Porque si nuestra vida es así…
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ChrisTM. Me alegra que te haya gustado, veremos qué pasa en los próximos capítulos. ¡Saludos!
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nadaoriginal. Manigoldo es el capo de capos, lo que más cagó Máscara de la Muerte, se redimió con Manigoldo, que va sin miedo a todo, eso es lo que me gusta de él, aunque luego debitará aquí mi Caballero Dorado favorito. ¡Saludos!
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camilo navas. Sabía que te gustaría el momento romántico de ellos dos, lo sigo diciendo, hacen una muy buena pareja. Thanatos será derrotado… ¿o no? ¡Saludos!
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Elia. Pues Sage es alguien fuerte y si muere, será de la forma más macha posible. ¡Saludos!
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Sin más, comencemos…
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Aunque el sacrificio humano es algo que nosotros tenemos, algunas veces duele más de lo que uno piensa.
El dolor que experimentó Tenma cuando fue superado de su amada Sasha fue algo incomparable, aunque él siempre juró que la volvería a encontrar y con el entrenamiento de Caballero, pudo encontrar a su amada peli lila luego de 5 años de ausencia y eso hizo que se alegrara mucho.
Pero esta vez fue algo peor, aunque esto solo lo experimentó mucho el Patriarca Sage.
El Caballero de Cáncer en la antigua Guerra Santa miró como su alumno y ahora Caballero Dorado de la cuarta casa moría frente a él luego de desintegrar el cuerpo del dios de la muerte Thanatos, pero a cambio él murió ya que cayó a la dimensión de los dioses, en la cual ningún mortal podía estar, a menos que tuviera la protección divina, cosa que Manigoldo no poseía.
La Armadura de Cáncer llegó donde estaba Sage luego de que cuando el peliazul murió, esta regresó a su lado como antiguo portador de esta.
El alma del dios de la muerte Thanatos seguía en flotando ahí.
- ¿Qué se supone que hizo ese pedazo de idiota? Parece que al fin murió – se mofaba el dios – que estúpido, no sirve de nada destruir un cuerpo temporal que ocupe, ni siquiera logró herirme. Al final murió en vano.
- No, su muerte no fue en vano – habló con una voz vacía el Patriarca – eso es porque ahora estás frente a mí, tan solo como un alma expuesta sin un cuerpo físico.
- Parece que no lo entiendes anciano, tengo tantos cuerpos como me plazca, por ejemplo, tengo uno – el alma del dios se dirigió hacia Sage - ¡Justo frente a mí!
- ¿Qué? – el Patriarca no tuvo tiempo de reaccionar ya que sintió como el alma de Thanatos se introducía en él y esta era marcado con la estrella negra que simbolizaba al dios de la muerte, dando a entender que había posesionado a Sage.
- Ahora si la victoria es mía, con el cuerpo del Patriarca en mi poder podré entrar al Santuario sin problemas – reía el dios – eso significa que podré tomar la cabeza de Athena sin problemas.
- M-Maldición – Sage estaba hiperventilándose por el enorme trabajo que le costaba estar consciente, pero de la nada solo se puso serio - ¿Qué pasa dios de la muerte? Parece que tienes problemas controlando mi cuerpo ¿no es así?
- ¿Qué? – Thanatos se dio cuenta de que el peli blanco tenía razón - ¿Qué sucede? No puedo controlar su cuerpo.
- ¿No recuerdas lo que te dije? El trabajo del Patriarca es ir un paso por delante de ustedes los dioses – en eso, Sage se quitó la túnica que llevaba mostrando que poseía una Armadura debajo.
- ¿Qué es esto?
- La Armadura de mi hermano, el Caballero Hakurei de Altar – decía – durante más de 200 años, hemos bañado esta Armadura con nuestro cosmos, así que solo eres como un ave que va directo a una jaula, caíste en una trampa.
- Tu… ¡arremetiste contra un dios y ahora lo pagarás humano! – Thanatos comenzó a abrir varias heridas del cuerpo de Sage – quemaré tu cuerpo y alma desde el interior, maldito arrogante. ¿Qué puede hacer el cosmos de dos ancianos decrépitos frente a mí?
- No solo se trata de mí, también se trata de los que serán nuestros sucesores Thanatos, los jóvenes de las generaciones futuras… y por todos ellos – el Patriarca comenzó a sacar una caja de la Armadura mientras pensaba en los Caballeros Dorados caídos en batalla y en los de Bronce, además de la diosa de la guerra – estoy dispuesto a dar mi propia vida para eso.
- ¿Guardabas eso en la Armadura? – Thanatos notaba como el Patriarca poseía una caja.
- La Athena de esta era me entregó este cofre, si logro sellarte no podrás escapar en cientos de años, no importa quien sea.
- ¡Maldito seas! – el dios comenzó a destrozar el cuerpo del Patriarca – no te perdonaré que hayas intentado burlarte de los dioses. ¡Soy el dios de la muerte!
- Hm… ¿no te cansas de tus propios Thanatos? Tal como lo dices, ningún humano puede controlar a algún dios – el Patriarca iba a abrir la caja.
- Detente.
- Pero mi plan era perfecto después de todo – sin más, Sage abrió el cofre en el que el alma del dios de la muerte comenzó a ser succionado – Manigoldo… ¡tu muerte no será en vano!
Con el último esfuerzo que tenía, Sage logró sellar el alma de Thanatos y cerrar aquel cofre en el que el dios de la muerte quedaría sellado por al menos unos cientos de años.
La barrera de la dimensión estaba desapareciendo y solo quedó Sage moribundo.
Querida Athena… querido hermano… queda todo en sus manos.
Con esto, el legendario Caballero de Cáncer, Sage, caía muerto en el campo de batalla, aunque su sacrificio no fue en vano.
Justo cuando el lugar se desintegró, la vestimenta sagrada de la cuarta casa abandonó el sitio y se dirigió hacia el Santuario.
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Tenma que iba con sus dos amigos los cuales lograron darle encuentro y justo en ese momento, el Caballero de Pegaso se detuvo ya que algo sintió en el ambiente, igual Yuzuriha la cual solo quedó mirando hacia el horizonte.
Ninguno entendió que pasaba, Yato quedó extrañado por eso.
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En ese momento, una luz llegó hacia la sala del Patriarcado, en el que la silla quedó el cofre que le dio Athena al mismo.
Sasha solo tomó el cofre sabiendo lo que había pasado.
- Bien hecho Sage – dijo con voz triste – logramos sellar el alma de Thanatos, pero perdimos al Patriarca, es una pena.
- Comparado al daño que Thanatos causó en la guerra anterior, el sacrificio es mínimo diosa Athena, además, sellar a los dioses gemelos es nuestra única prioridad. Solo queda Hypnos.
- Hakurei, Sage se fue, ahora te necesitaremos más que nunca.
- Señorita Athena, puede estar segura de que lucharé con todo lo que pueda, pero la verdad es que no creo que pueda hacer eso, además, los que deben matar a Hades son los guerreros de esta generación.
- Haruken, tú sigues vivo, así que…
- Diosa Athena – el peli blanco se arrodilló – estoy más que seguro que Sage deseaba que los jóvenes guerreros siguieran vivos, y yo también quiero que los guerreros de ahora vivan y formen el futuro de nuestras futuras generaciones, incluso si el Caballero de Pegaso está con usted, porque él será parte del mismo.
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En otro del Santuario, Shion iba hacia la sala de Patriarca en el que había visto un halo de luz que llegaba allá, pero en el camino, se encontró con cierto peli azul.
- ¿Manigoldo? – el peli verde lo miró - ¿no estabas en guardia del Caballero de Pegaso?
- … - Cáncer le dio únicamente un casco el cual se le hacía muy familiar a Shion – mi maestro me pidió que le dieras esto al tuyo. Ocúpate del resto ¿sí?
Sin más, la silueta del Caballero se desvaneció y solo dejó a la vista la Armadura de Cáncer en el sitio.
Shion solo se dio media vuelta algo triste, sabiendo lo que significaba. El Caballero de Cáncer había caído en batalla.
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Tenma, Yuzuriha y Yato solo seguían cruzando el bosque cuando de la nada, el Caballero de Pegaso se encontraba en un sitio bien raro, desértico y de la nada, apareció el Caballero de la cuarta casa.
- ¿Manigoldo? ¿Estás bien?
- Lo lamento, pero ya no me podré ocupar de ti.
- ¿Eh? – eso dio derecho en la consciencia de Pegaso el cual comprendió de inmediato la situación – entonces… ¿tú has…?
- Así es – decía con calma el Caballero.
- Manigoldo – aunque a Tenma le tomaron las ganas de llorar por una muerte tan inesperada y dura como lo fue para Manigoldo, esto fue tomado por el peli azul el cual lo detuvo de que hiciera aquel acto.
- Oye, ¿Qué te pasa? No quieres que empieces a llorar como niñita – decía con su típico tono de voz, para luego solo sonreír y darse la vuelta mientras caminaba – hasta pronto Pegaso.
Sin más, su cuerpo desapareció y esto dejó en shock a Tenma el cual solo miró como el Caballero Dorado se fue.
- ¿Tenma? ¿Qué pasa? – preguntó Yato junto con Yuzuriha mirando como el castaño estaba viendo hacia la nada.
- Nada, tú no te preocupes – dijo con voz muy triste el Caballero Pegaso, pero no se permitió llorar por promesa con su camarada caído – ya casi llegamos al castillo, sigamos.
Sin más, Tenma se fue adelante y los dos solo siguieron al chico, el cual iba pensando en Manigoldo.
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Mientras que el castillo de Hades…
Hypnos se hallaba mirando el cielo mientras tomaba algo de té, pero en ese momento cayó una pieza la cual era el rey blanco.
El dios del sueño colocó la pieza en la mesa mientras analizaba un poco la situación.
- Thanatos, fuiste muy orgulloso y te apresuraste. Quizás el encierro te ayude a apaciguar tu alma hermano – el rubio tomó un poco de té para luego dejar la taza en el plato en la mesa – después de todo, 200 años no significan nada para nosotros los dioses.
Aunque esto no sería lo único que haría el dios, ya que mandó a llamar a algunas personas que eran muy conocidos para él y justo en ese momento arribaron al sitio.
- Señor Hypnos – todos se postraron al dios de cabello rubio – soy Oneiros, dios del sueño, estoy aquí para sus órdenes.
- Necesito que te encargues de una persona en especial, Oneiros.
- ¿Sí? ¿De quién se trata?
- De una persona que se ha involucrado con ustedes 4, sabes de quien hablo ¿no?
- Si, aunque ya esté prácticamente muerto, su fuerza y lealtad hacia Athena no nos permite confiarnos.
- Debemos tomar todas las precauciones posibles para evitarnos cualquier problema – el dios rubio los miró – deben sellarlo en la prisión que ustedes guardan y que no despierte nunca más.
- No se preocupe, dormirá en nuestro mundo de sueños.
- Vayan, dioses del sueño.
- ¡Sí! – sin más, los 4 se retiraron desapareciendo en el acto y dejando a Hypnos solo.
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Continuará…
