Gracias Twins Tails Speed por darme ganas de seguir con este fic, te dedico el capítulo :D
La primera vez que Drex aparece, le pone la caja esa a Ray, imagino que la construyó él así que sabe de electrónica y mecánica. De ahí la tienda de la que es propietario que sirve como tapadera.
Con eso aclarado, prosigamos con la historia...
Here We Go...
A pesar de que al principio el negocio le había dado la impresión de ser lento y tranquilo, estaba claro que Drex hacia un buen trabajo porque esa misma tarde varias personas trajeron sus artículos para que fueran revisados y arreglados por su jefe. Él le había enseñado el taller donde trabajaba, que era un almacén acondicionado con varias mesas donde había varios artículos electrónicos abiertos y esperando ser ensamblados. Se ingresaba por una puerta adyancente a su oficina y ella tenía órdenes de tocar un timbre junto a la puerta para llamarlo, no podía simplemente ingresar cuando quisiera. Ella lo entendía completamente, a ella también le gustaba trabajar en sus proyectos escolares en paz, sin ser interrumpida.
No solo se ocupó de atender a la gente, atender el teléfono y manejar la caja, también tuvo que recibir un pedido de partes, indicar a los trabajadores donde bajarlas y asegurarse que fuera todo lo que estaba en la lista antes de guardarlas en uno de los almacenes cercanos a la tienda. Aparentemente, su negocio daba buen rédito si podía permitirse tanto espacio.
Para el final de ese primer día, terminó satisfecha y realizada. Y Drex más que impresionado por su facilidad para seguir órdenes y eficiencia para manejar las cosas. No podía imaginarse como había durado tanto junto a Ray con lo despreocupado que era. Debía haberla vuelto loca en alguna que otra ocasión.
Antes de cerrar, le pidió que le diera una repasada a la tienda para que quedara más limpia y ella obedeció, dejando el sitio impecable. Tan solo era quitar el polvo acumulado y limpiar las telarañas en las esquinas y el techo. Según Drex, él casi no tenía tiempo para ocuparse de todo y ella podía decir que estaba diciendo la verdad después de ver lo arduo que trabajaba.
El día había sido ajetreado, y eso que había tenido su ayuda.
Sintió una punzada de orgullo al ver su expresión de impresión y agrado cuando él salió de su oficina y observó los resultados de su trabajo. No recordaba cuando había sido la última vez que esa tienda estuvo así de limpia, y solo había barrido y sacudido.
—Debo decir que tu desempeño me impresionó —comentó Drex mirándola con una media sonrisa.
Si la chica seguía así, podía decir que había encontrado a su asistente perfecta. Pero aún le quedaban algunas semanas de prueba. Esperaba que no lo decepcionara.
Charlotte le dedicó una sonrisa orgullosa.
—Gracias.
Drex revisó la hora.
—Bien, es hora de cerrar —anunció.
Entonces miró afuera de la tienda, a la solitaria calle y de nuevo a la jovencita. Con la clase de maníacos con los que se había cruzado -tanto en esa línea de tiempo como en la otra- sabía que no era prudente dejarla volver sola, ese vecindario no era el más seguro para que ella anduviera sola. No sería correcto que siendo un vigilante que todos los días luchaba contra el crimen la dejara a su suerte.
Si quería tenerla de asistente, debía protegerla.
—Es muy tarde para que andes por esta zona tu sola —mencionó—. Te alcanzaré hasta tu casa.
—No es necesario hasta mí casa —se apresuró a decir la joven—. Solo a unas calles de ahí, mi vecindario es muy seguro.
Él la miró con una ceja alzada, para nada convencido de su explicación.
—¿Hay una razón para que no quieras que sepa dónde vives?
Ella negó rápidamente con la cabeza.
—No es eso —entonces suspiró y bajó la mirada, apenada—. Mis padres no saben que trabajo para...un hombre, solo saben que trabajo...no son exagerados ni nada pero...soy su única hija y ellos se preocupan mucho por mí.
Drex asintió, entendiendo.
—De acuerdo, entonces solo te alcanzaré hasta unas calles antes de llegar a tu casa ¿Esta bien? —ofreció.
Ella alzó la mirada y le dio una enorme y aliviada sonrisa, asintiendo. Había temido que él fuera a ofenderse o algo por el estilo pero él solo lo aceptó sin discusión.
Apagó las luces, puso la alarma y cerró la puerta y la cortina metálica. Una vez todo seguro, subieron a su camioneta y él condujo en silencio hacia la dirección que ella le aportó.
Iban tranquilos por la calle, con la radio encendida pero baja. Charlotte iba mirando por la ventana, incapaz de borrar su sonrisa de su rostro. Ese día de trabajo habia resultado ser todo lo que había deseado y ansiaba poder hacer más. Tal vez ayudar en la reparación de algunos aparatos, era buena con la tecnología, una genio se atrevería a decir sin cohibirse y sin ser arrogante. Aunque no sabía cómo se lo tomaría su jefe.
Lo miró de soslayo, pero él iba concentrado en la carretera. Se preguntó si no consideraría una afrenta que ella quisiera ayudarlo con la electrónica. En su experiencia, los chicos con los que había hecho pareja para proyectos temían ver su masculinidad amenazada y a menudo trataban de limitar su participación en cosas referidas a electrónica o mecánica. Drex no había mostrado signos de ser ni machista ni sexista, pero aún no podía hacerse una idea de su forma de ser hasta interactuar más con él.
Esperaría con paciencia unas semanas y entonces buscaría la manera de insinuarle que podía ayudar. Después de todo, ella había enviado un correo con sus aptitudes, entre las cuáles figuraba su entendimiento de la electrónica y la mecánica. Él sabía de sus conocimientos. Esperaba que eso influyera positivamente en su forma de pensar y la dejara participar un poco más.
Drex notó a su joven acompañante observándolo discretamente, pero optó por no cuestionarla sobre eso y actuar indiferente. No creyó que fuera prudente apuntarle que sabía que lo estaba observando. No sabía si lo hacia por curiosidad o porque él le atrayera de alguna manera, aunque esperaba que fuera lo primero. Lo que menos necesitaba era que desarrollara un enamoramiento hacia él.
En algún momento la chica dejó de admirarlo y se concentró en su teléfono que empezó a vibrar. Al revisarlo, se encontró con mensajes de sus amigos preguntándole como iba a volver a casa y si querían que fueran por ella.
Rodó los ojos exasperada pero luego esbozó una suave sonrisa de agradecimiento. Solo estaban siendo precavidos porque la querían y querían que estuviera segura, se recordó.
Les envió una respuesta diciéndoles que estaba bien, que ya había encontrado transporte y que dejarán de preocuparse por ella. Claro, no les reveló que era su jefe quien la estaba llevando, por las dudas. Drex estaba siendo realmente atento con ella y no quería meterlo en problemas.
Sabía que si mencionaba que Drex estaba llevándola a casa, Ray era capaz de llamar a la policía y Henry peor... a sus padres.
Luego se guardó el teléfono y decidió relajarse contra el asiento el resto del camino.
Finalmente llegaron a la calle determinada por la chica. Drex estacionó a un lado de la calle y destrabó las puertas para que pudiera bajar.
—Muchas gracias por el aventón.
—De nada, hasta mañana.
—Nos vemos.
La chica se dio la vuelta y caminó bajó las luces de la calle en dirección a su casa, y él se quedó observando hasta que la vio desaparecer en la distancia. Según el conocimiento que tenía de esa zona, era un barrio realmente seguro. Ella llegaría a casa sin problema.
Tranquilo por esa información, emprendió la marcha de nuevo a su guarida.
Gracias a que la chica se había encargado de varios de sus asuntos de la tienda, ahora tenía un poco más de tiempo para trabajar en sus casos, como seguir en la búsqueda del asesino de dos mujeres que la policía había dejado sin resolver. Al llegar a su guarida, tomó el asiento detrás de la consola y se preparó para pasar gran parte de la noche y madrugada en esa tarea.
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Charlotte estaba más que encantada con su nuevo trabajo. Sus padres podían notarlo por lo entusiasmada que se volvía cada vez que hablaba de lo que hacía.
Conforme los días pasaban y se encargaba de varios asuntos, la confianza de Drex en ella crecía al punto que decidió darle un juego de llaves para que ella pudiera ingresar a la tienda y trabajar en lo que fuera necesario si por esas casualidades llegaba y él no estaba allí. Solo no debía abrir la cortina metálica del todo, por su seguridad, no faltaba el ladrón de poca monta que quisiera aprovecharse de que estuviera sola. Había una escopeta escondida debajo del mostrador pero ella no sabía usarla -sus padres no querían que tuviera nada que ver con esas cosas-, sin embargo Drex le había dicho que podía utilizarla para amedrentar a algún intruso de presentarse la ocasión. Cualquiera correría al ver el arma.
Él por su parte había aumentado su éxito en misiones como protector de la ciudad. Había atrapado al asesino de las dos mujeres y estaba tras la pista de un traficante de estupefacientes, pero ese caso era más difícil de solucionar debido a que requería más tiempo.
Decidiendo que ya había hecho suficiente para ese caso, decidió echarle un vistazo a su asistente.
A través de las cámaras escondidas, vio a la joven ocupada estudiando en su laptop para la escuela. El día estaba frío y algo nublado, no creía que fueran a tener más clientes por ese día así que no tenía sentido que tuviera que quedarse la hora y media que faltaba. Podría enviarla a casa temprano, después de todo estaba haciendo un trabajo impecable...
Solo unas cuantas semanas más y decidiría si revelar de que iba su trabajo real o simplemente mantenerla en la tienda.
Su estómago gruñó de súbito, recordándole que no había almorzado nada. Y entonces dirigió su atención a la chica. Habían mantenido una relación cordial y estrictamente profesional hasta ese momento, así que si la invitaba a cenar algo, no creía que la joven fuera a malinterpretar nada. Charlotte no parecía del tipo de chica que se dejara llevar por sus emociones. Era lógica y sensata, no iba a pensar más de una simple cena de agradecimiento por todo el trabajo que había estado haciendo.
Así que se quitó el traje, se vistió como civil y fue a la tienda.
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Charlotte estaba ocupada terminando una tarea para la escuela, aprovechando que la tarde iba lenta. Entonces oyó la puerta del taller de su jefe abriéndose y lo vio salir por ella llaves y billetera en mano.
—No creo que tengamos más clientes hoy, no almorcé ¿Te parece pasar por unas hamburguesas de camino a tu casa? —ofreció.
Charlotte aceptó la oferta con una sonrisa, sin pensarlo mucho o malinterpretar nada. En las semanas que llevaba trabajando para él, Drex nunca había insinuado nada ni se había propasado con ella de ninguna forma. Los chicos seguían recelosos de él pero creía que con lo bien que hablaba de su trabajo a sus padres, podría revelarles la verdad sobre su jefe finalmente sin que se escandalizaran.
Ella guardó sus cosas en su mochila y salió con Drex de la tienda. Luego del ritual de cerrar todo, subieron a su camioneta y partieron hacia la tienda de comida rápida más cercana, que se trató de un Castillo Hamburguesa.
Entraron juntos, ordenaron y se sentaron en una mesa junto a la ventana, hablando de trabajo mientras esperaban. Drex le estaba comentando de un pedido de circuitos que iba a llegar el mes entrante cuando las puertas se abrieron y por ellas entraron sus tres amigos con el peor timing del mundo.
Henry fue el primero en verlos, deteniéndose en seco, llamando así la atención de Jasper y Ray y haciendo que estos se giraran a ver qué había llamado su atención. Todos pusieron expresiones de sospecha y al unísono se dirigieron a donde ellos.
—Oh oh —murmuró Charlotte con una mueca de pena—. Confrontación en T menos cinco.
Drex entrecerró los ojos confundido y se giró para ver a qué se refería su empleada.
Quiso maldecir cuando vio a esas dos personas que más odiaba acercándose a su mesa. Al chico de pelo rizado casi no lo registraba.
Fantástico, ahora iban a hacer una escena acusándolo de corromper a su amiga por haberla traído a comer hamburguesas. Tenía que tener la peor suerte del mundo. O solo era una forma que tenía el universo de vengarse por inmiscuirse en sus asuntos y doblegar el tiempo a su gusto.
A pesar de las miradas de reproche y desconfianza de los recién llegados, Drex no apartó la mirada de ellos mientras se aproximaban. Se dedicó a observarlos con expresión claramente disgustada.
—Hola chicos, que coincidencia —saludó Charlotte poniendo una sonrisa amistosa y tratando de mantener un rostro animado para disipar la súbita tensión en el ambiente.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó Ray antes de que alguno de los dos chicos pudiera responder al saludo de Charlotte.
Drex le dio una mirada odiosa y agitó una mano para señalar a su alrededor perezosamente.
—Es un restaurante de comida rápida ¿Qué más podríamos estar haciendo aquí? —espetó sarcástico.
Ray apretó los dientes y rebatió.
—Me refiero a que haces tú —lo señaló con el dedo, golpeando su pecho y Drex tuvo que contenerse para no sujetarlo y romperlo— un adulto, aquí con una jovencita que podría ser tu hija.
Drex apartó la mano de Ray con disgusto por su implícita acusación.
—Yo podría preguntar lo mismo —rebatió molesto, luego observó a lo dos adolescentes que lo acompañaban—. Tú traes dos jovencitos contigo.
Ray resopló molesto.
—¡Es diferente! —se defendió.
—¿Y por qué el que yo traiga a Charlotte a comer una hamburguesa en agradecimiento por su trabajo eficaz es una ofensa pero que tu lo hagas no lo es?
Ray balbuceó incoherencias tratando de encontrar justificaciones a sus protestas pero fue interrumpido por la camarera que trajo sus pedidos.
—Su orden, que la disfruten —saludó la mujer con una brillante sonrisa a pesar de la tensión entre los presentes.
Ya estaba acostumbrada a que cosas raras pasaran en Swellview. Se fue a seguir con su trabajo sin más.
Charlotte decidió intervenir antes de que Ray y Drex empezaran a pelear de nuevo e hicieran una escena.
—Escuchen, Drex solo me invitó una hamburguesa y luego me llevará a casa como siempre ¿De acuerdo?
Tarde se percató de las palabras que había usado.
—¿Cómo siempre? —exclamó Henry—. Quieres decir que... ¿Él es quien te estuvo llevando a tu casa?
Charlotte se cubrió la cara con las manos, exhalando arrepentida y maldiciendose a si misma por abrir la boca así.
—Es un vecindario un poco peligroso para que ella regrese sola —explicó Drex, por el bien de Charlotte más que por el suyo.
—Y tú te ofreciste de buena gana ¿Verdad? —comentó Ray con sarcasmo.
Por alguna razón, odiaba a ese sujeto. Era un sentimiento que no podía explicar pero que afloraba cada vez que lo miraba.
—¿Preferirías que la dejara caminar sola hasta la parada de autobús a riesgo de ser atacada y lastimada? —preguntó Drex retóricamente.
Ray apretó los labios, molesto. Drex tenía razón, ofrecerse a llevarla había sido lo correcto. De todas formas la idea de la chica a solas con ese hombre le molestaba. Había algo en él que no le terminaba de cerrar.
Charlotte se quitó las manos de la cara arrastrandolas hacia abajo y miró a sus amigos.
—Miren, si vinieron a comer, ordenen y déjenme tranquila ¿Sí? Drex no es ninguna amenaza, es solo mi jefe, y tengo hambre, así que en lo que respecta a mí, esta conversación terminó —concluyó con un tono decidido.
La chica tomó su hamburguesa y papas y empezó a devorarlas con determinación, ignorando a sus amigos. Estaba bien que quisieran asegurarse de su bienestar, pero que la siguieran como si fuera una niña pequeña era el colmo, dentro de poco tendría dieciocho.
Drex imitó a su empleada, ignorando a los otros tres que se sentaron en la mesa justo junto a la de ellos. A pesar de la tensión y las miradas dirigidas a ellos de parte de los demás clientes, haber visto como la chica los ponía en su lugar y lo defendía a él por sobre ellos era extrañamente satisfactorio.
Los demás ordenaron también y una vez que estuvieron ocupados comiendo las miradas odiosas hacia su persona se atenuaron. Así que ellos dos volvieron a conversar acerca de trabajo y los pendientes que Drex aún tenía como si nada hubiera pasado.
Charlotte era muy buena organizando y había hecho una lista con los arreglos que debía hacer, ordenándolos de más urgente a menos urgente, y tenía planeadas más maneras de agilizar el trabajo. Drex le agradeció su dedicación, ya que gracias a su planificación de trabajo, ya no tenía que estar corriendo para cumplir plazos. Su trabajo de vigilante se financiaba con el dinero de la tienda, así que debía darle su debido lugar.
Terminaron de comer y Drex decidió que era hora de irse. Pagó la cuenta y se negó a que ella pagará su parte.
—Yo invité —le recordó con un encogimiento de hombros.
Se levantaron de su mesa y se dirigieron a la salida, y Drex notó -al igual que el resto de clientela- como los otros tres se levantaban también, tomando sus hamburguesas y papas a medio comer para ir tras ellos. Al parecer tenían la idea de seguirlos y creían que estaban siendo discretos.
Trío de ridículos...
Subieron a su camioneta y Drex la encendió, alejándose despacio del restaurante. Minutos adelante Charlotte habló.
—¿Sabías que nos vienen siguiendo? —apuntó, mirando por el espejo retrovisor.
—Desde que salimos —afirmó Drex—. ¿Quieres que los pierda?
—No, será peor así, sospecharan más... Tengo una idea —regresó su mirada hacia él con una media sonrisa—. Conduce hasta mi casa, creo que es tiempo de que mis padres sepan de la situación.
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La razón por la que Drex no acaba con Ray es que no gana nada, Ray no lo conoce, además obtiene gratificación en saber que lo puede superar y que su archienemigo no tiene ni idea del pasado juntos.
Vuelvo a aclarar que el trato de Drex hacia Ray y los otros se debe a que después de todo aún los odia y no tiene nada que ver con mi impresión de ellos... Después de Charlotte, mi favorito es Ray.
