-Esta historia esta inspirada en el manga y anime "Inuyasha" de Rumiko Takahashi, así como en mitología griega, persa, americana e indu. Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, más los personajes de carácter secundario, las modificaciones a las personalidad, los hechos y la trama corren por mi cuenta y entera responsabilidad para darle sentido a la historia. Les sugiero oír "Be Somebody" de Thousand Foot Krutch para Itachi, "After You" de Meghan Trainor & AJ Mitchell para Izumi, "Brother" de Kodaline para Sasuke, "Human" de Ellie Goulding para Sakura, y "El Héroe De Mi Corazón" de Tercer Cielo para Itachi e Izumi.


El júbilo por el regreso de Naruto y Hinata no había sido poco días atrás, al reunirse todos y descubrir que, en su viaje para presentar a Hinata a su madre, el Uzumaki, la Hyuga y el pequeño Garuda habían acabado con una criatura menor obteniendo un fragmento de la Joya del Paraíso, lo que solo los motivo aún más para continuar su viaje; deberían estar concentrándose en resolver la problemática que atravesaba Itachi y que Izumi les había explicado, pero de momento el Uchiha había preferido continuar con la búsqueda antes que solucionar su situación, todo con intención de saber que había estado haciendo Danzo desde que había despertado por su causa, mas no parecían haber noticias al respecto. Caminando casi a la par con Itachi y aprovechando que el clima otoñal era tan cambiante permitiendo algo de temperatura, Izumi vestía una blusa beige pálido ligeramente gruesa de cuello en V que finalizaba en dos largos listones que se anudaban sobre su vientre y mangas ligeramente anchas, pantalones gris azulado ligeramente holgados y con su largo cabello castaño recogido en un moño muy ligero, cayendo sobre sus hombros y tras su espalda, salvo por dos mechones que enmarcaban los lados de su rostro, cargando su bolso sobre su hombro derecho junto a su carcaj; la wiccan sabía que debería haber regresado a casa durante la ausencia de Itachi y ponerse al corriente de sus estudios, pero no quería hacerlo hasta encontrar una solución, e interiormente le molestaba que él no se tomara más en serio el problema con su sangre divina, pero no se sentía apta para reprenderlo por ello.

—No puedo creer que estemos siguiendo este tipo de pistas— suspiró Itachi pero sin dejar de caminar. —¿Y si no encontramos nada?— cuestionó volviendo la mirada hacia el Uzumaki y la Hyuga que habían traído información sobre su nuevo destino.

—No tenemos nada mejor que hacer, es bueno ocuparnos investigando tanto como podamos— señaló Hinata, sonriendo divertida por su tozudez.

—Y al menos tenemos un fragmento, deberías agradecérnoslo— obvió Naruto tanto en su defensa como en la de su prometida.

—Por favor…—bufó el semidios no queriendo reconocerlo, pero estando de acuerdo con ellos. —¿Izumi, no sientes nada?— inquirió mientras detenía sus pasos e intentaba olfatear que se encontraba más adelante.

—No, pero siento algo extraño en el ambiente, no sé cómo identificarlo— fue todo lo que la wiccan pudo responder, prestando atención al ceño fruncido del semidios mientras olisqueaba el ambiente. —Itachi...— no supo cómo interpretar su expresión.

—Huele a sangre y mucha— anunció el Uchiha, tragando saliva sonoramente y sintiendo disgusto en el paladar por el simple olor del aire.

—Y parece ser el lugar del que nos hablaron— secundó Naruto pudiendo distinguir un visible asentamiento no muy lejos. —Démonos prisa— alentó intercambiando una mirada con sus compañeros.

Hasta ahora Itachi no había mostrado genuino interés en el lugar hacia el que se dirigían, por un lado era bueno volver a su búsqueda de los fragmentos y aunque eso le permitía olvidar o desentenderse temporalmente de su problemática—a la cual deseaba buscar solución, pero no queriendo que Orochimaru les llevase la delantera por un descuido, pese a no haber tenido noticias de actividad suya en el último tiempo—, prefiriendo concentrarse en estas noticias o rumores sobre una villa no muy lejana que aparentemente era asediada desde hace semanas por una banda de ladrones que parecían ser comandados por un demonio, y semejante mezcla solo podía indicar una cosa en la mente del grupo de viajeros; que había cerca o con ellos un fragmento de la Joya del Paraíso. No queriendo retrasarse, Itachi de inmediato se arrodilló frente a Izumi quien entendió y subió a su espalda un instante antes de que él corriera lo más rápido posible en la dirección al olor a sangre, y pronto se les unieron Naruto, Hinata y Konohamaru sobre el lomo de Hina en su forma de Quimera, intentando darse prisa para ayudar o intervenir en la masacre que se hubiera cometido o bien se estuviera cometiendo, esperando no llegar demasiado tarde…a medio camino, cada vez más cerca de la villa, el grupo ralentizo sus pasos al ver a un anciano caminando con las escasas fuerzas que le quedaban e intentando cargar a su pequeño nieto de cuando mucho seis años, sintiendo que sus fuerzas fallaban y desplomándose en el suelo, ante lo que él grupo no dudo en correr hacia ellos.

—¿Están bien?— Izumi fue la primera en llegar al lado del anciano y su nieto, tras bajar de la espalda de Itachi.

—Ayúdennos, por favor…— susurró el anciano, débil pero aun consciente y a quien Izumi ayudó a sentarse en el suelo.

—Me adelantaré— decidió Itachi, ya que la presencia del anciano y su nieto harían que Izumi se quedase atrás, pudiendo continuar así su veloz carrera hacia la villa.

—¡Itachi, espera!— gritó la wiccan, no queriendo que fuera solo y temiendo que pudiera pasarle algo.

—Iré con él— sosegó Naruto entendiendo su preocupación, volviéndose brevemente para sostener la mano de Hinata un instante.

Teniendo siempre que pensar en cuan desamparada dejaría a Hinata si le sucedía algo, y habiendo efectuado con anterioridad su viaje para visitar a su madre con el propósito de poder dejarle el vínculo de su familia si moría irremediablemente en el enfrentamiento contra Orochimaru—no queriendo que lo mismo le sucediese a ella—, Naruto intercambió una mirada con Hinata y una vez hecho esto no dudo en seguir lo más velozmente posible a Itachi, sabiendo lo que estaba en juego y cuan precario era en realidad el control que él tenía sobre sí mismo aunque no lo demostrase. La Hyuga vestía una blusa o camisa holgada color negro, con mangas que se ceñían en las muñecas y encima una chaqueta gris metálico sin mangas, de cuello alto, cerrado por botones dobles hasta la altura del vientre, ceñida a su cuerpo por un fajín negro y también portando pantalones anchos de igual color que finalizaban en largas botas que pasaban desapercibidas bajo su ropa, con su largo cabello azul recogido en una trenza que caía sobre su hombro izquierdo para despejar su rostro, observando preocupada la partida de Naruto pero no entreteniéndose en ello. Apresuradamente, Izumi descolgó su bolso de su hombro, abriéndolo con ayuda de Hinata y extrayendo su botiquín de primero auxilios, recibiendo el apoyo de la Hyuga para ayudar al anciano a sentarse y examinarlo tanto a él como a su pequeño y asustado—pero no más afectado—nieto, no perdiendo en ningún momento de vista la villa a lo lejos y tratando de ser lo más rápidas posibles para alcanzar a Itachi y Naruto.

Tenía un mal presentimiento.


Lo inmediatamente más destacable en el ambiente tan pronto como Itachi y Naruto llegaron fue el eco de risas masculinas cargadas de una morbosidad tanto incomoda como inquietante, así como la imagen que estos conformaban, jugando entre si con las mujeres que se encontraban con las manos atadas a su espalda para no escapar y a quienes acariciaron a través de la ropa, hablando de todo lo que harían con ellas a la par que tratándolas como quisieran; ellos siempre dejaban para si a las mujeres comunes de las villas que atacaban y saqueaban, en especial de esta última, dejando siempre las vírgenes jóvenes y puras para su jefe o superior, aunque no era un mal canje después de todo. Llevaban días en aquella villa, primero internándose y fingiéndose inocentes para atacar desde adentro y luego comenzando a liquidar lenta pero firmemente a todos los hombres que pudieran significarles una amenaza hasta la llegada de su señor, siempre dejando vivas a todas las mujeres bellas para tomar y hacer lo que quisieran con ellas después. Contemplar aquel cuadro fue indignante para Itachi que fue el primero en llegar, le recordaba el escenario previo a la muerte de su madre y el cinismo de aquellos rufianes le hizo hervir la sangre, no tolerando en absoluto que se vulnerase a una mujer, y Naruto sintió lo mismo aunque tardara un par de minutos más en llegar tras sus pasos, jadeando agitado al situarse a su lado y ambos volviéndose el inmediato centro de atención de los bandidos presentes en la plaza de la villa y que desenfundaron sus espadas como amenaza.

—¿Quién demonios se creen que son para hacer esto?, ¿Dónde está su jefe?— interrogó Itachi furioso y dando un paso más cerca de aquellos bandidos.

—Creo que está aquí, Itachi, se siente algo muy extraño en el ambiente— mencionó Naruto de pie a su lado, sintiendo un escalofrío desde la nuca.

—Así es, pero me intriga que ustedes se involucren en mis asuntos en lugar de salir huyendo al verme— habló finalmente un hombre, emergiendo del interior de una de las casas y a quien los bandidos le abrieron el paso.

El individuo que se detuvo frente al semidios era alto, de tez extremadamente blanca—como Orochimaru—y rasgos extremadamente atractivos para los estándares humanos, demasiado de hecho, de largo cabello negro como la tinta y recogido en una coleta alta hasta la mitad de la espalda, con dos mechones enmarcando los lados de su rostro; vestía una camisa lila suave de cuello alto con mangas ceñidas a sus brazos, anudada a la altura del vientre debajo de una coraza de metal reluciente con hombreras y muñequeras, encima un abrigo purpura con cuello en V, mangas por sobre los codos y que permanecía abierto, holgados pantalones gris oscuro y largas botas de cuero, imponiéndose enormemente con su sola presencia y no como haría un humano con aires de grandeza, sino como si realmente fuera importante. Las apariencias podían resultar engañosas e Itachi lo confirmó al percibir el aroma a carne podrida en el aire, propio de los demonios, pero mucho más intenso e irrespirable en relación con Orochimaru—cuyo aroma era más tolerable y tenue debido a los orígenes humanos de Sahin—, tanto que el semidios tuvo deseos de cubrirse fuertemente la nariz debido al hedor, mas se contuvo mientras le sostenía la mirada a ese sujeto; era un demonio y uno muy poderoso, por lo que Itachi desenfundó prontamente a Celik que osciló sobre su eje a modo de amenaza, no pensando huir en absoluto.

—Ten mucho cuidado, Itachi, su presencia es muy intimidante— alertó Naruto dando un paso atrás a causa de la impresión que ese ser evocaba con su presencia.

—No eres humano— asintió el semidios observando fijamente al sujeto pero sin demostrar miedo, —¿Quién eres?— cuestionó queriendo saber a quién eliminaría.

—Me conocen de muchas formas— contestó el pelinegro con una sonrisa arrogante, —pero el nombre que prefiero es Asmodeus— declaró para hacerlo más simple.

Enfrentarse a un Príncipe del Infierno era algo tan desproporcional como enfrentarse a un dios en sus circunstancias e Itachi lo sabía, puede que su hermano pudiera deshacerse de este Asmodeus de estar presente, pero también puede que aun estando en su lugar eligiera no hacerlo ya que los demonios formaban parte de un mundo separado de los dioses que regían las fuerzas naturales; los Príncipes del infierno, igual que los Arcángeles, pertenecían a un reino aparte de su existencia inmortal y tenían prohibido tomar sus vidas pues estaba escrito por el cielo que estos solo se enfrentarían entre si cuando se hubiera decidido que la humanidad debiera someterse al juicio del Todopoderoso…pero salir huyendo tampoco era una opción para Itachi en ese momento. Según la Biblia y los textos sangrados de otras religiones, Asmodeus—Príncipe del infierno como Belcebú, por haber sido un poderoso arcángel o querubín antes de ser expulsado del cielo—era el demonio del pecado de la lujuria, aquel que incitaba a la humanidad a cometer actos impuros, en pensamiento, palabra y obra; era quien destruía matrimonios o relaciones a través de la tentación de cometer calamidades indescriptibles como: el adulterio, la fornicación, la prostitución, el homosexualismo, el incesto, las orgías, la pedofilia, el sadismo, la necrofilia, el fetichismo, el exhibicionismo, la masturbación y la pornografía únicamente por el deseo profano y no guiado por la atracción romántica de una relación normal; Asmodeus era la encarnación de la lujuria vil que corroía a las personas.

—Si eres inteligente y sabes quién soy, mestizo, te iras— aconsejó el Príncipe del Infierno con notoria superioridad, dándole una última oportunidad de irse.

—No me das miedo, demonio— protestó Itachi con voz fiera, menospreciándolo al llamarlo a secas de esa forma y no como lo que era realmente.

—En ese caso, intenta atacarme— alentó el Príncipe del Infierno con unos modales y una seguridad impecables, así como intimidantes.

Desenfundando una daga de sus ropas, Asmodeus se realizó un corte en la palma de la mano y presionó la herida a consciencia, haciendo que gotas de su sangre cayeran al suelo y que esta ardiera como si se tratara de ácido puro, el aroma a quemado se sentía en el aire y a su vez este mismo era más fuerte que ningún veneno que Itachi hubiera sentido antes, porque como demonio que era Asmodeus su sangre estaba maldita, y esta resultaría fácilmente letal para cualquier ser viviente, en el acto. Sonriendo ladinamente, no viendo aquello como un problema sino más bien como un desafío, Itachi osciló sobre su eje a Celik y sin más se arrojó contra el Príncipe del infierno que le sostuvo la mirada e imitó su actuar, deformando la daga que sostenía en su mano derecha y que se convirtió en una espada que chocó contra la del semidios, intentando abalanzarse contra él y tocarlo para herirlo con su sangre venenosa; pero siendo un ser igualmente sobrenatural, Itachi tuvo cuidado en evadirlo lo más rápido que le fue posible, pero no solo por su sangre venenosa sino porque, como criatura sobrenatural, Asmodeus fácilmente podría dislocarle o romperle cualquier hueso del cuerpo con solo tocarlo por el control o manipulación que podía ejercer sobre las cosas. El resto de los bandidos presente son dudaron en unirse a la batalla en apoyo de su señor, dificultando el enfrentamiento al semidios, que agradeció tener a Naruto espalda con espalda, apoyándolo e intentando neutralizar lo mejor posible a esos sujetos, mas tratando de noquearlos y no matarlos…


Lord Sasuke siempre me deja atrás últimamente, todo por causa de Sakura, reflexionó Suigetsu ya que hasta ahora el día no había ido en absoluto como esperaría, teniendo una expresión severa en el rostro y sentado sobre el tronco de un árbol caído, con las manos ceremoniosamente dentro de las mangas de su túnica, observando a Sakura mientras esta acariciaba el pelaje de Aoda quien se mostraba como un dócil potrillo bajo su tacto; el Hozuki desearía hacer algo más emocionante y acompañar a su señor en la batalla que posiblemente estuviera librando, pero él le había encomendado proteger y cuidar de Sakura en tanto que no lo requiriera a su lado, un prospecto nada interesante para el peliceleste que continuaba sintiendo inevitable desprecio por los humanos, y si toleraba a la joven pelirosa únicamente por deseo de su señor. Debería deshacerse de ella, esa humana solo ocasiona problemas, ajena a los pensamientos del señor Suigetsu mientras acariciaba el pelaje de Aoda, Sakura portaba un elegante vestido de seda viridian de escote redondo que tenía debajo un falso escote en V, mangas ceñidas hasta los codos donde se tornaban holgadas y traslucidas, y falda de velo; encima una chaqueta sin mangas de igual color, y escote en V escasamente cerrada a la altura del vientre, decorada por escamas de plata en todo el contorno interior, con sus largos rizos rosados cayendo sobre su hombro derecho y tras su espalda, peinado por un broche de oro y zafiros en forma de pluma de pavo real.

—Señor Suigetsu— llamó la Haruno volviendo la mirada hacia el leal servidor de su señor, y su guardián en ese momento. —¿Lord Sasuke fue a buscar a Itachi para comprobar lo que le dijo el señor Sarutobi?— inquirió siendo la única razón que explicaba la ausencia de su señor.

—Todo parece indicar que sí— afirmó el Hozuki, debiendo conformarse con ello —eres muy perceptiva, niña— celebró reconociendo su inteligencia pese a lo joven que era.

—Dígame, señor Suigetsu, ¿Cómo es Itachi?— preguntó Sakura, sintiendo inevitable curiosidad de alguien a quien no conocía y sabía que era hermano de su señor.

—Es una larga historia, te aburrirás si te la cuento— desestimó Suigetsu ya pudiendo anticiparlo debido a su juventud.

—Por favor, cuénteme— insistió la pelirosa, alejándose de Aoda y corriendo a sentarse delante del peliceleste para escucharlo.

Incluso entre los inmortales, la mayoría de los jóvenes de la edad de Sakura acostumbraban a desestimar el conocimiento de sus mayores, desentendiéndose de la vida y tomando sus propias decisiones hasta errar lo suficiente por su cuenta para saber que necesitarían ayuda o guía, y naturalmente Suigetsu prefería no perder el tiempo pese a ser todo un erudito si de conocimiento se trataba, habiendo forjado gran parte de los conocimientos de lord Sasuke como su mentor y compañero de batallas al mismo tiempo...pero debió reconocer que lo tomó desprevenido el genuino y gran interés de Sakura quien aguardó sentada delante de él a que hablara. La historia siempre le había interesado a Sakura desde que era niña, su madre le había inculcado la disciplina muy severamente esperando que se convirtiera en una dama respetable desde su más temprana infancia y de una u otra forma Sakura le había tomado afecto a esa asignatura igual que a literatura, por lo que prestar atención al señor Suigetsu fue todo un placer para aprender más sobre lord Sasuke y lo que lo rodeaba, y que a ella le resultaba fascinante. Esbozando una ligera sonrisa, siempre sorprendiéndose del actuar de Sakura y comenzando a entender el afecto que lord Sasuke sentía por ella, Suigetsu carraspeó para aclararse la garganta y sin más comenzó a relatar a la curiosa pelirosa todo cuanto sabia de la historia y conflicto entre lord Sasuke y su hermano Itachi, comenzando con la historia del clan de los dioses perro…

Para relatar una historia, había que empezar por el principio.


Itachi gruñó furioso e intentando acertar con la hoja de Celik o tan siquiera rozar a Asmodeus para obtener algo de ventaja, pero se encontró frustrándose momento a momento, convirtiéndose en una especie de juguete para el Príncipe del infierno y perdiendo el tiempo, ya que este solo hacía alarde de su descomunal fuerza y que hacía grietas en el suelo ante cada ataque que evitaba, moviéndose a gran velocidad al evadirlo, apenas siendo un borrón delante de sus ojos y que parecía superar el estándar del sonido. A esto se debían agregar los demás bandidos—más de veinte, unos treinta aproximadamente—que también se habían arrojado a la batalla en apoyo del demonio y su señor, entreteniendo o intentando ocupar al semidiós y en especial al fraile que en vano intentaba golpearlos, no queriendo tomar sus vidas…hasta que finalmente y creyendo que la batalla había durado mucho, Asmodeus materializó una oscura esfera de color gris en su mano derecha y la arrojó al aire, deteniéndose esta entre el fraile y el semidiós, elevando una especie de pared invisible y sólida como el hielo más duro que los separó de inmediato, a una altura infinita—ni soñando intentar treparla—, apenas y dando tiempo a los bandidos a retirarse al lado de su señor y evitar quedar atrapados. Jadeando en medio de la agitación de la batalla, Itachi no entendió inicialmente lo que estaba pasando, acercándose al muro y sobre el que apoyó sus manos—aun sin regresar a Celik a su funda—, palpando la dura superficie, pero no viendo punto infranqueable que pudiera atacar.

—¿Te gusta mi truco?— preguntó Asmodeus, recibiendo un gruñido del semidiós como respuesta mientras este intentaba cortar el muro con su espada. —Intenta lo que quieras, no podrás cruzar, serás un inocente espectador de todo lo que haga— declaró manteniendo la sonrisa arrogante en su rostro. —Los seres inferiores como tú no merecen otra cosa— agregó antes de dar la espalda al muro con desdén. —Ni se les ocurra soltarlo, es un peligro, llévenlo por allá— instruyó a dos de sus bandidos que habían logrado apresar al fraile, anudándole las manos a la espalda. —Y tráiganme a una de esas mujeres— ordenó teniendo deseos de robar la pureza de esas jóvenes.

Naruto sabía que el error era suyo, por un lado había subestimado a sus enemigos por ser humanos y se había negado a tomar sus vidas empleando sus poderes congelantes, pero por otro lado también sentía miedo y un abrumador respeto por tener delante a un Príncipe del infierno, la culminación del mal que había estudiado en sus años bajo la tutela de sacerdotes expertos en exorcismos y por ende tenía claro que Asmodeus no era un enemigo al que se pudiera enfrentar con simple voluntad, retorciéndose pero no pudiendo protestar mientras los bandidos lo llevaban a una especie de patio abierto de una de las casas y donde se encontraban el resto de las mujeres de la villa, amarradas de pies y manos para no poder escapar y entre quienes uno de los bandidos eligió a una joven de no más de quince años. El bandido llevó a la joven hacia donde se encontraba de pie su señor y quien no tuvo problema en desnudar a la joven con la mirada, viéndola estremecer de miedo que era la emoción que más le gustaba contemplar, acercándose a la joven y desabrochando despreocupadamente el escote de su vestido entre quedos sollozos de la joven y silbidos de sus subordinados un instante antes de que una flecha impactara en su dirección, con él evitándola únicamente al hacerse a un lado en el último momento. Los ojos de Izumi, cargados de furia, se enfocaron inmediatamente en Itachi a quien podía ver a través de la pared de cristal o lo que fuera, y luego en Asmodeus mientras tensaba su arco y le apuntaba.

—¡Izumi, vete!— gritó Itachi del otro lado del muro y sintiendo que le hervía la sangre por no poder ayudarla, golpeando la pared con sus puños, pero sin lograr nada.

—Que interesante, una wiccan— reconoció Asmodeus observándola de arriba abajo.

—Izumi, no intentes atacarlo, no es humano— previno Naruto, removiendo en vano sus manos atadas al poste a su espalda.

—¡Ya lo sé!— obvió Izumi alzando la voz, —pero no puedo quedarme sin hacer nada— agregó antes de soltar la flecha que casi impactó con el demonio, ya que este retrocedió un paso en el último instante.

—Verdaderamente admirable, nunca presencie un poder así— celebró el Príncipe del Infierno aplaudiendo el talento y poder de la joven. —Pero si fuera tú, no atacaría, o podría usar mis poderes y deshacerme de este semidiós y todo lo que hay aquí; intuyó que no quieres eso, ¿verdad?— amenazó alzando sus manos en que se materializaron dos grandes llamas de color azul grisáceo como prueba, y ante lo que ella bajo irremediablemente su arco. —Tráiganmela— ordenó volviéndose hacia una de las casas, queriendo tener privacidad con ella.

—¡Suéltenme!, ¡Déjenme!— protestó la wiccan de inmediato, luchando con los bandidos la sujetaron de ambos brazos para hacer que se moviera.

Proveniente del siglo XXI, era mucho más fácil para Izumi el protestar por lo que consideraba una mala conducta o algo indignante pese a la diferencia de tiempo, por lo que resultó la admirable la forma en que protestó contra el agarre de los bandidos, soltando su arco en el proceso y gruñendo como una fiera, zafándose brevemente del agarre de estos que tuvieron que ser ayudados por otro dos hombres que la sujetaron de las piernas para impedirle escapar, aunque ella sabía que no podía mientras era ingresada a la fuerza en la casa, bufando como una fiera y sintiendo que la puerta se cerraba a su espalda; esa sola visión hizo enfurecer y temblar de angustia a Itachi quien respiró profundamente, sintiendo como una especie de fuego crecía en su interior. Queriendo salir corriendo en ese momento, Izumi tuvo que acercar sus pasos al Príncipe del infierno, temiendo que le hiciera algo malo a Itachi, pero apretando los puños en todo momento mientras Asmodeus la devoraba con la mirada haciéndola sentir repulsión; había leído más de un libro, entre ellos una traducción del Corán y aprendido quien era Asmodeus, el demonio que representaba la lujuria, quien desencadenaba todos los deseos sexuales impuros en los hombres, aquellos deseos que causaban que el alma fuera condenada al segundo círculo del infierno—de acuerdo al texto de la Divina Comedia—, y era también una entidad que disfrutaba de la infidelidad y la destrucción de matrimonios y/o noviazgos, el corruptor de vírgenes inocentes y por primera vez Izumi lamentó enormemente serlo aun.

—Eres muy hermosa— reconoció Asmodeus, alzando una mano al aire y trazando el rostro de la wiccan. —No tienes miedo, eso es nuevo— celebró al ver que ella le sostenía la mirada, desafiante. —Sabes quién soy— dedujo por su osado actuar.

—Sí, he escuchado de ti; Asmodeus, el demonio de la lujuria, el corruptor de inocentes— asintió Izumi con voz seria y sin permitirse exteriorizar temor o nervios.

—Si me conoces tan bien, sabrás lo que quiero de ti— obvió el Príncipe del Infierno, despojándose del abrigo y que arrojó al suelo, prefiriendo ir directo al punto.

—No obtendrás nada de mí, ni por las buenas ni por las malas— aseguró la wiccan, no estando de acuerdo en absoluto en ser complaciente o sumisa.

—Eso quiero verlo— desafió Asmodeus cerrando la distancia entre ellos y envolviendo sus brazos alrededor de su estrecha cintura. —La pureza de una wiccan es un placer que no puedo desperdiciar— y su gran belleza la hacía una tentación aún mayor.

El atractivo exterior humano que mostraba Asmodeus, sujetando el escote de su blusa y que rompió sin miramientos, era solo una fachada al igual que sus aparentemente buenos modales, todo para manipular a las personas a su antojo, y ella no iba ceder sin importar que, porque desearía compartir su primera vez solo con una persona, pero aparentemente eso no sería posible. Izumi aún tenía muy presente como había sido el momento en que Itachi—inconsciente luego de su enfrentamiento con Danzo el dios dragón—le había desgarrado la ropa y recorrido su piel con sus labios, nunca podría olvidar el deseo que había sentido y lo que ello había despertado en su ser por él, pero en contraste todo lo que sintió en ese momento fue asco, cerrando los ojos e intentando golpear con sus manos a Asmodeus y alejarlo de sí, pero este solo le retuvo las muñecas y recorrió su cuello y escote con sus labios de forma agresiva, palpando su piel como si tuviera derecho sobre ella, pero Izumi se negó a sollozar o demostrar miedo, solo cerrando los ojos y deseando que si algo tan horrible fuera a suceder, terminase rápido. Aunque forzado a permanecer en el exterior y del otro lado de aquel maldito muro transparente como el mejor cristal, Itachi estampó una y otra vez sus manos contra la superficie hasta sentir que se hería los nudillos, apretando los ojos y sintiendo que iba volverse loco, imaginando lo que ese maldito demonio podía estarle haciendo a Izumi y que solo confirmó cuando sintió el aroma de sus lágrimas contra el aire, dejándose cegar completamente por la rabia y la impotencia…

—¡No!— gritó Itachi totalmente desesperado, un segundo antes de caer en la inconsciencia y ante lo que su voz se convirtió en un gruñido.


Removiendo sus manos atadas al poste a su espalda y rodeado de mujeres sollozantes que lo veían como su única esperanza—como hombre al ser mucho más fuerte que ellas y encima de todo hombre de fe, lo que lo hacía teóricamente invulnerable—, Naruto en vano intentó cortar las cuerdas que mantenían atadas sus manos, ya que las cuerdas eran demasiado gruesas y ni su insistencia parecía poder conseguir cortarlas, además de que la posición no lo favorecía en nada, mas eso no quería decir que fuera a darse por vencido. Sabiendo cómo moverse en casi todos los territorios en que pudiera encontrase, Hinata se ocultó detrás de un granero, valiéndose de las sombras que este proyectaba y camuflándose con sus oscuras ropas, usando la oz en su espalda y golpeando en la cabeza a uno de los bandidos para hacerlo caer inconsciente, evitando que este cayera ruidosamente y moviéndose velozmente hacia otro, repitiendo el proceso al tomarlos desprevenidos, y a quienes no conseguía interceptar, los enfrentó lo más brevemente posible, quitándole el aliento con una seca patada en el estómago y un inhabilitante golpe en la nuca. Cuando finalmente su presencia no consiguió pasar más inadvertida para los bandidos, Hinata no dudo ni un instante en desenfundar la espada que pendía de su fajín, empuñando esta y la oz en su otra mano, mientras veía como los demás bandidos la rodeaban salvo un par que continuó custodiando a las mujeres prisioneras y a Naruto, que se emocionó al verla.

—¡Hinata!— reconoció el Uzumaki, observándola entre feliz y preocupado por su llegada.

—¿Dónde está Itachi?— preguntó la Hyuga sin descuidar su espalda y noqueando con un golpe a palma abierta a uno de los bandidos que se arrojó contra ella.

—Del otro lado, pero no podremos liberarlo sin deshacernos ese demonio— contestó Naruto señalando el muro antes transparente creado por Asmodeus y que se había vuelto solido con el pasar de los minutos.

—El anciano y su nieto dijeron que su nombre es Asmodeus, si es así…— comentó Hinata, habiendo sentido un escalofrió con solo escuchar aquel nombre.

—Es un Príncipe del infierno, no hay oportunidad contra él— confirmó el rubio, completando sus palabras, —y tiene a Izumi— agregó haciendo palidecer a Hinata del miedo y la preocupación, aunque él no pudo notarlo desde su lugar.

Del otro lado del muro de cristal—eso parecía, siendo más sólido que cualquier muro creado por el hombre al estar conformado por la energía demoniaca de Asmodeus—, Itachi sintió que había llegado a su límite y siendo prisionero de aquel lugar, presionando fuertemente sus dos manos sobre la superficie del muro con un grito feroz y semejante al gruñido de un perro furioso, encontrándose de hecho más furioso que nunca y haciendo que finalmente el muro comenzara a resquebrajarse delante de los ahora carmesí ojos del semidiós que sin embargo no reparó en el enfrentamiento que tenía lugar sino que de inmediato dirigió sus pazos—cargados de un portento intimidante que sirvió de distracción a los bandidos, y ante lo que Naruto finalmente logró zafar una de sus piernas de la cuerdas, golpeándolo a uno y quitándole la daga que sostuvo entre sus dientes para cortar sus ataduras—hacia la casa en que sabía se encontraba Izumi. Su mente estaba en blanco, no había ni una idea coherente, todo era simplemente actuar y no pensar ya que nuevamente su consciencia se encontraba suprimida debido al despertar de su sangre divina; no pudiendo luchar pues no serviría de nada, a punto de gritar de incomodidad y malestar cuando sintió que Asmodeus mordía la piel a su paso, deslizando su blusa por sus hombros, Izumi fue sobresaltada por el abrupto ruido de la puerta haciéndose trizas e Itachi ingresó un instante después observando furioso al Príncipe del infierno quien se mostró tanto sorprendido como intrigado, dando tiempo a Izumi de acomodarse torpemente su blusa.

—¡Itachi!— reconoció la wiccan, agradeciendo infinitamente su presencia y corriendo junto a él mientras este observaba fieramente al Príncipe del Infierno.

—Reconozco tu fuerza, semidiós, superas todo lo que he visto antes— halagó Asmodeus sorprendido de que se hubiera deshecho del solido muro compuesto por su energía demoniaca, —pero tu insensatez me hace reír— difirió prontamente. —Soy un príncipe del infierno, no me mataras sin importar que hagas— era un inmortal.

—No, pero puede regresarte al infierno— obvió Izumi situando a la diestra del semidiós como silente apoyo, porque necesitaban trabajar juntos para lograrlo.

No consintiendo que el semidiós y la wiccan—que dejo de resultarle tan hermosa y apetecible por sus intenciones—lo regresaran al Infierno, donde era vasallo del poderoso Príncipe de las Tinieblas, Asmodeus emitió un grotesco alarido que habría ensordecido a cualquiera y que pareció evocar una poderosa ráfaga de viento que alejo de golpe al Itachi e Izumi, ella chocando de espaldas con la pared de la casa a su espalda y que se sintió tambalear evidenciando el poder de Príncipe del Infierno, pero Itachi—dominado por sus instintos y no por su razón—no y quien usó cada gramo de su fuerza aumentada por su sangre divina para acercarse a Asmodeus a quien consigió tomar del cuello y estrangularlo, viendo fisuras aparecer del cascaron que era su falsa apariencia humana, pero él no podría dar el golpe fatal ni siendo un dios en ese momento, pese a creer serlo al estar dominado por sus instintos. Reaccionando y sin olvidar que no disponían de mucho tiempo, Izumi unió sus manos delante de sus labios, pronunciando una oración apenas audible, haciendo que la luz del sol materializarse en estas como había aprendido en el último tiempo, y reflejando esta luz hacia Asmodeus que volvió a emitir aquel alarido, mientras ella dibujaba frente a este el que dibujo una estrella de cinco puntas que simbolizaba los cuatro elementos y rodeada de un círculo, que terminó de quemar y consumir su falso cuerpo humano, exponiendo el espíritu dentro de este y que se desvaneció al instante.

—Itachi…— suspiró Izumi volteando a ver al semidiós que se acercó velozmente a ella, acunando su rostro entre sus manos y olisqueándola superficialmente a la par que, recorriéndola con la mirada, como si quisiera confirmar que ella se encontraba bien. —Estoy bien, tranquilo— sosegó mientras él sostenía una de sus manos y la acercaba a sus labios viendo un corte en la palma.

Debía de haberse cortado mientras forcejeaba con los bandidos que la habían presentado ante Asmodeus, y no lo había sentido debido al temor y la preocupación, pero Itachi si lo notó, lamiendo el contorno de su herida con su lengua como si fuera un perro y haciéndola estremecer de los pies a la cabeza, sintiendo un hormigueo en la palma de su mano y un segundo después siendo abordada por un demandante beso del semidiós que devoró sus labios y recorrió el interior de su boca con su lengua, haciéndole sentir el sabor de su propia sangre y quitándole el aliento. Rompiendo el beso ante la falta de aire y queriendo reunirse con sus amigos, Izumi haló de la mano de Itachi, guiándolo hacia el exterior, y tan pronto como cruzaron la puerta—sabiendo a Izumi a salvo—, el semidiós enfocó toda su atención en los bandidos humanos que habían servido a Asmodeus, acercándose a ellos con andar lento y digno de comparar con el de un perro que veía ante sí una presa insignificante pero que de cualquier forma deseaba eliminar, tomando un cuchillo al azar del suelo y manchado de sangre con el que jugó entre sus manos, esbozando una sonrisa ladina mientras veía el miedo en los rostros de aquellos hombres y que comenzaron a suplicar por sus vidas sin que él tuviera que hacer nada. Los gestos tan crueles, y hasta entonces desconocidos, de Itachi hicieron estremecer a Izumi quien intercaló su mirada entre él y los bandidos al igual que sus amigos, no sabiendo que iba a hacer o en qué momento.

—No nos lastime, señor— pidió uno de los bandidos con voz temblorosa.

—Obedecíamos órdenes, no nos mate, por favor— suplicó un segundo a punto de sollozar.

—Escúchalos, te piden que los perdones— intervino Hinata, no creyendo prudente el tomar las vidas de esos sujetos por muy criminales que fuesen.

—Itachi, tienes que reaccionar, no hagas algo de lo que puedas arrepentirte— aconsejó Izumi con voz muy seria, no sabiendo cómo hacer para que reaccionara.

—No está escuchando a Izumi— notó Naruto con disimulado pavor, entendiendo el peligro real que corrían debido a ello.

Con anterioridad Itachi había tenido problemas debido a su sangre divina y había viajado para ver a Jiraiya precisamente para encontrar respuestas, pero esto no se resolvería sin beber determinada cantidad de sangre humana y de strigoi, ¿Qué se suponía que hicieran en esa situación a la que de una u otra forma Itachi los había empujado debido a su terquedad? Está riéndose, hay que hacer algo o va a matarlos, comprendió Izumi sintiendo un abrumador escalofrío de la cabeza hasta los pies, no pudiendo quedarse ahí y observando simplemente pese a no tener claro si Itachi haría lo que ella se temía, siendo interrumpida por el semidiós que—para su incredulidad y de sus amigos—dio un paso al frente, cortándole la yugular al primero de los bandidos y que cayó al suelo ahogándose con su propia sangre; la escena no pareció afectar en lo absoluto a Itachi aunque parte de la sangre del bandido salpicara sus manos y su rostro, es más, incluso pareció como si la sonrisa de arrogancia en su rostro se intensificara, ante lo que no dudo en volver a actuar, tomando velozmente las vidas de los demás bandidos y regocijándose aparentemente con las suplicas y gritos de piedad que escuchaba de estos, sintiendo el poder de poder tomar una vida y más si estos se habían atrevido a siquiera tocar a su compañera contra su voluntad mientras él se había encontrado vulnerable. Absolutamente paralizada en su lugar y observando aquella masacre, Izumi sintió como le temblaban las manos y deseó correr a abrazar a Itachi y detenerlo, pero eso no serviría porque él no la estaba escuchando.

Ese no era él, no podía ser él.


—¡Itachi ya basta!— gritó Izumi por fin y tras ver al último de los bandidos caer muerto, no tolerando que el siguiera actuando de ese modo.

Aunque completamente paralizada ante la que era la escena más sangrienta que hubiera presenciado en su vida, Izumi sentía haber llegado a su límite. Dejando caer la daga que había sostenido en su mano derecha, recubierta de sangre como sus propias manos, el semidiós volvió la mirada por sobre su hombro y lentamente se volvió hacia Izumi y sus amigos, no con intenciones de que estos se convirtieran en sus nuevas víctimas sino más bien como si el grito de la wiccan lo hubiera hecho reaccionar, pero esto fue solo una trise Ilusión, Izumi tontamente creyó por un momento que Itachi la había escuchado, pero pronto se dio cuenta que en realidad no la estaba viendo a ella cuando escuchó un coro de murmullos y jadeos de sorpresa provenientes de los labios de las mujeres presentes, ¿El motivo? La presencia de un ser demasiado etéreo y atractivo para pasar desapercibido y cuyo portento al caminar dejaba en nada a Itachi que desenfundó mecánicamente a Celik mientras le sostenía en la mirada, reconociéndolo como el enemigo o adversario digno que quería al tratarse de un dios, y no uno cualquiera sino que perteneciente a su mismo clan, su sangre literalmente se lo gritaba. Siempre pragmático e imperturbable, Sasuke observó a su hermano menor de lo pies a la cabeza, buscando sentirse intimidado por el potente halito semejante a la presencia que solo un dios podía manifestar…pero nada de eso sucedió, saber a su hermano una simple víctima de las circunstancias hizo que le tuviera lastima.

—Por fin puedo ver lo que te sucede con mis propios ojos, y no me impresionas, hermano— habló Sasuke finalmente, observándolo con indiferencia. —Pero si quieres pelear, adelante— consintió nunca rechazando un enfrentamiento.

Rechazar una pelea no era el estilo de Sasuke sino lo contrario, era él quien provocaba que sus enemigos salieran huyendo con su sola presencia, aunque ese nunca había sido el caso de su hermano menor pese a la gran diferencia de poderes entre ambos pese a que uno fuese un dios y que el otro solo fuera en parte dios y en parte humano, y ahora no fue diferente mientras este empuñaba a Celik en su mano derecha y se arrojaba contra él, ante lo que Sasuke desenfundó a Savas delante del sorprendido grupo y la chocó despreocupadamente contra la espada de su hermano que respondió hábilmente golpe con golpe, como si hubiera adoptado mayor maestría con la espada debido a sus instintos de inmortal y lo peor es que ni siquiera era consciente de ello. Moviendo su espada en dirección a su hermano menor, Sasuke disimuló una sonrisa ante sus agudos sentidos para evadir cada uno de sus ataques, e inconscientemente Itachi hizo lo mismo, oscilando la hoja de Celik en dirección a su hermano que le sujetó el brazo derecho por largos segundos, ambos sosteniéndose la mirada el uno al otro, realmente parecía que Itachi hubiera perdido el miedo de poder morir en manos de su hermano y por lo que no soltó a Celik pese a todos los esfuerzos que Sasuke hiciera porque el dolor lo llevara a reaccionar, mas no fue así y eso resultó ridículo a entender del Lord de las Tierras del Oeste, que lo alejó con un fuerte y seco golpe en el lado izquierdo del torso, desconcertando lo suficiente a su hermanito para que este soltara a Celik, pero no para que desistiera de pelear, volviendo a arrojarse contra él.

—Itachi, has perdido el sentido del miedo, la sangre humana en tus venas nubla el juicio de dios que deberías tener; perderás la noción de quién eres y pelearas hasta morir— vaticinó Sasuke evadiéndolo sin esfuerzo y repitiendo las palabras del astrologo Hiruzen. —Me das lastima— confesó estoicamente y sin inmutarse en absoluto. —Hermano, en estos momentos no eres un verdadero dios cómo crees, tan solo eres un mestizo, ¡Date cuenta!— espetó tomándolo del cuello con una mano, solo que para su sorpresa su hermano hizo lo mismo. —Itachi, eres un semidiós, ¡Compórtate como lo que eres!— insistió arrojándolo al otro lado de la villa.

Siendo un dios y teniendo una fuerza sobrehumana, Sasuke supo que la cabeza de su hermano—con debilidades humanas, superiores al promedio en fortaleza y resistencia, pero humanas al fin y al cabo—había impactado con algo aunque no lo viera, por lo que no tardó en materializarse a un par de pasos de él, observándolo seriamente mientras se encontraba inconsciente, habiendo chocado su cabeza contra el abrevadero de roca, contundente y necesario porque de otro modo su enfrentamiento se habría prolongado obligándolo a tener que lastimar más a su hermano para detenerlo, y no quería eso en absoluto. Esperando y observando a su hermano a una distancia prudente, Sasuke volvió la mirada sobre su hombro, viendo a Izumi correr velozmente hasta arrodillarse junto a Itachi cuyo rostro acunó entre sus manos, queriendo comprobar si es que él se encontraba bien y parecía estarlo; su pulso era estable, su respiración pacifica como sus facciones y aparentemente solo se encontraba inocente, pero eso no la tranquilizo en absoluto. Respirando agitada por correr lo más rápido que le habían permitido sus piernas, Izumi ignoró el ardor en sus rodillas por inclinarse tan rápidamente junto a Itachi para comprobar cómo se encontraba, interiormente agradeció ser buena corriendo pues eso le permitió llegar junto a Itachi antes que Naruto o Hinata cuyos veloces pasos no tardó en escuchar aproximarse, pero se encontraba única y completamente concentrada en su inconsciente semidiós, en nada más mientras acariciaba su rostro.

—Itachi…— suspiró Izumi acariciando el rostro del semidiós una última vez antes de volver la mirada hacia el lord de las Tierras del Oeste. —No te le acerques— espetó duramente a modo de advertencia.

—Si estas tan preocupada por él, haz que despierte y comprueba si recupero el control sobre sí mismo— aconsejó Sasuke para desconcierto de ella, —de no ser así, podría atacarlos— agregó mientras el fraile y la sicaria se situaban de pie junto a la wiccan.

—Sasuke, hace un momento pudiste matarlo, pero lo único que hiciste fue alejarlo— comprendió Naruto verbalizando las preguntas de todos. —¿Por qué no le hiciste nada? Se supone que lo odias— evidencio mientras le sostenía la mirada al lord de las Tierras del Oeste. —Dudo que ahora haya nacido el amor por tu medio hermano— eso era poco común, incluso entre los seres humanos.

—Nunca he dicho que lo odie— aclaró para sorpresa de los humanos. —Me guste o no y a él; somos hermanos, hijos del mismo padre. Nosotros los dioses no somos tan bajos como los humanos, ensuciaría el nombre de nuestra familia y el mío si me manchara las manos con su sangre— puntualizó muy seriamente. —Además, de nada me sirve acabar con alguien que ni siquiera sabe quién es—esa no era su forma de pelear.

Itachi nunca lo había sabido, pero mientras crecía y cuando menos una vez por año, Sasuke rastreaba su ubicación y vigilaba como se encontraba por alrededor de un mes completo y luego volvía a mantener las distancias al ver que su hermanito podía cuidar perfectamente de sí mismo mientras pasaba de niño a hombre, le enorgullecía saber que el hijo menor de su fallecido padre era digno de la sangre que corría por sus venas, pero al mismo tiempo y por ello Sasuke nunca había intervenido en la vida temprana de su hermano porque Itachi necesitaba volverse fuerte por su cuenta, no podía depender de todos los demás para salvarlo, de otro modo nunca se convertiría en un guerrero digno. No teniendo nada más que hacer en aquel lugar, Sasuke dio la espalda al grupo y sin más se retiró con su característico andar lento y cargado de dignidad, para el mundo exterior podía parecer que Sasuke era cruel por ignorar tan fríamente a su hermano menor, pero solo lo hacía porque confiaba en él y en sus propias capacidades, y quería fortalecerlo al darle su propio espacio. Siguiendo con la mirada a Sasuke sin entender del todo porque actuaba de ese modo si decía no odiar a su hermano, Izumi eligió darle el beneficio de la duda y creer en él como un futuro aliado para posibles eventualidades; sus pensamientos fueron interrumpido por un ligero quejido que la hizo reaccionar, volviendo su atención hacia Itachi quien abrió lentamente los ojos, visiblemente desorientado pero habiendo recobrado el control sobre sí mismo, gracias a Sasuke ya sea que lo quisieran aceptar o no…


Pese a sus reservas iniciales, Suigetsu debía confesar que se encontraba simplemente extasiado y conquistado por tener una oyente tan atenta como Sakura, aun sentado en el mismo tronco del árbol que—lo que parecían ser—horas atrás y teniendo delante a Sakura quien se encontraba ligeramente recostada sobre la hierba y con las manos debajo de su mentón mientras lo escuchaba en todo momento, teniendo una expresión ávida de conocimiento y feliz de aquello que ya había aprendido, con Aoda a un costado de ellos y alimentándose de hierba despreocupadamente. Curtido en las intrigas de la corte de los dioses perro—desde hace siglos al igual que su señor—y en la política como Primer Ministro de lord Sasuke y mano derecha en todas sus decisiones, hasta el momento presente Suigetsu no había tenido ocasión de volver a ser un mentor para nadie, lord Sasuke ya era incluso más sabio que él mismo, pero poder brindar sus conocimientos y guía a Sakura fue una experiencia por demás satisfactoria para el Hozuki. En silencio hasta ese momento y habiendo interrumpido al señor Suigetsu en contadas ocasiones por preguntas que él no había dudado en responder, Sakura apretó sus manos debajo de su mentón y observando a la nada por un instante, temiendo formular la incógnita que había en su mente pero que no se había atrevido a verbalizar en presencia de lord Sasuke por temor a ofenderlo, ¿El señor Suigetsu la reprendería por preguntarlo? Solo había una forma de saberlo:

—Señor Suigetsu, ¿Puedo preguntarle algo más?— inició la Haruno luego de que el señor Suigetsu hubiera finalizado con su relato. —¿Por qué lord Sasuke no usa su brazo izquierdo?, ¿Hay alguna razón?— preguntó notando una expresión de inmediata incomodidad en él y entendiendo que se trataba de un tema sensible

—Pues, la verdad es que...lord Sasuke lo perdió en una batalla— respondió el Hozuki, entendiendo que no podía mantener a la joven en la ignorancia si viajaba con ellos.

—¿Perdió el brazo? Pero, ¿Cómo?— jadeó la pelirosa absolutamente incrédula de lo que oía.

En su mente era sencillamente inverosímil que lord Sasuke, el todo poderoso dios perro y lord de las Tierras del Oeste, hubiera sido vencido por un enemigo—pues le parecía invencible desde que lo conocía—y todavía más que este hubiera tenido la osadía de cobrarse su brazo derecho como trofeo, ¿Quién se había atrevido a hacer algo así? Él no merecía semejante indignidad y la pelirosa no pudo evitar sentir culpa e ira hacia sí misma por haber formulado esa pregunta en primer lugar, entendiendo si su señor nunca hubiera querido hablar del tema. Suigetsu estuvo a punto de decir algo más, no sabiendo cómo explicar aquella situación a una chica de solo doce o trece años y que era ajena al mundo de las batallas como fémina que era, pero no tuvo necesidad de hacerlo, advirtiendo anticipadamente la llegada de su señor, irguiéndose de inmediato y en consecuencia Sakura no tardó en imitarlo, aunque no entendió le motivo hasta que vio a lord Sasuke aparecer entre la espesura del bosque, corriendo hacia él de inmediato y sujetándose la falda del vestido para no tropezar. Habiendo escuchado parte de la conversación debido a su agudo sentido del oído, pero entendiendo la curiosidad de Sakura, Sasuke no tuvo nada que reprocharle a Suigetsu, tranquilizándolo al intercambiar una mirada con él y viéndolo respirar más tranquilo, pero interiormente no sabía que es lo que Sakura pensase de él y si es que la había decepcionado en cierto modo por no ser lo que ella creía que era.

—Lord Sasuke, regreso— celebró Sakura deteniéndose frente a él y no atreviéndose a abrazarlo, sabiendo contenerse.

—Sakura, ¿Has sido una buena niña?— preguntó Sasuke, sabiendo que ella siempre era capaz de comportarse irreprochablemente.

—Sí, mi señor, nos quedamos esperándolo, y escuchando las historias del señor Suigetsu— confirmó la Haruno manteniendo su sonrisa.

—Bien— asintió el Uchiha, recobrando parte de la calma al verla. —Continuemos con nuestro camino— decidió teniendo terreno que cubrir y monitorear.

Era una debilidad y Sasuke lo sabía, pero el rostro de dulce sonreír de Sakura lo hacía sentir tranquilo, su inocencia y compañía le recordaban que aún no entendía todo del mundo, que había rarezas que merecía la pena conocer y respetar y que el poder no era todo como lo había creído antes de conocerla, ella era el recordatorio constante de que cualquier problema o adversidad era la invitación a una solución…¿Acaso su hermano sentiría lo mismo cuando estaba con sus amigos y con esa wiccan llamada Izumi? Volviendo la espalda a Sakura y Suigetsu, Sasuke volvió a internarse en el bosque, sintiendo los pasos del Hozuki situarse prontamente a su derecha y un par de pasos detrás, los de Aoda a cuyo lomó monto Sakura de lado, volviendo a su normalidad y a su continuo rastreo de toda señal que pudiera indicar el paradero de Orochimaru o el inevitable enfrentamiento con el clan de los dioses dragón. Con su mente dividida en el momento presente y en Sakura a quien debía proteger como de costumbre, ahora se sumó una nueva división que fue su preocupación por su hermano, interiormente reprochaba la tozudez de Itachi de no buscar solucionar su problema antes que continuar con la búsqueda de los fragmentos, pero interiormente esperaba que él recapacitara y sus amigos lo persuadieran de hacer lo correcto, o de otro modo Itachi podría perderlos en el fragor de otra batalla si no tenía cuidado con su sangre, por lo que debería dirigirse al territorio de los strigoi cuanto antes.

Y Sasuke no quería que su hermano acabara perdiendo el juicio.


Al despertar, Itachi se había encontrado con la dura y grotesca realidad de lo que había hecho, pero no teniendo recuerdo alguno y lo que solo le revolvió el estómago, viendo y sintiendo el aroma de la sangre que manchaba sus manos, sintiéndose como un monstruo…y la exaltación de las mujeres sobrevivientes de la villa no consiguió aliviarlo, aun cuando estas le dieran desesperadamente las gracias por deshacerse de quienes habían perturbado su paz y liberarlas de ser esclavas de unos bandidos; no, Itachi seguía viéndose a sí mismo como un asesino, un monstruo, y por lo que apenas le fue posible se retiró al río más próximo, lavando la sangre de sus manos una y otra vez, no sintiendo que el olor se desvaneciera, desistiendo y tomando asiento a la orilla. Habiendo visto todo, Izumi tomó asiento junto a Itachi, observándolo entre preocupada y triste al mismo tiempo, teniéndole una toalla que el recibió sin decir nada; la wiccan se había cambiado de ropa luego de que su blusa hubiera sido desgarrada por Asmodeus, vistiendo ahora una holgada blusa verde musgo de cuello redondo y cotas mangas por encima de los codos, jeans azul claro ligeramente desgarrados a lo largo de las piernas, zapatillas deportivas blancas, con sus largos rizos castaños cayendo sobre sus hombros y tras su espalda, y alrededor de su cuello pendía su medallón con el fragmento de la Joya del Paraíso y que antes había llevado en su bolso por temor a volverse un objetivo, pero ahora elegía mantenerlo consigo.

—No es necesario que estés conmigo, lo sabes— habló Itachi finalmente y sin voltear a verla.

—Pero quiero hacerlo— obvió Izumi sin moverse de su lugar junto a él. —Itachi…— inició no soportando verlo tan triste y abatido.

—Quiero sentirme mal, realmente quiero hacerlo— interrumpió el semidiós visiblemente afectado y con su voz a punto de quebrarse, —pero no tengo idea de lo que hice— y eso le pesaba como nada que hubiera hecho antes.

Si ya antes había tenido severos problemas con estos presuntos "apagones" y lo que implicaba perder su consciencia y no saber lo que hacía, ahora Itachi se sentía como un náufrago sobre un flotante trozo de madera y no sabiendo nadar, remar o a donde ir...lo último que recordaba era la enorme impotencia de saber a Izumi en peligro en manos de aquel demonio, a punto de ser abusada y él no pudiendo hacer nada, ello simplemente había despertado algo dentro de él y suprimido su consciencia, el resto era un borrón en su mente...pero al momento de despertar se había encontrado con la masacre que había tomado la vida de los bandidos, teniendo las manos manchadas de sangre. Itachi había tomado vidas en otros momentos del pasado, para salvar a otros de la crueldad de opresores y no soportando las injusticias, pero nunca habiendo tomado vidas de forma tan desproporcionada y no pudiendo recordar nada, solo pensar en ello le revolvía el estómago y lo hacía sentir como un monstruo. No sabiendo que decir, deseando ayudar tanto a Itachi, Izumi situó una de sus manos sobre el hombro izquierdo del semidiós y con la otra busco a tientas la suya para entrelazarlas, demostrándole que era su deseo quedarse con él y que no lo veía como el monstruo que él creía ser en ese momento; sentía asco de solo recordar la forma en que Asmodeus la había visto y desgarrado su ropa, atreviéndose a tocarla de una forma en que ella solo quería que Itachi la tocara, y eso no había cambiado.

—Me repugna— Itachi bajo la mirada a sus manos, sintiendo asco de sí mismo. —Sigo sintiendo en mis manos el olor de la sangre de esos bandidos— no podía entender como ella soportaba estar a su lado y tocándolo.

—Itachi, lo que hiciste fue salvarnos, podríamos haber muerto— protestó Izumi no queriendo que se viese como un asesino cruel, porque no lo era. —La gente de la villa te dio las gracias, ¿Es que eso no vale nada? Fuiste un héroe— recordó intentando animarlo y elevar sus sentimientos.

—¿Cómo puedes decir que soy un héroe?— cuestionó el semidiós volviendo su mirada hacia ella. —Sí, te salve de ese sujeto, ¿Pero que hice después?— expuso y ante lo que ella apartó brevemente la mirada. —Tú lo viste, no finjas que no te asuste, porque sé que lo hice— cualquiera habría tenido miedo en su lugar.

—No tuve miedo, solo me sorprendió; lo que si me asusto fue que no me escucharas, que hicieras algo que te hiciera sentir así, como ahora— diferenció la wiccan no queriendo que él se hiciera una idea errónea. —Sabes que nunca tendría miedo de ti— mentó, no pudiendo albergar esa emoción hacia él.

—Lo sé— suspiró él, no pudiendo pensar mal de ella y apreciando infinitamente su compañía. —Pero esta no es la fuerza que quiero; no quiero ser esto— apretó fuertemente ambas manos, sintiendo asco y temor de sí mismo y sus actos.

—Encontraremos una solución, lo prometo— intentó sosegar ella, envolviendo sus brazos alrededor de él en un abrazo. —Nada de buscar fragmentos por ahora, ¿sí? Mañana tempranos iremos al territorio de los strigoi, y resolveremos todo esto— determinó solo queriendo pensar en él y en su bienestar.

—Gracias, Izumi— apreció Itachi, no alcanzando a expresar lo tranquilo y reconfortado que realmente se sentía junto y gracias a ella.

Había querido creer que podía lidiar con sus problemas solo y había querido creer que luego de resolver sus dudas al respecto todo podría solo volver a la normalidad, haber tenido a Izumi en sus brazos y volver a tener a sus amigos a su lado le devolvía la calma, había sentido que podía con todo, pero se había equivocado descomunalmente y ahora comenzaba a entender la profundidad de su error lo cual no dejaba de afectarlo más y más a cada momento, ¿Y si hubiera lastimado a Izumi en medio de la ceguera que provocaba su sangre divina en contraste con su sangre humana? De haberse tratado de tan siquiera un rasguño, no habría podido perdonárselo nunca y ahora más que nunca quería evitarlo por todos los medios, ya no podía fingir que podía lidiar con sus problemas solo porque no era así, y agradecía que Izumi pudiera comprenderlo. Permitiéndose ceder a sus sentimientos y no pudiendo guardar las distancias, Itachi correspondió al abrazo de Izumi, cerrando los ojos e inspirando su perfume mientras ella mantenía sus brazos a su alrededor y lo mecía lentamente intentando calmarlo y convencerlo de que sin importar que tan grande fuera el peligro o adversidad que se presentase, ella no le daría la espalda, mucho menos cuando él se encontraba en ese estado, de hecho ella solo se sentía culpable por no haber porfiado más en hacer que él intentase buscar una solución para su problemática con su sangre divina, pero ahora lo único importante para ella es que Itachi estuviera bien…


PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 las próximas actualizaciones serán "A Través de las Estrellas" luego "Lady Haruno: Flor de Cerezo" y y por último "Mas Que Nada En El Mundo" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole particularmente esta historia como buena española), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a ktdestiny (agradeciendo que me brinde su opinión en esta nueva historia, y dedicándole los capítulos por lo mismo), a Gab (prometiendo que todo mejorara a partir de ahora, y que le dedicare todos los capítulos como agradecimiento por tomarse el tiempo de leer esta historia), a Yenmy (agradeciendo profundamente sus palabras y dedicándole este capitulo y todos lo que vendrán como prueba, esperando no incumplir sus expectativas), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.

Sangre Divina, Enfrentamiento de Hermanos & Miedo: En los capítulos que sucedían originalmente, Inuyasha perdía el control sobre su sangre demoniaca durante el enfrentamiento con un demonio polilla que lo encerraba en una especie de capullo, encontrándose herido y sin su espada, situación que yo intente replicar lo mejor posible inspirándome en la película "El Cazador & La Reina de Hielo" y eligiendo como villano a Asmodeus—representado en la saga "Cazadores de Sombras" de Cassandra Clare—, un demonio conocido como Príncipe del Infierno y que es relevante en las culturas cristianas, judaicas e islámicas por ser el demonio que conduce a la lujuria, tanto que de hecho en inicios del medievo se creía que él tomaba la pureza de las novias en la noche de bodas, por ello representó que intenta abusar de Izumi quien no puede luchar para evitarlo por temor a que este dañe a Itachi. El enfrentamiento entre Itachi y Sasuke viene a representar el breve duelo entre Inuyasha y Sesshomaru en la obra original, y lo use para profundizar en los sentimientos de hermano que Sasuke tiene por Itachi, teniendo como paralelo el vínculo de padre-hija que comienza a desarrollarse entre Suigetsu y Sakura. Para cerrar tenemos una escena muy emotiva entre Itachi con Izumi, en que el semidios confiesa sentir asco de aquello en lo que se está convirtiendo y como no quiere lastimar a quienes le importan.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3