Advertencia:Los personajes de Bang Dream le pertenecen a la compañía Bushiroad.

Advertencia: La mención de ciertos personajes de D4DJ le pertenecen a la compañía Bushiroad.

Advertencia: Los personajes de K-ON! le pertenecen a Kakifly.

Advertencia: Aparecerá ciertos detalles del Fic de K-ON! La Asistente. Esos detalles entran como parte de esta historia, sin embargo, son de mi autoria. Así como también aparecerán personajes nuevos que salen después de algunos años partiendo de los sucesos en esa historia.


Capítulo Extra: Diciembre, parte I

Pov's normal

Ha pasado cinco meses desde que Kokoro encontrara a Chisato en Londres con una pequeña niña que resultó ser hija de Kaoru. Ha pasado cinco meses desde que saliera a la luz la verdad de los sucesos que pasó hace diez largos años. Emociones encontradas, y más preguntas que respuestas.

Hace cuatro meses, Misaki junto a Kaito, decidieron diseñar la urbanización residencial "Bandori", abreviatura de "Bang Dream Girls Party", más que nada porque se hacía fácil la pronunciación y era una palabra corta de decirla. La reunión se la realizó al viernes siguiente con la mayoría y todas estuvieron de acuerdo en mudarse a la urbanización. Primero, todas estarían cerca para cualquier eventualidad; segundo, por seguridad de todas.

Kaito firmó los documentos necesarios para empezar la obra con la constructora de confianza, con la cual ha trabajado muchos años en algunos proyectos del emporio Tsurumaki, y desembolsó una buena suma de dinero para que la urbanización esté finalizada máximo en dos meses. Quería que la obra con todas las familias ya mudadas estuviese lista para el 30 de noviembre. El 1 de diciembre sería la inauguración de esta y daba paso a la primera celebración navideña de todas las familias juntas.

Misaki diseño los planos de una manera sencilla y funcional: la entrada principal llevaría hasta la mansión, pero a los lados estarían las calles que uniría a la entrada y salida de las casas dúplex individuales. Por el lado derecho, estaría las casas de PasuPare con HaroHappy, y en la parte de atrás, en la calle paralela a la sub-principal estarían las casas de los padres de las chicas, mientras que en el lado izquierdo estarían las casas de Afterglow, Roselia y Popipa. En la calle paralela a la sub-principal, estarían las casas de los padres de ellas. Adicional a esas casas, Misaki diseño tres casas más por prevención, siendo una de ellas para Kaede-san, madre de Kaoru; en caso de encontrarla. Al final de la calle principal estaría otra mansión que tendría una arquitectura igual a la primera, haciéndola ver como la gemela; "las mansiones gemelas" le bautizo Hina un día que estaban desayunando todas en la mansión principal. Por dentro estaría diseñada con estudios de ensayo, sala de juegos para los adultos y otra sala de juegos para las niñas; en la parte de atrás estarían las canchas de: VolleyBall, Tennis, Basketball, Fútbol y centros de entrenamiento de lanzadores de béisbol y softball además de centro de entrenamiento para bateadores.

La mansión principal quedaría como centro de reuniones para fiestas de cumpleaños o días festivos como navidad, por ejemplo. Detrás de las casas de los padres de las chicas de Roselia, Afterglow y Popipa estarían las casas para los empleados en general de la familia Tsurumaki. Ellos se formaron como una familia desde que empezaron a trabajar para ellos, salvo excepción la nana de Kokoro, quién ya tenía tiempo trabajando para los Tsurumaki. En realidad, la nana llegó a la familia cuando Nara quedó embarazada de Kokoro y le ayudó en todo lo que podía.

Y hablando de madres…

Todavía no se sabía el paradero de Kaede Seta, y Kokoro decidió hablar con Hiroshi sobre ese tema. Ambos empezaron a tener una bonita relación como si de verdad fuesen tío y sobrina. Hiroshi le aconsejaba mucho a Kokoro, y siempre le advertía que tenga cuidado en cada paso que dé. Hiroto jamás le perdonó a ella que le haya frenado sus planes, y era un hombre que buscaría el momento idóneo para ejecutar su venganza.

Al mes de haber llegado a Japón, Kaoru y Chisato, los rumores empezaban a cobrar fuerza. Pero esta vez, los rumores se debía a que ellas posiblemente se reencontraron en el exterior, reiniciando así una relación inconclusa, llegando finalmente a formar una familia. Pues para nadie fue difícil ignorar las salidas de ellas con la pequeña. Y la pequeña Seta era el vivo retrato de Kaoru, siendo casi imposible negar cualquier parecido.

Pero ahí no quedó la cosa. No señor.

Muchos empezaban a preguntarse por los padres de Kaoru. Hace diez años ellos desaparecieron casi por arte de magia, al igual que Chisato, su hermana menor y la misma Kaoru. Cuando ambas salían, no había fan o paparazzi que pudiese ignorar la presencia de ambas, pues actualmente ambas irradian un aura brillosa y poderosa, que podría dejar ciego a cualquier persona. Era demasiado intensa esa aura.

Mientras se realizaba la construcción del barrio residencial, en una casa alejada de la gran ciudad se encontraba en el fiscal general de la nación bebiendo whisky con la mirada fija en la televisión. En esos momentos se proyectaba una entrevista a Kokoro Tsurumaki sobre temas de donaciones que suele realizar en la primera semana de diciembre, específicamente el primer sábado del mes. Para Miyamoto, la sorpresa de enterarse de que la única hija de los Tsurumaki había asumido el control de las empresas fusionándolas, creando el famoso The Tsurumaki Group Enterprise, incluso pensando en expandirse fuera del territorio Nipón, lo tomó desprevenido. Pero estaba más que seguro que esta vez no será como hace diez años.

—Maldita mocosa. Hace diez años te subestime pensando que sólo eras una cabeza hueca mimada. Típica de niña rica, pero esta vez no tendrás la misma suerte, por muy inteligente que seas. Siempre estaré pasos por delante de ti, y la oportunidad llegó, ¿verdad? —desafortunadamente, Miyamoto se enteraría tiempo después, que Kokoro no solamente era inteligente, si no que en realidad era una genio con IQ por encima del promedio normal, y que siempre estuvo, no uno, sino cuatro pasos por delante de él.

El regreso de Kaoru y Chisato a Japón llegó a oídos del fiscal general de la nación, y ese sería el primer paso para atacar a la hija de Kaito y Nara Tsurumaki. Su venganza sólo empezaba, pero no lo haría ahora, por respeto a estas fechas. Dejaría pasar estas festividades por el bien de todos, y de él mismo. Está vez tenía que ser muy detallista y meticuloso, pues no quería dejar escapar la oportunidad de sacarlos para siempre del camino a los Tsurumaki.

Si tan sólo ese par de idiotas de Hiroshi y Kaito no se hubiesen metido en el camino, él estaría ahora junto a Nara llevando una vida de lo más feliz. Tendría sus negocios a buen recaudo sin que nadie sospechara y su reputación de abogado fiscal no estaría en la cuerda floja. Hiroto Miyamoto siempre fue un hombre ambicioso, y para él no había nada más que el poder, y ese poder atrae dinero, mucho dinero; el dúo perfecto para alguien de la clase de persona ambiciosa y avariciosa como el fiscal de la nación. El amor, y esas cosas son para tontos, para los débiles. Pero siempre supo que Nara era difícil, y que no era tan tonta como aparentaba; detrás de esa elegancia, sencillez y calidez, era alguien astuta y con un alto grado de inteligencia que nada podría pasar desapercibido delante de sus ojos.

Y el idiota de Dai Agari tampoco hizo bien su trabajo. Esa obsesión de él con Shirasagi le costó a él el puesto hace diez años. Si bien conocía al abuelo Agari, su nieto no sacó para nada la inteligencia de su abuelo, pues el señor tenía unas maneras persuasivas y astutas de sobrellevar los problemas que se presentaba y era buen negociador, jamás perdía una negociación.

Y… ese era el otro problema que tendría que resolver antes de la fecha.

"Sábado 13 de enero del siguiente año habrá una fiesta en la mansión Tsurumaki. Estará presente Seta-san y Shirasagi-san."

Una sonrisa complaciente apareció en los labios de Miyamoto. Fue buena idea retener a Yusei Iwai como su asistente. Se preguntaba por qué dejó de ser fiscal si siempre demostró cualidades de cómo ser un buen profesional del marco jurídico. Ya habría tiempo para preguntarle los motivos, por ahora, su enfoque estaba en destruir a Kokoro a como dé lugar, y de paso, destruiría a sus padres sumiéndolos en el dolor de la pérdida de su única hija…

Barrio residencial Bandori

—No puedo creer lo que acabas de hacer, Yusei.

—Era vital que lo hiciera, Mai.

—¿Sabes que esto nos cambia algunos planes?

—No. Es perfecto si quiero que él esté aquí… —apareció de manera sorpresiva la heredera del emporio Tsurumaki.

—¡Okusawa-sama! No esperaba verla aquí…

—Quería hablar con al abogado Iwai, y me los encontré a los dos. Mejor.

—¿Alguna vez le han dicho que nada se le escapa, Okusawa-sama?

—Siempre me lo dicen, detective. Por cierto, ¿cómo va con el trabajo con Himari?

—Vamos bien, y tenemos más cosas. Aún hay cabos sueltos, pero el rompecabezas se está armando como jamás pensé que se armaría. Ella es muy buena.

Kokoro sonrío. Sabía que probablemente para ese momento Miyamoto habría caído en la trampa que mandó a poner con el abogado Iwai. Kokoro sabía perfectamente como atacar y como defender, ella controlaba los tiempos; aprendió hacerlo desde pequeña por sus actuaciones y luego lo fue perfeccionando en la adolescencia cuando formó la banda. Sin embargo, Kokoro aguardaba un secreto que ni siquiera sus padres lo saben. El cómo creó al grupo de mercenarios con los detectives Akiro y Yuuto a raíz del atentado del uno y de la muerte de la pequeña hija del otro.

Aún Kokoro tenía pesadillas de aquella vez en que llegaron ambos al hospital con una angustia marcada en el rostro, y a ese evento se suma a la vivencia propia de tiempo atrás con Kaoru cuando la encontró en el estado en que la encontró; luego recibió la noticia de que la pequeña no pudo sobrevivir a las quemaduras de segundo y tercer grado. Aquello fue un duro golpe para la estabilidad emocional de ella. Sintió que, a pesar de tener todos los recursos financieros, no logró salvar a una pequeña niña, y aquello sería el inicio de todos sus tormentos.

—Okusawa-sama, ¿todo está bien? —Mai y Yusei le había cogido mucho cariño a la heredera del emporio empresarial. Comprobaron por sus propios ojos que ella era un ser humano único, lleno de un corazón noble y con mucha empatía.

—Sí. Sólo me perdí en mis pensamientos —Kokoro trató de mostrarse tranquila y como siempre ha sido, pero aquellos recuerdos le provocaban una pequeña inestabilidad en sus emociones —. Me alegra escuchar que usted, detective Mai, se esté llevando bien con Himari. Ojalá pudieran encontrar nueva evidencia con las pruebas que tienen ambas. Y sobre lo que vine hablar con el abogado Yusei, es más una advertencia que le debo dar: tengan mucho cuidado con Miyamoto. Él no confía en usted, lo está usando como chivo expiatorio.

—Lo sé… nunca fue lo mismo cuando me rehusaba a volver a trabajar con él y fue peor cuando se enteró que dejé de ser fiscal. Pero… tengo un presentimiento y no me gusta.

—Él no es el único enemigo suyo, abogado Yusei. La fiscalía está llena de gente corrupta, deshonesta; es ahora cuando van a todo por el todo para no salir perdiendo todo lo que han conseguido mintiendo y estafando, poniendo pruebas falsas creando falsos positivos. Habrá alguien que pongan mucho interés en usted por "obedecer" ordenes de Miyamoto. Habrá que ver si Miyamoto lo sigue sosteniendo o no. ¿Sabe lo que tiene que hacer, verdad?

Yusei lo sabía. Estaba consciente de toda la situación, y era algo que lo había hablado detalladamente tanto con Kokoro como con Hiroshi. Él creyó que lo sabía todo, pero a medida que avanzaba su relación, se percató que apenas sabía un porcentaje mínimo. Que todo lo que estudió, apenas le ayudaba en la vida real, y que el resto era puro ingenio, prudencia y perspicacia; además de continuar aprendiendo. Por eso, uno de los motivos que tenía Yusei de haber renunciado como fiscal, era irse a Europa o Estados Unidos para seguir adquiriendo conocimiento en temas legales, pero, sobre todo, para comprender el "habeas corpus", "la presunción de inocencia" con la que tanto se maneja en Occidente. Que consistía, cuando se los usaba, porque se los usaba. Quería saberlo todo para que, en un futuro, al regresar a Japón pudiese implementar aquello, empezando en las pequeñas ciudades y luego ir a las grandes.

Pero no salió como lo había planificado.

Nada sale como uno lo planifica en la vida. Es un hecho comprobado.

Sin embargo, con el regreso de Kokoro junto a Chisato y Kaoru, tal vez sus planes fueran modificados ligeramente, pero continuaban su rumbo. Y él vio la oportunidad con la heredera del emporio Tsurumaki. Lo habló con Mai cuidadosamente, y ambos llegaron a la conclusión que la familia Tsurumaki estaba involucrada pero no en un delito: ellos eran las víctimas principales. Pero sin pruebas, no podían seguir avanzando.

Todo empezó cuando llegó Miyamoto de nuevo como fiscal general de la nación. Lo curioso es que él estaba "retirado". Hasta donde habían escuchado, él se había jubilado por enfermedad catastrófica que le imposibilitaba continuar con el ajetreo que conlleva ser fiscal general de la nación. Pero en el fondo había algo más, y eso lo iban a descubrir Kokoro y los demás. Lo harían de la mejor manera, porque tanto Kokoro como Miyamoto son buenos estrategas, pero hay una ligera diferencia entre el uno y el otro: Kokoro es una analista y estratega con mucha paciencia. Miyamoto, su sed de poder e impunidad lo llevan a cometer errores.

A una le sale la estrategia casi rozando la perfección.

Al otro, se le acumula las penas delictivas.

Se dice que el mejor estratega siempre será el general más paciente, el que espera el momento indicado para atacar cuando el enemigo está debilitado y confundido.

Sin embargo, diciembre es un mes de festividades navideñas que invitan a la unión, a la armonía, el compartir momentos en familia y con los amigos. Es el mes de los buenos deseos, buenos augurios. Pero para la heredera del emporio, ese diciembre marcaría un nuevo inicio…

—Sólo espero poder estar a su altura, Okusawa-sama —dijo Yusei con tono de preocupación.

Yusei había tenido pesadillas de su propia muerte. Era cierto que al abogado siempre le había aterrado el tema del fallecimiento. Es un tema que nunca pudo superarlo, y simplemente lo dejó oculto dentro de su ser. Él, cuando era niño, presenció cuando ejecutaron a su familia y luego incendiaron la casa. Su casa familiar. Ahora quedaba huérfano y sin un hogar del cual cobijarse de las inclemencias del clima. Su niñez y adolescencia fue solitaria y triste; y a raíz de ese hecho, obtuvo dos cosas: el deseo de hacer justicia y el temor a la muerte.

Yusei jamás había hablado del tema con nadie. No lo vio necesario, puesto que en el orfanato donde fue a dar, lo trataron bien y dieron cobijo cálido. De hecho, en el orfanato le daban clases, aunque muy básicas. Esas clases le fueron ayudando a desarrollarse, además que tuvo una cuidadora quien le inculcó el amor por los libros, y ella le solía leer cuentos. Años después, cuando vio la primera presentación de HaroHappy, quedó impresionado; era la primera banda que cantaba animada y de manera teatral para niños. Las investigó un poco, descubriendo que su líder era la heredera del emporio Tsurumaki y que daba presentaciones a orfanatos, jardines de infantes y asilos de anciano.

Y algo muy dentro de él se removió.

La calidez que alguna vez creyó que se le había perdido, renacía y se emocionaba. Su mayor secreto es que él solía escuchar canciones como: Fuwa Fuwa Yumeiro Sandwich, Do Re Mi Fa Rondo, Egao Sing a Song, Sekai Nobbinobi Treasure!, Goka! Goka!? Phantom thief…

Kokoro lo observó en silencio, y pensó en el trasfondo de aquellas palabras del abogado. Sabía que debía tener cuidado, más que nada porque intuía que estaría bajo investigación. De hecho, por sus acciones del pasado, estuvo en el ojo público por un tiempo, hasta que finalmente disminuyó la atención que le habían dado. Y se redujo la atención porque optó por salir solo lo estrictamente necesario, y en todas fue por eventos relacionados con los negocios de la familia, y no se la veía con nadie a su lado, hasta aquel evento de torneo de tenis que se presentó como representante de los negocios Tsurumaki, quienes eran Sponsors. Y en ese evento fue cuando se reencontró con Misaki, iniciando su segunda etapa de la relación hasta lo que sucedió gracias aquellos rumores.

Pero eso estaba en el pasado…

—No quiero que esté a mi altura, abogado Yusei. Quiero que dé toda su capacidad y su talento, y estoy segura de que lo sabrá hacer bien.

—Aun así… tengo mis dudas sobre mí mismo y usted ha sido mi mayor inspiración…

Kokoro ha ganado premios relacionados con el mundo empresarial e incluso ha sido una referente en Occidente con su mente prodigiosa en el campo. No por nada, sólo ella ha creado una fortuna valorada en alrededor de los 55.678 millones de dólares, muy aparte de la fortuna Tsurumaki. Esa fortuna es familiar y Kokoro ha sabido manejar muy bien los negocios suyos y de los de la familia sin tenerlos que incluir el uno del otro; sin embargo, por cuestiones de seguridad decidió, primero hablando con su familia y luego en junta directiva que lo mejor sería crear The Tsurumaki Group Enterprise. Esa creación estuvo inspirada en la creación de la KEM-CE bajo el mando de Mugi Kotobuki, hace unos años atrás. Pero el caso de la KEM-CE, era ligeramente diferente al de ella, puesto que era un grupo de varios negocios pequeños: la Academia de música, la revista musical, Academia de teatro, Academia y centro de tiendas deportivas, y el MS: Advertasing Agency.

Todos ellos eran pertenecientes a los herederos de aquellos negocios. Era como si Saaya Yamabuki con la panadería, Tsumugi Hazawa con la cafetería y Hagumi Kitazawa con la carnicería se unieran y pasaran a estar bajo el mando del grupo empresarial Tsurumaki, aunque ellas siguieran siendo dueñas de sus negocios.

Bueno, en el mundo empresarial se ve de todo.

Y hay estrategias para todo tipo de negocios.

Actualmente Mugi se retiró del mundo empresarial, y sus hijas y nietas asumieron ese rol dentro de la KEM-CE, siendo su hija del medio quién esté al frente de toda la industria. Pero el hecho de que Mugi se haya retirado, no significa que de vez en cuando se reúna con Esora Sasago, Rei Akashi y la misma Kokoro Okusawa. Después de todo, son las cuatros familias más ricas de Japón e influyentes en el país. Esas reuniones se debían más bien a como les afectaba "la persecución" que realizaba el fiscal en contra de Kokoro. Para Mugi, Esora, y Rei, aquel acoso, porque no era otra cosa, se debía a tal vez un pequeño "ajuste de cuentas". Ellas sabían que Kokoro se había enfrentado al fiscal en el pasado, pero no estaban al tanto de cuanto fue la magnitud de aquel choque.

Para Kokoro el apoyo de las otras familias más influyente del país significaba mucho.

—Okusawa-sama, se la ve perdida en sus pensamientos. ¿Seguro que todo está bien? —pregunto la detective preocupada. Por su profesión y porque realizó un curso de lenguaje corporal, notaba que la heredera no estaba bien y lo disimulaba. Y ella lo hacía bien, ¿qué no hacia bien la heredera del Grupo Tsurumaki?

—Son sólo recuerdos, detective. Pronto estaré… —Kokoro miró su teléfono móvil y vio en el identificador de llamadas que era Esora quién la llamaba —Discúlpenme un momento por favor.

Kokoro atendió la llamada mientras se alejaba de los amigos. Ellos sabían que no estaba bien, y temían por su salud y por su vida. ¿Qué tanto daño les hizo Miyamoto a las chicas? Yusei creía firmemente que Miyamoto estaba involucrado en algo peligroso, y que era capaz de hacer alguna locura sin manchar sus manos de sangre. Muy en el fondo, Yusei quería desenmascarar a Miyamoto y ponerlo detrás de las rejas, pero también estaba consciente que el fiscal no era un novato en esto, y que, por el contrario, al ser un hombre muy peligroso, debía tener mucho, pero mucho cuidado en cada paso que da.

—Discúlpenme por haberlos dejados solos, pero tenía que atender esta llamada. Quería invitarlos personalmente a la cena de noche buena que se hará en la mansión. Ustedes han sido una parte fundamental en todo este caso, pero también les he llegado a tener mucho aprecio y cariño. Comprenderé…

—No. Nosotros le agradecemos esta invitación —habló la detective Mai impresionada. Jamás ni ella ni Yusei se hubiera imaginado que fueran invitados a la cena de noche buena en la mansión Tsumuraki —. Estaremos aquí a la hora que nos indique…

—Gracias. También están cordialmente invitados a la cena de año nuevo. Pero esa cena se la va a realizar en uno de los hoteles de la familia Shimizu. Eso debo organizarlo bien con Esora, ya que ella fue la de la idea y me la acaba de transmitir.

—Okusawa-sama, por favor no piense que nosotros…

—No pienso eso, abogado. Les tengo aprecio y cariño. Su ayuda en este caso es importante, pero también la amistad que hemos forjado en estos meses.

Sin más, Kokoro se despidió amablemente del abogado y de la detective para retirarse a casa. Tenía algunos pendientes que realizar, entre ellos la organización de la puesta de los regalos en la otra mansión para las niñas y los demás. Aparte, tenía también que coordinar la cena de año nuevo en el hotel de la propiedad de Esora, The Shimizu Group Business, y confirmar la invitación a ciertos invitados. Pero de todos los invitados había uno que llamaría la atención y tenía miedo de la reacción de las chicas, sobre todo de su esposa.

POV's Kaoru

Me encontraba en la cafetería de Tsugumi esperando por mi madre adoptiva para comer un aperitivo y conversar. La verdad me sorprendió que ella conociera a Kokoro y Nara-san, aunque no debería sorprenderme si soy sincera. Era más que evidente que por negocios, y dentro de los planes de Kokoro de expandirse fuera del territorio japonés, creó alianzas comerciales con empresas en Francia, Alemania, Grecia, Reino Unido y Finlandia. Sí algo admiraba de Kokoro, era esa capacidad que tenía de ser muy resiliente. Se adaptaba ante la adversidad sin perder su porte y su elegancia. Con empresas tanto en Francia como en Gran Bretaña, buscaba salir de a poco de Japón e ir agrandando aún más su emporio; hasta donde sabia, Kokoro quería emular un poco a la KEM-CE.

Pero la conocía muy bien. Y sé cuándo ella se calla algunas cosas para sí misma, evitando producir más dolor que lo que ya existe. Si por ella fuera, recibiría toda la carga del sufrimiento como si fuera una especie de superhéroe. Pero, hasta los superhéroes tienen sus momentos…

De repente sentí que alguien me observaba y vi que era Tsugu. Tenía una cara de preocupación. Así que la invité a sentarse, después de todo, es su cafetería y yo llevo un par de minutos esperando por mi madre adoptiva…

—¿Todo bien, Kaoru?

—Sí… O eso creo. Son tantas… —pero preferí quedarme callada, porque ni siquiera yo sé cómo estaba sintiéndome con tanta información que obtuve hace meses cuando llegamos a Japón y Kokoro decidió hablarnos con la verdad de lo que pasó hace diez años. A pesar de que algo muy dentro de mí, me dice que hay más, que aquello sólo era la punta del Iceberg.

—No te atormentes —la voz de Tsugu me trajo, nuevamente, al presente —. Sé cómo te puedes estar sintiendo. Lo viví con Sayo en su momento cuando pasó lo de Hina. Aunque Sayo no lo demostrara, en el fondo estaba sufriendo mucho. Se refugió mucho en el trabajo y en Roselia…

—Debió ser muy duro para todas vivir la situación como se presentó…

—Fue duro, sí. Pero eso nos convirtió en un grupo muy unido. Nuestros lazos se hicieron más fuerte, y, de hecho, tanto Morfonica como RAS se nos unieron a los meses de la ida de ustedes. Pareo no volvió a ser la misma después de la separación…

—Bueno, después de la confesión que hizo a los días de nosotros enterarnos de todo… En mi cabeza sólo pensaba "¿Esto es todo o sigue habiendo más cosas?" Fue todo un balde de agua fría lo que me cayó… y desde Lyon cuando llegó Misaki a verme para… —preferí quedarme en silencio y no seguir recordando todos los sucesos que viví. Fueron los minutos, las horas más largas y de angustia completa.

—Te debió afectarte la decisión que tomó Chisato, ¿verdad?

—Tsugu, el trato que tuve con Agari fue claro. Me iba, todo quedaba tranquilo y Chisato brillaría en su carrera profesional —miré a los ojos de Tsugu con una mezcla de emociones y estaba en un punto de llorar y gritar, tirar todo y quebrar todo —. Todo lo que hice fue por ella. Porque la amaba y la sigo amando. Quería que estuviera bien, tranquila, enfocada en su trabajo, brillando en lo más alto y… ¿me vienen a decir que todo este tiempo Chisato había renunciado y se fue a otro país para vivir una vida alejada de los escenarios? Es que no me entra todavía en la cabeza aquello…

—¿Has hablado con Chisato sobre el tema? ¿Sobre lo que sientes y piensas de esa situación en específico?

—Si te soy sincera, no. Más que nada, porque hemos decidido enfocarnos en Hana. La bebé está muy activa preguntándome por mi trabajo, y cómo es. También le está cogiendo un entusiasmo por la mecánica y los traílers. Además, que queríamos recuperar un poco el tiempo que estuvimos alejadas una de la otra. Sé que tenemos que hablar, pero con lo que vamos a hacer en enero, Chisato anda de los nervios y la entiendo.

—Es algo arriesgado, pero si Kokoro está dispuesta, es porque ya analizó todo el panorama.

Y en eso le daba la razón a Tsugumi. Kokoro no hace nada sin haber primero analizado todo los pros y los contras. Ella siempre buscaba el ganar/ganar, pero más que eso, buscaba que todos estuviésemos a salvo y bien…

Flashback

Octubre – presente año

Cafetería Sweet Moments

—Aquí tiene: un cappuccino de cinnamon y una tarta de jamón y queso. Disfrute del pedido —estaba pensando en muchas cosas, cuando la voz de la camarera me despertó de aquel flujo de ideas que no me llevaban a ningún lado.

—Gracias.

Enseguida me dispuse a comer para tener la mente ocupada, mientras daba sorbos al cappuccino. Jamás pensé que Chisato dejaría la actuación. Aunque siempre se mostró algo fría y distante de mí, asumí todo el tiempo que era por ese personaje principesco que adquirí y eso le chocaba. Claro, Chisato era la que mejor me conocía, porque nuestras familias siempre estaban juntas, sobre todo nuestras madres. Ellas era amigas desde la tierna infancia, y se conocían hasta los secretos que aguardaban como buenas amigas cómplices.

Chisato conocía a la Kaoru tímida e incluso cobarde, que no podía defenderse y siempre estaba detrás de ella para que la protegiera. Después de cinco años separadas, y ya en secundaria, ella y yo nos volvimos a reencontrar, pero ya no había más esa "Kao-chan" que ella conoció. De hecho, en algún momento quise "matar" a la Kao-chan que mi familia y los Shirasagi conocieron, pero algo me lo impidió. Nunca supe que fue, sólo no pude hacerlo. Cuando empecé la actuación, preferí el teatro y no la TV o el cine como Chisato. Quería ser una sola con el escenario… y actuar algún día en el mismo escenario con Chisato. Pero eso no ocurrió.

—¿En qué piensas? Últimamente pareces una anciana recordando su época de juventud fiestera… —alcé la mirada topándome con la de Kokoro, quién sonría muy afablemente. De vez en cuando, ella solía molestarme con ese tema. Y bueno, la verdad es que si me perdía en pensamientos de un pasado que ya está hecho y no se lo puede cambiar.

—Pienso en que Agari traicionó a su palabra…

—¿Otra vez con el tema, Kaoru?

—No es que esté otra vez con el tema, Kokoro. Es que debí haber visto sus segundas intenciones, o ver que algo no estaba bien. Pero Chisato tampoco me lo puso tan fácil, ¿eh? Y lo entiendo. Mi personaje principesco galán la puso de los nervios, y la incomodó. Tal vez…

—Todos cometimos una serie de errores, Kaoru. No sólo fue Chisato o tú. Agari jugó muy bien sus cartas, sabiendo que estábamos en desventaja, y que Chisato aún seguía incomoda con tu nueva personalidad adquirida. Para ella, Kao-chan estaba muerta, porque esta Kaoru era una "falsa". No la verdadera. No la que creció junto a ella hasta antes de…

Kokoro tenía razón en algunos puntos. Sobre todo, porque yo seguía metida en mi papel sin mirar hacia otro lado, al igual que ella y Hagumi. La diferencia que radicaba entre mi persona y las demás, es que yo vivía un infierno en casa, y lo ocultaba lo mejor que podía. Y esa falta de sinceridad con Chisato, incluso cuando estuvimos juntas, pudo haber sido el detonante para toda esta situación.

Kokoro a pesar dé, en ese entonces, sus padres la apoyaban en todo. Incluso me llegué a preguntar porque no les era sincera y les decía el porqué de su comportamiento, pero junto a ella, aprendí que cada persona tenía sus razones para actuar como actuaban. Así como lo hice yo.

—Me alegra que te hayas complementado con Anaïs-san. Ella es un buen ser humano a pesar del dolor que ha llevado en su alma.

—Nunca me dijiste que la conocías…

—En ese entonces aún…

—Disculpen. Aquí tiene su orden: un dulce de tres leches con una botella de agua. Disfrute de su orden —la camarera que me interrumpió minutos atrás, lo volvió hacer. Supuse que Kokoro dejó pedido la orden antes de venir a la mesa.

—Como te decía, Kaoru. En ese entonces aún tú estabas delicada de salud, y apenas recordabas tu nombre y quién eras. Sabía que la recuperación tuya sería larga y tediosa, pero fuera de Japón, todo sería más fácil. Lo que jamás nos imaginamos es que Chisato decidiría irse. Ahora sabemos los motivos…

—Pero no sabemos cómo es que quedó embarazada de Hana…

—Bueno… —vi que Kokoro levanto su ceja derecha y se sonrío con algo de ironía. Ya sabía yo que me iba a fastidiar con algo—Cuando un esperma…

—Ya lo sé, Kokoro —lo dije entre dientes y algo incomoda. Kokoro se río de mí —. Eso lo sé. Lo que me refiero y eso tú lo sabes muy bien, es en qué momento lo hizo si Chisato vivió todos estos años en Londres. Y…

—Eso deberías hablarlo con ella. Pero por lo que me doy cuenta, observándola en su lenguaje corporal, en su mirada, ese embarazo no estuvo planificado, Kaoru.

—¿Cómo?

—Chisato es muy sobreprotectora de Hana, si te das cuenta. Siempre está detrás de ella, quiere saberlo todo, vive en continua tensión, con miedo mirando hacia todos lados. Como si alguien la persiguiera desde las sombras. Lo que más llama la atención, es que Chisato evita sacarla al público con todas sus fuerzas. Es como si no quisiera que nadie supiera que ella tiene una hija, y más que se parece a ti; que es una copia exacta tuya. Muy al contrario de mi hija o de nuestras sobrinas.

—Eso es lo normal, Kokoro. De hecho, Chisato siempre ha sido reservada con su vida privada. Recuerda que ella siempre ha estado en el mundo del entretenimiento desde niña, y sabe cómo funciona ese mundillo.

—No digo lo contrario. Pero es como si con Hana lo fuese aún más. Y ahora que estás aquí y han salido un poco las tres, con los paparazzis fotografiándolas en cada paso que dan, la ha puesto muy intranquila. Como si tuviese la sensación de que alguien se las fuese arrebatar de un momento a otro. Y no es paranoia, Kaoru. Ahorita todas estamos sobreprotegiendo a nuestras hijas. Es algo más fuerte que si se hubiese embarazado con planificación. Sobre todo, porque me da la impresión de que Chisato no esperaba estar embarazada con los óvulos tuyos... En pocas palabras, y para qué me entiendas mejor: es como si ese embarazo le cambió completamente su vida llevándola a estar en constante defensiva del entorno. Fue un embarazo no planificado.

Kokoro tenía un punto ahí. Y yo no podía contradecirle, porque no tenía argumentos para hacerlo. Quería entender muchas cosas, pero todo me seguía siendo confuso. Mi mamá adoptiva me abrigo cuando más lo necesite, y me recordó un poco a mi madre biológica que siempre me protegía… Pero ahora ella no está, y no sé dónde más buscarla. Por un momento tuve la idea de que tal vez ella ya no esté entre nosotros, los mortales.

Kokoro me citó a esta cafetería para hablar un poco de los sucesos y de cómo estamos llevando la situación Chisato y yo con Hana. Le conté que Hana anda muy parlanchina queriendo saber en qué consiste mi trabajo, como es mi cabezal. Y ahora que mamá ha venido a Japón, y ya conoce a Chisato y a Hana, Hana anda muy pegada a su abuela adoptiva. De hecho, mamá le suele hablar en francés y me ha dicho que le enseñe el idioma aparte del japones. Algo, que obviamente, lo he hablado con Chisato y es algo en el que estamos de acuerdo. Así que solemos hablarle en los tres idiomas: francés, japones e inglés. El inglés es una lengua universal y Chisato lo habla muy bien, por su vida en Londres. Aunque Hina también suele hablarle en inglés y ella, lo que recuerdo, es que lo hablaba como si fuese nativa. Lo dominaba demasiado bien… lo sigue dominando muy bien.

También le conté que Chisato solía ir, estando embarazada de Hana, al famoso Shakespeare's Globe Theatre. Me dijo, cuando hablamos un poco de nuestras vidas en nuestras respectivas ciudades, que su deseo era llevar a Hana, ya más grande, de nuevo al teatro y explicarle que yo soy muy fan de Shakespeare y que alguna vez fui actriz de teatro. Supongo, pensándolo bien, que cuando termine todo esto, viajar a Londres por una temporada con ellas e ir al teatro de Shakespeare en familia, como una especie de vacaciones familiares, no estaría nada mal. Sería como volver a mi adolescencia antes de que sucediera toda esta tragedia.

Hablar con Kokoro siempre me hacía sentir bien. Ella podía ver todo el panorama con una tranquilidad y una astucia inimaginable. Puede que sea por su educación, porque sea la heredera del emporio o porque aprendió a través de la vida a ser una estratega. Y no cualquier estratega. Una que podría asemejarse un poco a Sun Tzu, autor del libro del Arte de la Guerra. Kokoro era alguien especial, y su mente abierta y la forma en que veía las cosas y como las manejaba me daba cierta tranquilidad.

Ella me contó de lo que pasó con Misaki, años atrás, y como fue ella quien dejó ir a Misaki sin darle la noticia de su embarazo exitoso. Había resultado que lo hizo con el método ROPA, y todo fue planificado; ese era su regalo de navidad para Misaki, pero los rumores y la sobreprotección de Kaito-san con toda la situación, obligó a Kokoro a terminar la relación quedándose callada de su embarazo.

Un momento…

—Kokoro… —vi que mi amiga puso atención en mí con interés — Creo que Chisato vino a Japón en algún momento de la línea del tiempo…

—¿Por qué lo dices?

—Cuando Chisato y yo estuvimos en la relación, siempre hablábamos de formar una familia una vez graduadas de la Universidad y con un trabajo estable. De hecho, yo dejé algunos de mis óvulos en un banco de óvulos en un laboratorio, cerca del hospital TMC y en una clínica de fecundación que queda cerca del laboratorio. No sé si aún exista, o si tú lo compraste cuando adquiriste el TMC Hospital…

—¿Me estás diciendo que donaste tus óvulos para una fecundación in vitro mediante método ROPA con Chisato para un futuro después de tener su título profesional?

—Eh… sí —me preocupé por la reacción de Kokoro. Ella jamás reacciona así al menos que sea de sumo interés, y que pueda tener alguna relación con toda esta situación.

—Kaoru, debes hablar con Chisato lo antes posible. Hablaré con la detective Mai, Himari y Lisa para que busquen información. Lo podemos sacar por la edad de Hana, pero es mucho mejor que lo hables con Chisato, porque esto es muy importante.

—¿Importante, Kokoro? ¿Qué está pasando por esa cabeza tuya?

—Muchos escenarios

Pero…

Fin de flashback

Si Kokoro lo decía es porque ya para ese momento debió analizarlo, haber visto todos los escenarios posibles. Lo hacía cuando estábamos en HaroHappy, y también cuando sucedió aquel evento. Ella fue la que me protegió de todos, incluida mi propia familia. Pero no me atreví a decirle nada a Chisato en esos días, sobre todo la idea que tuvo Kokoro cuando le confesé de mi donación de óvulos al banco de óvulos. No tuve ese valor porque vi a Chisato de los nervios, más que nada, sucedía cuando salíamos con Hana. Al principio pensé que era una paranoia de ella, sin embargo, pensándolo bien, y como se dieron las cosas, no era una paranoia. Era una realidad y un temor muy profundo por parte de ella. La conocía bien, sabía que Chisato no actuaría así al menos que tuviese algún motivo muy importante.

Fue cuando caí en la profundidad de las palabras de Kokoro. ¿Qué tanto daño le hizo ese imbécil a Chisato?

Sabía que tenía que hablarlo, descubrir más cosas. Pero no estaba segura si Chisato estuviese dispuesta hacerlo. Por el momento decidí ir al ritmo de ella, y aceptar el plan de Kokoro para enero. Tsugumi tenía razón en decir que Kokoro no hace ni un movimiento sino está segura de que saldrá todo bien. No perfecto. Sólo bien. Después de todo, Kokoro es una genio, una maestra del ajedrez y de la estrategia. Ella sabe cómo, cuándo y dónde mover las piezas. Así que preferí dejar pasar los días, y disfrutarlos con mi pequeña familia.

La llegada de mamá de Francia me tomó por sorpresa, pero al final fue necesario. Recuerdo que hablé con ella a solas primero antes de llevarla a conocer a Chisato y Hana. En ese momento me llevé la sorpresa de que Hina trabaja para la sucursal de la empresa de mamá y que también es camionera, aunque su profesión es igual que la mía, ingeniera mecánica, se ha desarrollado bastante bien con las tecnologías e informática. Hina también es una genio, aunque ella lo usa de una manera más directa que Kokoro. Su confesión aquella vez nos partió el alma, pero fue necesario. A raíz de eso, Sayo y ella se volvieron más unidas y entre ambas cuidan de su madre, así como su familia.

Cuando mamá se enteró de todo, porque obviamente se lo conté todo de primera mano, reaccionó como menos me lo esperé; su reacción fue tranquila y serena. De hecho, fue ella quien me pidió conocer a Chisato primero y luego a Hana. Sabía que quería hablar con ella, ver sus intenciones y que pensaba del futuro. Pero me equivoque. No niego que al principio las tres tuvimos miedo, pero luego que mamá y Chisato fueron conversando, se fueron entendiendo muy bien y empezaron una bonita relación de suegra-nuera, como yo con los Shirasagi. Para mí, el volverme a reencontrar con ellos, y volver a iniciar todo fue un proceso doloroso. Ambos rompieron a llorar, y yo no pude evitarlo, y me uní en llanto con ellos.

Hana se encariñó mucho con su abuela adoptiva, y cuando le dijo que era la dueña de la empresa donde trabajo y trabaja Hina, Hana muy seria y profesional le dijo a mamá que no nos explote mucho laboralmente, que yo tenía obligación para con ella y Chisato. Recuerdo que Hina rompió a carcajada limpia, Chisato estaba roja de la vergüenza y yo solo sonreía amablemente. Aunque Chisato me dio un ligero golpe en el brazo y movió los labios diciéndome "no te rías de lo que hace y dice tu hija. Corrígela". Pero yo, seguía muriéndome de la risa por la ocurrencia de Hana. Fue cuando comprendí que Chisato siempre le habló de mí y que si no estaba con ellas era por mi trabajo y que consistía en viajar llevando productos de primera necesidad.

Chisato me conocía tan bien. Después de todo, somos amigas de la infancia a pesar de las circunstancias que nos tocó vivir hace diez años, y ahora.

Le hice saber que ya hablaría con Hana sobre el asunto y que la deje ser cuando está con nosotras. La verdad, es que a mamá también le causo mucha gracia, y simplemente le explicó que había decisiones que yo las tomaba por voluntad propia, ya que mi trabajo consistía en ayudar a los demás a que tuviesen en sus hogares los productos de primera necesidad. Pero a partir de ahora, ella tomará decisiones por el bien mío y de la familia cuando lo crea necesario. Y eso lo interpreté como: "si yo digo que te vas de vacaciones, te vas y punto." A mamá no se le desobedece.

También le dijo que venía a Japón a supervisar la compañía para hablar con Hina y conmigo ya que tenía pensado darnos un mes de vacaciones. Y que preferiría que sea en diciembre para estar atenta en los preparativos de las cenas y estar más en familia. Lo que dije: vino a darnos órdenes por nuestro bien.

Sin embargo, no iba a negar, pero Chisato hizo un buen trabajo durante este tiempo. Así que era mi turno de asumir mi rol, porque después de todo, somos un equipo y yo sigo amando a Chisato como el día uno.

Chisato aún no encontraba trabajo y estaba viviendo de sus ahorros. Le dije que por el momento yo asumiría el gasto de la casa hasta que ella pudiese encontrar trabajo estable. Fue una pequeña discusión, en que terminó por aceptar hasta que llegó Kokoro con la propuesta. Al inicio no lo acepto por todo lo que implicaba, y como conocía a Kokoro, no iría más allá de lo que se le puede permitir. Solo le dejó explicado los motivos y la razón detrás de todo eso. De hecho, fui yo quien le confesó a Chisato que tenía planeado declararme a compromiso hace diez años antes de todo el suceso.

Chisato solo dijo que lo iba a pensar y que lo hablaría conmigo, algo que si ocurrió y llegamos a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer es seguir con el plan de Kokoro, aunque hubiera riesgos. Todas conocíamos a Kokoro, pero Hina, Kasumi, Hagumi y mi persona sabíamos quién era en realidad Kokoro Tsurumaki y de lo que era capaz de hacer. Así que tranquilice a Chisato con palabras calmas y precisas; ella me comentó que estaba ideando un plan, también. Pero que tenía que hablarle a Aya primero para luego exponerlo a las demás.

Confío en ella como ella confía en mí…

—No te atormentes, Kaoru. Sé que saldremos de ésta, porque ya nos somos las mismas de hace diez años —Tsugumi me despertó de mis pensamientos y le puse atención —. Esta vez tenemos diez años encima, mucha experiencia y, sobre todo, los secretos han salido a la luz. ¿Qué fue arriesgado lo que hizo Kokoro? Sí. Pero estoy más que segura que ella lo volvería hacer una y otra vez, porque no se trata de dinero. Se trata de dignidad y justicia. Ambos valores no se negocian, Kaoru.

El silencio llegó nuevamente para nosotras después de esas palabras de Tsugu. Aún me costaba digerir toda la noticia, y Tsugumi no dejaba de observarme con mucho cuidado. Sabía que estaba preocupada por lo que yo pudiese hacer en cualquier momento, pero no haría nada que pudiese lastimar a la mujer que amo, a mi hija, a mis amigas y a mi madre adoptiva. Aún recuerdo cuando llegué a Francia, y como la señora Anaïs me acogió con mucho cariño. Yo aún estaba algo débil del ataque y desorientada. Kokoro estuvo conmigo mes y medio hasta que me adaptara al nuevo país, y a como se manejaba las cosas por ahí.

Mi madre me había contado cierta parte de su vida, y que yo había llegado como un milagro a sus oraciones a Dios de tener alguien con quien compartir un momento agradable. Ella me enseñó el manejo del negocio de traílers, pero yo terminé enamorándome de la mecánica. Por eso, cuando hablé con ella para mis estudios, decidimos que iría a Nantes para entrar a la universidad de Nantes a estudiar Ingeniería en mecánica automotriz. Estaba, y no lo iba a negar, entusiasmada con esta idea de rehacer mi vida lejos de Japón, a pesar de que ahí dejé al amor de mi vida para que ella brillara en los escenarios. En mi mente, pensé que, si yo me sacrificaba para que ella fuese feliz, entonces valdría la pena todo.

Pero jamás imaginé que ella tomaría aquella decisión…

Me sorprendió porque Chisato había estado en ese mundo toda su vida, desde que era una niña. Yo la admiraba y por esa admiración y respeto, decidí entrar también en la actuación a pesar de que yo me estaba especializando en el teatro, donde actuar en ese tipo de escenario es completamente diferente a estar en el plató. Primero, porque en el teatro estás frente a una audiencia que lo está viendo todo en "vivo y en directo", y el margen de error debe ser lo más mínimo. Y eso era un reto para mí. Amaba los retos, pero también amaba hacerme una sola en el escenario dejando fluir toda mi energía hacia donde el personaje quisiera ir.

En el plató, puedes equivocarte, y lo vuelven a filmar, pero tampoco hay que abusar de los errores. Y en eso Chisato era muy exigente. Ella daba más del cien por ciento en el plató y exigía lo mismo de sus coestrellas. Quería disminuir el error para no repetir la escena y perder más tiempo. Y eso es porque ella siempre estuvo consciente que cada escena que se filmaba había dinero de por medio que consumía presupuesto. Presupuesto invertido que debía ser devuelto con ganancias una vez finalizado la película o serie. Y si no llegaban ni siquiera a la inversión, había despidos.

—Kaoru… —la voz de mamá me trajo a la realidad. ¿Cuánto tiempo estuve sumida en mis pensamientos? —Perdona la demora, cariño. Pasé por tu casa a saludar a Chisato y a la bebé, y me quedé más tiempo de lo debido. Por eso…

—No te preocupes, mamá. Todo está bien.

—Aquí es donde yo me retiro…—iba a decir algo, pero Tsugumi me detuvo con la mirada penetrante—Necesitas este momento a solas con tu mamá. Y yo necesito ir a ver a las niñas, antes que Sayo empiece a llamarme enloquecida porque han regado harina y huevos queriendo hacer algún dulce nuevo.

Reímos un poco. Me imaginaba toda la escena, y sí, Sayo no ha cambiado mucho durante estos diez años. Hina sí. No la culpaba. Después de todo, todas las acciones de Agari en contra de nosotras dos fue premeditada, pero estoy más que segura que él no conocía del todo a Chisato, y llegué a pensar que tampoco conocía como se manejan las cosas en el mundo del entretenimiento…

Pero no podía dar por sentado nada, porque en sí todo es confuso y las intenciones son volátiles.

—¿Pensando en el pasado, cariño?

—¿Por qué no me contaste que sabes hablar japonés, mamá?

—No pensé que fuese necesario hacerlo, ya que estábamos viviendo bien allá en Francia y te vi tranquila con todo…

—No lo estaba, mamá —me daba vergüenza aceptar que, en todo ese tiempo, a pesar de seguir avanzando con mi vida, y creyendo que había superado todo mi pasado, la realidad era que mi mente cuando podía me llevaba a esa época en que fui feliz y de repente, me vi siendo desterrada y odiada por mi propia familia, mis fans, la sociedad japonesa.

—¿No lo estabas?

—Mamá, ¿alguna vez te has preguntado porque escogía estar trabajando constantemente sin tomar mis vacaciones? —al ver que mamá se quedaba en silencio con la vista puesta sobre mí… y me partía el alma tener que abrirme de esta manera, y encima en estas fechas festivas —Estuve tentada varias veces en quitarme la vida…

Pov's normal

Chisato se encontraba preparando el almuerzo cuando tocaron el timbre. Al ir a ver quién era, se encontró con Himari y las niñas. La bajista de Afterglow tenía una cara de preocupación, mientras que las niñas estaban en su mundo. Chisato también estaba preocupada, y una vez que Himari entró en la casa dúplex de la familia Seta, dejaron que las niñas salieran al patio a jugar con el cachorro Golden Retriever que tenía la familia. Hana por querer llamarlo León, y al no poder pronunciar bien la letr todavía, le empezó a llamar Eón. Y así se quedó.

De hecho, Chisato recordó que el nombre que le puso su hija sin darse cuenta venía del título de un libro de fantasía que se llama: Eón, el despertar del dragón. ¿Sería alguna coincidencia o simplemente fue algo casual?

La llegada del cachorro se dio un sábado de un par de meses atrás. Kaoru e Hina fueron a las oficinas de la empresa para realizar los trámites correspondientes del traslado de Kaoru de Francia a Japón. Sabían que nadie trabajaba en las oficinas per se, pero si estaban en el área de garaje para los mantenimientos de los cabezales. Hina tenía el suyo propio y Kaoru tenía el de ella en Francia. Así que, si quería manejar su propio cabezal tendría que mandarlo a pedir por Aduana, y tomaría tiempo y dinero. En esos momentos, la ex guitarrista de HaroHappy no se lo podía permitir porque ya estaba asumiendo el rol de cabeza de familia, hasta que Chisato encontrase un trabajo estable. Además, Hana aún desconocía del país de origen de sus madres, pues aún pensaba que su mami Chisato era inglesa mientras que su mamá Kaoru era francesa, aunque ambas con descendencia japonesa. Pero la realidad era otra, ambas necesitaban explicarle a su hija la verdad, pero omitiendo el motivo real del porque emigraron a otros países y no se quedaron en Japón. Por eso, y de mutuo acuerdo, prefirieron que la exbajista se quedara en casa organizando todo, mientras Kaoru trabajaba.

En el garaje mientras Hina le enseñaba lo básico de los procedimientos que se realizaban en el lugar, fue cuando Kaoru escuchó unos pequeños ruidos que provenía de la parte de debajo del traíler. Ambas fueron enseguida a ver qué pasaba y se toparon con un cartón grande algo rasgado y deteriorado. Al principio pensaron que simplemente alguien dejó ese cartón ahí como basura, cuando escucharon de nuevo un sonido. Y no. No se equivocaron. Provenía de ahí. Así que ambas idearon una plan: Hina iría por el lado derecho y se acostaría en el suelo, mientras que Kaoru con una linterna, alumbraría a Hina desde el lado izquierdo guiándola para que pueda sacar al cartón. El cartón con lo que sea que hubiese adentro, estaba casi a la mitad del traíler tirando hacia la derecha. Por eso era más fácil para Hina moverse de ese lado que Kaoru. Ya que Kaoru, al ser más alta, no tendría mucha movilidad para poderlo sacar, porque la parte delantera del vehículo pesado estaba casi trepado a la vereda. El que haya hecho semejante acto, tendría que pagar.

Todo en la vida tiene consecuencias.

—Kaoru, mueve la luz hacía la izquierda, pero no todo. Sólo apenas…. Ya casi lo tengo

—¿Ahí está bien?

Pero Hina no respondía…

—¡Lo tengo! ¡Lo tengo!

Hina estaba muda al ver el interior del cartón. Había cachorros de diferentes razas: Beagle, Bobtail japonés (era un gato negro con rayas blancas), Golden Retriever, Cocker Spaniel inglés, y dos mestizos (no se veía que fueran raza pura). Kaoru al acercarse para decirle algo a Hina, desvió su mirada hacia el interior y sintió que su sangre hervía a altas temperaturas de calor como la lava a punto de saltar por el cráter de algún volcán. Ambas no perdieron tiempo, tomando la decisión de ir directamente hacia la veterinaria de Otae. Tae Hanazono, por su familia de conejos que tenía desde que tenía memoria, decidió estudiar medicina veterinaria y lo completaba con la música; es así, que, en esos diez años, Tae se dedicó a tener varios trabajos, ella trabajaba desde adolescente en el mundo de la música, y luego lo fue complementando con trabajos ya relacionados con la medicina veterinaria. Primero fue auxiliar, y desde ahí fue escalando posiciones hasta que logró tener su propio consultorio.

En la veterinaria, mientras Otae atendía al último paciente y se preparaba para ir a casa, escuchó la campanilla de que llegaban nuevos pacientes y se maldijo para sí misma. Ese día tenía planeado estar en casa con sus hijas mientras Saaya estaba a cargo de la panadería, pero esa emergencia le cambió los planes. Y no le podía decir que no a la pequeña familia en donde la niña tenía cara de suma preocupación de lo que le pasaba a su perro. Al terminar la atención, dar la receta e indicaciones de cómo debe cuidarlo a las dueñas de la mascota; pasó a atender a los nuevos pacientes.

—¿Kaoru? ¿Hina? ¿Qué hacen aquí? —Tae se sorprendió al ver a sus amigas ahí en su consultorio. De hecho, no era normal que estuvieran ahí.

—Yo les dije que vinieran, doctora —habló la asistente de Tae. La asistente era una estudiante de veterinaria, y su amor por lo animales se le nota con el trato gentil y amoroso hacia ellos. De hecho, ha sido de gran ayuda para Tae cuando le ha tocado atender más pacientes o pacientes que requieran cirugía.

—Llamamos aquí para saber si estabas porque encontramos esto —Hina acercó la caja con los cachorros y Tae sintió de todo al ver en el estado en que estaban —. No íbamos a dejarlos tirados ahí a la suerte, Tae. No nos…

—Rápido, llévenlos al consultorio —se giró para ordenarle a su asistente que ayudara con la atención, pero vio que ella ya estaba lista —. Vamos a necesitar varios sueros, y además hacerles muestras de exámenes de laboratorio para ver en qué estado real están.

—¿También examen de imagen?

—Sí. Hay que descarta cualquier tipo fractura y ver si todo está en orden con los cachorros.

Mientras Tae y su asistente atendían a los cachorros, Kaoru e Hina estaban sentadas en la sala de espera, ambas decidieron enviar el mensaje a sus esposas explicando porque demoraban en ir a casa. Por lo general, los sábados trabajaban hasta medio día, pero este al ser un día un tanto inusual, pasaba del medio día y eso empezó a preocupar tanto a Aya como a Chisato. Mientras en la veterinaria, Hina pensaba en todo lo que ha sucedido en ese tiempo, de la verdad que salió aquella vez en la mansión. Si era sincera, no estaba preparada para escuchar todos los cabos sueltos, pero, sobre todo, sobre la "la parada" de su mejor amiga, Kaoru, no una, sino dos veces.

Después de unas horas largas de atención, Tae le comunicó a Kaoru, porque al salir del consultorio, Hina ya no estaba, que todos los cachorros estaban ya en buenas manos y en recuperación satisfactoria. Sin embargo, le daba pena que tengan que volver a su antigua vida en las calles, ya que ella tenía su casa llena de conejos y no había espacio para uno más.

—Tu asistente me mandó las fotos de los cachorros ya en el consultorio y en tratamiento. Yo les mandé al grupo y Ran dijo que mañana vendría a ver al gatito, ya que lo va a adoptar. Hina adoptará al Beagle mientras que Sayo acaba de confirmar que adoptará al Cocker Spaniel. Yo me llevó al Golden.

—¿Estás hablando en serio, Kaoru?

—Sí. Hina se lo comentó a Aya y esta le dijo que sería bueno tener un pequeño perro en casa para las gemelas. Chisato quiere tener un perro; no va a remplazar a León porque él falleció ya de viejo y por causas naturales, pero será bueno que esté en casa uno nuevo. Sé que Hana va a andar jugando con el pequeño cuando llegue. Yukina siempre fue amante de los gatos y ella cuidó un par hasta que partieron al cielo de los gatitos, así que Ran pensó que para levantar un poco el ánimo de Yukina y de su hija sería bueno tener un minino en casa. Lo mismo pensó Sayo y Tsugumi por las gemelas.

—Gracias Kaoru. Veo que Hina ya se fue, no aguantó…

—No. Hina se descompuso con los recuerdos de estos últimos días.

Tae no necesitó saber a qué se refería Kaoru. Todas lo sabían, y eran una red de apoyo muy importante para Hina para que no vuelva a las adicciones. Sayo y la señora Hikawa siempre estaban pendiente de ella, así como Tsugumi y Aya. Aunque en ocasiones Hina tenía recaídas en sus crisis, no pasaba de ahí; su fuerza de voluntad y su amor por su familia y por Aya estaban encima de cualquier pensamiento negativo. Así que cuando se veía afectada por el tren de ese tipo de pensamiento, decide que mejor es tomar un respiro, cambia de actividad o llama a su esposa y le conversa lo que está sintiendo y Aya le dice las palabras necesarias para calmarla hasta que llegue a casa.

El resto de la familia también está pendiente de ella e Hina se ha vuelto un poco más abierta al hablar del tema. Por lo general, lo conversa con Kaoru, Kasumi, Kokoro o Hagumi; ese era su grupo, su pequeña familia en los días oscuros de hace diez años. Actualmente, también lo conversa con Chisato y se han vuelto unidas como lo fue en los buenos tiempo de PasuPare. Ambas se perdonaron mutuamente por sus acciones y reacciones. Sayo observa como el resto de las chicas también son participes de ese cuidado hacia su gemela menor

—Doctora Hanazono, yo voy a adoptar a los dos cachorros mestizos. Pienso que le harán un bien a mi abuela que tiene Alzheimer y también para mí. Sé que mi abuela se irá pronto de este mundo y ambos me harían una grata compañía.

Tae no le vio mal que su asistente adoptara a los mestizos, así que les dijo, tanto a su asistente como a Kaoru, que cuando los cachorros hayan evolucionado y vea que están en condiciones de irse para casa, se irían sin ningún problema. Tae vigilaría a los cachorros desde la aplicación de cámaras que tiene instalado en su casa en su televisor especial, y si pasara algo, avisaría. La asistente se ofreció, pero Tae dijo que no. Ella necesitaba estar al lado de su abuela.

Chisato volvió a la realidad con algo que dijo Himari. La observó brevemente, e Himari, quién se percató que Chisato estaba perdida en sus pensamientos, le repitió lo que había dicho. Si era sincera, aún no digería todo lo que pasó, pero, sobre todo, lo que vivió Kokoro. Kokoro Okusawa era alguien especial sin duda alguna; podía estar viviendo en el mismo infierno, pero ella mostraba serenidad y una agradable sonrisa. Jamás perdía le porte, ni el norte cuando tenía un objetivo en mente.

Las niñas aún jugaban en el patio con el cachorro, e Himari quería preguntarle sobre como quedó embarazada de Hana sin sonar a que estaba siendo entrometida. Si observaba mejor a su amiga, esta se la veía demacrada, y algo débil. Optó por mejor hablarle de la reunión que se daría en los próximos días y que sería en la mansión Tsurumaki; después de todo, era una fecha importante llena de muchas emociones.

Estaba más que segura que Kokoro prepararía la mejor cena navideña.

24 diciembre

Mansión Tsurumaki

Finalmente, el día llegó.

La cena navideña se daría en el jardín de la mansión dada la cantidad de personas que estarían ahí. Nara junto Azumi daban órdenes a los empleados ubicando las mesas con las respectivas sillas, mientras que Aneko, Hoshi, Haruko y Anaïs se encargaban de la logística para la cena. Kokoro junto a Chisato, Kanon, Saaya, Tsugumi y Aya estaban preparando la segunda mansión con los regalos para las niñas y los demás miembros de la familia.

Los quehaceres se lo dividieron equitativamente. Lo que más querían toda la familia era disfrutar de ese mes con relativa tranquilidad, pero estando en alerta. Con Hiroto al acecho sobre la cabeza de Kokoro, cualquier cosa podía pasar. Esperaban de corazón que al menos ese diciembre, sea un mes calmado sin ninguna novedad.

—Fiscal Miyamoto, bienvenido al restaurante Free Flavor1. Aquí le dejo el menú. Cuando esté listo, me llama —dijo el camarero con amabilidad entregándole la carta que contenía los platos que ofrecía el restaurante. Tenía variedad entre platos occidentales y orientales para el gusto variado de los clientes.

—Tráeme el mejor vino de la casa —ordenó sin siquiera abrir la pequeña carta con el menú.

Hiroto se estaba jugando mucho, sobre todo porque buscaba matar de un solo tiro dos pájaros que le molestaban y que en su momento no pudo realizarlo por la astucia de Kokoro. Aquello le generó una irritabilidad por días; su puesto como fiscal de la nación para hacer y deshacer a su antojo y así ir eliminando a sus "enemigos" de a poco, sobre todo a Keito Tsurumaki y su preciosa hija, se había complicado. Él no iba a perder todo lo que ha ganado durante todos esos años.

Sobre su cadáver, si eso pasaba.

—No importa el método, importa es el resultado y yo sé que lograré conseguir mi objetivo —murmuro mientras echaba un vistazo a su alrededor.

—Disculpa la demora… —Miyamoto posó su mirada en la mujer que estaba frente a él. Sonrío con arrogancia. No estaba mal, y sólo era una empleada más de la fiscalía que era ambiciosa igual que él, que quería tener lo que en el pasado le fue negado. Y no iba a negarle nada, sobre todo porque sería la persona perfecta para obtener información sobre Yusei. Hiroto no confiaba, ahora, en el abogado Yusei Iwai; notaba que no era el mismo.

—No te preocupes. Después de todo, no llevo mucho tiempo de haber llegado al restaurante.

Hiroto la estaba pasando bien en compañía de la abogada. Vio que tenía más similitudes que diferencias. Ambiciosos, arrogantes, determinado a conseguir sus objetivos sin importar lo que tengan que hacer para lograrlo, ni a quién van destruyendo en su camino. Cómo, por ejemplo, Agari. Para Hiroto, Agari no era más que una piedra en su zapato, un inútil que no hacía nada bien. Lo tenía a su lado por su compromiso con el abuelo de él. El abuelo siempre fue un hombre interesante, y de una mente maquiavélica genuina. Sabía cuándo, cómo y dónde actuar causando daños severos.

Ellos se habían involucraron en el negocio ilícito perfecto con un grupo de hombres que tenían el mismo objetivo y estilo de operaciones. Siempre sus víctimas eran chicos huérfanos que estaban en cualquier orfanato del país. Con el abuelo Agari negociando a la perfección y con Hiroto en la fiscalía, el negocio jamás se iba a caer. Por eso, cuando Kokoro se involucró y se enfrentó a él hace diez años, los días posteriores fueron un calvario para su maquiavélico plan, y porque lo comprometió con este grupo de delincuentes creando una fricción llena de dudas y descontentos. A Hiroto jamás se le cuestionaba sus decisiones y acciones, y aquello le fastidió por completo; sus planes tuvieron que ser modificados y empezar a usar un perfil bajo, cuando jamás en su vida estuvo acostumbrado a eso.

Maldita mocosa entrometida. Pagaría muy caro su intromisión.

Lástima que el abuelo Agari falleciera en un accidente de tránsito. Suponía que era su hora, no estaba seguro. No creía mucho en eso del destino, y tampoco le interesaba. Sólo tenía en mente en cumplir sus objetivos a como dé lugar y si tenía que usar a las personas a su alrededor para hacerlo y luego deshacerse de ellas, lo iba hacer; después de todo, las personas sólo están para cumplir objetivos y ser desechados. Miyamoto siempre fue un hombre que conseguía lo que quería, excepto Nara Okamura. De verdad él se enamoró de ella por su inteligencia y su feminidad en todo su esplendor.

Nara siempre destacó tanto a nivel intelectual como deportivo. Había ganado algunos premios en los torneos de tenis que participaba, y hasta donde supo, ella estaba preparándose para ser una tenista profesional; lo que nunca supo es porqué dejó el deporte que tanto amaba después de un tiempo. Luego, conseguiría premios por su notable desenvoltura en el ámbito intelectual e incluso escribió algunos artículos sobre derecho, especialmente en derecho administrativo y laboral. Nara fue una activista silenciosa sobre los derechos de los empleados. Para ella, los empleados eran la primera clientela a la que había que cuidar ofreciéndoles ventajas laborales que estén protegidas dentro del marco jurídico. Hiroto siempre supo que Nara tenía una mente brillante, abierta e ingeniosa; de hecho, Hiroto recordaba cuando se hacían debates en la facultad, y Nara hablaba con total seguridad convincente sobre el tema y su implementación legal en el mismo.

Pero todo cambio cuando se enteró de que se había comprometido con nada más y nada menos que Kaito Tsurumaki. Uno de los herederos del emporio Tsurumaki. Y decía uno dé, porque el otro era el hermano menor de Kaito, Kota Tsurumaki. Sin embargo, nunca se supo que fue lo que exactamente sucedió con él. Unos decían que simplemente decidió irse de Japón a buscar aires nuevos, separándose del linaje de la familia; otros, que había sido desterrado de su propia familia por consumir drogas, golpear a sus parejas y a tener una vida, no sólo inestable, sino llena de inmoralidad y falta de principios, llevando a una vergüenza para la familia Tsurumaki, la más influyente de Japón.

Pero todo aquello era rumores e hipótesis sin fundamento alguno, jamás se supo la verdad. Excepto para Kaito, que nunca creyó que su hermano estuviese metido en acciones ilícitas; esa fe se fue mermando de a poco con el pasar de los días. Jamás lo encontraron, y nadie supo de él. Fue una desaparición silenciosa, y eso era un AS debajo de la manga de Hiroto, pero también de Kokoro.

Kokoro, a escondida de sus padres, empezó una búsqueda exhaustiva del que vendría a ser su tío de sangre. De hecho, esa fue la siguiente orden para sir Akiro y su mano derecha, Yuuto; ambos líderes del grupo de Mercenarios ni bien recibieron la orden, empezaron con las investigaciones del paradero de Kota Tsurumaki. Pero al igual que su padre y sus abuelos, nada. Hasta que un día ella…

—Te noto algo distraído esta noche. ¿Todo bien, fiscal?

—Sí, no te preocupes. Por cierto, ¿cuánto tiempo llevas trabajando en la fiscalía?

Hiroto y la abogada Matsuo se habían conocido en una de las reuniones que habían tenido a inicios del mes por asuntos laborables, pero a la semana siguiente, con las reuniones de integración, idea propia de Matsuo con la finalidad de que todos se conocieran e integraran; sin embargo, el fondo de esa sugerencia estaba la de analizar y vigilar los pasos de Yusei. Intuía que el abogado no estaba ahí por méritos profesionales sino como enviado de alguien. Matsuo quería saber que tramaba Yusei, porque lo hacía.

Hasta para ese momento, no había descubierto nada. Tampoco Hiroto ayudaba mucho si lo estaba encubriendo…

—¿Algo que le preocupe, abogada?

—Nada, fiscal. Sólo pensamientos sobre el trabajo…

—¿En serio? ¿En este momento que estamos teniendo un almuerzo navideño? Es una hora para relajarnos un poco y disfrutar de la comida. Aunque…

—Bueno… siempre me ha gustado trabajar, y generalmente no he disfrutado mucho de estas fechas… asuntos personales con la familia. Además, en estás épocas utilizan el almuerzo para ultimar detalles laborales, ¿no? —la abogada sonrío con cierta picardía y Miyamoto sabía a lo que ella se refería.

—Entiendo. Me ha sucedido igual. Pero no hablemos de trabajo, deberíamos de hablar de otro asunto, que es mucho más importante, ¿no crees?

—Oh, fiscal…

Eran las 18:00 del 24 de diciembre y en el barrio residencial había movimiento tanto en las dos mansiones como en las casas dúplex. Todas estaban entusiasmadas por la cena que habría en el jardín inmenso de la mansión principal, en donde fue arreglado de tal manera que pudieran estar todas las familias con sus padres. Anaïs Lenoir, se la veía diferente desde que llegó a Japón aquel fin de semana, después de enterarse por su asistente y quién es su mano derecha en el negocio, de que Kaoru sólo dio aviso de que tenía un viaje de emergencia a su país natal…

Flashback

Lyon – Francia

Pov's Anaïs Lenoir

Toc Toc.

Un solo golpe en la puerta de mi oficina me despertó de mis pensamientos, y sabía que se trataba de mi asistente. Ordené el pase y vi su silueta pasar la puerta con cierta timidez que me sorprendió. Ella suele ser muy desenvuelta, y aunque no es muy expresiva en sus emociones, se le refleja en su rostro cuando algo anda bien y está relajada.

—Disculpe la interrupción, señora Lenoir, pero tengo que avisarle que se encuentra aquí la señora Nara Tsurumaki… —asentí para que le dé el pase, pero se quedó parada con mucha duda. Y eso despertó mucho mi interés.

—¿Sucede algo, Amélie?

—Quería saber cómo vamos a hacer con el taller, debido a que la señorita Kaoru viajó está madrugada de emergencia a Japón.

—¿Kaoru viajó a Japón?

—Sí. Me llamó ya estando en el aeropuerto. Sólo supo decirme que le llamaron de allá y que tenía que viajar de suma urgencia…

Kaoru cuando llegó aquí, venía en un estado de salud delicado. Recuerdo que Kokoro se quedó casi un mes y un poco más aquí y habló conmigo de la situación de mi hija. Y digo hija porque la adopté y la atendí como si fuese en realidad mi hija, aunque no llevara mi apellido ni mi sangre. En ese momento no vi nada más que mi deseo de cuidarla y protegerla. Había estado orando por tanto tiempo para encontrar a alguien a quien querer y darle un poco de mi amor maternal; supongo que no me repuse después de la perdida de mi esposo y de mi hija en aquel accidente.

En ese entonces me sentí bendecida, pero ahora…

Debí haber supuesto que en algún momento Kaoru querría regresar a su natal Japón para reencontrarse con sus padres, aunque con lo poco que hablé con Kokoro, una de las cosas que supe entender, es que Kaoru fue desterrada de su familia. Sus padres le dieron la espalda a raíz de unos rumores que salieron en contra de ella. Rumores que no tenía validez, pero que la gente lo tomó como verdad absoluta. Me di cuenta en ese momento que la sociedad japonesa no era muy diferente a la nuestra. Sólo existía pequeños detalles que lo hacían: ellos eran más disciplinados, obedientes y con una mentalidad futurista.

Y por primera vez en mi vida, sentí miedo. Miedo a volver a perder a alguien quien es importante en mi vida. Porque Kaoru se volvió esa hija que no pude tener y que la vida me la arrebato apenas siendo una niña en aquel accidente junto al hombre que amé con todo mi ser. Debí haber supuesto que Kaoru tenía algún familiar en su natal Japón muy aparte de sus padres.

Ahora que lo recuerdo, siempre vi a Kaoru montar caballo de muy buena manera en el rancho de una prima mía, la única persona que se quedó a mi lado después de que me separé definitivamente de mis padres, rompiendo finalmente toda comunicación con ellos, y de la muerte de mi esposo e hija; tal vez en alguna parte de su vida ella montó a caballo como Jockey o realizó Cross-country. Lo cierto era que tenía un muy buen dominio montando al caballo…

—¿Todo bien, jefa? —Amélie me interrumpió mis pensamientos, que, por cierto, empezaba hacerme sentir incomoda.

—Sí, todo bien… —traté de recordar porque mi asistenta estaba en mi oficina, pero no lo lograba encontrar qué.

—Entonces, le aviso a la señora Nara que entre para la reunión —me acaba de recordar para lo que entró a la oficina.

Sólo asentí estando de acuerdo en que ingresara Nara. Tenía que solucionar el pequeño percance que se presentó con ese viaje de Kaoru a Japón. El taller no podía quedar tan solo sin la presencia de ella ahí; Kaoru se había ganado el puesto por sí misma; su capacidad de análisis del entorno, y la rápidez de toma de decisiones para que no exista una escalada y se agrave una situación que al inicio podría ser nomás un llamado de atención.

No podía dejarme preguntar por qué Kaoru se fue sin avisarme, no me iba a enojar si ella me lo decía. Entendía y comprendía que ella tuviese ese deseo de volver a su país natal, aunque Kokoro me dijo que por todo lo que ha pasado, era muy probable que no lo hiciera. Mi cabeza va hacia todas las direcciones, desde los pensamientos calmados hasta los intranquilos, ¿y si se reconcilió con sus padres biológicos? ¿Y si algo grave les paso y la mandaron a llamar? Pero…

Desperté de mis pensamientos cuando sentí la mirada de Nara sobre mí, ¿en qué momento entró? Bueno, ese no es el caso ahora. Suspiré silenciosamente queriendo alejar aquellos pensamientos negativos y preocupantes. Tal vez Kaoru regresó a Japón por algún tema personal de ella, y que no tenga ni una relación con su pasado. Pero…

Nara y yo nos conocimos cuando estudiábamos una maestría en el campo de derecho, economía y gestión en la "Université Lumière Lyon 2". Si bien es cierto estábamos en la misma universidad, en realidad nos encontrábamos en facultades diferentes. Nara se estaba especializando en ciencias económicas y sociales, mientras que yo, me especializaba en gestión de la innovación. Conocí a Kokoro desde que era una niña, y en todo ese tiempo, tanto Nara como yo nos fuimos acercando de a poco. Sabía que Nara tenía dos títulos: abogada e ingeniería en negocios. Algo de admirar en ese tiempo, sinceramente.

Nara siempre mostró ser una genio innata, y cuando volví a ver a Kokoro de nuevo, años después, no dude que ese parte de ser genio lo había heredado de su madre. Pero Kaito no se quedaba atrás. Kaito también mostró signos de ser un genio, aunque muy a su estilo de sobrellevar las situaciones… Nara estudió dos profesiones casi al mismo tiempo, aunque sacrificó algunos sueños; después de su retiro abrupto del tenis, aquello orilló a Nara a que buscara la manera de mantener su mente ocupada para no recaer en el pensamiento negativo sobre su alejamiento del deporte que más amaba.

—En todos estos años que nos conocemos, jamás te había visto así, tan preocupada. ¿Sucede algo, Anaïs? Sabes que…

—Kaoru se fue a Japón y no me avisó.

—¿Kaoru?

—Sí. Mi hija adoptiva.

Observe que Nara estaba algo desubicada con lo que le estaba diciendo, y era entendible después de todo. Nara y yo tomamos distancias más que nada por nuestros trabajos y hablábamos muy poco. La diferencia horaria entre Japón y Francia es de 7 horas, y a veces el trabajo lo consume a uno que cuando se da cuenta, ya es tarde. Yo solía salir de la oficina siempre a las 21:00…

—¡Oh por Dios!

El grito de Nara y su cara de asombro me despertó de mis pensamientos. No abrí la boca, es como si mi cerebro ordenara que me mantuviera en silencio, pero seguí la mirada de mi amiga, y vi que tenía fija la mirada en la foto que tenía detrás de mí. Era una foto donde Kaoru me tenía abrazada por detrás sonriendo al igual que yo, en el pie de foto decía: "À la formidable maman que Dieu a mise sur mon chemin2." Así intercalé mi mirada entre las fotos y la mirada de Nara. Pero Nara se había parado y caminó hacia donde tenía los portarretratos.

Sólo me mantenía distante y algo expectante ante cada movimiento de mi amiga. Luego vi que se giró para mirarme en silencio, y volteo para seguir mirando. La siguiente foto que tenía era de Kaoru caminando y detrás estaba su cabezal con las luces prendidas. Luego venía otra foto tomada de manera lateral, en donde yo sostenía el rostro de Kaoru y ella lo tenía apenas agachado y le daba el beso de bendición que siempre le suelo dar cuando tenía que salir con el tráiler a llevar la carga hacia su destino o tenía que hacer algún viaje a otro país llevando la carga.

No entendía porque Nara reaccionó de esa manera. Es decir, sé que no nos hemos comunicado con frecuencia, y que no supiera sobre mi hija adoptiva, pero de ahí a tomar una actitud de confusión y de sorpresa, me llamaba mucho la atención…

—Nara… —por fin me animé abrir mi boca llamando a mi amiga.

—Ella es Kaoru Seta. ¿Ella es tu hija adoptiva, Anaïs? — esa sola frase me descolocó totalmente.

—¿Cómo lo sabes? ¿Qué está pasando? —Nara me observó detenidamente, supongo que esperaba una respuesta afirmativa y no una respuesta con preguntas.

—Ella fue la guitarrista de la banda de mi hija. Son muy amigas, y sucedió un evento en Japón que obligó a Kaoru a dejar su vida allá e iniciar una nueva vida lejos de su país. Kokoro no me comentó que vino con ella hasta aquí, Anaïs. No, en ese entonces. Cuando Kokoro quedó embarazada, pasó otro evento y que nosotros lo hemos enlazado con el primero que sucedió cuando ellas estaban en el instituto. Ahí, Kokoro me dijo la verdad y que trajo a Kaoru hasta aquí, a Francia. Pero no me dijo que se contactó contigo y dejó a Kaoru contigo.

—Kokoro vino hace un par de años y habló de un suceso que estaban viviendo. Me dijo que, si podía cuidar y darle algo de trabajo a Kaoru, hasta que termine su rehabilitación para luego que ella hiciera su vida en otro lugar. Le pregunté qué había pasado para que me pidiera algo así, y sólo supo contestarme que fue un suceso grave, y que intuía que las autoridades estaban empezando a corromperse… Nara, ¿qué sucede? ¿Kaoru regreso a ver a su madre biológica?

—…

—¿Nara? ¿Qué está sucediendo?

Nara se sentó y empezó hablar. Me empezó a contar desde el suceso que Kaoru vivió con los rumores, de cómo fue afectando a todas las chicas, incluida Kokoro. Chisato, la amiga de la infancia de Kaoru, también se vio involucrada cuando desapareció de un momento a otro.

—Chisato y Kaoru eran amigas desde la tierna infancia. La madre de Chisato, Hoshi, era muy amiga, así mismo de la infancia, de Kaede, la madre biológica de Kaoru. Ambas compartieron muchos momentos juntas, incluyendo su matrimonio y posteriormente sus respectivos embarazos. Sin embargo, un día, Takumi empezó a comportarse extraño con Kaede y Kaoru. Y por comportamiento extraño, me refiero a que él siempre decía que su hija no era buena para ser pareja de nadie con ese comportamiento de "príncipe mujeriego". Su única hija debería ser femenina y sumisa ante lo que el hombre diga; Kaoru no era ese tipo de persona. Ella entró a la actuación gracias a Chisato…

—¿Gracias a Chisato? ¿Qué tiene que ver Chisato en todo esto?

—Kaoru y Chisato se distanciaron por cinco años, entre la finalización de la primara e inicio de la secundaria. Kaoru era muy tímida y lloraba por todo, mientras que Chisato era fuerte y valiente. Eso se debió a que Chisato entró al mundo del entretenimiento desde niña. Era una niña actriz, y por su trabajo y exigencias, aprendió a ocultar sus emociones y pensamientos. Kaoru al verse sola en secundaria y sin su amiga de la infancia que siempre estuvo con ella y la protegía, decidió que, si quería sobrevivir, debería hacerse una sola con el escenario, así que optó por interpretar el papel principesco. Fue cuando Chisato volvió a su vida, y fue ahí que se encontró con una Kaoru distinta y le chocaba ese comportamiento. Optó por serle fría y distante, no prestarle mucha atención. Pero Kaoru se fue enamorando, ya estando ambas en el instituto, de Chisato.

—¿Chisato tuvo culpa de lo sucedido con Kaoru? ¿Acaso ella…?

—No. Chisato no es esa clase de persona, ella amaba mucho a Kaoru a pesar de que le chocara ese comportamiento nuevo de ella. La sigue amando, de hecho. Chisato al ser actriz y estar en la industria desde niña, sus padres le pusieron un representante, pero al mismo tiempo cuando ingresó a Pastel Palette, Chisato tenía otro representante. El segundo representante era en sí de la banda a la cuál pertenecía y era al mismo tiempo CEO de la Agencia de Talento para la cual la banda pertenecía. Ambos chocaban en ideas y formas de trabajo. Y aquí es donde vino el calvario para ellas. Kokoro no me decía mucho, pero yo sabía que algo andaba mal… fue un golpe muy duro para todas, y para mí, cuando me enteré de que su banda se disolvía por completo. Kokoro amaba HaroHappy! Pero…

—Pero… ¿Qué sucedió después? —animé a Nara a que me siga contando más sobre la vida de mi hija adoptiva.

—Kokoro jamás me dijo que Kaoru… Todos nos acabamos de enterar de que el fantasma del pasado, que creímos que desapareció, en realidad estuvo en las sombras y ha reaparecido. Mi hija se fue para Londres a buscar a Chisato, mientras que Misaki vino a Francia a buscar a Kaoru para hablar de los sucesos de hace diez años. Y cuando se encontraron, Kokoro le envió una foto de la hija de Kaoru…

—¿Cómo que mi hija tiene una hija, Nara? Eso es imposible…

—Con la ciencia avanzada en estos tiempos, no lo es, Anaïs. Todavía no sabemos cómo exactamente sucedió el embarazo de Chisato…

—No entiendo. ¿Es algo certero lo que me dices?

—…

—Nara Tsurumaki…

Vi que Nara sacó su móvil, observando como lo manipulaba hasta que encontró algo —¿Dime que es imposible que una niña como ella que estuvo en el vientre de Chisato por nueve meses se parezca tanto a Kaoru y no a su madre quien la cargó? Suponiendo que Chisato se haya quedado embarazada de manera "normal", Anaïs; o que haya escogido en el banco de esperma un esperma que tuviese características iguales al de Kaoru, pero versión masculina, y tú y yo sabemos que no hay dos personas iguales en el mundo. Ni siquiera con los gemelos sucede eso.

No daba crédito a lo que veía. La niña era idéntica en todos los aspectos a Kaoru. Tenía la misma mirada y sonrisa, el porte, el color de piel, su color de ojos, carmesí… excepto el cabello. El cabello era rubio. Sin querer moví la imagen y salía la foto de Kaoru con Chisato cuando eran más jóvenes y ahí estaba. Era dos gotas de agua. Pero…

—Kaoru y Chisato aún no hablan de ese asunto, pero lo harán Anaïs. Por el momento, Kaoru y Chisato se reencontraron en Londres con mi hija y mi nuera esclareciendo puntos claves. Ellas ya se encuentran viajando desde Londres a Japón. El tiempo de viaje entre Francia a Reino Unido es de aproximadamente de 1 hora 27 minutos, pero Misaki y Kaoru tomaron vuelo con el Jet privado de mi familia. Todo por seguridad. —Nara estaba siendo precavida en estos momentos. Lo sabía. La conozco muy bien pero también me estaba dando detalles e información. A eso se le suma que hay algunos espacios en blanco. Es decir que Kaoru dijo que se fue a Japón, pero en realidad recién estaría viajando hacia su país de origen. ¿Por qué no decir la verdad? ¿Qué estaba pasando?

—¿Por qué viniste a decirme todo esto? Estoy segura de que no viajaste hasta aquí para hablar de negocios, porque nuestra alianza está muy bien y produciendo; ambas estamos ganando, además mi alianza con Kokoro también está en buenos términos y sabes muy bien que la quiero como si fuese mi hija.

—No has perdido el toque, ¿eh? Lo sé. Siempre supe que querías mucho a mí única hija, y por algo eres su madrina. Así que... No viaje hasta aquí para hablarte en sí de Kaoru, sino que quería proponerte a que viajes conmigo a Japón para…

Esta parte de la historia de Kaoru no lo sabía. Kokoro jamás me lo contó. Pero si Nara me decía que Chisato no tenía nada que ver en todo lo que implicaba en el exilio de mi hija adoptiva y que al contrario fue fuente de inspiración para Kaoru, entonces le creería. Siempre confíe en el buen juicio de Nara. Recuerdo que cuando estábamos en la universidad, Nara siempre miraba como quién no mira nada, pero en realidad sí lo hacía. Veía hasta el último detalle, y eso fue una gran ayuda para su profesión y sus negocios. También para discernir quien era apto y quien no en estar en nuestras vidas y en nuestros negocios.

En realidad, los negocios de ambas estaban unidos por una alianza estratégica, que nació cuando estudiábamos la maestría. Yo tenía una sucursal en Japón, en Chiba y en Tokyo, para ser más exacta. Nara me comentó en ese entonces que buscaba una empresa de transporte pesado segura y eficaz en la entrega de sus productos que salían de sus tierras. Ella tenía una finca de alrededor de 5000 metros cuadrados de tierra, y poseía además un mercado mediano en donde vendía todos los productos realizados en su racho. No sólo poseía cabeza de ganado, sino que también tenía tierras sembradas de trigo, maíz, papa, arroz, y yerba mate.

Yo transportaba algunos de sus productos a los supermercados o a las tiendas Konbini. Generalmente transportaba la leche ya procesada en todas sus presentaciones: entera, deslactosada, semidescremada, quesos variados, arroz a peso y yerba mate ya listo en su empaque de presentación. Yo tenía los mejores cabezales para ese tipo de transporte. Sí Nara vino a proponerme este viaje a Japón puede significar sola una cosa…

Fin de Flashback

Fin del pov's Anaïs Lenoir

—¿Todo bien, Anaïs?

—¿Ah? —la pregunta de Hiroshi le tomó desprevenida. La francesa observó que se acercaba con un pañuelo y le limpiaba con cariño ambas mejillas. Hiroshi sonrió con nostalgia.

—Me recuerdas un poco a mi difunta esposa, y… te vi tan sumida en tus pensamientos que no quise incomodarte, pero de repente empezaste a llorar en silencio. Me preocupé mucho.

La sinceridad del jefe de los Yakuzas de la zona del Este de Tokyo conmovió en cierta medida a Anaïs. Ella podía entenderlo porque tenía, aún, las heridas del dolor a raíz de recibir la noticia del fallecimiento de su esposo y de su hija; aunque aquello sucedió hace muchos años, el recuerdo seguía presente en lo más profundo de su mente, y en ciertas fechas específicas, se acordaba de aquel momento. Aunque a veces, también se acordaba de su hermano fallecido.

—Nunca te gustó escuchar los consejos, ¿verdad? —susurro para sí misma.

—¿Dijo algo, Anaïs? —Hiroshi si alcanzó a escuchar ese susurro y ese suspiro.

—Me acordé de mi hermano fallecido. Es todo.

—Parece que vivía la vida a lo loco, ¿no?

—Podría decirse que sí. Él tenía problemas de adicción con el alcohol y drogas, le aconsejé varias veces y lo ayudé económicamente, pero parece que no le importó.

Hiroshi empezaba a tener cierto sentimiento hacia la francesa y quería conocerla más. Había olvidado por completo lo que era conquistar a una dama distinguida. Desde la muerte de sus esposa e hijas, Hiroshi no fue el mismo y ese sentimiento de ira contenida contra la vida lo estaba matando de a poco, hasta que decidió convertirse en Yakuza. Sin embargo, esa decisión no fue tomada a la ligera. Lo medito varias veces, observó detalles, y mientras adquiría más conocimientos sobre esa vida, lo complementaba con su profesión.

Hay abogados honestos, honorables y hay abogados corruptos y muy vivaces.

Anaïs hablaba muy poco de su vida familiar, o de algún miembro de su familia. El líder yakuza tampoco hablaba de su esposa e hijas o de su familia en sí. El recuerdo doloroso de aquel fallecimiento, y la frialdad de Hiroto al tratar el caso fueron los puntos fijos que determinaron en su decisión de convertirse en Yakuza. Haría pagar a quienes provocaron aquel accidente, pero también obligaría a Hiroto pagar su indiferencia. Y algo muy dentro de él, le decía que fue Hiroto quién estaba detrás de aquel accidente, pero sin pruebas, no podría hacer nada.

Hiroshi no estaba muy seguro si la francesa supiera toda la historia. La historia de su hija adoptiva, pero por lo que veía, pudiese tener cierto conocimiento. Y aunque sabía que no era su asunto, también necesitaba hablar con Kaoru sobre algunos detalles que tal vez Kokoro no quiso decir o simplemente no lo recuerda. Kokoro… la única hija de sus mejores amigos tuvo que crecer de golpe, y nuevamente el causante de eso era Hiroto. La obsesión de Hiroto por Nara lo estaba llevando a cometer un delito tras otro, y era un poco raro, aunque no del todo. Los asiáticos tenían fama de ser obsesivos con sus "idols", y decían cada cosa sin sentido, y tal vez por eso podía confundir el comportamiento de Hiroto como el de un fan obsesionado por su artista favorito.

La diferencia que había entre un fan y él era que él era o es, dependiendo del tiempo en que ha ejercido la profesión, una autoridad y sus acciones podían tranquilamente asociarse con el delito de abuso de poder. Hiroto estaba traspasando los límites establecidos por las mismas leyes y la sociedad. Esa línea que dividía entre lo correcto e incorrecto; no entre el bien y el mal, porque el bien y el mal se alineaba con la parte subjetiva del ser humano, y en cómo fueron educados acorde a sus costumbres. Las costumbres podían cambiar dependiendo de la región y de su historia, pero siempre existiría el sentido común y ese sentido es el que se une a lo correcto e incorrecto.

—Te veo pensativo —esta vez fue la francesa quién le afirmó el estado del Yakuza.

—También pienso en mi esposa e hijas fallecidas… Deberíamos enfocarnos en el presente ¿no?

Anaïs asintió y en un gesto que tomó desprevino al líder de los Yakuza de la zona Este de Tokyo, la francesa puso su cabeza en el hombro de él y él simplemente paso su brazo sobre los hombros de ella, quedándose así, en silencio absoluto y esperando a que se diera inicio la cena navideña. No muy lejos de ahí, Nara observaba a sus amigos en esa intimidad confortable y lo único que pedía, como deseo, como regalo de Navidad al Universo, es que ambos pudiesen encontrar aquella paz que tanto estaban buscando. Anaïs, aunque siempre calmada, la muerte de su hermano y posteriormente la de su esposo e hija, muy dentro de sí ella siempre vivía en inquietud y en la soledad; Hiroshi, en cambio, a pesar de ser afable y calmado, dentro de sí se cocinaba la ira y la frustración por lo que hizo Hiroto con la muerte de su esposa e hijas, y sólo tenía en mente la venganza.

Y su esposo, Kaito, tampoco se repuso de la desaparición de su hermano y de los falsos rumores acerca de su familia. Kaito, en el fondo de su alma, también quería venganza y hacerle pagar a Hiroto por todos sus crímenes, sobre todo, el de abusar el poder que tenía para implantar una prueba falsa en contra de Kaoru y haberse puesto a crear una duda falsa sobre el proceder de su única hija.

Tal vez esa Navidad sea diferente a la de los años anteriores. Y con diferente, es porque no solamente había regresado Kaoru a su tierra natal, desde Francia, país al que fue exiliada por falsos rumores, y porque también llegaba la actriz prodigio que se fue en silencio dejando más dudas, más preguntas que respuestas, Chisato Shirasagi. El regreso de ambas no era en solitario, sino con una hija en común y que tenía mucho parecido con Kaoru.

Sería una Navidad diferente, pero también sería un año nuevo diferente. Secretos guardados que van saliendo de a poco y se va armando el rompecabezas. Sólo falta que aparezca Kaede Seta, pero…


Datos:

1 En español sería traducido como: Libre sabor

2 À la formidable maman que Dieu a mise sur mon chemin: A la maravillosa madre que Dios puso en mi camino.


Nota: Cuarto capítulo en el cuál se divide en dos. Un año después, regreso con la continuación de la historia. No la he olvidado, de hecho, es mi historia favorita para escribir. Sin embargo, no pude publicar antes debido a varios factores que me fueron consumiendo el tiempo casi sin darme cuenta. Pero he vuelto a la marcha y me verán por aquí un poco más seguido.

Espero les guste esta primera parte del capítulo.

Les deseo una Felices Fiestas, que lo hayan disfrutado en compañía grata.

Cuídense mucho.

Nos estamos leyendo. Disfruten de la lectura.