-Esta historia esta inspirada en el manga y anime "Inuyasha" de Rumiko Takahashi, así como en mitología griega, persa, americana e indu. Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, más los personajes de carácter secundario, las modificaciones a las personalidad, los hechos y la trama corren por mi cuenta y entera responsabilidad para darle sentido a la historia. Les sugiero oír "Only love Can Hurt Like This" de Paloma Faith para Izumi, "Tears Of An Angel" de RyanDan para Itachi, "Control" de Halsey para Toka, "Crush" de Avril Lavigne y "Respirar" de Jesse & Joy para Itachi e Izumi y para el contexto del capitulo.


Las palabras de Tsunade daban vuelta por la mente de Itachi de forma incesante una y otra vez, sabía que debía disculparse con Izumi y sin embargo—sentado en la espesura del bosque con la espalda apoyada en el pozo que le permitiría viajar al siglo XXI—Itachi no lograba ordenar las palabras adecuadas que decir a Izumi para ganar su perdón, había errado hasta el fondo y quizás ella ni siquiera tuviera porque perdonarlo pero él quería intentarlo, mas ¿Cómo hacerlo? Dejando libre un sonoro y cansado suspiro, Itachi enterró su rostro entre sus manos y negando para sí, haber discutido con Izumi y ofenderla había sido indudablemente más fácil que encontrar la palabras apropiadas con que pedirle perdón por sus faltas, que no eran pocas, no es que no tuviera palabras que decirle para ganar su perdón sino todo lo contrario, tenía demasiadas partiendo por el hecho de que se sentía indigno de ella, de su ternura, corazón, belleza, bondad y...básicamente todo lo que ella era, ella era demasiado y él se sentía nada. Si se mostraba molesto eso se debía a que compendia su culpa en lo ocurrido y no necesitaba que nadie se lo recordara, ¿Acaso creían que de esa forma él llegaría más pronto a una resolución? Ojala las cosas fueran más sencillas, pensó Itachi alzando la mirada hacia el cielo que pasaba del rosa y naranja al purpura.

—Izumi, todo es tu culpa— murmuró Itachi absolutamente contrariado consigo mismo, —como no regresas pronto, todos me consideran responsable de que no estés aquí— él se sabía única y enteramente responsable pero ese era otro asunto.

Se sentía como un tonto, hablando solo como si Izumi pudiera escucharlo, y ojala lo hiciera, así encontraría las palabras correctas para merecer su perdón…¿Aún estará molesta conmigo? Se reprendió por pensar así pues era obvio que ella seguía molesta y con justa razón, ¿Qué estará haciendo en estos momentos? Se preguntó esperando que ella estuviera viendo el mismo atardecer, ¿Se acordaría de él al menos una vez en las mañanas y por las noches como él que pensaba en ella casi a cada momento del día? Pensando en Izumi, Itachi descuidó vigilar el ambiente hasta escuchar unos ligeros pasos aproximarse, irguiéndose y llevando su mano derecha a la empuñadura de Celik…mas sorprendiéndose al voltear. Sonriendo ladinamente, Toka avanzó hacia el Uchiha ataviada en un vestido blanco de escote cuadrado—con un escote inferior y falso en V—cerrado hasta la altura del vientre, sin mangas y de falda de múltiples capas de velo bajo una chaqueta de encaje beige claro de escote en V cerrado hasta la altura del vientre donde se abría en A, mangas ceñidas hasta los codos donde se tornaban acampanadas y traslucidas hasta cubrirle las manos, y su largo cabello castaño caía tras su espalda adornado por una diadema de oro compuesta de dijes en forma de lagrima con cristales ámbar en el centro a juego con un par de pendientes y el dije que pendía de la cadena de oro alrededor de su cuello.

—Ha pasado tiempo, Itachi— comentó Toka con voz casual y una ligera sonrisa.

—Toka— reconoció el Uchiha sin apartar su mano de la empuñadura de Celik, —¿Qué estás haciendo aquí?— interrogó con evidente desconfianza.

—Esperaba que pudiéramos hablar, como viejos amigos— planteó la Senju sin ánimo de discutir.

—¿Fuimos amigos alguna vez?— cuestionó Itachi arqueando una ceja con falsa mofa.

Había amado a Toka en el pasado, había sido la primera mujer por quien había tenido sentimientos románticso y había proyectado una vida entera junto a ella, mas eso era el pasado, ¿cierto? Arqueando una ceja ante la pregunta de Itachi, Toka se volvió hacia la espesura del bosque prefiriendo que se dirigieran hacia otro lugar para hablar, sonriendo para si cuando una de sus serpientes cazadoras se acercó a ella leyendo los pensamientos que rondaban por su mente, ojala y dejar de tener sentimientos por Itachi ahora que él se había enamorado de alguien más fuera tan fácil como ella deseaba mas no era así, en el pasado Itachi la había llamado a ella "mi único y verdadero amor", y sin embargo ahora parecía que su amor por ella había muerto y en su lugar amaba a Izumi, que en nada era menos que ella le gustase reconocerlo o no. Toka se sabía ahora un alma corrupta, el odio y la ira se había adueñado de ella al morir mientras que Izumi era un alma pura, solo había bondad e inocencia en su corazón, ella lo había sentido, ¿Cómo Itachi no iba a enamorarse de ella? Siguiendo los pasos de Toka con desconfianza, Itachi contuvo un suspiro cuando atravesaron la espesura del bosque hasta llegar al árbol en que ella lo había sellado hace cincuenta años, ¿Por qué había venido?, ¿Para perturbar más sus pensamientos?

—Han pasado cincuenta años y sin embargo ninguno ha cambiado mucho, físicamente me refiero— apreció Toka volteando a ver al Uchiha. —No vine aquí solo por motivaciones nostálgicas sino a hablar contigo— suspiró hablando con honestidad y viendo a Itachi ligeramente más cómodo por ello. —Escucha, en el interior de Orochimaru aún queda algo del corazón de Sahin— inició obteniendo la atención del Uchiha. —Ese bandido insistía en que mi vida le pertenecía y busco las circunstancias más apropiadas para que nos matáramos, únicamente por sus celos— era patético que alguien llegara tan lejos únicamente para causar daño a otros.

—Es absurdo…— murmuró Itachi apartando la mirada con repulsión ante esa idea.

—Lo sé— correspondió la Senju con franqueza. —Así somos los humanos— recordó no pudiendo enorgullecerse de sus propios actos evidentemente.

—Pero si su corazón sigue latente, eso significa que siente algo por ti— meditó el Uchiha en voz alta entendiendo el porqué de su visita, —por muy retorcido que sea— agregó sin intención de ofenderla al pensar en ello.

—Por eso vine a verte— asintió la pelicastaña dando un paso más cerca de él. —Hay una oportunidad de destruirlo, utilizándome. Por ahora me ha dejado con vida, pero llegara el momento en que querrá destruirme— si ese aspecto de Orochimaru era débil, intentaría de deshacerse de este y por consiguiente de ella, —aunque no si yo lo destruyo primero— era la única oportunidad con que contaba para vencer.

—¿Piensas matarlo?— más bien afirmo el semidiós negando para sí. —Es una locura, no podrás— aunque lo intentara acabaría muriendo irremediablemente.

—¿Por qué?— cuestionó Toka extrañada por su negativa, ¿o era preocupación?

—Porque ese imbécil es más fuerte de lo que piensas, es un inmortal— estableció Itachi temiendo que algo le pasara a ella.

—Hasta un dios tiene su talón de Aquiles, y Orochimaru lo tiene, lo sé— contrarió la Senju con firmeza en su idea. —Itachi, ¿Estás diciendo que te preocupas por mí?— preguntó sorprendida pero camuflando esto por un deje de aparente burla.

Eso era toda una novedad, ciertamente en el pasado Itachi le había cuidado la espaldas como wiccan protectora de la villa mientras había estado viva, sabiéndola humana y temiendo que algo malo le ocurriera, no había salido herida en ninguna oportunidad desde que él había estado cerca…hasta ese terrible día en que había creído que él le había robado la Joya del Paraíso. Toka no pudo evitar preguntarse, ¿Realmente los sentimientos que una vez habían tenido el uno por el otro se habían extinguido totalmente?, ¿Ningún amor pasado podía renacer de sus cenizas? Egoísta o lo que fuera, Toka quería aferrarse a esa esperanza porque seguía enamorada de Itachi aunque actualmente esos sentimientos estuvieran mezclados con el resentimiento por su cruel separación. Carraspeando para aclararse la garganta y comprometido a algo que no había sido su intención insinuar, Itachi apartó la mirada con nerviosismo, ¿Qué se suponía que dijera? Al despertar del sello de Toka había pensado que ella continuaba con vida al ver a Izumi, se había equivocado y por largo tiempo había tratado de odiarla sin mucho éxito, todo su mundo se haba trastocado cuando ella había vuelto a la vida odiándolo, luego había conocido a Orochimaru y entendido como habían sucedido las cosas pero nada estaba resuelto entre ambos realmente.

¿Realmente Toka le era indiferente o aun sentía algo por ella? No lo había pensado.


Ajena a lo que estaba ocurriendo, Izumi apoyó sus brazos en el borde del pozo para salir de este, dejando libre un suspiro a causa del esfuerzo y saliendo de él al sentarse en el borde con ayuda de sus piernas. La Uchiwa vestía una larga blusa roja de estampado escoses negro que le llegaba hasta la altura de los muslos, con mangas ceñidas a las muñecas y cerrada a su cuerpo por un cinturón negros, jeans negros y botas de cuero de igual color, con su largo cabello castaño cayendo en sedosas hondas sobre sus hombros. Había vuelto sin equipaje ya que quería hacer las paces con Itachi, debía haber un cese al fuego para concentrarse en encontrar los fragmentos de la Joya del Paraíso antes de que Orochimaru les llevara ventaja. Es tarde, pero creo que le di tiempo suficiente a Itachi para aclarar su mente, considero la Uchiwa alzando la mirada hacia el cielo y frunciendo el ceño al avistar luces al interior del bosque, esas luces…irguiéndose del borde del pozo, Izumi corrió a internarse en el bosque lo más rápido posible reconociendo esas luces como las serpientes cazadoras de Toka, y no se equivocaba deteniendo su andar tras un árbol que daba con el claro del árbol en que Itachi había sido sellado y viendo al semidiós y a la Senju hablando en solitario, bastante cerca el uno del otro cabe añadir mas trató de ignorarlo.

—Sí, me preocupo por ti— aceptó Itachi sin saber quién se hallaba presente y escuchando todo, —porque aunque tú me odies, no puedo olvidar lo que una vez compartimos— ella había sido su primer amor para bien o para mal, —eres importante para mí, Toka, y no dejaré que te expongas como carnada para ese monstruo— eliminó los pasos de distancia entre Toka y él situándose exactamente frente a ella. —Voy a matar a Orochimaru para que tú puedas descansar en paz, te doy mi palabra— aseguró sujetándola de los hombros y siendo absolutamente sincero.

Al comprender lo que Orochimaru había hecho, Itachi se había comprometido a tratar de brindar paz a la muerte de Toka y sabía que solo lo lograría cuando hubiera derrotado al viperino, destruido aquello que este buscaba conseguir y preservar la Joya del Paraíso bien para pedir un deseo o permitir que esta fuera purificada, pero dedicado a su promesa con la Senju no notó la mirada en los ojos de Toka quien aprovecho la ya escasa distancia entre ambos acercando su rostro al suyo y presionando castamente sus labios contra los del Uchiha que fue incapaz de responder a causa de la sorpresa…ese solo beso le recordó un tiempo muy lejano y lo confundió como nunca había imaginado. Observando aquello, Izumi se cubrió los labios con una de sus manos temiendo liberar un suspiro demasiado fuerte, cerrando los ojos con dolor y lamentándose por haber vuelto ya que por lo visto Itachi no estaba arrepentido de lo que había hecho, no había mostrado intenciones de disculparse con ella sino que hallaba tiempo para encontrarse con Toka mientras le hacía promesas no verbales y le daba esperanzas a ella. Apretando una de sus manos y esforzándose por no llorar, Izumi sintió como si le hubieran rotó el corazón, se sintió como una tonta por tener esperanzas. Alejando sus labios de los de Itachi, Toka sonrió ligeramente ante la mirada desconcertada y sorrpendida en los ojos del Uchiha.

—Los hombres en verdad son tontos; por darles un beso o aceptarles un abrazo piensan que una mujer les pertenece— consideró la Senju en voz alta, dando un paso atrás y zafándose del agarre del confundido semidiós. —Nuestra historia termino hace mucho tiempo, Itachi, vine aquí para que lo supieras, y porque lo que vivimos fue algo que nunca debió ocurrir, no debió pasar, solo mira a donde nos llevó— determinó decepcionada con la duda en Itachi pues ella esperaba más de su parte. —Escucha, mientras el corazón de Sahin siga en el interior de Orochimaru puedo salvarme, y es ese punto de quiebre el que debemos atacar, por separado o juntos, para derrotarlo— ya tenía muy claro lo que haría por su parte. —Adiós, Itachi— se despidió mientras sus serpientes cazadoras se envolvieran alrededor de su cuerpo.

—¡Espera, Toka!— protestó Itachi deseando aclarar lo que acababa de ocurrir.

Cerrando los ojos, Toka fue envuelta por una luz cegadora antes de desaparecer junto a sus serpientes cazadoras convirtiéndose en un solo haz de luz que cruzó el cielo como si se tratase de una estrella fugaz para frustración de Itachi que apretó fuertemente ambas manos tratando de entender aquello a lo que ni él mismo encontraba explicación, ¿Cómo es que se había dejado besar por Toka? Y lo peor de todo, ¿Cómo es que ella había logrado perturbarlo tanto? Era como si hubieran vuelto a los viejos tiempos y nada existiera salvo ellos dos, ¿Cómo había sido posible? Aunque hubiera escuchado suficiente para tener claro que Toka se había ido, Itachi seguía teniendo sentidos agudos como para poder darse cuenta de que ella estaba ahí, obligando a Izumi a cubrirse los labios con ambas manos y mantener los ojos fuertemente cerrados para no llorar ni sollozar en forma alguna, negándose a parecer débil, ya se había humillado bastante a sí misma y se negaba a continuar haciéndolo, pero en su empeño descuido el ruido del musgo del árbol contra el cual tenía apoyada su espalda. Escuchando movimiento entre la espesura del bosque a su espalda pese a haber bajado su guardia, demasiado confundido y desorientado como para pensar en algo, Itachi volvió la mirada por sobre su hombro:

—¿Quién está ahí?— exigió el Uchiha de pésimo humor y sin obtener respuesta, ante lo que olfateó al aire. —Izumi…— suspiró incapaz de confundir su perfume.

Debía tratarse de un error o una broma de mal gusto, quizás y precisamente por hallarse tan confundido creía sentir el perfume de Izumi cerca, pero toda duda fue despejada cuando Izumi salió de detrás del árbol en que había estado ocultándose, cabizbaja y con andar incierto antes de alzar la mirada hacia Itachi con el ceño ligeramente fruncido en una mezcla entre el dolor y la rabia que no hicieron más que intensificarse cuando Itachi la observó como si no pudiera creer que ella estaba ahí. Itachi, ¿Cómo puedes mirarme a los ojos? Se preguntó Izumi deseando abofetearlo para al menos hacerle sentir un ápice del dolor que ella sentía pero no tendría caso pues él se había metido en esto y ella nada quería tener que ver con eso. Comprendiendo que Izumi había presenciado lo que acababa de ocurrir, Itachi dio un paso hacia la Uchiwa deseando disculparse o explicarse, mas previendo que haría esto Izumi simplemente negó en silencio y se dio media vuelta de inmediato, aunque una voz en su cabeza le dijo que corriera y se alejara de ahí ella se negó a mostrarse débil, conduciéndose con andar veloz pero sin acelerar su paso al internarse en el bosque, sin voltear ni detenerse en ningún momento, regresando al pozo por el cual saltó para regresar a su época. Regresar había sido un error…


Por la mañana del día siguiente y aunque no fuera su responsabilidad, Naruto y Hinata patrullaron la villa como normalmente hacia lady Tsunade quien había pedido su ayuda al tener que colaborar en un parto desde antes de que despuntara el alba, y ahora que el sol emergía e iluminaba todo la sicaria y el fraile saludaron a las personas en su camino guardando un tenso silencio mas no por la presencia del otro en su recorrido. Hinata aportaba un bello vestido aguamarina de escote redondo con un falso escote inferior en V, cerrado hasta la altura del vientre por seis pequeños botones, de falda de velo y mangas ceñidas hasta los codos desde donde se tornaban acampanadas y traslucidas hasta casi cubrirle las manos y encima una chaqueta de encaje de igual color con bordados plateados para replicar mariposas, de escote en V cerrado escasamente a la altura del vientre y sin mangas, con su largo cabello azul oscuro cayendo como una cascada de hondas sobre sus hombros y tras su espalda por una diadema de plata en forma de cintillo decorado por cristales azules, con largos pendientes plateados a juego y un dije en forma de mariposa que pendía del collar alrededor de su cuello. Naruto se habría quedado embelesado contemplándola de no ser por los inquietos pensamientos que rondaban su mente desde anoche:

—Izumi ya debería haber vuelto, ¿no?— preguntó la Hyuga como si le leyera el pensamiento.

—Sí, pero si llego a volver…— el Uzumaki dejo libre un suspiro apesadumbrado antes de volver la mirada hacia la sicaria, —las luces de anoche no auguraban nada bueno— había visto esas luces al anochecer de ayer y sabía que podían significar.

—¿Crees que Itachi pudo haber visto a Toka?— cuestionó Hinata viéndolo asentir únicamente. —Y aunque lo hubiera hecho, ¿Eso cambiaría en algo su poder de decisión?— intentó convencerse de lo contrario pero no se consideraba capaz de opinar. —Itachi y Toka se odian— eso se había dado a entender hasta ahora.

Sabía que en el pasado ambos habían compartido algo muy especial, habían tenido una relación bastante seria de cara a la realidad—por decirlo de alguna forma—, pero Hinata había visto las interacciones recientes entre Toka e Itachi y a su entender tenían más que ver con el rencor, desprecio y desconfianza que con cualquier otra cosa aunque mentiría si dijera que la actitud arrogante de Toka no daba pie a libres interpretaciones. Mas Hinata si había sido testigo del evidente aprecio, devoción, cariño, protección y hasta amor—no sabía si usar esa palabra al no tener con que compararlo—de Itachi para con Izumi, ¿Cómo sería posible que el Uchiha traicionara todo aquello solo para encontrarse con Toka? Itachi no era un ser perfecto pero la sicaria dudaba que fuera el tipo de hombre que cometiera esa clase de traición. Naruto deseó poder creer en lo mismo que Hinata, pero conocía a Itachi más que ella y lo había visto dejar muchas cosas de lado solo para encontrarse con Toka o hablar con ella para solucionar su turbulento pasado, puede que ello hubiera ocurrido hace tiempo pero ambos conocían a Izumi y sabían que ella ya debería haber regresado para buscar los fragmentos de la Joya del Paraíso al fin y al cabo ella no descuidaba responsabilidad alguna, ¿Por qué no lo había hecho? Naruto no quería ser pesimista pero creía tener una respuesta, mas ojala estuviera equivocado.

—Existe un dicho; donde hubo fuego, cenizas quedan— aludió Naruto a falta de pruebas sorprendiendo a la Hyuga por lo contundente y plausible que ello sonaba. —Toka fue muy importante para Itachi, dudo que esos sentimientos mueran de la noche a la mañana— el corazón humano tenía muchas debilidades, —e Itachi no ha sido visto desde ayer— agregó tomando eso como un punto a favor de su teoría.

—Dios, estoy comenzando a pensar lo mismo que tú— suspiró Hinata deteniendo su andar y considerando la teoría del fraile. —Pobre Izumi, no puedo imaginar lo que puede estar sintiendo— si la idea de Naruto probaba ser verdad.

De pie ante Hinata, empatizando con su sentir y el que probablemente estuviera experimentando Izumi si es que había regresado el día anterior y presenciado lo que él suponía. No es como si Naruto quisiera enorgullecerse pues no era así, de hecho se consideraba un ser humano perfectamente imperfecto, mas nunca había traicionado los tiernos sentimientos que Hinata había despertado en él desde que la conocía, ella lo instaba a luchar por sobrevivir, ser mejor y protegerla a cada momento en que estaban en batalla o peligro, y ninguna otra ocupaba su pensamiento aunque diera a entender lo contrario por su actitud laxa, pero en su corazón él sabía la verdad…¿Itachi obraba igual o realmente era incapaz de elegir entre su antiguo y su nuevo amor? Encontrando su mirada con la de Naruto, Hinata dejo libre un suspiro mientras trataba de no dejarse cegar por la preocupación, instándolo a que ambos continuaran con su recorrido por la villa pues tenían una labor que cumplir, aunque en su corazón continuaba pensando en Izumi quien se había convertido en su primera y más sincera amiga desde que la había conocido, y le rompía el corazón imaginar que ella sufriera por causa de Itachi y su indecisión con respecto a elegir entre el pasado o el futuro.

¿Cómo debía estar sintiéndose Izumi?


Incapaz de olvidar los acontecimientos de las últimas horas, Izumi abrió los ojos lentamente observando a la nada pese a sentir la luz del sol contra su rostro y alargando la mano para tomar su teléfono y revisar la hora, sentándose sobre la cama a la que se había lanzado a llorar la noche anterior hasta quedarse dormida, ni siquiera habiéndose cambiado de ropa y aun sintiéndose miserable mientras se erguía y dirigía hacia su armario para buscar la ropa que usaría ese día pues tenía clases a las que acudir, quizás si trataba de aferrarse a su monótona normalidad podría apartar la mente de aquello que le era tan doloroso. Itachi iba a decirme algo, pero tuve tanto miedo que preferí salir corriendo, pensó la wiccan abriendo su armario y tomando un vestido al azar; al parecer, él no siente lo mismo que yo por él, lo ocurrido ayer se lo dejaba tajantemente claro. Que tonta soy, todo este tiempo estuve enamorándome de alguien que no puede corresponderme, porque si Toka aún está en su corazón no hay espacio para mí, se había enamorado y había estado corriendo tras un imposible, pero tomando su ropa y abriendo la puerta de su habitación se dirigió al baño para tratar de olvidar y continuar existiendo que era su deber, al fin y al cabo sabia por experiencia que lo mejor para olvidarse de su dolor era ocupar su mente.

Paralelamente y en el siglo XVI, apesadumbrado hasta en lo más profundo de su alma, Itachi se encontraba sentado en la espesura del bosque con la espalda apoyada contra el árbol en que una vez se había encontrado sellado…hasta que Izumi había aparecido para liberarlo, en las propias palabras de ella esto se había debido a que merecía empezar de cero y rehacer su vida pero la verdad es que volver al plano de los vivos le había traído más confusión y problemas que cualquier otra cosa. ¿Por qué no puedo tener claras las cosas? Toka es el pasado, ella y yo ya no compartimos nada, mas pese a tratar de enfocarse en ello era incapaz de entender que había sentido cuando ella lo había besado la noche anterior, pero Izumi…no puedo ir a verte, no tengo derecho de hacerlo, ¿Cómo no pude darme cuenta de que estabas ahí? Deseaba pedirle perdón pero ahora más que nunca comprendía que no merecía hacerlo, ¿Cómo podía mirarla sin saberse el ser más miserable sobre la tierra? No puedo ir a verte y pedir que me perdones, no puedo hacerlo, era indigno de sentir lo que sentía por ella, de reprochar en forma alguna que ella hubiera protegido a Shisui cuando ahora hasta tendría todo el derecho de darle la espalda para siempre, ¿Acaso él no había traicionado su confianza y—aunque no estaba claro—lo que sentían el uno por el otro?

El ambiente esa mañana en el hogar de la familia Uchiwa fue estremecedoramente tenso, Hazuki lo notó mientras preparaba el desayuno para su hijo y viendo a Izumi ingresar en la cocina antes que nadie, cabizbaja y muy apesadumbrada, saludándola brevemente antes de tomar asiento a la mesa y servirse una taza de café, sin intercambiar palabra con su abuelo o con Inabi salvo un escaso saludo pero a ninguno de los dos en particular. La matriarca Uchiwa vestía una cómoda blusa aguamarina grisáceo de escote redondo y sin mangas bajo una sudadera aguamarina estampada de rosas, lilas y jazmines a lo largo de la tela y que permanecía abierta además de con las mangas arremangadas hasta los codos, jeans blancos y cómodos tacones rosa que se anudaban en los tobillos, con su cabello castaño cayendo tras su espalda. Hazuki no podía enorgullecerse de su relación con su hija, hablaban de todo mas muchas veces sentía desconocer la mujer en que se estaba convirtiendo, pero ahora entendía que algo malo había ocurrido y si Izumi no quería hablar del tema ella no iba a aludirlo siquiera—sabía que se trataba de Itachi, la había visto dirigirse hacia el sótano la tarde anterior—sino que le daría su espacio, pero estaba claro que su padre Fudo y su hijo Inabi no pensaban igual pese a guardar silencio de igual forma:

—Izumi no ha dicho una sola palabra hoy— murmuró Inabi de forma apenas audible, —lo que sea que está pasando, debe ser serio— en momentos así agradecía que su abuelo no estuviera sordo o estaría hablando solo.

—La razón es esta; un hombre— determinó Fudo habiendo vivido lo suficiente como para entenderlo, y en la vida de su nieta de momento solo había un hombre.

—Tal vez ella e Itachi pelearon— asintió el pequeño Uchiwa valorando la percepción de su abuelo.

Eso era todo lo que Inabi podía suponer al no saber qué había sucedido realmente, además Itachi le había pedido que no divulgara su visita a la casa hace un par de días atrás y mantendría esa promesa…pero eso no quería decir que no le preocupara su hermana cuyos característicos orbes ónix carecían de todo brillo para preocupación del pequeño Uchiwa y todos los miembros de la familia. Bebiendo el último trago de café de su taza, Izumi se irguió de la mesa para dejar la taza en el lavaplatos, regresando sobre sus pasos hacia la mesa para tomar de la silla una chaqueta de cuero que se colocó por encima del vestido gris claro que usaba, de estampado escoses negro y mantequilla, cuello en V y cerrado hasta la altura del vientre por seis botones, con falda por encima de la rodilla y mangas ceñidas a las muñecas, entallado a su figura por un cinturón de cuero negro como los cortos botines que usaba, con sus largos rizos castaños cayendo sobre sus hombros y tras su espalda. Inclinándose para tomar su bolso del suelo, Izumi esbozó una ligera aunque melancólica sonrisa cuando su gatito Denka maulló a sus pies y procedió a frotarse contra sus pierna como si tratara de animarla, algo que ojala y fuera sencillo de hacer pero ella se sentía todo menos positiva, mas a pesar de todo se inclinó para acariciarle la cabeza.

—Adiós, Denka— se despidió Izumi escuchando ronronear a su gato. —Nos vemos, regreso en unas horas— recordó dirigiendo una última mirada a su madre.

—Mucha suerte, Izumi— deseó la matriarca Uchiwa con orgullo y entusiasmo.

Hazuki sabía que en realidad no tenía por qué desear buena suerte a Izumi, hoy tenía un examen de historia y en eso su hija destacaba como nadie, tanto que pese a solo tener dieciséis años ya estaba adelantando a todos los compañeros de su grado y llamando la atención de varias universidades que mostraban interés por evaluarla para permitirle avanzar más rápido…pero como madre solo deseaba que su hija diera lo mejor de sí y fuera lo mejor que podía ser. Sonriendo ligeramente en agradecimiento ante la confianza de su madre y fingiendo que todo estaba bien, Izumi colgó su bolso a su hombro derecho dirigiendo una mirada de despedida a su abuelo y hermano al proceder a abandonar la cocina, dirigiéndose sin parar hacia la sala y hacia la puerta de principal para salir. Desde pequeña e insegura como era, Izumi había aprendido a ignorar los comentarios que escuchaba a su alrededor; había escuchado las murmuraciones y susurros entre su abuelo Fudo y su hermano Inabi, sabía que ellos estaban preocupados por ella al igual que su madre pero no necesitaban estarlo, ella sacaría fuerza de cualquier lugar recóndito de su corazón, perseveraría y continuaría adelante como siempre había hecho. Haría falta más que un corazón roto y no ser correspondida en su primer amor para hacer que se derrumbara…


La idea de tener un reto al que enfrentarse y que la distrajera de los dolorosos pensamientos y escenas que rondaban su mente y en que no dejaba de ver insistentemente a Itachi y Toka juntos, no dio resultado para Izumi pues para su desgracia historia universal era su asignatura predilecta junto con literatura y lenguas así que resolver el examen de aquel día fue pan comido, su periodo menos favorito de la historia era fines del siglo XX o más claramente la Guerra Fría pero sabía todo respecto y en nada extraño a su maestra que fuera la primera en resolver el examen, abandonando el aula y saliendo al patio de la secundaria para tomar aire y esperar a que sus compañeros también terminaran antes de que finalizara el periodo. Sentada sobre una banca del sereno jardín y observando las hojas comenzar a caer en señal de que el otoño comenzaba a sentirse, Izumi apretó sus manos contra el dobladillo de su falda por encima de las rodillas; trataba de alejar su mente de los malos pensamientos pero por dentro quería morirse, ni el cálido sol que iluminaba su rostro era capaz de distraerla hasta que escuchó pasos acercarse, volviendo la mirada por sobre su hombro y esbozando una sonrisa al ver a sus amigas aproximarse.

—Izumi, ¿Cómo te fue?— preguntó Emiko pese a intuir cuál sería su respuesta

—Genial, tenía claras todas las respuestas— contestó la Uchiwa pues el examen le había parecido muy sencillo. —¿Ustedes no?— preguntó arqueando una ceja con curiosidad.

—Mejor no preguntes— contrario Aiko mordiéndose el labio inferior y preguntándose si las respuestas que había escrito eran las correctas.

—Yo también creo que estuvo fácil— secundo Chinami completamente de acuerdo con Izumi, aunque sabía que no podría superarla en conocimientos de historia.

—Olvidemos eso por ahora— sugirió Emiko quien tenía la misma inseguridad que Aiko. —Izumi, ¿cómo te fue con tu novio?— inquirió loca de la curiosidad.

—¿Se reconciliaron?— respaldó Aiko casi brincando de la emoción y esperando que así fuera.

La última vez que las tres habían hablado con Izumi, habían escuchado todos los detalles con respecto a lo ocurrido entre ella, Itachi y este nuevo chico que se había cruzado en su camino llamado Shisui, hasta sintiendo algo de celos por su amiga quien tenía a dos hombres peleando por ella y no era para menos, Izumi tenía una personalidad desinteresada, generosa, amable y dulce además de algo retraída lo que hacía que no se sintiera segura de su aspecto físico o de resultar atractiva, mas media secundaria suspiraba al verla pasar, Keith entre ellos, ¿Qué chico podría resistirse? Pero Izumi tenía el defecto de que ya sea fuera su culpa o no, acababa cediendo y disculpando cualquier problema para no estar enemistada con alguien y no dudaban que eso había sucedido ahora. No habiendo recibido confrontación ni escuchado pregunta alguna en su hogar esa mañana, Izumi inicialmente se sorprendió por la pregunta de sus amigas respecto a lo ocurrido, hasta sintió deseos de llorar rememorando el beso entre Itachi y Toka…pero también sintió algo de alivio porque alguien tocara el tema, no quería hablar de eso pero la oportunidad estaba ahí y ello le permitió entender que tenía dos opciones; o confrontaba lo ocurrido y hablaba del tema—lo que no quería por ahora, cabe añadir—o huía de lo ocurrido tanto como le fuera posible, y la Uchiwa se decantó por la segunda opción.

—Pues...— Izumi dejo libre un suspiro antes de contestar, —creo que no éramos novios después de todo— determinó esforzándose para que no se le quebrara la voz.

—¿Significa que te rechazo?— cuestionó Emiko absolutamente incrédula.

—No con palabras— señaló la Uchiwa con una tensa sonrisa de incomodidad. —No hablemos de eso, ¿sí?, ya me siento bastante mal— pidió deseando olvidar lo ocurrido o tratar de hacerlo cuando menos.

—Claro— asintió Chinami preocupada de lo que su amiga estuviera sintiendo.

—¿Qué tal si vamos a comer?— sugirió Aiko con intención de olvidar esta situación. —Yo invito— propuso comprometida a animar a Izumi.

Aun debían esperar a que el periodo terminara para recibir el resultado de su examen para poder salir de clases pero era evidente para Emiko, Aiko y Chinami que Izumi necesitaba compañía y distraerse de lo que sea que hubiera ocurrido, ellas no iban a preguntar pues al igual que con la muerte de su padre sabían que lo que esto era delicado para Izumi y ella ya hablaría al respecto si quería desahogarse. De momento y como buenas amigas ellas tratarían que Izumi no tuviera deseos de matar a nadie en un arrebato de cólera o pensara en hacer algo descabellado, y la mejor forma era comer, charlar de cualquier cosa, quizás acompañarla a la liberaría o ir de compras, lo que fuera para hacerla olvidar. Asintiendo únicamente y sintiendo un nudo en la garganta mientras trataba de calmarse, Izumi fue sorprendida por un efusivo abrazo de parte de sus tres amigas; Emiko abrazándola del costado izquierdo, Aiko del derecho y Chinami del frente como si temieran que ella fuera a romperse en cualquier momento lo que le saco una genuina sonrisa por primera vez desde el día de ayer, cerrando los ojos y agradeciendo poder contar con ellas. No podía contarles todo lo que estaba viviendo, quizás ni siquiera fueran a creerle y aunque lo hicieran no les diría porque implicaría involucrar a más gente o ponerlas en peligro, lo que no haría.

Su amistad le era más que suficiente.


Aquel primer día transcurrió sin contratiempos y la noche que lo sucedió, pero al día siguiente y en que era fin de semana las inquietudes se hicieron más grandes para todos desde que salió el sol hasta que llegó el medio día, Izumi debería haber vuelto pues sabían que ese día no tenía clases y al no ser así Hinata, Naruto y Konohamaru no tardaron en interrogar a Itachi quien se mostraba callado y distante al volver a la villa esa mañana tras pasar el día de ayer en el bosque y lejos de todo, obteniendo de él la verdad que no hubieran querido escuchar. Con las manos cruzadas sobre su regazo y sentada sobre uno de los divanes de la sala junto a Naruto, Hinata portaba un vestido color esmeralda de escote cuadrado con el frente del corpiño recogido en elegantes pliegues, falda de múltiples capas con los lados de la misma, el corpiño y las cortas mangas hasta los codos repletas de bordados color mantequilla y las mangas se abrían a la altura de los codos para exponer los brazos, con su largo cabello azul oscuro cayendo sobre su hombros peinado por una diadema en forma de mariposa y decorada por cristales dorados. Hinata y Naruto estaban estupefactos ante el error de Itachi e incapaces de hablar, pero el pequeño Garuda si pudo romper el silencio:

—¡Itachi, eres de lo más cruel y despiadado!— gritó Konohamaru acercándose a Itachi quien estaba de pie junto a la chimenea. —Se supone que estabas molesto porque Izumi se llevaba bien con Shisui, pero tú traicionaste sus sentimientos encontrándote con Toka— confrontó como si se tratara de un adulto y molesto a más no poder.

—¿En verdad piensas quedarte aquí sin hacer nada?— cuestionó Hinata apretándose las manos con ira. —Tu silencio puede lastimarla más— ni siquiera podía imaginar lo que Izumi estaba pensando en esos momentos.

—Itachi, ve a ver a Izumi— ordenó Naruto levantándose del diván y observándolo duramente.

—Dije que no iría a verla, y no cambiare de opinión— protestó Itachi volviendo la mirada hacia el Uzumaki y sin ánimo alguno de discutir.

—Creo que no me entendiste bien, idiota— protestó el Uzumaki avanzando hasta detenerse frente a él sosteniéndole la mirada, —a lo que me refiero es que vayas a buscar los fragmentos que ella se llevó a su época o de lo contrario uno de nosotros lo hará y entonces será definitivo que ella no regresara, lo sabes— ya sea que continuaran o no, Izumi era algo que Itachi no podía evitar o todos sabían que se arrepentiría toda su vida. El Uchiha apartó la mirada y guardó silencio negándose a hacer nada de eso. —No podemos hacer nada al respecto, Itachi decidió que las cosas sigan así, creo que sería más cruel pedirle a Izumi que regrese— consideró el fraile en voz alta, volteando a ver a la sicaria y bajando la mirada hacia Konohamaru.

Apartando la mirada con molestia, encontrándole toda la razón a Izumi si ella decidía no volver nunca más al siglo XVI, Hinata deseó abofetear a Itachi o cuando menos interrogarlo sobre lo que estaba sintiendo en ese momento para saber si al menos estaba pensando en Izumi…pero viendo al Uchiha con la mirada desenfocada de las llamas de la chimenea y tragando saliva sonoramente como si le resultara cuando menos difícil el respirar, la Hyuga y el Uzumaki comprendieron que si Izumi estaba sufriendo Itachi no lo hacía menos, él había ocasionado todo esto y la incertidumbre de no saber si Izumi volvería, si la vería otra vez…lo estaba destrozando, un sentimiento que ninguno de los presentes querría sentir en su vida. La idea de no volver a ver a Izumi fue suficiente para hacer que Itachi sintiera que se le detenía el corazón, la mirada de decepción en sus ojos no dejaba de repetirse en su mente de tal modo que no podía conciliar el sueño, sabía que debía ir a verla y pedirle los fragmentos de la Joya del Paraíso para saber si ella quería abandonar la búsqueda de los mismos para derrotar a Orochimaru, pero no se atrevía a cruzar el pozo, no se atrevía a tan siquiera desear estar en su presencia después de cómo le había fallado, de cómo la había herido. Pero imaginar no volver a verla le desgarraba el alma y no quería imaginar que eso acabaría sucediendo…


Aquel sábado Izumi no tuvo nada que hacer para olvidarse de su dolor y preocupaciones que parecieron tornarse insoportables desde que salió el sol; su abuelo había salido a visitar a un amigo que estaba enfermo, Inabi estaba jugando con los niños de la calle aprovechando que no tenía deberes que hacer y su madre estaba de compras en la ciudad en tanto ella solo era azorada por su propio dolor e inseguridades que la llevaron a decidir devolver los fragmentos de la Joya del Paraíso que tenía en su poder al siglo XVI, sabía que ello implicaría no volver a ver a Itachi ni a sus amigos pero temía aceptar que él ya no la necesitaba, que no eran nada el uno para el oro y que debían continuar con el curso que el destino fuera a dar a sus vidas. Saliendo de su habitación en que había estado a solas, la joven Uchiwa bajó las escaleras con andar lento, ataviada una femenina blusa beige pálido de escote en V cerrada por tres botones hasta la altura del vientre donde se anudaba por un lienzo de la misma tela para dejar expuesto parte de su vientre, con mangas holgadas que se ceñían por encima de las muñecas, jeans azul claro, cómodas zapatillas converse blancas y con su largo cabello castaño cayendo sobre sus hombros, y alrededor de su cuello se hallaba el medallón en contenía los fragmentos de la Joya del Paraíso.

Necesito devolver estos fragmentos, pero…no puedo, tengo mucho miedo, si lo hago, no volveré a ver a Itachi, la wiccan detuvo sus pasos al descender el último escalón inhalando aire profundamente y sintiéndose incapaz de aclarar sus ideas, volviéndose hacia las puertas corredizas que daban hacia el jardín trasero de la casa donde estaba el mismo árbol en que Itachi había sido sellado en el siglo XVI, donde de alguna forma todo había comenzado. No quiero despedirme de él, aceptó Izumi dirigiendo su andar hacia el patio cuya puerta abrió para avanzar sin restricciones hacia aquel árbol que le significaba tanto, ¿Por qué tuve que conocerlo? Si esto iba a ser tan doloroso, mejor no lo hubiera conocido, detuvo sus pasos frente al árbol, alzando una de sus manos para trazar la huella que la flecha de Toka había dejado en la corteza al traspasar el pecho de Itachi…pero quiero verlo, ¡lo deseo con todo mi corazón, lo amo! Inicialmente solo habían sido amigos y ella nada sabía del amor, pero era incapaz de poder darle la espalda ahora y querer vivir por su cuenta, ¿Cómo hacerlo si su vida se sentía miserable al tratar de continuar sin él? No podía odiarlo, no podía estar enojada con él ni imaginar un futuro en que él no estuviera, podría tolerar ser su amiga solo para verlo feliz pero era la idea de cerrar este capítulo así lo que no soportaba.

—¿Izumi?— llamó Hazuki en el umbral de la puerta al haber llegado y no escuchar ruido alguno. —¿Qué pasa, hija?— preguntó haciendo que Izumi volteara a verla.

—Mamá…— murmuró la wiccan con la voz quebrada y habiendo llegado a su límite.

Nunca se había considerado a si misma alguien dependiente de su madre, la razón era crecer viéndola como a una hermana más que como su progenitora, pero saber que alguien se preocupaba por ella fue el detonante perfecto para Izumi quien rompió en llanto en su lugar e incapaz de controlarse, como siempre se había callado su dolor y angustia para sí misma hasta no poder más sintiéndose como el ser más miserable del mundo y ahora realmente necesitaba que alguien la ayudara a salir de este problema. Avanzando lentamente hacia su hija, conmovida como de costumbre ante sus poco habituales muestras de emocionalidad que le recordaban que era una adolescente de dieciséis años y no una adulta como siempre tendía a comportarse, Hazuki envolvió sus brazos alrededor de su hija para consolarla. Minutos después y sintiendo a Izumi más tranquila, madre e hija se sentaron sobre la hierba con el árbol a sus espaldas, Hazuki envolviendo uno de sus brazos alrededor de los hombros de su hija que secó las lágrimas que resbalaban por sus mejillas; la matriarca Uchiwa vestía unos cómodos bombachos blancos que se ceñían en la cintura ocultando el dobladillo de una holgada blusa negra sin mangas y de escote en V, con cómodos tacones negros que se quitó para sentir la hierba bajo sus pies, con su cabello castaño cayendo sobre sus hombros.

—Conoces bien la historia de tu padre y mía, Izumi, como nos conocimos al salir de la universidad, lo enamorados que estábamos…y como aun pienso en él— mencionó Hazuki obteniendo la atención de su hija que volvió la mirada hacia ella. —Pero lo que nunca les he dicho a Inabi ni a ti es que fue exactamente en este lugar donde Kiyoshi me propuso matrimonio— Izumi se sorprendió al escuchar esa confesión de su madre. —Ambos nos amábamos mucho pero por alguna razón que no entiende un día antes de casarnos tuvimos una gran pelea por algo tonto, verdaderamente insignificante; la inseguridad. Era joven y tonta, temí que las cosas no funcionarían entre ambos como soñábamos, pero la noche antes de nuestra boda vine aquí al no poder dormir y de alguna forma me di cuenta de que todo lo que quería era casarme con Kiyoshi— hasta hoy se sentía dichosa de haber tomado esa decisión.

Su historia con Kiyoshi era muy anecdótica; habían sido compañeros de secundaria por dos años y Hazuki se había enamorado de él siendo muy joven pero nunca se lo había dicho, luego en medio de su segundo año en la secundaria Kiyoshi se había mudado a Nueva York por el trabajo de su padre que era militar y no se habían vuelto a ver hasta entrar a la universidad cuando Kiyoshi regresó a la ciudad para estudiar y reencontrarse con sus amigos pero no la había recordado a ella, lo que curiosamente hizo que al notarla se enamorara nada más verla como siempre le había dicho. Luego todo había sucedido con rapidez y en su último año de universidad él le había pedido matrimonio, y meses después se habían casado, un año después había nacido Izumi y cinco años después Inabi tras la muerte de Kiyoshi. Escuchar sobre el pasado de sus padres siempre era emocionante y curioso para Izumi pues desde pequeña había creído que eran la pareja perfecta, creencia que mantenía hasta el día de hoy pero la sorprendió saber que ambos habían sido más humanos de lo que había creído, habían tenido sus peleas y se habían sentidos inseguros con respecto al futuro…desenfocando su mirada, Izumi hizo un paralelo en la forma en que se había sentido comparándose con Toka pero Itachi nunca le había hecho sentir que tuviera que ser como la Senju sino que siempre la había alentado a ser ella misma.

—Por eso siempre cuido mucho de este árbol, porque tengo una deuda con él en cierto modo, y a pesar de como acabaron las cosas, creo que no querría que hubiera sido de ninguna otra forma— consideró Hazuki observando la copa del árbol por el rabillo del ojo antes de regresar su mirada a su hija, —solo mira, hija, ve lo que tenemos— obvió incapaz de querer cambiar su pacifico presente. —Te cuento esto porque estoy orgullosa de la mujer en que te estas convirtiendo, porque confió en ti y no preguntare que fue lo que ocurrió si tú no quieres decirme— estableció viendo asentir a Izumi. —Este es tu primer amor y nadie puede decirte que hacer o como vivirlo, debes dejar que tu instinto y corazón te guíen y sé que elegirás lo que más te hagas feliz. Y no olvides nunca lo que te enseñe de niña; "Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento"— le había inculcado eso a su hija desde pequeña.

Eleonor Roosevelt lo dijo— asintió Izumi esbozando una ligera sonrisa.

—Una dama muy especial, igual que tú— comparó la matriarca Uchiha, alzando una de sus manos para peinar los cabellos de su hija.

—Gracias, mamá— apreció la wiccan, agradeciendo profundamente poder contar con ella.

Emocionalmente hablando, Izumi nunca había recibido mucho apoyo por parte de su madre, ella había tenido que aprender a lidiar durante años con su dolor para poder notar que ella cargaba con el propio, pero quizás la mejor forma de conexión entre ambas había sido obsequiarle cada mes—en especial en su cumpleaños—grandes clásicos de la literatura y libros de historia universal, esto había hecho que Izumi tuviera a grandes mujeres de la historia como ejemplo, que quisiera superarse a sí misma y forjara su personalidad queriendo poder ser tan digna y erudita como sus predecesoras…pero ahora Izumi se daba cuenta que su madre no le habría obsequiado esos libros si ella no le importara realmente. Cerrando los ojos, Izumi dejo que su madre la abrazara, sintiéndose dichosa por contar con su apoyo en momentos como este pero también meditando que es lo que debería hacer ahora, debía volver al siglo XVI y no huir del problema u obstáculo que se había suscitado con Itachi y porque tenía un deber que cumplir, ella había provocado la fragmentación de la Joya del Paraíso y debía velar por reunir todos los fragmentos para evitar que cayeran en malas manos, especialmente las de Orochimaru, además de liberar a Neji y aprender a ser una wiccan como su abuela hubiera deseado que fuera.

Ahora sabía lo que debía hacer.


Como semidiós, Itachi no se dejaba guiar por ninguna religión en particular, sabía que existía un ser superior por encima de los cuatro grandes dioses que regían los puntos cardinales del mundo; uno de ellos era su propio hermano mayor después de todo, y respetaba la divinidad que estaba por encima de ellos que lo regia todo pero no le rendía culto de la forma en que hacían los humanos esa mañana del día domingo mientras él se encontraba en lo profundo del bosque con la espalda apoyada en el árbol en que había sido sellado, evitando el pozo al sentirse indigno de desear estar cerca de Izumi. Habían transcurrido casi tres días desde que Izumi había regresado a su época, se cumplirían tres días esa noche pero él trataba de ignorar el dolor en su corazón de solo imaginarlo. Cuando el Uchiha pensó en podría sumergirse en sus pensamientos, escuchó los distintivos pasos de Konohamaru aproximarse, sabía que el pequeño Garuda había acompañado a Naruto, Hinata y Tsunade a la misa habitual…pero él ni siquiera había reparado en el paso del tiempo. Saliendo de entre los arbustos, Konohamaru corrió hacia Itachi frente a quien se arrodillo, sujetándolo de la chaqueta y acercando su rostro al suyo como medio de persuasión.

—Itachi— nombró el Garuda sosteniéndole la mirada con aparente fiereza.

—No me molestes— desestimó el Uchiha apartando la mirada pero para admiración suya el niño continuó observándolo con ira. —También quieres que vaya a ver a Izumi, ¿verdad?— era obvio, todos se lo decían tanto verbal como no verbalmente.

—Pues si ya lo sabes, hazlo— obvió el pequeño no queriendo que su amigo cometiera el peor error de su vida.

Ojala y aquello fuera tan fácil pero no lo era, Itachi no se atrevía a presentarse delante de Izumi después de lo ocurrido, ¿Cómo podía considerarse hombre siquiera habiendo faltado a sus sentimientos por ella? Si, Toka lo había besado pero él no solo no había opuesto resistencia sino que se sentía extremadamente confundido por ello, y ni siquiera había advertido la presencia de Izumi hasta que había sido demasiado tarde, ¡Debería haber hecho algo para honrar su confianza! Pero no había hecho nada de eso sino que la había traicionado. Con pasos más calmados que el pequeño Garuda, Naruto y Hinata aparecieron en el claro tras los pasos de Konohamaru; la sicaria habitualmente practica en su vestir portaba un femenino vestido blanco de escote cuadrado con detalles de encaje en el corpiño, falda de múltiples capas de velo y mangas holgadas que se abrían a la altura de los codos para exponer sus brazos bajo una chaqueta de seda celeste grisáceo de cortas mangas hasta los codos, escote en V cerrado bajo el busto por tres botones plateados y abierta en A bajo la altura del vientre, con la tela estampada en mariposas hechas de bordados plateados, con sus largos rizos azul oscuro sobre su hombro derecho y peinados por una diadema dorada en forma de mariposa decorada por cristales azules y pequeños pendientes a juego.

—La persona que más sufre es Izumi, no tú— señaló Naruto observándolo con dureza.

—Naruto tiene razón, por ti no hay problema, ya tomaste una decisión— respaldó Hinata con las manos cruzadas sobre su vientre, —pero yo también creo que Izumi debe estar sufriendo mucho— ella merecía una disculpa cuando menos.

—Si realmente eres un caballero, ve con Izumi, ofrécele una disculpa y despídete— sugirió el Uzumaki instándolo a tratar de hacer algo y no quedarse sentado.

—Deja de ser tan indeciso— insistió la Hyuga completamente de acuerdo con el fraile.

—¿Qué les pasa?— cuestionó Itachi incrédulo ante sus sugerencias. —¿En verdad desean tanto que me separe de Izumi?— eso le daban a entender

—No, porque tú la quieres— contestaron el unísono la sicaria, el fraile y el pequeño Garuda.

Tanto si Itachi era discreto, reservado o lo que fuera, todos habían podido darse cuenta de su excesiva preocupación por Izumi en cada nuevo viaje que realizaban, en cada batalla que libraban o cuando la Uchiwa se sentía mal por cualquier razón, él siempre estaba cerca de ella y le cuidaba la espalda, la protegía de lo que fuera y se enfurecía si alguien llegaba a siquiera tocar uno de sus cabellos, sabia y reconocía que Izumi podía protegerse por sí misma pero era incapaz de no velar por ella, estaba en sus instintos…y se habían besado varias veces, ¿Eso no era prueba suficiente? Tanta devoción, lealtad y afecto solo podía ser amor aunque el Uchiha ahora se mostrara muy inseguro y dudoso al respecto. Carraspeando para aclararse la garganta al no estar acostumbrado a hablar de sus sentimientos con nadie salvo la misma Izumi sin sentirse incomodo, Itachi suspiró sonoramente sabiendo que de nada serviría tratar de hacer que ellos entendieran lo que estaba sintiendo o el respeto que tenía hacia Izumi como para no invadir su privacidad yendo a verla…además, si lo hacía y ella decidía no perdonarlo o permanecer en su propio tiempo, tendría que regresar y hacerse a la idea de no volver a verla, tendría que dejarla en paz y tratar de continuar sin ella. ¿En serio creían que no pensaba en eso a cada momento del día?

—No puedo pedirle a Izumi que regrese— estableció el Uchiha teniendo ello muy claro desde el principio, —fin del tema— al menos para él y eso era suficiente.

Ni ahora ni nunca podría mirarla a los ojos como antes, cada vez recordaría su expresión de decepción por su error, si Shisui volvía a aparecer ¿Cómo podría sentir celos o mostrarse molesto? Ella tendría todo el derecho del mundo en olvidar lo que ambos habían sido el uno para el otro hasta hace solo una semana, podría enamorarse de quien quisiera pues él le había fallado, ¿Acaso Naruto, Hinata y Konohamaru no podían ver que saber que no merecía ni merecería nunca su amor lo estaba matando? No dormía, no comía, no pensaba en otra cosa que fuese en Izumi ni en pedirle perdón pero no quería hacerse a la idea de que ella lo odiara, no quería imaginar un futuro en que ella no estuviera porque por los dioses que no quería recordar lo miserable que había sido su existencia sin ella. Decidiendo que ya había tenido suficiente de esa conversación, Itachi se levantó de su lugar zafándose del agarre de Konohamaru y pasando junto a sus amigos volvió a internarse en el bosque, necesitando pensar pero también actuar, quedarse quieto y dejarse afectar por sus pensamientos no era propio de él y sabía que merecía todos los reproches pero ¿Cómo enfrentarse a la realidad? Pensaba en cuanto debía estar sufriendo Izumi y eso lo hacía aún más miserable…


No puedo seguir así, no puedo pedirle a Izumi que regrese pero tampoco puedo seguir sin ella, lo quisiera reconocer o no Itachi se dio cuenta de que sus pasos lo estaba llevando hacia el claro en que estaba el pozo, ¿Ya no podía postergar lo inevitable? Necesito verla y decirle lo que siento, no podré vivir tranquilo si le hago creer que no me importa, con esa mentalidad y dispuesto a enfrentar la decisión que Izumi hubiera tomado o no respecto a él, Itachi cruzó firmemente la espesura del bosque hacia el claro, paralizándose de golpe al darse cuenta de que alguien ya estaba ahí. De pie junto al pozo se encontraba Izumi a quien Itachi observó como si fuera la primera vez que la veía; hermosa como siempre con sus largas hondas castañas cayendo sobre sus hombros, ataviada en un femenino vestido color ladrillo estampado en diminutas flores a lo largo de toda la tela, de escote en V cerrado por tres botones hasta la altura del vientre, cortas mangas acampanadas hasta los codos y falda doble, una hasta los muslos y una inferior ligeramente por encima de las rodillas exponiendo sus largas piernas que la hacían ver más alta usando sandalias de tacón bajo color blanco con destellos dorados. El momento en que Izumi volvió en rostro en su dirección sucedió en cámara lenta para Itachi quien había creído que no volvería a verla.

—Izumi…— susurró el semidiós con un hilo de voz, temiendo estar soñando.

—Itachi— reconoció la wiccan esbozando una ligera sonrisa y volteándose hacia él. —Sentí que tenía que venir, no podía esperar más…pensé que no podía permanecer aquí, pero me equivoque— su regreso era prueba de su decisión. —Volví, pero no para entregarte esto sino para hablar, pero no de Toka— aclaró llevando una de sus manos hacia la cadena del medallón alrededor de su cuello y en que se hallaban los fragmentos. —Todo el tiempo que estuvimos separados me permitió darme cuenta de muchas cosas que no había considerado y comprender lo que yo misma sentía, más allá de creer en lo que te dije sobre Shisui diciendo que estaba enamorado de mí, y mantengo lo que dije entonces; no le correspondo ya que apenas lo conozco— no tenía por qué aclarar las cosas después de lo ocurrido, pero quería hacerlo.

Sonaba tonto de su parte pero hasta tenía la ilusión de volver a ver a Shisui para saber si podría considerarlo un amigo a la larga o saber si eran meros conocidos, lo había ayudado en su pelea contra los Grifos pero habían sido completos desconocidos el uno para el otro aunque él de cualquier forma hubiera declarado que deseaba que ella se convirtiera en su mujer…pero nuevamente había que recordar que estaba en el siglo XVI, en esta época se daba poco valor al conocerse, la idea de una persona era suficiente para desear contraer matrimonio y ella con dieciséis años—menor de edad en su propio tiempo pero mayor de edad en el siglo XVI—tenía la edad perfecta para ser considerada elegible, mas no pensaba en ello en lo absoluto. Aunque deseó decir algo y disculparse por haber creído que ella correspondería a los sentimientos ese estúpido Lycano, Itachi no se atrevió a hablar sino que se reservó a escuchar, si la detenía quizás ambos no podrían solucionar lo ocurrido y sabia por igual que ambos deseaban transar cualquier diferencia, estar enemistados no era tolerable por ninguno de los dos e Itachi quería escucharla, quería saber qué es lo que ella pensaba, quería saber si existía alguna forma de ganar su perdón y aún más importante quería saber si ella aun lo tenía en su corazón o si todo había terminado entre ambos.

—No odio a Toka— dejo en claro Izumi avanzando hacia él y sin apartar su mirada de la suya, —sé que quizás en algún momento ella te amo y no voy a pedirte que elijas— sería estúpido de su parte. —Pero quiero que sepas que te amo con todo mi corazón, y no puedo alejarme de ti, sin importar lo mal o loco que suene— declaró bajando la mirada con un deje de vergüenza por temor a ser rechazada. —Por eso solo voy a preguntarte algo, ¿Puedo permanecer a tu lado?— preguntó directamente volviendo a alzar la mirada hacia él en espera de una pronta respuesta.

—¿Te quedaras…conmigo?— repitió Itachi superado por tan sencilla pero abrumadora pregunta pues había esperado todo menos esa solicitud de su parte.

—Sí, es lo que más quiero, al menos en tanto siga la búsqueda de los fragmentos— asintió la wiccan con una ligera pero sincera sonrisa, —porque siento que tengo una responsabilidad aquí, contigo, con todos— diferenció torpemente debido a los nervios.

Era una excusa un tanto pobre pero cierta, no solo había vuelto por sus sentimientos por Itachi sino por la responsabilidad que tenía en el siglo XVI de reunir los fragmentos de la Joya del Paraíso que ella había roto y tomaba muy en serio sus responsabilidades, claro que amaba a Itachi y en el fondo tenía la ilusión de que él olvidara a Toka pero no iba a ser celosa al respecto, apenas viera que Itachi prefería a Toka mantendría las distancias y cumpliría su papel hasta que fuera necesario, podría vivir con ser su amiga pues eso habían sido al principio tras conocerse, además no podía olvidar que ella pertenecía al siglo XXI y allí estaba su vida. Escuchar tan sincera declaración por parte de Izumi provoco que a Itachi se le acelerara el corazón; ella lo amaba, lo que él tanto había deseado escuchar estaba delante de él ahora, ella le correspondía e Itachi deseó decirle lo mismo de inmediato pero no podía olvidar la grave afrenta que había hecho a cualquier posible relación entre ambos al dejar que Toka lo besara y por sentirse confundido por lo mismo, pero sus sentimientos estaban ahí, ella había conquistado su corazón desde la primera vez en que la había visto, su belleza lo había deslumbrado, su inocencia lo había embelesado y su corazón puro lo había enamorado.

—Izumi, nadie creía en mí antes de tú llegaras— recordó Itachi estableciendo un paralelo de cómo había sido su vida antes de conocerla, —sin embargo, tú lloraste por mí, me mostraste el mayor de los afectos y permaneciste a mi lado a pesar de todo aun arriesgando tu propia vida— no podía olvidar eso ni como ella se había ganado su corazón desde el comienzo. —Sí, Toka es importante para mí, intento convencerme de que no pero no puedo olvidar lo que una vez vivimos. Me guste o no ella fue mi primer amor— ella había sido honesta y él quería corresponderle no ocultándole nada.

—Lo sé, y no podría pedirte que la olvides— asintió Izumi con un nudo en la garganta a causa de la incertidumbre. —No te lo pediré— si lo hiciera no lo amaría realmente.

—Pero tú eres muchísimo más importante— estableció el semidiós dando un paso más cerca de ella, frente a frente. —No puedo vivir sin ti, y no voy a abandonarte, eso te lo prometo— tanto si llegaban a vivir lo que sentían como si ello no ocurría, —mi amor es demasiado fuerte— declaró sonriendo ladinamente feliz de poder decírselo.

Vivir sin Izumi no era tan siquiera era una posibilidad después del efecto que ella había tenido en su vida, tampoco iba a abandonarla a menos que ella se lo pidiera personalmente y aun así trataría de protegerla y velar por su seguridad de cualquier forma que le fuera posible, estaba locamente enamorado de ella y nada ni nadie iba a poder cambiarlo. Sonriendo ligeramente ante las declaraciones de Itachi y que superaban todo cuanto ella hubiera contemplado, Izumi encontró su mirada con la del Uchiha, y decidiendo sellar esta experiencia tanto dolorosa como marcadora para ambos acercó su rostro al de Itachi quien hizo lo mismo inclinando su rostro hacía de ella para acortar la distancia entre ambos, rozando sus labios y demostrando que ambos sentían lo mismo el uno por el otro, puede que aquel no era el contexto más alentador para tener una relación pero se habían enamorado el uno del otro. Quizás de haber prestado más atención al ambiente habrían detectado a Naruto, Hinata y Konohamaru que observaban todo desde los arbustos, completamente boquiabiertos. Alzando una de sus manos para acariciar la mejilla de Izumi, Itachi rompió lentamente el beso en que ambos mantuvieron los ojos cerrados, disfrutando de la sensación pegando sus frentes y abriendo lentamente los ojos, sonriéndose el uno al otro.

Ahora podían continuar y enfrentarse a lo que fuera.


PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, agradeciendo como siempre su apoyo, deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado:3 las próximas actualizaciones serán "El Rey de Konoha", nuevamente "A Través de Las Estrellas", "La Reina Olvidada", "Kóraka: El Desafío de Eros", "Queen: The Show Must Go On" y una nueva historia que estoy desarollando :3 esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole particularmente esta historia como buena española), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a ktdestiny (agradeciendo que me brinde su opinión en esta nueva historia, y dedicándole los capítulos por lo mismo), a Gab (prometiendo que todo mejorara a partir de ahora, y que le dedicare todos los capítulos como agradecimiento por tomarse el tiempo de leer esta historia), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.

Cambios & Avisos: Si bien el capitulo anterior de esta historia representaba el capitulo 38 de Inuyasha, este realiza un brusco salto y engloba lo ocurrido en los capítulos 47 y 48, haciendo un cambio también ya que en la trama de Inuyasha el protagonista estaba dividido entre dos amores pero en este caso Itachi esta confundido sobre si lo que una vez sintió por Toka sigue presente en su corazón o no, y se cuestiona eso precisamente porque esta enamorado de Izumi y quiere ser leal con ella. Como siempre, algunas de las modificaciones de este capitulo están inspiradas en "The Through Time: The Adventures of Inuyasha and Kagome" de XFangHeartX, agradeciendo su permiso para inspirarme en su maravilloso trabajo, del cual siempre disfruto y que recomiendo ampliamente. Para finalizar quería avisarles que la próxima semana no actualizare ninguna historia, primero porque quiero tomarme el tiempo de escribir algunos diálogos de la próxima actualización de "El Rey de Konoha" y segundo porque estoy estudiando y preparándome para dar mi examen final y titularme por lo que quisiera dedicar un poco de tiempo para mi pero prometo que dentro de solo una semana regresare como siempre.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "Avatar: Guerra de Bandos" (una adaptación de la película "Avatar" de James Cameron y que pretendo iniciar pronto), "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3