Acompañados de la radio, el dúo hizo su camino hacia la casa de la chica. Charlotte se encargó de avisar mediante mensajes a su madre que su jefe la estaba llevando a casa, que no se preocuparan y que él quería conocerlos para que se quedaran tranquilos. Le advirtió a Drex que mantuviera la calma si por alguna razón lo ponían incómodo con alguna pregunta. Drex solo sonrió de lado, a esas alturas, había poco realmente que lo incomodara o inquietara.

Y después de el incidente en el restaurante de comida rápida, no creía que hubiera nada que pudiera arrebatarle el buen humor que sentía.

Estacionó la camioneta frente a la casa, y vio la puerta abrirse y salir de allí al matrimonio Page. Destrabó entonces las puertas para que ella pudiera salir e ir a hablar con sus padres.

—Ya regreso.

La vio alejarse hacia su familia, y mientras explicaba la situación, detectó la van en la esquina de la manzana. Rodó los ojos, seguramente iban a seguirlo hasta su guarida, debía tener cuidado.

—¡Drex!

La voz de la adolescente llamándolo lo hizo regresar su atención al frente de la casa. Charlotte estaba agitando una mano indicándole que se acercara. Exhaló resignado y se quitó el cinturón de seguridad para salir de su vehículo.

Si quería conservar a Charlotte como asistente, debía dejar una buena impresión en sus padres para que la dejaran continuar trabajando en la tienda.

Esbozó una sonrisa cortés que se le hizo difícil mantener, no era proclive a sonreir de forma normal y genuina. Alcanzó a la pequeña familia e hizo un corto asentimiento con la cabeza en saludo.

El padre de la chica lo observó curioso pero no de forma desconfiada antes de tenderle una mano.

—Encantado, soy Logan Page.

—Un gusto.

—Y mi esposa Julia.

La mujer le dio una sonrisa educada.

—Charlotte nos ha hablado de lo mucho que disfruta su trabajo —mencionó el padre de la familia.

—Es una excelente empleada, tengo que felicitarlos por su diligencia y responsabilidad, fue muy bien educada —los felicitó.

Charlotte sonrió disimuladamente, tratando de ocultar lo orgullosa que la hizo sentir esas palabras. Empezaba a distinguir cuando Drex era sincero y cuando solo mentía muy bien para contentar a la clientela. En esta ocasión estaba siendo honesto.

Drex por su parte podía ser civil y educado cuando era necesario, como en esa ocasión.

Habló unos minutos más con sus padres para tranquilizarlos y que se aseguraran de que el jefe de su hija era un hombre de confianza y que ella no corría ningún riesgo con él. Una vez que estuvo seguro de conseguir su cometido, decidió que ya era hora de marcharse. Declinó educadamente el ofrecimiento de pasar al interior de la casa de la madre de Charlotte y se dirigió a la chica.

—Hasta mañana, Señorita Page —la saludó como despedida.

Habían decidido de mutuo acuerdo tratarse de esa manera frente a sus padres, al menos hasta que ellos se ajustaran a la idea de que ella trabajaba para ese hombre.

Ella le dio un asentimiento de cabeza acompañado de una breve sonrisa y lo observó mientras él iba hacia su vehículo y se marchaba de allí. Ella también había detectado la van estacionada en la esquina de su calle, y con un suspiro resignado, vio a ese vehículo avanzar e ir tras su jefe.

—Buena suerte con ellos —le deseó al aire y cerró la puerta.

Se dirigió hacia la sala de estar y vio a sus padres esperándola. No parecían molestos ni nada, solo afectados.

—Así que ese es tu jefe... —comentó su padre.

Ella asintió, silenciosa y expectante.

—Tengo que admitir que no era lo que esperábamos —dijo su madre.

—Antes de que hagan suposiciones sobre él, tengo que revelarles que es un hombre muy respetuoso y que de verdad valora el trabajo que hago, vieron el anuncio que les mostré, no me contrató solo por ser 'una cara bonita', fue por mi aptitud —lo defendió.

—Tranquila querida, lo sabemos —aseguró Julia, caminando hacia su hija y abrazándola sobre los hombros.

—Entonces... ¿No hay problema en que siga trabajando para el?

Su padre le sonrió.

—Claro que no, por como te delegó responsabilidades queda claro que estas haciendo un trabajo excelente, y no has descuidado tus estudios ni una vez ¿Por qué no íbamos a dejarte continuar? La experiencia ganada será una buena referencia para tu currículum.

Charlotte le dio a sus padres una enorme sonrisa brillante y los abrazó a ambos.

—¡Muchas gracias!

El matrimonio dio unas risas suaves y cálidas ante el entusiasmo de su hija.

/

Drex condujo de nuevo hacia su tienda, en dirección hacia sus almacenes. De forma remota abrió la puerta de uno de ellos y guardó su vehículo.

Una vez adentro, por medio de un túnel secreto regresó a la oficina de su tienda y de allí fue hacia su guarida.

Allí encendió las cámaras y vio a la van dando vueltas. Chasqueó la lengua, si quería salir de allí en su moto a realizar su patrullaje de rutina, debía esperar a que se fueran.

No sabía que pudo haber hecho para recibir la atención indeseada de sus enemigos, hasta donde sabía había sido una persona reservada y cortés con ellos. De nuevo se lo achacó al universo vengativo.

Tuvo que esperar varios minutos a que los amigos de su empleada se rindieran y abandonaran la zona, tiempo que aprovechó para vestirse y preparar su vehículo predilecto. También revisó su teléfono, sonriendo de lado al ver allí un mensaje de Charlotte más informal que lo que acostumbraba. Solo utilizaba su número para asuntos laborales, pero esta vez fue para avisarle con un emoji de una enorme sonrisa que sus padres no habían puesto objeciones a que siguiera trabajando para él. Le respondió con un corto pero sincero mensaje que estaba contento con la noticia y le deseó buenas noches.

Después de eso, volvió a revisar las cámaras, sonriendo de lado satisfecho y aliviado cuando no detectó ningún movimiento vehicular por la zona.

Se colocó el antifaz y partió a realizar sus labores nocturnas.

/

Al día siguiente, en la escuela, a pesar de que sus padres habían aceptado que siguiera trabajando en esa tienda, la chica no se retuvo de confrontar a sus amigos por su actitud hacia su jefe.

—¿Qué les pasa a ustedes? ¿Por qué tenían que avergonzarme de esa manera? —los acusó indignada.

Ambos chicos miraron al suelo apenados más no arrepentidos. Habían hecho eso porque lo habían creído correcto y no iban a disculparse por cuidar de ella.

—Solo queríamos asegurarnos de que no te estuvieras metiendo en problemas —se justificó Henry, alzando la mirada.

—No esperábamos encontrarte en el restaurante, pero verte ahí con ese hombre... —Jasper se encogió de hombros.

Charlotte exhaló cerrando los ojos y contando hasta diez para no enfurecer y armar un escándalo en medio del pasillo.

—Drex es un buen jefe ¿Sí? No ha intentado nada, me respeta y valora mi trabajo, es confiable y admira mí dedicación —apuntó, contando con los dedos—. Si me llevó a ese restaurante que debo recordarles es de comida chatarra, fue porque estaba siendo amable por todo el trabajo que he hecho estas últimas semanas.

—¿Cómo estás segura de que no se trata de otra cosa? —preguntó Henry preocupado.

Ella entornó los ojos hacia él, de repente poniéndose seria.

—¿De qué hablas?

Henry exhaló.

—Vamos, eres joven y bonita ¿Por qué más crees que pudo haberte contratado? —insinuó.

Apretó los puños y casi que sus uñas se clavaron en su piel. Ese ligero dolor la ayudó a no despotricar contra Henry por su ofensiva suposición.

—¿Se te olvida que también soy inteligente y aplicada? ¿Qué manejo varios programas informáticos y que soy organizada? No soy solo una cara bonita, Drex no me contrató por eso —aseguró con voz siseante—. Y no puedo creer que de todas las personas, tú seas quien haya dicho eso.

Henry se arrepintió de inmediato de lo que dijo, removiendose inquieto en su lugar.

—Lo siento, no quise dar a entender... Sé que eres muy lista y todo, solo que... —los hombros de Henry se hundieron junto con su voz—. Perdón, lo que dije no fue amable... —se disculpó en voz baja.

Charlotte se cruzó de brazos, observándolos seriamente.

—Ahórrate la disculpa hacia mí, quiero que se disculpen con él.

—¡¿Qué?! —exclamaron ambos chicos.

—Lo que oyeron, fueron muy groseros con Drex ¡Hasta nos siguieron a mí casa! —los acusó.

Los chicos hicieron una mueca de culpa y no trataron de desmentirla. La joven exhaló lentamente y trató de calmarse.

—Miren, solo quiero que le den una disculpa por malpensar sus intenciones para conmigo —pidió más calmada.

Los chicos la miraron, renuentes a aceptar su petición.

—Son mis amigos, esperaba que me apoyaran en esto ¿Por qué no pueden hacerlo? —se lamentó frustrada.

Henry no pudo más con el rostro entristecido de su amiga y se rindió con un suspiro.

—Bien, después de la escuela iremos contigo y... —tragó saliva— nos disculparemos con tu jefe.

Ella suspiró pero asintió.

—Bien, los espero a la salida.

Con esas últimas palabras, les dio la espalda y se dirigió a clases.

/

El resto del día los ignoró, todavía molesta de que hubieran creído que había obtenido ese empleo solo por su apariencia. Como si no la conocieran y supieran que estaba más que capacitada para el puesto. Habían dolido, sus sospechas injustas. Ella en ningún momento había coqueteado con su empleador ni nada como para que alguien pensara eso.

Y no era que Drex no fuera apuesto, lo era completamente. Pero imaginaba que era del tipo más solitario, que quizás se conformaba con una noche acompañado de alguna mujer que hubiera conocido en un bar, sin ningún tipo de compromiso...

Sacudió la cabeza, concentrándose en el experimento de química que estaban llevando a cabo en el laboratorio. No había pensado en su jefe 'de esa manera' antes y no iba a comenzar ahora. No era apropiado.

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Al final del día se le unieron y casi sin intercambiar palabras, la acompañaron a tomar el autobús y fueron con ella. Luego caminaron las manzanas hasta la tienda.

Drex ya había abierto, y antes de llegar, Charlotte le había advertido que iba con sus amigos para que ellos se disculparan con él. Para que no se sorprendiera al verlos ahí. Si por el fuera, no querría tener que verlos nunca más en su vida si era posible, pero a la vez quería tener a la chica de su lado así que iba a complacerla en ese aspecto.

Al menos podría ver los resultados de su intimidación hacia los mocosos, ver cómo había influenciado en ellos cuando lo vieran, como iban a reaccionar. Y la idea de atemorizarlos un poco más fue muy tentadora para dejarla pasar.

Al entrar a la tienda, Charlotte vio a su jefe ocupado arreglando un horno eléctrico en una de las mesas mientras esperaba. A veces trabajaba a la vista, otras ocasiones en su taller, según lo deseara ese día. Drex alzó la mirada al verlos entrar y se detuvo, mirando afiladamente al rubio.

En su interior estaba que saltaba de maligno deleite. Ahí estaba Henry Hart, una de las personas que más odiaba en el universo, luciendo cabizbajo y reticente, casi incapaz de encontrar su mirada. No se trataba de temor exactamente, el chico lo detestaba, no le tenía miedo ni tenía por qué hacerlo, su reacción parecía deberse a vergüenza de tener que estar haciendo eso, de admitir que junto a su jefe lo habían seguido.

Reprimió una media sonrisa de astucia y arrogancia y solo alzó una ceja en expectación mientras dejaba de hacer lo que estaba haciendo.

—Buenas tardes —la chica le dedicó una sonrisa genuina que él devolvió con su característica media sonrisa.

Luego dirigió su mirada inquisitiva a los muchachos como si no supiera para que estaban allí cuando en realidad estaba carcajeandose por dentro.

—Vienen a disculparse contigo por lo de ayer —señaló la joven, haciéndose a un lado—. Chicos.

Al principio, Jasper y Henry no hicieron intento por hablar, pero bastó una de sus temidas miradas para que actuarán. Batallaron para que las palabras les salieran de la boca pero lo consiguieron.

—Queríamos disculparnos —empezó Henry entre dientes apretados, alzando la mirada un momento para verlo.

El desagrado que tenía por ese sujeto era claramente notable en su mirada. Drex solo agudizó su media sonrisa.

—Por haberlos molestado ayer —añadió Jasper, más sinceramente que su amigo, mirándolo a los ojos fugazmente antes de desviar los suyos.

—Fue desconsiderado de nuestra parte y no volverá a suceder —concluyó Henry, casi forzando su voz a salir.

Drex se había cruzado de brazos y los observaba inmutable. Internamente disfrutaba de la incomodidad que su silencio e inexpresividad provocaban en los chicos. Era gracioso presenciar como se removían en sus lugares, temerosos. Y satisfactorio, ver al rubio tratar de mantener un frente estoico y tratar de mostrar valentía solo para fallar, aunque era ligeramente admirable su decisión en mostrarse valiente ante su presencia cuando era obvio que apenas podía sostenerle la mirada. Pero una fugaz mirada en dirección a su empleada le indicó que ella estaba ansiosa también y no era justo incomodarla así.

Dejó escapar una exhalación despacio y relajó su postura.

—Disculpa aceptada, ya pueden relajarse niños —habló casi gruñendo.

Fue como si un peso se hubiera levantado de los hombros de ambos y exhalaron aliviados y más relajados, aunque el rizado no perdió su reticencia y el rubio su mirada suspicaz y desconfiada.

Eso lo tuvo sin cuidado, ya había hecho su parte para mantener a la chica en su lado bueno, no tenía que –ni iba a– tratar de congeniar con sus amigos, lo más lejos que los tuviera de él, mejor. Así que solo tomó sus herramientas con una mano y el aparato que había estado arreglando con la otra, la enguantada, y miró a la chica.

—Estaré en el taller, avísame si algo se presenta —anunció antes de darse la vuelta y desaparecer por dicha puerta.

Charlotte asintió con una sonrisa, ya habituada a sus frases cortas y directas y su actitud seca hacia la gente. No pudo evitar mirarlo con asombro, ese horno era muy pesado y sin embargo él era capaz de levantarlo con una mano. A veces hacia esas muestras de su inexplicable fortaleza.

—Agradable sujeto en verdad —murmuró Henry con claro sarcasmo en su voz.

—Solo es así con ustedes —reveló ella, regresando su atención a sus amigos—. Y después de como lo trataron, no me sorprende.

Henry meneó la cabeza, indicando que no tenía que seguir recordandoles su desliz.Jasper por su parte, ahora libre de la mirada penetrante del jefe de Charlotte, miró alrededor de la tienda con curiosidad.

—¿Qué haces aquí exactamente? —preguntó con curiosidad.

Su rostro se iluminó ante la perspectiva de enseñarles a sus amigos en que consistía su trabajo. Desde atender clientes hasta manejar algunas cuentas y tener el inventario al día. Y cualquier rastro de enojo o molestia hacia ellos desapareció a medida que hablaba.

Ellos la observaron, sonriendo por lo animada que se veía hablando de su trabajo. Era mucho más agotador que el que ellos hacían, ya que eran ellos dos, Gooch, Bork y Ray, había manos de sobra.

—Suena como demasiado para solo dos personas ¿Por qué no contrata a alguien más? —preguntó Jasper lo que también estaba en la mente de Henry.

Charlotte se encogió de hombros, insegura.

—Creo que le cuesta confiar en la gente, imagino que puso ese anuncio tan específico para no tener que buscar mucho y no tener que interactuar con nadie más de lo necesario —opinó la joven.

Sus amigos asintieron.

Drex los estuvo vigilando a través de las cámaras, pero perdió interés después de un rato cuando quedó claro que solo hablarían sobre cosas de adolescentes que no le importaban, y continuó con su propios asuntos.

Después de un rato en que Charlotte les explicó un poco más lo que hacía allí, ellos se despidieron de ella y se fueron a sus propios trabajos.

Una vez sola, Charlotte tomó su lugar detrás del mostrador y decidió que para empezar el día de trabajo –o más bien la tarde– haría un inventario de lo que hacía falta encargar.

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Estoy tratando de escribir a Drex lo más fiel al personaje pero a la vez que encaje en este Universo Alternativo, espero estar haciéndolo bien.