Ladies and Gentlemen!

¡Lo se! Ya me había tardado en actualizar esta historia, pero como en mi casa han pasado algunas cosas, he estado ocupada por lo mismo que apenas tuve tiempo de escribir. Prácticamente, por estas pequeñas inconveniencias, tal vez actualice esta historia y otras dos más, una vez al mes, al menos hasta que se arregle esta situación en la que me encuentro. Pero no crean que me he olvidado de todos ustedes. ¡Aquí está un capítulo más! Espero que lo disfruten.

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Yu-Gi-Oh! VRAINS no me pertenece. Es propiedad de Kazuki Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.


-Con suerte, la fiebre ha bajado -Hablo Taki mientras soltaba un pesado suspiro y bajaba su tablet para mirar a las personas frente a ella. No sabía si ellos le estaban prestando atención pero de todas maneras, los quería tener informados con respecto a la pequeña.- Tenemos que observarla por más tiempo y estar atentos en cuanto despierte para saber qué fue lo que paso, pero puedo decir que está fuera de peligro -Negó con suavidad.- De todas formas, le haremos más exámenes para descartar cualquier cosa, tenemos que estar seguros de que ella realmente se siente bien

Su vista se dirigió a la habitación donde su pequeña nieta se encontraba dormida.

Aunque no fue la única que miro aquella habitación con cierto pesar. Sabía que Haruka y Kazuo Fujiki se encontraban tan preocupados por la pequeña niña que fue Jun Fujiki quien tuvo que sostener a su madre que estuvo a punto de desmayarse en ese lugar, mientras que el padre del joven asentía con aparente tranquilidad. El único que se encontraba dentro de la habitación y quien tomaba con fuerza la mano de la pequeña Kogami Aiko, era su padre, Kogami Ryoken. El joven padre no podía dejar de disculparse con voz rota a la menor inconsciente.

Era mejor dejarlo a solas, pues las lágrimas no iban a detenerse. Y era probable que a él no le gustaría que lo vieran de esa manera. Una manera en la que podía llegar a verse miserable.

La doctora Taki volvió a soltar un pesado suspiro mientras cerraba sus ojos fuerza y subía su mano a su cabeza. No sabía porque, pero tenía ese horrible presentimiento de que aquello solo era el inicio de algo mucho más grande. Prefirió mover su cabeza de un lado a otro y desviar su mirada a la ventana del pasillo. La lluvia estaba empezando, la tormenta, no dudaría en aparecer.

¿Cómo es que tan pronto terminaron los días tranquilos?

Todo paso tan rápido que no saben cómo es que llegaron al hospital después de pasarse varias luces rojas en el camino. Se sorprendió aún más que ningún oficial intento detenerlos. Sonrió un poco, quizá Dojun aplico un poco de su magia de la red en el trayecto e hizo que todas las luces de semáforo que encontraran, fueran verdes.

Volvió a soltar un suspiro mientras estiraba un poco su espalda y sentía una gran tranquilidad a su alrededor. Al menos el pasillo se encontraba tranquilo sin la presencia de todos aquellos que les siguieron poco después. Todos los demás se encontraban afuera en la espera de alguna noticia que pudiera aliviar su preocupación. El cariño que tenían por la pequeña Aiko, era demasiado grande que hasta Chiaki había pedido a su tía Emma a que fueran a ver como se encontraba la menor.

-Tiene una gran familia que se preocupa por ella -Susurro Taki al recordar por un momento a la chica de ojos esmeraldas.- Realmente hiciste todo lo posible para que todos amaramos a tu hija en tu ausencia

Y es que todo tipo de enojo que tenían contra Ryoken se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos. El joven padre entraba a la casa un tanto apurado y con el sudor resbalando por su frente. Sin prestar atención a los regaños de Haruka como de Taki, fue que decidió dirigirse al cuarto de su hija, al no encontrarla en el comedor comiendo su pastel de fresas favorito o en la sala jugando con el hijo de Kengo, Chiaki. El verdadero terror empezó cuando, al entrar al cuarto donde se había encerrado la menor, encontró a la misma desmayada en el piso. Ryoken, al principio pensaba que lo estaba ignorando, pero al acercarse más y tomarla entre sus brazos, se dio cuenta de la horrible fiebre con la que le costaba respirar.

-¡Aiko!

Cuando lo escucharon gritar su nombre, todas sus alertas se encendieron. Se levantaron asustados al ver entrar a la estancia al joven padre con su pequeña hija entre sus brazos. La desesperación era tan notoria en sus ojos que en cuanto se encontró con la mirada preocupada de su "madre", esta no dudo en acercarse con rapidez. Con solo posar su mano en la frente de la pequeña Aiko y observarla con atención, supo de inmediato que algo andaba mal.

-Hay que llevarla al hospital cuanto antes -Hablo la mujer con tranquilidad, todo con tal de no alarmar aún más a Ryoken.- En el camino hare un par de llamadas para que tengan preparada una habitación y así poder darle atención inmediata, pero hay que hacerlo ya

Pero, aunque dijo aquellas palabras, pareciera que Ryoken no escuchaba las mismas. Se encontraba tan absorto en sus pensamientos mientras miraba a su pequeña hija que no dejaba de soltar algún que otro quejido. Sentían que, en algún momento, iban a perder al mismo.

Y el tiempo era crucial en ese momento.

Eso fue hasta que Kusanagi Jin toco su hombro para hacerlo regresar a tierra. Él, al igual que todos, se encontraban tan preocupados que se quedaron paralizados del miedo. Fue Jin el único que dio un paso adelante para poder despertar a todos de aquella horrible pesadilla.

-No debes dudar más -Hablo el de cabellos oscuros con cierta tranquilidad.- Debemos llevar a Aiko-chan al hospital de inmediato o -Dudo un poco, pero era necesario hablar con dureza para hacerlo entrar en razón.- No sabremos que le podría pasar, no sabremos si esto puede empeorar

Fue más que suficiente esas palabras para asentir y dirigirse a la salida en silencio, donde Dojun Kengo ya lo esperaba. Subió al carro en la parte de atrás, junto con él, iba Taki Kyoko. Ellos serían los que se adelantarían, ya después los demás los alcanzarían.

En todo el camino, Ryoken no dejaba de abrazar a la pequeña Aiko con fuerza. Susurraba un "Lo siento", también un "Papá lo lamenta mucho" y un "Papá te quiere mucho". Aunque quizá, lo que realmente le dolió más fue cuando le empezó a repetir una y otra vez "No me dejes solo". Kengo desvió su mirada unos segundos por el retrovisor, al encontrarse con la mirada de Kyoko, parecía que ambos habían pensado en lo mismo.

Le aterraba el simple pensamiento de que pudiera perder a la pequeña Aiko, así como paso con Yusaku. Ryoken empezaba a culparse por todo lo que hizo mal en su vida. Se empezaba a culpar por todo el daño que le hizo, por haberla ignorado por tanto tiempo. Incluso, se culpaba por haber llegado tarde en todos sus cumpleaños anteriores en búsqueda de algo que probablemente sería imposible.

¿Qué clase de padre se supone que era?

Realmente empezaba a sentirse mal por todo. Estaba cargando en sus hombros el peso de todo lo que hizo mal con su pequeña hija. Como si el karma hubiera llegado en la peor situación y ahora le estaba haciendo pagar por todo el daño que ocasiono hace algunos años.

Kengo volvió a desviar su mirada al camino. Estaban a unos cuantos minutos de llegar al hospital, así que tuvo que pisar a fondo el acelerador mientras se concentraba para poder llegar a su destino. Sonrió con cierta ironía. ¿Quién hubiera imaginado que madre e hija compartirían el mismo destino? El hacker no era un idiota, con todo lo que estuvo investigando, podía saber con ciencia cierta lo que realmente estaba pasando con la pequeña Aiko. Lo que se avecinaba, era un problema mucho mayor, algo que sería imposible de controlar. Sin tener mucho conocimiento de ello, no sabrían cómo lidiar con el Link Sense que volvía aparecer en la vida de la menor.

Soltó un pesado suspiro.

Si tan solo Yusaku se encontrara despierta, si tan solo se encontrara ahí, podrían saber más de la situación. Ella le podría ayudar a controlarlo. Ella le podría explicar cómo funciona aquel super sentido con el que nació, aunque también no podría evitar sentirse culpable por hacerla sufrir, un abrazo cálido y la promesa de que estaría siempre a su lado, era lo que realmente necesitaba escuchar la pequeña Aiko. Era lo que Ryoken necesitaba escuchar en ese momento que se volvería loco.

Pero el destino era tan cruel que, sin ella, no sabían que hacer. De alguna manera, se encontraban perdidos, un tanto desesperados. No sabían cuáles serían las consecuencias que tendrían que pagar por ello.

Al llegar al hospital, tanto Ryoken como Kyoko se bajaron apurados del carro. Una camilla y varios enfermeros ya los esperaban en la entrada. Y aunque el joven padre tuvo que desprenderse de su pequeña con cierto pesar, se quedó observando desde la puerta de urgencias como se la llevaban para hacer los exámenes correspondientes. Su madre le prometía desde lejos que dejara a su pequeña en sus manos, se encargaría de estar al pendiente de ella.

Fueron algunas horas las que pasaron y aun no tenían noticias de su estado.

Fueron las horas necesarias para que todos empezaran a llegar y preguntar por el estado de Aiko.

En cuanto llegaron sus abuelos maternos, Ryoken se hizo a un lado y agacho la cabeza mientras escuchaba en silencio algunos insultos y regaños que soltaba Fujiki Jun. Culpando de todo al de cabellos blancos, aunque sus padres le pedían que no era el lugar ni mucho menos el momento, era imposible que los escuchara. Ese dolor y resentimiento que ha guardado por tanto tiempo, seguía explotando en el más joven que no dudaba en hacérselo saber. Cada que tenía oportunidad, le echaba en cara la fuerza que le falto tener para proteger y detener a su hermana mayor. Tuvieron que pasar varios minutos para poder calmar al hijo menor o lo sacarían del hospital y no lo dejarían quedarse. Ante aquella advertencia, a regañadientes acepto y decidido alejarse para poder tranquilizarse.

Cuando Taki se asomó por la puerta con los resultados y el rostro tranquilo, fue más que suficiente para que todos tranquilizaran aquellos nervios y al fin dejarse caer en sus asientos un poco más relajados. Creyendo que solo había sido un pequeño susto. La doctora permitió que tanto Ryoken como los padres de Yusaku y Jun entraran para comentarles la situación mientras recomendaban dejarla en observación.

Es de esta manera en la que regresamos al presente.

Taki dejo ir a la familia Fujiki para que pudieran informar a los que estaban afuera de lo que había hablado con ellos, necesitaban descansar y regresar al día siguiente para ver si su pequeña nieta pudo despertar o no. Aunque solo había sido para calmarlos, no fue capaz de contarles toda la verdad. Dio media vuelta, se adentró a la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Con pasos tranquilos, fue a revisar todos los monitores que se encontraban conectados a la pequeña niña. Como había dicho, estos mostraban resultados normales, así que no había porque preocuparse por estos. Empezó anotar los mismos en su tableta para empezar a armar su expediente. Cuando llego al monitor que se encontraba cerca de la cabecera, la mujer no pudo evitar suspirar y mirarlo con atención.

Era un dispositivo que se había creado para una sola persona, pero ahora, era Aiko quien también lo necesitaría después de todos los antecedentes contra aquello. Lo que ahí marcaba, se encontraba en letras naranjas, era una cifra alta que tenía la posibilidad de bajar con el tiempo para que la pantalla pudiera cambiar a color verde, pero también existía aquella otra posibilidad de que pudiera subir con el tiempo y que la pantalla cambiara a color rojo.

Un dispositivo de señal del Link Sense era lo que veía con mucho interés, con tanta preocupación y desesperación. Rezando que no sea aquello a lo que tanto le tenían miedo.

¿Cómo supo Dojun Kengo que iban a necesitar uno para la pequeña niña?

La mujer negó, necesitaría preguntarle personalmente para poder saber cuáles eran las sospechas de la recaída de Aiko.

-Al igual que todo niño pequeño, suele enfermarse muy seguido, puede suceder en cualquier momento y por cualquier cosa -Empezó hablar Taki en aquella habitación. No sabía si Ryoken le estaba escuchando, pero necesitaba hablarle para poder tranquilizarlo, para hacerle saber que no tenía por qué culparse de todo. Aunque de cierta manera, aun se encontraba molesta con él.- Quizá, la pequeña rabieta que Aiko hizo, fue más que suficiente para que una fiebre pasajera apareciera y nos diera un susto a todos -Suspiro la mujer.- Es una suerte que así como llego, se fue después de suministrarle los medicamentos necesarios, solo hay que tenerla en observación por un tiempo

-Tuve que haber estado ahí -Murmuro Ryoken con voz ronca. Era bastante notorio que había estado llorando por mucho tiempo.- Debí cumplir la promesa que hice con ella, debí haber sido un buen padre con ella desde un principio

-Es cierto, debiste hacerlo -Dijo Taki sin rodeos.- Esa niña te espero todo el día, miraba con cierto interés el reloj de la pared e incluso la puerta pero en ningún momento llamaste para informar que ibas a llegar tarde -La mujer se cruzó de brazos mientras golpeaba el piso con su zapato en repetidas ocasiones.- Ella hubiera entendido si hubieras hecho eso, pero siguió creyendo en tu palabra hasta que se dio cuenta que no la cumplirías, fue cuando Aiko no lo soporto más -Sonrió.- Debiste verla, se veía bastante linda enojada, pero eso no quita el hecho de que hasta yo sigo molesta contigo por no cumplir con tu promesa

-¿Crees que me perdone?

-Un hijo, sin importar lo que pase, será capaz de perdonar a su propio padre, tú deberías de saberlo mejor que nadie -Fue hasta ese momento que Taki bajo su mano y acaricio los cabellos blancos de Ryoken con suavidad. Bajo un poco su mano y le dio unas cuantas palmadas en la espalda para darle un poco más de ánimos. Justo como una madre haría para poder levantarle el animo a su hijo.- Estoy segura que Aiko lo entenderá si se lo explicas bien, es demasiado inteligente para su edad, sin duda, puedo decir que se nota que es tu hija y la de Yusaku -Hasta ese momento, solo podía bromear un poco.- Solo intenta hablar con ella cuando despierte, realmente se merece una explicación de su padre

Un corto silencio se formó. Fue hasta ese momento que Ryoken al fin alzó la mirada hacia el monitor cerca de la cabecera de Aiko. Sus ojos se encontraban tan rojos que sentía que era imposible abrirlos, su nariz moqueaba un poco y tuvo que carraspear un par de veces para aclarar la garganta. Aquel monitor al que tanto le tenía miedo ver, ahora se encontraba conectado a su pequeña Aiko. Toda esa situación sonaba como una horrible pesadilla de la que esperaba despertar muy pronto, tuvo que cerrar sus ojos por un momento para poder asimilar lo que estaba pasando. Tuvo que tomar una gran bocanada de aire para poder mantenerse despierto.

-¿Es necesario que esa cosa se mantenga conectada en Aiko? -Pregunto el joven padre con cierto pesar.

-Es necesario -La mujer hizo una pequeña mueca.- Quisiéramos o no, fue una gran sorpresa saber que con aquella fiebre provoco que su Link Sense despertara cuando creímos que nunca volvería aparecer -Negó.- Tenemos que estar monitoreando constantemente para ver su evolución, aunque no sepamos mucho de este super sentido, debemos estar preparados para todo, incluso para lo peor

Otro silencio se formó. Taki, al bajar la vista, se encontró con la mirada perdida de Ryoken. Aquellos ojos azules que se notaban tan cansados por no haber dormido desde hace mucho tiempo. Aquel cabello blanco que se veía tan opaco, aquellas manos tan descuidadas pero que aun así eran capaces de tomar la mano de Aiko con suavidad. Estaba luchando internamente si darse por vencido o no con lo que estaba pasando.

Podía entender que era aquello que lo atormentaba.

Lo habían visto con Yusaku, como esta era capaz de volverse loca cuando algo la molestaba, era imposible pensar en otra cosa, era imposible sacarla de aquellos pensamientos. Los fuertes gritos que soltaba, la manera desesperada en que quería arrancarse los cabellos y lo mentalmente agotada que se sentía por culpa de aquellos ataques. No querían revivir aquella pesadilla con Aiko, la niña aún era muy pequeña, aún tenía un gran camino por delante y verla sufrir de esa manera, era lo que aplastaba su corazón y provocaba que las lágrimas volvieran a salir.

-Tuve tanto miedo -Su voz volvió a temblar mientras el usuario de Revolver se encogía en su lugar.- Tenía tanto miedo de perder también a ella que no me lo hubiera perdonado -Soltó un leve quejido.- Saber que puede sufrir de la misma manera o peor que Yusaku -Trago un poco de saliva.- Se me rompe el corazón porque no seré capaz de protegerla como se lo prometí, no seré capaz de hacer algo por ella, no sabre como ayudarla a controlarlo -Empezó a llorar.- Estaría adentrándose a un campo que desconozco y del que no sabre como pelear

-Es algo que todos desconocemos -Hablo Taki.- ¿Cómo fue que Yusa pudo controlarlo todo este tiempo? Es más fuerte de lo que imaginamos -Del bolsillo de su bata, saco un pañuelo y con discreción, seco las lágrimas que mojaban sus mejillas.- Pero no estás solo, estaremos trabajando juntos en esto, de alguna manera, encontraremos la solución a este problema -Aunque intentaba levantar el ánimo, la mujer sabía muy bien que era imposible. Aunque sea una vez, le gustaría darle un poco de esperanza.- Así que no te puedes desanimar tan pronto o Yusaku se enojara demasiado que te golpeara aún más duro que la última vez -Aunque quiso soportarlo, Taki soltó una pequeña risita, lo que provocó que Ryoken la mirara de mala manera e inflara sus mejillas de manera infantil.- Aun no es momento de rendirse, aun podemos pelear por Aiko, aun podemos hacer algo por ella, ¿Acaso Revolver se va a rendir tan pronto sin pelear antes? -Por un instante, los ojos de Ryoken brillaron. Si, a pesar de que había abandonado los duelos. Era imposible que este olvidara aquellos momentos que vivió.- Recuerdo que hace mucho tiempo, existió un duelista que a pesar de que decían que se encontraba mal, en realidad estaba peleando por las cosas que creía correctas, tiempo después, todos se dieron cuenta que lo que estabas haciendo, pudo haber sido diferente, pudo haber cambiado al mundo, aunque aún no estábamos preparados para ello

Ryoken sonrió un poco en ese momento.

Era demasiado pronto para tirar la toalla sin antes haber peleado.

Eso, a Playmaker no le hubiera gustado ver.

Sin duda, su eterno rival se encontraría peleando por descubrir la verdad. Se encontraría peleando por alcanzar sus objetivos. Y él como su enemigo, estaría ahí a su lado para poder enfrentarlo las veces que sean necesarias.

-Una pelea más -Susurro Ryoken con un poco más de animo.- Después de esto, me enfocare solo en Aiko, en la única que aun puedo proteger

-Como ordenes -Taki se inclinó un poco. Como si estuviera aceptando aquella orden.- Si me lo permites, tal vez sea bueno cambiar a Yusaku y Aiko en habitaciones cercanas -Ryoken la miro con atención.- Así como entendimos, fue su madre quien pudo controlar el Link Sense de ella cuando era más pequeña, tal vez si se encuentran juntas, podría existir esa probabilidad de que Aiko sufra menos las reacciones del mismo

-Sería bueno intentarlo -Ryoken soltó un bostezo.- ¿Alguna otra cosa que me quieras decir?

Ante aquella pregunta, Taki dudo un poco en decir la verdad o no. Decir que el disco de duelos de Yusaku tuvo una pequeña reacción días anteriores, era un tema difícil de explicar porque ni ella tenía las palabras exactas para hablar sobre esta anormalidad. No, tenía que hacer que Ryoken se enfocara en la recuperación de la pequeña Aiko, aunque tuviera que guardar el secreto, en algún otro momento, cuando reúna las pruebas necesarias, le diría la verdad. Así que la mujer negó con una sonrisa en su rostro. Hizo una reverencia para despedirse de él, con la promesa de traer una manta para que él pase la noche en aquella habitación y salió de aquel lugar con un poco de apuro.

Con Aiko ahí, ella también tenía que apurarse en encontrar una forma en que Yusaku despierte, tenía que encontrar una forma de negarle o quitarle aquel super sentido a la pequeña niña de ojos turquesa.

Tenía que hacer algo pronto.

.o.

Sintió como si apretara algo con fuerza. A lo lejos, escuchaba voces que le intentaban llamar con cierta tristeza, pero era imposible, su pequeño cuerpo pesaba y no tenía ganas de responder. Sentía tanto sueño que quería quedarse dormida sin querer abrir sus ojos y ver a la persona que se encontraba a su lado. Deseaba con todas sus fuerzas que fuera su padre, realmente deseaba que fuera él.

Al recordar que volvió a faltar a su promesa, se sintió mal. Le había mentido, había faltado a su cumpleaños y ya se encontraba cansada. Se encontraba tan molesta con él que no quería verlo.

Quizá, era mejor no despertar.

Tal vez así no se desilusionaría, porque sabía muy bien que a su lado no encontraría a nadie.

"Debes despertar o se pondrá triste. Él esperará hasta que decidas abrir los ojos, se mantendrá siempre a tu lado"

Escucho que alguien le decía a lo lejos. Era una voz que había escuchado antes, era un toque que había sentido antes. Aquel único ser que no podía ver cuando se encontraba despierta y que muy pocas veces había visto cuando se encontraba dormida, aquella que siempre le consolaba, que siempre se hablaba con ternura. Se sentía tan cálido estar acostada ahí que no quería levantarse, se sentía tan bien que no pudo evitar suspirar y moverse un poco a ese suave toque a sus cabellos. No era necesario ver cuando sabía muy bien de quien se trataba.

¿En serio tenía que despertar?

"Debes hacerlo, muchos se encuentran preocupados por ti"

Pero no tenía ganas de despertar, quería quedarse dormida un rato más. No quería ver el rostro de sus abuelos, de sus tíos y de su hermano Chiaki. Se había comportado de una manera horrible que, de seguro, ya todos la odiaban.

Ahora era una niña fea.

"No te odian"

Así es, todos la odiaban por haber arruinado su fiesta de cumpleaños. Era tan odiada que papá no iba a estar ahí en cuanto abriera los ojos.

"Papá nunca te odiaría, te ama con todo su ser que a veces no sabe cómo expresarse"

Lo sabía muy bien. Aquel ser solo decía esas cosas para hacerla sentir bien. Eran las palabras que siempre escuchaba y con las que siempre perdonaba a papá.

Por alguna razón, su cuerpo se encontraba tan pesado y tan débil que le era imposible moverse.

"No debes temer, no debes luchar contra lo que se encuentra aquí"

¿Cómo saber que era a lo que se estaba enfrentando?

"Tus mayores miedos, tus peores pesadillas"

¿El gran perro de los vecinos podía considerarse como un enemigo? Porque realmente le temía a pesar de que tenía tantas ganas de acariciar aquella peluda cabeza café. Aquellos ojos negros y esa gran lengua que siempre le mojaba sus manos o sus mejillas cuando era atrapada por él. Sabía que aquel perro no era malo, pero se veía tan grande que no podía evitar asustarse y correr a esconderse en las piernas de su papá.

Una suave risita escucho en ese momento.

Tan cantarina, tan bonita. Que ella no pudo evitar sonreír con la misma. Si, quizá lo que dijo fue un poco tonto, pero no podía decirle a papá que quería un perro cuando le tenía miedo a los mismos. Quizá, cuando ya no les tenga miedo, le pediría uno.

"Así es como debes de luchar con lo que se encuentra aquí, no debes tener miedo. Se muy bien que lo superaras"

¿Soy fuerte?

"Eres más fuerte de lo que piensas, sé que encontraras la manera de vivir con esto"

¿Lo hare?

"Lo harás"

Sonrió un poco. Al abrir sus ojos un poco, se encontró con una vista borrosa, por más que intentara rascar sus ojitos, era imposible ver a esa persona. Quiso llorar en ese momento, quiso pedir los brazos de papá con cierta desesperación. Pero en su lugar, una suave y delgada mano acaricio sus mejillas con dulzura, quito los traviesos mechones de su frente y canto una tierna nana que inmediatamente reconoció y le tranquilizo.

Era imposible ver bien debido a las pocas lágrimas que se escaparon, pero podía jurar ver un par de ojos verdes que le miraban con cariño. Un flequillo azul con mechones rosas que se veía tan suave como una nube esponjosa y de la que tenía curiosidad de tocar, pues sentía que se parecían a los suyos. Un largo y suave cabello azul oscuro que podía tomar y enredarlo en sus pequeños deditos. Aquel ser carcajeo, pero en su rostro, una sonrisa triste siempre aparece.

¿Por qué?

Si era tan bonita, ¿Por qué siempre tenía que encontrarse tan triste que provocaba que su pecho doliera? No entendía que era aquello que sentía.

"Perdóname"

¿Por qué?

"No era mi intención que sufrieras de la misma manera que yo, no era mi intención que tu camino, así como el mío, fuera tan difícil y doloroso"

No lo entiendo.

"En algún momento lo entenderás, en algún momento me odiaras por todas las decisiones que tome. En algún momento, me pedirás que me aleje de ti, me culparas de todas las cosas malas que te ha pasado en la vida y está bien, si hay alguien que debes odiar y descargar tu furia, es conmigo"

Yo no puedo odiar. Papá dice que es malo, es un sentimiento feo. Yo no puedo odiarte cuando no sé quién eres.

"Lo sé, pero cuando conozcas la verdad, cuando descubras mi identidad, me odiaras con todo tu corazón. Está bien, lo acepto, ese es mi destino"

No pudo evitar entristecerse. No quería odiarla, no quería culparla por todo lo que ella le decía. Pero, no pudo decir algo más. Simplemente se quedó en silencio. ¿Acaso aquello que dijo, se haría realidad? Eso era demasiado triste que tenía tantas ganas de llorar por aquel feo sentimiento que sintió en su corazón.

Con suavidad, este ser se inclinó un poco y beso con ternura su frente. Antes de que ella pudiera decir algo más, cubrió sus ojos con su mano. Se quedo quieta en su lugar, ahora, su cuerpo ya no se encontraba pesado, se encontraba tan ligero que sentía que, en cualquier momento, iba a despertar. Pero algo más sintió en ese momento, algo cálido y húmedo mojaba su mejilla. Otra vez, podía sentir aquella tristeza viniendo de ella.

"Nos volveremos a ver, muy pronto lo haremos"

¿En serio?

"Claro que sí, aun debo enseñarte a controlar tu Link Sense"

¿Qué es eso?

"Muy pronto lo sabrás, te lo diré hasta la próxima vez que nos veamos"

Está bien, adiós -.

"Adiós, pequeña Aiko"

En el instante que la pequeña Aiko abrió sus pequeños ojitos, sintió un poco de dolor al querer moverse, pero de alguna manera, no se sentía cansada. Soltó un pequeño quejido. No sabía muy bien en donde se encontraba, solo sabía que el techo era blanco y que en aquel lugar se podía escuchar un horrible pitido que la molestaba tanto. Inflo un poco sus mejillas, soltó un pequeño bostezo y se acostó sobre su hombro izquierdo. Grande fue su sorpresa al ver que su papá se encontraba ahí dormido. Se encontraba tomando con suavidad su mano izquierda, su cabeza se recargaba en el colchón y todo su cuerpo se encontraba incomodo al estar sentado en el sillón.

¿Acaso aquello era un sueño?

Con su manita libre, rasco sus ojos. No, aquello no era un sueño. Papá realmente se encontraba a su lado.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Con suavidad, empezó a tocar las mejillas de papá, por alguna razón, estas se encontraban húmedas. ¿Habrá llorado? Subió un poco más su manita para tocar su nariz y la frente del mismo. Realmente era él, aquella calidez que desprendía, era algo que Aiko conocía muy bien. Con un poco más de diversión, la pequeña empezó a picar sus mejillas. Quería despertarlo, quería ver aquellos bonitos ojos azules.

Y fue así como Ryoken pudo despertar.

Habían pasado tres días desde que Aiko cayo inconsciente. Tres días en los que no había querido separarse de aquella cama y que solo tomaba con cariño la pequeña mano de su niña mientras rogaba e imploraba que ella al fin despertara.

Se encontraba cansado, se encontraba hecho un desastre.

Eso no importaba.

Lo que realmente quería, era que su pequeña despertara.

El cansancio lo domino que no pudo evitar caer dormido al lado de ella. Un sueño tan extraño tuvo en ese momento que no fue capaz de recordarlo, algo tan nostálgico que no pudo evitar soltar alguna que otra lagrima que le provocaba dolor en el pecho, una suave esencia que recordaba de algún lado y un cálido toque que lo hizo estremecer. Cuando decidió que era momento de despertar, abrió sus ojos tan despacio al sentir como algo picaba sus mejillas.

Tardo un poco en ubicarse, tardo aún más en darse cuenta que unos alegres ojos turquesa lo miraban con atención. Las mejillas rojas y esos tiernos hoyuelos marcados en los mismos.

-¿Papi?

Escuchar aquella suave voz y como jalaba un poco su mejilla para que despertara, fue más que suficiente para darse cuenta que Aiko al fin había abierto sus ojos. Se levanto con rapidez que estuvo a punto de caer de espaldas, provoco que la niña soltara una suave risita. Se acerco con un poco de temor a la misma, con torpeza empezó a tocar su pequeña frente y revisar los monitores a los que ella estaba conectada.

Se encontraba bien, pero quería estar seguro de la misma.

-Despertaste -Dijo incrédulo.- Debo decirle a Taki que despertaste, espérame aquí

Pero, no pudo alejarse más.

El suave agarre de su pequeña a la manga de su suéter, fue más que suficiente para detenerlo. En el momento que su vista volvió a encontrarse con Aiko, se dio cuenta de aquellas amargas lagrimas que la menor soltaba.

-Perdón -Dijo la pequeña.- Ahora Aiko es una niña fea

-¿Por qué lo dices? -Pregunto Ryoken. Acercándose más a la cama, empezó a dar suaves palmadas a la espalda de la menor para poder tranquilizarla un poco.

-Porque Aiko -Tomo un pequeña bocanada de aire, era imposible controlar las lágrimas.- Porque Aiko arruino su fiesta de cumpleaños -Empezaba a hipar.- Aiko lloro y grito frente a los tíos y a los abuelos, Aiko se vio como una niña fea -Subió su pequeña manita a limpiar sus ojitos.- Ahora nadie va a querer a Aiko, ahora papá odiara tanto a Aiko, porque soy una niña fea

Aquel dolor que cargaba su pequeña niña, destrozaba a Kogami Ryoken.

Sin dudar, se subió a la cama y tomo a Aiko entre sus brazos para abrazarla con fuerza, sintiendo como la misma escondía su pequeña carita en su pecho. Acariciar sus cabellos con suavidad y dejarla llorar todo lo que la pequeña quería. No sabía cuánto se había contenido la menor que ahora su pequeño corazón no soportaba por lo que estaba pasando. Nunca se dio cuenta que detrás de aquella gran sonrisa que siempre le dedicaba o que la manera en que prefería olvidar lo que le había prometido, se encontraba una pequeña niña que pedía con desesperación a su padre.

Un padre que siempre llegaba tarde a todos lugares y que no era capaz de cumplir las promesas que le hacía a la menor.

Realmente le había hecho mucho daño y no se dio cuenta hasta ese momento que no era capaz de tranquilizar a Aiko mientras ella no dejaba de pedirle perdón una y otra vez.

-No es tu culpa -Hablo Ryoken con dolor.- Todo esto es mi culpa -Con suavidad, tomo las mejillas de Aiko y alzo su pequeña mirada. Con sus pulgares, empezaba a limpiar el rastro de lágrimas.- Si papá hubiera cumplido con su promesa desde un principio, si me hubiera dado cuenta del daño que te hice -Tomo una bocanada de aire, quería sonreír en ese momento y tal vez lo logro pero a los ojos de la menor, su papá lloraba igual o más que ella.- Perdóname Aiko, perdóname por ser un mal padre, perdóname por hacerte tanto daño, perdóname por ser un tonto y no prestarte la debida atención, todo este tiempo, pensé en muchas cosas, pero no pensaba en lo que realmente querías, perdóname Aiko

Sentía tanto dolor en su pecho que simplemente se encogió en la cama y empezó a llorar con un poco más de fuerza.

Aiko miro con atención a papá. Con suavidad, subió sus pequeñas manitas a los ojos de su padre y empezó a quitar aquellas lagrimas con cuidado, así como él lo hizo con ella. Ante aquel tierno toque, Ryoken abrió sus ojos para encontrándose con los ojos llorosos de su hija, pero lo que llamó aún más su atención, fue aquella tierna sonrisa que le dedico.

-Papá no es malo -Hablo con suavidad la menor.- Aiko no odia a papá porque me enseño que ese sentimiento es feo -Arrugo un poco su nariz.- Papá le enseño a Aiko que debe ser una niña buena, una niña que puede perdonar a todos -Sonrió un poco, aunque al poco rato volvió a entristecerse.- Pero ahora que Aiko se convirtió en una niña fea, ahora es papá quien no volverá a quererme

-Eso no es cierto -Corrigió Ryoken después de aclarar un poco su garganta. Necesitaría urgentemente un vaso de agua si va a querer seguir hablando.- Aiko no es una niña fea, mi hija es la más hermosa del mundo -Aiko hizo un pequeño puchero, como si no creyera en esas palabras. El mayor, sonrió y jalo con suavidad su nariz para hacerla quitar esa tierna carita.- Papá entiende muy bien porque hiciste todo eso y me disculpo por no haber llegado a tiempo a tu fiesta o haber llamado a la abuela Taki para avisar que llegaría tarde, así que Aiko no es una niña fea, estabas en todo tu derecho en enojarte

-Aiko ya no está enojada con papá -Sonrió la menor.- Papá le ha dicho a Aiko que no vale la pena enojarse, así que estoy bien

-¿Y te he dicho que papá es bueno para identificar a los mentirosos?

Ante aquellas palabras, la menor abrió los ojos sorprendida. Bajo un poco la vista y tomo con fuerza el suéter de su padre.

-Aiko ya no está enojada -Susurró.- Aiko no miente, es en serio

Ryoken sabía muy bien que Aiko le mentía. Porque era capaz de mentir de la misma manera que Yusaku hacia. Desviando su mirada y sonriendo sin problema alguno. Detrás de aquella sonrisa, siempre se encontraban miles de emociones escondidas, detrás de aquellos ojos, se encontraba la verdad de uno.

Aunque comprendió muy tarde los síntomas de un gran mentiroso, no quería que Aiko le hiciera lo mismo, no quería que esa pequeña niña siguiera sus mismos pasos.

-Se que siempre te he dicho esas palabras para que pudieras crecer como una niña buena y está bien que las sigas al pie de la letra pero -Besó la frente de Aiko con ternura mientras la cobijaba con un poco de fuerza.- También tienes que enojarte, también tienes que odiar, también tienes que hacer travesuras, está bien hacer todo esto -El de cabellos blancos cerro sus ojos por un momento. Quería educar bien a su niña, pero también quería que se comportara como todos los niños de su edad. De vez en cuando le encantaría verla hacer alguna travesura, que pinte las paredes, que haga una rabieta por algo que tanto quería o que rompa algo. Entendió muy bien en donde se encontraba el problema. Aiko siempre intento portarse bien porque así sentía que su papá le haría caso, intentaba ser una niña grande para que la mirara.- Está bien hacer una rabieta, está bien decirme que no me quieres o que me odias, está bien hacer todo esto y más -Al momento de abrir los ojos y bajar su vista a la menor que le miraba con tristeza, Ryoken sonrió mientras besaba con ternura su carita para levantarle el ánimo, así provocando que Aiko soltara alguna que otra risita.- Pero no intentes ocultarle a papá como te sientes, ni mucho menos quiero que sonrías y digas que no paso nada, por favor, no lo hagas Aiko

-Perdón, papi -Volvió a llorar la menor.- Aiko no te volverá a mentir, solo no me odies

-¿Cómo podría un padre odiar a su propio hijo? -Sonrió con cierta amargura.- Eres mi mundo entero, nunca sería capaz de hacer esto

Al momento en que padre e hija se abrazaron, ambos soltaron un largo y pesado suspiro.

Taki tenía razón, Aiko era mucho más inteligente de lo que aparentaba. Se daba cuenta de las cosas y a veces guardaba silencio de las mismas. Prefería quedarse callada y sonreír como muchas veces hacía. Ese era el gran daño que le hacía y siempre fue un ciego con respecto a eso.

Solo tenían que hablar, solo tenían que reparar las heridas causadas de su corazón y poder continuar.

Porque la hermosa sonrisa que aparecía en el rostro de Aiko, era más que suficiente para saber que aun tenían un largo camino por recorrer, pero no pasaba nada porque se encontrarían juntos.

-¿Mamá es más hermosa que Aiko?

-¿Por qué lo preguntas?

-Papá dijo que Aiko es la hija más hermosa del mundo -La pequeña de ojos turquesa pregunto con cierta curiosidad.- Entonces, ¿Mamá también es hermosa?

Ryoken abrió los ojos sorprendido por aquella curiosidad por su madre que muy pocas veces le mostraba. Al final, una sonrisa apareció en su rostro.

-Mamá es muy hermosa -Susurro con cierto orgullo.- Tan hermosa que era imposible separar sus ojos de los de ella -Una mirada llena de nostalgia lo invadió en ese momento, pues hablarle de Yusaku, era algo que le encantaba hacer a su pequeña.- Una gran inteligencia, una gran estratega, me dio muchos dolores de cabeza en el pasado pero -Carcajeo un poco.- Eso era lo que le daba un toque único, me perdí en aquellos grandes ojos esmeraldas, caí en el momento que me mostro la sonrisa más grande

-¿Los ojos de mamá eran de color verde? -El usuario de Revolver se sorprendió ante esa pregunta.- ¿Así como los de la abuela Haruka?

-¿Cómo lo sabes?

-Aiko lo adivino -Alzo sus hombros desinteresada. Un gran bostezo soltó y se acomodó un poco mejor entre los brazos de su padre mientras cerraba sus ojos.- Es un bonito color, siempre mira a Aiko con ternura

Ryoken se quedó con la duda en el aire en cuanto Aiko se volvió a quedar dormida. Aunque muchas veces en el pasado le había mostrado una foto de Yusaku, era la primera vez que ella escuchaba con atención lo que decía de su madre. Pero era la primera vez que la pequeña hablaba de esa manera, como si la hubiera conocido anteriormente, como si ella misma fuera capaz de recordar cómo era. No pudo evitar mirarla por un rato más. Aquella tierna forma de encogerse en su lugar, la manera en que tomaba con fuerza su suéter, como si tratara de evitar que se escapara. Aquellos pequeños ojos cerrados con suavidad y su boquita un poco abierta que dejaba soltar algún que otro pequeño suspiro.

Tenía demasiada curiosidad por lo que su pequeña le había dicho, pero prefirió no molestarla más, tenía que descansar, en algún otro momento, le preguntaría por lo que dijo. Ahora, a él también le apetecía descansar. Tantos días en vela y ahora que se encontraba cómodo en aquella cama y saber que su hija se encontraba bien, era más que suficiente para cerrar sus ojos y quedarse profundamente dormido.

.o.

"El incremento de nuevos usuarios a Link Vrains sin duda ha sido una gran sorpresa, no solo para el mundo virtual, también para SOL Technologies, pero en su última conferencia de prensa nos aseguró el presidente Akira Zaizen, que la red no presentara ningún problema ante tal demanda. Operaran con normalidad y estarán al pendiente de todas aquellas fallas que algunos puedan reportar, aunque claro, sí que es que estas mismas existen. Es por esto que más países han mostrado interés en querer unirse al proyecto. Entre otras noticias, desde hace un par de días, algunas personas han jurado sentir pequeños temblores en toda la ciudad, autoridades reportan…"

Fujiki Jun decidió no escuchar lo demás. Se hizo a un lado y dejo que todas las personas que se encontraban en el área de descanso del hospital, puedan dar un paso adelante y prestaran atención a lo que decía la pantalla sobre aquellos temblores que algunas personas presentes, pueden asegurar que si se han sentido en el transcurso de los días y otros más que aseguraban que eso no podía ser cierto.

El joven se alejó de aquel lugar inmediatamente, en su paso por todas esas personas, podía escuchar las opiniones que tenían acerca de SOL. Casi empezaba a correr para querer alejarse de todos ellos que no dejaban de admirar a la persona que él creía que estaba mal.

Podía escuchar lo grandioso que era que las redes de comunicación se encontraran en funcionamiento. Los más jóvenes se encontraban entusiasmados de la nueva modalidad de duelos como de las nuevas cartas que empezaron a salir como la nueva forma de invocación Péndulo que llamaba su atención. Otros más no podían evitar comentar, con cierta nostalgia, el nombre de aquellos duelistas que les gustaría ver regresar al campo de duelo. Pues realmente esperaba que les brindara un gran espectáculo como lo habían hecho en el pasado.

Pero lo que tenían todos ellos en común, era la forma en que hablaban de Kogami Ryoken. Como si fuera un salvador, como si fuera una buena persona.

Aquel joven genio y el único hijo de Kogami Kiyoshi. Aquel que en cuanto la oportunidad se presentó, limpio el nombre de su padre para poder presentar las pruebas contra el anterior presidente de SOL, Nakadachi Ryuto, y demandar, no solo a él y a la memoria que todos guardaban de él como una buena persona, si no contra todos aquellos inversionistas que se encontraban a su lado y que solo presionaron a Kiyoshi por los resultados de aquel desagradable experimento donde seis niños sufrieron en vida hasta casi la muerte.

Aquellos mismos jóvenes que años después volvieron a sufrir un secuestro por las mismas personas bajo el mando de Tetsuya Kaiou.

La indemnización y el apoyo a los familiares afectados no se hizo esperar por parte de las empresas de aquellos inversionistas, que en el momento que se supo de aquellos crímenes, inmediatamente los separaron de su cargo y tomaron cartas en el asunto para evitar que todo esto se saliera de control. Aunque se vieron bastante afectados y algunos perdieron mucho dinero, poco a poco es que empezaban a salir adelante con aquella gran mancha. Algo que sería imposible de borrar en la memoria de aquellas personas que aun los culpaban.

Claro que esa era la parte buena de la historia donde al fin pudieron respirar. Donde al fin pudieron relajar sus hombros y quedarse tranquilos por las disculpas públicas que todos ofrecieron en su momento.

Pero, el único que pudo lograr aquello. Una vez más se trataba de Kogami Ryoken.

Una vez que pudo limpiar el nombre de su padre, lo siguiente que hizo con SOL, puede admitirlo, fue sorprendente, fue algo que a nadie se le había ocurrido y que fue él quien hizo realidad aquellas descabelladas ideas de la que todos se burlaban y que no iba a ser capaz de cumplir a tiempo, pero fue capaz de cerrarles la boca cuando les entrego los resultados y supero cada una de las altas expectativas que le impusieron para que no le quitaran la Data Material y que SOL no desapareciera por todas las faltas que ha cometido en el pasado. A nadie, excepto a él se le ocurrió hacer lo imposible y lograrlo. A la persona que el mundo entero le debe un gran agradecimiento y una disculpa por haber hablado mal de su padre en su momento. Al único que se le podría considerar que es el dueño real de la red por todo lo que hizo su padre para que todos hoy en día tuvieran la libertad de hacer con la misma lo que sea y él que logro superarlo en los momentos que se creían más difíciles.

Ante aquel pensamiento, Fujiki Jun arrugo un poco su ceño. Cerro los ojos por un momento e ignoro el llamado de las enfermeras de que no se podía correr en ese lugar. En el instante que abrió los ojos, se decidió a escapar de ese lugar lo más rápido posible.

Kogami Ryoken podía ser todas esas cosas.

Pero un buen padre para Aiko y una buena pareja para su hermana mayor, no lo era. Lamentablemente, al estar bajo la mira de las personas en todos esos años, era más que obvio que en algún momento se enterarían de la relación que los mantiene unidos. La relación de Ryoken con su hermana, una de las víctimas del caso Lost, llamo la atención de todos que aquellos chismosos reporteros que no dejaban de meter sus narices donde no debieran.

Que lo emparentaran con él, era otro gran dolor de cabeza.

A pesar de lo que el joven hacía por ellos, a pesar de la ayuda que siempre les brindaba y de que siempre estuvo con ellos en todo momento ante la ausencia de Yusa. Era imposible para Jun el poder perdonarlo por todo lo que hizo mal.

Tal vez sus padres pudieron perdonarlo, pero él nunca lo hizo.

Era tal la furia y el coraje que le guardaba, que era imposible para él perdonarlo.

Si tan solo hubiera sido más fuerte, si tan solo hubiera hecho más.

No dejaba de pensar en ese hubiera.

No dejaba de sentirse atormentado por el mismo.

Al darse cuenta que había llegado al estacionamiento y que ahí no iba a escuchar los halagos que constantemente se repiten a Kogami Ryoken, pudo detenerse y tomar una gran bocanada de aire.

¿Por qué se estaba atormentando por todo esto?

Claramente fue por lo que escucho en la habitación de su pequeña sobrina.

Iba a preguntar a la doctora encargada de Aiko sobre su diagnóstico, pero al no encontrarla, iba asomarse por un momento, iba a pasar el rato con ella, tomarla de la pequeña manita y acariciar con suavidad aquel flequillo. Quería decirle que incluso si se trata de Revolver, él siempre la protegería contra él. Pero se quedó congelado en cuanto abrió la puerta y escucho toda la conversación que tuvieron padre e hija en ese momento.

Quiso entrar de golpe en cuanto escucho el llanto de Aiko, pero escuchar la manera en que la reconfortaba, ese cariño con el que hablaba, esos temores que se formaron en su interior mientras le pedía que no le mintiera más. Simplemente se quedó paralizado mientras su espalda chocaba contra la pared y pensaba en lo mal persona que era por no haberse dado cuenta antes.

Ahora todo se encontraba demasiado claro para él.

Ahora lo sabía muy bien, no podía hacer nada, por más que quisiera, por más que lo intentara, no era fuerte como esperaba. Se sentía como un estúpido en ese momento que no dudo en dejarse caer mientras tomaba con un poco de fuerza sus cabellos.

¿Cómo es que quería proteger a Aiko si ni siquiera fue capaz de proteger a su hermana mayor?

No tenía convicción, no tenía fuerza, no sabía hacer nada. Simplemente, aún seguía atrapado en un pasado que no quería soltar. Porque no estaba de acuerdo en avanzar sin su hermana como todos lo hicieron, era demasiado pronto para renunciar a ella.

-Maldición -Soltó de repente.- Siempre estoy detrás de él -Suspiro, dejo caer un poco su cabeza y miro con cierto interés el techo.- Perdóname Yusa, por más que lo intente, nunca podre ser como tú, no soy fuerte, es imposible que lo sea -Soltó una risita triste.- Soy patético, ¿No lo crees?

Cerro sus ojos por un momento. Tomo una gran bocanada de aire y se levantó.

Sabía que si se tardaba más en regresar en donde sus padres lo esperaban, preocuparía a los mismos. Y no quería volver a sentirlos sobre sus hombros, siendo vigilado en todo momento por ellos. Pero en lo más profundo de su ser, ya no quería volver a preocuparlos.

Tenía que hacer algo con su vida y tenía que tomar una decisión propia. Aquella ira que tenía contra Ryoken le impedía avanzar, aquel tormento que empezaba a envenenar su alma, en algún momento, tendría que soltarlo.

Por él, por sus padres, por su hermana y por Aiko. Tenía que tomar las decisiones correctas a partir de ese momento.

-Yo no creo que eres patético -Jun se paralizo en cuanto escucho aquella voz. Al dar media vuelta, se encontró con Vladimir Hinosuke.- Se muy bien cómo te sientes, Fujiki Jun, te sientes eclipsado por tu hermana y por Kogami Ryoken que simplemente te sientes presionado al momento de tomar una decisión

-Yo nunca dije que me sentía eclipsado señor Vladimir -Carcajeo Jun.- Creo que usted está equivocado, amo a mi hermana y aunque odie a mi cuñado, yo no puedo hacer nada -Dio un paso adelante para poder alejarse de ahí cuanto antes.- Si me disculpa, no se me permite hablar con usted

Sin embargo, Vladimir Hinosuke no tenía intenciones de dejarlo ir. Por un paso que daba atrás Jun, Vladimir daba dos.

-Claro que puedes hacer algo por mí -La sonrisa retorcida de ese tipo, provoco que Jun arrugara un poco el ceño.- Si tú lo haces, puedo hacer que Kogami Ryoken desaparezca al fin

-Esta demente

-Puede ser -Carcajeo un poco.- Solo quiero demostrar al mundo entero que yo tenía razón y que Fujiki Yusaku es más importante de lo que creen, puede ser un peligro al mismo tiempo que puede ser nuestra salvación

-Mi hermana no es un puto objeto -Escupió molesto el joven.- Vuelve a decir algo como eso y no me hare responsable de lo que pueda suceder después

-Es un objeto que me puede devolver todo lo que perdí -Estaba loco, pero también quería volver a ser importante a los ojos de todos. Quizá, de esa manera, su familia lo perdonaría después de que todos sus pecados salieran a la luz y las cosas volverían a ser como antes.- Y haría lo que fuera para obtenerla, incluso si tengo que hacer algo contra todos ellos, solo te advierto que si no me entregas a Fujiki Yusaku, puedo ir contra Kogami Aiko -Jun abrió los ojos enojado. Vladimir carcajeo ante aquella desesperación.- Ahora lo comprendo muy bien, porque esa niña es igual de valiosa que su madre, porque ella es tan importante para todo el mundo -Alzo los hombros despreocupado.- Se muy bien que no me puedo acercar a ella, pero no dijeron nada contra esa pequeña -Vladimir sonrió con cierta malicia, si, estaba consiguiendo lo que quería. Que aquel joven cometa una locura y poder controlarlo como se le pegue la regalada gana. Podría tenerlo entre sus manos y así tendría a la mujer en cuestión.- Con esa pequeña en mis manos, podre hacer de Kogami Ryoken una marioneta, él haría lo que fuera por ella -Sonrió.- Todos dudarían de mí, pero nunca de ti, sé que me ayudaras en esto, lo sé muy bien

-Yo no hare el trabajo sucio solo porque quiere tener el control de todo y de todos -Carcajeo Jun.- Busque a otro perro, yo no lo hare -Apretó sus puños con fuerza.- Si realmente quiere remediar las cosas de su pasado, no estaría tratando de cometer semejante estupidez -Jun realmente se estaba controlando de no golpear a ese idiota. No podía darle más problemas a sus padres.- Si se vuelve acercar a mí con esa intención, no poder controlarme

En el instante que le dio la espalda, pudo sentir un gran escalofrió recorrer su cuerpo en cuanto sintió como tocaba su hombro con desesperación. Aquella fuerza con la que clavo sus uñas en su piel, fue más que suficiente para soltar un pequeño quejido. Se dio la vuelta enojado, había llegado a su límite hasta que vio como este caía como peso muerto hacia adelante.

Lo atrapo en el aire, pero por el peso del mismo, lo dejo tirado en el piso. No entendía porque se encontraba inconsciente, incluso tuvo un poco de miedo de que lo culparan a él porque probablemente le hizo algo malo. ¿Quizá era su forma de atraparlo en sus mentiras y hacerlo hacer lo que sea? Alzo la mirada en cuanto escucho un par de tacones acercarse a él. Al fijarse bien en aquella persona que se encontraba en sus espaldas, tuvo que ponerse a la defensiva contra aquel SOLtis femenino que le sonreía y se acercaba a él.

Presto atención a la misma, su vestuario que consistía en una máscara que cubría la parte superior de su cara. El largo cabello oscuro atado en una coleta baja que caía con gracia en su espalda. Una capa oscura que colgaba de sus hombros con algunos detalles dorados en las orillas, pareciera que cubría todo su delgado cuerpo. Los altos tacones que se podían apreciar de la misma como las medias negras y los ligeros que se podían apreciar de ambas piernas. Los pantalones cortos negros de cintura alta que cubrían la parte superior como los pequeños adornos dorados que se podían encontrar en su ropa.

Era la primera vez que veía un SOLtis vestido de esa manera, no podía evitar sentir un poco de curiosidad, aunque al mismo tiempo, le causaba cierta intriga. Era difícil imaginar quien la mando para ayudarle en aquella situación o si es que la misma ya lo había estado vigilando desde hace algún tiempo.

Ahora podía recordarlo, no era la primera vez que veía un SOLtis con ropa extravagante. A su memoria, llego los recuerdos del Ignis de Oscuridad.

-Lo lamento pero ya me estaba cayendo mal, dormirá por un tiempo, tal vez algunos días, semanas o años, lo que suceda primero -Murmuro aquella SOLtis mientras alzaba sus hombros de manera despreocupada.- No puedo creer que existan humanos cegados por su codicia que son capaces de hacer cualquier cosa con tal de obtenerla -Se cruzo de brazos.- Pero por lo que pude encontrar sobre él, esto es lo mínimo que se merecía por lo que hizo en el pasado

-Bienvenida al mundo real -Suspiro Jun. Dejando a Vladimir en el piso, el joven se levantó y empezó a caminar donde se encontraba aquella androide. Se paro a su lado, la miro por un momento y retomo su camino.- Supongo que debo darte las gracias

-No es necesario si no lo quieres, Auxes

Aquel nombre lo paralizo. Volteo rápido para encontrarse con aquella gran sonrisa en su rostro. Conocía aquella voz, fue la misma que escucho aquella vez en el baño, aquella silueta, parecía ser la misma que vio en ese entonces en el espejo.

-¿Quién te mando? -Pregunto con cierta precaución.

Mirando a todos lados, maldijo el momento en que se encontraba solo. La SOLtis sonrió, chasqueo los dedos por un momento y apago los dispositivos de vigilancia.

-Ninguno de tus enemigos si eso es lo que te preocupa -Sonrió aquella SOLtis o parecía que lo hiciera, era imposible averiguarlo con aquella mascara.- Creo que deberías tener más cuidado en el momento que vayas a intercambiar dinero por información, hay muchos que te quieren encontrar por haberles visto la cara de idiotas -Carcajeo.- No te preocupes, también me encargue de ellos, no serán capaces de recordar tu rostro cuando vayas a canjear la información que quieras

-¿Por qué haces todo esto?

-Porque me interesas, lo que dijiste, lo que piensas y lo que ese idiota te decía -La androide subió su mano a su mejilla y sonrió un poco mientras ladeaba un poco su cabeza.- Y porque, si te dijera que hay una forma en que la persona que tanto aprecias, pueda despertar de su largo sueño, ¿Qué es lo que harías?

Fujiki Jun miro a la SOLtis con mucha más atención.

¿Por qué confiar en un ser desconocido?

¿Por qué dudaba tanto en negarse y mejor irse de ahí?

Sus pies querían huir, pero su corazón mismo le pedía que se quedara a escuchar. Si ya le hubiera hecho algo malo, lo hubiera hecho desde un principio. ¿Y si lo estaba chantajeando? No podía dejar de lado aquella opción.

Pero, aun así, quería saber más.

-¿Cuál es tu precio? -Dio un paso adelante.- ¿Qué necesitas de mí? -Golpeo su pecho.- ¿Quién demonios eres tú?

La SOLtis sonrió.

-Mi nombre es Zero y yo sé cómo puedo ayudarte Fujiki Jun -Alzo su mano. El joven miro la misma por un momento. Tomar o no tomar su mano. Ahí se encontraba la duda.- Puedo darte las repuestas que quieras, puedo eliminar a tus enemigos, puedo hacer lo que sea, ¿Qué es lo que harás ahora que te estoy dando la oportunidad de cambiar el mundo si así lo deseas?

Jun miro aquella mano con atención, miro a la SOLtis que no dejaba de sonreírle.

¿Acaso esta era la decisión que el camino mismo le puso enfrente?

¿Qué es lo que haría ahora?


¡Muchas gracias por leer!

¡Chan chan chan! ¿Podían imaginarse que algo como esto iba a pasar? Pues así es el camino que me esta guiando mis pensamientos. Este tiempo que estuve ausente para pensar en como quiero que siga el rumbo mi historia y aquí lo estoy plasmando. Realmente espero que les guste a todos.

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Por cada comentario el escritor desvelado tendrá una gran sonrisa en su rostro y más energías al seguir escribiendo.

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¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Domingo 3 de Noviembre de 2024