La canción que ya, no escuchabas más…
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camilo navas. Qué bueno que te gustó el capítulo, la batalla de Manigoldo fe algo divertida jaja. ¡Saludos!
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nadaoriginal. Sí, Manigoldo es alguien con quien quisieras tomar una copa un viernes, es que ese tipo es el puto amo y veremos lo de Thanatos. ¡Saludos!
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Sin más, comencemos…
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Manigoldo llegó al sitio en el que estaban los dioses gemelos, Hypnos y Thanatos, los cuales no parecían estar muy sorprendidos de la presencia del Caballero de Cáncer, es más, cuando intentó darle un golpe al dios de la muerte, este solo logró detenerlo con un peón de ajedrez.
Mientras tanto, el dios del se fue el sitio el cual le daba nauseas por tener un humano.
- ¿A dónde vas Hypnos? – preguntó su gemelo.
- A diferencia de ti, no me gustan las batallas sin los derramamientos de sangre innecesarios, así que me retiraré – decía el rubio – Thanatos, el que esté hombre esté aquí es tu culpa y deberás hacerte cargo.
- Entendido Hypnos.
- Oigan ustedes dos… ¡No hagan como si no estuviera aquí! – dijo el Caballero Dorado bastante irritado por ser ignorado por los dioses gemelos.
- Así que me puedo encargar de ti – el dios solo reunió un pequeño cosmos en su mano y sin darse cuenta el Caballero de la cuarta casa del Zodiaco, este salió volando hacia una columna de piedra en el sitio.
- Ja, ¿crees que eso me hará daño? – río el Caballero de Cáncer – ¡hoy si ya valiste verga!
- No me subestimes humano – cuando Manigoldo llegó a darle un golpe, este fue bloqueado por un dedo del dios de la muerte.
- ¿Qué mierda?
- Insolente – volviendo a hacer lo mismo, con su cosmos mandó a volar a Manigoldo el cual cayó fuertemente al suelo y parte de la columna de piedra cayó sobre él.
- E-Es increíble – el Caballero levantaba la mirada con dificultad hacia el dios el cual solo se levantaba de su siento – es sorprendente… ¿este es el poder del dios de la muerte, Thanatos?
- Tal miro que tu poder es inferior al de un peón de este juego de ajedrez – Thanatos hablaba.
- ¡Tal como lo esperaba de un dios! En especial del dios de la muerte – Cáncer se levantaba – cuando logre golpearte, será el mayor placer que sentiré en mi vida.
- Que imprudencia la tuya humano – Thanatos colocó la pieza del caballo en el tablero y de inmediato apareció un jinete el cual lanzó su arma, una lanza, hacia Manigoldo.
- ¿Qué? – el peli azul logró esquivar esto y luego de hacerlo solo sonrió ante esto mirando con rivalidad al dios de la muerte.
- Bueno, interrumpiste nuestra partida, así que creo que esto te gustará.
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Mientras tanto en el Santuario…
- ¿Qué harás Sage? – preguntó Sasha al Patriarca el cual aprecia llevar varios sellos los cuales tenían el nombre de Athena en ellos.
- No se preocupe diosa Athena, debo salvar a mi pupilo que debe estar haciendo estupideces.
- Hermano – Hakurei llegó al sitio el cual sorprendió a su gemelo y a la diosa.
- Hakurei, ¿qué haces aquí?
- Hermano, creo que sé qué harás, pero recuerda tener cuidado, estamos hablando del dios de la muerte Thanatos, no hay que subestimarlo.
- Lo entiendo y no te preocupes, daremos lo mejor para sellar a ese dios – luego de eso, el Patriarca miró a Sasha – señorita Athena, si no logro volver con vida, por favor, cuídese mucho y proteja este planeta por las futuras generaciones, además…
- ¿Además?
- Cuide mucho al Caballero Pegaso, es una nuestra carta de salvación y triunfo, además de que no desea perderlo ¿verdad?
- N-No – respondió la peli lila sonrojándose un poco – quiero que él esté salvo.
- Muy bien – Sage con su cosmos abrió un agujero dimensional y usó los sellos de Athena para hacerlo más fuerte e ingresar al sitio en el que estaba su pupilo y el dios de la muerte.
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Manigoldo había logrado vencer al juego de ajedrez de Thanatos y este había logrado destruir el cuerpo del dios revelando su forma espiritual, pero lo peor fue cuando abrió la dimensión de los dioses, la cual al arrástralo, lo haría polvo.
Pero justo en ese momento…
Sage apareció en el lugar con un sello de Athena y luego de unos segundos, se puso frente al dios de la muerte.
- ¿Qué tal dios de la muerte Thanatos? Tiempo sin vernos.
- ¿Quién eres tú? – preguntó - ¿Cómo es que un humano como tu puede sobrevivir en esta dimensión hecha exclusivamente para los dioses?
- Mi cuerpo goza de la protección de la diosa Athena – respondió el Patriarca mostrando el sello de la diosa de la guerra – estos sellos que tú ves aquí fueron hechos y escritos por la diosa Athena en la anterior Guerra Santa. Estos sellos… ¡son lo que me dan protección!
Sin más, Sage lanzó los sellos hacia la zona dimensional y este sin más desapareció sin dejar rastro.
- ¡Soy el Patriarca Sage! Anterior Caballero de Cáncer durante la última Guerra Santa. Sin duda para un dios como tú, el nombre de un mortal es insignificante ¿verdad? – hablaba el peli blanco – durante la guerra de hace dos siglos, sucumbimos ante ustedes, los Dioses Gemelos, sin ni siquiera conocer su verdadera forma. Aun me da la impotencia de no haber podido ayudar a más compañeros a sobrevivir, pero ahora estoy aquí por mi venganza.
- ¿Así?
- Sí, por eso es que, con el fin de encontrarte, hice que mi alumno, el Caballero de Cáncer Manigoldo estuviera a cargo de Pegaso, porque su relación con Hades hace que sea muy valioso. ¡Eso hacía que intervendrías desde el principio y eso haría que siguiera tu cosmos!
- Humano astuto – sonrió el dios de manera sarcástica - ¿así que todo lo tenías planeado?
- El trabajo del Patriarca es ir un paso por delante de ustedes los dioses – el Caballero Dorado se acercó al Patriarca - ¿estás bien Manigoldo?
- Sí, solo fueron un par de rasguños – decía con arrogancia – si no fuera por las almas que hay alrededor de castillo, habría muerto.
- ¿Seguro?
- Sí, muy seguro.
- No Manigoldo, no es así – las palabras de Sage hicieron pensar a Manigoldo – estamos en un sitio en el que queda por encima del castillo de Hades, así que lograste salir vivo gracias a tu cosmos, eso demuestras como eres de fuerte.
- Pues dime anciano, ¿Qué cambiará si está alguien como tú en la batalla? – decía la deidad – no cambiará nada, no importa cuantos sean, ¡siempre serán derrotados!
- ¿Qué cosa?
- ¡Fobia al Tártaro! – Thanatos mandó un ejército de espíritus los cuales dejó extrañados a Manigoldo y Sage.
- ¿Qué son estas cosas? ¿Fantasmas? – Manigoldo creyó que eran simples fantasmas, pero estos sin más lo mordieron en varias partes del cuerpo – siento como si despedazasen mi cuerpo y mi alma.
- En efecto Caballero, estos espíritus tienen peor condena que los muertos – explicaba el dios de la muerte – son almas que he capturado. Son sumergidos en un sufrimiento eterno dentro de mi cuerpo que está conectado al Tártaro.
- Con que eso era.
- Ustedes…. también se unirán a ellos – río el dios de la muerte.
- No entes en pánico Manigoldo – decía el Patriarca Sage – ya que son espíritus, tenemos las armas para combatirlos, así que solo prepárate.
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De vuelta con Tenma y los suyos…
- ¡Meteoros de Pegaso! – el Caballero de Pegaso lanzaba su ataque hacia algunos espectros de rango menor o no muertos que le salían.
- ¡Ni crean que unos insípidos enemigos como ustedes me podrán derrotar a mí, el gran Yato de Unicornio! – el peli negro cargó su cosmos - ¡Galope de Unicornio!
- Que la luz de mi cosmos apague todas sus intenciones malignas – Yuzuriha se preparó - ¡Danza luminosa intermitente!
Los tres chicos derrotaban algunos siervos de Hades los cuales cayeron sucumbidos ante el poder de los tres Caballeros.
- ¿Están bien?
- Sí, al final de todo no fueron rivales para nosotros – dijo con arrogancia el Caballero de Unicornio.
- No seas Yato, al final de todo son espectros que pueden matar a cualquier humano sin cosmos, debemos acabarlos con todo.
- Vamos Yuzuriha, ¿no me digas que no te sientes bien cuando derrotas a un espectro? – decía el chico a la de Plata.
- No me siento con satisfacción de derrotar a un espectro, es nuestro trabajo después de todo.
- Que fría, pero de por si eres linda – eso se le soltó a Yato quien de inmediato se tapó la boca y solo se dedicó a caminar sin ver a la chica que quedó confundida.
- Yato, ¿qué fue lo que dijiste?
- Oigan, vámonos – Tenma se adelantó, aunque más atrás iban Yato y Yuzuriha los cuales iban detrás del Pegaso.
- Allá vamos idiota, no te hagas el que debamos seguirte solo porque sí.
- Yato – Yuzuriha llegó al lado del Caballero de Bronce el cual se puso algo rojo al sentirla a su lado.
- ¿Pasa algo chicos? – preguntó el castaño.
- Tenma, ¿nos puedes dejar solos? – pidió Yuzuriha poniendo más rojo a Yato.
- ¿Por qué?
- Solo hazlo por favor, debo hablar con Yato de un tema algo serio.
- Bien – el castaño no entendía, pero su amiga sabía lo que hacía, así que al final se adelantó un poco dejándolos solos – no se tarden, debemos llegar con Sasha lo antes posible.
- ¡E-Espera idiota! – Yato intentó pedir ayuda, pero el Pegaso ya se había ido más adelante.
- Yato, ¿Qué fue lo que me dijiste?
- C-Creo que escuchaste mal, yo solo dije que era satisfactorio vencer a los espectros.
- No te hagas el idiota conmigo – las mejillas de la Amazona se pusieron algo rojas y solo desvió un poco la mirada – dijiste que era linda ¿no?
- Y-Y-Y-Yo… - la cara del peli negro explotó en miles de colores - ¡E-Eso fue porque estábamos combatiendo y la verdad, se me salen varias cosas cuando peleo, así que la verdad no creo que…!
- Yato – la chica sin más se le acercó a la mejilla y le dio un beso en la mejilla que lo puso rojo – gracias por el cumplido.
- Y-Yuzuriha – las mejillas de Yato estaban más rojas que la sangre, más por lo avergonzado que estaba por el gesto de su amiga, sabiendo lo fría que era.
- Bueno, tenemos un trabajo que hacer, debemos darnos prisa, luego platicamos de esto – la rubia sonrió y le guiñó el ojo derecho haciendo avergonzar más, pero luego de eso se fue para alcanzar al Caballero de Pegaso el cual estaba más adelantado.
- ¿Qué le pasa a Yuzuriha? – se preguntó Yato siempre sonrojado – pero definitivamente… es una chica muy linda.
Sin más, el de Corea siguió a los demás hasta el punto de dar con ellos.
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La batalla entre Thanatos contra Manigoldo y Sage seguía, pero llegó a un momento en el que el dios de la muerte los tenía acorralados en la Dimensión de los Dioses.
- ¿Qué pasa anciano? ¿Dónde está esa confianza que decías? – Thanatos estaba confiado viendo la reacción en el rostro del peli blanco – idiota, ustedes los humanos no dictan su destino… ¡nosotros los dioses lo dictamos!
Pero la cosa se complicó cuando Thanatos hizo que el Caballero de Cáncer perdiera una pierna lo cual lo hacía quedar fuera de combate.
- ¡Manigoldo!
- Creo que iniciaré por ese idiota estudiante.
- Thanatos, eres un maldito – Sage se miraba muy molesto para luego dirigir su mejor ataque hacia la deidad - ¡Ondas de Inframundo!
El ataque estrella de los Caballeros de Cáncer dio con el dios el cual se separó de su cuerpo y su alma quedó flotando.
- ¿Qué?
- Tengo entendido que tu cuerpo está en los Campos Elíseos, así que ese cuerpo que veo no es más que una ilusión creada por ti – se decía el Patriarca sabiendo de su plan – si al final logro extraer el alma de su cuerpo… quizás le pueda ganar.
- No sé qué intentas anciano, pero ningún humano debe perturbar el alma o el cuerpo de un dios. Que irrespetuoso – aunque las Ondas del Inframundo lo estaban afectando, realmente no era nada para él - ¿creíste que una técnica como esa funcionaría contra mí?
Thanatos volvió a unir su cuerpo y su alma, pero poco le duró el gusto ya que al que creía derrotado, Manigoldo, hizo que se saliera de nuevo de su cuerpo temporal y junto con el respaldo de su maestro Sage, lograrían ponérsela difícil al dios de la muerte.
- ¡Valeroso, pero inútil! – Thanatos se había enfurecido aún más - ¡No importa cuanto lo intenten humanos! Regresaré a mi cuerpo las veces que sean necesarias, lo haré hasta que se queden sin energías y mueran finalmente.
- Eso lo veremos – el peli azul sonrió y sin más, se lanzó hacia el cuerpo del dios – ahora tu… eres simple mierda.
- ¿Qué? – Thanatos solo veía como el Caballero de Cáncer se llevaba su cuerpo hacia la zona de los dioses y lo destruía, pero al igual que su propio cuerpo.
- Armadura Dorada de Cáncer… vuelve a tu antiguo dueño – fueron las últimas palabras del peli azul antes de desaparecer junto con el cuerpo de Thanatos, todo esto ante la mirada perdida de Sage el cual no creía lo que miraba.
- ¿Por qué? – el Patriarca solo podía ver el ropaje sagrado volver a su lado, pero lo sintió más por su discípulo - ¡MANIGOLDO!
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Continuará…
