Saori regresa al templo principal, ahora que no tiene un patriarca del cual apoyarse, decide ir hacia la colina estrella para buscar alguna señal que le indique el inicio de una nueva guerra santa.
El templo luce igual que hace doscientos cincuenta años. Saori se acerca al mirador para consultar el cielo.
Las estrellas brillan tal cual lo han hecho desde siempre, ninguna emite ningún brillo especial ni los planetas parecen cambiar el rumbo de su rotación. Por instinto, la diosa mira la constelación de Pegaso, sigue igual que siempre , pero para ella pareciera menos brillosa que antes. Con dolor, Athena se aleja del telescopio y regresa a sus aposentos.
Dos días pasan y Trunks se ha recuperado de sus heridas, varias de ellas mortales. En ese lapso Saori lo visitó dos veces, según las doncellas que lo atendieron la señorita Kido es alguien con muchos deberes y por eso no suele ir tan seguido.
El Saiyajin entiende la situación, sin embargo, su deseo es encontrar la máquina del tiempo y regresar al futuro donde su padre y Gokú están vivos. Está agradecido con Saori y sus doncellas por haberlo ayudado, pero el tiempo apremia y por cada minuto que pase más gente es asesinada a manos de Black
Es por eso que se alista para emprender su viaje de regreso, las doncellas le piden que espere un poco más, pero él les agradece y les pide que lo dejen ir
Trunks está a punto de marcharse, pero en ese momento alguien entra a la cabaña, se trata de una de las mujeres con máscara que acompañaban a Saori. Trunks saluda a la mujer de quién todavía no conoce el nombre.
—Atheba quiere verte — le dice la mujer de cabello verde — Sígueme.
Trunks no comprende por qué se dirigen a Saori con ese nombre, pero en su estadía en ese lugar ha notado que las personas le guardan un profundo respeto a la joven e intuye que debe ser alguien muy importante en ese lugar.
Shaina camina a una velocidad normal. A pesar de que el muchacho detrás de ella parece tener una buena condición física, está segura de que no la podría alcanzarla si usa la velocidad propia de un caballero de plata. Es por eso que se resigna a que su ascenso hacia las 12 casas será lento.
Lo que la amazona no sabe es que Trunks no es un humano cualquiera, él pertenece a una raza guerrera llamada Saiyajin y su velocidad fácilmente rivaliza con la de ella
Mientras caminan Trunks toma detalle de todo lo que ve, en especial de las doce edificaciones por las que deben cruzar para ver a Saori quien, en palabras de Shaina, se encuentra en el último templo. Las casas,como ellos les llaman, atraen poderosamente la atención del viajero del tiempo pues no solo la construcción de mármol es impresionante, también la energía mística que emanan. Para Trunks en cada casa resuena un poder distinto y, pese a estar en un mundo completamente diferente al suyo, logra reconocer los símbolos que decoran a cada edificación: los 12 signos zodiacales.
En su mundo también existen cosas como la astrología y el horóscopo. Las personas, sobre todo las mujeres jóvenes, solían estar más interesadas en esto último
Para el final del recorrido Trunks tiene más preguntas que respuestas, pero no está seguro que la mujer que lo guía quiera responderlas, pues incluso las ropas que ella lleva puestas le resultan extrañas. No conoce a la chica del cabello verde, pero basta con mirarla un poco para saber que es alguien orgullosa, justo como lo es Vegueta, su padre del futuro.
Finalmente llegan a la cumbre de la montaña donde se encuentra el segundo templo del patriarca, justo antes de la colosal estatua de Athena
El Saiyajin observa con curiosidad parte de la estatua imponente que se alza como un símbolo de paz. A esa distancia se puede apreciar en su mano derecha a la diosa de la victoria Nike y en su mano izquierda el escudo Aegis
Ambos entran al templo, un edificio de dos pisos cerrado exteriormente por una gran puerta doble en donde unos guardias le detienen el paso a Trunks. Shaina les explica que el muchacho es un invitado de la señorita Athena y ha pedido verlo. Los guardias le permiten la entrada y abren las puertas
Dentro de la cámara del patriarca, Trunks nota a Saori sentada en un trono al final de un largo pasillo alfombrado. En esta ocasión la chica porta un sencillo vestido muy parecido a una toga griega en color blanco, muy diferente al vestido bombacho con el cual se presentó la primera vez.
— señorita Athena, lo he traído tal como lo pidió — informa Shaina arrodillándose apenas llega con Saori
Trunks permanece de pie detrás de la amazona sin saber muy bien que debe hacer.
— Te lo agradezco Shaina. Puedes retirarte.
Por primera vez Trunks escucha el nombre de la chica, pero no sé alegra demasiado pues en ese momento Shaina voltea a mirarlo. La máscara le impide ver su rostro, pero está seguro que existe desconfianza entre ellos.
—Como ordene — dice Ofiuco luego de unos segundos.
—Lamento si fue descortés — Saori se pone de pie y se acerca tranquilamente hacia él una vez que la mujer se va— hemos encontrado la máquina en la que llegaste.
— ¿De verdad? ¡Eso es genial! Se lo agradezco mucho señorita Kido — impulsado por la felicidad, Trunks toma las manos de Saori, su radiante sonrisa logra poner incómoda a la joven, pero no en un mal sentido. El Saiyajin nota esto y rápidamente se aparta.— Lo lamento mucho, señorita Kido. Es solo que me alegra bastante que hayan encontrado la máquina. Si me lo permite, me gustaría verla
— Descuida, está bien. no tienes nada que agradecer — Saori sonríe para aliviar la tensión, pero pronto su gesto se vuelve serio —Parece ser que ha sufrido daños bastante severos, en especial porque la cabina está destruida. Quizá debido al impacto. Acompáñame, te lo mostraré
Trunks la sigue. Ambos ingresan por el pasillo que está detrás de las cortinas que adornan el recinto patriarcal. Saori, a diferencia de Shaina, camina junto al Saiyajin.
— Señorita Kido ¿Que es este lugar?
Saori sonríe. Es claro que la pregunta de Trunks va más allá pues, desde que Shaina lo trajo, no ha hecho nada más que observar su entorno con curiosidad.
—Este es el santuario de la diosa Athena.
—¿Diosa?
El viajero del tiempo voltea a ver a Saori. Bulma le ha heredado su inteligencia, por lo que rápidamente ata cabos y llega a la conclusión acertada de que Saori Kido es en realidad una diosa y por eso las personas la tratan con tanto respeto
—Es usted…¿Una diosa?
—Sí, soy la reencarnación de la diosa de la guerra y la sabiduría, Athena —confirma Saori, con una sonrisa serena.
Trunks apenas y logra asentir, impresionado. Ahora entendía porque su presencia le resultaba intrigante desde que la conoció, sin embargo, creyó que se debía al ambiente del lugar.
—Es un honor conocerla, diosa Athena. No sabía que los dioses pudieran reencarnar. Los que existen en mi mundo no lo hacen.
Saori se muestra interesada, pero en ese momento llegan frente a una puerta grande y ornamentada.
—Detras de esta puerta está la máquina del tiempo.
Al abrir la puerta la luz del sol obliga a Trunks a cerrar los ojos, cuando su vista se acostumbra al cambio, nota que frente a él se encuentra la máquina del tiempo, y no solo eso, pues detrás de ella la estatua gigante de piedra que vio antes de entrar al templo los recibe
Trunks se acerca a la máquina, preocupado por el daño visible que ha sufrido. Rápidamente examina la coraza, que pese a los imperfectos, todavía puede reemplazar las piezas. El problema radica en los controles de mando y en el combustible.
— El tablero está dañado — dice el Saiyajin — además el combustible se ha terminado. Quizá podría repararlo, pero necesitaré herramientas y materiales especiales
El semblante decaído del joven le da a Saori una sensación de desconsuelo. La diosa se acerca a la máquina y coloca una mano por la superficie abollada. La textura le recuerda un poco al material de las armaduras de acero y rápidamente su cerebro trabaja para encontrar una solución.
— Puedo proporcionartelos. La fundación de mi difunto abuelo podría ayudarte a reparar la máquina
— ¿De verdad?
Saori asiente
— El único inconveniente es que debemos trasladar la máquina a Japón. Ya que es bastante grande, podría tomarnos algo de tiempo, quizá dos o tres días.
Trunks sonríe y rápidamente extrae un estuche de su chamarra.
— Descuide, no creo que sea necesario tanto tiempo.
Frente a la atenta mirada de Saori, Trunks se acerca a la máquina del tiempo para compactarla en una pequeña cápsula. Athena no puede evitar sorprenderse debido a lo maravilloso de aquella tecnología. Su curiosidad por aquel joven y su mundo no hace más que aumentar y se pregunta si aquel muchacho tiene más sorpresas que ocultar
— Eso sin duda hará que el traslado sea mucho más fácil — dice Saori. — Le pediré a mi asistente en Japón que prepare todo lo necesario para despegar mañana por la mañana.
Saori le pide a Trunks que la acompañe nuevamente hacia el interior del templo, una vez ahí, da indicaciones a dos de sus doncellas para que preparen el desayuno que degustarán ella y su invitado.
Al mismo tiempo en que ocurre esto, Jabu junto a Nachi, Ban, Geki y Nachi, se encuentran ayudando en la restauración del coliseo.
— ¿Escucharon los rumores? — comentó Ban de León menor mientras se encargaba de mover algunos escombros — al parecer el sujeto que encontramos la otra vez no es de este lugar. Ni siquiera de este mundo
—¡Tonterías! — exclama Nachi de Lobo, ayudando a cargar un pilar recién traído — seguramente es un pobre diablo que se perdió.
— Kiki dijo que había acompañado a Marín a buscar una extraña máquina en la que el sujeto llegó. — agregó Geki de Oso sujetando algunas rocas de gran tamaño que obstruyen el paso — Al parecer se trata de una máquina del tiempo
—Me parece raro que un tipo con tecnología avanzada como esa aparezca de la nada y nos pida ayuda— dice Ban, cruzando los brazos
— ¡Bah! ¿Quién es ese tipo de todas formas? Hasta donde yo sé, lo encontramos cubierto por un cosmos extraño — dice Jabu, dejando en el piso un gran bloque de piedra— Podría tratarse de una amenaza.
— Pero si así fuera, entonces la Señorita Saori no lo habría admitido en el recinto. — razona Nachi dejándose caer en el piso
—Creo que deberíamos darle una oportunidad— dice Ichi de Hydra — después de todo, somos caballeros, no debemos juzgar a alguien sin conocerlo.
—Pero ¿y si nos equivocamos?— pregunta Jabu, —¿y si este tipo es una amenaza para el santuario?
—La Señorita Saori confía en él —responde Shaina de Ofiuco caminando hacia el grupo, —y eso debería ser suficiente para nosotros
—Shaina ¿Qué haces aquí?
—Ichi tiene razón ¿No se suponía que estarías escoltando a Athena? — cuestiona Jabu con tono molesto.
— Así es, pero Athena me ha pedido dejarla a solas con él.
—¡¿Qué dices?!
Jabu corre dispuesto a ir hasta el templo de la diosa, pero Shaina le bloquea el paso
— Jabu ¿acaso piensas desobedecer a Athena?
— ¡Hazte a un lado Shaina! Somos sus caballeros y debemos protegerla
La actitud del caballero de bronce le recuerda a Shaina un poco a Pegaso. Ambos solían tener recillas debido a su comportamiento terco e impulsivo.
—recuerda que Athena es una diosa y tiene un cosmos más grande que el de todos nosotros juntos. No importa si su enemigo es de otro mundo, ella podrá lidiar con ello.
Jabu se detiene y decide regresar a trabajar, pensando en lo dicho por su compañera. El caballero de unicornio sabe de la gran compasión que tiene su diosa hacia los humanos y llega a la conclusión de que eso es lo que ha impulsado a Saori a ayudar al extranjero. A pesar de ello, Jabu no puede dejar de sentirse extraño con la presencia del sujeto.
