Tras años de Luancoln Week, Lenicoln Week, Loricoln Week, Luancoln Week,Lu… bueno, ya me entienden. ¡Por fin llega lo que tanto estuve esperando! ¡La Lynncoln Week que por supuesto no me podía quedar atrás en hacer mi aporte para tan ilustre y noble evento (pausa para permitirles tirarme hate XD ). Espero les agraden estos cortos relatos que con tanto esmero (y posiblemente desvelos) les he traído. Espero completar todo en la semana correspondiente. Saludos.

Para quienes siguen mi trabajo, esto no es una extensión de mi saga "Tan sólo". Sencillamente me pareció divertido referenciarla en el título. También les pido una enorme disculpa por la muy posible gran cantidad de errores ortográficos y gramaticales que puedan encontrar, que esto lo hice en tiempo récord, por lo que mucho tiempo para hacer correcciones no tuve. Igual agradecería que me hicieran saber cómo les parecieron los textos.

Descargo de responsabilidad. El concepto de The Loud House y todo lo relacionado con el mismo pertenecen a su autor y casa productora: Chris Savino & VIACOM - NICKELODEON © 2016.


Día 1

Romántico

Tras haber terminado sus deberes, Lynn decidió que ya había permanecido demasiado tiempo sentada frente al escritorio de la habitación que compartía con Lucy, por lo que, y para estirar los músculos aprovechando el sábado, tomó su balón de soccer y salió para dirigirse hacia la habitación de su hermano. Con un poco de suerte conseguiría arrastrar al apestoso al patio, donde podrían jugar un poco los dos. En el caso que se hiciera el difícil, bastaría con hacerle la "mirada", quizá el único acto bastante cursi y femenino que le gustaba realizar, dado lo mucho que le había beneficiado al usarlo contra él.

"Ningún chico puede resistirse a la mirada", fue lo que Lori les había asegurado hace algunos años a Luan y a ella junto con Lucy cuando les enseñó sobre esta, aunque Lynn no se imaginaba a Lucy haciéndola. En realidad tampoco se veía a sí misma realizándola con cualquier chico, pero con Lincoln no tenía inconvenientes dada la confianza que se tenían.

Al no recibir respuesta tras tocar varias veces la puerta de la habitación de su hermano, pensó que ya había sido demasiado amable, por lo que entró directamente por él.

—Si no estás vestido, será mejor que te pongas algo, que tú y yo vamos a…

La habitación estaba sola.

—¿Qué haces, hermana?

Lynn se dio la vuelta sorprendida. Luna la miraba con cautela, como si pensara que iba a hacer alguna travesura en el cuarto aprovechando que Lincoln no se encontraba.

—Ah… buscaba al apestoso para jugar soccer con él.

—¿En serio? Bueno, pues no está. Lori pasó por él después de la escuela.

Eso le pareció extraño.

—¿No se supone que hoy es el aniversario de ella y Bobby?

—Sí —divertida le contestó con algo de emoción—. Ella estará en su cita romántica mientras que Lincoln estará en otra con Ronnie Anne. Genial, ¿no?

A pesar de la cara de pocos amigos que puso, Lynn asintió.

—Sí… genial. Bueno… iré igual afuera a practicar unas dominadas.

Con su balón bajo el brazo salió al patio trasero, donde lo trató de equilibrar a base de pequeñas patadas continuas dadas con su empeine derecho pocos centímetros por encima, teniendo como finalidad el evitar que la pelota tocara el suelo, lo que estaba consiguiendo con facilidad a pesar de que su mente estaba concentrada en algo distinto.

Cuando hace poco más de un año se enteró que había una chica interesada románticamente en su hermano, tanto como para pegarle una goma de mascar en el cabello, era cierto que se había emocionado como el resto de las chicas, aunque detalles como que pasara ya menos tiempo con ella a como la tenía acostumbrada por estar con esa chica no terminaron de agradarle, mención aparte cuando Lincoln se sacrificó por esa niña una vez que Luan se desató un día de las bromas. Cómo se había molestado cuando se enteró de esto.

Cuando los Santiago se mudaron, dónde todas sus hermanas se sintieron mal por Lincoln, y además de Lori, por supuesto, Lynn tuvo que hacerse a un lado para no evidenciarse que se sentía satisfecha por la posibilidad de recuperar a su hermano al ya no haber ninguna chica que lo distrajera de pasar su tiempo con ella.

La llegada de Stella la preocupó un poco, en especial por toda la preparación a la que Lincoln se sometió para conocerla y agradarle, pero al final se tranquilizó cuando comprobó que con ella su relación no era tan diferente a la que ya tenía con sus amigos y quizá incluso el mismo Clyde.

Estaba tan afectada que el balón le duró menos tiempo del acostumbrado y se le cayó al suelo. Suspirando fue a tomarlo para volver a empezar, a la vez que reconocía que su actuar no era el correcto, después de todo debería de sentirse feliz por su hermano como en antaño por el hecho de estar saliendo de vez en cuando con chicas, en lugar de ser egoísta y querer acapararlo para ella sola, pero no podía evitarlo. Sencillamente…

Ni siquiera ella sabría explicar qué era lo que tenía.

—¡Lynn! ¡Qué bueno que te encuentro!

Por segunda vez el balón se le cayó, esta vez fue por verse sorprendida por Lincoln cuando de pronto apareció corriendo detrás de ella un tanto agitado.

—¡Oye! ¿Qué es lo que estás haciendo aquí? ¿No se suponía que estabas en una cita con Ronnie Anne?

La absurda idea de que se vino corriendo desde Great Lakes le cruzó por la cabeza. El muchacho dejó pasar unos segundos para recuperar el aliento antes de explicarle.

—Lori tuvo que interrumpir su cita con Bobby porque olvidó unos documentos muy importantes que necesitará entregar el lunes a la facultad, y no quería conducir mañana de regreso solo por eso. Incluso me dijo que yo podía quedarme con los Casagrandes en lo que iba y regresaba para continuar lo suyo con Bobby.

—¿Y por qué no te quedaste con ella?

—Porque quería verte a ti.

El corazón de Lynn se agitó repentinamente de una manera tan violenta que se llevó una mano al pecho. ¿Qué era lo que acababa de sucederle? Se preguntó sintiendo también que su rostro comenzaba a hervir en calor.

—Ah… ¿Cómo dices?

—Tuve… un problema con Ronnie Anne y… necesito tu ayuda.

Así fue como las castaña se calmó un poco, pero no mucho. Entonces se trataba de eso. Finalmente terminó por ocurrir, pensó con molestia. Parece que esa bruja le había hecho daño a su hermano de alguna manera, sabiendo que este sería demasiado noble para defenderse al mismo nivel levantándole una mano encima, lo que a su parecer era algo muy rastrero, pero Lincoln, listo como es, estaba resolviendo el problema buscando a alguien que pudiera hacer eso por él. Encantada Lynn lo haría, sin importarle que ella sí tuviera que correr a Great Lakes con el único propósito de ir a ponerla en su sitio.

—¡Qué fue lo que te hizo esa… niña!

Debió de tratarse algo muy delicado o humillante dada la forma en que Lincoln con ansiedad se retorcía los dedos de las manos.

—Yo acepté acompañar a Lori para ir a verla, pensando que sólo iría a pasar el tiempo con ella haciendo lo de siempre. Tú sabes, jugar videojuegos, grabarla mientras ella hace o intenta enseñarme a hacer skate, salir a tomar algo con ella y quizá también con algunos otros de sus amigos. No lo sé, cosas así, que nada tenían que ver con la presunta cita amorosa que Lori decía que íbamos a tener.

De manera incomprensible toda esta explicación la calmaba bastante. Su hermano sólo estaba saliendo con una amiga y nada más, pero eso no minimizaba su preocupación hacia él, pues Lincoln se estaba tardando en llegar a la parte en la que Ronnie Anne lo había lastimado.

—Sí, comprendo. ¿Y luego qué pasó después de todo eso?

—Bueno. Eso era lo que pensé que iba a suceder nada más. Pero cuando llegamos a su casa, Sid no estaba con ella. En realidad mientras que Bobby y Lori salieron, Ronnie Anne y yo nos quedamos solos ahí, porque el resto de su familia fue a visitar la exposición de una amiga de su tía Frida o algo así, siendo eso por lo que por Lori y por mí dejaron que ellos dos no los acompañaran.

¿Su hermano y esa mocosa solos en una casa sin supervisión? Es cierto que eran unos niños apenas de doce años, y que solamente eran amigos, pero Lynn volvió a intranquilizarse. No hace mucho había visto en la televisión el caso de una niña de once años que terminó embarazada, y si bien el responsable había sido un tipo incluso mayor que ella… no, que su hermanito no era como ese tipo de chicos que buscan aprovecharse de las chicas, pero…

Dios la perdonara porque no quería caer en estereotipos, pero esa niña era como… mexicana y… ¿Qué era lo que con risa Francisco y otros compañeros de la escuela comentaban de esos "momentos latam" que tanto le desquiciaban? ¿Acaso fue Ronnie Anne la que se aprovechó de Lincoln? Ahora sí que la mataría si en efecto se trataba de lo que estaba suponiendo.

—Lincoln, por favor de dar tantas vueltas y ve al punto. ¿Qué fue lo que ocurrió entre los dos?

—Pues… todo iba bien. Ella hizo palomitas de maíz, sacó algunos refrescos, encendió el televisor diciendo que quería ver Netflix, o algo que había visto anunciado ahí y entonces… ya ni siquiera recuerdo qué era lo que estábamos mirando, cuando ella se recargó contra mí y me abrazó diciéndome lo importante que soy para ella y…

—¡¿Y?! —Podía sentir que la sangre volvía a hervirle y que estaba enrojeciendo de nuevo, pero esta vez no era por la vergüenza.

—Y yo le dije. "Gracias". Tomé un puñado de palomitas, y mientras me las comía, sin querer algunas le cayeron en el cabello. Ella se separó de mí y muy molesta me dijo que era un torpe insensible.

—¿Qué?

—Pues eso. Me acusó de no apreciar todos los esfuerzos que había estado haciendo por ser romántica para agradarme, cuando yo ni siquiera hacía el intento. Y fue ahí cuando me di cuenta muy tarde de lo que estaba sucediendo y es que… —en este punto él se puso tan rojo como su hermana—. Sid me había preguntado semanas atrás acerca de qué sería para mí una cita perfecta.

—¿Sid? —esto la desconcertó— ¿No es esa su amiga?

—Ajá. Me lo preguntó a solas, y francamente creí que estaba coqueteándome, pero siendo algo de una sola vez por lo que lo dejé pasar, y hasta me había olvidado de todo. Pero entonces, nervioso le había contestado que en una cita me gustaría todo lo que Ronnie Anne haría luego en ese momento, es decir, casa sola, palomitas, una película y que la chica que me gusta se acurrucara contra mí diciéndome que le gusto.

Lynn tenía que admitirlo, Lincoln se veía adorable cuando se sonrojaba al abochornarse. Sus sencillos gustos sobre lo que era una cita perfecta para él le parecieron lindos, aunque precisamente por su sencillez, no encontraba cuál era el "esfuerzo" que esa boba supuestamente había hecho para realizarlos. Pero muy a su pesar, tenía que admitir que lo que su hermano en respuesta le había dado a su amiga, se trató de una estupidez con la que pareció restarle importancia al momento que estaban compartiendo.

—¿En serio no te dabas cuenta de las señales que Ronnie Anne te estaba dando con todo y que estaba recreando tu supuesta cita perfecta?

—¡Es que se trataba de ella! ¿Cómo iba a saber yo que aparentemente estábamos en una cita de verdad?

—Eso sí —con sarcasmo le replicó—. Lori te dijo que te iba a llevar a una cita con Ronnie Anne. Si hubiese sido más clara, quizá así, y solo quizá, te hubieras dado cuenta que estaban en efecto en una.

—¡Eso no cuenta! Ella siempre dice que me va a llevar a que tenga una cita con ella y lo último que tenemos es una cita por todas las cosas que hacemos.

—¿Y qué es lo que usualmente hacen cuando vas a verla?

—Ya te lo dije. Comida, videojuegos, cosas que nos gustan a los dos, o skate, centros comerciales, sus amigos, Sid, cosas que le gustan a ella.

—Y ahora todo lo que trató de hacer fueron cosas que te gustarían a ti con una chica.

Lincoln estaba por protestar, pero se quedó en silencio unos minutos tras reflexionarlo y soltó.

—Pudo haberme dicho que le gustaba y ya, en lugar de enviar a su amiga para averiguar cómo podía declarárseme con tantas indirectas —se interrumpió para suspirar con alivio—. Menos mal que después de terminar de hablar esa vez con Sid no le pedí que saliéramos juntos. Por suerte ella sencillamente me dio las gracias por decírselo y se había ido.

Lynn negó con un gesto. De verdad quería molestarse con su hermano, pero por su torpeza, todo lo que hacía era divertirse.

—Para alguien tan observador de los detalles como tú, que se pasa sobrepensando las cosas, e ideando planes, es increíble lo torpe que puedes llegar a ser. ¿Y qué pasó después? No me digas que saliste huyendo cuando Lori te dio la oportunidad y por eso es que estás aquí.

Lynn se sorprendió al darse cuenta que sentía pena por la niña que hasta hace unos minutos planeaba ir a moler a golpes.

—Pues… sí… no… yo… le pedí una disculpa y le pregunté cómo podía enmendarlo. Ella se salió de la casa y me dejó solo, no sin antes avisarme que saldría un rato con Sid, además de, aún molesta, advertirme que la próxima vez quien tendría que hacer un esfuerzo por ser romántico sería yo. Poco después regresó Lori por lo que te conté, así que me le pegué para regresar a casa, y aquí estoy pidiéndote ayuda. El próximo fin de semana Lori me prometió que me llevaría de vuelta, y quiero estar preparado para cuando sea mi turno de ser, pues… "romántico".

Lynn entendió finalmente todo… bueno, casi todo.

—Pues sí. Estás aquí, conmigo. ¿Pero por qué? Los consejos amorosos debiste de habérselos pedido en el camino a Lori, o al llegar haber buscado a Leni, o a Luna, aunque no estoy del todo segura si con ella aplique el mismo principio por… ya sabes, que a veces sospecho es Luna el chico de la relación entre ella y Sam. Vamos, que hasta Luan tiene novio y tal vez hasta ella podría aconsejarte mejor.

—Pero ninguna de ellas eres tú.

Aún si todo lo que buscaba en ella era ayuda para resolver el problema en el que se metió con su prospecto de novia, de cualquier modo provocó que Lynn sintiera una incómoda mezcla de felicidad y calidez. No entendía por qué Ronnie Anne hizo de aquello un problema tan grande, por lo menos, estaba segura que si ella conociera a un chico como su hermano, le sería difícil resistirse a no… ¡Incluso el sólo hecho de pensarlo le hacía sentir una obstrucción en la garganta!

—Ah… bueno, yo… ¿Pero por qué yo? Sabes que no se me dan esas cosas. Yo no soy una chica "linda".

—Pues Ronnie Anne tampoco.

No estaba segura si ofenderse por darle la razón de que no era linda, o echarse a reír por lo que parecía ser un desprecio directo hacia la "otra".

—No es linda y aún así parece gustarte.

El muchacho apenado se encogió de hombros.

—¿Qué te puedo decir? Creo que las chicas así son mi tipo?

—¿Así, cómo?

—Ya sabes. Que no sean tan delicadas o exageren con eso de ser femeninas y vulnerables. Yo soy más de las chicas rudas, astutas, que pelean por lo que quieren, que no se dejan amedrentar por nada ni nadie, quizá que se apenen por mostrarse vulnerables, y aún así sean leales a quienes quieren. Así es en sí el tipo de chicas que me gustan, y Ronnie Anne es así, básicamente como tú y es por eso que te pido tu ayuda, porque creo saber cómo ser romántico con cualquier otra clase de chica ordinaria, precisamente y gracias a lo que me han enseñado Lori, Leni y las otras, pero no sé cómo ser romántico con chicas fuera de lo común como ella o como contigo, y de verdad que me gustaría aprender a hacerlo, por lo que sé que tu serías una perfecta maestra.

Diciéndole esto la tomó por los hombros afectuosamente. Los ojos de Lynn se abrieron bastante. Tener tan cerca a Lincoln la hizo concentrarse tanto en sus ojos, que cansada bajó la mirada y entonces con atención miró sus labios. Una idea descabellada pasó por su mente, una que se negaba a irse por mucho que la urgiera a hacerlo. Comenzó a relamerse los labios pensando en cómo podría salirse con la suya si hiciera lo que su instinto le ordenaba que hiciera. ¿Podría tras hacerlo sólo empujarlo y decirle que era una broma para recordarle que debía de mantener su defensa alerta?

—Ah… Lincoln… yo… creo que… decirle todo esto a una chica, es decir, todo lo que te gusta de ella es algo en sí ya muy romántico, incluso si es una fuera de la común.

—¿En serio? ¿Eso sería todo?

Su boba sonrisa, aunque adorable, consiguió sacarla de su trance muy a tiempo, justo cuando de manera inconsciente había comenzado a acercarse cada vez más a él. Un tanto frustrada, Lynn asintió.

—Pues sí, aunque… tal vez ayudaría que en efecto mejoraras en lo del skate. Te daría una mano en eso si no fuera porque en esa área reconozco que no soy tan buena como ella, pero al menos a mí me impresionaría un chico que se esforzara, si no en sobrepasarme en los pasatiempos que me apasionan, por lo menos en serme útil a la hora de ayudarme a practicarlos y… quizá también una buena malteada junto a una enorme hamburguesa harían que le sumara algunos puntos.

Lincoln asentía pensativo.

—Decirle por qué me gusta, skate, malteada y hamburguesa. ¡Lo tengo!

—Muy bien —se limpió la humedad de la frente preguntándose cómo es que terminó tan sudada, que no había hecho gran esfuerzo mientras estuvo haciendo las dominadas, mismas que había suspendido por estar hablando con su hermano—. Entonces… creo que seguiré jugando mientras que tú tal vez deberías de comenzar a ver tutoriales en internet para aprender skate.

—Sí, supongo que debería.

Lincoln por un minuto completo se quedó ahí, observando cómo su hermana dominaba el balón alternándolo de pierna en pierna sin dejar que se le cayera. Lynn lo notó ahí de pie, pero no le dijo nada. El silencio se cortó cuando Lincoln de pronto le preguntó.

—¿No quieres que juguemos juntos un poco?

Ella detuvo el balón rebotándolo hacia sus manos para mirarlo sorprendida.

—¿Tú… quieres jugar… conmigo? ¿Es en serio?

—Pues he estado practicando un poco de soccer en la escuela. No digo que sea muy bueno, pero creo saber defenderme, y de verdad me gustaría jugar contigo, sólo si tú quieres por supuesto.

La sonrisa de oreja a oreja de Lynn lo decía todo.

Durante la próxima hora jugaron a tratar de quitarse el balón el uno al otro sin usar nada más que los pies. Lynn por supuesto sobresalía, pero juzgó que era verdad lo que su hermano le había dicho, que sin ser aún del todo un gran futbolista de soccer, igual le parecía que era relativamente bueno y mucho mejor de lo que se había imaginado. Vio mucho potencial a que podría mejorar con mayor práctica.

—¿Desde cuándo comenzaste a jugar soccer?

—Hace un par de meses. No solamente soccer, también algo de fútbol, básquetbol y béisbol, aunque en este último tengo algunos problemas. Estoy seguro que no pasará mucho antes de que pueda ofrecerte algún reto.

Lynn se emocionó bastante, pero también extrañamente se entristeció un poco.

—Nunca pensé que abandonarías así como así tus cosas de nerd.

—¿Y quién dice que lo he hecho? No voy a dejar de hacer lo que me gusta sólo por tratar de impresionarte a ti, y tampoco por hacer lo mismo con Ronnie Anne. Sencillamente me abro a sus intereses, pero sin dejar de ser quien soy.

Lynn asintió pensando que eso estaba muy bien, después de todo no quería que su hermanito cambiara, por lo menos no en lo esencial que era lo que le gustaba de él y… ¿Dijo que tratar de impresionarla a ella? No. Había mencionado a Ronnie Anne también. Todo esto era por ella, claro está.

—Entonces… sí vas a esforzarte tanto por Ronnie Anne, eso significa que piensas pedirle en efecto que sea tu novia, ¿no?

El chico lució preocupado.

—Yo… sigo sin estar muy seguro. Sólo sé que debo de corresponderle sus esfuerzos de hoy de alguna manera, aún si todavía dudo si quiero que lleguemos a algo más. Supongo que ya en el momento sabré lo que quiero en realidad con ella y seré más sincero y conciso. Aprecio mucho su amistad, pero… no lo sé. Después de todo es mi amiga y no sé si sea correcto que seamos algo más allá de eso después de todo el tiempo que hemos pasado juntos con nuestra relación tal y como está, como para de pronto cambiarla así de manera tan drástica, arriesgando a que lo que ya tenemos cambie para siempre de manera irreversible.

Continuaron jugando. Lincoln notó a su hermana cabizbaja. Se imaginó que quizá le habían afectado sus tribulaciones, ignorante que ella se vio reflejada en las mismas inquietudes que él tenía para con su amiga.

—Sé sincero con ella y ya. No te atrevas a darle esperanzas de qué tal vez llegarán a algo a lo que quizá en realidad no quieres que lleguen. En lo personal, creo que sería muy doloroso, por agradable que sea, la ilusión de ser correspondida cuando de la ilusión no va a pasar nada más.

Lincoln pensaría muy seriamente en todo cuanto había aprendido de su hermana esa tarde.

Tras darse un respiro una vez que ambos terminaron exhaustos, o por lo menos que Lincoln lo hiciera al no poder más, Lynn agradecida por el momento le preguntó.

—Eso fue divertido. ¿Quieres que hagamos juntos algo más?

Estaba dispuesta a jugar con sus videojuegos, o sencillamente a darle su espacio para que se pusiera a leer sus cómics encerrado en su habitación sin ninguna interrupción durante lo que restara del día si se lo pedía, cuando tras pensarlo unos minutos, Lincoln le dijo.

—¿Quieres acompañarme a Gus por una malteada y una hamburguesa?

A Lynn de pronto se le abrió el apetito, sin embargo se había gastado ya lo que le quedaba de su mesada ayer con sus amigas por la tarde.

—Me encantaría, pero… de momento no tengo dinero.

—No importa, yo te invito.

Le ofreció la mano y su hermana la contempló meditativa, antes de tomarla con una gran sonrisa para aceptar su ofrecimiento con un aire burlón.

—Está bien. Tendremos una cita.

Ya se esperaba que su hermano sobre reaccionara indignado o asqueado, pidiéndole que no hiciera incómodo su ofrecimiento o algo así, pero el que con tranquilidad le contestara…

—Bien… una cita será.

…la hizo sentir dichosa. Tal vez esto no era otra cosa que una mera ilusión de algo que sería imposible que sucediera, pero por lo menos durante ese día, decidió que sin hacerse esperanzas sobre algo que descubrió de pronto de sí misma sobre su sentir hacia su hermano, abrazaría la ilusión. Al demonio con Ronnie Anne, por mucho que tuviera que estarle agradecida por lo que sin saberlo vino a propiciar.

Por ese día, su hermano sería su novio.


Por la noche, tras lo que para Lynn fue una magnífica tarde, ya para cuando toda la familia se preparaba para ir a dormir, gracias a las labores que había hecho en casa durante la semana y también que el día siguiente sería domingo, Lincoln consiguió el permiso de sus padres para desvelarse sólo un poco en la sala mirando la televisión.

—No estarás planeando ver cosas de adultos, ¿o sí? —suspicaz su padre le preguntó.

—Por supuesto que no, sólo quiero ver Netflix —en el acto, una de sus hermanas pasó detrás de ellos ya en pijama llevando un vaso con agua—. Lynn, ¿no quieres ver una película conmigo?

—¡Oh! Yo…

Aunque sí quería, miró primero a su padre, pues era algo tarde y ella no había pedido ningún permiso. Para el señor Loud le resultó por el contrario mejor.

—Por mi no hay problema, Junior. Sirve de que cuidas que tu hermano no vea nada inapropiado.

Y se marchó, dejando a Lynn riéndose para sus adentros soltando muy por lo bajo un:

—¿Y quién cuidaría que sea yo quien no busque ver algo así?

—Pues yo. —Lincoln que la había alcanzado a escuchar le contestó, a lo que su hermana chistó.

—Le quitas la diversión a la vida. Dame un segundo en lo que preparo algunas palomitas.

—Iré por vasos y soda.

Cuando la película que escogieron comenzó, cada uno sentados en cada lado del sillón la miró comiendo algunas palomitas, pero conforme ésta transcurría, se fueron acercando más y más. Para cuando la película iba por la mitad, Lynn, un tanto avergonzada por lo que se le ocurrió hacer, terminó por recargarse contra el pecho de su hermano nerviosa por su reacción. Ante esto, todo lo que Lincoln hizo fue peinar su cabello con los dedos de su mano libre, provocando que ella se sintiera reconfortada y adormilada.

Lynn estaba más que satisfecha porque su hermanito como de costumbre sabía cómo hacerla sentir especial, pues más allá de haberle confesado que prácticamente ella era su modelo ideal de chica, también estaba el juego que tuvieron, la salida a comer lo que a ella le gustaba, e incluso la película que escogieron acerca de una chica que se entrenaba para ingresar a un equipo deportivo donde no la querían admitir por su estatus social, había sido algo del gusto de ella. Y Lincoln era… su apestoso… ni más ni menos el apestoso que ella siempre querría, que por mucho que ampliara sus gustos, él siempre conservaría su misma personalidad, y ella estaba satisfecha con eso, porque lo quería tal y como lo era. No imaginaba cómo aquel momento entre ambos podría mejorar, siendo lo único que lamentaba el que el sueño le estuviera ganando.

—Lynn… —Lincoln le susurró temiendo que se hubiese dormido, pues sus ojos estaban cerrados.

—¿Sí? —Con aire soñoliento le preguntó.

—Sólo quería decirte que… te amo.

Complacida porque Lincoln le confesara que como hermano le continuaba guardando el amor fraternal que con los años ella había temido que se hubiese desgastado cuando cada uno se concentró en sus propios intereses y sus vidas, ella no pudo más que complacida responderle, aunque decepcionada que no fuese el tipo de amor que ella esperaba.

—Gracias.

Se acurrucó más contra él, mientras que Lincoln la abrazó más estrechamente.

Suspirando, el chico pensó en una sola cosa…

Con justa razón Ronnie Anne se había enfadado con él. Vaya que se sentía uno muy mal por recibir por toda respuesta tan sólo eso tras confesarse con la persona que a uno de verdad le gustaba.