-Esta historia esta inspirada en el manga y anime "Inuyasha" de Rumiko Takahashi, así como en mitología griega, persa, americana e indu. Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, más los personajes de carácter secundario, las modificaciones a las personalidad, los hechos y la trama corren por mi cuenta y entera responsabilidad para darle sentido a la historia. Les sugiero oír "Without Me" de Halsey para Izumi, "Be Somebody" de Thousand Foot Krutch para Itachi, "Mi Persona Favorita" de Río Roma para Shisui, "All Or Nothing At All" de Annie Trousseau para Naruto & Hinata, y "Kimi Ga Inai Mirai" de Gabriela Vega para el contexto del capitulo.


El viaje de regreso a la villa de lady Tsunade para permitir que Izumi regresara a su época y atendiese mejor sus heridas—ya cicatrizadas—así como para a asistir a sus clases y rendir un nuevo examen fue largo pero apacible, pero no solo ella necesitaba un descanso; también Hinata quien si bien se mostraba firme y estoica en su uniforme de sicaria se sentía cansada y aun adolorida por sus propias heridas, incansablemente apoyada por Naruto quien caminaba a su lado y le tendía su brazo para apoyarse. Ya le había ofrecido cargarla de ser preciso o le había insistido que viajar sobre el lomo de Hina—que se encontraba sobre sus hombros como si se tratara de una bufanda—pero ella insistía en querer caminar porque reposando continuamente sentía que no lograría nada. Persiguiendo a Konohamaru a modo de juego, Izumi lo envolvió por la espalda en un abrazo al alcanzarlo y lo hizo girar en el aire, sosteniéndolo de las manos entre risas de ambos; la wiccan vestía un holgado suéter blanco con cuello redondo y un margen rojo que dejaba expuesto uno de sus hombros con mangas holgadas que casi le cubrían las manos, jeans negros y botines anudados por cordones, con su largo cabello castaño cayendo en ordenadas hondas sobre sus hombros y tras su espalda. El otoño ya se sentía, el cálido clima del verano era reemplazado por aire frio e impredecible pero Izumi iba bien abastecida para adecuarse al clima para tranquilidad de Itachi quien se acomodó mejor la chaqueta al sentir un escalofrió, sonriendo al ver el juego de la wiccan y el pequeño Garuda, feliz de que ella estuviera recuperada.

—Izumi, ¿Estás segura de que te sientes bien?— preguntó Konohamaru mientras la wiccan aun lo mantenía elevado del suelo.

—Es un poco tarde para preguntarlo, pero si— rió Izumi envolviéndolo en un nuevo abrazo antes de dejarlo sano y salvo sobre el suelo, —el dolor en mi espalda desapareció por completo y me siento divinamente— declaró aunque probablemente le quedase una cicatriz como recuerdo.

—También el dolor en mi abdomen— secundó Hinata sonriendo desde su lugar junto a su prometido, —muchas gracias por la medicina de tu época, Izumi— apreció infinitamente agradecida.

—No sabríamos que hacer sin ti— respaldó Naruto envolviendo uno de sus brazos alrededor de la cintura de su hermosa peliazul.

—Me harán sonrojar— la wiccan se cubrió los labios mientras reía. —Saben que no necesitamos volver a la villa solo por mí, ¿cierto?— mencionó en caso de que pudieran continuar con su búsqueda de ser preciso.

—Necesitas asegurarte de que tu herida haya sanado totalmente— protestó Itachi hasta entonces en silencio, —y dijiste que tenías un examen— agregó sabiendo lo importantes que eran sus estudios para ella.

—Eso y cargar mi teléfono— asintió ella maldiciendo sus propios descuidos. —Bien, pero démonos prisa, cuando más pronto regresemos más pronto partiremos— decidió con un seco aplauso y mentalizándose para ello.

—Espera— frenó el semidiós percibiendo un aroma acercarse velozmente.

Serio y callado en su mayoría desde que su viaje había comenzado tanto porque Izumi y él continuaban peleados—era imposible no estarlo, Izumi era una mujer rencorosa aunque no lo demostrara—, Itachi no lo había mencionado en lo absoluto pero en la última hora de viaje llevaba percibiendo un aroma muy curioso en el ambiente y que por fin vio como una amenaza al escuchar pesados pasos como los de un puma o algo incluso más grande resonando contra el suelo del bosque y el camino por el que ellos transitaban. Por inercia todos se situaron pronto espalda con espalda protegiendo a Konohamaru que era el más pequeño de grupo, Hinata situando una de sus manos sobre su espada como también hizo Izumi al extraer su arco de su carcaj y dejar su mano izquierda muy cerca de este para alcanzar una flecha de ser preciso disparar, con Itachi y Naruto percibiendo todo lo que los rodeaba con gran atención—sobre todo el semidiós—para así ser los primeros en dar un golpe de haber un ataque en ciernes. Finalmente y de entre la espesura de los arboles emergieron tres lobos enormes, dos de ellos de pelaje negro como la noche y otro marrón oscuro, el Alfa con su rebelde pelaje ébano oscuro y de mayor tamaño que sus subordinados, y que avanzó con andar imponente mientras se acercaba al grupo pero cuya templanza hizo sonreír a Izumi mientras rompía la formación y se acercaba al Lycano pese a los intentos de Itachi de sujetarla del brazo para detenerla, alzando una de sus manos para acariciar la cabeza del enorme lobo y que se frotó contra su pecho en respuesta.

—Hola, Shisui— saludó Izumi viendo al Lycano pasar de lobo a hombre ante sus ojos.

—Temía tener que atacar la villa solo para volver a verte— mencionó el pelinegro viéndola palidecer ante sus palabras. —Es una broma— agregó conteniendo una risa y viéndola sonreír al encontrar gracia a la situación.

—Espero que lo sea, de haber atacado a humanos nos habrías obligado a librar otra batalla contigo— intervino Itachi, situándose a la diestra de Izumi.

—No vine a verte a ti, perro— aclaró el Alfa Lycano sin deseos de pelear pero dispuesto a hacerlo de ser necesario.

—Vete ahora, lobo— espetó el semidiós no queriendo sentir cerca su peste salvaje.

—Ya— acalló la wiccan alzando sus manos como si fuera un cese al fuego entre ambos. —¿Podemos ser civilizados, niños? Seamos buenos— pacificó intercalando su severa mirada entre ambos que asintieron sin otro remedio. —¿Por qué estás aquí, Shisui?— preguntó finalmente y recriminándose por no advertir la presencia de los fragmentos de la Joya del Paraíso que él aun llevaba consigo.

—Traje un presente para ti, para honrar nuestro tiempo separados— declaró Shisui extrayendo del interior de su chaqueta un estuche de seda.

—No aceptas un no por respuesta, según veo— sonrió ella arqueando una ceja.

—Jamás— asintió él apreciando que ella lo entendiera. —Espero que te guste— deseó en voz alta mientras descubría la joya al interior del estuche.

—Por Dios…— Izumi intentó cubrirse los labios para no jadear, sin éxito.

Era un aspecto muy vanidoso de su persona pero no podía evitar quedarse de pie ante los escaparates de las joyerías en su propio tiempo, admiraba la belleza de las artesanías y por lo que supo apreciar enormemente el presente de Shisui; se trataba de un bellísimo collar de perlas cultivadas con un dije de lo que parecía ser plata que replicaba al cabeza de un lobo, con ojos y nariz de diamante, y del mentón colgaban cinco pequeñas lagrimas perlas que trazó acercando su mano para tocarlo y confirmar que era real, porque lo era. Reservado a ser solo un espectador como Naruto, Hinata, Konohamaru y Hina a unos pasos de él, Itachi observó atentamente la encandilada reacción de Izumi mientras intercambiaba una mirada con el Alfa Lycano que perfectamente podía compararse con un pavo real por lo inflado que se encontraba su pecho y sosteniendo desafiante la mirada al semidiós que no tenía la más remota idea de que pensar, ¿Es que esté presente había conquistado el corazón de Izumi? Esforzándose por ver más allá y no ser tan materialista de buenas a primera, Izumi volvió la mirada hacia Shisui quien se mostraba tan autosuficiente como de costumbre vistiendo una camisa purpura de cuello redondo y sin mangas, encima una chaqueta de cuero con estampado de hojas e igualmente sin mangas resaltando los músculos de sus brazos, pantalones purpura, botas de cuero de igual color y largos guantes sin dedos desde los codos que continuaban en muñequeras de cuero, armado con múltiples dagas en los costados de las piernas y con su rebelde cabello ébano ligeramente despeinado como de costumbre dándole aquel temple tan salvaje.

—No necesito regalos, pero es lo más hermoso que he visto— habló Izumi por fin y sintiéndose emocionada como una niña pequeña.

—Y lucirá mejor alrededor de tu cuello— vaticinó Shisui sin dudarlo. —¿Puedo?— preguntó viéndola asentir, por lo que subordinado Kagami se aproximó para sostener el estuche mientras él colocaba el collar alrededor del cuello de la pelicastaña.

—Gracias— sonrió la wiccan palpando el dije alrededor de su cuello mientras volteaba a verlo. —¿Es de plata?— inquirió sin saber mucho de orfebrería pero viéndolo asentir. —Creí que los Lycanos no podían entrar en contacto con ella— mencionó por las historias que había crecido escuchado.

—Con la plata bendita, no somos tan débiles como se cuenta— diferenció el Alfa Lycano, acomodando las ondas castañas de ella. —Absolutamente hermosa— elogió sinceramente y la veía aun más hermosa por tener su collar alrededor de su cuello.

—Que galante— admiró Izumi no pudiendo creer que tuviera tan buenos modales.

—Quisiera quedarme pero asuntos importantes me requieren, solo quería verte— se excusó Shisui esperando que ella entendiera, recibiendo un asentimiento con una radiante sonrisa. —¿Me permites llevar un recuerdo de este encuentro?— solicitó deseando sellar el momento.

—¿Qué quieres?— cuestionó ella sosteniéndole la mirada y conociendo su actitud.

—Un beso— contestó él en espera de que ello no le resultara invasivo u ofensivo.

—Claro— consintió ella al instante y no viendo nada malo en ese gesto de su parte.

Con todo lo costumbristas y respetuosos que eran los hombres del siglo XVI hasta donde ella había visto en la actualidad, Izumi se mantuvo serena esperando un pudoroso beso en la mejilla como había visto interactuar a la mayoría de las parejas en ese siglo— incluidos Naruto y Hinata—, mas la tomó desprevenida el momento en que Shisui la sujetó suavemente del mentón e inclinó su rostro sobre el suyo pero presionando sus labios, relegándola a abrir los ojos como platos y quedarse congelada al no haber esperado eso en lo absoluto. Inicialmente y avergonzada por la presencia de terceros en un momento que debería de ser privado—que ella había consentido para bien o para mal—, Izumi se conformó pensando que el beso seria breve pero esta esperanza se desvaneció al sentir al Lycano profundizar el beso envolviendo su lengua contra la suya de tal modo que tuvo deseos de corresponder pero afortunadamente el beso finalizó antes de que pudiera hacerlo, jadeando al recuperar el aliento. Con una sonrisa arrogante o más autosuficiente, Shisui volvió la mirada hacia sus subordinados y hermanos Kagami y Naka que rieron entre si…Izumi se relamió los labios con nerviosismo y no pudo volver la mirada hacia sus amigos que simplemente se observaron entre si no sintiendo que ella hubiera hecho algo malo, pero Itachi por otro lado simplemente volvió la mirada en otra dirección durante todo el tiempo que duro aquel beso, no demostrándole al arrogante Alfa Lycano lo mucho que aquel intercambio intimo entre ambos lo había afectado, ¿Por qué habría de hacerlo?

—Creí que te referías a un beso en la mejilla— consideró Izumi en voz alta únicamente.

—Eso no bastaría, pero espero no haberte incomodado— se defendió Shisui, viéndola asentir torpemente lo que lo hizo sentir victorioso. —Hasta pronto, mi lady— se despidió por fin.

Pese a ser un Lycano, un clan que veía las interacciones intimas y/o románticas de una forma más animal o carnal, Shisui sabía que la mayoría de las mujeres humanas no estaban acostumbradas a un trato tan salvaje y por lo que inmediatamente había temido ofender a Izumi pero la ternura y hasta ingenuidad con que ella asintió a sus palabras le hizo saber que más allá de la sorpresa ella había disfrutado del beso y por lo que la reverenció respetuosamente a modo de despedida, volviendo distraídamente la mirada hacia el semidiós que simplemente se mantuvo estoico y no le dirigió siquiera una mirada lo que hizo sonreír ladinamente a Shisui, ¿Le había dolido? El Alfa Lycano mentiría si dijera que lo sentía porque un cortejo no lo ganaba quien estuviera constantemente al lado de una mujer hermosa sino quien supiera ganar su corazón y derrumbar sus defensas...aparentemente los perros amaestrados como él no lo comprendían o no tenían experiencia suficiente para hacerlo. Volviéndose hacia sus hermano Kagami y Naka, Shisui rápidamente volvió a su forma de aquel enorme lobo de pelaje oscuro y que ellos no tardaron en imitar, volviendo la mirada hacia Izumi quien le sonrió ligeramente antes de verlo internarse en el bosque, dejando al grupo de viajeros sumergidos en un gran silencio, la wiccan pensó en decir algo para romper la tensión o no hacer sentir mal a Itachi pero inmediatamente cambio de opinión, ¿Por qué habría de disculparse sino había hecho nada malo? Itachi decidió antes, pasando junto a ella en silencio y liderando el camino sin emitir una sola palabra y por lo que ella simplemente lo siguió como Hinata, Naruto, Konohamaru y Hina…


Nadie había tocado el tema de lo ocurrido y su encuentro con Shisui en su regreso a la villa, mucho menos cuando Itachi se había alejado inmediatamente de todos para frustración de Izumi que no podía creer lo hipócrita que podía ser, especialmente teniendo en cuenta que a ella la silenciaba si pensaba en protestar por sus encuentros con Toka, mas Izumi prefirió no decir nada al respecto o solo sufriría de un innecesario dolor de cabeza, instalándose brevemente en su habitación de siempre en casa de lady Tsunade como también hicieron sus amigos y preparando sus pertenecías para regresar a su época, dejando atrás parte del material en su botiquín en caso de que fuera necesario ya que lady Tsunade nuevamente se hallaba ocupada atendiendo a los enfermos o las mujeres de la villa. Cargando su bolso sombre su hombro, Izumi volvió la mirada hacia Naruto y Hinata que cerraron la puerta tras de sí acompañados por Konohamaru y Hina; la Hyuga portaba un femenino vestido color salmón pálido que formaba una corta capa superior p ante el frio clima otoñal, de cuello alto y cerrado con la tela estampada por copos de nieve, corpiño ceñido a su figura con los lados y la falda superior abierta en A decorada por delicado encaje con patrones florales, mangas ceñidas que finalizaban en ortos holanes y su largo cabello azul oscuro estaba recogido en una coleta que caía tras su espalda, anudada por una cinta y que despejaba su rostro, resaltando dos pequeños pendientes de perla en forma de lagrima y del brazo de Naruto a quien se mostraba muy unida tras su pedida de matrimonio.

—Ojala Itachi estuviera cerca para despedirte— suspiró Hinata deseando que el Uchiha dejase de ser tan necio.

—¿Por qué será?— mencionó la wiccan por lo bajo. —Pero da igual lo enfurruñado que este, no pienso rogarle— determinó volviendo la mirada hacia su grupo. —Hinata, deje los analgésicos en mi habitación, toma otro si sientes algún dolor, una vez al día— instruyó situando una de sus manos sobre el hombro de su amiga.

—Así lo hare, te deseamos lo mejor— sonrió la Hyuga esperando que le fuera lo mejor posible en el examen y confiando en sus capacidades.

—Cuídate mucho y suerte— secundó Naruto a su lado y ya teniendo presentes recriminar al semidiós por su actitud.

—Gracias, espero no tardar mucho— asintió Izumi, agradecida por sus buenos deseos. —Prometo traerte muchos dulces, Konohamaru, y sardinas a Hina— se comprometió inclinándose a la altura del pequeño Garuda a quien revolvió el cariño y de la pequeña gatita a quien acarició la cabeza. —Saluden a lady Tsunade de mi parte— pidió a sus amigos al erguirse y viéndolos asentir de inmediato. —¡Nos vemos!— se despidió con un jadeo y media sonrisa antes de dirigir sus pasos hacia la salida de la villa.

Acomodando el bolso sobre el hombro derecho, Izumi aceleró su andar pero sin olvidar inclinar la cabeza o sonreír a las personas en su camino y que la saludaron al verla o bien la despidieron sabiendo a donde se dirigía y que motivo a la Uchiwa a casi trotar en su camino al internarse en el bosque previo al claro en que estaba el pozo que le permitiría volver a su tiempo. Itachi y ella habían vuelto a dirigirse la palabra pero Izumi siempre se consideraría a sí misma como una persona rencorosa, no odiaba a nadie pero si podía dejar que la ira nublara su juicio y la hiciera demostrar lo que sentía y por lo que en estos días en su regreso a la villa todos sus diálogos habían sido breves y escuetos a menos que fuera obligatorio sostener una conversación más larga, afortunadamente Itachi podía percibir que ella no estaba de buen humor y no intentaba hacerla hablar cuando ella evidentemente no quería hacerlo. Pero ella ya debería saber mejor que nadie que Itachi no iba a simplemente mantenerse al margen mientras ella regresaba a su época y lo confirmó al detenerse en el claro, dejando libre un suspiro al ver a Itachi esperando por ella junto al pozo, paseándose con un perro enojado—era la mejor comparación que podía hacerse—, volviendo la mirada hacia la wiccan a quien sostuvo la mirada sin decir nada pero si intentando ver más allá, no debería cuestionar el por qué había dejado que Shisui la besara y sin embargo su mente no dejaba de revivir ese momento, ¿Qué había sentido ella?, ¿Es que ella estaba confundida respecto a sus sentimientos?, ¿Y por qué no?

—Ah, aquí estas— reconoció Izumi, continuando con su trayecto hacia el pozo.

—Izumi, ¿Qué fue todo eso?— interrogó Itachi sin poder evitarlo y deseando entenderla.

—¿Qué fue qué?— repitió la wiccan deteniéndose ante el pozo y volteando a verlo.

—Ese coqueteo con Shisui— acusó el semidiós y ante lo que ella entorno los ojos por su interrogatorio. —¿Vas a negarlo?— insistió queriendo una respuesta.

—Primero; no fue ningún coqueto, y segundo; no sé porque me estas pidiendo explicaciones especialmente teniendo en cuenta tu encuentro con Toka— contestó la pelicastaña duramente. —Soy libre, ¿Acaso hay algo que me lo impida?— obvió sosteniéndole la mirada adrede

—¿Qué te hizo pensar que no te amo?— cuestionó el azabache no pudiendo creer que ella se expresase de esa forma.

—No lo sé, ¿Qué otra cosa debería pensar?— increpó Izumi cansada de sus recriminaciones. —Dices que me amas, eres caballeroso, me halagas y enamoras, pero cada vez que Toka se acerca vas con ella, ¿Cómo es este amor?, ¿Es amor realmente? Muero cada vez que me das la espalda y a ti ni siquiera te importa— señaló viéndolo bajar la mirada. —Si crees que voy a estar siempre ahí, como la tonta que sonríe y guarda silencio, te equivocas— dejó en claro mientras le sostenía la mirada. —Te recuerdo que si estoy aquí es para resarcir lo que hice, porque yo provoque que la Joya del Paraíso se rompiera, pero no por ti. Y de ahora en adelante haré lo que yo quiera— nadie se lo iba a impedir. —Adiós—se despidió finalmente.

Jamás le había gustado darle explicaciones a nadie, no solo se trataba de que nunca hubiera tenido un novio y no supiera bien como relacionarse con Itachi en el plano romántico sino el simple hecho de que era independiente y quería mantener ese aspecto de si, por lo que subió sus piernas al costado del pozo y dándole la espalda a Itachi saltó al interior dejándose envolver por la luz centellante que le permitió regresar a su época. Suspirando sonoramente, siguiendo con la mirada a Izumi y apoyando ambas manos en el borde del pozo, Itachi se sintió más idiota que nunca, por un lado porque él no era quien para cuestionarla respecto a nada pese a sus propias inseguridades y por otro porque el mismo se había encontrado en privado con Toka pese a saber el peligro que ello implicaba y lo mal que haría sentir a Izumi, y más por haberla defendido aun cuando todo implicaba que ella era responsable de haber logrado que Orochimaru obtuviera más fragmentos de la Joya del Paraíso y se volviera más fuerte. Pero por otro lado no podía olvidar que le había confesado a Izumi que la amaba y ella a él, estaba traicionando su confianza al encontrarse con Toka, esencialmente no tenían ninguna relación oficial y por lo que Izumi—joven, hermosa, inteligente y de una época que veía el romance o cortejo de forma muy distinta—no tenía ningún compromiso con él, podía aceptar las galanterías de quien fuera, sus regalos y muestras de afecto como un beso, aunque eso le resultara doloroso a él, mas ella no había hecho nada malo pues efectivamente era libre.

Ya sea que a él le gustara aceptarlo o no.


El primer día en que regreso a su hogar, un lunes próximo al medio día, Izumi no asistió a clases ya que aún tenía tiempo para prepararse mejor para el examen y por lo que estudio el día entero en su habitación, encendiendo su computadora y reproduciendo su pista favorita para concentrarse mejor y aseó la casa de arriba abajo, encontrando una nota de su madre en la puerta del refrigerador y quien le notificaba haber viajado a Nueva York junto a Inabi y el abuelo Fudo para visitar a su suegra—abuela paterna de Izumi—quien estaba hospitalizada por un trasplante de hígado. Izumi deseó estar en casa y poder visitar a su abuela, no eran muy cercanas pero le tenía afecto y era la madre de su padre, mas Izumi se resignó y permaneció sola en casa, despertando a primera hora del día siguiente y yendo a la escuela, resolviendo el examen de historia sin contratiempos y luego yendo a la siguiente clase; ciencias. Ante el fresco y cambiante clima otoñal la Uchiwa vestía un cómodo suéter verde jade de hombros caídos que continuaban en mangas holgadas que se ceñían en las muñecas y ligeramente subidas hasta los codos, jeans azul oscuro y cómodos botines negros anudados por cordones, con su largo cabello castaño cayendo tras su espalda pero que ella recogió en un moño tras su nuca en el camino al laboratorio para despejar su rostro y poder trabajar mejor. Deteniéndose en el umbral, Izumi revisó la lista de las mesas para saber dónde debería sentarse y con quien habría de trabajar ya que en cada experimento se relacionaban en pareja o grupos de hasta cuatro personas.

—Detesto esta clase— bufó Emiko deteniéndose a su lado y revisando la lista.

—¿Ya sabes que clase es?— sonrió Izumi al encontrar su lugar y compañero en la lista, no teniendo su misma opinión que su amiga.

—No necesito indicios; ciencia— secundó Aiko uniéndose a la fila para revisar su lugar en la lista.

No era la primera vez que Izumi escuchaba eso de sus compañeras y de hecho en el pasado tampoco le había interesado mucho la ciencia pero le interesaba aprender de todo, por lo que entornó disimuladamente los ojos antes de cruzar el umbral y localizar la mesa en que habría de sentarse, sonriendo para sí al ver a Keith esperándola y que habría de ser su compañero. Keith era el mejor de la escuela en ciencias, incluso tenía una beca y ofertas de las mejores universidades para su futuro, por lo que Izumi no podría desear a otro compañero. Desde sus primeros años en la secundaria ambos eran muy competitivos en las clases de ciencias, Izumi lo apodaba Einstein por el gran erudito de la física del siglo XX y Keith a ella Curie por la científica y descubridora del Radio y el Polonio, una de las grandes figuras feministas que Izumi tenía en alta consideración y por quien constantemente se encontraba intentando entender los elementos de la tabla periódica aunque pudieran resultarle aburridos. No intentar ser buena en ciencias era un crimen en la mente de Izumi y por lo que siempre daba lo mejor de sí, dejando su mochila en el espacio bajo la mesa junto a la de Keith antes de sentarse en la silla junto a él, apoyando sus brazos sobre la superficie ante el matraz y el material con el que habrían de trabajar, observándose el uno al otro. Quizás fuera el beso robado por Shisui el día anterior antes de volver a su propio tiempo o su discusión por Itachi, pero Izumi se sentía consciente de su atractivo personal y lo por lo que se contuvo de sonreír al ver a Keith quedársele observándola embobado.

—Hola— saludó la Uchiwa sabiendo que él no lo haría si ella no hablaba primero.

—Hola— correspondió Keith, carraspeando para aclararse la garganta y que le resulto tierno a ella.

—Damas y caballeros, los invito a unirse a mí en un viaje de descubrimiento, un nuevo experimento— anunció el profesor Ryuu Sekiya al ver a todos sus alumnos en sus lugares. —Sobre cada mesa encontraran un matraz con una solución liquida y clara, y una esfera misteriosa— cada pareja de compañeros observó los materiales. —Dejare las llaves en la puerta, por lo que al final del día un miembro de cada equipo pondrá la esfera en el matraz, los elementos se disolverán por la noche y el otro miembro del equipo analizara la mezcla, teorizando como sucedió. Dividan las responsabilidades como quieran— explicó sonando como un experimento muy fácil…pero solo en la superficie. —Muy pocos han comprendido la importancia de este experimento, pero confió en ustedes— agregó sonriendo a todos los jóvenes alumnos.

Todos los experimentos tenían múltiples capas, por un lado estaba lo que sucedía en la superficie y por otro lo que ocurría en el fondo o el interior, Ryuu Sekiya simplemente observó a sus alumnos que procedieron a estudiar la bofa de fango que habrían de depositar en el matraz, realizando todas las pruebas pertinentes como la medición del PH mientras él se paseaba en el espacio entre las mesas, observando las interacciones, conversaciones y el cómo dividían las responsabilidades entre los dos integrantes del grupo, chico y chica en cada caso y que lo hizo sonreír, esperando que alguno notara el por qué los había distribuido de esa forma en este caso. Mientras Keith se encargaba de analizar una muestra de la esfera en el microscopio, Izumi llevo registro del PH de esta con el pequeño cuadro que yacía sobre la mesa, y mezclo bien el agua que deposito en el matraz para asegurarse de que fuese clara, apretando los labios e intentando entender en qué consistía el experimento realmente porque solo mezclar tierra y agua sonaba demasiado obvio, el resultado sería fango. Izumi no se consideraba una genio en otra cosa que no fuese historia, por supuesto que existían personas muchísimo más inteligentes que ella y sería tonto de su parte no asumirlo, pero este experimento en sí mismo parecía demasiado obvio, ¿Dónde estaba el reto?, ¿Es que solo ella lo veía de ese modo? Ajustando el lente del microscopio y dándole una última mirada, Keith alzó la vista con un suspiro, masajeándose las sienes y revolviéndose el cabello rubio recogido en una coleta para despejar su rostro.

—La mezcla parecer ser solo fango, o en eso se convertirá al entrar en contacto con el agua— concluyó él volviéndose para anotar los hallazgos en su cuaderno.

—Tendríamos que colar la mezcla y separarla muy finamente para limpiarla— consideró Izumi en voz alta, pero eso tomaría tiempo.

—Sí, pero primero lo estudiaremos— señaló Keith ya que debían realizar el experimento según les habían indicado. —Tú pones la esfera y yo estudio el fango— delegó queriendo que ella realizara el menor trabajo posible por su tiempo ausente, si él se encargaba de todo quizás podría impresionarla como quería.

—¿Solo eso debo hacer?— preguntó la Uchiwa sin demostrar su decepción por tan pequeña tarea.

—Tengo mejores calificaciones en ciencias y siempre te esfuerzas, yo hare esto por los dos— sosegó él dirigiéndole una sonrisa.

Por supuesto que no era intención de Keith ser arrogante, pero últimamente Izumi faltaba mucho a clases, su salud no era buena y según informaban a los profesores sufría de crisis de angustia y por lo que realizaba exámenes libres desde casa, se mostraba enérgica, emocional y fuerte cada vez que asistía a clases pero las apariencias podían ser engañosas y por lo que Keith por su parte intentaría hacer todo lo posible para liberar de cargas o responsabilidades a la Uchiwa que se quedó varios segundos observando a la nada antes de asentir sin otra opción, callando sus dudas y observando por el rabillo del ojo como los otros equipos también designaban al miembro femenino de este para que añadiera la esfera al matraz o estas simplemente se ofrecían…no los chicos. Desviando la mirada a los registros que había llevado en su cuaderno, Izumi pensó en cuanto le gustaba sentirse útil y hacer ciencia, aprender aunque errara en el proceso porque era parte importante al adquirir conocimiento, ¿Y sin embargo porque Keith no quería darle la opción de superarse?, ¿Era solo idea suya o esta era una irrefrenable acción despectiva? Pensó así y no pudo evitarlo pero no dijo nada, intercambiando una sonrisa con Keith quien creyó que la elogiaba o impresionaba, mas no lo hacía, la impresionaría si la presionara y alentara a ir más lejos de sus propios límites, o si la apoyara pero eso no iba con los chicos por supuesto, cuidar y proteger era lo que mejor se les daba. Ignorando sus elucubraciones y prejuicios, Izumi se concentró en el experimento que era lo importante…


El almuerzo fue el momento perfecto para Izumi, el bullicio de la cafetería le permitió despejar su mente de pensamientos tontos sobre chicos y sus propias inseguridades, siguiendo a sus amigas Emiko, Chinami y Aiko en la fila, sonriendo a la encargada al ver que había ensalada de guisantes y tomates que era su favorita y de almuerzo puré y croquetas de atún, lo que no podía rechazar, siguiendo con su camino a la mesa. En ese ambiente y aunque lo intentase no pudo evitar pensar en Itachi, lo extrañaba aunque pudiera ser un imbécil que la hacía enfurecer en esas circunstancias y por lo que no pudo callar en el momento en que sus amigas y ella se sentaron a la mesa, cuando estas la interrogaron sobre cómo iba todo con su "novio", aunque ella no estaba segura de poder llamarlo así. En el siglo XVI siempre tenía a Hinata, Naruto, Konohamaru y Hina para escucharla o apoyarla, pero no era hasta momentos como ese y junto a sus amigas de infancia que Izumi realmente podía ser sincera, no una valiente wiccan que luchaba por reunir o recuperar los fragmentos de la Joya del Paraíso sino que una simple adolescente de dieciséis años que intentaba vivir el día a día, que estaba enamorada y que inexperta como era intentaba hacer lo mejor posible. Pasaron varios segundos en silencio y luego de que hubieran terminado de comer antes de que Emiko, Chinami y Aiko parecieran procesar toda la información, tiempo en que Izumi se levantó de la mesa y arrojó sus platos vacío al cesto de basura siendo imitada por ellas que la siguieron, aunque habiendo dejado parte de su comida.

—Déjanos ver si entendemos, ¿Ese chico volvió a ver a su ex?— preguntó Emiko visiblemente molesta ante lo que su amiga les había contado.

—Bueno, técnicamente ella se presentó en un lugar, lo llamó...— Izumi dejo libre un suspiro, enfureciendo interiormente por solo recordarlo, —pero si, él no dudo en ir— reafirmó limpiándose las manos en los pantalones y acomodando su mochila sobre su hombro mientras salían del comedor hacia el patio, aun teniendo unos minutos.

—Eso está mal, dijiste que él se te había confesado— obvió Chinami conmovida por lo que su amiga debía estar sintiendo, nadie debería herirla así.

—Y lo hizo, dijo que me ama— asintió la Uchiwa pues eso es lo que más le dolía. —Todos los hombres son iguales, enamoran con dulces palabras y luego desfilan con la primera que ven— era generalizar pero nada la hacía pensar distinto ahora.

—Ese sujeto no te conviene— declaró Aiko señalando un lugar del patio para que se sentaran.

—Es malísimo— respaldó Chinami siendo la primera en sentarse bajo la sombra de un árbol.

—Y egoísta— agregó Emiko bufando para sí y permaneciendo de pie apoyada contra el árbol. —Podrías fijarte en Keith, él siempre pregunta por ti— aconsejó y más ahora que eran compañeros por este experimento de ciencias.

—Harías bien en contestar sus llamadas— secundó Aiko regañándola por desconectarse de todo a veces.

—Eso quisiera, pero saben lo distraída que soy con mi teléfono— se defendió Izumi con una sonrisa avergonzada, —la batería muere y yo ni me entero— sobre todo en el siglo XVI donde no tenía como cargar la maldita batería.

No se trataba solo de estar en el siglo XVI exactamente sino que en general Izumi disfrutaba de desconectarse de la tecnología, cuando estaba en casa sí que veía las noticias y revisaba sus redes sociales en su teléfono o su computadora pero era el ser más asocial del mundo ya que no se le pasaba por la cabeza llamar seguido a sus amigas, podía pasarse días enteros brincando de libro en libro sin aburrirse o viendo documentales en internet, por supuesto que sí recibía mensajes de alguien los contestaba o las llamadas, pero últimamente sí que descuidaba mucho su teléfono, incluso había partido al siglo XVI sin cargar la batería y por lo que este había muerto a las pocas horas, mas eso ni siquiera le había preocupado, por lo que en nada era extraño que su madre no le hubiera dejado mensajes de a donde iría sino una nota visible en el refrigerador. La verdad es que considerándolo ahora se sentía tonta por no darle cuando menos una oportunidad a Keith, era el chico que toda chica de su generación querría; guapo, respetuoso, algo distraído quizás pero muy tierno y trabajador además de inteligente solo que algo chapado a la antigua aunque Itachi también era así solo que algo progresista para los estándares del siglo XVI…Izumi detuvo su línea de pensamientos, ¿En serio estaba considerando a Keith como algo más que un amigo? El beso de Shisui definitivamente la estaba afectando porque también había pasado de verlo como un amigo a algo más y ahora estaba sucediendo lo mismo con Keith, ¿Cuándo Itachi había dejado de ser el único en su mente?

—Oye, Izumi— llamó Aiko logrando que la Uchiwa regresara sus pensamientos al presente. —¿No habías dicho que le gustabas a un chico llamado Shisui?— preguntó ya que no habían considerado eso hasta ahora.

—Pues sí, de hecho Itachi tuvo un arrebato de celos después de que él me regalara algo— asintió la wiccan prefiriendo no mencionar que la había besado.

—¿En serio?, ¿Y qué fue?— cuestionó Emiko emocionada de nueva cuenta como sus amigas.

—Un collar— sonrió Izumi tanteándose el cuello por inercia aunque ya no lo llevase, —lo deje en casa porque es muy valioso— agregó advirtiendo la gran curiosidad que sentían sus amigas.

—Qué lindo de su parte— Chinami se cubrió los labios para ahogar un jadeo de emoción. —¿Y cómo es tu relación con él?— curioseó ansiosa por oír más.

—Bueno, se podría decir que somos amigos pero Shisui dice que está enamorado de mí— recordó ella ahogando una risa y aun sin saber que hacer al respecto.

—Qué suerte, suena como el chico con el que cualquiera quisiera salir— suspiró Aiko con inevitable envidia, casi todos los chicos de su generación eran unos inmaduros.

—Sí, es guapo y muy directo— reconoció la Uchiwa mordiéndose el labio inferior al reflexionar en ello. —La verdad es que lo veo como un gran amigo— eso decía su cabeza pero no podía negar lo guapo que era Shisui.

—Pero él quiere que sean algo más— asumió Emiko, viendo asentir a la pelicastaña. —El pobre Keith está en desventaja— suspiró con compasión pero admirando que su amiga tuviera tantos pretendientes del sexo opuesto, aunque con justa razón.

—Harías bien en corresponder a los sentimientos de Keith o de Shisui, así Itachi entendería que puede perderte— aconsejó Aiko barruntando las opciones que tenía su bienintencionada amiga y que no pensaría en ello.

—Estoy completamente de acuerdo— asintió Chinami intercambiando una mirada con Emiko que hizo igual, era lo menos que ella tenía el derecho de hacer.

No iba a mentir, Shisui era muy guapo ahora que lo pensaba y sonriendo ligeramente para sí, compartía muchos rasgos en común con Itachi como el color de ojos y cabello, pero el Lycano era salvajismo puro de pies a cabeza, incluso al momento de robarle ese beso y sujetarla del mentón todo había sido fuego, no la había tratado con delicadeza sino que había tomado lo que quería y ella no había podido hacer otra cosa que responder, era algo muy bruto e instintivo pero que le había gustado aunque interiormente implicara besar a un amigo porque continuaba pensando en Shisui de ese modo. Dentro de todo y en las ocasiones en que Itachi la había besado todo era muy tierno y calculado, como si temiera ofenderla y o hacerla sentir mal, ¿Dónde estaba esa pasión de la que le habían hablado? Su primer beso no había estado mal pero ella no podía evitar desear más, ¿Es que siempre había sido igual con Toka? Le dolió pensar en esa opción pero prefirió negar para sí y concentrarse en otras cosas; en sus clases y el experimento por realizar que era tan importante, en estudiar, y quizás en considerar mejor que era lo que sentía por Shisui. Nunca lo había pensado pero ese burlón coqueteo que había escuchado de algunas compañeras de escuela ya no le parecía tan tonto, después de todo, ¿Qué haría Itachi si sentía que ella podía cambiar de opinión? Ni siquiera tenía claro como ver a Shisui de igual modo en que Itachi parecía no tener claro lo que sentía por Toka—aparentemente—, pues bien:

Dos pueden jugar este juego, pensó Izumi sonriendo para sí.


—¿Qué pasa, Izumi?— preguntó Chinami en su camino al laboratorio tras su ultima clase.

—No me gusta el experimento, algo está mal— meditó ella en voz alta y concentrada solo en ello. —¿Por qué nosotras pondremos las esferas y los chicos harán ciencia?

—Creo que estás paranoica— negó Aiko esperando interiormente que todo saliera bien con el experimento.

—No, ya lo veo— consideró la Uchiwa en voz alta al detenerse en el umbral del laboratorio.

Con un ánimo más despreocupado después de la clase de biología que era la última de ese día y que consideraban sencilla en comparación con ciencias, Emiko, Aiko y Chinami no sentían la misma inquietud de Izumi quien si bien también se había mostrado despreocupada ahora única y enteramente se preocupaba en el experimento y en el resultado que obtendrían, ¿Pero cómo si este parecía ser demasiado fácil? No podía ser tan obvio, algo más debía haber detrás y la wiccan lo confirmó al cruzar el umbral del laboratorio cuya puerta estaba abierta, viendo a otras de sus compañeras depositar las esferas en sus respectivos matraces y retirarse como si nada con sonrisas cordiales…Izumi no quería sonar sexista, pero le generaba mucho ruido que precisamente solo las chicas de cada grupo fueran las encargadas para hacer la parte fácil que era depositar la esfera, ¿Dónde estaban los hicos?, ¿Por qué ninguno se había ofrecido para ello o cuando menos seguido a sus compañeras? Fingiendo una sonrisa mientras sus compañeras pasaban junto a ella, Izumi dejo libre un suspiro al detenerse ante la mesa de Keith y ella, observando la esfera que reposaba sobre la mesa para que ella la depositara…y sin embargo, ¿Por qué sentía que cometería un error si lo hacía? Quería tener la oportunidad de hacer ciencia y no ser quien meramente pusiera una esfera. Con esa línea de pensamientos, Izumi volvió la mirada hacia sus amigas que ingresaron tras ella en silencio en el laboratorio buscando sus respectivas mesas para hacer su parte del experimento y sin albergar sus dudas.

—Me decepcionan nuestras hermanas, no piensan que podemos hacer lo que los muchachos— bufó Izumi antes de ver a sus amigas tomar sus respectivas esferas de sus mesas. —¿Van a poner sus esferas?, ¿Creen lo mismo que ellas?— cuestionó sorprendida por la ligereza de opinión de ellas. —¿Cómo seremos científicas si no participamos activamente de esto?— inquirió esperando hacerlas recapacitar.

—Izumi, soy perezosa— se disculpó Aiko dejando caer su esfera en el matraz.

—No quiero tener una mala calificación— justificó Chinami imitándola sin demora.

—Sí, es solo otro bobo experimento— intentó sosegar Emiko arrojando su esfera al matraz como si fuera un balón de básquetbol. —Tú cierras— delegó siendo la única que aún no había hecho su parte del experimento.

Contemplando incrédula el actuar de sus amigas que se retiraron inocentemente tras agregar sus respectivas esferas en sus matraces, Izumi pronto se encontró sola en el laboratorio y suspirando sonoramente, molesta por la falta de lucha o competitividad de sus amigas a la par que confundida por este experimento tan abrumadoramente sencillo en la superficie…casi como si esperaran que fallaran, tanto que la respuesta era demasiado obvia cuando no era obvia. Pensando en sus amigas y compañeras de su edad y los intereses frívolos que tenían e iban desde vestidos, ropa, chicos, maquillaje y demás—ella misma sentía predilección por las joyas, no podía negarlo—antes que en la ciencia que era el tema de este experimento, Izumi no pudo evitar considerar, ¿Es que así se dividía el mundo después de todo?, ¿Las chicas compraban zapatos y los chicos hacían ciencia? Pues en su caso no y por lo que Izumi se acercó a su mesa y tomó la esfera, sosteniéndola entre sus dedos índice y pulgar antes de regresarla a su lugar junto al matraz y no dentro de este como debería. ¿Cómo aprendería ciencia si no hacia otra cosa que poner una esfera? Quizás arriesgaría su calificación pero ella quería creer que este experimento era muchísimo más complicado de lo que parecía, por lo que acomodó su bolso sobre su hombro en su camino a la salida, deteniéndose en el umbral para tomar las llaves y cerrar con seguro la puerta del laboratorio, apagando las luces y regresando las llaves a su lugar. Era su posición y no iba a cambiar de parecer sin importar lo que dijeran otros…


El camino a casa fue difícil para Izumi y no porque no desease llegar sino porque su mente no dejaba de dar vueltas alrededor del bendito experimento de ciencias cuyo trasfondo no podía dilucidar, sí que lo intentaba pero cada vez que creía tener la respuesta otra voz en su cabeza intentaba hacer que cambiara de opinión, un sentir que se atenazó todavía más en su camino a casa, cuando apretó los ojos y los dientes por furia al oír un maldito piropo, y no uno lindo de esos que la hacían ruborizar sino eso que parecían tener el fin de ofender o degradar; Lindas piernas, hermosura, acompañado de silbidos o ruidos obscenos. ¿Qué hombre pensaba que hacía sentir bien a una mujer al decir eso? Izumi estaba acostumbrada, vestir un escote demasiado revelador hacia que la miraran más de la cuenta y no de forma agradable. ¿Por qué debía rendir cuentas a los demás de todo, inclusive en ciencias? Terminando de recorrer la casa de la familia Uchiwa de arriba abajo, Itachi finalmente se dejó caer sobre el sofá de la sala tras haber concluido que no había nadie a la vista, el olor de lady Hazuki, su padre y el pequeño Inabi era antiguo, llevaban varios días fuera según le decía su olfato y el único aroma remotamente freso era el de Izumi pero tenía varias horas de antigüedad y lo corroboró al escuchar pasos acercarse a la puerta principal junto al familiar aroma a rosas que lo tranquilizó segundos antes de que esta se abriera tras el ruido de la llave en la cerradura…lejos de la habitual sonrisa y pasividad de Izumi ahora ella parecía emitir solo ira, reconociéndolo con la mirada únicamente pero sin emitir palabra sino un bufido molesto, mas esperaba no ser la causa.

—Hola— saludó Itachi por cortesía y con voz suave, sin intención de ofenderla.

—Vete al diablo— contestó Izumi dejándose caer en el sillón contiguo, dejando su bolso en el suelo y enterrando su rostro entre sus manos intentando serenarse.

—Oh, que modales— apreció el semidiós genuinamente sorprendido. —No recuerdo haberte escuchado maldecir antes, ¿Quién te hizo enojar?— era evidente que no solo una persona y él quería intentar ayudarla.

—Tú para empezar, siendo un imbécil; luego los chicos de mi clase y el maldito mundo que parecen seguir creyendo que vivimos en la edad de piedra o la Edad Media, decidiendo hacer ciencia pero diciendo que las mujeres no podemos salvo mezclar elementos siguiendo sus malditas instrucciones— enumeró la wiccan rápidamente y con la voz cargada de furia. —Por fin me desahogue, gracias…ahora me siento mejor, pero sigo enojada contigo— suspiró infinitamente aliviada aunque no del todo.

Nunca pensó que lo diría pero por un momento se le hizo entendible esa frase de un libro que había leído últimamente, era de Elizabeth Cady Stanton; "La esclavitud prolongada de la mujer es la página más oscura de la historia de la humanidad", ¿Y es que en algún punto de su historia los hombres lo habían reconocido? No todos, pero no podía pensar de esa forma, no cuando grandes hombres habían intentado cambiar el mundo con simplemente reconocer a las mujeres como sus iguales, no todos eran villanos e Itachi era la mayor prueba no siendo un imbécil como la mayoría de los individuos del sexo opuesto con los que se había relacionado el día de hoy, sentía celos por la cercanía de Shisui para con ella pero era un buen hombre y que la respetaba por lo que era dentro de los estándares de su siglo, la verdad es que se estaba desquitando mucho con Itachi solo por el hecho de seguir molesta con él. Bajando la mirada y sintiéndose avergonzado de sí mismo por visitar el hogar de la Uchiwa con aquella familiaridad solo esperando poder resolver los problemas entre ambos, hablar y hacer que las cosas volvieran a ser como antes, Itachi se recriminó por pensar así, después de todo él había empezado esta situación por encontrarse a solas con Toka y lo sabía bien, no es que creyera tener más derecho que Izumi de sentir celos sino que simplemente se sentía inferior en relación de Shisui quien era un inmortal mientras que él un mero semidiós, en el fondo solo temía que ella pudiera sentir algo más fuerte por el Alfa Lycano o bien que ella entendiera que él era mejor partido.

—Lo siento mucho, Izumi— se despidió el semidiós debiéndole una sincera disculpa.

—¿Por qué?— inquirió la wiccan seriamente y sin olvidar el conflicto entre ambos. —Por haberme dicho que me callara luego de que te reunieras con Toka?, ¿O por llamarme implícitamente zorra al dejar que Shisui me besara?— cuestionó desafiante.

—Por todo, por haberte contrariado, por haberte cuestionado cuando yo fui quien erro, desde hace tiempo— asumió Itachi sin culparla por pensar así. —Y no te llame zorra, nunca lo haría— puntualizó no pudiendo asumir esa culpa como suya.

—Pero lo pensaste, ¿o me equivoco?— preguntó la pelicastaña y no sabiendo que pensar después de hoy. —Un hombre siempre juzgara más duramente a una mujer, es parte de su naturaleza, y créeme eso no ha cambiado en cinco siglos— ella lo había visto ese día para su disgusto personal.

—Pues yo no soy así— protestó el azabache observándola a los ojos y sabiendo que solo había una forma de convencerla. —Solo temó que puedas sentir por Shisui algo más fuerte que por mí— confesó por fin necesitando abrirle su corazón para que ella entendiera el motivo tras sus celos, —temó que veas algo en mí que no te guste y te des cuenta del error que cometes al amarme— era un semidiós después de todo.

—Bueno— suspiró ella sorprendida al tomarle peso a sus palabras, —si querías hacerme sentir culpable, lo lograste— agregó sintiéndose culpable por intentar herirlo.

No era intención de Itachi hacerla sentir culpable sino que simplemente ser sincero y exponer a ella la verdad de su alma, era lo mínimo que podía hacer por su inmenso amor por ella, por lo que el semidiós se levantó de su lugar hasta arrodillarse a los pies de Izumi, situando sus manos sobre los muslos de ella para sostener sus manos con una de ellas, y con la otra acarició el contorno de su rostro logrando sacarle una sonrisa mientras Izumi inclinaba su rostro para pegar su frente a la suya y a lo que él correspondió sonriendo ladinamente. A modo de ofrenda de paz para pedirle perdón a Itachi por actuar de forma tan rencorosa y fúrica, Izumi preparo dos tazas de té para ambos y un generosa porción del pastel de moca y manjar que había en el refrigerador para compartir, invitándolo a subir a su habitación para que pudieran hablar con más calma y a lo que Itachi no pudo negarse, cargando la bandeja con las tazas y el pastel mientras ella llevaba la tetera con agua caliente y cargaba su bolso en su hombro derecho, dejándolo sobre su cama al ingresar, ambos sentándose sobre la alfombra y dejando la bandeja sobre la cama. Invitando a Izumi a hablar, Itachi comprendió finalmente que si ella se había sentido tan molesta no se debía a él sino a los hombres a su alrededor y que la menospreciaban lo que él no supo entender hasta que ella básicamente le hizo un resumen sobre cómo había evolucionado el rol de las mujeres desde el siglo XVI—en que él vivía—hasta el presente siglo XXI lo que lo impresionó y descolocó por largos minutos antes de ser finalmente capaz de articular palabra.

—En resumen; las mujeres han sido consideradas de segunda clase desde Eva quien solo fue amable con Adán al ofrecerle comer de la manzana, cuando él pecó primero menospreciando a Lilith, y Dios fue tan amable que pese a todo le hizo a una compañera sumisa que cargo con su maldito ego— reflexionó Itachi sarcásticamente y molesto por aquella estúpida visión que sabía imperaba en su tiempo.

—¿Estás bien? Lo entendiste mejor de lo que creí— consultó Izumi situando una de sus manos sobre el pecho de él que asintió más calmado. —¿Y cómo sabes sobre Lilith?— preguntó sorprendida por su mención.

—De la misma manera que tú; se leer— obvió el semidiós encogiéndose de hombros.

—Touche— sonrió la wiccan respetando su manejo de idiomas como el propio. —Afortunadamente han existido personalidades que marcaron la diferencia y fueron fuertes, como Cleopatra VII, Ana Bolena, Elizabeth I, Catalina la Grande o María Teresa— la pelicastaña se levantó de la alfombra y aproximó a su librero señalando los libros que hablaban de dichas figuras femeninas. —Susan B. Anthony nos consiguió el voto y Betty Freeman escribió La Mística Femenina— tomó dos libros de dichas mujeres y regresó a la alfombra tendiéndoselos a Itachi que la observó atentamente.

—¿Cómo es que nunca me hablaste de los derechos de las mujeres? Esto sería revolucionario en el siglo XVI— apreció él abriendo el libro La Mística Femenina y comenzando a leer la primera página de inmediato. —Siempre he pensado que la vida no puede ser solo ser esposa y criar bebés— su madre lo había criado y educado sola después de todo. —No podemos dejar que otros hagan todo el trabajo sino nosotros mismos— para él no importaba el género de un individuo sino lo que pudiera aportar.

—Ha hablado la voz del futuro— vaticinó ella admirando su buen entendimiento.

—Eso espero, aunque creo que estoy teniendo una visión de la sabiduría encarnada— aceptó Itachi observándola embelesado y viéndola sonrojarse bajo su mirada. —Si quieres lograr que entiendan lo que quieres decir, sabes que tienes que hacer— mencionó habiendo escuchado su explicación sobre el experimento de ciencias y su decisión al respecto que consideraba acertada.

—Si— asintió Izumi agradeciendo contar con él para sentir que no estaba exagerando ni nada por pensar así. —Usare mi teléfono— decidió en voz alta.

Como siempre Itachi tenía razón, ella no podía dejar que otros hicieran su trabajo, no podía dar la vuelta tras haber elegido una posición con respecto al experimento pero si debía hacer que sus compañeras de clase lo entendieran y por lo que se levantó de la alfombra para extraer su teléfono de su bolso que yacía sobre la cama y marcar cuando antes y en orden los números de sus amigas, sabía que a esa hora de la tarde ninguna de ellas estaba haciendo algo importante y lo que pudo permitirse el ser persuasiva y darles ordenadamente a todas sus compañeras un sermón sobre aquello de lo que se trataba realmente el experimento de ciencias y lo que estaba en juego por haber colocado sus esferas en sus respectivos matraces, aunque ella no lo hubiera hecho, sin incomodarse por la presencia de Itachi en la habitación sino todo lo contrario. Aun sentado cómodamente en la alfombra y con la cama de Izumi a su espalda, Itachi alargó su mano para tomar el tenedor y cortar un bocado de pastel que se llevó a la boca, teniendo parte de su atención dividida en el libro de La Mística Femenina y en Izumi a quien escuchaba en su llamada telefónica, admirando profundamente su poder de convencimiento aunque ya sabía de este pero que en ese momento lo hizo reflexionar en cuanto aun le faltaba por aprender de ella, hasta ahora había pospuesto pedir su mano en matrimonio porque ella estaba estudiando y él respetaba que quisiera sobrevivir por sus propios medios, pero ahora comprendía que aun debían aprender más el uno del otro antes de decidir unir sus vidas.

Aun necesitaba tiempo para ser merecedor de ella.


—Vaya— mencionó Daichi deteniéndose en el umbral del laboratorio.

—Esto da miedo— respaldó Toma a su lado y sintiendo un escalofrío.

Ese nuevo día de clases todo había sido muy extraño para los chicos, sus compañeras se habían mostrado silentes y distantes, incluso en los recesos pero no fue hasta ese momento que los chicos entendieron que había un problema, ingresando o bien deteniéndose en el umbral del laboratorio y viendo que las féminas se encontraban sentadas de espaldas contra la pizarra, habiendo ordenado sus sillas en horizontal y observándolos desafiantes mientras ellos ingresaban en silencio lentamente para tomar asiento en sus respectivas mesas con halito nervioso. Sentada al frente de sus compañeras que la habían designado para hablar por ellas se hallaba Izumi de brazos cruzados vistiendo un suéter azul pastel de cuello redondo y mangas holgadas que se ceñían en las muñecas, falda gris por sobre los tobillos y anudada en el frente por un lazo de la misma tela, con botines blancos de tacón y su largo cabello castaño cayendo sobre su hombro derecho. Hasta entonces ajeno a las preocupaciones de sus compañeros pues ciencias era su clase favorita, Keith ingresó en el laboratorio vistiendo una sudadera gris verdoso con capucha, jeans negros y botines de igual color…pero su sonrisa trastabillo al momento de entrar ante el estado de protesta de sus compañeras, entre ella Izumi que era su compañera de experimento pero se sorprendió todavía más el ver que el matraz sobre su mesa estaba claro como un espejo y la esfera reposaba incólume al lado; Izumi no la había agregado, y aunque no fuera su obligación el rubio no pudo evitar molestarse o desconcertarse.

—No entiendo, Izumi— Keith se detuvo ante su mesa mientras su compañera se levantaba a su encuentro desde su lugar. —¿Qué paso? Solo tenías una responsabilidad— preguntó sin entender el porqué de su proceder.

—¿Te refieres a cuidar bebés, Keith?— cuestionó Izumi aun de brazos cruzados y muy seria mientras lo observaba.

—¿Qué?, ¿De qué me perdí?— el rubio se sintió aun más perdido, ¿Qué había pasado?

—Es mi posición— estableció la pelicastaña apoyando una mano sobre la mesa y sin dejar de observarlo. —¿O niegas que me juzgaste?— increpó sorprendiendo al rubio que se quedó helado ante su pregunta. —Al considerarme alguien que solo pone esferas me impides alcanzar todo mi potencial— deberían haber trabajado juntos.

—Soy mejor en esto que tú, Izumi, por eso elegí hacer la parte más difícil— defendió Keith sin ánimo de ofenderla pero exponiendo los hechos.

—Keith, somos amigos— protestó Izumi casi entornando los ojos ante lo mal que sonaba lo que él había dicho, —deberías querer que me superara— ella querría que él hiciera lo mismo, ¿Entonces porque la menospreciaba?

—Lo quiero…— el rubio por fin entendió el error que había cometido, —no pensé en ofenderte— había querido evitar que se extenuara y sin darse cuenta la había herido.

No había sido intención de Keith ofenderla ni mucho menos pensaba que ella quisiera hacer la parte fácil del experimento, ella podía no ser la mejor en ciencias pero sí que tenía la mejor voluntad del mundo para trabajar juntos y progresar, no le gustaba no sentirse útil y Keith lo sabía pero no fue hasta ese momento que comprendió el erróneo mensaje que le había dado, era su culpa, él había querido que ella hiciera el menor trabajo posible para impresionarla dándole en el proceso la idea de que pensaba que ella fallaría si hacia su parte cuando no era así, ¿Cómo había podido decirle eso? Ella tenía la razón de estar molesta y sus compañeras también aunque él no la había tratado de esa forma adrede. La genuina aceptación de Keith de que había cometido un error abrumó a Izumi, había esperado que él defendiera con mayor ímpetu su actuar como sus demás compañeros de clase y que no intentaron disculparse o enmendar la situación que se había desarrollado, pero ella no vio prejuicio alguno en los ojos de Keith sino la misma sinceridad que siempre había mostrado. ¿Es que realmente el resultado del experimento era tan obvio? Observando el desarrollo de los acontecimientos ocultó al costado de la entrada del laboratorio, el profesor Ryuu Sekiya sonrió ligeramente para sí, no por el actuar de sus alumnas que si habían adivinado lo que él quería que aprendieran sino por la ligereza de opinión de parte de sus alumnos que se dejaban amedrentar y no veían el verdadero propósito del experimento, ¿Pero serían capaces de llegar a la conclusión por si mismos?

—Creíamos que algunas de ustedes no querían saber nada de ciencia— se defendió Daichi acercándose a su grupo de compañeras. —Chinami, tú me dijiste que no te interesa— señaló centrándose en su compañera de experimento.

—¡Es porque yo no sé defenderme!— protestó Chinami levantándose de su lugar.

—Estoy asustado ahora— contestó él retrocediendo ante su inesperado ímpetu.

—¿Qué pasa, Izumi?— preguntó Keith ante la expresión pensativa en el rostro de su compañera.

—Creo que entiendo el experimento— asintió Izumi para sí y cada vez más convencida.

—Yo no— suspiró el rubio llamando la atención de la Uchiwa, —me lleve una esfera extra al salir de clases y la analice en casa; es solo fango, nada más— había esperado que si ella agregaba la esfera al matraz saldría de dudas pero ahora lo dudaba mucho.

—Entonces creo que tengo una teoría— sonrió la pelicastaña y a lo que él la invito a hablar. —El experimento no es este, sino esto— señaló el salón entero con la mirada, y la división que chicos y chicas habían creado.

—Veo que están enemistados entre ustedes— observó el señor Ryuu Sekiya ingresando finalmente en el laboratorio. —Pero, ¿Alguien tiene una teoría que quiera exponer sobre el experimento?— interrogó recorriendo con la mirada a sus alumnos y viendo solo a una levantar la mano. —¿Si, Izumi?— concedió queriendo oír su opinión.

—Señor Sekiya, cada equipo de compañeros designó a la chica para colocar la esfera en el matraz— señaló la Uchiwa sonriendo al saber el propósito del experimento.

—Interesante, ¿verdad?— secundó el profesor antes de desviar la mirada hacia todos los demás alumnos. —Este experimento se basaba en responsabilidades iguales y calificación compartida. La "rebelión" sus compañeras puede ser drástica pero tiene todo el fundamento— declaró teniendo la atención de todos. —Izumi, ¿Quieres explicarnos porque procedieron así?— delegó confiando en su resolución.

—En este punto de nuestras vidas las chicas se alejan de temas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, y no está bien— respondió la pelicastaña habiendo llegado a esa conclusión desde el principio. —Me gustan las ciencias y por eso orqueste esta "rebelión", porque merecemos intentar aprender— había sentido que perdería algo de si al llevar a cabo el experimento sin pensar.

—Este proceso es tan común que como maestro comencé a llevar un registro, y no muchos caen en la cuenta de esta acción al designar a sus compañeras para que hagan la parte fácil del experimento, pero quienes lo hacen siempre se benefician de la lección— justificó el señor Ryuu invitando a sus alumnas a regresar a sus lugares en sus mesas junto a sus compañeros. —Chicas, chicos, no puede ser más importante ser populares que ser líderes y nadie puede interferir en su búsqueda de crecimiento y curiosidad, sin importar lo que hagan— debían entender la importancia de verse como iguales y a compartir la responsabilidad de forma equitativa.

—El experimento somos nosotros— resumió Izumi ante sus sorprendidos compañeros.

—Así es— el profesor Sekiya situó una mano sobre el hombro de la Uchiwa, orgulloso de su comprensión. —Todos, levanten sus matraces y miren a través de ellos— indicó dirigiendo sus pasos hacia su escritorio mientras todos llevaban a cabo su instrucción. —Es beneficioso que los hombres y mujeres jóvenes se den cuenta ahora del valor de trabajar juntos como iguales, porque cuando lo hacen los resultados son claros— pronunció observando a todos.

El fango ensuciaba lo que veían en el líquido al interior del matraz de igual forma que los prejuicios, si las chicas daban a entender que preferían solo lo que era fácil o simple o los chicos si daban a entender que ellos podían hacer la ciencia y menospreciaban a sus compañeras, de tal modo que ahora todos los grupos de compañeros no podían verse el uno al otro a través del líquido de sus respectivos matraces...o casi todos, la única excepción eran Keith e Izumi que sostuvieron el matraz entre ambos con el líquido transparente permitiéndoles ver el reflejo del rostro del otro mientras se sonreían ligeramente. Keith no había creído que su compañera estaba exagerando al orquestar una "rebelión" junto a las demás chicas de su salón sino que se había culpado inmediatamente a sí mismo por ofenderla sin desearlo o por menospreciarla sin darse cuenta, pero ahora estaba orgulloso de ver que si bien él se había equivocado ella no había permitido que ese error la afectase, había sabido imponerse y gracias a eso habían logrado realizar el experimento de la forma correcta. En el único gesto orgulloso que podía permitirse en ese momento, Izumi sonrió ladinamente al observar la claridad del líquido al interior del matraz y que representaba su éxito, lo sentía como un triunfo por haber comprendido el propósito del experimento y también porque no se había rendido hasta obtener la respuesta y exponerla como tal, pero esa no era la única razón y por la que desvió la mirada hacia el rostro de Keith quien la observaba con una sonrisa ladina y una mirada que estuvo a punto de hacerla sonrojar.

—Este éxito no es nuestro sino tuyo; debí confiar más en ti y escucharte, Izumi— se disculpó Keith bajando lentamente el matraz para dejarlo sobre la mesa. —Marie Curie fue una de las mejores mentes científicas. La ciencia necesita las mejores mentes y no en que cuerpo estén— él veía eso y solo lamentaba haberse equivocado.

—¿Sabes? Creo que te invitare por un helado después de clases— consideró Izumi en voz alta viéndolo sonreír ante su propuesta, —si quieres, Einstein— agregó usando el apodo por el que lo llamaba desde pequeños.

—Eso me gustaría mucho, Curie— correspondió él usando también su apodo de infancia.

Amable, dulce y especialmente risueña desde niños, Keith le había dado a Izumi el apodo de "Curie" en honor a Marie Curie quien defendía soterradamente sus creencias y hallazgos propios en un tiempo en que las mujeres casi no tenían muchos derechos pero ella se los había ganado por sus propios medios, en si ese apodo era un elogio igual que cuando ella lo llamaba "Einstein" por el padre de la física moderna y la mente más brillante de su tiempo, Albert Einstein, aunque era más un elogio que otra cosa por ser el mejor de la escuela en ciencias y física pero que hacía alusión a todos los años que llevaban siendo amigos, a lo bien que se conocían y él más que nunca se sentía abrumado por finalmente tener la oportunidad de compartir un momento juntos fuera de sus clases, aunque fuese breve. Bajando la mirada con una sonrisa ante la respuesta de Keith, Izumi sentía que esto era lo mínimo que podía hacer por él, ahora comprendía que él había intentado hacer gran parte del experimento solo para ayudarla a dejar de tener que lidiar con tantas cosas—aunque no supiera ni la mitad de lo que hacía cuando faltaba a clases—y ella deseaba retribuírselo, por supuesto que no veía a Keith más que como un gran amigo de la infancia y con quien sentía que podía ser ella misma, además era muy consciente de que era un chico muy guapo pero ella ya tenía demasiados problemas como para tener a alguien más que la pretendiera y encima de todo en su propio siglo. Quizás Keith pudiera confundirse con esta invitación de su parte pero ella no, tenía muy claros sus sentimientos…


Conteniendo una risa ante la broma de Keith, Izumi se relamió distraídamente los dedos antes de arrojar la servilleta al papelero unos segundos antes que su amigo hiciera lo mismo luego de terminar el helado que ella le había invitado; sentía predilección por el chocolate aunque como aderezo y no solo como helado que para eso prefería la lúcuma o tres leches pero siendo quien había invitado a Keith podía regodearse de elegir lo que quisiera y también él cuyo favorito era el de vainilla. Lo bueno de su vínculo con Keith es que ambos simplemente habían podido sentarse dentro de la heladería y rememorar sus días de infancia cuando ella ni siquiera se había atrevido a leer en voz alta y cuando él vivía con la nariz en los libros de ciencia; ella le había preguntado que leía, él le había explicado y luego se habían vuelto inseparables de pequeños, y de ello hacía poco más de una década. Pero ambos no podía dejar atrás el experimento, el cómo por poco y se habían enemistado—y sus compañeros, aunque ellos ya se había reconciliado tras comprender el sentido del mismo y disculparse entre si ya fueran chicos o chicas por igual—por simplemente no poder ver lo sencillo que era llegar a la respuesta, a la vez que sorprendidos por lo fácil que era dejarse llevar por los prejuicios del mundo en que vivían que era el caso de Keith o el cómo no habían estado dispuestos a ceder en sus ideales que era el caso de Izumi y que se limpió distraídamente las manos en la falda mientras Keith y ella abandonaban la heladería, teniendo que separar sus caminos en ese punto.

—Lo pase muy bien— sonrió Izumi acomodando su bolso contra su hombro mientras dejaban el lugar.

—También yo, y aprendí una lección muy importante; no debo hacerte enojar— reflexionó Keith en voz alta viéndola bajar la mirada pero sin desvanecer su sonrisa. —Si te vuelves científica, el mundo será un lugar muy peligroso…pero aun más peligroso si no quisieras o pudieran intentarlo— la Uchiwa tenía la mente más brillante que hubiera conocido y le entristecería que ella no quisiera llegar a lo más alto.

—Y confió en que será uno muy seguro si tú sigues este camino— respaldó la wiccan confiando en sus capacidades para llegar muy lejos. —Eres un gran chico, Keith, y me alegra que seamos amigos, o lo que sea esto— declaró no queriendo que se confundiera pero tampoco teniendo problema al estar soltera.

—¿Aceptarías tener otra cita?— preguntó el rubio conteniendo la respiración en espera de su respuesta.

—Claro, cuando tenga tiempo y mi teléfono este vivo— aceptó la pelicastaña condicionando eso lo que los hizo reír a ambos. —Hasta pronto— se despidió teniendo ambos lugares a los que acudir; su hogar en su caso y la biblioteca en el de él.

Eran buenos amigos y Keith era un chico maravilloso, además ella no tenía ninguna relación o compromiso con ningún chico por lo que no estaba mal sugerir que tuviera otra cita a futuro, aunque tampoco es como si le estuviera dando ilusiones, él la conocía demasiado bien como para seguir esa idea, por lo que al despedirse Izumi se irguió de puntas y besó a su amigo en la mejilla a modo de despedida, obsequiándole una radiante sonrisa antes de darle la espalda, acomodando su bolso sobre su hombro y subiéndose la mascarilla mientras sonreía para si en su camino, mas deteniendo paulatinamente su andar al ver a alguien esperándola a unos pasos de distancia en la misma calle. Sonriendo bajo la mascarilla que se quitó a medida que Izumi se acercaba, con las manos en los bolsillos hasta ese momento y una sonrisa ladina mientras la observaba como si ella fuera lo único en el mundo, Itachi pasaba desapercibido—pese a lo condenadamente guapo que era a entender de ella—entre todas las personas que circulaban por las calles, vistiendo un suéter gris claro de cuello alto con estampado de rombos y hojas, con las mangas ligeramente subidas hasta los codos, jeans negros y cortas botas negras, con su característico cabello azabache recogido en una coleta que caía tras su espalda. Debería haberse quedado en casa esperando a Izumi y lo sabía pero no había podido evitar desear felicitarla personalmente por su "rebelión", siguiéndola a una distancia prudente luego de salir de clases…con ese chico, alguien más que disputaba su mano fuera de Shisui, ¿Es que existía otro?

—¿Vas a estar celoso otra vez?— inquirió Izumi deteniéndose frente a él con una mano en la cintura y ese aire tan desafiante que le estaba resultando muy atractivo.

—No, porque lo que dijiste era cierto— negó Itachi sin apartar su mirada de ella. —Tienes derecho a hablar, besar o coquetear con quien quieras y no tengo porque pedirte explicaciones— la había ofendido al darle entender lo contrario y nunca hubiera deseado hacerlo. —No soy tu dueño ni pretendo serlo, solo tener un lugar en tu corazón, por pequeño que sea— eso era todo lo que podía pedir dando un paso más cerca de ella que no dejo de observarlo.

—Sabes que tienes un lugar muy importante— aseguró la wiccan, interiormente halagada por ser el motivo de sus celos. —Me gustas mucho, Itachi— declaró aunque ya le había dejado en claro sus sentimientos, —pero no quiero arruinar lo que hay entre nosotros con un te amo que puede comprometernos el uno al otro, y de momento eso no nos conviene, no sin saber que pasara mañana— quisiera que tuvieran algo concreto pero era poco factible si ni siquiera sabían si sobrevivirían.

—No— respaldó el semidiós incapaz de ignorar la realidad, —pero sabes lo que siento por ti, y no cambiare lo que siento fácilmente. Jamás te querría fuera de mi vida y sabes que siempre estaré ahí para ti— justificó viéndola sonreír distraídamente y sonrojarse lo que él tomó como un punto a su favor. —¿Novio y novia un día?— sugirió empleando los términos que ella le había enseñado sobre el cortejo en su época.

—Novio y novia un día— asintió ella albergando la esperanza de que se concretara.

No quería mentir, interiormente desearía que todo pudiera ser infinitamente fácil entre Itachi y ella, por momentos simplemente deseaba sujetarlo del cuello, besarlo y olvidarse del resto del mundo...pero desgraciadamente la realidad no era tan fácil, sus vidas siempre estaban en riesgo por causa de Orochimaru, Toka siempre estaba en medio, ella lo sentía aunque Itachi no se lo diera a entender a si, y quizás un día si existiera la oportunidad de estar juntos pero ese día no era hoy, por lo que ella simplemente sonrió mientras entrelazaba su mano con la de Itachi caminando uno junto al otro en el trayecto a casa, sin desear volver aún al siglo XVI ya que primero quería que su familia volviera para así despedirse de ellos. Tener que aceptar que hoy no podían comprometerse a nada no era alentador para Itachi pero lo aceptaba si podía tener una esperanza de tener el corazón de Izumi, sí que sentía celos pero solo porque deseaba poder marcar la diferencia de todos los demás que la pretendían, deseaba saber cómo ganar su amor porque—aunque Toka estuviera en medio cuando era menos oportuno—él no tenía a nadie más en su corazón, Izumi era la única con quien deseaba pasar el resto de su vida pero así como ella muchas veces había soportado todo en silencio por él, Itachi se comprometía a intentar hacer lo mismo para merecerla aunque este no fuera el mejor momento para tener una relación y ambos lo sabían, no sin saber qué pasaría si perdían contra Orochimaru, no sin saber si sobrevivirían o morirían, pero él no se rendiría en tanto tuviera una oportunidad.

Lucharía por el corazón de Izumi.


PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, agradeciendo como siempre su apoyo, deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Las próximas actualizaciones serán "La Reina Olvidada" la próxima semana, luego "Avatar: Guerra de Bandos" y cerraré actualizando "Dragon Ball: Guerreros Saiyajin" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole particularmente esta historia como buena española), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a ktdestiny (agradeciendo que me brinde su opinión en esta nueva historia, y dedicándole los capítulos por lo mismo), a Gab (prometiendo que todo mejorara a partir de ahora, y que le dedicare todos los capítulos como agradecimiento por tomarse el tiempo de leer esta historia), a Yenmy (agradeciendo profundamente sus palabras y dedicándole este capitulo y todos lo que vendrán como prueba, esperando no incumplir sus expectativas), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.

Romance & Feminismo: Inicio el capitulo con Shisui presentando una joya como obsequio de cortejo a Izumi que era algo muy común para el siglo XVI—lo he representado en otros de mis fics—pero que cierra con un beso robado por parte del Alfa Lycano, y muy apasionado, modificando muchas de las escenas entre Kagome y Koga en Inuyasha, a la par que dando lugar a los celos del protagonista pero que diferenció de lo que hoy en día podemos considerar toxico con las inseguridades que todos podemos tener como humanos que somos. Soy una convencida de que el feminismo es una lucha a la que todos debemos unirnos, pero no de la forma extremista en que se representa, solo quisiera vivir para ver que hay las mismas oportunidades para las mujeres que para los hombres, que no se juzgara con dureza o se vera de forma despectiva a una mujer que quiera progresar como profesional y que se nos respete igual que a los hombres, por ende quise representar estos prejuicios y divisiones sociales en nuestra sociedad y que están presentes sin que nos demos cuenta, inspirándome en un capitulo de la serie "El Mundo de Riley" y en las clases de biología de mi secundaria en que asistíamos al laboratorio. Como siempre, algunas de las modificaciones de este capitulo están inspiradas en "The Through Time: The Adventures of Inuyasha and Kagome" de XFangHeartX, agradeciendo su permiso para inspirarme en su maravilloso trabajo, del cual disfruto siempre y que recomiendo ampliamente.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3