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Después de esconder el Fruto en el Coliseo según las instrucciones del mismo objeto, debían dejar un mensaje para el futuro, algo que solo la persona adecuada pudiera ver.

Sandro le dijo que sabía el lugar. El Santuario de Monteriggioni.

-¿Estás seguro de que vendrá?

-Sin duda alguna.

Había algo desconocido en la voz de Alessandro.

-¿Cómo bajaremos? Cerré la puerta del despacho por dentro y en el túnel se derrumbaron los puentes.

-Claudia me habló del Santuario en Roma. Se conecta con las antiguas cisternas de época romana, solo debemos encontrar otra entrada.

-Probemos el pozo, de algún lado tiene que venir el agua.

Se dirigieron allí, evitando la zona destruida del centro. Miraron hacia el interior del pozo. Solo había oscuridad y una cuerda cortada.

Dudaron.

-¿Es seguro?

-Solo hay una forma de averiguarlo.

-Si piensas saltar, debo recordarte lo que sucedió al norte de Venecia.

-No soy tan joven. Si atamos una cuerda a esa roca...

Se las ingeniaron para bajar. El espacio estaba hecho de ladrillos y varias plataformas que les llevaron al Santuario.

Ezio se detuvo a mirar la estatua de Altaïr mientras Alessandro subió las escaleras para dejar el mensaje que aun no le había revelado. Esa estatua le recordaba sus días de juventud, cuando aun buscaba la venganza y no el conocimiento de la vida de un Asesino.

Subió por el camino hacia el despacho para encontrarse con el médico. Él ya había terminado de usar la pintura especial que solo se veía con la segunda visión.

-14.19, 14,20 y 14,21. ¿Qué significan?

-Indican los capítulos y versículos del Éxodo en la Biblia hebrea en los que se mencionan los nombres de Dios.

-¿Y qué tiene que ver con el 72?

-Mucho. Para empezar son 72 nombres en toda la Biblia. Y las cuatro letras hebráicas de Yavéh, puestas en un triángulo equilatero como este, equivalen a 72.

-Me parece muy rebuscado.

-Quizás, pero alguien será capaz de descubrirlo-apoyó una mano junto al triangulo grabado en la piedra, pensativo-. Alguien que ayude a ese Desmond cuando lo necesite.

Ezio sintió que había algo de lo que no le hablaba, pero no quiso indagar.