Disclaimer: El universo y los personajes que reconozcáis le pertenecen a JK Rowling. Solo la trama es mía.
Yo no obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir este fic.
Aviso: Este fic participa en el Reto #77: "Que tengas felices fiestas" del foro Hogwarts a través de los años.
Prompt 9. Ir a ver las luces de Navidad.
Hogsmeade.
Dudley estaba un poco nervioso. Desde que la criatura esa le atacó, se dio cuenta de muchas cosas y había estado intentando cambiar su comportamiento.
No le gustaba pensar en esa época de su vida y trataba de dejarlo atrás, pero a veces, cuando veía a su primo, los recuerdos de cómo le trataron, afloraban a la superficie.
Había sido justicia poética que tras casarse y tener su primer hijo, la familia de su esposa muriera en un accidente de coche dejando a una niña pequeña sin padres. Dudley y Karen eran su única familia y le entregaron a la niña.
Y Dudley, mientras la mecía para dormir después de una pesadilla, se preguntaba cómo su madre pudo tratar y permitir que su marido y después su hijo, trataran a su sobrino así. A cualquier niño.
Dudley daría la vida por esa niñita al igual que lo haría por su hijo.
Pensó que en algún lugar el destino se estaba riendo de él, pues la pequeña Jasmine presentó signos de magia.
Karen estaba asustada, por supuesto. No entendía qué le pasaba a la niña. Cuando Dudley se lo explicó, ella se enfadó.
¿Cómo él podía tratar algo tan incierto como lo que le pasaba a una niña con tantas mentiras?
Luego llegó Harry.
Dudley había podido contactar con él y tras una explicación muy exhaustiva de qué era la magia, Karen se quedó más tranquila.
Así que, cuando Michael mostró magia, ella ya no se asustó.
Dudley estaba nervioso, porque Harry les había invitado a ver las luces de navidad Hogsmeade. La verdad, pronunciar ese nombre era difícil. Los magos tenían una cosa por los nombres raros.
Karen había querido que sus hijos se familiarizaran con la magia cuanto antes si ese iba a ser su futuro. Y como Harry tenía hijos de la edad de los suyos, no era raro que hicieran citas de juego.
Y ahora las luces. Dudley esperaba que la experiencia fuera buena, porque no estaba muy seguro de entrar en lugares mágicos. Él no lo era y le preocupaba que los mágicos se dieran cuenta y le echaran. No deseaba que sus hijos presenciaran algo así.
Jasmine agarró fuerte su mano cuando entraron al pueblo. Las luces... No eran nada como Dudley había visto antes. ¿Esas eran hadas? ¿Hadas reales?
Los colores y las formas eran imposibles. Chispas volaban por el aire y cuando se posaban sobre alguien, un hada salía de ellas y con una risita, volaba de nuevo.
Después, las juguetonas criaturas hicieron una danza que tenía a todos, incluso a los mágicos asombrados. Nadie apartaba la vista. Dudley podía entender por qué.
-Las hadas son lo más genial. -Jasmine susurró. -Son tan bonitas y preciosas...
