Bien, este capítulo ha estado listo desde los últimos días de Septiembre, pero decidí no subirlo en esas fechas. La razón es simple, decidí reescribir por completó los capítulos del 1 al 3 y parcialmente el 4, así como agregar algunas cosas al capítulo 5. A sí que hoy estoy subiendo un aproximado de 5 capítulos o 6. El borrador del capítulo 14 ya está listo, así que si no hay problemas lo estaré subiendo el fin de semana o a más tardar el martes de la semana que viene.


Descargo de responsabilidad: Ni high School DXD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.

Capítulo 13

Castillo de Volkihar – Loredas 9 de Helada del 203 de la Cuarta era

'Ahh, no sé qué hacer con esto.' pensaba una angustiada Asia mientras se encontraba sentada frente al escritorio en su habitación leyendo los informes de las diversas inversiones de Edzard en muchos negocios en todo Skyrim. Si bien ella sabía lo básico sobre números y letras, no sabía nada sobre administrar y gestionar negocios.

Ella siempre se había preguntado de donde es que Edzard sacaba todo el dinero que usaba. Él nunca lo mencionaba, y eso la tenía muy intrigada. Así que cuando él se fue a la guerra, ella se quedó a cargo de todos los negocios y ahí pudo ver el patrimonio que tenía su prometido. Mentiría si dijera que no se había desmayado al ver tantos ceros. Edzard tenía más de tres millones de septims solo en monedas. Además, tenía varios negocios, los cuales en un año normal le daban un ingreso de casi tres millones de septims anuales, de ese monto, Edzard destinaba la tercera para obras sociales, como comedores populares y apoyo para los orfanatos. Al final, él recibía anualmente un ingreso aproximado de dos millones de septims.

Asia suspiró, pues en los papeles estaban escritos los ingresos generados en este año, los cuales eran más bajo que los del año anterior.

"Considerando que estamos en guerra, supongo que estos resultados no son malos." Dijo Asia mientras dejaba los papeles en el escritorio y se levantaba de la silla. Luego se dirigió a la cuna para ver a Marie y cuando llegó vio a su hija durmiendo tranquilamente.

'Y pensar que ya tienes un año de edad.' pensó mientras acariciaba la cara de Marie, haciendo que esta se moviera ligeramente.

Suspirando se alejó de la cuna y se sentó en la cama pensando en cómo después de contar sobre el ascenso de Edzard a general, Valerica había decidido comenzar a educarla en muchas cosas. Valerica le enseñó los modales y cortesía para tratar con nobles, a bailar y modales en la mesa.

Ella se había asustado cuando vio tantos cubiertos, pero si esas clases fueron espantosas, lo que le siguió fue peor, pues Aela aumentó su entrenamiento en el uso de la espada. Todos los días se levantaba, desayunaba y alimentaba a Marie. Luego salía y se dirigía a las lecciones de cortesía cortesana, baile, alquimia y magia de destrucción con Valerica. Después de esto, almorzaba y pasaba un tiempo con su hija jugando en un pequeño momento de calma. Después eso comenzaba su entrenamiento físico con Aela hasta la hora de la cena. Después se dirigía a los baños a asearse y luego se retiraba a sus habitaciones a descansar.

'Casi no me queda tiempo para pasar con Marie.' pensó mientras recordaba como Marie había comenzado a pararse sola y que, según lo dicho por sus amigas, era solo cuestión de tiempo de que su hija diese sus primeros pasos.

Pensado en eso, recordó el cumpleaños de su hija. Había sido un asunto tranquilo, con una torta y sus amigos jugando con su hija. Marie había recibido regalos por parte de Serana y sorpresivamente por parte de Edzard. Al parecer, él había dejado encargando los regalos de Marie con anticipación. Así que, cuando Serana volvió de la ciudad de Soledad trajó varias cajas, las cuales contenían los regalos que Edzard había comprado. En dichas cajas había muñecas, vestidos y un caballo de madera en el que Marie podía mecerse.

'Aunque ella aún es muy pequeña para jugar ahí.' sonrió Asia recordado como su hija había intentado mantenerse en el caballito solo para caer al suelo acolchado.

Sonriendo, trató de descansar antes de que tuviese que partir a su entrenamiento diario con Aela.


Mientras Asia se encontraba descansando en el castillo. A lo lejos se veía las formas de varios barcos acercándose, estos no tenían ninguna heráldica en sus velas negras. Estos barcos eran siete drakares que surcaban rápidamente las olas en dirección al castillo.

"Capitana, nos acercamos al castillo." dijo un hombre vestido con una armadura de acero con capucha.

"Muy bien. Diles a los soldados que se preparen para desembarcar." respondió una voz femenina.

"Como ordene, Lady Ardaline." el hombre hizo una reverencia se alejó para dar las ordenes a los otros tripulantes.

Ardaline Larethire es una Altmer de piel dorada, cabellos dorados y ojos color caramelo. Tiene un cuerpo rollizo y con buenas curvas. Vestía una túnica negra con bordados en hilo de oro, botas de cuero forradas con piel y en su cinturón llevaba una espada corta. Ella era considerada una de las Altmer más hermosas en la actualidad, pero también era conocida por sus habilidades de combate con la espada y la magia.

Había recibido una misión por parte del Archimago Arcano, esta misión era la de matar a la prometida y a la hija del Dovahkiin. Después de gastar muchos recursos, había logrado ubicar el lugar donde se encontraban ambas, un castillo en una isla en el mar de los fantasmas. Tal descubrimiento fue posible gracias a que sus espías pudieron dar con los movimientos hechos por una mujer, la cual según los informes se decía era muy cercana al Dovahkiin. Después de eso, fue cuestión de confirmar la información, la cual se confirmó cuando la mujer recogió algunos paquetes que han sido comprados por el Dovahkiin.

Con esa información, había partido desde Paramo del Martillo con trescientos soldados en siete barcos tipo drakar para así evitar las patrullas de la armada imperial. Habían viajado a través del mar de Abecean y luego por el mar de los fantasmas, siempre lo más lejos posible de las costas. Y luego de varios días de viaje lograron llegar a la zona de la costa norte de Skyrim. Habían estado en un campamento en tierra por unos días con el fin de recuperarse de sus días en un barco. Y habían partido hace unas horas de la costa y ya estaban a punto de atacar.


Mientras los Aldmer se preparan para su desembarco. En la cima de la torre de vigilancia del castillo de Volkihar se encontraba Argis, el edecán de Edzard de la ciudad de Markarth. Se encontraba sentado en la torre afilando su espada, pues hoy le tocaba hacer guardia.

Argis es un nórdico de piel pálida, cabellos rubios peinado en trenzas hacia atrás. Posee una cicatriz sobre el ojo izquierdo, el cual era de un color blanco lechoso y su ojo derecho era color avellano. Viste una armadura de placas de ébano y lleva una espada y un escudo del mismo material.

"Otro día tranquilo." comentó Argis mientras comenzaba a beber una botella de aguamiel para calentarse; sin embargo, cuando miró hacia el sur casi se atragantó con su bebida cuando vio a siete barcos acercarse. Rápidamente tomó el catalejo en su cinturón y comenzó a mirar con su ojo bueno.

"No son parte del grupo de Brynjolf." dijo Argis mientras miraba bien a los tripulantes de los barcos; sin embargo, se asombró cuando vio a uno de ellos sin casco ni capucha. "¡Thalmor!"

Dejando caer el catalejo, raudamente se dirigió al castillo a dar la alarma.

"¡Vienen tropas enemigas!" gritó cuando llegó al salón principal.

En la sala se encontraban todos los edecanes, Aela, Fortunata, Gyda, Fridda, Laure y Serana. Todos se levantaron rápidamente de las sillas en las que estaban sentadas.

"¿Qué dijiste?" preguntó Iona.

Iona es una nórdica de piel pálida, cabellos cortos color rojizo y ojos grises. Viste la misma armadura completa de placas de ébano que Argis. También llevaba una espada y un escudo de ébano. Es la edecán de Edzard y vino de la ciudad de Riften.

"Vienen… tro… tropas Thalmor." dijo Argis, agitado por la carrera.

"¿Cuántos son?" preguntó Calder.

Calder es un nórdico de piel pálida, cabellos rojizos peinado hacia atrás, tiene bigotes tupidos laterales y ojos grises. Viste una armadura completa de placas de ébano. También lleva un hacha de ébano y un escudo del mismo material. Es el edecán de Edzard y vino de la ciudad de Ventalia.

"Son siete barcos." contestó Argis ya más calmado.

"¿Cuántas tropas tienen?" preguntó Lydia.

"No lo sé con exactitud." respondió Argis. "Pero conté unos cuarenta en un barco."

"Así que, si asumimos que los otros barcos tienen la misma cantidad de soldados." dijo Jordis mientras se llevaba una mano a la barbilla.

"Tienen aproximadamente unos trescientos soldados." interrumpió Aela.

Todos en la sala se quedaron quietos. Como iban a defender el castillo de trescientos soldados con sólo doce defensores. Mientras estaban ahí parados, llegó Valerica junto con Asia.

"¿Qué sucede?" preguntó Valerica cuando vio a todos los presentes con caras de preocupación.

Al escucharla, Serana comenzó a contarle sobre el inminente ataque Aldmer.

"¿Por qué se preocupan?" preguntó Valerica. "No tienen las tropas necesarias para tomar este castillo."

"Madre, la Guardia del Alba tomó este castillo con menos efectivos." respondió Serana.

"Sí, pero ellos lo tenían a él." contestó Valerica. "Sin él, ellos no habrían podido capturar el castillo."

"¿De quién hablan?" preguntó Asia confundida.

"Hablamos de tu prometido." contestó Valerica con una sonrisa tortuosa. "Ese chico es un arma de destrucción masiva andante."

"¿Qué debemos de hacer?" preguntó Fortunata.

"Debemos defender a Asia y a Marie." contestó una muy seria Laure. "Es obvio que vienen por ellas."

"¿Por qué me quieran a mí y a Marie?" preguntó una muy confundida Asia.

"Si las toman prisioneras obligaran a Edzard a que ataque a los imperiales." contestó Aela.

Asia se horrorizo por lo dicho por Aela y comenzó a temer más por la seguridad de su hija que por la de ella misma.

"Entonces debemos de proteger a Marie. Yo les ayudaré en el combate."

"¿Qué estás diciendo niña tonta?" dijo Valerica al escuchar lo que dijo Asia. "Ellos vienen a por ti y tu hija."

"Lo sé; sin embargo, Marie es mi hija, que clase de madre seria si no lucho para protegerla, además de que no puedo permitir que mis amigos luchen solos mientras yo me escondo."

Valerica intentó persuadirla para qué se esconda junto a su hija, pero nada hacia cambiar de idea a Asia.

"Madre, es inútil. Ella no se irá."

"Enserio, de todas las cosas que podrías imitar de Edzard, tenías que imitar su testarudez."

Valerica suspiró resignada cuando su hija y Aela le decían eso. Parece que el chico le había pasado algunas de sus mañas a la chica.

"Asia, sígueme, vamos por tu hija. Los demás prepárense para la batalla."

Todos asintieron y se dirigieron a sus habitaciones para obtener sus armas. Mientras que Valerica y Asia se dirigían a la habitación donde Marie estaba jugando. Una vez que Asia tomó a su hija en sus brazos, Valerica la guio hacia el jardín. Una vez allí, Valerica uso un hechizo y en ese momento apareció una escalera en el centro. Valerica bajó por las escaleras siendo seguida de cerca por Asia. Después de caminar unos momentos llegaron a una sala.

"Asia, tu hija se quedará aquí." dijo Valerica.

"¿Qué es este lugar?" preguntó Asia mirando la sala. Esta sala era amplia y muy ordenada, en ella había una mesa, varias sillas y una cama.

"Es un cuarto secreto." respondió Valerica. "Aquí estará a salvo."

Asia asintió y se acercó a la cama. Allí depositó a su hija. Después de darle un beso en la frente, la obligó a dormir usando magia.

Después de eso, salió de la habitación junto con Valerica. Se separó de la matriarca vampira para dirigirse hacia su propia habitación, una vez allí se vistió para la batalla que estaba por suceder. Rápidamente se puso una cota de malla, pantalones negros de cuero, brazales y botas de cuero reforzado. Tomando su espada del soporte de la pared, salió del cuarto.

Cuando Asia llegó al gran salón, vio a todos los presentes listos para luchar. Laure, Fortunata, Gyda y Fridda llevaban cotas de malla y armas en sus cinturones. Los edecanes estaban todos listos para defender a la familia de su señor con sus vidas. Y Aela y Serana defendería a su amiga con todo lo que tenían. Valerica estaba deseando probar sus nuevos hechizos, o al menos eso diría, pero la verdad es que se había encariñado con Asia.

"¿Estamos todos listos?" preguntó Valerica recibiendo un asentimiento de todos los presentes.

"Bien, ustedes dos cierren la puerta y bajen el rastrillo." ordenó Valerica mientras señalaba a Calder y a Argis.

Ambos asintieron y se dirigieron a atrancar la puerta principal y a bajar el rastrillo para sellar completamente la entrada principal.

"Con la entrada completamente sellada, deberán de usar escalas para atacar las almenas que están sobre la puerta."

"¿Pero no podrían atacar por otro lado de las almenas o usar magia para romper la reja y la puerta?" preguntó Gyda.

"No, este castillo esta sobre peñascos de piedras. Las cuales no permiten que ellos puedan poner escalas para rodear el castillo." respondo Valerica. "Además de que no hay árboles cercanos para que puedan construir torres de asedio para atacarnos. Y si intentan usar magia en el portón sería inútil, ya que he colocado una barrera sobre la puerta."

"Madre, ¿Qué hay de la cisterna?" preguntó Serana preocupada.

"He sellado esa entrada."

"Bien, antes de que vayamos a las almenas, ¿Tienen alguna duda?" preguntó Valerica.

"Sí, ¿Qué demos de hacer ahí?" preguntó Laure.

"Ustedes, Serana y yo lanzaremos hechizos de destrucción a los enemigos." dijo Valerica señalando a Asia, Laure, Fortunata, Gyda y Fridda.

"Los edecanes lucharan cuerpo a cuerpo y evitaran que los soldados enemigos lleguen a nosotros." dijo antes de voltear a ver a Aela. "Y tu atacaras con tus flechas y luego de ser necesario entraras en combate cuerpo a cuerpo."

Todos asintieron y rápidamente siguieron a Valerica la cual comenzó a dirigirse hacia las almenas. Una vez llegaron a las almenas pudieron ver a los «Aldmer» que los atacarían.

"Esos no son elfos." comentó Serana viendo a los atacantes. "¿Son humanos?"

Valerica no contesto y comenzó a usar magia en sus ojos para poder ver más claramente. Cuando pudo ver bien a los atacantes se sorprendió.

"Son mercenarios de Paramo del Martillo." respondió Valerica apretando sus puños.

"¿Por qué Guardias Rojos lucharían por los Thalmor?" preguntó muy confundida Fortunata.

"Por oro." respondió con amargura Serana.

'Espero que lleguen a tiempo.' pensó Valerica mientras se preparaba para la batalla.


En la playa se encontraban ya desembarcando los mercenarios junto con Ardaline.

"Preparen las escaleras." ordenó Ardaline.

Sin embargo, cuando los soldados comenzaron a salir de los barcos, uno cayó con una flecha que le dio en el ojo.

"Continúen." ordenó Ardaline.

Los mercenarios hicieron lo que se les ordenó y llevaron las escaleras desde los barcos hasta las paredes, pero antes de que lleguen, las estatuas del puente de piedra explotaron. Y de estas estatuas surgieron gárgolas.

"¡Gárgolas!" gritó un mercenario antes de morir siendo desgarrado por las garras de una gárgola.

"¡Mantengan la calma!" ordenó Ardaline mientras desenfundaba su espada.

Ardaline no perdió tiempo y cargó. Su velocidad fue tal que logró colarse a la espalda de una gárgola. Aprovechando la oportunidad, rápidamente mató a la bestia con una puñalada en su cráneo. Esta acción envalento a los mercenarios, los cuales comenzaron a atacar con más fuerza. Después de unos momentos las gárgolas habían muerto, pero habían matado a treinta mercenarios.

"¡Poned las escaleras en la muralla!" ordenó Ardaline apuntando a la muralla. Había sentido la barrera de la puerta desde que desembarcó, así que no intentaría derribarla, ya que eso tomaría mucho tiempo, además de que podrías ser una trampa.

Los mercenarios asintieron y corrieron, pero cuando estaban cerca de llegar a las murallas, varias bolas de fuego comenzaron a caer sobre ellos. Las bolas de fuego explotaban al impactar en sus objetivos, lo que aumentó significativamente la cantidad de bajas en el ejército Aldmer. Ardaline al ver como sus tropas comenzaban a caer, creó una barrera sobre ellos. Con la barrera sobre ellos, los mercenarios colocaron las escalas y comenzaron a subir.


Valerica vio como sus gárgolas habían causado algunas bajas sobre los mercenarios y como los hechizos de fuego de las chicas habían logrado causar bajas; sin embargo, eso no era suficiente. Ella y las otras que usaron magia se retiraron unos pasos atrás y dejaron a los edecanes y a Aela pasar a primera línea.

'Gracias a los dioses que solo han colocado cuatro escaleras.' pensó aliviada Lydia. Si bien ella y los otros edecanes llevaban equipados armaduras y armas de calidad, aún no contaban con los números para detener a los enemigos que atacaban el castillo. Despejando su mente de dudas, logró reaccionar a tiempo para detener el golpe de una espada con su escudo. Después de detener el golpe, rápidamente apuñalo al mercenario en el rostro, haciendo que cayera muerto.

Al igual que Lydia, los otros edecanes estaban que mataban a todos los mercenarios que subían por las escaleras. Las chicas por su parte lanzaban hechizos sobre las tropas enemigas que se encontraban en la base de la muralla; sin embargo, no lograban causar muchas bajas gracias a la barrera de Ardaline.

Asia estaba que se turnaba entre usar magia de destrucción sobre los soldados enemigo y usar magia de restauración para curar a los edecanes, también estaba usando hechizos de fortalecimiento de habilidades sobre ellos.


'Estúpidos mercenarios humanos, no sirven ni para las tareas más simples.' pensó con asco Ardeline al ver a los que su pueblo llamaba seres inferiores no poder hacer un trabajo tan sencillo como tomar una fortaleza. Ellos tenían superioridad numérica, pero parece que los defensores estaban mejor coordinados y por lo que veía también tenían mejor equipamiento.

'Si quieres que algo se haga bien debes hacerlo tú mismo.' pensó, pero sus ojos se abrieron cuando vio a una chica en la parte superior de la almena. Esta chica coincidía con la descripción de la prometida del Dovahkiin. Así que sonriendo reunió magia en sus piernas y dio un gran salto, con el cual llego hasta las almenas.


Todos los defensores se sorprendieron cuando vieron a la Altmer llegar hasta donde estaban de un salto, pero antes de que alguien haga algo, frente a ellos apareció una barrera de magia, la cual engulló tanto a Asia como a Ardeline.

"Supongo, ¿Qué tú eres Asia Argento?" preguntó Ardaline mientras avanzaba hacia donde se encontraba Asia.

"Sí, lo soy." respondió Asia mientras desenfundaba su espada y apretaba el agarre en ella.

"Así que tú eres la prometida del Dovahkiin." dijo Ardaline mientras tomaba una postura de ataque. "Me pregunto, ¿Qué vio en ti?"

"Porque no lo averiguas."

Después de ese breve intercambio de palabras, tanto Asia como Ardaline se abalanzaron una contra la otra.

Cuando estuvieron cara a cara, Asia intentó dar un corte horizontal, el cual fue bloqueado por Ardaline. Luego de eso, Ardaline trató de usar un hechizo de fuego, el cual fue bloqueado por una custodia hecha por Asia. Entonces, Asia se abalanzó y con un rápido movimiento de su espada intentó cortar a Ardaline, sin embargo, el golpe fue repelido. Ardaline tampoco se quedaba atrás, ya que atacaba y se defendía de todo lo que Asia le lanzaba.

El combate de ambas era la típica lucha de espadas, donde ocasionalmente había hechizos. Asia estaba que luchaba con todo lo que tenía. En algunos casos lanzaba hechizos de destrucción. Ella estaba usando todo su arsenal, pero no ganaba mucho terreno. Esto se debía a que Ardaline tenia mas experiencia que Asia luchando.

La falta de experiencia de Asia le jugó una mala pasada cuando Ardaline hizo una finta y Asia la atacó, dejando así una apertura en su defensa. Apertura que fue aprovechada por Ardaline, la cual le dio una patada a Asia en el estómago mandándola a volar y estrellarse contra la pared del castillo.

Asia gritó de dolor cuando impactó en el muro. Y cuando cayó, sintió que sus fuerzas la abandonaban.

Ardaline había aprovechado el momento y le había lanzado a Asia un hechizo de debilitamiento. El hechizo drenó la estamina y la magia de Asia.

"Se acabó niña." dijo Ardaline mirando a Asia.

Asia intentó ponerse de pie, pero no pudo. Finalmente, la inconciencia la llamó y todo quedo oscuro.


Mientras Asia y compañía empezaban su lucha, en las cercanías de la cueva de la Madriguera Escarpada inferior se encontraba un pequeño grupo de personas.

Este grupo contaba con al menos casi treinta miembros.

"¿Qué has dicho? ¿Estás seguro de eso?, Muy bien, yo les aviso." Dijo un hombre mirando al cielo. "¡Chicos, Arkay dice que el paquete está en peligro!"

Las personas reunidas dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se voltearon a ver a quien habló.

"Florencio, ¿estás seguro?" preguntó Vilkas.

Florencio es un Guardia Rojo que lleva el cabello rapado. Viste la armadura brigantina que es el uniforme de la Guardia del Alba.

"Sí, Arkay me lo acaba de decir."

"Entonces, no hay tiempo que perder." dijo Erik.

Erik «El asesino» es un joven Nórdico de cabellos rojos. Viste una armadura de placas de acero. Este joven es un mercenario a quien Edzard había ayudado en sus viajes pasados.

"Muy bien, todos prepárense que nos vamos." dijo Brynjolf.

Brynjolf es un Nórdico de cabello rojizo, también lleva una barba completa muy delgada. Viste su armadura de los ruiseñores, la cual es una armadura ligera de color negro.

Todos los presentes asintieron y comenzaron a prepararse.

Este pequeño grupo está formado por varios de los aliados que Edzard ha hecho en sus aventuras. Aquí se encuentran varios miembros de los Compañeros, del Gremio de Ladrones, del Colegio de Hibernalia y finalmente de la Guardia del Alba.

Los presentes por parte de los compañeros son: Vilkas y su hermano Farkas. Athis, un Dunmer. Torvar, un Nórdico. Ria, una Imperial. Y finalmente esta Njada, una Nórdica. Todos ellos, salvo los gemelos, visten armaduras hechas por el propio Edzard como pago anticipado por sus servicios.

Los miembros del gremio de ladrones son: Brynjolf. Karliah, una dunmer que viste la misma armadura que Brynjolf. Cynric Endell, un Bretón. Niruin, un Bosmer. Zafiro, una Nórdica. Vex, una Nórdica. Delvin Mallory, un Bretón. Ravyn Imyan, un Dunmer. Thrynn, un Nórdico. Runa, un Nórdico. Etienne Rarnis, un Bretón. Y finalmente Vipir el Raudo, un Nórdico. Todos, salvo Brynjolf y Karliah, visten la armadura ligera del gremio de ladrones, es decir una armadura de cuero completa. Estas armaduras han sido mejoradas por el propio Edzard.

Los miembros del Colegio que aquí se encontraban eran: Tolfdir, el actual maestro hechicero del colegio de Hibernalia. J'zargo, un estudiante del colegio que es un khajiita. Onmund, un estudiante Nórdico. Y finalmente Brelyna Maryon, una estudiante Dunmer. Todos usaban armadura de cota de malla sobre sus túnicas de magos. Habían recibido bastones y libros con hechizos de parte de Edzard.

De la Guardia del Alba estaban presentes: Isran, un Guardia Rojo, actualmente es el líder de la Guardia del Alba. Gunmar, un Nórdico. Florencio Baenio. Sorine Jurard, una Bretón. Durak, un Orco. Mogrul, un Orco. Y finalmente Ingjard, una Nórdica. Todos visten la armadura de la guardia del alba, ya sea en versión pesada o ligera.

Este peculiar grupo había sido contratado por Edzard para servir como refuerzos en caso de que los Thalmor ataquen el Castillo de Volkihar. Todos habían recibido una bolsa con muchos septims para convencerlos de quedarse y no ir a la guerra contra el Dominio, además el grupo también contaba con algunos troles acorazados.

Todos comenzaron a moverse rápidamente para tomar los barcos que se encontraban escondidos en la cueva de Madriguera Escarpada inferior. Edzard había comprado no solo los barcos, sino que también había armado a los presentes. Todos los miembros del grupo iban con armas de muy buena calidad, además de que poseían algunos anillos encantados para mejorar sus habilidades de lucha. Rápidamente pusieron los barcos en el mar y abordaron los mismos esperando llegar a tiempo para ayudar a los que luchaban en el Castillo de Volkihar.


Asia sentía que caía, hasta que finalmente terminó estrellándose contra el suelo. Esto hizo que ella despertara. Cuando Asia abrió los ojos, se encontraba en una gran pradera de hierba verde. Caminado por allí pudo ver a una mujer vestida con vestido largo color oro y que tenía un velo sobre la cabeza. Al acercarse, le tocó el hombro para llamar su atención, pues se encontraba de espaldas a ella.

"Disculpe, ¿sabe dónde estamos?" preguntó Asia a la desconocida.

La mujer comenzó a soltar una pequeña risa y luego habló con una voz melodiosa y suave. "Estamos en tu mente."

"En mi mente."

"Sí, tu mente." dijo mientras le señalaba hacia una colina en la que había una cruz plateada de diez metros de alto.

"¿Quién eres tú?"

"Yo soy la madre de la tierra prodiga." respondió la mujer dándose la vuelta para que Asia pueda verla.

Frente a Asia había una mujer muy hermosa, la cual tenía rostro en forma de corazón, labios carnosos y llevaba los ojos cerrados. Vestía con un vestido dorado ricamente decorados con cordones de plata y joyas por botones, además de que llevaba un velo y una cofia el cual no permitía ver su cabello.

"Lady Mara." habló Asia con asombro y rápidamente se arrodilló en señal de respeto por la deidad.

"Oh, así que has descubierto quien soy." respondió Mara con una sonrisa en su rostro.

"Sí, Edzard me lo dijo." dijo Asia con una sonrisa. "También menciono que fue usted quien me trajo a este mundo."

"Ya veo, pero respóndeme algo." dijo mientras se acercaba a Asia. "¿No estas enojadas por sacarte de tu mundo?"

"No." negó Asia mientras sonreía. "Gracias a usted pude conocer a Ed, a Marie y a todos mis amigos."

"Ya veo." Mara sonrió mientras acariciaba la cabeza de Asia.

"¿A qué debo el honor de su visita?"

"Hay alguien que quiere hablar contigo." respondió Mara mientras con una seña le indicaba que la siguiese. "Normalmente lo que voy a hacer no está permitido. Pero hare una excepción."

Asia no entendía lo que decía, pero decidió seguirla.

Luego de caminar un rato, llegaron a una mesa redonda en la que había tres sillas y donde en una había alguien sentado. La persona sentada era un hombre de piel clara, llevaba el cabello rapado y una espesa barba negra, sus ojos eran de color azul. Vestía una camisa de color celeste con un chaleco marrón adornado con tres discos de plata en el pecho, llevaba pantalones ajustados de cuero marrones y botas del mismo material y color, las cuales tenían los cordones en patrón de zigzag.

"Te he traído a Asia." habló Mara, llamando la atención al hombre, para luego sentarse en una de las sillas.

"Ya veo, siéntese señorita." dijo el hombre señalando el único asiento vacío.

Asia asintió y se sentó frente al hombre.

"No me he presentado aún." dijo el hombre mientras se paraba y con una reverencia dijo. "Soy Nathaniel, Duque de Alcaire."

Después de presentarse se sentó nuevamente.

Asia estaba asombrada, frente a ella estaba un noble. Un noble que al parecer quería hablar de algo con ella.

"Es un placer, Señor." respondió Asia levantándose y dando una reverencia, tal como le había enseñado Valerica. Luego se sentó y pregunto. "¿A que debo el placer de esta conversación?"

"Esa mujer te ha enseñado bien." respondió Nathaniel con una sonrisa en la cara. "La verdad es que te he estado observando desde que llegaste a este mundo."

Asia no sabía que decir. Este hombre decía haberla estado vigilando desde que llego a Nirm. "¿Por qué haría usted eso?"

"Porque estaba muy intrigado sobre el hecho de que tengo una descendiente en otro mundo."

Esas palabras dejaron a Asia en shock. Ella no sabía que decir, pero armándose de valor decidió preguntar. "¿Está seguro de que soy su descendiente?"

"Sí, niña, tu eres mi descendiente." respondió Nathaniel de forma seria. "Más específicamente eres hija de mi bisnieto."

"Pero eso es imposible." respondió rápidamente Asia. "Mis padres son de la Tierra."

"Tu madre es de la Tierra; tu padre nació en Alcaire en la segunda era." Habló con calma Nathaniel. "La prueba está en que puedas usar magia de este mundo."

"¿A qué se refiere?"

"Tu pareja debió decirte cómo funciona la magia aquí, ¿verdad?" habló Nathaniel ganándose un asentimiento por parte de Asia. "Entonces sabes que para usar la magia en Nirm es necesario tener magicka. La razón por la que tú puedes usarla es simple. Tu eres una niña mitad bretona y mitad terrícola."

Si esta noticia la hubiese recibido la Asia de hace un año, habría comenzado a hiperventilar y entrar en negación por lo dicho por Nathaniel. Sin embargo, la Asia actual, no hizo eso. Mas bien comenzó a pensar en lo que esta revelación significaba.

"Si es eso cierto, ¿Cómo es que mi padre llego a la Tierra?" preguntó Asia tratando de obtener más información.

"El idiota de mi bisnieto estaba que jugaba con la magia de las sombras." contestó Nathaniel con una mueca. "Eso es lo que le permitió viajar a la Tierra."

Cualquier hija habría defendido a su padre luego de escuchar cómo le decían idiota, pero Asia no lo hizo. Esto se debe a que ella nunca lo conoció, así que no sabía qué tipo de hombre era él.

"Pero, ¿y la diferencia de tiempo?" preguntó Asia. "Según Ed, es muy probable que el tiempo entre mi mundo natal y este sea igual."

"Sí, lo es; sin embargo, tu padre no controló el hechizo." respondió Mara llamando así la atención de Asia. "El hechizo no funciono como debía. Y lo envió a otro mundo, pero no al mismo momento en que salió de aquí."

"Lo envió al futuro." dijo Asia entendiendo lo que decía Mara.

"Si, por eso es que la magia de sombras es tan peligrosa." habló Nathaniel.

"Pero ¿Por qué decirme esto?"

"Lo entenderás en el futuro." respondió crípticamente Mara.

"Sé que deberíamos hablar de algunas cosas más." dijo Nathaniel. "Pero se nos acaba el tiempo y Lady Mara quiere mostrarte algo."

"¿Qué cosas?"

Antes de que Asia pudiera decir algo más, su mente fue bombardeada con varias imágenes de la batalla en las almenas del castillo. Vio a sus amigos continuar luchando. Vio como los enemigos comenzaban a llegar a las almenas y como comenzaban a rodearlos. También vio que estaba desmayada y que la Altmer se estaba acercando a ella con la intención de matarla.

Asia se levantó de golpe de la silla y miro a Mara. "¿Puedes ayudarlos?"

"No puedo, los Aedras no nos involucramos en los asuntos mortales."

"Pero, ¿no han ayudado a los mortales contra los daedras?"

"Sí, pero eso son casos particulares. Cuando creamos a los mortales les dimos total libertad para que puedan vivir sin casi ninguna intervención directa nuestra."

Asia miro a Mara y apretó los puños por el sentimiento de impotencia que sentía. Ella sabía que los Aedras no se involucraban directamente en los asuntos mortales y casi nunca interactuaban con ellos a menos de que esto sea de gran necesidad.

"Entonces, ¿por qué están interactuando conmigo?"

"Porque, tú al ser medio terrícola, eres considerada un ser extraño en este mundo."

"¿Qué significa eso?" pregunto Asia confundida.

"Eso significa que, como eres un ser de otro mundo, estas considerada como un ser en observación."

"¿observación?" preguntó Asia asustada.

"Sí, los Aedras te estamos observando para ver si eres una amenaza, pero gracias a tus acciones no estas siendo considerada como una."

Asia se tranquilizó cuando escuchó eso, pues nadie quiere que un dios te persiga por considerarte una amenaza.

"Tranquila, te enviare de regreso para que ayudes a tus amigos."

Asia suspiró cuando escucho eso, ya que ahora podía ir y ayudar a sus amigos en la batalla.

"Entonces, ¿estas preparada para volver?"

Asia asintió en respuesta.

"Asia, un consejo antes de enviarte de vuelta." dijo Mara tomando las manos de Asia entre las suyas.

"¿Cuál?" preguntó Asia mirando a Mara a los ojos.

"Los sacred gear responden a las emociones y a la convicción de sus portadores." Respondió Mara con una sonrisa.

Asia no entendió lo que Mara quiso decir; sin embargo, antes de que pudiese preguntar, todo el lugar desapareció en una explosión de luz.


Mientras Asia estaba en su conversación con Mara y su antepasado, sus amigos estaban luchando en las almenas.

"¡Maldita sea!" gritó Lydia mientras mataba a otro mercenario. "¡Esto no tiene cuando acabar!"

"¡No me lo digas!" gritó Jordis parando un ataque enemigo con su escudo y contraatacando rápidamente. "¡Si salimos vivos de esta pediré vacaciones cuando termine la guerra!"

Todos los edecanes estuvieron de acuerdo con Jordis. Parece que Edzard tendrá que dar vacaciones pagadas a todos sus edecanes.

"¡Yo le pediré al Archimago muchos libros de magia!" gritó Laure usando su espada corta para derribar a un mercenario. Que no se diga que los magos no pueden usar armas y luchar bien cuerpo a cuerpo.

"¡Yo lo voy a atar a un tronco y lo lanzare por la garganta del mundo!" gritó Aela mientras disparaba una flecha a un mercenario que iba atacar por la espalda a Fortunata.

Todos estaban preocupados por Asia, pero no podían hacer nada para ayudarla, pues la barrera les impedía el paso. Así que la mejor maga de su grupo, es decir Valerica, había comenzado a usar magia para romper la barrera mientras los demás la defendían y evitaban que los mercenarios llegaran a las almenas.

Después de unos momentos, Valerica logró romper la barrera que mantenía a Asia fuera de su alcance y cuando vio lo que pasaba, se lanzó para luchar contra la mujer Altmer creando una espada vinculada.

Ardaline vio como una mujer se lanzaba contra ella. Rápidamente levanto su espada y bloqueo la espada conjurada de Valerica. Se sorprendió mucho cuando la mujer comenzó a empujarla con una gran cantidad de fuerza. Así que, para contrarrestar eso, comenzó a fortalecer su cuerpo con magia. Al hacerlo, logró detener a la mujer.

Valerica no daba crédito a lo que veía. Esta Altmer había logrado igualar su fuerza física usando refuerzo mágico. Rápidamente se alejó de ella con un salto. Cuando estuvo a salvo comenzó a atacarla, pero todos sus ataques eran bloqueados por la mujer. Así que preparó un hechizo de rayos con su mano libre y se lo lanzó; sin embargo, la mujer creó rápidamente una custodia y la bloqueó. Cuando lo hizo, Valerica tuvo que saltar hacia un lado para evitar una bola de fuego que iba dirigida hacia ella.

"Eres buena." dijo Valerica viendo a su enemiga.

"Para ser una simple humana, tú también lo eres." respondió Ardaline con una sonrisa.

'Créeme, no pensarías eso si tuviese tempo para transformarme' pensó Valerica. Habían sido demasiado confiadas y eso le había pasado factura. Ya que, si se hubiesen transformado desde el inicio, hubiesen podido acabar con los enemigos más rápidamente.

"Sin embargo, esta estúpida pelea acaba aquí." dijo Ardaline con mucha confianza.

"Oh, ¿Por qué lo dices?" preguntó Valerica aumentando el agarre en su arma.

"Por esto." respondió Ardaline lanzando un hechizo de relámpago dirigido a los edecanes que estaban que detenían el ascenso de los mercenarios.

"¡Maldita sea!" gritó Valerica en pánico. A sí que rápidamente lanzó una barrera; sin embargo, esta no pudo detener el hechizo, solo lo debilitó.

El hechizo había dado de lleno en los edecanes, pero al estar tan debilitado no los mató, simplemente los atonto unos segundos. Segundos aprovechados por los mercenarios, los cuales los atacaron con sus armas. Si bien no pudieron atravesar la armadura de placas de ébano, si hicieron daño interno. Valerica trató de correr para apoyarlos; sin embargo, no se movía de su lugar. Bajando su mirada, se asombró cuando vio que sus pies se estaban congelados.

"Sorprendida." dijo Ardaline con sarcasmo mientras se acercaba a Valerica. Cuando estuvo frente a ella, levantó su espada con la intención de matar a la matriarca vampira.

"¡Madre!" fue el grito de pánico de Serana al ver a su madre atrapada y a punto de ser asesinada.

'Lo siento por todo. Serana…' fue el pensamiento de Valerica mientras cerraba los ojos y esperaba el golpe mortal.

Sin embargo, dicho golpe nunca llegó. Valerica abrió los ojos y vio que la espada de ébano de la Altmer había sido detenida por una delgada espada hecha de hueso dragón

"¡Asia!" gritó con asombro Fortunata al ver a su amiga despierta.

Asia asintió a su amiga y convocó su sacred gear. Una vez convocado, usó el poder de su sacred gear para curar las heridas de todos sus aliados. Los edecanes sintieron como las contusiones y huesos rotos se curaban y Valerica sintió como el hielo que la encerraba se derretía.

Asia había descubierto esta habilidad hace unos meses. Esto se debe a que ella no había usado casi nada su sacred gear en los primeros meses que estuvo en Nirm. Volvió a usarlo casi de forma seguida desde que Edzard le regaló las pulseras que suprimían el aura de su sacred gear. Ella había sentido que su sacred gear había aumentado de poder y había estado experimentando sobre lo que podía hacer ahora. Y eso la llevó a descubrir varias formas de usarlo. Una de ellas era que era capaz de curar a sus aliados desde una cierta distancia.

"¿Qué harás?" preguntó Valerica.

"Yo me encargare de ella." dijo Asia seria. "Tú ayuda a los demás."

Valerica no se asombró al escuchar la seguridad en la voz de Asia. La niña había cambiado mucho desde que Edzard la había dejado aquí. Así que sonriendo asintió y una vez estuvo libre del hielo corrió a apoyar a los otros.

"De verdad piensas que puedes derrotarme niña." dijo Ardaline mientras veía a Asia.

Asia no respondió y simplemente cerro los ojos mientras recordaba las palabras que Mara le había dicho, pero tuvo que abrirlos cuando Ardaline se abalanzó contra ella. Rápidamente volvieron a chocar espadas.

'Lady Mara dijo que los sacred gear reaccionan a la fuerza de voluntad de sus portadores.' pensó Asia mientras se defendía de los ataques de Ardeline. Poco a poco estaba que volvía perder terreno contra la Aldmer. Antes de que pudiese crear una custodia para defenderse, fue alcanzada por un hechizo de parálisis que fue lanzado por Ardeline.

Antes de que Asia cayese al suelo, Ardeline se acercó y la tomó por la cota de malla.

'Por favor, muévete. Necesito Ayudarlos.' pensaba con desesperación Asia mientras veía como los mercenarios comenzaban a ganar terreno y parecía que pronto tomarían las almenas.

'Necesito más fuerza para ayudarlos.' pensó Asia mientras cerraba los ojos. ´

Mientras tenía los ojos cerrados, pensó en Edzard y en su hija. Si ella moría aquí, Marie viviría como una huérfana de madre. El solo pensamiento de que su hija tuviese que vivir algo similar a lo que ella vivió en su niñez hizo que Asia sintiera gran pánico y terror.

'¡No! No voy a morir aquí. No voy a dejar a mi familia. Así que, por favor, muévete. ¡Muévete!' Asia estaba que usaba toda la fuerza de voluntad que tenía para tratar de mover su cuerpo para seguir luchando.

Ardaline tomó su espada y se preparó para apuñala a Asia en el corazón, pero cuando su espada estuvo a centímetros de tocar la cota de malla, una explosión de luz verde envolvió a Asia y mandó a volar a Ardaline mientras iluminaba por completo el campo de batalla cegando a todos los presentes.

Cuando todos los presentes pudieron volver a ver, se asombraron cuando vieron a Asia. Ya que ella ya no vestía su cota de malla y pantalones. Ella vestía un atuendo de batalla que consistía en un vestido azul claro sin mangas, el cual llegaba hasta las rodillas. Sobre este vestido llevaba una armadura que le cubría el pecho y los hombros, además de dos piezas de metal que cubren ambos lados de su cintura. También tiene guanteletes y grebas de metal, adornados con alas en los codales y rodilleras. Llevaba una especie de corona con dos cuernos en la cabeza. La armadura era de color plateado y brillaba como si fuese un espejo.

Serana miraba asombrada la armadura que usaba Asia. Esto se debía a que la armadura de Asia emitía una enorme cantidad de magia. Si ella tuviese que adivinar que efectos tendría esa armadura sobre Asia, era muy probable que los efectos sean similares al aspecto dragón de Edzard. Es decir, que le den un aumento de sus estadísticas base, además de darle alguna que otra habilidad.

"¿Qué te ha pasado?" preguntó Ardaline mientras se levantaba.

Asia no respondió verbalmente, sino que una vez que tocó el suelo, se abalanzó rápidamente contra Ardaline, la cual estaba asombrada por la velocidad de Asia, pero una vez superó su asombro, rápidamente atacó a Asia con un golpe en diagonal de su espada. Para Asia, el movimiento fue tan lento que no tuvo problemas para desviar el golpe, dejando una apertura en la defensa de la Altmer; sin embargo, antes de que pudiera acabar con Ardaline, escuchó un grito. Girado su cabeza, pudo ver que el grito le pertenecía a Fridda, la cual había sido herida por una flecha que impacto en su hombro. Rápidamente Asia extendió su mano en la dirección de su amiga. Fridda fue envuelta por un aura verde, la cual expulsó la flecha de su cuerpo y luego curó instantáneamente la herida.

Mientras Asia terminaba de curar a su amiga, comenzaron a escucharse los gritos de dolor de los mercenarios. Cuando los defensores miraron hacia la playa, se asombraron cuando vieron a varios barcos navegar hacia la costa. De los barcos comenzaron a llover bolas de fuego que alcanzaron a los mercenarios, pero estos fueron protegidos por la barrera que había creado Ardeline.

"Vaya, esa es una buena barrera." dijo Tolfdir mientras observaba la barrera.

"¿Puedes quebrarla, viejo?" preguntó Isran.

"Claro, pero necesitare tiempo. J'zargo, Onmund, Brelyna cread barreras de protección contra proyectiles."

Los tres magos asintieron y cubrieron cada uno de los barcos con barreras mágicas.

"Muy bien, empecemos." dijo Tolfdir mientras extendía sus manos y creaba un rayo de magia con el cual planeaba eliminar la barrera.

Cuando la barrera comenzó a mostrar grietas, Brynjolf e Isran ordenaron a sus tropas que lanzaran proyectiles. Estos proyectiles atravesaron la barrera y comenzaron a matar a los mercenarios. Los mercenarios no se quedaron atrás y comenzaron a disparar, pero sus flechas no pasaban la barreara erigida por los magos.

Cuando los barcos se acercaron a la playa la barrera mágica de Ardeline ya había caído. Los magos usaron hechizos de fuego para destruir los barcos que habían usado los mercenarios. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Vilkas y los Compañeros se lanzaron al combate, junto a ellos iban los miembros de la Guardia del Alba.

Los mercenarios cargaron contra los refuerzos de los defensores, pero antes de que ambos grupos choquen, los mercenarios fueron alcanzados por una descarga de flechas y unas cuantas bolas de fuego. Estos golpes provocaron que la carga de los mercenarios fuera débil y que, por consecuencia, fueran superados por la carga de los Compañeros y la Guardia del Alba.

El combate entre ambos grupos fue brutal, pero a diferencia de los mercenarios, los Compañeros y la Guardia del Alba contaban con armaduras y armas de gran calidad. Y sumado a eso también estaban los anillos encantados, esto se reflejó en que los mercenarios fueran rápidamente superados y comenzaran a caer como moscas.


Cuando Asia vio a los refuerzos atacar a los mercenarios, se volvió para ver que la espada Ardaline estaba a unos centímetros de ella. Rápidamente la esquivó y contratacó con una estocada. La estocada fue bloqueada por una espada vinculada que fue invocada por Ardaline. Asia al ver esto comenzó a atacar con cortes rápidos. Ardaline se sentía abrumada por la nueva velocidad de Asia.

'¿Qué mierda está pasando aquí? Ella no tenía estas habilidades físicas antes.' pensaba Ardaline en pánico. Esta misión estaba resultando ser más difícil de lo que esperaba.

'Necesito escapar de aquí.' fue el pensamiento de Ardaline mientras veía como su ejército de mercenarios estaba siendo diezmado. Usando magia dio un gran salto, tratando de llegar hasta donde habían estado sus barcos, pues cerca de los mismos había puesto un dispositivo que le permitiría tele trasportarse a un lugar seguro. O al menos eso es lo que esperaba; sin embargo, sintió un gran dolor en el pecho. Mirando hacia atrás vio a que Asia la había apuñalado por la espalda.

Mientras caían, la transformación de Asia se desvaneció dejándola casi inconsciente. Y debido al gran salto que habían hecho, ambas terminaron cayendo a las frías aguas del mar de los Fantasmas.

Asia sentía que se hundía en el mar, pero también sintió que algo la sacaba del agua. Abriendo los ojos, se asombró al ver que estaba siendo levantada por un pequeño orbe color dorado, el cual comenzó a dirigirse en dirección a la costa. Mirando hacia atrás, pudo ver que el cuerpo de Ardaline se hundía junto con su espada a las profundidades marinas. Una vez llegaron a la costa, Asia fue rodeada por sus amigos.

"Eres una completa idiota." dijo Serana con una sonrisa al ver a Asia toda empapada. "Pero, qué otra cosa podía esperar de la prometida de Ed."

Asia trato de sonreír, pero no podía, le dolía todo el cuerpo por el frio. Después de que Serana le ayudara a levantarse, caminó con ayuda de Aela y Serana al interior del castillo mientras eran seguidos por los edecanes, los miembros de los Compañeros, el Gremio de Ladrones, el Colegio de Hibernalia y la Guardia del Alba. Todos iban felicitándola por sobrevivir a su primera batalla.

Cuando estuvieron dentro del castillo, Asia fue llevada a su habitación. Con mucha dificultad se cambió la ropa mojada. Cuando terminó de vestirse, Valerica ingresó a la habitación cargando a Marie en sus brazos. Parándose junto a Asia, le entregó a su hija. Asia tomó a Marie y vio que tenía un puchero en el rostro. Parece que a la pequeña no le hizo gracia que la forzaran a dormir. Sonriendo, Asia beso la frente de su hija mientras esta solo la miraba antes de sonreír.


Mar de Abecean - Loredas 9 de Helada del 203 de la Cuarta era

Edzard se encontraba mirando su alrededor. Se encontraba en el mar de Abacean, y a su alrededor había varios barcos destrozados. Había luchado no hace mucho contra lo que quedaba de la flota Aldmer. Había destrozado los barcos con una combinación del Thu'um de invocación de tormenta y el de Remolino. Entre ambos crearon una tormenta tan poderosa que había despedazado por completo a la flota de los Aldmer. No había habido ni un solo sobreviviente.

Edzard miró los cuerpos que se hundían al fondo del mar y comenzó a pensar que cuantos de ellos eran padres, hermanos, hijos y esposos. Sobre como sus familias sufrirían por las perdidas y como lo maldecirían por toda la eternidad.

'Al final de todo, no hay honor ni gloria en la guerra. Solo dolor, sufrimiento y muerte.' Pensó Edzard mientras comenzaba a caminar para alejarse del cementerio de naves.

Edzard caminaba sobre el agua del mar gracias al encantamiento que poseían sus botas. Un encantamiento que le permitía caminar sobre el agua.

Mientras Edzard seguía caminando en dirección a las costas de Alinor, a lo lejos se veían muchos barcos, cientos de ellos. Todos llevaba heráldicas diferentes. Había heráldicas de las legiones, Skyrim, Roca Alta, Paramo del Martillo, Elsweyr y Bosque Valen.


Nota de autor:

A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.

Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.