Ladies and Gentlemen!

Uff! Ahora si me tarde un poco en actualizar. Pero como he dicho, quiero que esta historia quede y termine bien, así que debo estar planeando muy bien los capítulos. Habrá cosas que puse en las historias pasadas, así que si pusieron atención a cada una de ellas, no tendrán problemas con el capitulo de hoy.

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Yu-Gi-Oh! VRAINS no me pertenece. Es propiedad de Kazuki Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.


¿Cómo es que Kogami Aiko conoce a Zero?

Es una pregunta que Dojun Kengo no pudo sacarse de la cabeza en todo el día y hasta en el momento que llego a su hogar junto con Chiaki fue cuando empezó a llegar a él el impulso de querer saber más.

Dejo que su hijo entrara a su cuarto para empezar hacer los deberes antes de que llegara Emma e intentara distraerlo con alguna que otra travesura. No sin antes darle una suave caricia a sus cabellos negros mientras le decía que si tenía un problema con sus materias no dude en ir a su oficina y preguntarle. El menor asintió con una gran sonrisa en su rostro mientras se iba corriendo.

Kengo soltó una pequeña carcajada antes de entrar a su oficina y soltar un pequeño suspiro.

¿Cómo es que Kogami Aiko conoce a Zero?

Volvió hacerse la misma pregunta cuando empezó a caminar hacia su oficina.

La manera en que la pequeña niña describía a cada uno de los Ignis. Las personalidades de cada uno, las tiernas figuras que ella fue capaz de dibujar a la perfección como una figura desconocida a quien le correspondía el nombre de "Zero" no podía entender que estaba pasando.

Su mano alcanzo el interruptor de la derecha para encender la luz y ver el desastre que se ocultaba ahí. Papeles por todas partes, tenía algunas pantallas encendidas que rodeaban su escritorio. Los servidores que controlaba desde su casa se encontraban trabajando día y noche desde ese momento. Miro con atención las pizarras electrónicas que se encontraban en una esquina, marcaba información de Fujiki Yusaku, de los seis Ignis como de la información que se tenía del profesor Kogami Kiyoshi del caso Lost. Como funcionaban aquellas IA's, como era su forma de pensamiento y deducción, los datos instalados en los mismos. Todo lo que él aprendió estando al lado de la duelista, todo lo que observo con atención, la manera en que la mente de ella funcionaba. Todo se encontraba ahí anotado.

Aunque con aquella explosión que sucedió en "La gran Oscuridad" pudo rescatar mucha de la información que había tenido almacenada. Fue uno de los primero que le ayudo a Zaizen Akira al tratar de recuperar los mismos antes de que los gobiernos de diferentes partes del mundo intentaran meter sus manos donde lo debían. Tuvo que vigilar desde la distancia igual que todos, esperar a que dieran un veredicto final. Tendría que decidir en ese momento si meter las manos al fuego por él o simplemente esperar a que el próximo que pudiera tomar su lugar, les pudiera ofrecer las mismas oportunidades a los hackers como él.

Grande fue su sorpresa al saber que Kogami Ryoken fue el primero en acercarse a esas personas al comentar su plan de recuperación en menor tiempo, con sus propias condiciones, entre ellas era que Zaizen Akira mantuviera su puesto de director.

Aquel joven fue realmente astuto, todos sabían que, si quitaban Akira de SOL, podrían perder los privilegios que habían estado utilizando y todo lo que se encontraba ahí, podría desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. No sabían a ciencia cierta si utilizarían bien la información como el Data Material o utilizarlo en su contra.

Era muy incierto todo.

Lo sabían muy bien, Zaizen Akira era el único director de SOL en preocuparse realmente por la empresa, por la seguridad de sus empleados como la seguridad de todos los usuarios que confiaban en él. Era el único que daba muchas oportunidades a cambio de favores. Todos se mantenían conectados con armonía, nunca se habían encontrado problemas en su administración porque la mayoría de gente que trabajaba en ese ámbito, realmente lo apreciaba que no dudaban en cubrir sus espaldas cuando se es necesario. Tenía más experiencia, tenía más sentido de la responsabilidad, era imposible que quisieran encontrar a un director más competente que él.

Zaizen tenía más razones para seguir sentado en el puesto de director.

Ahora que todos los directivos anteriores se encontraban fuera de discusión, el único que pudo sacar a SOL, fue él.

Aunque al principio no lo habían querido aceptar, aquellos directivos no tuvieron de otra al saber que la recuperación de datos e información se llevaría en menor tiempo, fue aquello lo que termino con convencerlos, aunque los mismos no meterían su personal a la restauración, pero de alguna manera, pudieron tranquilizar a los mismos.

Kengo se mantenía al margen para verlo actuar, para saber cuál sería su siguiente movimiento.

Porque él lo sabía muy bien. Ryoken no se había arriesgado sin tener un plan antes. Había algo más detrás de esto. De manera indirecta, empezó a trabajar de entre las sombras para poder saber sobre sus planes. Zaizen sabía que él se encontraba trabajando en aquel ambicioso proyecto, solo le había pedido que mantuviera su identidad en secreto.

Kengo seria aquel que podría ayudarle o el que detendría todo. Ser el que se encuentre en su contra o el que se mantenga a su lado por una promesa que le hizo a ella.

Restaurar los sistemas de comunicaciones, restaurar los sistemas de internet. Las redes que conectan a la ciudad y al mundo. Los SOLtis fueron los primeros en restaurarse, mientras los humanos hacían otras cosas, los androides podían ayudar con otras tareas importantes. Ayudarse los unos a los otros, una coexistencia que se llevó a cabo para poder restaurar el mundo en su totalidad. Sin duda, era algo que a Fujiki Yusaku le hubiera gustado ver.

Los sistemas de duelo, Solid Vision, tuvieron que volver a ser implementados en lo que la red se estabilizaba. Un hecho que sorprendió a todos, aunque quizá, lo hicieron para poder tranquilizar a las personas.

Fue aceptado por muchos que las sugerencias no dejaban de llegar. Había personas que escuchaban y aceptaban dichos cambios para la comodidad de muchos. Los implementaban en el programa para poder ser probados en el momento. Los niños pequeños volvían aparecer en los parques al lado de sus padres para poder enfrentarse a un duelo. Había risas y diversión, aunque también se podían encontrar a personas que intentaban arruinar un momento tranquilo. Era una suerte que era más fácil encontrar a los abusivos y banear sus cuentas si era necesario. Era difícil que quisieran huir de los administradores que se encontraban merodeando por los campos de duelo.

Había ciertos puntos de conexión en la ciudad donde se podían enfrentar a duelos con sus avatares por si había algunos que querían conservar su identidad en secreto, aunque eran más las personas que llegaban sin ninguna otra apariencia más que la suya. No se podían hacer Speed Duel por obvias razones, pero los Master Duel siempre era lo que llamaba la atención de algunos curiosos que solo pasaban por ahí y que se quedaban a ver el desenlace del duelo. Lo sorprendente que era ver aquellos monstruos en persona, era presenciar aquel ataque que hacían.

Se veían tan imponentes, se veían tan poderoso, era tan glorioso ver como confiaban en su deck para poder ganar o perder con orgulloso, que los mini torneos no se hicieron esperar.

Un gran espectáculo se formaba. Todos podían asistir a las diferentes actividades como al evento principal.

Era como regresar al viejo tiempo, de las historias de aquellos viejos duelistas que se hablaban en los libros de historia, pero con la novedad del futuro, era la tecnología con la que se contaba para poder hacer realidad muchos sueños que se tuvieron en su momento. La forma en que se podía convivir con todos, la manera en la que se relacionaban con sus cartas.

Un mundo de ensueño sin duda.

Realmente se había llegado a coexistir como se había deseado.

Dojun Kengo soltó una pequeña risita al momento de volver a pensar en ella.

Fujiki Yusaku lo logro.

Logro que el mundo entero se viera como ella siempre lo vio.

Aunque aquel sacrificio fue doloroso para todos, sin duda fue algo que beneficio a muchos. Las cosas que se cambiaron, los objetivos que se tuvieron que modificar con el paso del tiempo. Fue un gran y difícil cambio, pero de alguna manera, pudo llevarse a cabo. A las personas les gustaba ese cambio. Las sonrisas en su rostro, lo satisfechos que se encontraban al ver que sus opiniones habían sido escuchadas. Los torneos que regresaban la alegría de los duelos. Un mundo que le pertenecía a todos por igual.

Detrás de alegrías, siempre habrá tristeza y lágrimas derramadas.

Un sacrificio que se tuvo que llevar a cabo para poder proteger al mundo de la destrucción a causa de los humanos mismos que intentaban poner sus manos en algo que sería imposible de controlar. Un experimento que nunca fallo, cumplió con su propósito a pesar de todo, aunque al mismo tiempo arruino la vida de seis pequeños niños, fue el único que siguió adelante como se planeaba. Un sacrificio para el mundo, un sacrificio para su mundo. Para esconder a los Ignis de manos peligrosas. Para que ella pudiera proteger a los que amaba. Todo se encontraba relacionado.

Ignis.

Movió su cabeza de un lado a otro.

Había regresado al tema principal. Sentía que era un ciclo sin fin. Un tema de nunca acabar. Porque cuando creyeron salirse con la suya, se encontraron con algo más en su camino.

-¿Cómo es que Kogami Aiko conoce a Zero?

Susurro mientras se dejaba caer en su silla y miraba con atención las pantallas frente a su escritorio.

Abrió un archivo que se encontraba en el escritorio de su ordenador.

"Kogami Aiko" Era el nombre de ese archivo.

La foto de la pequeña niña junto con los nombres de sus padres y parentesco. Las relaciones que tiene con los demás y la manera en que estos influyen en ella. Características que ha observado de la pequeña con el paso del tiempo, la manera en la que se desarrolla. Ha ido anotando cada cosa que le parece curiosa, incluso anotaciones médicas que Taki Kyoko le paso al estarle pidiendo las mismas. Tal vez, la información que guardaba podía sonar un poco exagerada, pero tenía que estar enterado de ella en todo momento. No mentiría, el documento que se encuentra ahí, era demasiado extenso.

No es que la tratara como un objeto de experimento o algo parecido.

En realidad, era por lo que la pequeña niña escondía en su interior.

Había un apartado especial donde se relacionaba tanto a Fujiki Yusaku como a Kogami Aiko.

"Link Sense" Es el nombre que le asigno.

Un super sentido que Yusaku desarrollo ante la interferencia de Ai en diferentes momentos de su vida después de que "concluyera" el caso Lost. Un sentido que también desarrollo Kusanagi Jin pero este fue aplicado más a la fuerza por el Ignis de Luz, Lightning, es por eso que no toma fuerza en él y que solo se quedó en el olvido. No fue tan desarrollado como lo hizo con ella, Yusa era capaz de sentir los cambios de la red aun cuando la misma no se encontraba inmersa en ella. Su mente, de alguna manera, se conectaba a lo que desarrollaba la Data Material en Link Vrains, era capaz de tener presentimientos que siempre acertaban ante la situación de la red. La manera en que podía controlar la tormenta de datos y como es que le afectaba los duelos a la misma. Sufría demasiado al momento de un ataque a sus puntos de vida, siempre terminaba agotada por los mismos que normalmente le tomaba algunos días en recuperarse, por eso los malos hábitos de sueño que tenía. Demasiado hábil en la escuela que sus calificaciones siempre fueron sobresalientes, su concentración y comprensión eran tan misteriosas para todos que no eran capaces de entender cómo es que podía aprender muchos temas en poco tiempo.

Como era capaz de comprender el sistema de los Ignis, el algoritmo con el que fueron creados. Poder entender el lenguaje de la computadora y poder construir un programa que sorprendería a todos.

Llamaba la atención de muchos, pero ella siempre se mantuvo al margen. Evitaba ser el centro de atención, prefería trabajar desde las sombras porque sentía que así se mantendría a salvo y a su familia. Se alejaba de las personas, porque tenía miedo de saber quién era amigo y quien era enemigo. Ella prefería estar sola, se sentía segura en aquella soledad donde podría concentrarse en su venganza. Ante el terror que le causo su secuestro, la fobia al contacto humano y a los lugares cerrados, era una de las tantas cosas que desarrollo y que, en su tiempo, pudo superar poco a poco.

Aunque también puede que por todo lo que ella tuvo que pasar, está relacionado con el programa que Kogami Kiyoshi guardo en la misma para poder activar al séptimo Ignis. No puede evitar pensar en esa tonta acusación que Tetsuya Kaiou grabo en su mente, donde Fujiki Yusaku solo se acercó a Kogami Ryoken porque el programa mismo le decía que tenía que estar a su lado.

Kengo lo sabía muy bien, aquello no era cierto. Y no solo era él el único que pensaba de esa manera, fue ese tierno amor el que los unió. La forma en que se fueron ganando su corazón, la manera en que solo se sonreían a pesar de las mentiras del principio. Eran ellos dos quienes realmente necesitaban tener un final feliz.

Fue una simple casualidad que ellos dos se encontraran y se enamoraran. Fue una coincidencia, no fue algo que ya se encontraba planeado. Simplemente fueron ellos dos, Kogami Ryoken y Fujiki Yusaku y no Revolver y Playmaker. Salieron adelante a pesar del dolor en sus corazones, a pesar de que decían odiarse a muerte, eso solo era una mentira más que tuvieron que decir para protegerse. A pesar de ser enemigos jurados, pudieron lograr muchas cosas.

Sin duda, Ai influyo demasiado. No solo en ella, también en Revolver, en la vida de todos. Pero con su intervención en el mundo humano, provoco un evento más que sería imposible de evitar.

Inconscientemente, el Ignis de Oscuridad preparo a Yusa para el destino que le depararía en el futuro.

¿Cómo es que tenía toda esa información?

Fue la misma Playmaker quien le conto todo de principio a fin. Quizá, la manera en que fue influenciada por su Ignis, le ayudo a deducir lo que sucedería con ella a futuro. Que no sea capaz de encontrarse ahí en ese momento, significa que tuvo éxito. Tres caminos que se encontraban frente a ella, dos le llevaban a la destrucción del mundo, ninguno de esos dos aseguraba que se mantendría con vida y solo uno de ellos la mantendría a como se encuentra ahora. No se encuentra viva y mucho menos muerta, simplemente existe en aquel cuarto de hospital en la espera de despertar.

Ella decidió tomar el riesgo, decidió proteger al mundo, a su familia, a sus amigos, a su pareja y a su hija, aunque con ello traía un sacrificio. Que sus datos se encuentren dispersos por una red que ella misma destruyo.

Ser el motivo por el que Kogami Ryoken se encuentra trabajando junto con Zaizen Akira en SOL. Si se restaura la red, es probable que la señal de los datos esparcidos aparezca y solo sea cuestión de capturar cada uno de ellos para que ella al fin pueda despertar.

Por una parte, quería presenciar con sus propios ojos aquel despertar. Pero por otra, tenía miedo de que aquella idea pudiera fallar y no poder pensar en alguna otra salida más.

Movió su cabeza de un lado a otro, no era necesario pensar en esas cosas. Sabía muy bien que Ryoken nunca se iba a dar por vencido, lo iba a lograr. Lo sabía cómo, pero lo iba a lograr, tenía demasiadas esperanzas depositadas en él.

Aunque ahora, ese no era el problema principal.

Había otra cosa en la que no podía dejar pasar desapercibida.

De alguna manera, podía sentir que las cosas se complicaron.

Como había dicho desde un principio. Había algo que relacionaba a madre e hija por igual. Ese era el Link Sense.

Yusaku desarrollo aquel super sentido por la influencia de Ai en su vida y por el código guardado en ella. Esa es una de las teorías que no puede dejar pensar. Su vida siempre estuvo entre el mundo humano y el mundo virtual, ella era un puente que conectaba ambos mundos.

Pero ahora, el problema principal, era otro.

Una vez más, la mirada de Kengo se desvió en la foto de la pequeña niña de hermosos ojos turquesa y tierna sonrisa.

Aiko, la pequeña niña era todo un caso especial. No podía pensar que ella podría representar todo un problema a futuro.

Porque Kogami Aiko, nació con ese sentido, nació con el Link Sense que le fue heredado por su madre. La menor no tuvo influencia de los Ignis, simplemente nació y convivio entre los mismos. Cuando aún era una bebé, la pequeña no podía comprender que era lo que sucedía con ella que era capaz de hacer rabietas, de soltarse a llorar e incluso a sentirse incomoda. Era difícil para la misma poder comprender que era aquello lo que estaba sintiendo. Que era aquella sensación que recorría su cuerpo como electricidad, que eran aquellos sentimientos que tanto la angustiaban. Explicarlo era aún más difícil que lo único que podía hacer, era llorar.

De ahí la importancia de Fujiki Yusaku en su vida. Era la única que podía calmar aquella sensación tomando su dolor y convertirlo en suyo, inconscientemente lo hacía es por eso que nadie se había dado cuenta de ello hasta que madre e hija tuvieron que separarse y las condiciones de la menor empeoraron ante aquella incomodidad. Fue cuando todos se enteraron que la pequeña Aiko también era usuaria del Link Sense como Yusa. En el momento que la joven madre se enteró, de alguna manera, quería utilizar el poco tiempo que le quedaba a su lado para poder enseñarle, para poder guiarla o incluso, convertir en esa incomodidad como suya para evitar que Aiko saliera lastimada.

Según por lo que había escuchado de Ryoken. Al estar Playmaker dormida, sería ella quien sellaría el Link Sense en Aiko. Ya no se volvería a dar esa situación en la menor, podría tener una vida normal sin aquella incomodidad. Ya no estaría conectada a la red.

O eso era lo que se creía.

Lo que presencio en ese día, le decía que era todo lo contrario. Que había algo más, algo de lo que no se habían dado cuenta hasta ahora.

Sacando el dibujo muy bien doblado de la bolsa de su pantalón, volvió a fijarse en cada una de aquellas figuras.

A sus pequeños ojos, aquellos monigotes eran sus amigos que solo ella podía ver y escuchar. Eran sus amigos que le contaban muchas historias o quienes podían jugar con la misma. Eran amigos que escuchaban el pesar de la pequeña niña, quienes la acompañan en diferentes momentos del día.

¿Cómo es que la pequeña sabia sobre ellos?

Es imposible que ella recuerde como eran los Ignis, así que es más probable que en cuanto ella se encuentre sola, es cuando los mismos aparecen para jugar con ella.

¿Cómo es que ellos se acercaron a la menor?

Era algo que desconocía, pero quizá, era una teoría, se debía al Link Sense de la menor. Aunque su madre había sellado una parte, conforme Aiko crecía, la misma aprendía lo que podía hacer y con ello, es que la misma podía ver a los Ignis, quizá eran los mismos quienes le ayudaban a controlar su super sentido con la condición de que no podría decir nada para que los mismos no se fueran de su lado.

Aquello realmente le preocupaba.

¿Y si los mismos se acercaron a la menor por un mal propósito?

No, no creía en eso. A pesar de lo que vivió, a pesar de lo que se vio, sabía muy bien que los Ignis no eran tan malos como se decían que eran. Simplemente, fueron así debido a las circunstancias. Yusaku sabía muy bien que ellos no eran malos, ella creía firmemente en ello. Eso fue algo que le enseño muy bien a él. Quería ver con sus propios ojos y poder ser el verdugo en cuanto hagan algo malo.

Pero.

¿Qué es lo que están haciendo aquí?

Sin red, es imposible que ellos tengan contacto de este lado. Se supone que por eso fue destruido, para proteger a los mismos.

Pero si ese llegara a ser el caso.

-Aiko es la única que tiene las respuestas -Susurro. Empezaba a sacar todas las ideas que empezaban a juntarse en su cabeza.- ¿Cómo es que conoce a cada uno de los Ignis? ¿Cómo es que nadie se había dado cuenta hasta ahora?

Eso era algo que no podía comprender.

¿Cómo es que nadie se daba cuenta de aquella situación?

Quizá, ellos solo aparecían cuando la menor se encontraba sola. Quizá ellos hacían algo para evitar ser vistos por los demás. Quizá, había algo que únicamente ellos podían hacer.

Había una última cosa por la cual pensar.

Alzo el dibujo de su mesa para mirar con atención a la figura de ese Ignis cuyo nombre era Zero. Un monigote que nunca se vio, ni siquiera en los planes de creación del mismo. Kogami Kiyoshi nunca le dio una apariencia o algo que lo pudiera diferenciar de los demás. Era tan desconocido para todos, pero para Aiko, solo era un amigo más con quien jugar.

Las palabras que le dijo la menor en esa tarde, era lo que más lo tenía preocupado.

-No le diré nada -Kengo subió su mano a su boca, simulando como si estuviera cerrando un cierre.- Yo sí creo que tus amigos existen, hace tiempo tuve la oportunidad de ver algunos también

-¡Fue lo que me dijo ella! -Aiko tomo su dibujo y señalo a un séptimo monigote. A este en especial, Kengo lo miro con cierta sorpresa. No puede recordar a un monigote como ese. Guardo silencio y mejor presto atención a lo que la pequeña decía.- Ella le dijo a Aiko que el tío Kengo me iba a creer

¿Cómo es que Zero le dijo que podía confiar su secreto únicamente en él?

¿Acaso ese Ignis lo conocía?

Kengo no pudo evitar mirar a todos lados. Tal vez, en este momento se encontraba siendo observado por este nuevo Ignis, tenía que ser más cuidadoso a partir de este momento. O quizá, había algo más que se escondía detrás de esto.

"El nombre de ella, es Zero"

¿Cómo es que Kogami Aiko conoce a Zero?

Volvió hacerse esa pregunta.

Kengo soltó un pesado suspiro mientras dejaba caer su cabeza en el respaldo de su silla, la punta de su pie golpeaba en repetidas ocasiones el piso. Miro el techo tratando de tomar una decisión.

-¿Qué es lo que hare? -Soltó con cierto pesar.- Si le digo a Ryoken lo que hace su hija, es probable que no solo corte los lazos con nosotros, también con la pequeña y los Ignis -Subió su mano al puente de su nariz y la apretó levemente.- Pero si no le digo, puede que el problema crezca más, puede que sea demasiado tarde o puede que estos nos ayuden

Soltó otro pesado suspiro mientras se enderezaba en su asiento y volvía a mirar las pantallas. Paso varios minutos mirando y con su mano libre golpear levemente el escritorio.

Era demasiado difícil tomar una decisión cuando desconoce del problema. Necesitaba reunir más información para saber que hacer. Ahora que la pequeña le hablo de Zero, es muy probable que le tenga confianza para seguir con ese tema. Tal vez, si le pregunta, ella podría responder sus dudas. Pero tampoco tenía que sonar tan insistente o la pequeña ya no le dirá nada.

O los Ignis simplemente vuelvan a desaparecer. En alguna parte de él lo sabía, esa niña era quien tenía todas las respuestas que habían estado buscando.

-Por ahora, solo observare -Susurro. Cubrió su boca con su mano antes de decir algo más.- Debo estar atento a cualquier cambio, no sabemos en qué momento el Link Sense volverá, no sabemos si será violento o le pueda ocasionar algún daño -Cerro los ojos por un momento mientras revolvía sus cabellos, tenía que pensar cuidadosamente lo que hará a partir de ese día.- Si veo que hay peligro detrás de esto, no dudare en informarle a Ryoken, tiene que ser el primero en saber si hay algo que amenace a Aiko pero si hay algo en que nos pueda ayudar, entonces siempre estaré al lado de la pequeña -Sonrió.- Es estúpido pensar de esa manera, pero ella es la única que nos podría dar esperanzas, es la única que nos podría dar respuestas a lo que tanto hemos esperado

Movió su cabeza de un lado a otro para despejar su mente y entrar en acción. Tenía que comenzar con su plan de observación a la pequeña niña, tenía que acercarse poco a poco a la misma para evitar llamar la atención de los Ignis y que estos se alejaran. Lo que menos quería, era que los mismos abandonaran a la pequeña ahora.

En ese momento no se dio cuenta, pero entre aquella puerta que se encontraba un poco abierta, se encontraba alguien que había escuchado todo de pura casualidad. Un pequeño niño de cabellos oscuros había escuchado con atención cada una de las palabras de su padre. Subiendo su pequeña manita a su pecho y apretando su playera, alzo la mirada con decisión.

-Proteger a Aiko

Susurro aquel niño antes de dar media vuelta y alejarse de ahí.

.o.

Al día siguiente, fue cuando Fujiki Jun despertó con los primeros rayos de sol. Soltó un pequeño quejido al sentir la luz del sol pegando a sus ojos, soltó un par de maldiciones, sabía que cuando molestaba de más a Kogami Ryoken, este solía vengarse de otra manera, aunque como eran familia, eran venganzas un poco infantiles, pero estas llegaban realmente a molestar. Las cortinas abiertas y el sol dando de lleno en su cara era una clara señal de que el juego había empezado.

Soltó un pesado suspiro mientras trataba de jalar las sábanas para cubrir su rostro y dormir un rato más. En la noche, cuando se escondió en el cuarto de invitados, se quedó varias horas despierto. Ahora, realmente se arrepentía de no haberse dormido cuando tuvo oportunidad de hacerlo.

Volvió a cerrar sus ojos con fuerza en la espera de quedarse dormido. Pero para su desgracia, el peso que sintió en su espalda junto con aquella risita cantarina que soltaba y estas pequeñas manitas que se encargaba de tomar mechones de su cabello para amarrarlo con unas ligas, se dio cuenta que era la segunda parte del juego de Revolver.

-¡Tío Jun! -Soltó una pequeña risita la pequeña Aiko.- Aiko esta aburrida

-Entonces ven a dormir con tu tío, será un juego divertido saber quién se duerme primero -Se quejo Jun mientras alzaba el brazo para tratar de atraparla, pero fue inútil, la pequeña se levantó de su espalda y empezó a brincar en la cama. Se preguntaba si los niños eran demasiado hiperactivos. Realmente se cuestionaba si en algún punto él o su hermana fueron así de niños.- Es demasiado temprano para jugar

-¡No quiero! -Carcajadas empezó a soltar.- ¡Aiko quiere jugar! Papá dijo que el tío Jun jugará con Aiko todo el día -Cayo en la espalda de Jun, la pequeña soltó risitas ante el dolor de su tío.- Papá dijo que el tío Jun se lo prometió porque no fue a recogerme del tío Sochi

Y ahí estaba la tercera parte del juego de venganza de su cuñado o como desde hace algunos años le llamaba, hermano mayor. Cuando utiliza a Aiko en su contra, es imposible decirle que no. Es débil a esa pequeña niña y su dulce mirada tan parecida a la de su hermana mayor que simplemente quería decirle si a todo mientras se convierte en su esclavo personal. Ahora que se sentía como un hermano mayor para su pequeña sobrina, no podía evitar pensar en su propia hermana y en las veces en las que podía llegar a ser tan insistente cuando era más pequeño. Su querida hermana mayor siempre tenía una sonrisa en su rostro cansado, siempre tomaba su mano a pesar de la fobia con la que cargaba y con todo el miedo que tenía por salir de casa, siempre hacia un esfuerzo únicamente por él.

Detalles como ese, no podía evitar sentirse afortunado. Unos padres amorosos, una hermana mayor que lo protegía contra todo mal. Un gran cariño que siempre le entregaron y del que ahora, era capaz de compartir con una sola persona.

Es así como se sentía cuando escucho a su pequeña sobrina que se iba a pegar a él como un pequeño mono si es que no le hacía caso. Sabía que Aiko sería capaz de cumplir con sus promesas.

Era el plan malvado de aquel a quien se le conocía como uno de los villanos más grandes de Vrains.

Pero ya no.

Quería dormir así que estaba más que dispuesto a decirle que no a esa pequeña niña.

Tomando una gran bocanada de aire para armarse de valor. Volteo a ver a la pequeña que le esperaba a un lado. Vio aquellos ojos turquesa que brillaban de la emoción, escucho con atención aquellas tiernas risitas y la manera dulce en que mencionaba su nombre. Sentir las pequeñas manos que tocaban su mano para levantarlo de la cama.

Estaba más que dispuesto a decirle que no. Ese iba a ser el día en el no caería en sus sucios trucos.

-Está bien -Suspiro Jun derrotado.- Hay que desayunar algo y después saldremos a jugar todo lo que quieras

-¡Si! -Grito la niña feliz.- ¡Jugaremos mucho e iremos a comer con el tío Sochi!

Lamentablemente, ese tampoco fue el día.

Y es que, ¿Cómo decirle que no a esa dulce niña?

La atrapo en el momento que la pequeña se lanzó a abrazarlo. Escuchaba a Aiko decirle cuanto lo quería y que era el mejor. Eso, de alguna manera, provocaba que su pecho se inflara de cierto orgullo. Provocaba que dejara a un lado todo el cansancio y abrazara con fuerza a la pequeña que no dejaba de soltar pequeñas risitas mientras gritaba a que la soltara para empezar con su plan ya trazado.

Carcajeo aún más fuerte al escucharla decir esas palabras.

Se levanto un poco perezoso de la cama para lavarse los dientes mientras Aiko había corrido fuera de la habitación para avisar de que ya había despertado. Sonrió al escucharla gritar y correr de un lado a otro, era una niña bastante enérgica que no podía evitar pensar que era un tanto diferente a Yusa. Claro, no conoció a su hermana mayor cuando era pequeña, pero por sus padres, sabía que era un tanto reservada pero siempre con gran energía para jugar todo el día, o eso era antes del incidente del caso Lost donde se apagó por completo y se convirtió en una persona diferente.

Ahora que creció, es consciente de todo lo que hizo su hermana. De todo el peligro por el que paso, de todo lo que hizo para mantenerse a salvo, no solo a ella, sino también con ellos, en especial, con él.

No quería que su pasado se repitiera con él.

A pesar de que siempre intento mantenerlo a salvo.

Pareciera que todos sus esfuerzos pasados fueron echados a la basura en este futuro donde ella no se encontraba a su lado, se encontraba inconsciente en aquel cuarto de hospital porque fue lo suficientemente valiente o estúpida para sacrificar su vida por el bien de la humanidad. Este futuro donde sus padres lo quieren sobreproteger cuando quiere un poco de libertad, cuando quiere tener un tiempo a solas para poder pensar con claridad. Este futuro donde el duelista que más admiraba, al que una vez fue llamado el villano más grande, Revolver, era un miedoso que solo se escondía entre aquellas investigaciones antes de dar la cara y aceptar la culpa por no haberla detenido.

Por su culpa, es que ahora ya no tenía a su hermana. A la única persona a la que podía considerar como su mejor amiga.

Alzo el rostro después de enjuagar su boca.

Se miro en el espejo, aquel cabello azul tan parecido al de su hermana pero que era lo único que compartían, aquellos mechones blancos que decidió ponerse ahí, aquellas orejas perforadas. Ya no era aquel niño que no pudo proteger a su hermana hace cuatro años.

Cada día se parecía más a su padre, cada día sentía que olvidaba el rostro de su hermana. Cada día sentía que le hacía daño a su madre que solo se preocupaba por él. Cada día que veía a Aiko, sentía que se parecía más a su padre, Revolver, que a su propia madre.

Cada día, sentía que no era él mismo.

-Ella sabía muy bien lo que hacía, sabía muy bien cuál era su propósito…

Recordó las palabras que Ryoken le dijo en la noche.

-Sabía muy bien como moverse en este mundo donde solo le importa el dinero, sabía hacer tratos y escapar cuando era necesario para protegerse… Se metía en problemas, pero sabía cómo salirse de los mismos sin revelar su identidad, no como Auxes que solo va a desquitar su furia con todo aquel que se meta en su camino

Miro sus manos, se encontraban maltratadas. Sentía cierto dolor en las mismas por culpa del sujeto que tuvo que golpear en la noche para salir vivo de aquel lugar. Miro su rostro en el reflejo, se encontraba sucio. Tomando un poco de jabón, empezó a tallar con un poco de fuerza para después mojar su cara. No se había dado cuenta de su apariencia. Con razón Aiko había estado tocando su rostro con suavidad. Se quedo agachado por un buen rato, sintiendo como las gotas de agua caían. Aun recordando aquellas palabras.

-Prefiero que sigas enojado conmigo antes de descargar tu furia contra el mundo o contra tus padres que lo único que quieren, es que regreses con bien a casa, deberías agradecer que aun tienes padres que se alegraran por ti… Se que no soy nadie al decirte estas cosas, incluso sé muy bien los problemas en los que nos metimos Yusaku y yo en su momento, pero no hagas preocupar más a las personas que te quieren, solo te pido que regreses con bien

Claro que se encontraba furioso con Ryoken, se encontraba enojado con todo el mundo. Se encontraba molesto contra aquellos supuestos "amigos" que solo desaparecieron sin hacer nada por su hermana. Se encontraba molesto con sus padres por no haberla detenido a tiempo para evitar todo eso. Se encontraba molesto contra aquel policía que había interrumpido tantas veces en el cuarto de su hermana porque quería utilizar a la misma como una herramienta.

Ella era su hermana mayor, es Fujiki Yusaku, es una humana. No una herramienta que se pueda utilizar para hacer el mal a los demás.

Pero sobre todas las cosas.

Se encontraba molesto consigo mismo por no haber hecho algo más. Por no haber sido más fuerte y detenerla en el momento. Por haber sido débil y haber empatado contra Tetsuya Kaiou cuando su misión principal era derrotarlo.

Se encontraba tan molesto que sentía que lo que hacía. Era la única forma para desahogarse.

Estaba cansado de hacer tanto daño. Estaba cansado de recibir todo el daño que le hicieron todos. Realmente quería desquitarse con todos por lo que le hicieron.

-Solo te pido que no heches a la basura lo que Yusa hizo por ti, de entre todos, tú eres su tesoro más preciado -Una sonrisa triste se pudo apreciar en el usuario de Revolver.- A ella no le gustaría ver en lo que se convirtió su querido hermano menor, estaría triste si te viera de esa manera, aunque también estaría orgullosa de que fuiste capaz de noquear a esa persona

Su pecho volvió a doler. Los golpes que recibió en la noche pasada, empezaban a doler que simplemente se dejó caer en el piso del baño mientras ocultaba su rostro entre sus piernas.

Esas últimas palabras que Revolver le dijo antes de bajar del carro, adentrarse a la casa y encerrarse en aquel cuarto, aun seguían rondando por su cabeza. Por más que quiso ignorarlo, era imposible cuando su hermana tenía todo que ver.

No, no quería hacerle daño al mundo que su hermana tanto amaba y que tanto protegió hasta el final. No quería ser malo con sus padres, no quería ser cruel con Ryoken, no quería ser así de cruel, pero sentía que no tenía otra forma de vivir desde aquel día. Quería desahogarse, quería eliminar todos los sentimientos que se encuentran acumulados, quería destruir el mundo si fuera necesario, tardo mucho para darse cuenta que no era el único que se sentía de esa manera. Todos se encontraban sufriendo a su modo, cargando con aquel dolor en sus hombros, cargando con el arrepentimiento y el hubiera, era horrible tener que vivir de ese modo. Tenían en cuenta aquel sufrimiento y se esforzaban por seguir adelante sin olvidar el sacrificio por el que ahora son capaces de vivir en paz.

Prácticamente era imposible que no le afectara aquellas palabras porque su hermana tuvo una gran influencia en sus vidas y ahora brillaba su ausencia con los mismos.

Soltó un pesado suspiro, fue hasta ese momento en que se dio cuenta que estaba llorando.

Extrañaba tanto a su hermana.

Extrañaba tanto aquella alegre sonrisa, aquella cálida mano que siempre tomaba la suya.

Aquella era una horrible vida. Si tan solo hubiera una forma de regresarla. Si tan solo hubiera sido más fuerte.

Había tantas cosas en su cabeza que en cualquier momento explotaría.

-¿Tío Jun?

Alzo la mirada preocupado en el momento que escucho la dulce voz de su pequeña Aiko. La menor le miraba con cierta tristeza mientras se arrodillaba a su lado.

Sentir esa suave y pequeña manita quitar las lágrimas. Verla meter su mano a su vestido y tomar su pañuelo rosa para limpiar su rostro. Fujiki Jun no pudo evitar cerrar los ojos y soltar un pequeño suspiro. Aquel toque se sentía como el de su hermana mayor cuando él se había caído de la bicicleta y ella limpiaba su rostro lleno de tierra para después ayudarle a levantarse. Las suaves risitas que ella soltaba, la manera en que le animaba a continuar, aunque el proceso sea un poco doloroso.

Fue ella quien siempre le prometió que siempre lo protegería. Que siempre estaría ahí a su lado pase lo que pase. Y Fujiki Yusaku siempre cumplía con sus promesas. Hizo todo lo que pudo para protegerlo, para proteger a sus padres, para proteger a sus amigos, para proteger a Revolver y Aiko, incluso para proteger a sus enemigos, aunque estos no lo merecían.

Hizo todo lo que estaba en sus manos para poder proteger el mundo entero, aunque nadie se enteró del sacrificio. Ahora todos tenían una segundad oportunidad de vivir.

Oh. Cuanta falta le hacía.

Al abrir los ojos, sonrió al ver aquella pequeña niña limpiarle con cuidado, aquella mirada atenta a su tarea. Aquellos pequeños ojos turquesa que brillaban de tristeza. Parecía que, en algún momento, ella se soltaría a llorar.

Jun sonrió. Era su deber como su tío evitar que la menor se soltara a llorar o no se la acabaría con Revolver y con sus padres. A veces pensaba que querían demasiado a la pequeña, después opinaba que, así como amaban a la niña con locura, él se encontraba de ese mismo modo.

Poso con suavidad su mano en la mejilla de la niña.

Aiko alzo su pequeño rostro para fijarse en su tío y esa suave sonrisa que se asomaba de su rostro.

-Estoy bien -Dijo Jun con voz ronca.- Solo me empezó a doler

-¿Duele mucho? -Pregunto Aiko con tristeza al mirar las manos de su tío un poco maltratadas.

-Si, duele demasiado

No eran sus manos las que dolían en ese momento. Era su corazón.

Presto atención a su pequeña sobrina al verla envolver su mano con su pañuelo rosa. Jun soltó una pequeña risita al ver el gran moño. Se notaba que había estado practicando o le habían enseñado.

-Así dolerá menos -Dijo Aiko feliz de ver su trabajo terminado.

Como dijo desde un principio.

Quería destruir el mundo porque le quitaron algo muy preciado, pero no podía hacerlo. Se encontraba atado de manos porque así lo quería.

No solo porque este era el mundo que su hermana tanto deseaba proteger.

Si no porque aquí se encuentra alguien más, alguien valioso para él. Alguien a quien quería proteger con todas sus fuerzas.

Su pequeña sobrina, su dulce niña. Kogami Aiko. La hija que su hermana dejo para que todos cuidaran de ella. Para que velaran por la misma y la pudieran guiar por un buen camino.

-Si -Asintió Jun.- Así dolerá menos

-¿Aiko hizo un buen trabajo?

-Aiko hizo un buen trabajo

La pequeña soltó una pequeña risita mientras cubría su boquita, se notaba bastante feliz ante aquel elogio. Jun revolvió los cabellos de la menor que solo pudo soltar carcajadas más grandes.

-Papá nos está esperando para desayunar -Recordó la menor.

-Dile que ya voy

-¡Aiko le dirá!

Y así la pequeña salió del cuarto de baño en pequeños brinquitos mientras se le escuchaba tararear alguna cancioncita.

Jun miro por donde se fue Aiko. Soltó una suave risita y con todas sus fuerzas, es que se levantó del piso del baño. Bajo la mirada para encontrarse con aquel pañuelo rosado que cubría las heridas de su mano. Sonrió con cariño mientras apretaba un poco más su puño ante la decisión que tomo en aquel entonces y que en el presente es capaz de cumplirla.

Es por Aiko que aún no se daba por vencido. Alguien tenía que proteger la sonrisa de esa pequeña niña. No quería desilusionar a la misma por las tontas decisiones que está tomando, solo quería que fuera feliz como siempre se deseó.

Sin duda, esta vez no fallaría en protegerla.

"Auxes"

Escucho que alguien le llamaba por su nombre de usuario. Una voz suave, una voz conocida. Alzo la mirada para buscar de donde provenía aquella voz. No la encontró o eso creyó en ese momento que miro hacia adelante.

Dio un brinco hacia atrás en el momento que su vista se fijó en el espejo. Tuvo que tallar sus ojos en repetidas ocasiones para darse cuenta que él se encontraba solo en ese lugar y el reflejo que vio hace poco, quizá, fue creado por la falta de sueño que sentía.

Subió su mano a su cabeza para rascar sus cabellos, mover su cuello de un lado a otro para sentir como tronaba. Cerro sus ojos por un momento, tomo una gran bocanada de aire y poco a poco fue que la soltó. Ya estaba delirando.

-¡Tío Jun! -Volvió a gritar Aiko desde la cocina.- ¡Apúrate!

Jun abrió los ojos. Se fijo una última vez en el espejo para asegurarse que la imagen que se encontraba ahí, fuera solo la suya. Acerco su mano para tocar el mismo, lo miro con detenimiento. No encontraba nada extraño de ese objeto. Quizá, solo fue parte de su imaginación. Quizá solo se encontraba cansado de pensar en tantas cosas.

-¡Ya voy!

Grito una última vez antes de salirse del cuarto para poder alistarse y cumplir con la promesa que le había hecho a Aiko. Tenía que ser su esclavo por ese día, o al menos hasta que llegaran sus padres por él.

Si hubiera volteado a sus espaldas, se hubiera dado que había alguien más en aquel lugar. Una sombra que, así como apareció, volvió a desaparecer.

.o.

Homura Takeru caía cansado en su cama. Había sido un pesado día de entrenamiento. Las competiciones estaban cada vez más cerca y los maestros eran un poco más exigentes con él. Ahora que sus músculos se encontraban relajados, podía sentir como los mismos empezaban a doler. Sentía que iba a ser realmente difícil el levantarse al día siguiente para ayudar a sus abuelos con las compras antes de irse.

Tomo una gran bocanada de aire y fue soltando el mismo en pequeñas pausas.

Cerro sus ojos por un momento para poder relajarse, pero sin querer quedarse dormido o su abuela le volvería a regañar por irse a dormir apestando a sudor.

Poco a poco, es que fue pensando en otras cosas que no sea la competencia, de que si había guardado todo en su maleta o si se había despedido de Kiku para después encontrarse en el lugar donde será la competencia. Ella se encontraba tan animada de volverse a encontrar con Aoi y Miyu después de esos años donde no se podían contactar.

Den City.

Hace tiempo que no pensaba en aquella ciudad.

Desde que Link Vrains y toda la red fue destruida, decidió dejar los duelos. Abandono aquel camino ahora que ya no tenía un propósito para estar ahí.

Todo lo que quería, lo encontraba perdido.

Abrió los ojos por un momento, se sentó en su cama y miro con detenimiento el disco de duelos que solo guardaba polvo en la encimera. Se quedo un rato en silencio, escuchando el sonar del reloj de manecillas. Hacía tiempo que no tenía esos pensamientos.

Aquel día donde no pudo proteger a su mejor amiga de su destino, era algo imposible de olvidar.

A pesar de que pudieron cambiar el mismo, que ahora ella se encuentre inconsciente en aquella cama de hospital, era lo que le causaba aún más pesar. Donde no pudo evitar sentirse frustrado con ella y consigo mismo por no haberse dado cuenta de los planes que ella había trazado desde un principio. Se sentía bastante enojado con Kogami Ryoken y Dojun Kengo por no saber más, aunque tampoco es como si pudiera culparlos.

Llegados a este punto, todos se sentían culpables por lo sucedido. Era una culpa que todos cargaban, era tan pesada que en algún momento empezaron a discutir, lo que provocó que dejaran de hablarse y tomaran cada quien un camino aparte.

Es por eso que ahora no podía evitar sentirse solo, es por eso que no podía evitar tener esos pensamientos. Es por eso que prefería mantenerse ocupado todo el día, aunque no se sintiera bien, mentalmente, quería alejar toda molestia.

Pero cuando llegaba a casa, era imposible detenerlo.

No pudo detenerla a tiempo.

Si realmente hubiera hecho algo más, no se encontrarían en esa situación.

Si realmente hubiera tomado su mano en ese momento, si todos la hubieran convencido que lo que planeaba hacer no era una opción, las cosas serian diferentes.

Pero no lo hizo.

No fue lo suficientemente fuerte para caminar a su lado y ayudarle a cargar todos sus problemas. Fue ella sola quien decidió cargar con todo por ellos. Quien con una sonrisa en su rostro fue capaz de despedirse de ellos. Con la espera de que, en algún momento, sus caminos se volverían a encontrar. Disculpándose por la decisión que tomo y por haberlos utilizado para llegar hasta ese lugar.

Al final, se convirtió en la heroína que siempre negaba ser.

Realmente se arrepentía de todo.

Se arrepentía de no haber sido más fuerte para proteger a Flame y a Yusaku.

Eras las dos únicas razones que necesitaba para continuar en Link Vrains. Eran su único motivo por el que continuaba disfrutando los duelos como hace tiempo. Saber que ellos dos siempre iban a estar a su lado, regañándole, causándole alguna que otra carcajada, enseñándole sobre el poder de sus cartas. Simplemente pasando el rato con los mismos, disfrutando de la suave ventisca, disfrutando de las puestas de sol o comiendo un delicioso perrito caliente del puesto de Kusanagi Shoichi. Jugando con la pequeña Aiko, disfrutando de la compañía de todos.

-Debí ser más fuerte -Se lamento en ese momento.- Debí serlo

Pero ahora que no tenía a ninguno de los dos, sentía que ya no le quedaba nada.

Y sabía muy bien que no era el único que se sentía de esa manera.

En ese mismo momento que Kusanagi Jin subía a su casa por algunas cosas que se le habían olvidado. No pudo evitar sentarse un rato en su cama a descansar por la alta afluencia de personas que se encontraban en el restaurante. Agradecía que Shoichi le dio unos minutos para descansar después de verlo un tanto distraído ante la gran multitud. Desde hace un par de horas que su cabeza había empezado a dolerle, al igual que sentía un terrible escalofrió recorrer su cuerpo. Eso era lo que pasaba cuando se sentía sofocado. Alzo la vista como si algo le hubiera llamado, aunque sabía muy bien porque sucedía aquello. Abrió el cajón y miro con atención el disco de duelos que se encontraba ahí.

Nunca volvió a ser el mismo desde que Fujiki Yusaku se fue.

Acepto que aquello que la chica hizo, fue algo inevitable. Era algo que ella iba a cumplir, no necesitaba permiso de ir, solo quería que no la dejaran sola aun en esos últimos momentos que estuvieron juntos. Jin lo acepto en el momento. Sabía que iba a ser doloroso despedirse de ella, sabía que iba a ser difícil ahora que sus caminos se iban a encontrar separados. Pero si no había de otra, entonces tendría que aceptar tarde o temprano que lo que hicieron, fue lo correcto.

No sabía que después le haría tanta falta. La extrañaba tanto que creía volverse loco sin ella.

Fue la primera que toco su mano aun después de conocerse como víctimas del Caso Lost. Era la que siempre le animaba en sus terapias. Era como un hermano menor para ella, la forma en que lo cuidaba, el cariño con el que siempre le hablaba, los paseos a los que siempre se escapaban. Toda su vida cambio en el momento que tuvo la fortuna de conocerla.

Ahora, no sabía que sentir.

No sabía qué hacer.

Todos se encontraban en su propio camino, fue así como todos lo decidieron después de aceptar las consecuencias de sus actos. Separarse y continuar con sus vidas, era lo único que podían hacer. Los primeros meses fueron sencillos para todos, pues tenían el presentimiento de que en cualquier momento ella sería capaz de despertar de aquel largo sueño. Pero cuando se dieron cuenta que los años pasaban y no había respuesta de ella ni de Taki Kyoko que era la que la monitoreaba día y noche, fue cuando no pudieron evitar discutir entre ellos, empezaron a culparse y eventualmente, perdieron el contacto con los demás.

La culpa era demasiado grande que nadie quería aceptar la verdad. Aun no querían aceptarla.

Aunque poco a poco volvían a recobrar la comunicación entre ellos, sabía muy bien que sería difícil regresar a cómo eran antes.

El único consuelo que tenía era su hermano Shoichi, Dojun Kengo y ese pequeño niño que adopto de nombre Chiaki. Claro, no podía olvidar a esa pequeña niña que todas las tardes iban a visitarlos. Ver a Kogami Aiko, sentir esos tiernos abrazos que la menor siempre le brindaba, escuchar aquellas dulces risitas como las historias de cómo le iba en la guardería y prepararle las comidas favoritas que la pequeña siempre le pedía cuando llegaba, era lo que realmente le alegraba la vida.

No podía evitar preguntarse.

¿Por qué Aiko era demasiado cercana a él?

No lograba entenderlo, pero sabía que no tenía por qué preocuparse, porque un día Yusaku se lo dijo al ser el primero en presentarle a la pequeña aun cuando esta era una bebé.

-¿En serio me ves como un hermano?

-Siempre te he querido como uno -Alzó los hombros despreocupada. Tocó sus cabellos en una suave caricia.- Y ya lo discutimos, esta pequeña te va a querer tanto como yo -Le acaricio la mejilla.- Espero que mejores, cuando ella crezca, va querer correr junto con su tío

Recordar aquellas palabras provocaba que soltara una pequeña risita.

En ese mismo momento, pero en otro lugar.

Nos encontramos con Kamishirazawa Miyu que solo había entrado a su habitación tratando de buscar algo, pero de alguna manera, aquella caja abierta que se encontraba en sus piernas y que tuvo que dejar sobre su cama para mirar el mismo con atención. Desde hace algún rato había sentido un raro presentimiento que venía específicamente de ese objeto. Aquel sentimiento que le causaba cierta incomodidad, no pudo evitar sobresaltarse y mirar por todos lados, se sentía tan sensible que en algún punto empezó a sentir que alguien la estaba mirando. Mal momento en que se encontraba sola en casa.

Por alguna razón y de un momento a otro, sus pensamientos empezaron a divagar por lo sucedido de hace algunos años con Playmaker. No entendía porque estaba pensando en eso o que le había orillado a buscar el disco de duelos que había decidido guardar después de aquel suceso donde sintió que ya había terminado con su trabajo y no tenía nada que ver con los duelos. Ahora que tenía una vida tranquila, si es que se le puede llamar tranquila cuando aún tenía que depender de la silla de ruedas para poder moverse, solo quería vivir en paz. Solo quería salir como todas las tardes con Aoi y todos los fines de semana con Aso Ethan.

Ya no quería estar involucrada en todo eso.

Pero como se dijo desde un principio, ahí se encontraba ella con aquel mal presentimiento.

Quería creer firmemente que solo se trataba de ello.

Quizá, solo se encontraba agotada de todas las terapias a las que había ido en esa última semana. Sus padres aún no se habían rendido y estaban más que esperanzados que en algún momento volvería a mover sus piernas. Eso de alguna manera le brindaba un poco de alegría. Aunque el tiempo había pasado, era tranquilizador saber que aún no se han rendido y más cuando les comento que había sentido un cosquilleo de sus piernas.

Aún era demasiado pronto como para perder las esperanzas.

Soltó una pequeña risita. Sus padres no eran los únicos, tanto Aoi como Spectre también le apoyaban. Le animaban a que continuara, aunque no podía evitar sentirse un tanto avergonzada, pero era buena tener amigos como ellos que le apoya. Si tan solo Yusaku se encontrara ahí.

Miyu soltó un pesado suspiro al recordar a su amiga de ojos esmeraldas. Había vuelto a pensar en ella y una vez más, solo se desanimó.

Solo estaba imaginando cosas, no tenía por qué sentirse así.

Pero. ¿Por qué seguía presintiendo algo más viniendo del disco de duelos?

Así como sucedió con ella, había alguien más.

Aso Ethan, alias Spectre se sentía un tanto distraído desde hace unos momentos que tuvo que correr hacia un cuarto vacío de SOL antes de que alguien se diera cuenta y decidiera comentarle a Zaizen Akira, lo que significaría que también Kogami Ryoken estaría al pendiente. Y no quería sumarle más preocupaciones de las que ya tenía.

Estaba demasiado ocupado con encontrar la forma en que Fujiki Yusaku pueda despertar de aquel largo sueño mientras la restauración de la red se lleva al mismo tiempo. Y no solo eso, estar al pendiente de la pequeña Kogami Aiko que demandaba demasiada atención por parte de su padre. Spectre no quería darle más carga.

Tuvo que encerrarse y mirar con atención su muñequera.

Hace tiempo que no sentía aquella sensación, desde el momento que el Ignis de Tierra o mejor conocido como Earth fue despezado pieza por pieza o como cuando la puerta que había estado escondiendo a los Ignis había reaccionado a ellos y los estaba llamando.

Se sentía tan extraño que no sabría decir con exactitud lo que le estaba sucediendo.

Podía sentir que algo le picaba en el brazo donde estaba su disco de duelos. Podía sentir una corriente que recorría todo su cuerpo y que provocaba que estuviera distraído. Podía sentir cierto dolor en el cuerpo, incluso como empezaba a marearse.

¿Qué era lo que estaba pasando?

Quizá se debía a que la restauración de la red como la Data Material se encontraba en un 98% de su totalidad. El plazo para completarlo estaba llegando a su fin que uno a uno de los tantos interesados estaba empezando a llegar para exigir la verdad de lo que habían estado haciendo, tanto Akira como Ryoken miraban su proyecto casi completo. Podían tomar una gran bocanada de aire y sonreír por un momento. Se miraban y volvían a enfocarse en sus computadoras donde sus dedos empezaban a moverse con cierta rapidez.

Ante cada tecla presionada, es cuando cada uno de esos cuatro jóvenes se empezaban a sentir extraños. Como si algo los estuviera llamando, no dejaron de ver sus discos de duelos en la espera de que algo más apareciera.

No estaban seguros de que, pero había algo más.

Iban a ignorar el cómo se sentía, hasta que hubo algo más que llamo su atención.

Las pantallas de su disco de duelos reacciono.

Takeru pudo jurar que era rojo. Jin vio dorado. Miyu soltó un pequeño grito al ver que algo azul había aparecido. Spectre no entendía porque de repente se había iluminado de café.

No entendían muy bien que estaba sucediendo. Ni mucho menos Taki Kyoko que se quedó sorprendida al ver que el disco de duelos que aun mantenía Yusaku en su brazo, la pantalla era de color morado. Miro con detenimiento los monitores, pero no había reacción de ella.

Era algo más lo que estaba sucediendo.

En el momento que Takeru, Jin, Miyu y Spectre tocaron sus discos de duelos un tanto dudosos, sintieron que había algo más que les llamaba, pudieron jurar que reaccionaron ante su toque, esa suave electricidad que recorrió la yema de sus dedos provoco que todos separaran su mano ante aquello desconocido.

La pantalla se había iluminado y sus característicos colores habían regresado. En pantalla se podía apreciar el registro de cada uno de sus duelos como de sus cartas principales.

¿Por qué estaba reaccionando cuando la red aún no había sido establecida?

Había tantas preguntas que se formaron en ellos en ese momento, para su desgracia, no tenían ninguna respuesta. Y sabían que no podían quedarse callados, aquello tenían que decirlo antes de que fuera demasiado tarde. Tenían que encontrarse con los demás, porque lo que sintieron, no era algo normal.

Aiko alzo su pequeña carita al cielo, como si intentara buscar algo o quizá, como si intentara buscar a ese alguien que le había llamado.

-¿Sucede algo? -Pregunto Jun a su lado al sentir que la pequeña niña se había detenido.- ¿Viste algo?

Aiko desvió su mirada para encontrarse con la mirada de su tío. La menor solo sonrió mientras negaba. Tomo con un poco más de fuerza la mano de Jun y empezó a dar pequeños brinquitos mientras cantaba una de las canciones que había aprendido en la guardería.

Nada iba a distraer a la menor que estaba más que emocionada por ir por un delicioso helado.

Excepto aquella sombra que paso a su lado. La menor volvió a voltear a sus espaldas porque le había causado curiosidad, aunque en realidad, fue porque la misma dulce voz que escucho antes, provenía de ese extraño ser que no dudo en saludar al mismo tiempo que este desaparecía.


¡Muchas gracias por leer!

Se que el apellido de Miyu es Sugisaki. Pero anteriormente, yo le había puesto Kamishirazawa porque nunca lo dieron a conocer en el anime hasta mucho tiempo después que yo había escrito este capítulo. Por eso, es que seguirá manteniéndose el apellido que yo le puse. En demás historias se podrá poner el apellido que le dieron en el anime.

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¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Sábado 21 de Septiembre de 2024