nadaoriginal. Honestamente, Yoma hizo unas atrocidades bastante grandes que te hacen odiarlo más que a Hades, aunque se sabe que es por alguien que está dentro de él, aun así, el tipo es un hijo de perra, aquí me tomé la libertad de escribir la batalla de Regulus y RA-DA-MAN-THYS de Wyvern.

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Sin más, comencemos…

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Radamanthys estaba caminando por otra de las casas malignas del lugar, aunque este parecía totalmente calmado observando para todos lados.

- Parece que ya no hay nada en el Templo de Saturno, señorita Pandora. En ese caso es mejor que ya no siga aquí perdiendo el tiempo – mientras el espectro caminaba, sentía que detrás de unas columnas había alguien siguiéndolo de cerca y justo era la silueta de un león que lo miraba fijamente – ¿hasta cuándo seguirás con eso?

- ¿Pasa algo Wyvern? – el león resultó ser Regulus el cual seguía con la mirada clavada en Radamanthys.

- Desde hace un momento, puedo sentir que no apartas los ojos de mí, ¿qué tanto estás mirando?

- Todo, tus movimientos, tus brazos, tus piernas… con estos ojos, soy capaz de analizar y memorizar todo, así puedo superar a cualquiera.

- Ya entiendo todo, lograste vencer a Behemoth y otros espectros de bajo nivel y solo con eso crees que me podrás vencer… no me compares con ellos… yo ya… superé… ¡EL PODER DE LA HUMANIDAD! – exclamó el juez lanzando una poderosa onda cósmica y confió en que lastimó a Regulus, sin embargo, una nueva onda le fue regresada – ¿Qué fue eso?

- Vaya, el viejo Radamanthys hubiera muerto con esta técnica, puede ser que superaste a los dioses… ¡pero solo tengo que superar ese nivel! – exclamó entusiasmado el Caballero de Leo, sin embargo, Radamanthys solo seguía serio mirando al chico.

- Hm, dices que solo tienes que superar ese nivel… no creas que solo por decir eso ya tendrás el encuentro ganado, esa confianza es normal de los humanos y eso los hace sentirse superiores cuando no tienen el poder normal – exclamó el juez el cual comenzó a elevar su cosmos, algo que sorprendió a Regulus el cual sentía el enorme poder de Wyvern el cual no dejaba de aumentar.

- Su cosmos es aterrador.

- ¡Muere Leo! – Radamanthys atacó al Caballero Dorado el cual recibió de lleno el ataque del rubio mandándolo a estrellarse con fuerza en la estructura del Templo de Saturno, todo parecía que fue el fin del castaño, pero Radamanthys se dio cuenta de que el tipo estaba vivo.

- Jaja, lo pude ver todo bien, aunque… admito que me hiciste sangrar un poco – Regulus estaba ahí, aunque de su boca había caído algo de sangre, pero se veía bastante calmado y parecía decidido a seguir peleando – vaya, con que esto es el poder de un Dios… ¿realmente podré superar este nivel jaja?

- Este mocoso sigue diciendo eso – el juez miraba como el Caballero estaba calentando frente a él – sus palabras… ¿son acaso una estupidez infantil?

- ¿Era así? Espera, pero mi armadura no tiene alas – decía el joven león pensando en algo.

- Lo más probable es que sea solo exceso de confianza.

- No importa al final… entonces… ¡Es mi turno! – Regulus estaba listo para atacar con la misma posición que hizo Radamanthys, el joven león se lanzó con todo.

- La verdad pudo imitarme, pero solo es un humano – susurró el juez, sin embargo, cuando Regulus estaba por atacar, notó como detrás de él aparecía la imagen de un hombre el cual hizo que Radamanthys se impresionara – ¡¿Qué demonios?! ¡Es él!

Regulus fue directo al casco del juez arrancándoselo de la cabeza y tomando entre sus manos, algo que el mismo Radamanthys dejó impresionado.

- Vaya – susurró el rubio – pude ver en ti la imagen de ese hombre.

- ¿Qué hombre? Si no me dices su nombre, no puedo saber quién es.

- Sí… Ilías de Leo, quien podía hablar con la tierra, jamás podría olvidar su nombre.

- Ja, no lo podrás olvidar ¿eh? Después de todo, él rompió tu cuerno por primera vez ¿verdad?

- ¿Eh? ¿Cómo es que sabes eso? – el rubio dijo eso – ya veo, tu objetivo en un inicio era mi cuerno ¿no es así?

- Oye Radamanthys, alguna vez… ¿tuviste algún recuerdo tan fijo en tu mente que no puedes olvidar? Yo tengo uno así – la voz de Regulus sonaba calmada, pero se notaba un enojo masivo en su cosmos, el joven guerrero tenía el cuerno del casco de Radamanthys en su mano – un momento tan claro, que no puedo dejar de recordar siempre… y tú estás en él.

- …

- Todavía me hace temblar ese recuerdo y volver al pasado… sobre el hombre que dejó la marca en tu cuerno… el hombre que murió asesinado por tus asquerosas manos… ese hombre… ¡ERA MI PADRE! – Regulus rompió el cuerno del espectro.

- Así que tú eras el hijo de Ilías de Leo ¿eh?

- ¡Voy a vengar a mi padre! ¡PLASMA RELÁMPAGO! – el ataque de Regulus fue lanzado con todo su poder al juez, sin embargo, este no se inmutó para nada.

- Niño estúpido, ¡tómalo de vuelta! – el Plasma Relámpago fue devuelto sin problemas hacia el Caballero Dorado el cual cayó pesadamente al suelo con otro golpe directo de parte de Wyvern.

- M-Mierda…

- Te confiaste solo por romper mi cuerno, pero recuerda que no podrás ganar ¡porque no podrás superar el poder de un dios! – decía el juez –planos existenciales distintos entre humanos y dioses, puede que seas un prodigio peleando, sin embargo, de nada servirá que sigas peleando. ¡Acepta que estás enfrentando a un ser superior a ti y ríndete!

- ¡Claro que no! – el Caballero se puso de rodillas con esfuerzo – ¿Qué me rinda? ¿Qué tire la toalla? ¡Es algo que no pienso hacer nunca Radamanthys!

- …

- Puede que seas un dios, si es así entonces… - el chico empezó a elevar su cosmos, incluso apareció la imagen de la diosa Athena – emplearé una técnica capaz de superar a los dioses.

- Hm, parece que sigues tratando de intentarlo. ¿No aprendes que hay una abismal diferencia entre nuestros poderes?

- Muy bien, entonces trata de resistirlo. Esta técnica la usé junto con Shion y mi maestro Sísifo para entrar al Lienzo Perdido, es el poder de 3 Caballeros Dorados al mismo tiempo, comparado al Big Bang, pero en menos escala.

- ¿El poder de 3 Caballeros Dorados? ¿Acaso crees que puedes imitar semejante poder? – Radamanthys notaba el inmenso cosmos que estaba acumulando Regulus, el joven estaba tratando de ejecutarla.

- Claro que puedo… ¡claro que puedo! ¡EXCLAMACIÓN DE ATHENA! – Leo lanzó con todo, la técnica prohibida hacia el juez el cual la recibió de lleno.

- Vaya, con que esta… ¿es la famosa Exclamación de Athena?

- ¿Qué? – Wyvern estaba vivito y coleando, de hecho, estaba partiendo la Exclamación de Athena por la mitad.

- Es increíble que hayas hecho esto solo, sin embargo, es un ataque inútil para mi… ¡no podrás superar a los dioses así! – el juez destruyó el ataque del joven león mandándolo a volar.

- No lo puedo creer… partió la Exclamación de Athena a la mitad… que demonios tengo que hacer, ¿acaso en verdad es inalcanzable para mí? – pensaba el castaño, aunque se dio cuenta de que no era todo su poder – no… ¡no!... ¡NOOOOOOOOOO! ¡Aun no termino!

- ¿Eh? ¿Qué es eso? – exclamó el juez mirando cómo es que de detrás de Regulus aparecían las figuras de animales, objetos o seres mitológicos de color dorado.

- Son las constelaciones de los 12 Caballeros Dorados, si la Exclamación de Athena no te pudo matar entonces… usaré las técnicas de los hombres más poderosos en un solo ataque… ¡ahora si acabaré contigo!

- Los 12 Caballeros Dorados… ¿piensas usar todo ese cosmos en un solo ataque? ¿Acaso tu desesperación es tan alta para hacer eso?

- No, no te equivoques, no es desesperación – decía el chico bastante calmado – mientras estuve en el Santuario, aprendí de esos hombres sus técnicas y pude lo máximo de la humanidad, la última luz, el poder definitivo de los humanos.

Las constelaciones doradas comenzaron a rodear con ferocidad el cuerpo del Caballero de Leo, el cosmos que emanaba era aterrador y justo lanzó todo a su rival.

- ¡CLAMACIÓN ZODIACAL! – el ataque se manifestó en las 12 figuras que representaban las constelaciones de los dorados.

- ¡¿Qué demonios?!

- ¡Vamooooooooooooooooooooos! – el enorme ataque dio de lleno en Radamanthys el cual salió volando, todo mientras que Leo estaba seguro de su victoria, su poder habría superado a los dioses y destruido a uno de ellos – lo logré… lo logré… papá… lo he hecho.

- …

- Vencí a Radamanthys – susurró Leo, sin embargo, las cosas no salieron como él lo pensó.

- Lo lamento niño – la voz del juez indicó que aún no se terminaba eso, de hecho, Wyvern había recibido algo de daño, pero estaba del todo bien tomando con una mano el poder lanzado por Leo.

- N-No puede ser…

- Ya te lo he dicho, jamás podrás… ¡el poder de un dios!

- ¡Aun no he terminado! – antes de que lanzara de nuevo más cosmos, una herida se abrió en la cabeza del joven Caballero haciendo que comenzara a sangrar – ¿eh?

- Parece que tu cuerpo finalmente llegó a su límite.

- ¿L-Límite? – las heridas siguieron saliendo del cuerpo siendo que estaba perdiendo el control de su técnica.

- Tal como el mito de Ícaro y el de la Torre de Babel, aquellos humanos que están en la búsqueda de lo prohibido, eventualmente… ¡FRACASAN! – la Clamación Zodiacal fue devuelta en su totalidad a Regulus haciendo que hubiera una enorme explosión en el sitio.

Tardó unos cuantos minutos en que todo se calmara ya que se sintió el impacto en todo el lugar, al final, Radamanthys solo se quedó esperando a que todo el polvo se dispersara.

- El ataque de ese tipo causó un agujero enorme en el Lienzo Perdido. Al final de todo, superó el poder de un simple humano… y solo quedó su armadura – el juez miró a la armadura de Leo lo cual era lo único que quedaba de Regulus – ese fue su límite… supongo que se acabó.

Radamanthys se estaba yendo del sitio confiado en que finalmente lo había logrado, sin embargo, un simple cosmos hizo que volteara la mirada y lo que notó lo dejó helado.

- ¡¿Qué demonios?! Pero si se supone que su cosmos desapareció hace un momento en esa explosión.

- …

- No me lo creo… se supone que murió y todo – el rubio miró fijo al Caballero de Leo el cual estaba sentado al lado de su vestimenta, pero sin llevarla puesta y mirando al resto del Lienzo Perdido – ¿Qué haces dándole la espalda a tu enemigo y no portando tu armadura?

- Nada en especial, solo mirando la madre tierra de dónde vengo.

- Ya veo… ¡entonces te mandaré de regreso allá! – el espectro lanzó su ataque haciendo que la figura de Regulus desaparecía, pero cuando menos acordó, apareció detrás de él caminando como si nada – ¡pero ¿Cómo?!

- No hace falta despedirme, porque volveré allá una vez que todo esto haya terminado.

- Maldito… ¿Cómo lo hace? – Radamanthys volvió a atacar al joven león, pero este estaba detrás de él caminando como si nada – ¡¿Cómo lo hace?! Es como si cuando golpeo, mis golpes fueran directo al viento.

- … - Regulus corrió rápidamente hacia el juez asestándole un golpe directo al corazón de este revelándolo.

- ¡¿Cómo demonios hizo con una brisa golpear mi corazón?! ¡Ni siquiera lleva su armadura! ¿Acaso tu…?

- Así es… me he vuelto uno con la naturaleza – decía con calma el joven león el cual corrió de nuevo hacia el juez – toda mi vida quise este momento, pero jamás me di cuenta de que él estaba conmigo siempre. ¡Al fin lo entendí!

- ¡Maldito seas!

- ¡Relámpago de Voltaje!

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Mientras tanto con Tenma…

- ¿Qué fue esa explosión? Se escuchó en todo el Lienzo Perdido… Regulus.

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Unos momentos más tarde, el Caballero de Aries, Shion, había sobrevivido y salido victorioso del encuentro contra Lune, sin embargo, cuando esté llegó al sitio en el que el gran encuentro se había llevado a cabo, solo se topó con la armadura de Leo la cual lucía en su forma normal.

- Lograste ganar tu batalla Regulus, pero… - la mirada del lemuriano indicaba que andaba triste – quisiera que tu sobrevivieras, eras el más joven de todos nosotros y tenías una gran vida por delante.

Regulus lo había logrado, demostrando ser un gran Caballero Dorado.

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Continuará…