Nota de la autora 26 de septiembre de 2020: Hello para ti, que estás al otro lado de la pantalla. Aquí el nuevo capítulo, que me ha rondado las últimas semanas y por fin tuve el tiempo de plasmarlo en palabras. Gracias por seguir acompañándome en este viaje :) Y ahora sí...
oOo
Capítulo 4
El día siguiente era domingo, por lo que Hermione se dirigió a la casa de sus padres en las afueras del Londres Muggle, como era de costumbre cada semana. Su madre la recibió con su plato de berenjena favorito para el desayuno, y estuvieron charlando animadamente por un rato hasta que su padre llegó del mercado con las compras para el almuerzo. Como siempre, los tres se dividieron las tareas y juntos empezaron a preparar el almuerzo.
En medio de su oficio de pelar las papas, le dieron ganas de ir al baño por lo que lavándose las manos salió de la cocina hacia el cuarto contiguo donde había uno. Mientras cruzaba el marco, sintió su teléfono vibrar en su bolsillo.
Extrayéndolo, revisa la pantalla. Era un mensaje de Draco. Inmediatamente siente que su corazón da un vuelco.
11:04 a.m.
Hola Granger, ¿qué haces?
¿Espero no haberte molestado tan temprano en la mañana…? D.M.
Tan formal. Hermione sonríe. No pensaba que se fuera a comunicar con ella tan pronto. Había estado todo el rato debatiéndose si debiera ser la primera en comunicarse, pero por lo visto, ya no debía preocuparse.
11:06 a.m.
Son las 11 de la mañana, ¿es temprano para ti? Por cierto,
Deja de escribir tus iniciales en cada mensaje MALFOY
Ya te guardé en mis contactos, ¿tal como me imagino que tú me guardaste a mí?
Guardándose el teléfono en el bolsillo, entra al baño y después de hacer sus necesidades, se queda mirando en el espejo, preguntándose: ¿qué diría su yo de trece años si viera lo que está haciendo?
Definitivamente le diría que fuera a ver un psicólogo.
Merlín, no ha pasado ni un día, y ya quiere verlo otra vez. Su teléfono vibra nuevamente. Rápidamente lo saca.
11:09 a.m.
Bueno, Granger, es domingo
Y no estoy familiarizado con tus horarios de descanso,
Por lo que es una pregunta completamente válida
Entonces, ¿cómo me guardaste en tus contactos? Estoy curioso…
11:10 a.m.
Pues es obvio, ¿no?
"Hurón"
¿Tenías alguna sugerencia en especial?
11:11 a.m.
Vaya, vaya, Granger
No creía que lo tuvieras en ti
Para que lo sepas, yo te puse
Granger Pelo de Arbusto
Ella se echa a reír.
—¿Hermione? —Su madre grita desde la cocina—. ¿Qué haces?
—Oh, lo siento, mamá, espérenme un momento. —dice la castaña, tecleando con rapidez.
11:13 a.m.
Me has hecho reír
Debo ir a ayudar a mis padres con el almuerzo
¿Tú qué harás?
Sin esperar respuesta, sale apurada a la cocina, resumiendo su tarea de cortar papas. Su madre echándole miradas conspiradoras de vez en cuando.
Sintiéndose ruborizar un poco, decide cambiar el rumbo de sus pensamientos, iniciando conversación sobre sus vecinos y lo que ha pasado con el negocio de odontología.
El almuerzo queda muy rico. Después de pasar la tarde viendo películas frente al televisor de la sala, y finalmente recibir muchos abrazos de parte de sus padres, Hermione se devuelve a su apartamento tomando el autobús con la ruta más larga, pensando en Draco y en todos los mensajes que se ha intercambiado con él. Porque sí, estuvieron escribiéndose intermitentemente, al menos cuando el otro podía responder. Resultó que los domingos él los pasaba ayudando a su madre con la redecoración de la Mansión. No le dio muchos detalles, pero se leía como un arduo trabajo. Pensar que la mansión estaba siendo reformada le daba cierta sensación de seguridad. Como si, al hacerlo, estuviera cementando el concepto que rápidamente se estaba haciendo de él. De los Malfoy.
Además, por los calzones de Merlín, jamás hubiera pensado que estaría mensajeándose con Draco Malfoy. Solo imaginarlo la hace estremecerse, pero una buena forma de estremecimiento. De ese tipo que le genera toda clase de sentimientos que Ron describiría como rosas. De todos los hombres, que sea precisamente este con el que se ha venido a encontrar y… sentir estas cosas.
Suelta un suspiro. Ella siempre ha sido una persona ordenada, de esas que todo lo tiene planeado, cada cosa en su vida tiene su momento y ha sido perfectamente visualizada y estudiada. Y sí, puede que no tenga mucha experiencia en las relaciones personales, pero siempre había pensado que, llegado el momento, todo se iba a dar lentamente. Y con la persona esperada.
La aplastante verdad era que Draco Malfoy le atraía en todos los sentidos. Y eso, al menos podía admitirlo mentalmente. No esperaba sentir todo eso que estaba sintiendo al cabo de… ¿qué? ¿Diez días? ¿casi dos semanas? Y ni siquiera han salido en una cita propiamente. Siente su pecho entumecerse cuando un retorcido pensamiento la invade: ¿Y qué tal si todo se arruina antes de siquiera empezar?
Habiendo llegado a su apartamento e introduciendo la llave en el cerrojo para quitarle el seguro a la puerta y abriéndola, Hermione es envuelta por un torbellino rojo.
—¡Pero cuánto tiempo te toma llegar de casa de tus padres! —el abrazo de Ginny es completamente rompe-huesos—. ¿Sabes cuánto llevo esperándote? ¡El traslador se activa en diez minutos!
—Ginny, me aprietas —responde Hermione, tratando de zafarse.
Ginny la suelta de inmediato y se va directamente al sillón—. Entonces, ¿qué tal tu cita anoche?
—Directo al grano, como siempre —replica Hermione quitándose su abrigo y colgándolo en el perchero trasero de la puerta—. Estuvo muy bien, gracias. No debiste haber venido, una simple llamada hubiera sido suficiente. ¿Quieres una taza de té?
—Déjate de formalidades y cuéntalo todo, ya me quedan nueve minutos. ¡Anoche estuve todo el rato en suspenso! —Ginny la mira con emoción en sus ojos—. Fue el hombre del que me hablaste, ¿cierto?
Hermione se sienta al lado de ella y la mira fijamente, suspirando. Después de todo, tiene ganas de sacar todo lo que está sintiendo, ya que de repente es abrumador. —Fui a verlo al parque otra vez. Me dijo que iba todos los días a la misma hora así que me presenté, pero no estaba. Al cabo de un tiempo llegó y después de ahí todo simplemente… fluyó. No puedo explicarlo bien, Ginny, pero todo con él solo se da y no —Hermione baja la mirada a sus manos entrelazadas en su regazo— No puedo evitar sentirme atraída a él, Gi. Siento como este empuje cuando estoy con él o hablo con él y ¿sabes qué hice? —alza nuevamente la mirada, con los ojos brillantes—. Lo invité a cenar, así como así. ¿Puedes creer? Yo no… ahora que lo pienso yo no… —Hermione sacude la cabeza—. No puedo creerlo. Nunca había hecho nada así… Pero supongo que todo con él es… diferente. Él es diferente. De una forma que jamás me imaginé y no solo eso, sigue y sigue sorprendiéndome y creo que cada vez que hace o dice algo, ese empuje se vuelve más fuerte y —Hermione exhala, dirigiendo su mirada ahora al frente, cerrando los ojos—. Y, no es solo eso, creo que todo está pasando muy rápido. Porque… porque se supone que todos estos sentimientos deben tenerse después de meses, ¿cierto? —de nuevo se voltea a mirar a Ginny, con ojos llenos de esperanza.
Quería que le dijera que era cierto. Que era irreal todo eso que sentía. Que era imposible sentirse tan atraído por alguien en solo unos días…
La mirada de Ginny es indescifrable. Pero la sonrisa que tira de sus labios dice bastante. Se limita a estirar su mano y tomar la de Hermione, apretándola en su agarre. Esa es toda la respuesta que Hermione necesita.
—Tendré dos boletos para un juego de la liga de mayores reservados para ustedes. Puedes llevarlo allí como una cita, ¿no crees? Si es un mago, de seguro le gusta el Quidditch.
En ese momento el celular de Hermione vibra en su bolsillo. Sacándolo del bolsillo sin siquiera pensar, revisa el mensaje.
5:56 p.m.
Estaba paseando por nuestra biblioteca
Encontré un libro de la Ley Mágica,
Data de casi 200 años atrás
Quizá pueda servirte como referencia para
¿Algún proyecto futuro…?
—¿Es él, cierto? —inquiere Ginny, sin hacer moción de moverse para mirar por encima del hombro de Hermione.
—Sí —dice Hermione distraída, pensando en la biblioteca de los Malfoy. En todos los libros que debe haber ahí… Y en Draco, claro. Ofreciéndole posiblemente lo que indiscutiblemente era una reliquia en lo concerniente a la ley mágica.
—Dios, Hermione, ¡mira esa sonrisa! ¡sí que te gusta! —Ginny le da un último apretón emocionado, antes de ponerse abruptamente de pie—. No queda tiempo. Me encantaría seguir hablando, pero en nada se activa mi traslador.
Saliendo de su ensoñación, Hermione también se pone de pie, ofreciéndole una sonrisa de disculpa. —Siento haber llegado tarde, de haber sabido que vendrías, me habría apurado —se inclina hacia Ginny y la abraza—. Gracias por venir, Gi. Y por escucharme. Creo que necesitaba dejarlo salir todo.
—Sabes que siempre puedes contar conmigo. —dice Ginny abrazándola de vuelta—. Ahora me iré, que Jim dijo que me esperaba para salir. Te veo pronto.
Hablar con Ginny siempre le había ayudado. Aunque no hubieran sido grandes amigas durante su época de colegio, después de la guerra, y con el tiempo, se habían vuelto muy cercanas. Sobre todo, después de su intento de relación con Harry, la cual ambos habían terminado por mutuo acuerdo. Tener una amiga chica le hacía maravillas, y mucho más por el hecho de que era una Weasley y ella los amaba a todos. A veces iba a cenar con ellos, como la noche anterior que no había asistido. Ahora que lo pensaba, no había oído nada de Harry ni Ron. ¿Ginny les habría dicho algo?
Después de darse una ducha y comer algunos snacks que tenía en su alacena, le responde a Draco.
6:44 p.m.
Me encantaría
¿Podrías llevarlo la próxima vez que nos veamos?
Contenta con su mensaje y más tranquila con ella misma y con sus emociones, finalmente se dirige a su estudio a terminar de revisar las respuestas que recibió de los departamentos concernientes a lo de la restauración de los centauros a la comunidad mágica. Remover y subsecuentemente cambiar algunos cimientos que estaban bien arraigados en el Ministerio no sería una tarea fácil. Definitivamente se ocuparía por un largo tiempo antes de poderse ir a dormir.
Los siguientes días estuvieron bastante atareados. Tuvo varias discusiones con diferentes directores de algunos departamentos, sobre todo con el de Regulación de criaturas mágicas. No podía creer que el propio ente que regulaba las leyes que velaba por el bienestar de todas las criaturas mágicas fuera tan cabezadura. Pero ella no se rendiría tan fácilmente. Si hubiera una palabra que describiera a Hermione, era resiliente.
Su único consuelo, para su alocado corazón y consternada mente, era Draco.
Habían estado enviándose mensajes todos los días.
A veces era un simple buenos días.
Otras era un comentario sin sentido que la hacía reír inesperadamente.
Otras veces eran sencillos mensajes sobre el clima.
Algunas veces seguían conversaciones que dejaban del día anterior.
Otras ocasiones él le recordaría muy sutilmente que tenían un encuentro pendiente.
A lo que ella respondería muy sutilmente que no podía esperar por salir otra vez.
Hermione a veces pensaba que estaba siendo muy lanzada con él. Que se espantaría con tantos mensajes de ella. Pero luego recordaba que él le enviaba mensajes con la misma frecuencia que ella, o incluso más. Y también recordaba lo que ya se había dicho muchas veces.
Que dejara todo fluir.
Y eso era lo que había estado haciendo durante todos esos días.
Había quedado de ir a verlo el miércoles, pero una reunión a última hora la detuvo de su objetivo.
Él le había enviado un emoticón con carita triste. Ella se había echado a reír.
Ya hoy era viernes y ella le había escrito que iría a verlo hoy. Lamentablemente, esta vez él fue el que le envió un mensaje diciéndole que no estaría hoy, por algo personal. Después de eso, Hermione se había estado carcomiendo la mente toda la tarde preguntándose qué le había pasado. Si era algo malo, ella quería estar ahí para él, acompañarlo y apoyarlo. Pero se daba cuenta que aún no habían avanzado tanto como para de repente aparecerse en su casa, por lo que no era sabio preocuparse de más. No debía, no era su lugar. Sin embargo, no podía evitarlo. Rindiéndose finalmente, decide que lo mejor es esperar noticias de él.
Hasta que, entrada la noche y ya lista para irse a dormir, recibe un inesperado mensaje.
9:20 p.m.
¿Puedo llamarte?
Eso era raro. Siempre se habían comunicado por mensajes. Que pensara en llamarla era desconcertante. Sin darle más mente, le escribe simplemente que sí. Cruzando las piernas en su sillón, con el teléfono al lado, espera.
Le contesta al primer timbre.
—Sí, hola —le sale en una exhalación.
—Granger. Buenas noches. —dice Draco con voz ronca.
—Buenas noches —responde rodando los ojos, aunque sabe que no la puede ver. Como siempre tan formal—. ¿Qué tal te va?
—Bien. —su respuesta seca la desconcierta. Quiere que hable más. Quiere oír su voz. Llevaba varios días sin hacerlo y de repente solo quiere que le hable, así sea de cosas insípidas.
Hermione escucha a Draco suspirar al otro lado del teléfono. —Pues, considerando todo, bien.
—¿Eso qué quiere decir?
—Nada. Tranquila, todo estuvo bien. ¿Qué tal tu día?
—Estuvo bien, gracias. Aunque ya sabes, estuve un poco ansiosa —Hermione decide tomar el toro por los cuernos, después de todo, no montó un dragón por nada—. Tu cancelando me tomó desprevenida. Misma hora, mismo lugar, siempre, ¿recuerdas?
La línea queda en silencio.
—Escucha, Draco—
—Se presentaron ciertas cosas que no esperaba —Draco la interrumpe—. No quise cancelarte, créeme.
—Sabes, siempre he querido preguntarte qué es lo que haces durante el día —musita Hermione en voz baja—. No puedes quedarte en casa todo el día durmiendo hasta que son las cinco, ¿cierto?
—No.
—No tienes que contarme—
—Quiero contarte —escucha a Draco tomar un hondo respiro—. Trabajo en un hospital muggle en el turno de día. —el shock se apodera de Hermione—. Por casualidad me encontré a un mago mestizo que conocí en Italia en una de mis salidas diarias al supermercado en Wiltshire hace poco más de un mes y charlamos un poco, él me comentó que había una vacante en cardiología en un hospital muggle cercano y que, si quería, podía ayudarme a entrar. No lo planeé, sabes —Draco suelta un suspiro—. Ahora laboro en la unidad de cardiología infantil como médico auxiliar.
Hermione encuentra las palabras en medio de su sorpresa. Draco trabaja para un hospital muggle. ¡Y con niños!
—Draco, ¡eso es maravilloso! Estoy muy feliz por ti. —dice Hermione, acomodándose más en su sillón.
—Gracias. —responde Draco en voz baja.
Dándose cuenta de que Draco no estaba en el modo de celebrar, le habla en voz suave ahora. —¿Y entonces qué pasó?
—¿Qué pasó de qué?
—No intentes taparlo, Draco. Algo pasó. ¿Por qué no fuiste al parque hoy?
—Eres muy inteligente para tu bien, ¿te lo han dicho?
—Adularme no te llevará a ninguna parte.
Draco deja salir una risa cansada. —Valió la pena el intento.
Hermione sonríe al teléfono.
—Una paciente murió. —suelta Draco finalmente, en un susurro—. Kylie, de ocho años. Estábamos seguros de que había superado la fase crítica.
—Dios mío, Draco. Lo siento mucho —Hermione siente su corazón encogerse, y ni siquiera conoció a la pequeña. Draco se debe estar sintiendo terrible. Siente el impulso de confortarlo—. ¿Hay algo que pueda hacer o—
—Ya lo estás haciendo.
—¿Uh?
—Solo quería oírte. Tu voz me calma.
—Oh.
—Sí.
Hermione siente sus mejillas calentarse y su corazón acelerarse, tal como siempre que Draco le dice alguna cosa así.
—Quisiera poder estar contigo en este momento —suelta ella sin pensar. Abre los ojos con un poco de vergüenza cuando se da cuenta. Se aclara la garganta—. Es decir, bueno, sé que debe ser muy difícil cuando pierdes un paciente, bueno en realidad no lo sé porque no soy sanadora, pero—
—Granger…
—Puedo entender el sentimiento. He perdido personas cercanas a mí y claro nunca te he contado ahora que lo pienso—
—Granger, espera—
—Y la verdad es que me alegra mucho que me lo cuentes. Yo andaba pensando otras cosas sabes, como que te aburriste de la empollona Granger y que no querías hablarme más —Hermione ríe nerviosamente. ¡Merlín que acababa de decir!—. Muy tonto, ¿no? Sin embargo, no importaría, sabes. Tú y yo en este mundo es muy raro. Somos como el agua y el aceite, como la lija y el terciopelo como la—
—Me gustas, Hermione.
A Hermione se le corta la respiración.
—Sé que es extraño. Merlín si no sé cuánto lo es. —Draco suena agitado—. Lo siento. No deberías tener que lidiar conmigo, con lo que soy, todo lo que he hecho y toda la basura que llevo en mis hombros. Y ahora escucharme lidiar con mis problemas personales en el trabajo, en serio es lo último que—
—Tú también me gustas, Draco —suelta Hermione en otra exhalación. No puede oírlo decir más tonterías. Se cansó de darle vueltas a la verdad—. Me gustas mucho.
El silencio en ambas líneas dura segundos eternos. Es como si cada uno estuviera absorbiendo lo que el otro acaba de decir.
Y no era para menos. Draco Malfoy y Hermione Granger acababan de confesarse que se gustan.
¿Y qué sería ahora de ellos?
Una de dos.
O se acobardarían y se encerrarían en sí mismos, olvidándose completamente de lo que acaban de decirse.
O tomarían la situación por las riendas y le darían paso a eso que había estado lentamente naciendo en el interior de cada uno.
Draco es el que rompe el silencio. Habla con voz clara y segura. Hermione no puede estar segura, pero es casi como si estuviera sonriendo del otro lado. O al menos es lo que quiere pensar, ya que ella misma está sonriendo. No puede evitarlo.
—Ven mañana, por favor. Al hospital. Mi turno empieza a las 8 a.m. pero puedes venir a la hora del almuerzo. Creo que… si escucharte me hizo esto, ahora verte… —finaliza Draco en voz baja. Hermione no responde—. ¿Hermione?
Ya esta es… ¿qué vez? ¿la tercera? ¿la cuarta? Que Draco la deja sin palabras.
—Sí. —responde Hermione simplemente.
—Bien. Te enviaré la dirección por mensaje.
Hermione no dice nada más. Prácticamente está hecha un ovillo tembloroso en el sillón.
—Estaré esperando verte. Que pases una linda noche. —termina Draco, esperando unos segundos antes cortar la llamada.
—Buenas noches… —responde Hermione a la nada.
Su corazón es un alboroto. Su mente está volando. Siente su piel caliente, y en sus labios el fantasma de una sonrisa que parece no querer desaparecer.
Merlín. Está en graves problemas.
26septiembre2020: Y aquí una dosis de amor jeje. Arriba las manitas que se emocionaron con esa confesión. Porque yo sí jajaja. He liberado mucho romance en este capítulo. ¡Y vaya que me hace bien! Para este capítulo escuché varias canciones pero en especial Lost on you de LP y Roslyn de Bon Iver y St. Vincent. Por cierto, hice alusión a uno de los fics épicos Dramione, ¿notaron cuál? *guiño*
