PRÓLOGO
Harry y Hermione habían estado enamorados desde que estaban en Hogwarts, pero siempre tuvieron miedo de arruinar su amistad confesando sus sentimientos por el otro. Desde su tercer año todos a su alrededor sabían que ambos estaban bailando alrededor del otro y por más que sus amigos les daban bromas cuando estaban juntos o les preguntaban ¿Cuándo se juntarían? Ellos solo respondían que eran mejores amigos y nada más. No fue hasta en su sexto año, después de que Harry recibió el golpe de la bludger enviada por Mclaggen, que ambos se habían confesado sus sentimientos y empezado a salir.
Harry había despertado en la camilla de Madame Pomfrey, y Hermione estaba a su lado, tomando su mano y con lágrimas en los ojos.
Empezaron a salir en sexto año, pero cuando Harry supo que tenía que emprender la caza de horrocruxes, quiso mantenerla a ella y a Ron alejados, por miedo a que les pasara algo. Sin embargo, como era de esperarse, sus dos mejores amigos no se lo permitieron y se unieron a él en su búsqueda.
Durante la búsqueda de Horrocruxes, no tuvieron mucho tiempo para ellos, pues tenían que estar cambiando de lugar constantemente y no fue hasta que la guerra acabó y Harry derrotó a Voldemort, que ambos decidieron salir con más frecuencia y a tener citas, a pesar de que ya se conocían lo suficiente, fue un paso que los dos quisieron seguir.
Un par de años después, Harry le había pedido matrimonio a Hermione, quien sin dudarlo le dijo que si.
Tiempo después de haberse casado, habían empezado a trabajar en el ministerio. Hermione había sido nombrada jefa del departamento de criaturas mágicas, mientras Harry fue llevado directamente a la divIsión de aurores, como jefe.
Actualmente estaban en sus cuarenta dos y cuarenta tres años y era Hermione la única que había cambiado de puesto, pues ahora ejercía el puesto de ministra de magia, el trabajo por el que había puesto todo su empeño y finalmente había logrado obtener.
La felicidad irradiaba en la familia Potter, pues actualmente Harry y Hermione tenían tres maravillosos hijos. James Sirius, Lilly Luna y Rose Potter Granger.
Harry finalmente había comprendido lo que era ser feliz, creando su familia al lado de Hermione. Su amor era demostrado sin límites, sus hijos tenían el gran ejemplo del matrimonio de sus padres, quienes innumerables veces habían demostrado lo mucho que se amaban entre ellos y cuanto los amaban a ellos.
Cada vez que tenían tiempo de estar a solas, ya fuera a la luz del día, bajo un cielo nublado con una tormenta que se avecinara, o bajo la noche estrellada, el azabache y la castaña, se demostraban el amor infinito que se tenían, con caricias, besos apasionados, abrazos y un sinfín de mimos que comprobaban sus votos matrimoniales.
Todo marchaba a la perfección, hasta que un día Hermione se levantó de la cama al escuchar un pequeño golpeteó que venía desde la cómoda de su habitación.
Se puso en pie, colocándose su bata encima de su cuerpo desnudo y caminó hacia la mesa junto al espejo y notó que su giratiempo, el cual estaba dentro de su alhajero de cristal, estaba vibrando sin parar y estrellándose contra las paredes del mismo. Con sumo cuidado abrió la cajita, tomó el giratiempo con sus manos y sin ponerlo alrededor de su cuello, giró la pequeña manija del reloj dorado, el cual no hizo más que dar vueltas y vibrar, sin emitir las ondas y los sonidos que este hacía cuando viajaba en el tiempo.
Su giratiempo estaba averiado y necesitaba componerlo, ya que a pesar de no ser diariamente utilizado, era un objeto que ella mantenía en constante estudio y además un recuerdo de su viaje en el tiempo con su esposo hace ya tantos años, cuando rescataron a Sirius y a Buckbeack.
Lo que la castaña no sabía era que algo había ocurrido en el pasado, una falla en el tiempo que necesitaba corregirse. Sin saber que más hacer Hermione se dispuso a bañarse, al salir escuchó a su esposo llamarla, se vistió rápidamente y salió al encuentro de su amado que ya la esperaba afuera.
Ese mismo día comenzaban las vacaciones de verano de Hogwarts. Harry y Hermione habían ido a la estación de King Cross para recoger a sus dos hijos mayores, James de dieciséis años y Lilly de quince años.
James estaría iniciando el próximo Septiembre su sexto año y Lilly su quinto año.
El chico de dieciséis años había salido con el cabello y sus ojos castaños como su madre, pero tenía su cabello tan alborotado, heredado de ambos padres. En cuanto a Lilly, ella tenía el cabello rojo con destellos castaños y los ojos verdes de su abuela y su padre.
Pasaron todo el camino a casa conversando con sus hijos acerca de sus actividades en Hogwarts. Ambos seguían siendo los buscadores de sus equipos de quidditch y James tenía la esperanza de que el próximo curso de sexto año, sería capitán.
James había sido seleccionado para la casa de Slytherin y Lilly para Gryffindor. La casa de las serpientes ya no era odiada como antes y ahora había más convivencia entre las casas.
— ¿Qué les parece si al llegar a casa, descansan un poco y luego vamos todos juntos a la madriguera? El tío Ron dijo que la Sra. Weasley tiene preparada una comida de bienvenida para todos sus nietos — propuso Harry, recibiendo un asentimiento de sus hijos y una sonrisa de su esposa.
— Descansen y luego tomen una ducha para irnos — dijo Hermione cuando entraban por la puerta de la casa.
— Los extrañé tanto — le dijo la castaña a Harry abrazándose a él y suspirando en su pecho, siendo envuelta por los brazos de sus esposo y recibiendo un beso en su cabeza.
— Yo también cariño — aseguró el azabache aún sosteniendo a Hermione en sus brazos — yo también. Despertaré a Rose en un rato para que esté lista — le dijo Harry a Hermione, mientras se separaban de su abrazo.
Rose era la hija menor de Harry y Hermione, tenía siete años y era la vívida imagen femenina de su padre a la edad de once años. Tenía su cabello negro como el carbón, con algunos destellos castaños de su madre y los hermosos ojos verdes de su padre y su abuela.
Al separarse Hermione se quitó su túnica color crema y después de darle un rápido beso en los labios a Harry, se dirigió sin perder más tiempo hacia la mesa en donde tenía su giratiempo. Al parecer se había averiado y estaba tratando de repararlo, pues este no dejaba de vibrar y aún no había descubierto cuál era la falla.
Estaba tan segura de que no funcionaba, que lo dejó encima de la mesa, mientras subió las escaleras hacia su habitación para traer las herramientas con las que lo desarmaría.
Mientras se encontraba arriba, James y Lilly colocaban sus maletas escolares en el pie de la escalera y sin perder más tiempo se adentraron en la cocina para tomar un poco de agua. Luego se dirigían hacia sus habitaciones para tomar una siesta, cuando pasaron frente a la mesa donde se encontraba el giratiempo.
No sabían que era lo que estaba pasando, pero al parecer la magia del giratiempo que se encontraba vibrando sin parar sobre la mesa, atrajo la atención de ambos chicos como un imán, haciendo que los dos se acercaran a él.
Los hermanos compartieron una mirada extrañados y se acercaron aún más. Siendo James llamado por la curiosidad, extendió su mano derecha al mismo tiempo que sintió la mano de Lilly sujetar su muñeca izquierda y el castaño tocó el giratiempo, el cual empezó a vibrar y revolotear más rápido y en unos segundos la cadena de oro con el pequeño artefacto giratorio los había tragado haciéndolos desaparecer.
Hermione estaba justo bajando las escaleras hacia la sala, cuando vio a sus hijos desvanecerse, siendo tragados por el giratiempo. Rápidamente corrió hacia donde estaba el pequeño reloj de arena y se lo colgó del cuello, tratando de hacerlo funcionar para rescatar a sus hijos, pero por más que lo giraba no funcionaba. Lo más extraño fue que el pequeño giratiempo, había dejado de vibrar.
Frustrada lo arrojó sobre la mesa y sin poder contener las lágrimas, corrió hacia Harry para decirle lo que había pasado. Regresó corriendo hacia la mesa, tirando desesperada del brazo de su esposo.
Harry se acercó y trató de tomar el giratiempo con sus manos, ocasionando que este lo quemara y llevando su mano a su boca tratando de calmar el ardor.
Hermione estaba extrañada, pues ella podía tocar el giratiempo, pero no le funcionaba, en cambio a Harry le había quemado la mano. Ambos se miraron preocupados, pensando en como rescatar a sus hijos.
— Lo resolveremos, amor. Los traeremos de vuelta — aseguró Harry, abrazando a Hermione y depositando un beso en su cabeza — Lo prometo.
— Lo sé. Confío en ti — respondió la castaña, hundiendo su rostro lloroso en el pecho de Harry, quien lloraba abrazado a su esposa, con su mejilla apoyada en su cabeza.
— Y yo en ti, Mione. Estamos juntos en esto. — aseguró el hombre de ojos verdes.
Aquello no había sido un simple accidente, aquella falla había desencadenado un gran problema que se necesitaba resolver, James y Lilly ahora serían los únicos que podrían corregir aquello.
¡Holaaaa! Por fin puedo compartir con ustedes el prólogo de este nuevo fic que tengo en proceso.
Los capítulos de esta historia trataré de llevarlos intercalados con los de Nadie más que tú, pero todo depende de mi vida muggle y de la vida muggle de mi beta.
Espero que les guste esta primera y pequeña parte de esta historia, que con mucho esfuerzo estoy construyendo. Les agradezco desde ya sus comentarios y demás muestras de que les ha gustado, que es lo que me motiva a seguir escribiendo, a pesar de que me cuesta un poco.
Nos seguimos leyendo pronto. Hasta luego y ¡Feliz
