–No –soltó tan pronto como Lory regresó a la habitación. Tenía una idea de lo que ese viejo loco planeaba y no lo iba a permitir. No podía.
–Kuon, usa la razón. No puedo dejar que vayas solo.
–Pues dile a Yashiro.
–Él está ocupado manejando tu agenda.
–Debe haber alguien más.
–Sabes que no es así.
Suspiró exasperado, el día solo iba de mal en peor. De verdad, ¿en qué momento decidió confiar en Lory? Si él podía llegar a ser el peor de sus males…
–Estoy seguro que Mogami-kun y Kotonami-san estarán encantadas de ser tus guías.
¿Qué opción tenía? Cuando a Lory se le metía una idea en la cabeza, nadie lograría sacársela. Él lo sabía de primera mano.
–Hice que Ruto fuera por ellas. Será mejor que lo aceptes de una vez.
–Necesito más vodka.
Vio como Lory le dedicó una mirada de reproche pero lo ignoró. Se sentó en el sofá y masajeó su sien ligeramente. Esta vez sí que le daría dolor de cabeza.
Sintió como su camisa se humedecía en la parte de la espalda y extrañado se volteó a inspeccionar solo para notar que el respaldar del sofá también estaba húmedo.
Ah, claro, su cabello seguía mojado. ¿Ya dijo que el día solo se ponía peor?
