ella accedió en un principio, pero observó a la diosa Hestia y le dijo – Cobarde.

Hilda de inmediato se soltó del agarre del caballero y dejó en ridículo a Camus ante el público.

- ¡Es un tirano mi marido ¿No es cierto? me pide que limpie la casa, lave la loza, la ropa y que recibo a cambio su indiferencia! ¡No me deja bailar ni cantar! ¡Qué desgraciado! ¿Quién quiere más show?

Todos vitorean a Hilda, pidiendo más show y baile y riendo por como Hilda se expresó de su esposo.

Camus no tuvo opción y solo observó el show de Hilda.

Milo le dijo a Camus - ¿Es tu esposa fría?

Camus solo frunció el ceño – Cállate Milo si no dejo a Shaina viuda antes de la boda.

– Me harías un gran favor amigo - Contestó Milo.

Al concluir el show Hilda fue al baño a ponerse un impermeable y buscar cuanto antes salir del lugar.

- Estoy orgullosa del espectáculo que diste, pusiste en su lugar a tu esposo, tengo sospecha que va a dar pelea cuando estén en casa, pero dale una noche apasionada y lograrás apaciguar la tensión entre los dos - comenta la diosa Hestia

- No tengo manera de cómo pagarle todo lo que hizo por mí, estoy muy agradecida - contesta Hilda sonrojada pensando en una posible noche de pasión con Camus.

- No hay nada que agradecer niña, te deseo lo mejor en tu matrimonio - Hestia toma las manos de Hilda con afecto - No tengo dudas que el primer bebe llegará pronto, cuenta con mi apoyo, ahora vete antes de que tu marido te alcance.

Hilda hace una reverencia a la diosa Hestia y se despide de Marín dándole un abrazo - Gracias por todo Marín.

Hilda escapó por la ventana del baño con ayuda de Marín y la diosa Hestia.

Camus logró encontrar a Hilda antes de que ella se escapará, la ayudó a bajar de la ventana

- Vaya ahora su Alteza Real busca escaparse como una delincuente - Camus conduce a Hilda al auto - ¿Te parece adecuado lo que hiciste?, no es digno de una esposa y menos de una princesa como tú, te advertí cómo debías comportarte en esta clase de eventos. Tanto sacrificio en vano, seguro esto provocará una guerra, me has metido en un grave problema ante Athena y el patriarca. Que pensará tu abuelo que he descarrilado a su nieta con comportamientos poco dignos de una princesa.

Hilda solo lo escuchaba y entró primero al auto antes que Camus, ella estaba usando un impermeable y de bajo su vestuario del show y antes que Camus tomará asiento Hilda rompió su vestimenta, y se la aventó a Camus, él iba a continuar la discusión, pero se dio cuenta que Hilda solo la cubría el impermeable, los reflejos del caballero fueron ágiles y cubrió a la princesa con su cuerpo, pues notó que Shion se acercaba a ellos.

- Siento interrumpir este momento íntimo, Camus te espero mañana - Dice Shion severo - Y cuida a tu esposa mejor.

- Cuente con ello Señor - contesta Camus sin saber que hacer o decir.

Shion hace un gesto reprobatorio y se retira.

Camus e Hilda se vieron a los ojos y se carcajearon para después besarse apasionadamente. Camus acarició a Hilda de bajo del impermeable, Hilda lo empujo y desabotono su camisa, estaba subiendo la temperatura hasta que accidentalmente el codo de Camus hizo sonar el claxon del auto y los hizo recobrar la razón, Camus encendió el auto y a toda velocidad fue al santuario, el trayecto fue en silencio.

Casa de Acuario

Al llegar ambos al templo de acuario Camus volvió a discutir con Hilda, ella inocentemente dejó caer el impermeable y Camus observó perplejo la desnudez de su esposa. Camus no supo en qué momento se dejó dominar por los instintos, Hilda le hacía experimentar cosas que jamás en su vida pensó sentir. Si cuando por voluntad de los dioses volvieron todos los caballeros a la vida, Camus jamás pensó sentar cabeza con una mujer, su vida ideal era estar siempre solo y estudiar cosas nuevas pues le gustaba mucho leer y además enseñar. Pero con Hilda muchas cosas cambiaron.

Camus recostó a Hilda en el suelo y le susurro – Estoy cansado de discutir quiero disfrutar los días que me quedan contigo - Hicieron el amor intensamente más de una vez hasta quedar exhaustos.

Hilda abrazando a Camus - Esto ha sido increíble - ambos intentando recobrar el aliento.

- Estoy de acuerdo, tienes un talento natural para esto - Contesta Camus dándole un beso - vamos a darnos un baño.

Hilda susurra - Que me darías si ahora me visto de… - se acerca al oído de Camus.

- Jajaja basta de esto - Camus carga a Hilda y la lleva al baño para ducharse - estuviste maravillosa en el show, cantas y bailas muy bien.

Hilda le roba un beso - Gracias - contesta Hilda emocionada.

Ambos tomaron un baño juntos, después Hilda se colocó su camisón y Camus se puso un short - ¿dónde iré a dormir? - preguntó Hilda, mientras Camus acomodaba la cama para descansar.

- Conmigo ven - Hilda obedece feliz del resultado.

- Buenas noches, Camus, descansa - Hilda se acomoda en los brazos fuertes de Camus.

- Buenas noches Chérie - Camus besa la frente de Hilda y cierra los ojos.

- Logre su atención - Dice Hilda susurrando.

- ¿Qué has dicho? - Pregunta Camus a punto de quedarse dormido.

- Nada olvídalo - después de unos minutos se quedan dormidos.

Continuará...


Espero hayan disfrutado del capítulo que tiene mucho fuego, envidio a Hilda, me gustaría recibir reviews para saber que opinan. Saludos.

El siguiente capítulo será: Antecedentes: Amargo adiós