Ladies and Gentlemen!
Es un honor decirles que me enganche tanto escribiendo el capitulo de esta semana, que a pesar de que me tarde cuatro o cinco días escribiendo, quedo un poco largo. ¡Pero es mejor así! Así podrán disfrutar de lo que muy pronto se verá. ¡Espero que estén preparados para el día de hoy!
It's time to read!
It's showtime!
Aclaración: Yu-Gi-Oh! VRAINS no me pertenece. Es propiedad de Kazuki Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.
Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.
Dojun Kengo pasaba un poco más de tiempo en el restaurante de los hermanos Kusanagi desde que tuvo aquel presentimiento acerca de lo que estaba pasando con Kogami Aiko y Zero, no quería dejar de observar a la pequeña niña que siempre lo recibía con una gran sonrisa en su rostro mientras le contaba las cosas divertidas que hizo ese día. Claro, no podía evitar que una gran sonrisa apareciera en él cuando ella suele exagerar algunas cosas o hacer uso de su gran y fantástica imaginación. Y sabía muy bien que no era el único que se maravillaba con ello, tanto Shoichi como Jin no dejaban de carcajear y preguntar más por aquellas historias, incluso una pareja de adultos que de vez en cuando llegaban al restaurante, comentaban emocionados y le seguían la corriente a cada una de sus palabras.
Era fascinante ver el poder que tenía aquella pequeña niña entre sus manitas. Verla ganarse a las personas con su ternura e inocencia. También por su maravillosa imaginación y su gran inteligencia.
Todo el mundo quedaba cautivado por la misma.
Incluso Chiaki que no dejaba de jugar con la pequeña niña. De alguna manera, lo había visto más pegado a ella, por alguna razón, siempre la miraba con atención. Quizá, solo era algo que los niños podían entender. Después le preguntaría el porqué.
Movió su cabeza de un lado a otro. Recargo su mejilla en su mano y observo a ese par dibujar en la libreta que la pequeña siempre traía en su mochila. Se podían escuchar pequeñas risitas porque el otro había arruinado su dibujo o porque utilizaban aquellos garabatos para crear una historia fantástica.
Ver a esos dos niños jugar juntos, de alguna manera se sentía como un padre orgulloso. Carcajeo un poco mientras bebía su taza de café de la tarde. Le alegraba que fueran amigos y esperaba que en el futuro lo seguirían haciendo.
Aunque, desde que lleva observando a la pequeña, no ha vuelto a mencionar a los monigotes ni mucho menos a Zero. No quería ser el primero en preguntar porque probablemente podría levantar sospechas a los demás Ignis y provocaría que Aiko ya no quisiera hablar con él sobre sus amigos por insistencia de los mismos. Pero sentía que, si no preguntaba por ellos, ella en ningún momento le diría lo que tanto quisiera escuchar.
Era un gran dilema en el que se encontraba que el suspiro que soltó en ese momento, no paso por desapercibida por la menor que lo había volteado a mirar en silencio.
Cuando Chiaki se levantó por un momento de la mesa, Aiko volvió a mirar a Kengo. Con un poco de valentía, la menor tocó con suavidad la mejilla del mayor. Provoco que sus miradas se encontraran.
-¿Tío se siente mal? -Pregunto con ternura.
Aquella carita triste, esos tiernos ojitos que parecía que en cualquier momento ella se soltaría a llorar por él. Kengo sonrió mientras posaba su mano en la mejilla de la menor para darle cierto confort. Quería decirle en ese momento que se veía demasiado linda, se veía como una de esas muñequitas de porcelana. Pero mejor se guardó el comentario, ese no era el lugar ni el momento, a pesar de que conocía a la pequeña desde hace mucho tiempo, sentía que las miradas de las personas de ese momento, podían llegar a matarlo.
-Solo me encuentro un poco cansado -Comento mientras soltaba un falso bostezo.
-¿Tío no duerme bien? -Se cruzo de brazos mientras hacia un tierno puchero.- La abuela Kyoko dice que eso es malo, así no crecerá
-Eso es muy malo, pequeña -Carcajeo un poco.- Por eso debes hacerle caso a tu abuela e irte a dormir temprano -Golpeo con suavidad su cabecita.- O nunca crecerás
-¡Eso también me dice fuego! -La pequeña inmediatamente cubrió su pequeña boquita mientras soltaba risitas.- Fuego dice que debo crecer bien para ganarle a tío Taku
-¿En serio? -Kengo carcajeo. Bingo, ahí estaba la conversación que había estado buscando de la menor desde hace algunos días. Solo tenía que seguirle la corriente.- ¿Y que más te dicen tus amigos?
Al escuchar aquella pregunta, los ojos de la menor se iluminaron. Como si ella hubiera estado esperando todo ese tiempo a que le preguntaran sobre sus pequeños amigos.
Subiendo su manita a su boquita, miro a un lado y luego miro al otro. Se estaba asegurando que las palabras que diría en ese momento, nadie más las escucharía. Cuando entendió que nadie los iba a interrumpir, volvió a sonreír mientras se sentaba en su asiento.
-Agua dice que Aiko es una niña inteligente -Hablo con cierto orgullo la menor.- Siempre que jugamos al escondite, a ella la encuentro primero, es mala para esconderse -Resoplo un poco mientras se cruzaba de brazos.- Pero es porque Tierra no la deja en paz y siempre anda detrás
-Eso suena divertido
-¡Aiko se divierte mucho! -Carcajeo un poco. Aunque poco después cubrió su boquita, se supone que lo que dice en ese momento, es un secreto entre ellos dos.- Aiko siempre dibuja en su cuarto y Luz siempre está cerca -Inflo sus mejillas con molestia.- Pero es muy mandón y me regaña por no dibujarlo bien
-No sabe divertirse
-¡Fue lo que Aiko le dijo y se enojó! -Negó con suavidad.- Con Viento le hacemos travesuras al tío Jun cuando va a casa -Subió sus pequeñas manitas a sus mejillas.- Aunque papá regaña un poco a Aiko, al final siempre ríe porque esta vez pinte de rosa las uñas del tío Jun
-¿Y que hace Ai?
-Ai siempre se queda a mi lado cuando me voy a dormir -Una hoja blanca llamo su atención. Sin dudar, tomo los colores que ahí se encontraban y empezó a dibujar.- Incluso siempre esta cuando Aiko despierta
-Eso suena a que siempre te diviertes con ellos -Comento Kengo un poco tranquilo. De alguna manera, saber que estos Ignis no tenían malas intenciones con la menor, le alegraba demasiado. No solo por ellos, sino también para ella que la mayor parte del tiempo se la pasa sola.- ¿Hay alguien con quien más te diviertes?
Aiko dejo su color a un lado. Subió su pequeña mano a su mentón. Como si le costara tanto decidir sobre cuál es su favorito.
-Aiko se divierte con todos, pero -Alzo los hombros despreocupada. Volvió a enfocarse en su dibujo, un gran pastel y globos se podía apreciar en el mismo.- Zero es quien cuenta cuentos a Aiko -Cambio de colores en ese momento.- También dice que Aiko se debe llevar bien con ella -Kengo aprendió en todo ese tiempo que cuando hablaba de "Ella" es porque se refería a su madre.- Que debo hablar con ella en el hospital porque es capaz de escuchar todo lo que diga
-Eso es cierto -Sonrió Kengo revolviendo un poco sus cabellos.- Debes ser amable con todos, así todos podrán ser amables contigo
-Eso también lo dice Zero -La pequeña dejo su color a un lado y tomo su vaso de jugo de manzana. Dio un pequeño sorbo y lo dejo a un lado.- También dice que en cualquier momento abrirá los ojos -Sonrió un poco. Quizá, no era como todos pensaban y realmente la pequeña niña quería a su madre, solo que no era capaz de expresarse bien.- Aiko espera que sea como la princesa de los cuentos y despierte con el beso del príncipe
-Eso sería muy bonito
Y su conversación termino en ese momento. Justo cuando Chiaki regresaba a la mesa con una malteada entre sus manos. Aiko alzo el dibujo que había estado haciendo y sonrió.
-Pronto será el cumpleaños de Aiko -Dijo feliz la menor mientras dejaba su dibujo en la mesa y veía como su tío Kengo lo tomaba con cuidado para felicitarla.- ¿Van a ir?
-¿Qué te gustaría de regalo? -Pregunto Chiaki a su lado.
-Que papá estuviera con Aiko -Suspiro la menor.
Claro, aquella respuesta se debía a que, en cumpleaños anteriores, Kogami Ryoken llegaba tarde al festejo, casi cuando la menor se encontraba insoportable porque no había visto a su padre y normalmente se ganaba malas caras por su gran retraso. Dojun Kengo soltó un pesado suspiro, no tiene por qué decir en ese momento que había regañado a Ryoken en todas esas ocasiones por no prestarle más atención a la pequeña niña que cada cumpleaños pedía lo mismo, incluso siempre tenía que recordarle que era el cumpleaños de la menor aun cuando ya casi era de noche y se supone que había salido de SOL temprano por Aiko, pero este se había distraído con su proyecto que cuando se daba cuenta en el reloj de la pared, ya era demasiado tarde.
Todos sabían que día era el cumpleaños de la menor, la casa siempre se llenaba de regalos para la pequeña niña. Aunque no siempre se reunían todos después de lo que paso, siempre encontraban su momento para hacerle saber a Aiko cuanto la querían.
Pero con Ryoken.
Kengo volvió a suspirar.
Ahora que se encontraba más concentrado que nadie en el trabajo, tenía que recordarle en cada momento la fecha tan importante que ya se acercaba. Es más, hasta le pediría a Akira que le recordara él también, realmente esperaba que ahora no lo olvidara. Lo que menos le gustaría ver, es a esa pequeña triste mientras se suelta a llorar. Diciendo que su padre no la quiere. No quería verla con el corazón destruido, no lo toleraría.
-Estoy seguro que tu papá te sorprenderá ese día -Kengo trato de animar las cosas en ese momento.
Aunque tampoco quería darle esperanzas e ilusionarla. No sabía que hacer, sentía que iba a entrar en conflicto.
-Eso espero -Y soltó otro suspiro, aún más pesado que el anterior. Era demasiado temprano como para desilusionar a la pequeña.- ¿Pero si ira el tío Kengo y el hermano Chiaki?
Ante aquella pregunta desesperada y esos tiernos ojitos, era verdaderamente débil. La ilusión, la esperanza de verlos ahí a su lado, era algo demasiado bello.
-Ahí estaremos -Aiko volteo a mirar a Chiaki al escuchar aquellas palabras de su tío Kengo. El niño asintió ante aquella afirmación de su padre mientras soltaba una risita y le comentaba feliz de que ya tenía pensado en su regalo.- Nunca nos perderíamos un cumpleaños de Aiko
La menor soltó un pequeño gritito emocionada. Llamando la atención de ambos hermanos que se asomaban por la cocina. Aiko, al sentir la mirada curiosa de esos dos, se levantó de su asiento para poder preguntarle a sus queridos tíos.
-¿También el tío Jin y el tío Sochi irán a mi cumpleaños?
Ambos hermanos se sonrieron en ese momento mientras levantaban sus pulgares. Algunas personas soltaron algunas risitas, otros más volvieron a sus alimentos.
Esa era la señal de que ahí estarían y no se perderían de nada.
Una vez más, Aiko se emocionó que quiso dar pequeños brinquitos en su lugar, si no fuera por el pequeño regaño de Pandor, fue que la menor se controló y se volvió a sentar en su asiento. Aunque aquello no sería suficiente para borrar la gran sonrisa de su rostro. Aquellas mejillas rojas, los pequeños hoyuelos que se podían marcar en los mismos, la dulce cancioncita que es capaz de tararear. Estaban más que seguros que estaba moviendo sus pies emocionada.
El resto de la tarde fue tranquila.
Otra vez, Spectre había ido a recoger a Aiko porque Ryoken se encontraba muy ocupado sacando los últimos detalles de su trabajo. Aunque aquello molesto a la pequeña niña, su enojo se le fue en cuanto le pregunto a este si iba a ir a su cumpleaños. Al responderle que sí, ella volvió a brincar de la emoción. Había olvidado su enojo, ahora estaba más que emocionada por lo que pasaría en algunos días. Con una gran sonrisa en su rostro, fue así como la pequeña se despidió de todos sus "tíos" con la promesa de que regresaría pronto para darles sus invitaciones.
Kengo se acercó a la barra para pedir la cuenta de lo consumido. Kusanagi Jin se encontraba ahí en la caja haciendo las cuentas.
-¿Por qué tanto interés en Aiko? -Pregunto el menor de los hermanos.- He notado que vienes muy seguido solo por ella -Kengo lo miro de reojo, siempre tan perspicaz. Era imposible que algo se le pasara por alto. Sonrió un poco el hacker.- ¿Hay algo malo en todo esto?, ¿Es algo nuevo que descubriste y que no nos puedes decir?
-Si pudiera decirlo, creo que lo hubiera hecho desde hace mucho -Admitió Kengo mientras alzaba los hombros desinteresado.- Lo lamento, pero no puedo hablarte sobre esto, es un secreto que solo tenemos Aiko y yo, le prometí que iba a guardar silencio de lo que ella y yo hablamos -Sonrió vencedor. La mirada que en ese momento le dedico Kusanagi Jin, provoco que su sonrisa creciera aún más.- Ya llegara tu momento de saber Kusanagi Jin
El menor de los Kusanagi suspiro. No tenía por qué molestarse, él lo sabía muy bien. Que el tío favorito de la pequeña Aiko, era él. Sabía que Dojun Kengo solo quería molestarlo, no tenía por qué caer en sus provocaciones. No tenía por qué caer en aquellas burlas y esa sonrisa que le quería quitar de un golpe.
Aunque aquello realmente le molestaba.
¿Por qué Aiko tenía secretos con Kengo?
Quería saber más, quería preguntarle a la pequeña niña. Pero sentía que si hacia eso, podría llegar a molestarla e incluso, bajaría de nivel como tío favorito de la misma. Tal vez se enoje con él, podía poner sus pequeñas manitas en su cintura al mismo tiempo que arrugaba el ceño e inflar sus mejillas por lo "enojada" que se encontraba.
Ante aquella bonita imagen mental, no pudo evitar sonreír y olvidar el porqué se encontraba así.
Ahora que había dejado aquel tema a un lado, había otra cosa que tenía que hablar con él, algo que de lo que Shoichi no podía enterarse, no porque no confiara en su hermano mayor, sino porque quería pedir otro punto de vista de lo que le había pasado y había sentido.
-¿Sucede algo? -Pregunto Kengo al ver que Jin había dejado a un lado las cuentas.
-En realidad -Se espero un momento, volteo a ver a la cocina donde su hermano se encontraba concentrado en el pedido que le habían hecho. Tomo una gran bocanada de aire y con una mirada seria, es como empezó hablar.- Hay algo que quiero preguntarte, pero no sé si este sea el lugar correcto para hacerlo, no quisiera que mi hermano se enterara, al menos, no por el momento
Aquella mirada seria, aquella postura recta y esos ojos que le querían decir muchas cosas. Kengo miro de manera disimulada a Shoichi que se encontraba poniendo un par de condimentos a lo que estaba preparando. Volvió a voltear a ver a Kusanagi Jin, es malo que los hermanos tengan secretos, pero si es algo que se no se puede decir o que es difícil mencionarlo. Metió su mano a su saco, saco su cartera y le dio una de las tarjetas que utiliza para su trabajo. Tomo una de las plumas que ahí se encontraban y empezó a escribir una dirección. De forma disimulada, se la dio el menor de los Kusanagi.
-Si tienes algún problema, puedes venir a mi casa -Suspiro.- No sé con qué tipo de ojos me ven los demás, pero dicen que soy un buen consejero -Pensó en Yusaku en ese momento. Cuando la chica invadía su hogar para comentarle sobre algunos problemas con Revolver, con la universidad o porque el código que estaba creando no funcionaba. Siempre acudía a él.- Si es algo que no le puedes decir a tu hermano, sin duda te escuchare
-Creo que te equivocas de temas de los que quiero hablar contigo -Carcajeo Jin al ver la mirada confundida de Kengo.- Lo que en realidad te quiero decir -Tomo un poco de aire.- Tiene que ver con los Ignis
Aquellas palabras cayeron en Dojun Kengo como un balde de agua helada. Cambio de postura, miro con cierto interés a Jin. Algo que estaba relacionado con Aiko, algo que estaba relacionado con Kusanagi Jin, los Ignis.
No entendía porque, pero sintió un horrible escalofrió recorrer su espalda. Solo un pequeño quejido, sentía que le dolía las cicatrices anteriores.
-Si puedes ir antes, mejor -Fue lo único que le dijo Kengo cuando el pago había sido transferido. Miro con una sonrisa a Chiaki que lo esperaba en la puerta.- Creo que si es contigo, puedo romper la promesa que le hice a Aiko
Dojun Kengo salió en ese momento con su hijo a su lado.
Cuando Kusanagi Jin los miro marcharse, no pudo evitar subir su mano a su mentón.
¿Por qué reacciono de esa manera cuando le dijo primero sobre los Ignis?
Jin sabía muy bien que lo que le paso hace unos días, no fue una mera coincidencia. Había algo más detrás de aquel disco de duelos que constantemente puede sentir como le llama. La electricidad debajo de la yema de sus dedos, los escalofríos que le causaba y que este mismo sea capaz de reaccionar cuando Vrains aún no se encontraba disponible.
¿Por qué menciono la promesa que hizo con Aiko?
¿No se supone que era un secreto entre ellos dos?
Incluso hasta hace unos momentos estaba presumiendo ante él que no podía hablar sobre ello.
A menos que…
Se quedo congelado en ese momento. Miro por donde se había marchado Kengo y pudo sentir el sudor frio resbalando por su frente. Fue hasta ese momento en que su cuerpo entero reacciono, aquel instinto de supervivencia se activó. Empezaba a pensar en muchas cosas, sentía como su cabeza iba a explotar en ese momento, se sentía un poco mareado que tuvo que disimular que se encontraba bien ante la mirada de su hermano.
Tenía un horrible presentimiento que quería desaparecer cuando antes. Pero, sentía que la pesadilla apenas había empezado cuando sintió su celular vibrar.
Al sacarlo de la bolsa del pantalón, se dio cuenta que era un mensaje de Homura Takeru. Desde hace tiempo, exactamente desde que empezaron a echarse la culpa de lo sucedido con Yusa, que no se habían mandado ningún mensaje y ahora decía un pequeño texto que decía:
"Estaré para el cumpleaños de Aiko en Den City, hay que hablar de algo importante"
Tuvo que concentrarse en el trabajo, salir de sus pensamientos y saludar a los que habían entrado con una sonrisa en su rostro. No quería preocupar a su hermano, quería saber la verdad que se escondía antes de ser presa del pánico.
Apretando el celular entre su mano y su pecho, podía sentir que algo ya andaba mal desde hace algún tiempo.
Aquello le dejo sin aire.
.o.
Los días siguientes, fueron cada vez más difíciles.
Aquellos días soleados que las personas eran capaces de disfrutar poco a poco empezaban a ocultarse detrás de nubes oscuras. Un ambiente tenebroso y triste se podía percibir, que la mayoría de las personas no podían evitar sentirse de mal humor o incluso empezar a tener malos presentimientos a lo desconocido que poco a poco empezaba acercarse. Aquel fenómeno natural que se había podido apreciar en las playas de Den City, donde pareciera que el agua misma brillara en cada noche y que le dieron el nombre como "Stardust Road", era imposible de ver por las condiciones ambientales.
Un extraño ambiente se había formado alrededor de la ciudad, algo realmente extraño estaba sucediendo y nadie era capaz de adivinar que era. Pero si fuéramos sinceros, no solo era Den City quien estaba sufriendo de ello, pareciera que era el mundo entero quien también estaba sufriendo de las consecuencias.
Eran días que serían imposible de olvidar para todos aquellos que estuvieron involucrados en su momento.
La cara de sorpresa de Dojun Kengo ante lo que había escuchado de Kusanagi Jin sobre lo que había sucedido hace algunos días como ver aquel disco de duelos activo. El terror marcado en el rostro de aquel joven en cuanto el mayor empezó a contarle lo que había descubierto y lo que había escuchado de la pequeña niña ojos turquesa. Tuvo que tomar asiento para poder procesar la información nueva y empezar a relacionarla con lo que había estado pasando. Necesitaban investigar más antes de querer abrir la boca y cometer algún error. Por el momento, era algo que tenían que mantener en secreto, aun no era momento de hablar. Aun no era momento de ver a Kogami Ryoken.
Aunque aquello, no era lo único malo que estaba sucediendo.
Cuando Homura Takeru llego a la ciudad, podía sentir que algo extraño invadía el ambiente que, por primera vez, no podía evitar sentirse incomodo ante tantas miradas imaginarias, ante aquella oscuridad que pareciera que poco a poco empezaba a consumirlos. En cuanto sus ojos se encontraron con aquellas grandes pantallas dando el anuncio de que, dentro de dos días, la red y Link Vrains volverían abrir sus puertas a todo el mundo, hubo algo dentro de él que le decía que no podía permitir eso. Algo le dejo sin aliento en cuanto sintió que algo había pasado a su lado y había rozado su espalda, mirando desesperado de un lado a otro, creyó haber visto a alguien tan parecido, pero no podía ser posible. Tuvo que mover su cabeza de un lado a otro para poder sacarse aquellas ideas de mente. Lo sabía muy bien, se encontraba tan nervioso de regresar a la ciudad después de algunos años, se sentía como un completo desconocido frente a todos ellos que solo supo huir de ahí.
Todos ahí sabían quién era él. Solo uno más de aquellos sobrevivientes de una antigua historia.
Aquellos pequeños presentimientos que sentía Miyu con solo voltear a ver aquel cielo tan oscuro y tenebroso. Sentía tanto frio que tanto Ethan y Aoi, que siempre la visitaban, no podían dejar de preocuparse por la misma, cobijarla y recordarle que se encontraba bien. Aunque no era la única que se mostraba de esa manera, las distracciones de Spectre habían costado caro al romper la tetera que había preparado para las chicas. No sabía en donde se encontraba su mente, de alguna manera se sentía tan inquieto, se encontraba tan cansado que ni se podía concentrar en su trabajo. Prefirió pedir unos días libres para tratar de investigar que estaba pasando en lugar de entorpecer el trabajo de años de su mejor amigo.
Todos y cada uno de ellos vivieron situaciones similares. Tuvieron presentimientos inexplicables.
Así como Taki Kyoko que no era capaz de explicar que había sido lo que vio. Por más que había hecho exámenes, por más que intentara recrear aquella reacción, la paciente que se encontraba recostada sobre la cama, no había ninguna señal de ella ni del disco de duelos que aún se mantenía activo pero la pantalla central no era capaz de mostrar actividad alguna. Así como Fujiki Jun que no podía evitar sentir que algo más lo estaba siguiendo o como Kusanagi Shoichi no podía evitar mirar a sus espaldas ante aquella voz que creía conocer a la perfección.
Pero todos se relacionaban entre ellos y aquella niña que apenas estaba descubriendo el mundo.
Si.
En eso se convirtieron esos tediosos días.
En un evento que sería difícil de olvidar. Pues lo que vivieron con anterioridad, no se compararía con lo que estaban a punto de experimentar. El terror corriendo por sus venas, el dolor que sintieron ante aquellos ataques, la desesperación de no poder salvar nada en momentos como ese.
En especial para una persona.
Kogami Ryoken, mi padre.
Tal vez, el día en que sucedió todo eso, se convertiría en lo que ahora es su mayor arrepentimiento en la vida.
El no haber estado a mi lado cuando más lo necesitaba.
.o.
El día al fin había llegado. Los años que pasaron fueron difíciles y las horas restantes les pesaban cada vez más en sus cansados hombros. Habían querido darse por vencidos desde el primer año, cuando creían que aquello se convertiría en una locura, donde creían que sería imposible de completar y donde el director de SOL no podía evitar mirar con cierto resentimiento al usuario de Revolver por haber hablado de más. Ahora, tanto Zaizen Akira como Kogami Ryoken podían disfrutar de que al fin estaba rindiendo frutos por lo que tanto habían estado trabajando.
El día apenas había empezado cuando los fuertes inversionistas ya se encontraban amontonados en sus oficinas en la espera de una noticia sobre la restauración de la red al 100%. Querían ver con sus propios ojos la verdad de su trabajo, aunque entre todos ellos, se encontraban los que solo se querían burlar de ellos, era imposible que ellos hicieran eso en tan poco tiempo. Y otros más que solo esperaban a que les llegara la oportunidad de poder robarles la Data Material y hacerla suya.
Incluso, algunos medios de comunicación de algunas partes del mundo ya se encontraban en la espera de una rueda de prensa. Las personas curiosas se encontraban afuera de las oficinas, eran los que más se encontraban ansiosos por ya poder acceder a los servidores.
Den City se iba a convertir en una ciudad famosa después de esto. Los ojos del mundo se encontraban enfocados en los mismos.
Eso es lo que Kogami Ryoken pudo ver desde lo más alto del edificio de SOL. Justo cuando quería cerrar sus ojos por unos momentos, los molestos rayos de sol habían entrado por las ventanas y empezaban a iluminar todo el lugar. Se había pasado casi toda la noche en vela y ahora sentía que sería imposible descansar un instante ante aquel ruido que se había formado en las calles como el ruido de los inversionistas que empezaban a preguntar sobre los resultados.
No tuvo de otra más que levantarse de su asiento y mirar afuera. Al ver aquellas personas, al volver a dirigir su vista a su computadora y a las demás pantallas flotantes que se encontraban a su alrededor, donde el diagnostico presentaba una favorabilidad del 99%, aquello le quería decir que había estado haciendo bien su trabajo. Ryoken tenía todas las esperanzas puestas en lo que estaba a punto de presentar. Por más cansado que se veía en el reflejo de los grandes ventanales, la sonrisa de su rostro era algo imposible de borrar. Incluso hasta sentía las ganas de llorar.
Porque sabía muy bien cuál era el significado de su esfuerzo.
-Quiero verla pronto -Susurro.
¿A quién se estaba refiriendo?
Claro, estaba hablando de Fujiki Yusaku.
La razón por la que estuvo trabajando sin descansar. La razón por la que incluso se saltó algunos cumpleaños de Aiko o fechas especiales. Prefería estar encerrado en el cuarto de hospital, al lado de ella o en aquella oficina donde podía aprovechar todo su conocimiento frente a una computadora. Ella era la verdadera razón por la que la sonrisa no desaparecía y las lágrimas volvían a mojar su rostro ante el recuerdo de la misma.
Tal vez en un principio, creyó tontamente que restaurando la red ella podría despertar. Aquello todavía era una posibilidad que no quedaba del todo descartada. Ahora podía creer que, no importando si ella no era capaz de despertar en el instante, podía sumergirse en la red para buscar cada uno de sus datos que se dispersaron en aquella explosión y juntarlos al fin.
Esa era la esperanza que albergaba su tonto y estúpido corazón. Ese era el amor que hablaba por él y le decía que aún no podía rendirse, era muy pronto para tirar la toalla. Aún era muy pronto para derrumbarse, si en todos esos años pudo mantenerse cuerdo, sentía que podía sobrevivir un poco más. Y si aquello fallaba, aún era capaz de encontrar nuevas soluciones, el chiste de todo esto, es que nunca debía rendirse.
Estaba prohibido para él pensar de esa manera.
Bostezo un poco, se estiro y soltó un pequeño quejido en cuanto sintió que su espalda tronaba. Movió su cuello de un lado a otro, tomo una gran bocanada de aire y poco a poco empezó a soltar la misma. La mañana había llegado ya y la noche anterior tuvo que desearle a Aiko las buenas noches por medio de una videollamada. Aunque vio a su pequeña bastante molesta mientras le decía una y otra vez que ya no lo quería, al final, con aquella tierna carita y esos ojitos llorosos, quería pedirle algo más.
-¿Papá estará en mi cumpleaños? -Hablo la menor con cierta tristeza
-Siempre estoy en tus cumpleaños -Carcajeo un poco Ryoken, apenas se había recuperado del peligroso ataque de su pequeña que le decía que ya no lo quería.
-Pero papá llega tarde siempre -Suspiro la menor.- Llega cuando Aiko ya está dormida
-Esta vez no será así -Le dolía un poco que ella no confiara en él pero Aiko tenía razón.- Te juro que saldré temprano
-¿Lo prometes?
-Lo prometo
-Aiko creerá en papá -Desvió su mirada para quitarse las lágrimas de su rostro.- Si papá no cumple su promesa, Aiko lo odiara para siempre
-Siempre es mucho tiempo -Sonrió Ryoken. No entendía de donde había aprendido aquellas palabras.- Pero aceptare ese castigo por mi querida Aiko
Aquellas palabras fueron más que suficiente para tranquilizar a la menor. Al ver como ponía una bonita sonrisa en su rostro y como bostezaba al mismo tiempo que rascaba sus ojitos por lo cansada que se encontraba, Ryoken le pedía que se fuera a dormir. Al final, Aiko asintió y se despidió de él mandándole un pequeño beso.
El usuario de Revolver sabía que Aiko no estaría solita en el día de su cumpleaños. Estaría bien acompañada de sus abuelos como de su tío Jun, claro, asistirían otras personas a quienes la menor también considera sus tíos, no había ningún problema con ellos. Solo tenía que salir de ahí temprano y llegar a tiempo al cumpleaños de la menor, ese era el único plan que tenía que seguir. Nada podía salir mal.
¿Oh no?
Movió su cabeza de un lado a otro. No quería pensar en mala suerte en ese momento. Realmente tenía que ir temprano a donde Aiko y todos ellos le esperarían.
Por su pequeña niña es que también hacia todo eso.
Por aquella tierna princesa que siempre lo recibía con una gran sonrisa y un enorme abrazo cuando llega cansado a casa. Cuando la ve, puede sentir como todas sus energías se restauran y tiene el tiempo suficiente para poder jugar con ella hasta la hora de dormir. Es por Aiko porque estaba haciendo todo esto.
Porque en el momento que Yusaku pueda despertar, volverían a ser una familia.
Serian la familia que siempre desearon ser.
Después de tantos caminos difíciles, después de tantas mentiras, de tantas lágrimas y de despedidas. La reunión que tanto esperaba ver, al fin se iba hacer realidad. Volver a ver aquellos ojos esmeraldas que tanto lo volvían loco, ver esa gran sonrisa, escuchar las dulces risas y besar con ternura sus labios. Las lágrimas de dolor se convertirían en alegría en el momento de fundirse en un caluroso abrazo con su pequeña niña en medio.
Tal vez sonaba como un sueño absurdo y vergonzoso, pero era algo que ya quería hacer realidad.
Alzo su teléfono en el momento que lo escucho sonar. Al fijarse en la pantalla, se dio cuenta de la inmensa cantidad de mensajes que le había llegado de Taki. En cada uno de ellos le amenazaba que era mejor que cumpliera con la promesa que le hizo a Aiko la noche anterior o mejor ni se le ocurriera aparecer por la casa porque no lo iba a dejar pasar.
Ryoken suspiro.
¿En qué momento las advertencias se convirtieron en amenazas?
En el momento que se le olvido por primera vez el cumpleaños de la pequeña niña y tuvo que consolar a la misma por un mes entero para que se le olvidara la tristeza. Rasco su nuca avergonzado por lo que le hizo a Aiko, era un mal padre con ella. Sentía que la arrastraba a cosas que a ella no le gustaba, sentía que le estaba haciendo daño. En algún momento, le gustaría disculparse con la misma por los malos momentos, reemplazar aquellos feos recuerdos por días llenos de alegría.
Es lo que haría una vez que todo eso termine.
Sin dudar, le devolvió un mensaje a Taki con su respuesta. Trataba de sonar seguro de que no iba a fallar con su promesa, aunque también trataba de sonar tranquilo y no asustado con ella. A pesar de los años, aun es capaz de tenerle un poco de miedo. Sabía mejor que nadie que era mejor hacerle caso a la que considera a su madre, no quería pagar las consecuencias de una mala manera. Aún puede recordar la buena puntería que Taki tiene en el momento que le lanzo un zapato cuando le dijo la noticia que se convertiría en un padre joven y que había dejado a Yusaku sola con aquella pesada carga.
Ante aquel recuerdo, el de cabellos blancos no pudo evitar carcajear un poco y sobar el lugar donde ella le dejo un chichón de aquella vez. Tal vez no era un recuerdo bonito o divertido, pero si es algo que le gustaría mencionar en algún momento en el futuro. Como una anécdota donde el karma al fin le había hecho pagar por las estupideces que hizo y dijo en el pasado.
Volvió a carcajear, sin duda, la vida no había sido buena con ellos. Siempre que tenía oportunidad la misma, siempre les ponía un obstáculo cada vez más difícil, pero de alguna manera, habían sido capaces de superarla. Los estaba preparado para lo más complicado. Por eso podía decir que saldrían de esta. Que podrían recuperar el tiempo perdido.
Se sentía tan optimista que había olvidado lo nervioso que se sentía por ese día. Al fin podía sentir como sus hombros se relajaban y como soltaba ese pesado suspiro que había estado cargando todo ese tiempo.
-Hoy es el día -Susurro.- Toda esta pesadilla al fin terminara
La puerta de la oficina se abrió y el volteo a sus espaldas curioso de quien podría ser. Zaizen Akira entraba junto con Furukawa Makoto y Gerome a su lado. Los tres hombres, al igual que él, se encontraban con unas horribles ojeras debajo de sus ojos, completamente cansados del último esfuerzo que tuvieron que hacer, pero con una gran sonrisa en su rostro que sería imposible de borrar.
-¿Estas listo? -Pregunto Zaizen en cuanto entro y vio despierto al de cabellos blancos.
Apenas y habían descansado un poco cuando aquella inmensa cantidad de personas ya se encontraban abarrotando las calles de la ciudad. Aunque el presidente de SOL quería aparentar tranquilidad, era visible que se encontraba bastante nervioso. Quizá, era Akira quien debía tomar una gran bocanada de aire antes de enfrentarse ante aquellos payasos.
-Vamos a terminar con esto de una vez -Sonrió el de cabellos blancos.- Aiko no me perdonara si llego tarde hoy
-Me alegra que pudiste recordar que día es hoy -Dijo Gerome mientras pasaba su brazos por detrás de su cuello.- Ya iba a volver a recordarte como un favor de Taki -Se abrazo a sí mismo, como si un horrible escalofrió recorriera su espalda.- No quiero ser yo quien tenga que lidiar con ella, sabes cuanto miedo le tengo
-Ahora puedo sentir cuanta envidia me tienen -Bromeo Makoto en voz baja. Al sentir la mirada de los otros tres, mejor carraspeo y cambio de tema.- Pero es mejor empezar, todos ya se encuentran desesperados, no dejan de preguntar y nos están volviendo locos en las oficinas, no paran de preguntar por ustedes -Subió su mano a su frente, se notaba bastante cansado.- Incluso los de seguridad me han reportado que algunos de esos tipos quisieron entrar en los cuartos cerrados con la excusa de que tenían que revisar los equipos para verificar que no estuviéramos atentando contra ellos -Soltó un pesado suspiro.- Tuvieron que sacarlos de ahí antes de que quisieran o intentaran dañar algo de lo que ahí se encuentra, aunque con el alboroto que empezaron a crear, los periodistas fueron a grabar, supongo que a ellos no les gusto hacer el ridículo y ahora esperan pacientemente en la sala designada -Chasqueo la lengua.- Supongo que no estarán contentos al saber que no sirvió su sabotaje y pudimos salir adelante a pesar de todo
-Lo que piensen ellos ya no importara ahora -Dijo Ryoken un poco más tranquilo.- Aun se mostraran reacios porque seguiremos teniendo bajo nuestras manos la Data Material, pero al final, ellos no podrán hacer nada -Se cruzo de brazos.- Supongo que encontraremos una solución después para que se queden más tranquilos, pero por el momento -Volteo a ver a las personas afuera de las oficinas.- Hay que terminar con su espera, supongo que ellos son los más emocionados por querer entrar de nuevo a Vrains
-Fue mejorado y es más interesante ahora -Opino Gerome con una sonrisa en su rostro. Quizá, era el que se notaba más orgulloso.- Todo el mundo virtual que tanto extrañaban, será un nuevo avance que se debe compartir al mundo entero -Se cruzo de brazos mientras asentía.- Poder relacionar el mundo virtual con el mundo real, mostrar que si se puede coexistir, ¿Quién hubiera imaginado que seriamos nosotros quienes lo hicieran realidad?
Guardaron silencio ante aquellas palabras del de cabellos verdes. Aunque, no fue solo idea de ellos. Desde el principio, tuvieron un poco de ayuda de una persona que siempre lucho por ello. Y ahora que lo lograron y ella no se encontraba ahí para verlo, atesorarían lo que lograron para un día, cuando ella decida despertar, mostrárselo con orgullo.
Ryoken tomo una gran bocanada de aire para darse ánimos, golpeo un poco sus mejillas para alejar todo aquel nerviosismo que quisiera invadirlo. Realmente no quisiera hablar con todas esas personas que le caían mal, por mucho que se trataba de inversionistas, estos no tenían ningún interés por lo que hacían, simplemente estaban ahí por el dinero y por el poder que pueden obtener en la palma de su mano. Todos sabían que no tenían buenas intenciones, querer evitar por lo que tanto pelearon hace unos años, aun parecía una misión de nunca acabar. Mantener seguro el mundo, evitar que caiga en manos equivocadas, evitar que su ambición crezca y tratar de conseguirlo a costa de los demás. Se sentían tan casados de todo ello, pero por el bien de la red y de que la Data Material se quedaría con SOL, el lugar donde lo crearon, es que serían capaces de soportar hasta cierto punto.
Se acerco al escritorio para tomar la laptop donde se veía trabajar a la misma, los análisis corrían, los datos empezaban a crearse. Todo se mostraba con buena señal que era imposible que algo saliera mal. Se acomodo la bata blanca y con una sonrisa, es que miro a todos los que trabajaron a su lado por esos años. Quienes soportaron su mal humor, quienes le apoyaron en aquel arriesgado camino. Claro, no solo era a ellos a quien tenía que agradecer, había muchos otros más que estuvieron en su misma situación.
Es por eso que no debía fallar.
Por el bien de todos, se arriesgaría a dar ese paso adelante y mostrar los resultados de su trabajo.
.o.
Kogami Ryoken y Zaizen Akira entraban en la sala de conferencias donde ya todos les esperaban ansiosos.
Las cámaras empezaban a grabar aquel momento que muy pronto se volvería histórico. Algunos más empezaban a tomar fotos para recordar. Las noticias se enlazaron en ese momento, los que tenían un poco de comunicación con el exterior, empezaban hablar en varios idiomas su propio punto de vista.
Desde afuera, se podía escuchar el grito de emoción de las personas. Algunos más, se encontraban viendo desde la comodidad de sus casas, con sus discos de duelos puestos en su mano izquierda. Estaban listos para darle una vez más, la bienvenida al mundo virtual, a todo lo que aquella vez exploto y los dejo incomunicados por bastante tiempo. Querían subirse a la tormenta de datos, querían explorar nuevos o viejos mundos que pudieron quedarse congelados en el tiempo. Algunos más ya tenían ganas de saquear información importante, claro, nunca debía de faltar este grupo en especial.
Después de "La gran Oscuridad" creyeron que sería completamente difícil restaurar todo. Pero no para ellos que tuvieron aquella gran idea de hacerlo realidad, aunque había sido con tiempo límite como única condición. Escribir todo desde cero, con un nuevo algoritmo, con herramientas mejoradas que ayudarían a los humanos a tener una vida fácil. Sería más difícil de hackear, aunque también, aquellos que lo intentaban, se les daría la oportunidad de poder mejorar el mundo.
Los empresarios eran quienes se encontraban en primera fila. Se encontraban serios, se encontraban molestos, porque al encontrarse con aquellas grandes sonrisas, se dieron cuenta de que habían tenido éxito y aquellas personas seguirían siendo los dueños de todo aquel banco de información. Cada uno soltó un pesado suspiro, justo cuando creían que ya tenían la solución entre sus manos, ahora se podían despedir de la misma. Había cosas que el dinero no podía comprar, aunque aquello no era la única solución.
Guardaron silencio en cuanto los vieron acomodarse en las mesas y empezar a conectarse en la red principal de SOL. El sonido de las teclas siendo presionadas en ese momento, fue lo único capaz de romper el silencio que se estaba viviendo. En cuanto las pantallas de la empresa se encendieron, los millones de datos que se podían apreciar, empezaban a correr a una velocidad extraordinaria que los ojos humanos no eran capaces de leer. Los celulares empezaron a sonar como locos, las líneas volvían a conectarse y los servidores volvieron a encenderse de manera simultánea. Cada uno de los técnicos y supervisores que se encontraban ahí monitoreando desde las pruebas hasta el resultado final, daban su visto bueno por las radios que los conectaban. Daban su informe con los datos que sustraían de manera aleatoria.
Era un éxito lo que se podía percibir.
En la pantalla principal, se podía leer con claridad: 100% de aceptación.
Todas las luces se encendieron de color verde. Los datos circulaban sin ningún problema, eran capaces de entregar y recibir información. Todas las simulaciones que se hacían, las podía hacer sin presentar problema alguno. Por más que aquellos tontos empresarios quería poner a prueba la red y el programa que implementaron, era imposible que los hicieran verlos mal. La increíble cantidad de usuarios que volvían a entrar a su espacio y de nuevos usuarios que se registraban para conocer aquel mundo del que todos hablaban. Era imposible que quisieran saturar la red en ese momento, habían hecho algunos cambios y ahora sería un fácil acceso para todo el mundo. Para todo aquel que quisiera adentrarse a un mundo tan fantástico como lo era Link Vrains.
Realmente, habían logrado lo que a muchos les hubiera costado mucho tiempo.
-La Data Material se quedara en el lugar donde nació, desde el principio siempre fue difícil que quisieran llevarse a la misma -Hablo Ryoken en ese momento.- Soy hijo de Kogami Kiyoshi, Kogami Ryoken, mi padre fue el que descubrió a las mismas hace mucho tiempo y las dejo bajo el cuidado de SOL para proteger a las mismas -Carcajeo un poco.- Casi al mismo tiempo culparon a mi padre de muchas cosas, pero ahora que el nombre de mi padre está limpio, ya no hay tiempo para detenerse, ya no hay tiempo para regresar al pasado ahora que nos encontramos con un futuro brillante, el futuro que él siempre soñó y que yo hare realidad al lado de todos -Sonrió un poco ante las miradas sorprendidas de esos tipos. Esas mismas personas se encontraban ahí pero no iba a decir nombres, aún no.- A partir de este momento, nuestros servidores quedan abiertos a todo aquel que desee ingresar al mundo de la red, a partir de este momento -Hizo una pequeña reverencia, junto con él, todo el equipo con el que trabajo, hicieron lo mismo.- El mundo entero vuelve a estar conectado
Palabras que estremecieron a la pequeña ciudad de Den, palabras que estremecieron al mundo entero. Lo bien que se sentía volver a utilizar la misma, la falta que les hacía desde que la misma desapareció. Podían sentir como volvían a la normalidad, como podían volver a respirar con tranquilidad. Con este nuevo sistema, era imposible que algo volviera a fallar. Los duelos en las grandes pantallas del centro de la ciudad no se hicieron esperar, la emoción del momento al ver a nuevos duelistas incrementaba cada vez más. Nuevas opciones que no esperaron en poner a prueba. El mundo virtual y el mundo real empezaban a coexistir en ese momento cuando se dieron cuenta que aquellos avatares salían de la red en su D-Board para poder pasearse por la ciudad.
Desconectaron las pantallas en ese momento, ya no era necesario mostrar su éxito y la derrota de todos aquellos que se marchaban mascullando cosas molestas. Irían a festejar antes de que cada uno se fuera a su casa a descansar después de tantos años de estar trabajando. Ver a las personas disfrutando de aquel escenario, era lo más reconfortante que podían sentir.
Si alguien se hubiera dado cuenta en ese momento, se hubieran dado cuenta que la tierra también se estremeció y algo en ese instante se activó. Desde algún lugar oculto del mundo virtual algo también despertó. Una gran sonrisa apareció en su rostro cuando se acomodó en el lugar donde se encontraba sentado, detrás, seis sombras aparecían.
Al fin, todo se había conectado.
.o.
La pequeña Kogami Aiko se cruzó de brazos en ese momento que se dejó caer en el piso de su cuarto con sus juguetes a su alrededor. Tal vez había sido grosera con todos los que la esperaban afuera, pero eso no le importaba en un día tan importante para ella.
Soltó un pesado suspiro, subió sus pequeñas manitas a sus ojitos y se quitó con suavidad las lágrimas que empezaban a amontonarse.
-Papá mentiroso -Murmuro mientras hacia un puchero.- Papá no quiere a Aiko -Tomo el peluche de un monigote oscuro con líneas amarillas.- Papá siempre miente
La pequeña solo tenía que mirar por la ventana de su cuarto para darse cuenta de lo tarde que ya era. Soltó más suspiros, era imposible que las lágrimas se detuvieran, así que solo abrazo con un poco más de fuerza su peluche mientras dejaba soltar aquellos gritos que tanto lastimaban su corazón.
Hasta esa mañana, la pequeña de hermosos ojos turquesa se encontraba feliz de ver a su padre en las noticias. Había escuchado con atención como le agradecían y lo admiraban. Incluso su abuela Taki no dejaba de sonreír al ver la imagen de él. Aiko se sentía orgullosa y feliz por su padre que no dudaba en señalarlo y gritar, aunque él no la escuchara.
Aquel día tan especial, la menor no podía evitar sentirse emocionada por lo que estaba a punto de suceder. En los últimos dos días había estado repartiendo invitaciones para su fiesta de cumpleaños y realmente esperaba ver a todos ahí. Incluso Ai la había despertado como de costumbre mientras abrazaba su mejilla. Agua le canto una canción de cumpleaños, Viento y Tierra jugaron por mucho más tiempo con ella. Incluso Luz le dio suaves palmaditas en su cabeza. Aiko lo sabía, aquel día era especial.
Aunque al que realmente quería ver, era a su papá, pues, aunque no llego a dormir a la casa la noche anterior, le había hecho la importante promesa de que llegaría temprano a casa para poder pasar su cumpleaños juntos.
Claro que aquello la emociono y la ilusiono demasiado que le hacía caso a la abuela Taki en todo momento. Así, aunque ella no le gustaba mucho el agua, se dio un calientito y especial baño donde la cantidad de burbujas no era suficiente y ella quería más hasta casi inundar la bañera con mucha espuma.
Después de salir, se encontró con que su otra abuela, la abuela Haruka, había llegado al fin con un bonito vestido de color azul. Aquello realmente la emociono, Aiko no paraba de decir que se parecía a la princesa de un libro que el tío Jun le había leído la otra vez. Ambas mujeres, Taki y Haruka, no pudieron evitar soltar una pequeña risita y mirar a la menor con ternura mientras hablaba y hablaba. Se veía tan bonita dando vueltas solo para ver como la tela de su vestido giraba con ella, que ambas abuelas no dudaron en tomar algunas fotografías y videos, incluso obligaron a Pandor grabarla en su disco duro para poder ver el video después. Fujiki Kazuo no pudo evitar correr al ver a su nieta y alzarla, le decía una y otra vez lo linda que se veía con ese vestido mientras le daba sonoros besos en la mejilla de la menor. Ante aquel ataque, Aiko no paraba de soltar pequeñas risitas mientras pedía que le soltara, así fue hasta que Jun tomo a la menor entre brazos y la abrazaba con dulzura mientras le deseaba un feliz cumpleaños.
Así, poco a poco todos empezaban a llegar con cantidad inmensa de regalos para la pequeña que los recibía con una gran sonrisa en su rostro y buenos modales.
Dojun Kengo, Chiaki y Emma fueron los siguientes en llegar. En el momento que Aiko miro al hijo de Dojun, no dudo en correr hacia él y tomarlo de la mano para poder jugar con él con los colores y demás cosas que le habían regalado sus abuelos. Aquella acción fue más que suficiente para la chica fantasma que no dudo en darle algunos golpes a la espalda de su hermano mientras le deseaba suerte por los problemas que, probablemente, tendría con Kogami Ryoken en el futuro.
Kusanagi Jin y Kusanagi Shoichi no podían faltar en aquella fiesta. Aunque la pequeña se encontraba tan entretenida jugando con el único niño que se encontraba ahí, se dejó apapachar por aquellos dos hermanos que le habían preparado un delicioso pastel de fresas. Aiko no pudo aguantar la tentación y probo un poco aquella blanca y dulce crema. Le dio el visto bueno alzando sus pulgares y después corrió para abrir más regalos.
Siguieron llegando Miyu, Ethan y Aoi. Se sorprendieron al ver a Aiko un poco más grande de lo que pueden recordar, hacia tanto tiempo que no veían a la menor que esta no pudo evitar mirarlas extraño, pero al ver que se encontraban al lado del mejor amigo de su papá simplemente las recibió con una sonrisa amable mientras agradecía por haber ido a su fiesta. Aquel cierto parecido con Ryoken, aquella tierna personalidad que pocas veces Yusaku les mostraba. Era la combinación perfecta de ellos dos que tanto Miyu y Aoi no dudaron en acercarse a esa pequeña y abrazarla con mucho cariño, con tanta tristeza. Había crecido fuerte y sana como hubiera deseado Yusa.
Cuando Aiko escucho la voz de su "abuelo" Fausto, la pequeña corrió a sus brazos mientras le mostraba el bonito moño blanco de su cabeza, regalo que le dio Aoi. Ahora que poco a poco empezaban a llegar las personas importantes de la niña, era el momento en que su padre también llegara a casa.
Así que para no estar mirando la puerta todo el tiempo, se entretuvo jugando con cada uno de sus tíos, comiendo deliciosa comida que sus abuelas habían preparado y correr de un lado a otro para evitar que las cosquillas la atrapen.
Todos se encontraban ahí rodeándola entre abrazos y diversión.
Todo se veía bien a sus pequeños ojitos.
¿Por qué papá no se encontraba ahí?
Le había prometido a Aiko que iba a llegar temprano, pero por más que lo buscaba, él no se encontraba ahí. Se acerco a su abuela y tiro un poco de su vestido.
-¿Papá ya va a llegar? -Pregunto la pequeña a Taki.
-Papá dice que ya está en camino -Mentía. Aiko lo pudo ver en sus ojos y en aquella sonrisa falsa. Su querida abuela le estaba mintiendo así como siempre hace.- Muy pronto estará aquí, ¿Por qué no comemos un poco de pastel en lo que él llega?
Si él no se encontraba ahí, entonces no quería comer pastel. Porque si comía pastel, eso significaba que todos tendrían que irse ya y ella se quedaría solita en aquella gran casa.
Ella no quería quedarse sola.
No le gustaba quedarse solita.
-No quiero -Dijo la pequeña Aiko, llamando la atención de todos.- Quiero que papá este aquí para comer pastel -Taki quiso acercarse a la menor pero ella dio un paso atrás.- Papá se lo prometió a Aiko
-Papá llegara muy pronto -Haruka intento convencer a su querida nieta. Pero ella también mentía. Aiko se encogió un poco, las silenciosas lagrimas empezaban a bajar por su rostro.- Yo te lo puedo prometer mi pequeña
-Siempre mienten a Aiko -Susurro la menor.- Papá no llegara hoy
Antes de que alguien quisiera detenerla, la menor corrió a su cuarto y se encerró.
Aquel silencio, aquel incomodo momento que se formó.
Si, otra vez había sucedido. Un suspiro al unisonó se escuchó, la pequeña Aiko tenía sus razones para estar molesta, lo peor es que no la podían regañar, porque ella se encontraba en su derecho para sentirse de esa manera. Y tan bonita que se había visto ese día.
Chiaki Dojun se quiso levantar para ver a la menor, pero la mano de su padre en su hombro lo detuvo. Al voltear a sus espaldas, Kengo solo negó. Era mejor dejarla sola por unos minutos, en lo que la menor se tranquiliza.
Y en lo que Taki amenazaba del otro lado de la línea a Kogami Ryoken.
Es de esta manera en la que volvemos a encontrarnos con la pequeña Aiko en su habitación.
Quizá, fue demasiado dura con todos. Soltó un pesado suspiro, se levantó del piso y se fue asomo a la ventana de su cuarto, ya había oscurecido. Al verse reflejada, decidió acomodar muy bien su falda y su gran moño. Ahora no dejaba de sentirse culpable por haber arruinado el momento. Se sentía triste porque nadie iba a querer comer pastel.
Quería disculparse y comer un poco de pastel, eso siempre le animaba.
-¿Esta alguien? -Pregunto la pequeña mientras miraba alrededor.- ¿Ai? ¿Luz?
Pero no recibió respuesta.
¿Acaso ellos también la dejaron sola?
Un tintineo se escuchó en ese momento. Al alzar su pequeña carita, se encontró con aquel monigote mitad blanco y mitad negro. Aiko no pudo evitar sonreír al mismo tiempo que alzaba sus manitas para que este pequeño ser se sentara en las mismas.
-¡Zero! -Hablo la menor feliz mientras pegaba sus manitas a sus mejillas. El toque de Zero a las mismas provoco que soltara pequeñas risitas.- No lo olvidaste -Aquel monigote movió su pequeña cabeza.- Muchas gracias Zero -Hablo la pequeña.
Si alguien viera a Kogami Aiko, dirían que no había nada entre sus manos. Ni siquiera una voz serían capaces de escuchar de aquel monigote que hacía reír a la pequeña niña. Pero ella era capaz de verla a la perfección. Era capaz de tocar a ese pequeño ser y hablar con el mismo.
Pero ese punto de vista no importaba. Solo importaba lo que la menor podía ver y sentir en ese momento.
-Papá olvido el cumpleaños de Aiko, otra vez -Suspiro, aquel monigote también se molesto.- Yo creo que no quiere a Aiko -Otra vez. Ahí se encontraban aquellas ganas de volver a llorar. La menor negó ante aquello que le pregunto el monigote.- Aiko ya no quiere ver a papá, él es malo -Sonrió.- Pero Aiko fue mala con todos mis tíos, mis abuelos y Chiaki, hay que comer pastel, hay que ser buenos con los invitados, eso dice la abuela Taki -Subió su manita a su mentón.- No perdonare a papá, no me gusta que mientan, ya no me gusta papá -Movió su cabeza a un lado.- Siempre estoy sola, no me gusta estar sola -Carcajeo un poco.- Lo sé, Ai, Agua, Viento, Tierra, Luz y Fuego siempre están jugando con Aiko -Cerro los ojos por un momento cuando sintió el suave toque de aquel ser en su cabecita.- También Zero, Aiko no está sola -Se encogió un poco al escuchar a Zero hablar.
Fueron varios minutos en que se quedó en silencio, prestando atención a ese monigote. Al final, la menor volvió a soltar un pequeño suspiro, alzo su vista a la ventana. Las estrellas y se veían, tal vez todos ya se fueron a casa.
-Aiko no quiere quedarse sola -Murmuro.- Aiko quiere estar con papá -Sus ojitos los cerro con fuerza en ese momento. Como si estuviera pidiendo un deseo.- Con los abuelos y los tíos -Dudo un poco pero al final, lo dijo.- También con mamá, pero -Abrió sus ojitos, miro con atención a Zero y sonrió.- Eso es imposible, Aiko no es fuerte, Aiko no puede hacer los deseos de las estrellas realidad
Alzo su vista a la puerta. Era mejor salir.
Con cuidado, se levantó del piso y puso con suavidad a Zero sobre su cama. Se sacudió un poco el polvo que se pudiera encontrar ahí, justo cuando tomo la perilla, algo diferente sintió.
"¿Quieres tener poder?"
Aiko se detuvo, volteo a sus espaldas. Zero ya no se encontraba ahí, en su lugar, una figura alta y delgada se encontró. La menor inmediatamente la reconoció, era la sombra que aquella vez saludo cuando salió con su tío Jun. En lugar de soltar un grito o asustarse, Aiko sonrió. La menor sabía muy bien que aquel ser no le quería hacer daño. ¿Cómo lo sabía? Simplemente lo sabía.
"Un poder mucho más fuerte ya duerme en tu interior"
Bajo su vista cuando aquellos dedos tocaron con suavidad su pecho. Quizá, fue en ese momento cuando lo sintió. Era cálido lo que sentía ahí, pequeñas cosquillas sintió la menor. Que no dudo en subir también sus pequeñas manitas.
Cuando sus manos se tocaron, pudo sentir como si algo recorriera su cuerpo. Se sentía tan cálido y tan familiar que en cuanto su rostro se encontró con aquella mascara que cubría su rostro, Aiko le sonrió.
"Algo que se encuentra sellado, algo que no tuvieron tiempo de enseñarte como manejarlo. Yo podría enseñarte si así lo deseas."
-¿Lo harías?
Aquella sombra sonrió. Se agacho un poco para posar su mano y revolver aquellos cabellos de la niña. Mostro su mano, Aiko alzo su pequeña mano. Juntaron ambas en ese momento.
"Un poder que une tu mundo con nuestro mundo. Un puente que nos conecta. Ahora que se ha completado todo, nos volveremos a ver más seguido Kogami Aiko"
Si Kogami Ryoken hubiera llegado antes, no hubiera sucedido aquello. Si tan solo hubiera cumplido con su promesa, las cosas hubieran sido diferentes.
En el momento que abrió la puerta del cuarto de aquella pequeña niña, fue cuando la pesadilla empezó. Se asusto al ver a la misma acostada en el piso. Al tomarla entre sus brazos, se dio cuenta que la menor ardía en fiebre y le costaba respirar. Aquel dolorido gesto que se podía apreciar en su pequeña carita. Cuando la menor abrió sus pequeños ojitos y lo primero que vio fue a su padre, ella sonrió. Y antes de poder decir algo, se sintió tan cansada que cayó dormida entre aquellos brazos que cada noche se encargaban de cobijarle.
-¡Aiko!
Por más que Ryoken intentara gritar con todas sus fuerzas, la menor no iba a ser capaz de despertar. Al menos, no por el momento.
Pues el momento que se sabía quedado congelado en el tiempo, volvería avanzar.
Y esta vez, sería difícil huir del destino que ya se encontraba esperándolos.
¡Muchas gracias por leer!
¡Chan chan chan! Lo deje en lo más interesante, pero ya saben, la historia necesita un poco de drama para poder avanzar. ¿Qué es lo que pasara a partir de este momento?
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¡Nos vemos a la próxima!
Atte.: AnZuZu Dragneel
Fecha: Martes 15 de Octubre de 2024
