REVELACIONES
Sarah no había dormido bien la noche anterior. La rabia y la humillación que había sentido tras su enfrentamiento con Ginny Weasley la habían mantenido despierta, su mente corriendo con pensamientos vengativos y planes de cómo podría hacer pagar a Harry Potter por su traición. Estaba furiosa por la indiferencia de Ginny y más aún porque a pesar de sus palabras, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Harry y Hermione besándose.
Finalmente, decidió que había una forma de obtener la venganza que tanto ansiaba. Sabía que no podía contar con *El Profeta* y mucho menos con Ginny, pero había un lugar que siempre estaba ávido de noticias jugosas: *Bruja Semanal*. La revista, conocida por su gusto por el escándalo y su enfoque en el drama personal de la comunidad mágica, parecía el lugar perfecto para exponer a Harry Potter y Hermione Granger.
*
La oficina de *Bruja Semanal* era tan lujosa y extravagante como Sarah lo había imaginado. Columnas doradas, cortinas de terciopelo púrpura, y dos elfos domésticos que llevaban bandejas de té y pasteles a los empleados que se movían con rapidez entre los cubículos. Sarah sintió una oleada de satisfacción cuando la recibieron con sonrisas astutas y lápices listos para tomar nota de su historia.
— ¡Potter y Granger, dices! — exclamó la redactora jefe, una bruja de aspecto severo con gafas que descansaban en la punta de su nariz. — Oh, esto va a ser oro puro.
Sarah sonrió, complacida al ver la codicia en los ojos de la mujer. Durante horas, vertió toda su rabia y dolor en las acusaciones contra Harry y Hermione. No dejó ningún detalle fuera, desde el beso hasta su frustración con la relación y cómo todo había sido una traición hacia ella. Aunque sabía que la historia se publicaría, una pequeña parte de ella se sintió expuesta y vulnerable mientras hablaba, pero la satisfacción de imaginar la reacción de Harry lo superó todo.
En su frustración, Sarah había decidido que si no podía hacer que Ginny viera las cosas a su manera, al menos podría darle un pequeño empujón para que ella misma experimentara el caos y el escrutinio público que estaba enfrentando. Así que después de su explosiva revelación sobre Harry y Hermione, no pudo resistir la tentación de añadir un pequeño detalle adicional.
— Por cierto — dijo Sarah en un tono casual, fingiendo que era un dato sin importancia — me enteré de que Ginny Weasley y Draco Malfoy están saliendo en secreto. Un romance prohibido, por lo que he oído, que ni siquiera sus padres conocen, solo el círculo cercano a ella.
Los ojos de la periodista se iluminaron inmediatamente con la primicia, como un tiburón oliendo sangre en el agua.
Sarah sabía que la noticia causaría un gran revuelo. Había sembrado la semilla de la duda y el escándalo, y no pudo evitar una sonrisa maliciosa mientras dejaba la oficina de *Bruja Semanal*. Pronto, no solo Harry y Hermione estarían en el centro del huracán mediático, sino también Ginny y Draco. La pequeña pista que había dado apenas sería el comienzo de lo que vendría.
*
Al día siguiente, las calles mágicas estaban llenas de gente comentando la última edición de *Bruja Semanal*. En la portada, una imagen de Harry y Hermione tomada durante una de sus innumerables aventuras, sonriendo juntos. Debajo de la foto, un titular sensacionalista: *El Escándalo Oculto de Harry Potter y Hermione Granger*
Cuando Harry llegó a su oficina en el Ministerio, recibió la habitual pila de pergaminos y correspondencia que se había acumulado desde el día anterior.
Se disponía a sentarse en su escritorio, cuando la puerta de su despacho se abrió, y su secretaria, Charlotte, entró y puso cuidadosamente sobre su escritorio, la revista de *Bruja Semanal*, con su llamativa portada de color morado y dorado. Harry notó de inmediato que su propio rostro adornaba la portada, acompañado de un titular sensacionalista.
— Señor Potter, pensé que querría leer esto primero — dijo Charlotte, con una mezcla de preocupación y resignación en su voz.
Harry tomó la revista con una mueca, sabiendo ya que no sería una lectura agradable. Abrió la revista y comenzó a leer el artículo que detallaba su supuesto romance con Hermione. Mientras avanzaba en el texto, su ceño se fruncía cada vez más. El artículo estaba lleno de insinuaciones y acusaciones que, aunque neutral en tono, insinuaban un escándalo que Harry había querido evitar a toda costa. Fue en ese momento que la furia y la frustración comenzaron a hervir bajo la superficie, sabiendo que esto no se quedaría aquí. Tendría que enfrentarse a Sarah, y pronto.
Artículo de "Bruja Semanal" - Número 2435
*El Escándalo Oculto de Harry Potter y Hermione Granger*
Por: Mireille Pinkletock
El mundo mágico se encuentra en estado de shock tras la revelación de un supuesto romance secreto entre dos de sus más grandes héroes: Harry Potter y Hermione Granger. Las recientes declaraciones de la exnovia de Potter, Sarah Parker, han puesto en el ojo del huracán a la legendaria amistad que durante años se consideró intachable.
¿Un Amante Traicionado?
En una explosiva entrevista exclusiva con *Bruja Semanal, Sarah Parker, visiblemente afectada, ha acusado a Potter de haberla traicionado con la mujer que siempre había sido su confidente más cercana, Hermione Granger. "Nunca pensé que Harry me haría algo así," afirmó Parker, sus palabras cargadas de dolor. "Siempre sospeché de su relación, pero confiar en él me cegó. Ahora veo que mi intuición no estaba equivocada."
Parker describió cómo descubrió el supuesto romance entre Potter y Granger, y su relato deja poco a la imaginación. Según ella, los dos fueron sorprendidos en un momento íntimo, un beso que, en sus palabras, "lo cambió todo". Este escándalo amenaza con destruir la reputación de Potter, el "Niño que Vivió", y de Granger, "La bruja más brillante de su época".
¿Amor?
Aunque la relación de Potter y Granger siempre fue vista como una profunda amistad, la naturaleza de su cercanía ahora está siendo cuestionada por toda la comunidad mágica. ¿Fueron esos años de compañerismo realmente un preludio de algo más?
Las acusaciones de Parker han abierto la puerta a una serie de preguntas inquietantes. Si bien muchos estaban al tanto de la amistad entre Harry y Hermione, ¿Podría este supuesto romance haber comenzado mucho antes de lo que cualquiera imaginaba? Y lo que es aún más preocupante: ¿Han engañado a todos los que confiaban en su integridad?
Una Historia que Hace Temblar la Comunidad
La reacción en la comunidad mágica ha sido variada, pero una cosa es cierta: el prestigio de Potter y Granger ha recibido un golpe que será difícil de sanar. Muchos magos y brujas se sienten traicionados al descubrir que sus héroes pueden haber estado ocultando una verdad tan dolorosa y comprometedora.
Incluso aquellos que defienden la idea de que Potter y Granger tienen derecho a la felicidad no pueden evitar preguntarse si su relación fue manejada de la mejor manera. ¿Es justo que alguien como Harry Potter, un símbolo de valentía y justicia, haya permitido que su vida personal se enredara de manera tan escandalosa? Y, ¿qué papel ha jugado Hermione Granger, conocida por su intelecto y sentido moral, en esta confusa situación?
Un Futuro Bajo Sombra
El impacto de esta revelación aún está por verse, pero ya es evidente que las ondas de choque se sentirán en todo el mundo mágico. Potter y Granger han optado por mantener el silencio, una decisión que muchos interpretan como una admisión de culpa. Este silencio no ha hecho más que alimentar la especulación, dejando a todos preguntándose qué será lo próximo.
Sarah Parker, por su parte, no muestra signos de retractarse. "La gente necesita saber la verdad," declaró con determinación. "No se trata solo de mí; se trata de todos los que han confiado en Harry y Hermione como modelos a seguir. Esta no es la manera de comportarse."
Conclusión:
Lo que alguna vez fue una amistad celebrada como un ejemplo de lealtad y compañerismo, ahora se ha transformado en un escándalo que amenaza con derribar los pilares de su reputación.
*Bruja Semanal* continuará siguiendo de cerca esta historia, brindándoles todos los detalles a medida que se desarrollen. Esta es una historia que promete cambiar la percepción del mundo mágico sobre sus héroes más queridos.
Continuaremos informando.
Al final del artículo sobre Harry y Hermione en *Bruja Semanal*, una frase en apariencia inofensiva estaba oculta bajo un sutil y sofisticado hechizo de revelación selectiva:
"Próximo Número: ¡La verdad detrás del nuevo romance de Draco Malfoy!"
Este encantamiento había sido diseñado para que solo Ginny Weasley, al leer el artículo de Harry y Hermione, pudiera ver la insinuación sobre su relación secreta con Draco. Ni el público ni las otras personas involucradas tendrían conocimiento de esta pequeña pero explosiva adición, hasta que fuera demasiado tarde para contener el escándalo.
El hechizo, lanzado con precisión por la periodista en complicidad con Sarah, era tan sutil que incluso los magos más atentos pasarían por alto la minuta. Solo Ginny, con el corazón acelerado, vería la amenaza oculta, comprendiendo de inmediato las graves implicaciones. Las únicas conscientes de la tormenta que se avecinaba, sería Ginny, La propia Sarah, que había revelado el secreto y por supuesto, la periodista que había redactado el artículo.
*
Sin pensarlo dos veces, Harry salió de su oficina y salió del ministerio. Se apareció en la casa de Sarah. No se molestó en tocar la puerta, la abrió de un tirón y la encontró sentada en su sala, sonriendo con autosuficiencia.
— ¡¿Cómo te atreves?! — rugió Harry, su voz llena de furia mientras sostenía la revista frente a ella.
Sarah se levantó rápidamente, sorprendida por la intensidad de su ira.
— ¡Tenía que hacerlo!. La gente tiene que saber lo que realmente eres, lo que tú y esa... — comenzó a decir, pero no terminó la frase.
— ¡Esto es entre tú y yo, Sarah! — Harry la interrumpió, su voz temblando de rabia contenida — ¡No tenías ningún derecho de arrastrar a Hermione en esto!¡Era nuestra relación! ¡Y tú decides ir a la prensa, a *Bruja Semanal* de todos los medios, para airear nuestra vida privada!
Sarah lo miró con desafío, pero había una chispa de miedo en sus ojos.
— ¡ Tenías que saber lo que se siente cuando la persona que amas te traiciona! ¡No podías simplemente salirte con la tuya!
— ¡¿Salirme con la mía?! — Harry gritó, acercándose a ella, sus ojos verdes ardiendo con una intensidad que Sarah nunca había visto antes. — ¿Es eso lo que crees? ¿Que esto es un juego para mí? — Se pasó las manos por el cabello, frustrado, tratando de controlar su temperamento — Sarah, he estado buscando la forma de terminar contigo por semanas. ¡Semanas! Y no porque hubiera alguien más, sino porque esto... tú y yo... no estaba funcionando. Y lo sabías.
Las palabras cayeron como un mazazo sobre Sarah. Sus labios temblaron y por un momento pareció que iba a llorar, pero rápidamente recuperó su compostura.
— ¿Entonces todo fue una mentira? — preguntó, con la voz llena de amargura.
— No fue una mentira, Sarah. Pero no iba a funcionar, y lo sabes — Harry respondió, más calmado ahora, pero aún lleno de una furia contenida. — Pero lo que has hecho... Exponer todo esto, arruinar la vida de Hermione... ¡Eso es imperdonable!
— ¡Oh, por favor! — replicó Sarah, su voz cargada de desprecio — Hermione no es ninguna víctima, Harry. Ella sabía lo que hacía. ¡Y tú también!
— Hermione no merece esto — dijo Harry con firmeza, su tono lleno de protección — Y yo no voy a dejar que arruines su vida por una rabieta. Los de la relación éramos tú y yo. No ella.
Sarah lo miró con odio puro, su rostro enrojecido por la rabia.
— ¡Eres un hipócrita, Harry Potter! — gritó, sin importarle lo que dijera en ese momento. — No eres más que un cobarde que no puede aceptar las consecuencias de sus acciones.
— Puede que sea lo que tú quieras, Sarah, pero una cosa es segura — Harry se detuvo, mirándola con una tristeza que la sorprendió — Esto entre tú y yo... ya no queda nada. No puedo seguir haciendo esto.
Sarah abrió la boca para responder, pero no encontró palabras. Harry, por su parte, no esperó una respuesta. Se dio la vuelta y salió de la casa, dejando a Sarah sola con su furia, su traición, y la fría realización de que, a pesar de todo lo que había intentado, no había ganado nada.
*
Días después del tenso encuentro en la oficina de Ginny, la relación entre Harry y Hermione parecía haberse vuelto aún más complicada. Hermione optó por mantenerse distante y evitar cualquier interacción innecesaria con Harry. La tensión entre ellos era obvia y todos sus amigos cercanos lo notaron.
En la madriguera, donde solían reunirse con frecuencia, el ambiente estaba cargado de un silencio incómodo. Los intercambios de miradas entre Harry y Hermione eran breves.
Ron y Ginny intercambiaban miradas significativas, mientras que Neville parecía comprender que algo importante estaba ocurriendo.
Roxanne y Luna, siempre atentas a los detalles, también notaron la distancia entre sus amigos.
A medida que los días pasaban, la tensión seguía en aumento. Hermione se mantenía ocupada con su trabajo en el ministerio y se refugiaba en la compañía de sus amigos. Evitaba los momentos a solas con Harry y mantenía sus conversaciones superficiales y distantes.
Harry, por su parte, se encontraba en un estado de frustración y tormento. Sabía que había cruzado una línea con Hermione con sus acciones y palabras, y anhelaba la oportunidad de aclarar las cosas. Sin embargo, cada vez que intentaba acercarse, parecía que ella se alejaba aún más. Estaba desesperado.
Mientras tanto, James y Lilly, los hijos de Harry y Hermione, observaban todo desde la distancia. Podían sentir la tensión y el distanciamiento entre sus padres. Se sentían confundidos y preocupados por el cambio en la atmósfera que solían conocer.
*
El ambiente en la madriguera estaba lleno de risas y charlas animadas mientras los miembros de la familia Weasley y amigos cercanos se reunían para compartir una comida. Sin embargo, la preocupación en el rostro de la señora Weasley era evidente, ya que el único que aún no había llegado era Harry.
Finalmente, la puerta se abrió y Harry entró en la casa, su aspecto desgastado y cansado. Se notaba que había tenido un enfrentamiento, aunque no de gravedad extrema.
Los ojos preocupados de Hermione lo detectaron al instante y, a pesar de la tensión que había entre ellos, ella no dudó en correr hacia él.
— ¡Harry! — exclamó Hermione con un tono de alarma en su voz. Se apresuró hacia él y lo envolvió en un abrazo, sintiendo su cuerpo tenso y cansado.
Harry se dejó abrazar, sintiendo el alivio de la cercanía de Hermione en medio de su malestar. Aunque las cosas estaban tensas entre ellos, su preocupación genuina trascendió cualquier otro sentimiento en ese momento.
— Hermione... — susurró, dejando escapar un suspiro cansado.
Ella lo guió con suavidad hasta uno de los sillones en la sala, indicando que se sentara.
— Harry, ¿estás bien? ¿Qué pasó? — preguntó con urgencia, examinando las heridas en su cuerpo mientras hablaba.
Harry intentó esbozar una sonrisa cansada.
— No es tan grave, Hermione. Solo un encontronazo inesperado fuera del ministerio — respondió, permitiendo que ella examinara sus heridas.
Hermione frunció el ceño, su mirada llena de preocupación mientras comenzaba a usar su varita para tratar sus heridas.
— De todos modos, no deberías tomar estas cosas a la ligera. Podrías haberte lastimado seriamente — reprendió suavemente mientras su magia trabajaba para sanar sus heridas.
Mientras Hermione continuaba curando las heridas de Harry, el ambiente en la habitación parecía cargado de una extraña tensión. Cada toque de su varita y cada roce de su magia parecían resonar entre ellos. Sus miradas se encontraron repetidamente, en una conversación silenciosa que solo ellos podían comprender.
Harry, cegado por la cercanía de Hermione y el cuidado que estaba brindándole, comenzó a inclinarse lentamente hacia ella. Sus labios parecían atraídos por los de ella, y sus sentimientos acumulados amenazaban con tomar el control. El impulso de besarla era abrumador, como si todo lo que habían reprimido durante tanto tiempo estuviera a punto de desbordarse.
Hermione, concentrada en sus tareas de curación y cautivada por las emociones que flotaban en el aire, sintió el acercamiento de Harry. Sus corazones latían en sincronía mientras él se acercaba más, y por un breve instante, pareció que iba a ceder ante el deseo de sentir sus labios contra los suyos una vez más.
— ¿Hasta cuándo vas a evitarme? — preguntó Harry, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y determinación.
Hermione suspiró suavemente. Sabía que no podía seguir escapando de la conversación que ambos necesitaban tener.
— No puedo hacer esto, no ahora — Hermione se apartó y se puso en pie —Le fuiste infiel a tu novia — Hermione dijo, sus lágrimas ahora rodando por sus mejillas.
— ¡Demonios Hermione! ¡No pude evitarlo! ¡Hablé con ella! Pero eres tú.
— ¡¿Ahora soy yo?! ¿Dónde quedó mi mejor amigo? — Hermione se quebró y Harry se desinfló. Su peor miedo estaba sucediendo, iba a perder a su mejor amiga.
— ¿Dónde quedó el hombre del que me enamoré, él que sabe que ser infiel está mal?
— Hermione... Hablé con ella, no puedes simplemente seguir evitándome. ¡Nos besamos! — Harry alzó su voz frustrado.
— ¡Me besaste! Y de pronto ¡¿Soy yo a la que quieres?! — Hermione exclamó incrédula.
— ¡Respondiste el beso! ¡Y siempre has sido tú! — Harry protestó.
— ¡Tú lo empezaste! ¡Tienes novia, Harry! — Hermione devolvió alzando la voz.
— ¡Tenía novia! ¡El beso ocurrió! ¡Te besé! ¡Me besaste! ¡Nos besamos! ¡No puedes simplemente seguir evitándome! — Repitió Harry desesperado.
— Huh, ¿Eso crees? — Hermione avanzó unos pasos, desafiante y Harry tragó saliva temiendo lo peor.
Hermione, abrumada por sus sentimientos y la intensidad del momento, se giró bruscamente y corrió escaleras arriba hacia el cuarto de Ginny, dejando a Harry parado en el pasillo, su frustración palpable en el aire a su alrededor. Todo se convirtió en una tormenta que amenazaba con arrasar con todo a su paso.
Harry se dio cuenta de que todos sus amigos habían presenciado esto y llevó sus manos al rostro con frustración.
— Esto era precisamente lo que no quería que pasara.
El pasillo quedó en un silencio tenso después de que Hermione subió corriendo las escaleras. La respiración agitada de Harry resonaba en el aire, y todos los presentes, incluyendo a James y Lilly, se quedaron atónitos por la intensidad de la discusión que acababan de presenciar. El ambiente en la sala de la madriguera se volvió incómodo, la tensión horrible y parecía que todos contenían el aliento, esperando a ver cómo se desenvolverían los acontecimientos.
Los ojos de James y Lilly estaban llenos de asombro y preocupación mientras miraban el lugar donde Hermione había estado parada momentos atrás. Sus rostros jóvenes reflejaban la confusión y la tristeza que sentían al ver a sus padres discutiendo de esa manera. Era difícil para ellos ver la relación tan diferente de sus padres en ese tiempo, a lo que era en el futuro.
Los demás presentes intercambiaron miradas incómodas y murmullos de confusión mientras intentaban procesar lo que habían presenciado.
Ginny compartió una mirada significativa con Luna, ambas preocupadas por la situación.
Roxanne y los gemelos, aunque sorprendidos, intercambiaron una mirada de entendimiento, sabiendo que había más en esta situación de lo que parecía a simple vista. Neville miró la escena con preocupación.
Finalmente, la señora Weasley regresó a la sala con una bandeja de galletas y pasteles, pero la sonrisa en su rostro desapareció al notar el ambiente cargado. Observó a cada uno de los presentes, su instinto maternal detectando la tensión en el aire. Sin embargo, no dijo nada en ese momento, optando por tratar de suavizar la situación con una conversación casual sobre la comida.
Pero mientras todos intentaban actuar con normalidad, no podían ignorar la atmósfera pesada que se había formado en la sala de la madriguera. James y Lilly estaban más cerca el uno del otro, buscando consuelo en su presencia mutua.
Era evidente que el impacto de la discusión entre sus padres los había afectado profundamente, y la incertidumbre sobre el futuro pesaba sobre ellos dos.
*
La cocina en casa de Neville estaba en silencio. Harry, Ron, Ginny, los gemelos Weasley, Luna, Neville, Roxanne, Draco, Louis(James), y Jane(Lilly) estaban reunidos alrededor de la mesa, discutiendo en voz baja los recientes artículos. La tensión en el aire era palpable, y la ausencia de Hermione se sentía aún más.
Harry, quien acababa de llegar, se dejó caer en una silla con un suspiro pesado. La lechuza que había dejado caer otra carta en su camino no ayudó a mejorar su ánimo. La atención no deseada que estaba recibiendo desde la publicación de los artículos lo estaba agotando, y aunque las bromas de sus amigos intentaban aliviar la tensión, no lograban calmar su mente.
Fred y George, generalmente los primeros en romper el silencio con una broma, esta vez estaban inusualmente callados, intercambiando miradas mientras Harry explicaba su enfrentamiento con Sarah tras la publicación del artículo en *Bruja Semanal*. Su voz estaba cargada de frustración y cansancio mientras hablaba, sus manos apretadas en puños sobre la mesa.
— Sarah nunca debió hacer esto, exponer todo en esa revista... y menos arrastrar a Hermione — dijo Harry, con una mezcla de enojo y desesperación en su voz.
Ron asintió, mirando a su mejor amigo con preocupación. La situación estaba fuera de control, y lo que más le molestaba era que todo se centraba en su amigo y Hermione, sin tener en cuenta lo que ellos realmente sentían.
— Esa revista es pura basura — comentó Ron con desdén — Pero ahora todos los chismes se han desatado, y tú eres el centro de atención.
Ginny, que había permanecido en silencio hasta ese momento, decidió intervenir. Aunque había escrito su propio artículo para *El Profeta* con la esperanza de manejar la situación, no podía creer lo lejos que había llegado Sarah para vengarse.
— No puedo creer que Sarah haya hecho eso — dijo Ginny, su voz dura, pero con un matiz de incredulidad — ¿Qué se supone que pretende lograr con esto?
Harry la miró con cansancio, sus hombros encorvados bajo el peso de la situación.
— No lo sé, Gin. Pero esto ha complicado todo. No es suficiente con que tengamos que lidiar con nuestros propios problemas... ahora todos los demás están opinando.
Neville, quien había estado escuchando en silencio, se inclinó hacia adelante con una expresión preocupada.
— Es increíble cómo las cosas pueden salirse de control tan rápidamente. *Bruja Semanal* siempre ha sido un hervidero de chismes, pero esto... — dejó la frase en el aire, sacudiendo la cabeza.
Luna, con su usual serenidad, miró a Harry con simpatía, pero también con su característico aire de sabiduría.
— Las personas siempre estarán interesadas en lo que haces, Harry. Especialmente cuando se trata de amor. La envidia es una emoción muy poderosa.
Roxanne asintió, compartiendo la preocupación del grupo.
— Es injusto que tengan que pasar por esto. Hermione es una buena persona... no merece ser arrastrada por algo así.
Fred, siempre observador, añadió en voz baja:
— Claro, pero eso es lo que vende, ¿no? Un escándalo. No importa cuán malintencionado sea.
Ginny se cruzó de brazos, sus pensamientos enredándose mientras recordaba los artículos. Ella había publicado lo que consideraba un relato honesto en *El Profeta*, pero *Bruja Semanal* había tomado el enfoque más escandaloso.
— ¿Sabes? Ni siquiera lo he leído. He escuchado suficiente de lo que dice por ustedes y por los chismes...
Harry, sintiendo el peso de la situación, asintió. No podía creer cómo todo había tomado un giro tan extraño. Las brujas y magos parecían más interesados en el escándalo de su ruptura con Sarah que en la posibilidad de que él y Hermione pudieran finalmente haber encontrado algo más profundo entre ellos. Mientras tanto, no podía dar un paso sin ser abordado por búhos que llevaban cartas de amor de sus fans enamoradas.
Justo en ese momento, una lechuza chocó contra la ventana de la cocina, interrumpiendo el ambiente tenso. Harry miró con resignación mientras la lechuza dejaba caer otra carta antes de volar de nuevo. La recogió y la abrió, sabiendo de antemano que contenía las mismas muestras de afecto exagerado que había estado recibiendo.
Fred y George intercambiaron expresiones traviesas mientras Harry leía la carta con un ceño fruncido.
— Supongo que Hermione va a estar un poco celosa, ¿no? — bromeó George, tratando de levantar el ánimo.
Harry les lanzó una mirada de incredulidad, pero los gemelos solo se rieron, disfrutando de su propia broma.
— Oh, por supuesto — respondió Harry con sarcasmo — Seguro que Hermione está temblando de miedo en algún rincón por la "competencia" — dijo haciendo las comillas con sus dedos — No creo que Hermione se preocupe por eso.
Pero en su interior, una parte de él deseaba que fuera cierto. Deseaba que Hermione se preocupara lo suficiente como para estar celosa.
— Deberían darse cuenta de que están perdiendo el tiempo — añadió Fred con una sonrisa burlona — A menos que, por supuesto, alguna de ellas sea Hermione Granger.
Ron asintió, con una sonrisa pícara en el rostro.
Harry se quedó en silencio, sintiendo una punzada de incomodidad por la dirección que había tomado la conversación. Sabía que sus amigos estaban tratando de animarlo con sus bromas, pero no podían entender la verdadera razón de su malestar.
— Bueno, supongo que es un problema que estoy destinado a sobrellevar — dijo finalmente, tratando de mantener el tono ligero — Pero creo que sería mejor si estas cartas dejaran de llegar, ¿no creen?
— Sí, Harry, entendemos — dijo Fred, con un tono más suave — Y con respecto a Hermione, tienes que darle tiempo.
Harry asintió, aunque su expresión reflejaba claramente su frustración.
— Lo sé, lo sé — susurró, más para sí mismo que para los demás — Pero eso no cambia el hecho de que me gustaría que las cosas fueran diferentes entre nosotros.
Ron puso una mano reconfortante en el hombro de su amigo, mientras los gemelos y el resto de los presentes compartían miradas de apoyo. El silencio que siguió estuvo lleno de la comprensión que solo los amigos cercanos pueden ofrecer, pero también de la preocupación por el futuro incierto que enfrentaban.
Harry sabía que aunque estaban todos juntos en esto, la única persona que realmente podía ayudarlo a resolver sus sentimientos estaba ausente. Y eso le dolía más que cualquier cosa que los artículos o las cartas pudieran hacerle.
— Supongo que tendré que tener paciencia — murmuró finalmente, resignado.
Los gemelos Weasley y Ron le dieron palmaditas de ánimo en la espalda, mientras Louis y Jane intercambiaban una mirada preocupada.
"Hermione…" pensó Harry con pesar, preguntándose qué más podía hacer para arreglar las cosas entre ellos. Había sido un idiota al serle infiel a Sarah, y ahora estaba pagando las consecuencias por sus acciones. Le dolía el corazón pensar que había perdido la amistad y el amor de Hermione por un error tan estúpido. La idea de que Hermione pudiera sentir celos por las cartas era esperanzadora, pero también le hacía sentir una profunda tristeza.
Durante un breve instante, la idea de que Hermione aún pudiera tener algún tipo de interés romántico en él le hizo sentir un cosquilleo de emoción. Imaginársela mirando las cartas con su ceño fruncido, preguntándose quiénes eran esas mujeres que querían su atención, le daba una sensación extraña de satisfacción.
Sin embargo, esa sensación de satisfacción fue efímera. Pronto, la realidad se impuso con toda su fuerza. La distancia emocional y la frialdad que sentía de parte de Hermione dejaban claro que las cartas no significaban nada en comparación con los problemas reales que tenían que resolver.
Así que, aunque la idea de que Hermione pudiera sentir celos por las cartas le resultaba atractiva, Harry sabía que era ridículo aferrarse a esa esperanza.
Mientras tanto, Harry continuó recibiendo cartas de sus admiradoras, pero su corazón no estaba en ellas. Su mente seguía preocupada por el distanciamiento con Hermione y la incertidumbre sobre su relación.
*
Semanas después, en un rincón tranquilo y poco transitado del ministerio de magia, James y Lilly, con la ayuda de sus cómplices Ron, Draco, Neville y los gemelos Weasley, estaban en medio de una planificación secreta. Sus risas apenas audibles y los murmullos conspiratorios llenaban el aire mientras debatían cómo llevar a cabo su próxima travesura.
— ¡Creo que esto definitivamente será algo que los juntará! — exclamó Fred Weasley con una sonrisa traviesa.
— ¡Exacto! — asintió George, su hermano gemelo, riendo con entusiasmo.
James y Lilly compartieron una mirada de complicidad, sabiendo que su plan estaba por ponerse en marcha. Con un par de varitas y algunas palabras mágicas, lograron descomponer sutilmente el ascensor en el que Harry y Hermione se encontraban, asegurándose de que quedaran encerrados allí por un tiempo.
La pareja en cuestión había estado en medio de una conversación seria y tensa, la magia de ambos comenzó a hacer estragos, y el ascensor comenzó a moverse bruscamente.
Las palabras salían disparadas como flechas afiladas, cargadas de enojo y frustración. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder terreno.
— ¡No puedes simplemente evitarme todo el tiempo, Hermione! — exclamó Harry, su voz elevándose en un tono de indignación — Hemos pasado a través de tantas cosas juntos, y de repente, pareces decidida a ignorarme por completo.
Hermione lo miró con furia en sus ojos, sin retroceder.
— ¡Tú no entiendes nada, Harry! No puedes simplemente asumir que todo es fácil para mí. Las cosas han cambiado entre nosotros, y no sé cómo manejarlo.
La agitación en el ascensor parecía reflejar el caos de sus emociones. La tensión entre ellos crecía con cada palabra intercambiada, sus miradas chocaban en una batalla silenciosa.
— ¿Y qué esperas que haga, Hermione? ¿Debo simplemente sentarme y actuar como si no hubiera sentido nada por ti durante todos estos años? — Harry replicó, su voz cargada de frustración — No puedo fingir que no siento nada por ti, algo que va mucho más allá de la amistad.
— Pero tampoco puedes simplemente esperar que todo vuelva a ser como antes, Harry. Las cosas han cambiado, y no podemos ignorar lo que sucedió — Hermione apretó los puños, sus ojos brillando con determinación.
El ascensor tembló ligeramente en medio de su discusión, como si la magia que rodeaba su tensión emocional estuviera afectando el ambiente a su alrededor. Las voces elevadas de Harry y Hermione resonaban en el espacio confinado, una lucha por expresar sus sentimientos y resolver el caos en sus corazones.
— ¡No quiero que las cosas vuelvan a ser como antes! — exclamó Harry, su voz llena de urgencia — ¡Quiero que estemos juntos! Que seamos honestos, enfrentemos lo que estamos sintiendo, incluso si es complicado y doloroso.
Hermione miró fijamente a Harry, sus ojos llenos de confusión y conflicto.
— No puedo simplemente dar un salto al vacío, Harry. No puedo arriesgar nuestra amistad sin saber qué pasará.
El ascensor continuaba moviéndose, una metáfora perfecta para la tormenta emocional que se desarrollaba entre ellos. A pesar del enojo y la frustración, también había un atisbo de anhelo y deseo en sus miradas.
— Lo entiendo, Hermione — suspiró Harry, su voz más suave ahora — Pero no puedo seguir ignorando lo que siento por ti. No puedo simplemente pretender que no existe.
De pronto, un repentino estallido de magia los tomó por sorpresa, haciendo que se tambalearan y se sostuvieran del pasamanos para no caer. Entre el caos del movimiento, Hermione tropezó y estuvo a punto de caer.
— ¡Hermione, cuidado! — exclamó Harry, y siempre protector, la atrapó por la cintura y la sostuvo firmemente tomando el control.
Hermione se aferró a Harry, sintiéndose vulnerable pero al mismo tiempo agradecida por su sostén. El ascensor seguía sacudiéndose y, en medio de la confusión, sus cuerpos quedaron en una posición comprometida. Estaban a centímetros de distancia, sus alientos chocando suavemente mientras compartían un intenso contacto visual.
Las emociones se agitaron en el aire mientras se miraban, una mezcla de preocupación, tensión y algo más palpable en el ambiente. Era como si todo el mundo a su alrededor se hubiera desvanecido.
Un impulso intenso comenzó a tomar forma, la tensión entre ellos fue adquiriendo una nueva dimensión. El deseo de besarse estaba presente, pero también la incertidumbre de la discusión que acababan de tener. En el último segundo, Hermione sutilmente se apartó, rompiendo la intensidad del momento.
— Harry, no deberíamos... — murmuró Hermione con voz suave, su mirada llena de emoción.
Harry asintió lentamente, sintiéndose frustrado pero respetando sus palabras. Se separaron, y el ascensor finalmente se detuvo. Las puertas se abrieron, liberándolos de su encierro.
Una semana completa transcurrió desde su encuentro en el ascensor y Hermione había evitado a Harry con una habilidad que rozaba lo magistral. A pesar de las esperanzas de Harry de encontrarse con ella en cualquier momento del día, esos encuentros nunca llegaron.
Frustrado, el día de Harry se llenaba de anticipación y desilusión. Cada esquina del ministerio, cada café, cada pasillo parecía ser una posibilidad para encontrarse con Hermione, pero ella eludía sus intentos sin dejar rastro. Sus sentimientos oscilaban entre la tristeza y la añoranza. Extrañaba a Hermione, sus momentos de complicidad que ahora parecían estar sepultados bajo capas de malentendidos y distancia.
Las noches eran particularmente difíciles para Harry. Se encontraba solo, perdido en sus pensamientos sobre cómo todo había llegado a este punto. Su expresión reflejaba una mezcla de desánimo y determinación mientras reflexionaba sobre cómo abordar la situación y restaurar lo que una vez compartió con Hermione.
Se encontraba en ese momento con Ron en su oficina. La preocupación se reflejaba en el rostro del pelirrojo mientras escuchaba a su mejor amigo expresar sus temores y frustraciones.
— Desde que la besé, no he parado de perseguirla, de rogarle. Pero ella está enojada Ron, Sarah nos vio, y tiene razón, le fui infiel — confesó Harry con voz quebrada, sus ojos mostrando la tormenta de emociones que lo consumían.
Ron asintió en silencio, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabía que la relación de Harry y Hermione estaba en una encrucijada crítica.
— Estoy aterrado, Ron. Tengo miedo de que decida que se acabó y perder a Hermione, incluso como amiga. No puedo, Ron — continuó Harry, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar.
Ron puso una mano reconfortante en el hombro de Harry, sintiendo la angustia que su amigo estaba experimentando. Era evidente que Harry temía perder a Hermione más que nada en el mundo.
— Harry, escucha — comenzó Ron, su voz llena de empatía — Sé que esto es difícil, pero lo importante es que estás dispuesto a enfrentar las consecuencias de tus acciones. Hermione es fuerte, pero también te conoce mejor que nadie. Siempre has sido su mejor amigo, y eso cuenta para algo. No te subestimes.
Harry asintió, agradeciendo el apoyo de Ron, aunque la incertidumbre aún pesaba en su pecho.
— Entiendo que te sientas culpable y asustado en este momento, pero no puedes dudar del amor de Hermione por ti. Te lo digo de primera mano, has estado en el primer lugar de su corazón desde que la conocimos en el expreso de Hogwarts.
Harry emitió un jadeo de asombro, y miró a Ron con atención, deseando creer esas palabras. Reflexionó sobre las palabras de Ron. Cierto, Hermione siempre había estado a su lado, incluso en los momentos más oscuros y peligrosos.
— Hermione te ama, Harry. No importa cuántas discusiones tengan o cuán complicada sea la situación, ella siempre te elige a ti — dijo Ron con un tono sincero.
Las palabras de Ron comenzaron a calar en el corazón de Harry. Recordaba todas las veces en que Hermione lo había apoyado, defendido y cuidado. No podía negar que había un amor profundo entre ellos, incluso si las circunstancias actuales parecían difíciles.
Ron siguió enumerando momentos clave en los que Hermione había demostrado su amor y apoyo hacia Harry.
— ¿Recuerdas cuando asaltamos Gringotts y junto con ella salimos volando en un dragón, a pesar del miedo de Hermione a las alturas? — preguntó Ron con una sonrisa nostálgica — Ella hizo eso por ti, Harry. También fue quien se quedó contigo en la tienda cuando el guardapelo me afectó. Sé que no fui un buen amigo en ese momento, y lo siento. Pero aquí estoy, tratando de hacerte entender cuánto te ama Hermione.
Harry asintió, reconociendo la valentía y el compromiso de Hermione en esos momentos cruciales. Ron continuó.
— Y no te olvides de cuando nos dijiste que ibas a entregarte a Voldemort. Hermione estaba dispuesta a ir contigo y morir junto a ti — Ron hablaba con emoción, recordando la fidelidad de su amiga.
Harry se estremeció ante el recuerdo de ese oscuro momento en su vida y el sacrificio que Hermione estaba dispuesta a hacer.
— Y cuando Hagrid cargó tu cuerpo y Voldemort dijo que estabas muerto... — Ron bajó la voz, sabiendo cuán doloroso era ese recuerdo para Harry — Escuchaste a Hermione gritar. Ella cayó de rodillas.
Harry cerró los ojos brevemente, reviviendo el grito desgarrador de Hermione. Luego, Harry recordó algo que lo había estado atormentando.
— ¿Sabes, Ron? — comenzó con cautela — Le pregunté a Hermione una vez si tú sabías acerca de quién era ese "alguien más" que le gustaba. Ella me dijo que sí, que tú lo sabías. Pero nunca me dijo quién era.
Ron suspiró, como si esa pregunta fuera el eslabón que faltaba para entender la historia completa.
— Ella no iba a decirte que eras tú, Harry. No entonces, ni ahora. Por la misma razón por la que estás aterrado en este momento. Tenía miedo de perderte — dijo Ron con firmeza, mirando a su amigo directamente a los ojos.
Harry sintió una oleada de emociones abrumadoras mientras asimilaba todo lo que Ron le había dicho. Hermione había estado allí para él en los momentos más difíciles, había arriesgado su vida y su corazón por él. Era evidente cuánto lo amaba, incluso si él había tardado en comprenderlo.
— Solo dale tiempo, mate — continuó Ron — Deja que procese todo esto. Y cuando esté lista para hablar, hazlo con sinceridad. No puedes cambiar el pasado, pero puedes construir un futuro juntos si ambos están dispuestos a luchar por ello.
Las palabras de Ron resonaron en la oficina, brindando un rayo de esperanza en medio de la tormenta emocional de Harry.
La conversación continuó, con Ron ofreciendo consejos y consuelo a su amigo. Harry no sabía cuando su amigo se había vuelto tan sabio. Supuso que Luna tenía que ver con eso.
Mientras Ron hablaba, Harry seguía luchando contra sus miedos y esperanzas en medio de una situación que amenazaba con desmoronar su mundo.
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En la sala de estar de la casa de Neville, James y Lilly compartían con sus tíos sus intentos fallidos de unir a sus padres. La frustración crecía entre los dos hermanos mientras compartían los detalles de cada plan que no había funcionado.
— ¡Ya intentamos de todo! — exclamó Lilly, pasando una mano por su cabello rizado — Ni siquiera con la broma de Fred y George logramos algo.
James rodó los ojos, cruzando los brazos con exasperación.
— Es que no entiendes nada, Lilly. Tus ideas son tan obvias, cualquiera podría notar que estamos tramando algo.
La tensión aumentó cuando Lilly le lanzó una mirada furiosa.
— ¿Y tus ideas son tan brillantes? ¿Esperar que se encuentren accidentalmente en el Callejón Diagon es un plan?
Lilly se levantó de su asiento, enfrentándolo. James también se puso en pie.
— ¡Al menos no trato de recrear escenas románticas de películas muggles en pleno ministerio! — respondió James con sarcasmo.
— Ahora se parecen a ti peleando con Hermione y Ginny — Draco dijo con incredulidad. Ron se rió ante esta última observación y asintió.
— Hermanos tenían que ser — Malfoy dijo.
El resto de la sala permaneció en silencio, observando la discusión entre los hermanos. Neville, Roxanne, Ginny y Luna intercambiaban miradas perplejas.
La discusión continuó, cada vez más acalorada.
— Parece que hemos vuelto a nuestros años de escuela — Ginny murmuró inclinándose hacia Luna.
Lilly y James, inmersos en su pelea, no notaron las miradas de los adultos que observaban la escena con asombro. La sala se llenó de palabras cruzadas y gestos exagerados mientras la dinámica de los hermanos Potter-Granger se desplegaba frente a sus parientes.
— Chicos, ¿no se supone que están tratando de unir a sus padres y no de iniciar la tercera guerra mágica? — Neville intervino.
La observación de Neville trajo algo de cordura a la situación, y los hermanos se miraron, dándose cuenta de la ridiculez de su pelea.
— Tal vez deberíamos pensar en algo más sutil — sugirió Roxanne con una sonrisa.
La sonrisa de Roxanne generó una chispa de complicidad entre los presentes. James y Lilly, todavía algo tensos, se sentaron nuevamente, dispuestos a escuchar nuevas ideas.
— Rox tiene razón. Necesitamos algo que no sea demasiado obvio ni forzado, pero que los ponga en situaciones donde tengan que interactuar — sugirió Ginny, pensativa.
— Una reunión casual donde puedan compartir tiempo juntos sin presiones — propuso Luna, con su característica serenidad.
James frunció el ceño, pero Lilly asintió pensativa.
— Puede funcionar, pero tiene que ser algo más que una simple reunión. Algo que los haga recordar lo que comparten.
Roxanne, siempre creativa, levantó la mano imitando a Hermione, como si estuviera en una clase.
— ¿Y si creamos un juego de preguntas y respuestas sobre su pasado? Algo que les haga recordar momentos juntos.
La idea fue recibida con entusiasmo. Neville, el más calmado del grupo, ofreció su opinión.
— Pero hagámoslo sutil, sin que se den cuenta de que intentamos juntarlos. Podemos decirles que es una especie de juego para fortalecer lazos familiares.
— También podríamos poner muérdago estratégicamente en algunos lugares de la casa — Propuso Luna con suavidad.
La propuesta de Luna añadió un toque de encanto y sorpresa al plan, y todos asintieron, convencidos de que esta vez podrían lograrlo.
*
La sala de estar de Neville era acogedora, un refugio cálido y seguro contra la fría noche que se cernía afuera. Las paredes estaban decoradas con fotografías de él y Roxanne, y otras de Hogwarts, las cuales parpadeaban de manera alegre, llenando la habitación con recuerdos felices. Una suave luz dorada emanaba de las lámparas encantadas, proyectando sombras danzantes que se unían al baile de las llamas en la chimenea. La alfombra mullida bajo los pies, y los muebles cómodos, daban al lugar una sensación de hogar y serenidad.
James había encontrado un lugar en el sofá junto al fuego, sus ojos siguiendo el hipnótico movimiento de las llamas mientras se dejaba llevar por el calor y la tranquilidad.
Sin embargo, a medida que observaba, comenzó a sentir un ligero malestar en la parte posterior de su cabeza. Al principio, apenas era perceptible, como un susurro lejano en su mente. Las llamas danzaban alegremente, su crepitar suave y constante, pero para James, la escena comenzó a volverse surrealista, casi irreal.
El malestar se intensificó rápidamente, transformándose en una punzada molesta que se extendía como una ola por su cráneo. Frunció el ceño, desconcertado por la repentina aparición del dolor. Sus dedos se movieron instintivamente hacia su sien, presionando con fuerza en un vano intento de calmar la molestia. La sala, tan familiar y reconfortante minutos antes, parecía ahora girar a su alrededor, los colores y las formas distorsionándose en su visión.
La marejada de náuseas que lo invadió fue abrumadora. James cerró los ojos con fuerza, tratando de estabilizarse, pero la sensación persistió. La presión en su cabeza aumentaba, pulsando al ritmo de su corazón, mientras el eco de las llamas parecía crecer, llenando sus oídos con un rugido sordo.
Las visiones comenzaron a tomar forma frente a sus ojos, distorsionando su percepción de la realidad. Se encontró a sí mismo parado en un lugar desconocido, rodeado de personas algo borrosas. La confusión lo invadió mientras las imágenes del futuro se entrelazaban con fragmentos de su pasado, y otras imágenes que no lograba ubicar.
Con cada parpadeo, las visiones se volvían más vívidas y perturbadoras. Vio a una mujer apenas visible llevando a un niño en brazos, ambos envueltos en un aura de felicidad. Sin embargo, la alegría se desvaneció rápidamente cuando la escena cambió abruptamente.
El dolor de cabeza se intensificó a medida que las visiones se volvían más caóticas, como si su mente estuviera luchando por comprender lo que veía. Gritos resonaron en sus oídos, y una sensación de desesperación lo abrumó mientras se encontraba en medio de una batalla sin sentido.
Los gestos de James eran como aquellos días oscuros cuando Harry luchaba contra las visiones de Voldemort.
La habitación parecía dar vueltas alrededor de James mientras observaba la escena que se desplegaba frente a él. Ahora sus padres estaban allí, pero sus rostros estaban distorsionados por la angustia y la confusión. Su madre tenía lágrimas en los ojos, su expresión llena de dolor y desesperación, mientras sus labios se movían frenéticamente. Aunque no podía escuchar lo que decía, el peso de su angustia se sentía en el aire.
Su padre estaba a su lado, con otra mirada de angustia, sus palabras parecían perderse en el vacío. La atmósfera estaba cargada de tensión, como si el aire mismo estuviera impregnado de tristeza y ansiedad. Las emociones de James se agitaron dentro de él, reflejando el dolor y la confusión que veía en sus padres. Sentía un nudo en el estómago, una sensación de impotencia mientras observaba la escena desplegarse ante sus ojos.
Entonces, en medio del caos silencioso, una palabra cortó el aire pesado: "divorcio".
La palabra resonó en su mente, enviando un escalofrío por su espina dorsal. Fue como si el mundo se detuviera por un momento, mientras absorbía el peso de esa palabra. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a su madre llorar, su dolor palpable incluso a través de la distorsión de la visión. Quería correr hacia ellos, consolarlos, pero estaba atrapado en su propia impotencia, incapaz de intervenir en el tumulto emocional que se desarrollaba delante de él.
De repente, como si alguien hubiera apagado un interruptor, las visiones se desvanecieron, dejando a James jadeando y desorientado en la sala de estar de Neville. La chimenea seguía crepitando frente a él, pero todo parecía diferente, como si hubiera estado en otro lugar durante un tiempo que no podía calcular.
La confusión y la preocupación se reflejaban en sus ojos mientras buscaba encontrar una explicación para lo que acababa de experimentar. El dolor de cabeza persistía, recordándole que algo más estaba en juego.
