Los personajes de Saint Seiya y Dragon Ball son propiedad de sus respectivos creadores, Masami Kurumada y Akira Toriyama. La trama de esta historia es completamente mía.
Año 1990. Santuario de Athena
La diosa Athena deja caer algunas lágrimas. Su mirada no se despega de la lápida frente a ella.
Con movimientos gráciles, Saori acaricia la superficie de piedra que tiene grabado el nombre de su caballero más leal: Seiya
Su corazón se estruja al recordar a su guerrero herido, atravesado por la espalda del dios del Inframundo.
Si tan solo hubiera terminado con Hades en vez de intentar convencerlo de que los humanos eran seres hermosos, cuya vida era tan importante como la de cualquier dios...
Antes de recordar que Seiya nunca pudo hacer realidad su sueño de volver a reencontrarse con su hermana, la voz de Kiki le impide seguir lamentándose. El niño viene corriendo hacia ella, esquivando con gran habilidad el resto de lápidas que hay en el cementerio del santuario. Ahora hay más tumbas, la reciente guerra santa dejó muchas bajas, y Saori siente pena por todas aquellas personas que dieron su vida en el nombre de la justicia que ella representa, incluído al maestro del muchachito que viene hacia ella.
-Kiki - Saori se seca las lágrimas y le muestra su mejor cara al aprendiz de aries - ¿Qué es lo que ocurre?
-Señorita Athena, hay un hombre herido a las afueras del santuario. Shaina está ahí, pero parece que algo malo ocurre con él
Saori entiende que el mensaje de Kiki engloba mucho más. De ser alguien común, sus caballeros no se molestarían en llamarla, por lo que él hallazgo debe ser importante
-Llévame con él, Kiki.
Cuando la diosa llega, Shaina de Ofiuco le cuenta los pormenores. Le dice que los soldados encontraron al hombre, pero debido a un aura oscura que lo rodeaba, no pudieron acercarse a él. Saori asiente.
Jabu y Nachi también se encuentran ahí, sirviendo como escudo para su diosa en caso de que el el cosmos extraño que emana del hombre se vuelva más peligroso.
Atena se aparta de la protección que le brinda el caballero de unicornio. Desea ver más de cerca al sujeto y, de ser posible, ayudarlo.
- Señorita Saori, tenga cuidado por favor. - le advierte Jabu.
Saori lo tranquiliza elevando su cosmos y se acerca al desconocido.
Gracias a su divina sabiduría la diosa sabe que el hombre no pertenece a ese lugar, quizá ni siquiera a ese universo, pero, por razones que no puede descifrar todavía, él está en su santuario.
El hombre está tumbado en el suelo. Su torso está cubierto por una chamarra azul, que apenas puede contener a sus músculos, la camisa debajo de ella está manchada de sangre revelando varias heridas profundas. Su rostro, descompuesto en una desagradable mueca de sufrimiento hace que Saori sienta pena por él.
La diosa acerca su mano a la frente del herido y, antes de que alguno de sus caballeros protesté, el aura oscura que lo envuelve se desvanece. Los mechones de cabello azul del hombre se pegan a su rostro debido al sudor, aún así, Saori mantiene el contacto con él.
Athena no tiene el poder de revivir a los muertos, pero sí el poder de alejar a los moribundos de las garras de la muerte cuando está merodeando cerca de ellos
Un aura dorada envuelve a la diosa y con ella cubre el cuerpo que yace en el suelo. Las heridas dejan de sangrar y el rostro del hombre se suaviza.
-Necesita descansar.
Jabu está a punto de replicar, aún cree que ese sujeto no es de confianza, pero Shaina se le adelanta
-Déjelo en nuestras manos, diosa Athena. - dice Shaina - Jabu, Nachi, llevenlo a las cabañas de aprendices.
Con pesar, Jabu se acerca junto a Nachi quien coloca al hombre en la espalda del caballero de unicornio.
-Por favor, en cuanto despierte háganmelo saber.
-Como ordene diosa Athena - dice Shaina diligentemente antes de irse.
Los ojos de Kiki siguen al grupo hasta que este se pierde.
- ¿Que era ese cosmos oscuro que lo envolvía? - pregunta Kiki
- No lo sé, pero quizá pueda explicarnos en cuanto despierte.
Kiki asiente y acompaña a la diosa hasta Aries dónde él se queda. Saori sabe que Kiki es un niño bastante maduro y fuerte, no duda en que será igual a su maestro, por el que llora todas las noches.
Las horas pasan, la tarde se cierne sobre el santuario y, tal como lo pidió, se le informa sobre el despertar del hombre. Debido a sus ocupaciones, y el no poder contar con un patriarca que le ayude, Saori retrasa su encuentro, pero le pide a una de sus doncellas que lleve comida al herido.
Cuando la carga de trabajo que tiene se aligera, Saori decide ir hacia las cabañas donde atienden a los heridos. En su descenso por las doce casas, la diosa siente un vacío sobrecogedor en cada casa por la que pasa. Pese a no convivir desde su nacimiento con la orden dorada, el corazón de la diosa no puede evitar sentir pena por ellos. Al llegar a la entrada de Aries, Saori puede ver y escuchar cómo los caballeros, soldados y artesanos que sobrevivieron, trabajan arduamente para reconstruir el santuario. Aún cuando la guerra les arrebató a personas queridas, todos se esfuerzan para seguir adelante. Inspirada por esto, la diosa continúa su camino jurando a sí misma el mantenerse fuerte.
Sin darse cuenta, sus pies la llevan hasta el cementerio, justo frente a la tumba de alguien muy querido.
-Hola, Seiya. - habla sin esperar respuesta - Ha llegado un hombre desconocido está mañana. No sé exactamente de dónde venga o que es lo que busca, pero algo me dice que no es alguien malo. Aún así me aseguraré de que nadie corra peligro está vez.
Saori termina y retoma su camino hacia donde se encuentra el hombre desconocido. Al llegar ve a Shaina y Marín en la entrada.
-Diosa Athena - Marin la reverencia, es la primera en percatarse de su presencia. - Ya ha despertado. En este momento se encuentra degustando su primera comida del día.
-Comprendo. Si me permiten, entraré a verlo.
Las dos guerreras abren la puerta y escoltan a la diosa hasta el camastro donde reposa el hombre.
Adentro, dos mujeres, ataviadas con peplos blancos se encargan de cuidar al herido. Una de ellas, la más joven, alimenta al paciente mientras la otra termina de cambiar los vendajes. Es esta última quien se percata de la presencia de la deidad y rápidamente se aproxima a ella
-Mi señora, es un gusto tenerla con nosotros - dice reverenciando a la joven
- ¿Cómo se encuentra nuestro invitado?
- Él se encuentra bien. Sus heridas no representan ningún problema y está fuera de peligro. Todo gracias a usted. Se recuperará en máximo dos días. Ahora mismo lo estamos alimentando, tal como usted lo pidió
-Entiendo. Muchas gracias por atenderlo.
La mujer da un asentimiento y regresa con el paciente, toma las cosas que ha usado y hace una seña hacia su compañera para que se retiren
Una vez que las doncellas se marchan Saori se acerca, sin dejar de ser custodiada por las amazonas de Águila y Ofiuco, y toma asiento en la silla que está junto a la cama. En ese momento se percata que el hombre es mucho más joven de lo que pensó.
-Hola, veo que ya estás mucho mejor. - comienza la diosa - Mi nombre es Saori Kido. Mis caballeros te encontraron está mañana a las afueras del santuario y te han traído aquí ¿Me podrías decir cómo te llamas?
El muchacho abre los ojos y observa a Saori con expresión confundida. No entiende a qué se refiere con Santuario o caballeros, pero sabe que la mujer que está frente a él lo ha ayudado. Es entonces que su mirada se aclara y sonríe
-Mi nombre es Trunks - dice con voz débil - Señorita Kido ¿En dónde estoy?
Saori se debate entre decirle la verdad o no, pues el joven es alguien ajeno al santuario. En unos segundos llega a la conclusión de que el muchacho merece saber la verdad y es entonces que le explica la situación.
-Estás en el Santuario, en Grecia, un lugar sagrado para los caballeros que protegen la justicia y la paz en el mundo. Mis caballeros te encontraron herido y te trajeron aquí
Trunks escucha los nombres, pero ninguno concuerda con algún lugar existente en los continentes de su tiempo, lo que significa que ha llegado a un lugar diferente al futuro que conoce. Tampoco entiende muy bien a qué se refiere Saori con la palabra caballeros.
Intenta sentarse, pero Saori lo detiene con una mano.
-No, no te esfuerces. Todavía necesitas descansar.
¿Recuerdas de dónde vienes?
Trunks mira a Saori con una expresión seria. Cualquier cosa que le diga podría sonar descabellada, pero en honor a su maestro Gohan y a su madre decide hablar con la verdad, aún cuando suene irreal
-Vengo del futuro. Un futuro donde la humanidad está en peligro. He venido a buscar ayuda para salvar a mi mundo
Saori se sorprende por la respuesta, pero intenta mantener la calma ¿Acaso una nueva guerra se avecinaba? Con el santuario destruido y más de la mitad de su ejército caído las posibilidades de perder eran muy altas. Se pregunta entonces si el chico frente a ella es la única posibilidad que tiene de evitar esa catástrofe.
Por otro lado Marín y Shaina también se sorprenden. Se miran una a la otra, las máscaras en su rostro no permiten saber las expresiones que tienen, pero, desde la rebelión de Saga hasta la batalla contra Hades, ellas han aprendido a entenderse sin palabras ni expresiones, sus ojos revelan las emociones que tienen y en ese momento las dos desean saber a qué dios deben enfrentar ahora
-¿Qué tipo de peligro enfrenta el mundo en el futuro? - pregunta Marín
Trunks se detiene un momento antes de responder. Voltea a ver a Saori, su expresión le da a entender que teme por el futuro de su propio mundo, por eso se apresura a explicar la situación
- Descuiden - dice Trunks, esbozando una sonrisa amable - su mundo no corre ningún peligro. Yo vengo de una línea temporal muy diferente a esta. Lo sé porque de dónde yo vengo no existe un lugar llamado Grecia, mucho menos los seres a los que llaman caballeros.
- ¿Qué fue lo que te ocurrió? ¿Cómo has podido llegar a este lugar? - interviene Shaina. Aún no está convencida de lo que ha escuchado.
Trunks asiente, su expresión se torna sería y su voz adquiere un tono más grave
- Mi mundo está siendo atacado por un sujeto llamado Black, un ser que busca destruir a la humanidad. Es extremadamente sanguinario y sádico. - Trunks se detiene un momento, sus puños se cierran de tal forma que la piel de sus nudillos adquieren una coloración blanca. Saori lo nota e imagina lo terriblemente difícil que es para él recordar lo que ha vivido -Exterminó a casi todos los seres humanos, incluso a mí madre quien depositó todas sus esperanzas en mí y una máquina que ella misma inventó con él propósito de viajar en el futuro y traer a Son Gokú, un guerrero sumamente fuerte y amigo de mi madre. El plan era que él nos ayudará a derrotar a Black, pero una ataque de Black provocó que la máquina fallara y me trajera aquí
Cuando Trunks termina, Saori se pone de pie y da unos cuantos pasos, dándole la espalda al muchacho. Su mano derecha toca levemente su mentón en gesto pensativo y al cabo de unos segundos voltea.
- Trunks, en este momento no sé cómo ayudarte a regresar al lugar donde perteneces, pero si me das un poco de tiempo, podría encontrar algo.
-Espere un momento señorita Athena - dice Shaina - él dijo que había llegado en una máquina, pero cuando lo encontramos no había nada.
- Es probable que el impacto haya obligado a su cuerpo a salir. Aún así, sí lo que dice este chico es verdad, la máquina no debe estar muy lejos de la zona donde lo encontramos. - Argumenta Marín - señorita Athena si me lo permite yo podría buscarla.
-Marin...
-Te lo agradezco Marín - dice Saori - Trunks, será mejor que descanses, mientras tanto, nosotros nos ocuparemos de encontrar la máquina.
Trunks sonríe débilmente, agradecido por la ayuda de Saori y sus colegas
Cómo siempre te agradezco por haber llegado hasta aquí. Si la historia es de tu agrado, por favor no dudes en dejarme tus comentarios.
Espero que hayas disfrutado la lectura tanto como yo disfrute escribiendola.
Te deseo un feliz fin de semana y nos estaremos viendo pronto
