N/A: Gracias a los que comentan como guest, que no se las puedo dar personalmente, y a aquellos fantasmas que siguen o marcaron como fav esta historia y/o solo leen.
Los minutos pasaban y él solo observaba a la joven que tenía al frente. El único ruido era el producido por Yashiro, quién estaba más allá de la privacidad de la habitación, reorganizando la agenda de Ren.
–Déjame ver si entiendo –dijo finalmente– ¿estás diciéndome que tú eres Ren?
–Boss, te juro por mis padres que si me lo vuelves a preguntar te golpearé.
El mayor levantó los brazos en señal de rendición.
Cómo no quería que lo hiciera, si nada de este asunto 'hombre-vuelto-mujer-a-la-mañana' tenía sentido.
Sí, la chica sabía la verdadera identidad del muchacho, le había contado historias que solo él podría saber y hasta la manera de comportarse era la misma —a la de Kuon, eso sí—; pero es que no lograba hacerse a la idea.
Aunque bueno, él no era alguien que negara la posibilidad de que existiera algo más allá de lo que el ser humano común conocía.
Pero solo para estar seguros:
–Respóndeme esto, entonces: ¿Qué es lo que te gusta de Mogami-kun?
Ni siquiera vio venir el almohadazo.
No pudo reprocharle su acto inmaduro debido a que la llamada que estaba esperando por fin llegó.
–Sí, Ruto, dime –posó su mirada en "Ren"–. Así que las cámaras de seguridad grabaron a Ren llegar después de la media noche pero nunca salir –sus ojos se abrieron como platos–. Ni tampoco a ninguna chica entrar…
Cuando terminó la llamada se quedó mirando fijamente su celular, perdido en sus pensamientos.
–De acuerdo, te creo –soltó de repente–. No sé cómo es posible pero es la explicación más lógica que encuentro, por extraño que parezca.
–¡Al fin! –Se dejó caer en la cama–. ¿Y ahora qué?
Lory se lo pensó unos segundos antes de responder.
–No tengo ni la menor idea, pero no te puedes quedar aquí. No podemos arriesgar tu reputación así.
–Lo sé…
–Pero empecemos por orden; necesitas ropa. Lo que andas, aunque mejor que tus pijamas, tampoco es bueno. Le pediré a Ruto que te traiga algo, el problema es adivinar correctamente la talla…
El actor se levantó, se ubicó frente al espejo de cuerpo entero y, tomando un papel, comenzó a escribir. Se lo entregó a Lory al terminar, quien no pudo evitar levantar una ceja al leerlo.
–¿Y tú como sabes todas tus medidas con solo ver?
El menor solo se encogió de hombros.
–Le agarras el truco.
