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Capítulo 15
Alinor - Middas 10 de Ocaso del 203 de la Cuarta era
La moral de las tropas que se encontraban en Alinor estaba por los suelos. Esto se debe a que las noticias de las perdidas en la guerra habían llegado a la ciudad. Estas noticias terminaron desencadenando varias revueltas populares. Las revueltas eran casi diarias y los Thalmor las habían detenido matando y encarcelando a quienes las lideraban.
En la gran sala del palacio de Alinor se estaba llevando una reunión de emergencia. En ella, los lideres Thalmor corrían como pollos sin cabeza. La razón de esto era muy simple. Habían llegado noticias de que los ejércitos imperiales y de sus aliados estaban a pocos días de viaje.
"¿Hay noticias del Archimago Arcano?" dijo un Thalmor.
"Ninguna." respondió otro Thalmor, quien luego comenzó a buscar en los informes que tenía al frente.
"Entonces debemos de suponer que ha muerto."
"No hay que suponer nada, mi espía en Skywatch me lo ha confirmado." Dijo un concejal mientras una sonrisa comenzaba a formarse en su rostro. "Aunque no fue el único, parece que el Dovahkiin también ha caído."
"¿En serio?" pregunto un concejal escéptico.
"Si, el espía es uno de los mejores que tenemos. Nunca mentiría sobre una información tan delicada como esta."
"Esa es una buena noticia. Parece que Cyrelas hizo su trabajo." dijo un concejal con una sonrisa.
Los otros concejales asintieron. Cyrelas era el único que podía hacerle frente al Dovahkiin. Y al parecer no los había decepcionado. Sin el Dovahkiin, el Imperio no tenía la fuerza de choque suficiente como para acabar con una sola batalla la guerra.
"Todo muy bien. Pero se olvidan de algo." Dijo otro concejal.
"¿Qué cosa?" preguntó otro concejal.
"Los Imperiales vienen. Si bien ellos y sus aliados están muy desgastado aun son un gran peligro."
"¿Cuántas tropas tenemos?" pregunto preocupado el primer concejal que había hablado.
"Solo tenemos diez mil efectivos." respondió otro.
"Entonces, estamos acabados." comentó otro se escuchaba la resignación en su voz.
"No del todo." habló otro Thalmor con una sonrisa.
"¿A qué te refieres?" preguntó un Thalmor esperanzado.
El Thalmor no respondió y simplemente les dio unas hojas. Cuando los consejeros las leyeron, comenzaron a sonreír.
"Si. Esto debería funcionar." comentó un Thalmor.
"Muy bien, que comiencen los preparativos." ordenó el ultimo Thalmor de la habitación, ganándose un asentimiento de los otros miembros.
Alinor – Sundas 14 de Ocaso del 203 de la Cuarta era
Tito Mede se encontraba en su tienda a las afueras de la ciudad de Alinor. A su alrededor se encontraban todos los generales de las legiones, el rey de Bosque Valen, la princesa de Paramo del Martillo, un general de Elsweyr, los Jarl nórdicos y finalmente su nieto y heredero.
El emperador era un hombre ya mayor, sus escasos cabellos y su barba en forma de perilla eran de color blanco. Vestía una lorica musculata de color platead con detalles en dorado, y en el centro del pecho de su armadura hay un dragón en forma de diamantes hechos con rubíes.
"Muy bien, ¿Qué noticias traen los exploradores?" preguntó Tito.
"Mi emperador. Los informes dicen que solo hay un aproximado de diez a quince mil soldados Altmer en la ciudad." Respondió Tulio.
"Ya veo. ¿Cuántas tropas tenemos?"
"Unos veintiocho mil entre todos." Respondió Decius.
"¿Cuál es la composición?"
"Hay veinte mil legionarios, mil bretones, mil Nórdicos, tres mil guardias Rojos, mil Bosmer y mil quinientos Khajiitas."
El emperador suspiró. Tenían la cantidad de tropas mínimas para tratar de tomar la ciudad con un asalto frontal, pero esa acción no era recomendable. Ya que un asalto frontal con tan pocas tropas podría acabar en una victoria pírrica.
"Recuérdenme, ¿Por qué tenemos tan pocos soldados?" preguntó Maximilien Mede.
El joven Maximilien es un imperial de estatura promedio. Tenía la piel cobriza y sus ojos eran de color castaño oscuro. Su cabello era color negro y lo llevaba corto. Vestía una armadura imperial de color plateado con detalles en dorado, la cual que consistía en una lorica musculata, con botas y brazales reforzados.
"Eso es fácil. Dejamos muchas tropas como guarniciones en las ciudades conquistadas." Respondió Darryn.
"Además, tuvimos mucha suerte en la batalla de la Costa Quebrada y la toma de Arenthia. El resto de batallas no fueron tan fáciles y perdimos a muchos soldados." Dijo Mizaida.
Todos los presentes asintieron.
"Zan'dul cree que la princesa tiene razón." Dijo el líder de los Khajiitas, un Khajiita llamado Zan'dul.
Zan'dul es un Khajiita bípedo, el cual tiene los ojos de color azules. Su piel es blanca y tiene varias manchas de color negro. Tenía su melena atada con varias trenzas, las cuales tenían anillos de oro al final.
"El gato tiene razón. En la batalla de la Costa quebrada no tuvimos demasiadas bajas mortales. Y la toma de Arenthia fue casi sin bajas." dijo Balgruuf.
"Si. Hablando de esa batalla. ¿Qué noticias hay del general Edzard?" preguntó Thorianion.
"No hay cambios. Sigue en coma." Respondió Hadvar.
Todos aquellos que conocían a Edzard suspiraron.
Edzard había caído en estado de coma desde su batalla en la torre de Cristal. Su cuerpo había sido dejado en la ciudad de Skywatch, ya que no podían moverlo. La razón de eso era que el cuerpo de Edzard estaba que ardía en fiebre, además de que cada cierto tiempo sufre espasmo, donde se oye el sonido de los huesos quebrarse y volver a reorganizarse.
'¿En qué clase de batalla participó para quedar en ese estado?' pensó el emperador.
Tito Mede se sentía triste. Había conocido al padre de Edzard, de hecho, Roland había sido uno de los hombres de mayor confianza que pudo haber tenido. Lamentablemente, nunca pudo subir del rango de Centurión gracias a las acciones de unos generales que no deseaban que él subiera de Rango.
"¿Los magos que se han enviado a la zona han encontrado algo útil?" pregunto Maximilien.
"No. Nada." Respondió Descius con frustración. Él se sentía impotente, era como volver a aquellos días en que no sabían que era de Edzard tras la muerte de sus padres.
"Solo nos queda esperar." Dijo Brunwulf resignado.
Todos asintieron.
"Muy bien, ¿Qué defensas tienen los Aldmer?" pregunto el emperador mientras fijaba su vista en un mapa la ciudad de Alinor.
"Además de sus muros, es muy posible que tengan una gran cantidad de artefactos mágicos instalados allí." Respondió Thorianion.
"¿Estás seguro?" preguntó Mizaida.
"Si. Esas defensas están ahí desde hace varios años. Las vi una vez que vine a la ciudad por asuntos oficiales."
"Ya veo. ¿Pueden tener algo más?" Pregunto Tulio.
"Además de esos artefactos, creo que podrían tener algo bajo la manga." Respondió Thorianion.
"¿Por qué crees eso?" preguntó Balgruuf.
"Es muy simple. Están en las ultimas, saben que si la ciudad cae ellos morirán."
"Zan'dul piensa igual que el rey Bosmer. Están acorralados, es muy posible que tengan algo para acabar con la mayor cantidad de nuestras tropas." Dijo Zan'dul mirando el mapa.
"Maldita sea. ¿Qué podemos hacer ahora?" preguntó Maximilien.
El príncipe estaba comenzando a perder la paciencia, pero antes de que haga algo más, sintió una mano en su hombro. Girando su cabeza, pudo ver a Mizaida sonriéndole para tranquilizarlo. Maximilien suspiró y respondió con una sonrisa.
Mizaida y Maximilien estaban comprometidos actualmente. Esto es gracias a que esa fue una de las cláusulas que se negociaron en el tratado de alianza entre el Imperio y Paramo del Martillo. Si bien, él había protestado inicialmente, sus protestas desaparecieron cuando conoció a Mizaida. La Guardia Roja era ardiente y muy decidida da cuando quería algo.
"Debemos de pensar muy bien nuestros movimientos. Si fallamos, los Thalmor podrían darle la vuelta a la guerra." Dijo Tulio, ganándose un asentimiento de los demás.
Mientras se llevaba a cabo la reunión previa al ataque final contra los Thalmor, en una habitación del castillo de la ciudad de Skywatch Edzard abría los ojos.
'Mierda, alguien vio al gigante que me golpeo.' Pensó Edzard mientras se levantaba de la cama en la que estaba.
Examinándose, pudo ver que su cuerpo estaba completamente curado. La herida de Mannimarco había dejado una nueva cicatriz en su cuerpo, la cual estaba a unos pocos centímetros de su corazón. Meditando, pudo sentir que sus reservas de magia estaban a la mitad de su capacidad total.
Mirando a su alrededor, Edzard pudo ver que estaba en una habitación muy espaciosa cuyas paredes eran de mármol blanco. Ya estando fuera de la cama intentó caminar, pero sus piernas fallaron. Esto hizo que el cayera de bruces contra el suelo. El ruido hizo que un criado ingresara a la habitación.
"General Edzard. Gracias a dioses que esta despierto." Dijo el Altmer mientras se acercaba a Edzard.
El Altmer ayudo a Edzard a ponerse de pie y lo llevo hasta la cama.
"Gracias."
El Altmer asintió en respuesta.
"Dime, ¿Cuántos días estuve dormido? y ¿Qué noticia hay del frente de batalla?"
"Ha estado dormido por casi un mes. Y las fuerzas del imperio ya están a las afueras de la ciudad Alinor."
Edzard asintió y comenzó a usar magia de restauración en su cuerpo.
Cuando sintió que ya podía caminar, Edzard se levantó y le ordenó al Altmer que le trajese su armadura.
El Altmer asintió y se retiró rápidamente de la habitación. Cuando regresó, no lo hizo solo. Con el iban varias criadas, quienes traían su armadura imperial junto con su mandoble.
Edzard recibió su armadura y se la puso. Enfundando su mandoble, se retiró de la habitación.
Mientras caminaba, Edzard iba pensando. La batalla contra Mannimarco le había mostrado que había sido el Lich quien había evitado que los Thalmor atacasen durante la crisis del dragón. La razón exacta del actuar del elfo aún no la sabia, pero de seguro era por que aún no era el momento de robarle su sangre. Negando con la cabeza, Edzard siguió su camino.
Ya a las afueras del palacio, Edzard gritó. "¡OD! ¡AH! ¡VIING!"
Luego de unos segundos, se escuchó el rugido de un dragón.
Odahviing descendió y se posó sobre el patio en donde se encontraba Edzard.
"Dovahkiin. Veo que ya estas recuperado." Dijo Odahviing
"Si. Fue una buena siesta." Dijo Edzard con una sonrisa. "Necesito que me lleves a las afueras de Alinor."
Odahviing asintió en respuesta.
Edzard subió a lomos del dragón y este levanto el vuelo.
Hadvar se encontraba caminando por las afueras del campamento imperial, mientras lo hacía, iba pensando sobre la reunión. La reunión se había detenido momentáneamente para permitir que todos tomasen un descanso.
'Ahh…. Estamos en una posición muy jodida.' Hadvar tenía ese pensamiento gracias a lo que pasaba en la reunión.
Todos los lideres estaban muy preocupados, ya que no tenían las tropas para atacar directamente y ganar. Y sabían muy bien que los Thalmor no saldrían a luchar a campo abierto. Incluso si los asediaban, era muy probable que ellos ni se inmuten.
Mientras continuaba caminando escuchó un estruendo. Apresurando el paso, él y varios legionarios se acercaron al lugar de origen de ese sonido. Cuando llego al lugar, sus ojos se abrieron.
"Los dioses realmente tienen un muy mal sentido del humor." Dijo Hadvar mientras veía a Odahviing.
Edzard bajó del dragón y vio que había varios legionarios reunidos.
"Hola. Podrían llevarme con sus líderes." Dijo Edzard con una sonrisa.
Los legionarios estaban con la boca abierta, pero todos lograron salir de su aturdimiento y dieron el saludo correspondiente.
Edzard se acercó a su amigo, quien lo estaba mirando con una sonrisa en el rostro.
"Hola, Hadvar. Espero que hayas estado haciendo bien tu trabajo como mi reemplazo."
Hadar simplemente puso una mueca. No le gustaba tener que hacer de reemplazo de Edzard. La cantidad de trabajo que tenía que hacer un general era algo espantoso. Estaba feliz con ser un centurión, menos trabajo que hacer.
"Bueno. He tratado de hacerlo bien." Respondió con una sonrisa.
Ambos amigos se encontraron frente a frente y se abrazaron.
"Es bueno verte despierto." Dijo Hadvar cuando él y Edzard se separaron.
Edzard simplemente sonrió.
Ambos amigos caminaron en dirección hacia el campamento. Cuando habían llegado, fueron recibidos por un legionario, el cual les informó que la reunión había sido reanudada. Así que ambos amigos continuaron hacia la carpa de mando.
Tito Mede estaba sentado a la cabeza de la mesa de mando cuando vio como la entrada de la carpa se abría. Sus ojos se abrieron como platos cundo vio a Hadvar ingresar con Edzard.
"¿General Edzard?" preguntó el emperador.
Edzard simplemente asintió.
Balgruuf, Brunwulf, Decius, Darryn e Igmund se levantaron y le dieron un fuerte abrazo a Edzard.
"Por la barba de Shor. Realmente nos asustaste." Dijo Balgruuf.
"Si. No sabía cómo tendríamos que decirle a tu prometida que la habías palmado." Dijo Darryn con una sonrisa.
"Bueno. No creo que debamos decirle que casi muero." Respondió Edzard con una sonrisa un tanto forzada.
Decius vio la sonrisa e inmediatamente supo lo que pasaba.
"Oh. Parece que alguien ya está con una correa."
La frase dicha por Decius hizo que los que conocían a Edzard comenzaran a reír.
Mientras reían, Zan'dul se levantó y se acercó a Edzard.
"Zan'dul está feliz de conocer al socio de mi primo Ri'saad." Dijo Zan'dul con una sonrisa mientras extendía la mano hacia Edzard.
Edzard miro la mano extendida, luego extendió su mano y le dio un apretón de manos al Khajiita. "Es un gusto conocer a un familiar de ese gato."
La forma en que Edzard menciono la palabra gato hizo que Zan'dul sonriera, ya que no había ni odio ni desprecio, simplemente había alegría.
Luego de ese saludo, todos se sentaron.
"Muy bien. Antes de empezar esta reunión, General Edzard." Dijo Tito viendo a Edzard. "¿Qué sucedió en la torre de cristal?"
Edzard vio la vista de todos sobre él. Así que suspiro. "Ah… Me enfrente al Archimago Arcano. La batalla la gané, pero tuve que usar todo mi poder para hacerlo."
"Espera. ¿Me estás diciendo que ese Altmer te dio tantos problemas que tuviste que usar todo tu poder?" preguntó Balgruuf.
Edzard asintió.
"Por los nueve. Esa debió haber sido una batalla muy destructiva." Dijo Igmund temblando.
"Ni lo mencione por favor. Ese campo de batalla me recordó un poco a Helgen." Dijo Hadvar.
Tulio se estremeció cuando recordó Helgen. Aún no había podido superar lo que había pasado ahí.
"¿Cómo que te hizo recordar a Helgen?" preguntó Balgruuf.
Es que ese lugar estaba completamente lleno de cráteres y destrucción por todos lados." respondió Hadvar mientras se frotaba la nuca.
"Así que tuviste que usar todo tu poder. Es la primera vez que usas todo tu poder desde el asunto de Solstheim, ¿verdad?" preguntó Brunwulf.
"Si, pero la verdad es que tuve que usarlo porque me confié demasiado. Y Cyrelas me puso contra las cuerdas." Dijo Edzard con una sonrisa tímida en el rostro.
La verdad es que si él hubiese usado el poder del aspecto de dragón desde el momento en que Cyrelas le dijo que era Mannimarco, la batalla hubiese sido diferente. Pero al pensar que podría derrotarlo sin usar ese Thu'um le había costado casi morir. Fue imprudente, cosa que ya no haría. Ahora, si veía que su enemigo era más fuerte, usaría todo su poder.
El emperador mostró una sonrisa. Parece que Edzard no había cambiado.
"Bueno, será mejor que nos concentremos en la batalla que tenemos por delante."
"Si. Sobre eso. Hadvar ya me contó lo que estaban planeando." Dijo Edzard llamando la atención de los presentes. "Verán, tengo un plan para acabar con esto rápido. Y si los dioses están con nosotros no habrá muchas más muertes innecesarias para ambos bandos."
"¿Qué quieres decir?" preguntó Thorianion.
"Los civiles Altmer, al igual que muchos de los presentes aquí, también están cansados de esta guerra." Dijo Edzard mirando a los ojos a los presentes. "Así que planeo acabar con esto rápidamente."
El emperador y aquellos que conocían a Edzard estaban intrigados. ¿Cuál sería el plan de Edzard?
"Entonces General, ¿Cuál es su plan?" preguntó Tito Mede.
Edzard simplemente sonrió para luego comenzar a contar su plan.
Alinor - Morndas 15 de Ocaso del 203 de la Cuarta era
El emperador Tito Mede se encontraba al frente de sus tropas, estaba que miraba las hermosas murallas de la ciudad de Alinor.
"Muy bien. Es hora de terminar con esto." Dijo mientras volteaba. Allí, frente a él, se encontraban formando todos los soldados que habían reunido.
Estaban formados en bloques, la primera línea la conformaban los legionarios con armaduras pesadas. Atrás de ellos estaban los auxiliares y magos imperiales. A los flancos iban los soldados de Bosque Valen, Paramo del Martillo, Skyrim y Elsweyr.
Había muchas armas de asedio, había arietes, torres de asedio, catapultas y escaleras.
'Esperemos que todo salga bien.' Pensó mientras se preparaba para el discurso que iba a dar.
"¡Mis legiones y mis Aliados! ¡Hemos llegado a este día! ¡El día en que tenemos a nuestro alcance la gran victoria contra un enemigo en común!"
Los legionarios miraban firmes a su emperador.
"¡Un enemigo que trató de imponernos sus creencias!"
Los soldados Nórdicos apretaron el agarre en sus armas mientras recordaban a los familiares que habían perdido gracias a la cacería de adoradores de Talos que habían hecho los Thalmor en Skyrim.
"¡Un enemigo que nos mintió y engañó para usarnos!"
Los Khajiitas recordaron la gran mentira de los Thalmor. Quienes se habían atribuido el regreso de las lunas de Nirm.
"¡Un enemigo que no desea nada más que usarnos como esclavos! ¡Hemos sacrificado mucho para llegar aquí! ¡Pero hoy estamos aquí, no solo por nosotros, sino que también por aquellos que no están con nosotros!"
Los legionarios imperiales comenzaron a hacer sonar sus escudos golpeándolos con sus espadas.
"¡En este día pondremos fin al gobierno Thalmor y liberarnos a esta tierra de un grupo que no desea mas que controlar todo! ¡En este día daremos la bienvenida a un nuevo futuro, un futuro mejor del que imaginamos!"
Todos los soldados chocaban sus armas con sus escudos.
"¡Si! No tenemos una superioridad numérica aplastante, ¡pero eso no importa! ¡Cada uno de ustedes vale lo mismo que diez de esos soldados Thalmor! ¡Ustedes sois guerreros feroces, tenaces y que no conocen el miedo!"
"¡Así que luchad, luchad, aunque vuestros escudos se rompan! ¡Aunque las armas se arruinen! ¡Aunque vuestro brazo con el que sujetáis el arma se canse! ¡Luchad, aunque el aire se os vaya de los pulmones! ¡Luchad por vuestras familias, por vuestros dioses, por vuestros camaradas!"
"¡CARGAD!" con ese grito final las tropas del bando imperial cargaron.
Las legiones comenzaron a llevar las torres de asedio, las escaleras y el ariete. Mientras eran seguidas por el resto de tropas.
Mientras la batalla para tomar la ciudad de Alinor comenzaba, Edzard estaba que caminaba por el sistema de drenaje de la ciudad. Iba vestido con su armadura imperial, con su mandoble en la espalda.
"Mierda, este lugar apesta." Dijo Edzard mientras se tapaba la nariz.
Se encontraba en un lugar donde el tener una nariz sensible como la que tenía era un verdadero infierno.
'Qué bueno que mis botas me permiten caminar sobre estas aguas, de lo contrario tendría que bañarme mínimo un mes. Además de que Asia no me dejaría acercarme a ella ni a Marie.' Pensaba Edzard mientras seguía una línea purpura de magia.
El plan que había ideado Edzard de camino desde Skywatch había sido sencillo. El ejercito atacaría las murallas mientras que él se infiltraría en la ciudad a través de los sistemas de drenaje.
'Ya falta poco para que esto acabe.' Pensó Edzard.
Mientras caminaba vio como la línea purpura comenzaba a disiparse.
'Extraño. No he disipado el hechizo.' pensaba Edzard mientras veía la línea desaparecer.
Antes de que pudiese pensar en algo más, fue atacado por un dremora que apareció de la nada.
Edzard esquivó el golpe del daedra y desenfundó su mandoble.
'Así que han puesto defensas en sus alcantarillas. Muy listos, se nota que no son Capas de la Tormenta y tampoco son Rulorn o Rulotar.' Pensó Edzard mientras desviaba el arma del dremora.
El dremora comenzó a atacar a Edzard con velocidad y fuerza, pero él seguía defendiéndose muy bien. Se estuvo defendiendo hasta que vio una apertura en la defensa del dremora. Aprovechando esa apertura, apuñaló el arma en el pecho del dremora. Acción que provocó que los daedra fueran desterrados a Oblivion.
Mientras enfundaba su mandoble, comenzó a escuchar el sonido de los proyectiles de las catapultas impactar en la calzada de la ciudad.
'Ya comenzó el ataque. Será mejor que me apresure.' Pensó Edzard mientras comenzaba a correr.
Las tropas imperiales habían logrado llevar las escaleras y las torres de asedio hasta las murallas.
"¡Arqueros! ¡fuego a discreción!" Fue la orden que dio el emperador.
Los arqueros comenzaron a disparar andanadas de flechas, causando bajas en los defensores Aldmer.
Balgruuf, Brunwulf e Igmund estaban que luchaban hombro con hombro en las murallas.
"¡Muere maldita escoria de orejas picudas!" Gritó Balgruuf mientras decapitaba a un soldado Aldmer.
Brunwulf había clavado su arma en el pecho de otro soldado e Igmund había destripado a otro.
"Maldita sea, ¿cuánto tiempo creen que le tome a Edzard hacer su parte?" preguntó Balgruuf.
"No lo sé. Pero espero que sea rápido." Dijo Igmund mientras detenía la espada de un Aldmer.
Brunwulf asintió mientras golpeaba con su puño la cabeza de un soldado enemigo.
Mientras los Jarls mataban a diestra y siniestra, Maximilien y Mizaida estaban luchando en otra parte de la muralla.
Mizaida detenía el ataque de un Aldmer con su escudo y rápidamente le corto l garganta con un movimiento de su espada. Luego miró a su prometido y preguntó. "Oye, ¿Desde cuándo conoces al Dovahkiin?"
Maximilien usó su espada imperial para cortarle el brazo a un Aldmer y luego le clavó la espada en la boca. Luego de eso, deicidio responder a la pregunta de su prometida con otra pregunta. "¿Por qué preguntas?"
"Es que los vi muy juntos anoche."
La pregunta de Mizaida se basaba en que después de que se terminara de elaborar el plan de batalla, Edzard y Maximilien habían estado conversando bastante tiempo, además de que tenían una sonrisa mientras lo hacían.
"Ah. ¿Estas celosa?" pregunto Maximilien con una sonrisa.
"No, para nada. Se que a él no le gustan lo hombres y también sé que a ti no te gustan los hombres. Lo confirme esa noche." Dijo Mizaida con un tono sensual.
Maximilien se sonrojó al recordar esa noche. Sacudiendo su cabeza, vio como un Aldmer cargaba contra él. Haciendo una finta, logro hacer que tropezase. Cuando el soldado enemigo estuvo en el suelo, usó el borde su escudo para romperle la cabeza al elfo.
"Conozco a Edzard desde que éramos niños."
"¿Qué quieres decir?"
"Solía jugar con él cuando su padre venía al palacio imperial." dijo Maximilien recordando esos días.
Él y Edzard se conocieron cuando él tenía cuatro años y Edzard dos. Recordaba vagamente que Edzard era un niño un tanto revoltoso. Ambos se encontraron en un montón de problemas juntos. Habían puesto laxantes en la comida de la guardia imperial, habían quemado algunos documentos importantes y sobre todo habían estado asustando a los sacerdotes polilla.
"Entonces, ¿son amigos de la infancia?" preguntó Mizaida mientras mataba a un Aldmer.
"Podrías decir que sí."
Edzard se encontraba en la bodega del palacio de Alinor. Había llegado hasta ahí no hace mucho. Se había demorado gracias a las trampas que habían puesto los Thalmor, dichas trampas habrían funcionado sino estuviesen tratando de detener a un ruiseñor. Había sido fácil detectar las trampas una vez que supo que el camino estaba repleto de ellas.
'No han escatimado en su creatividad.' Pensó Edzard mientras comenzaba a subir las escaleras.
Las trampas a las que se había enfrentado habían sido varias y complejas. Había habido rompecabezas mágicos, runas elementales escondidas con magia de ilusión, runas de invocación de daedras, trampas de cables, trampas de dardos envenados, trampas de guadañas, pisos que se caían si estabas mucho tiempo parado sobre ellos, pilares con gemas de alma que lanzaban hechizos en todas direcciones, vampiros menores, arietes, trampas de aceite y fuego, entre otros más. Incluso había una parte donde juntaron casi todas esas trampas en un mismo lugar.
Negando con la cabeza, Edzard abrió la puerta que daba con el corredor principal del castillo. Sacando la cabeza, pudo ver que no había guardias cerca. Así que salió de la bodega y comenzó a correr lo más silencioso que pudo.
Cuando giró en una esquina, se encontró con un guardia. Guardia que terminó muerto cuando Edzard le decapitó con un rápido movimiento de su mandoble. No le prestó atención al cadáver y siguió corriendo.
Estuvo corriendo por lo que parecieron horas, pero al fin había logrado llegar hasta la puerta que daba a la sala del trono. Retrocediendo unos pasos, Edzard dio una patada tan fuerte a la puerta que terminó por derribarla.
Al ingresar al salón del trono, Edzard vio a todo el consejo Thalmor reunido.
El consejo Thalmor estaba formado por unos veinte miembros. Todos vestían túnicas de Thalmor ricamente bordadas y decoradas con hilo de oro y joyas.
Edzard se sentía decepcionado cuando los vio. El poder mágico que emanaban era similar al de un Altmer normal.
"Saben. Estoy un poco decepcionado de que el gran consejo Thalmor sea solo un grupo de idiotas creídos que no tienen más poder que un Altmer normal." Dijo Edzard mientras caminaba hacia en consejo.
Los Thalmor miraron entre asombrados y asustados a Edzard.
"¡¿Cómo estás aquí?!" gritó un concejal retrocediendo.
"Fácil. Me cole por el sistema de drenaje de la ciudad. Por cierto, hay que darle mantenimiento." Dijo Edzard mientras tomaba su mandoble.
Unos concejales atacaron a Edzard con bolas de fuego. Bolas de fuego que no hicieron nada, ya que Edzard las esquivó fácilmente.
"Venga eso es todo lo que tienen?"
"¡No te pongas arrogante, maldito humano!" gritó un Thalmor mientras lanzaba unas lanzas de hielo contra Edzard.
Edzard desvió las lanzas con su mandoble. Luego de eso, comenzó a correr a gran velocidad hacia los Thalmor. Logró atravesar la distancia que les separaba tan rápido que los concejales que estaban más cerca no tuvieron tiempo ni para reaccionar. Agarrando su mandoble, Edzard les cortó la cabeza a dos de ellos con un solo swing. Girando sobre su propio eje, destripo a un tercer Thalmor.
"Venga, espero que me deis mas batalla que esta." Dijo Edzard mirando a los concejales restantes.
Un concejal sonrió burlonamente. "Oh. Claro que te derrotaremos. ¡Después de todo acabas de caer en nuestra trampa!"
Después de ese grito, los concejales restantes activaron varias runas mágicas. De estas runas salieron varios hechizos.
Edzard vio que los hechizos llegaban desde todas direcciones, sonriendo, gritó. "¡TIID!"
El grito hizo que el tiempo pasase mas lento. Aprovechando esto, Edzard desvió todos los ataques que llegaban. Cuando el tiempo volvió a la normalidad, Edzard estaba en el centro del salón, completamente ileso.
Los Thalmor estaban asombrados y aterrados. No esperaban que Edzard tuviese estas habilidades.
"¡¿Cómo es posible que tengas estas habilidades?!" gritó un Thalmor mientras apuntaban a Edzard.
"¡Es cierto, nuestros informes no decían nada sobre esto!"
Un tercer Thalmor estaba que miraba a Edzard y se dio cuenta de una horrible verdad.
"Tú… tú… tú nunca has luchado en serio en ninguna de las batallas de la guerra." Dijo el Thalmor apuntando con su dedo a Edzard.
Edzard simplemente sonrió. "Vaya, parece que alguien tiene un cerebro que funciona. Aunque es casi verdad. Ya que si pelee en serio la parte final de mi batalla contra Cyrelas."
Los Thalmor restantes comenzaron a retroceder. Mientras lo hacían, susurraban entre sí.
Edzard vio confundido como un grupo se alejaba, mientras que otro se quedaba al frente.
'¿Qué planearan?' pensó Edzard. 'No creo que intenten atacar desde dos frentes al mismo tiempo, después de todo no tienen la cantidad necesaria de magia para abrumarme.'
Los Thalmor que estaban al frente levantaron sus manos y de estas comenzaron a lanzar todo tipo de hechizos elementales.
Edzard creo una custodia y resistió el bombardeo de hechizos Thalmor, pero comenzó a aburrirse.
"¡YOL!" gritó Edzard mientras desactivaba su custodia.
Las llamas del aliento de fuego impactaron de lleno y quemaron a un Thalmor.
El resto dejo de lanzar hechizos de destrucción y comenzaron a lanzar maldiciones para debilitar a Edzard.
Edzard vio las maldiciones llegar y las esquivaba mientras se acercaba a los Thalmor. Ya estando frente a los Thalmor que conformaban la primera línea, le dio un potente golpe en el estomago a uno de ellos.
"¡Argg…!" gritó el Thalmor mientras escupía sangre. Esto debido a que el golpe de Edzard había destrozado por completo los órganos internos del Altmer.
Los otros Thalmor, al ver esto, retrocedieron y rodearon a Edzard.
"¡Se acabó, Dovahkiin! ¡Muere!" gritó un Thalmor mientras él y sus compañeros lanzaban todos los hechizos que conocían.
La mano de Edzard se ilumino de color purpura mientras conjuraba un hechizo. El hechizo se desató en forma de una cúpula de color negra, la cual tenía un miasma negro en el interior. Esta cúpula se extendió por toda la habitación. Cuando la cúpula de magia impactó en los hechizos que habían usado los Thalmor, los desvaneció por completo.
"¿Qué acaba de pasar?" preguntó un Thalmor mientras retrocedía presa del pánico.
"Disipar magia. Un hechizo muy útil para luchar contra magos." Dijo Edzard mientras veía a los Thalmor. "Aunque además de eliminar hechizos activos, tiene la peculiaridad de anular momentáneamente los encantamientos de objetos."
Después de decir eso, Edzard se lanzó contra los Thalmor que lo habían rodeado. Usando la inercia de la velocidad, dividió a un Thalmor por la cintura, haciendo que las vísceras del Altmer quedaran regadas en el suelo.
Un Thalmor intento huir, pero no dio ni cinco pasos cuando su cabeza fue atravesada por una lanza de hielo. Otro intentó atacar a Edzard por la espalda, pero no logro nada, ya que Edzard le arranco la cabeza usando su mano libre.
El resto de los miembros intentaron huir al ver como Edzard masacraba a sus compañeros.
Lamentablemente, ninguno de ellos pudo escapar, ya que Edzard los alcanzó y procedió a matarlos. Un Thalmor murió cuando su pecho fue atravesado por el mandoble de Edzard. A otro, le rompió ambas piernas para luego agarrar su cabeza y arrancársela. Los que quedaban tuvieron una muerte mas rápida, ya que fueron convertidos en cenizas por un hechizo de relámpagos.
Viendo la sala, Edzard vio que no quedaban más Thalmor. Usando el hechizo de clarividencia, vio que los Thalmor restantes había huido por las escaleras hacia la torre más alta del castillo. Sin perder tiempo, comenzó a correr.
Mientras corría, un escalofrió recorrió su espalda cuando sintió una enorme cantidad de magia reunirse en la cima de la torre.
'Esta cantidad de magia es similar a la que usó Mannimarco en la torre de Cristal.' Pensaba Edzard mientras aceleraba el paso para llegar a tiempo.
Estando ya a punto de llegar la parte superior, pasó por las cercanías de una ventana, mirando por ella, vio un verdadero espectáculo grotesco. Debajo, en los alrededores de castillo, había miles de Altmer que estaban flotando mientras un rayo de color purpura les succionaba el Magicka.
'Estos bastardos. ¿Cómo pueden hacerle eso a su propio pueblo?' pensaba furioso Edzard. Ya que no solo había adultos, también había niños y bebes recién nacidos.
Mirando las escaleras, Edzard comenzó a correr a toda velocidad. Ya no le importaba retenerse. No iba a dejar a ninguno de ellos vivos.
Cuando Edzard llegó a la parte superior de la torre, pudo ver que la puerta estaba custodiada por dos Atronach. Sin perder tiempo, conjuró una espada vinculada y con dos rápidos golpes logró desterrar a los daedras de regreso a Oblivion.
Edzard destrozó la puerta de una patada y cuando ingresó vio algo que le heló la sangre. Frente a él, los concejales restantes estaban formando un circulo y en el centro de ellos se encontraba un orbe de color purpura. De este orbe surgían cientos, no, lo correcto era decir que eran miles los zarcillos que surgían de ahí.
"¡Ja, ja, ja, ja! ¡Llegas tarde, Dovahkiin!" un concejal reía de manera demencial.
"¡Si! ¡El hechizo esta completo! ¡incluso si nos matas, no podrás detenerlo!"
Edzard miraba como el orbe comenzó a elevarse, destrozando el techo de la torre. Cuando salió de la torre, continuó su ascenso lentamente.
Sin perder tiempo, Edzard se abalanzó contra los Thalmor que quedaban. La cantidad de magia que emitía el orbe era tan grande e inestable que le estaba causando una gran preocupación.
Cuando estuvo frente al primer Thalmor, le decapitó con su mandoble. El segundo Altmer intentó atacarle con un rayo, pero Edzard se protegió con una custodia. Una vez que el Altmer dejó de atacar, Edzard lo mató atravesándole el pecho con su arma. Para el tercer y cuarto Altmer, Edzard usó un hechizo de llamado diente de dragón, con el cual disparó siete dardos de fuego, los cuales dieron de lleno en el pecho de los elfos. Para los que quedaban, Edzard usó una explosión de relámpagos, con la que convirtió a los elfos en cenizas.
Las tropas imperiales habían logrado capturar las murallas. La batalla para tomarlas había sido sangrienta, pero habían logrado apoderarse de ellas y con eso forzaron a los defensores a replegarse a las barricadas que habían construido en las calles de la ciudad.
"Informe de bajas." ordenó Tito a sus generales.
"Hasta ahora hemos perdido a unos tres mil efectivos en total." Dijo Tulio.
"Ya veo. Son menos de las que esperábamos." Dijo Tito viendo a sus tropas.
"¿Qué hacemos ahora?" preguntó Darryn.
"Debemos prepararnos para avanzar." Dijo Tito, pero antes de que diga algo más, fue interrumpido por una proyección.
"¡No avancéis más allá de las murallas!" dijo Edzard a través de la proyección.
"¿Qué pasa, Ed?" preguntó Balgruuf.
"Tenemos problemas, Thorianion tenía razón. Tenían un plan bajo la manga."
"¿A qué te refieres?" preguntó Maximilien.
"Miren al cielo y lo sabrán"
Todos los presentes alzaron la vista y miraron como el orbe purpura seguía ascendiendo.
"¡Por los nueve! ¡¿Qué es esa cosa?!" preguntó Balgruuf.
"No lo sé, pero no tengo casi nada de tiempo para averiguarlo. La sensación que da es similar a un hechizo que usó Cyrelas en la torre de Cristal."
"¿Qué debemos hacer entonces?" preguntó Mizaida.
"Deben fortificar su posición. Hagan que los magos y todo aquel que pueda usar magia cree una barrera si es que ve el orbe explotar."
Todos asintieron y se dirigieron a dar las ordenes a sus respectivas tropas.
Edzard había terminado la comunicación y levantado la vista miró al orbe.
"Bueno. Tengo que destruirte." Dijo Edzard mientras juntaba magia en sus piernas. De un solo salto logró llegar hasta el techo de la torre.
Levantando la vista nuevamente, pudo ver al orbe a unos escasos diez metros.
'Aquí vamos.' Pensó Edzard mientas movía sus brazos. Mientras lo hacía, comenzó a juntar grandes cantidades de magia en sus manos. La cantidad de magia era tal que pequeños rayos salían del cuerpo de Edzard. Al momento de sentir el hechizo listo, Edzard extendió sus manos hacia el orbe y lanzó un flujo constante de relámpagos.
El hechizo impactó de lleno contra el orbe de magia. Al momento de impactar, se produjo una luz purpura, la cual hizo rebotar el hechizo, el cual se dirigió hacia Edzard.
"Mierda…" Fue lo único que pudo decir Edzard antes de ser golpeado por su propio hechizo.
La fuerza del hechizo fue tal que envió volando a Edzard hacia las murallas, lugar donde terminó por impactar.
Tito Mede, Maximilien, Tulio, Darryn, Decius y el resto de los lideres vieron asombrados como de entre los escombros del impacto salía un herido Edzard. El peto de su armadura estaba hecho pedazos, lo que dejaba a Edzard solo con sus pantalones, botas y brazales.
"Mierda. ¿Alguien vio al dragón que me hizo volar?" preguntó Edzard, tratando de aligerar el ambiente.
El había sobrevivido al ataque gracias a que se volvió etéreo un segundo después de que recibió el hechizo.
'Ahora se como se sienten mis enemigos al recibir un hechizo de mi parte.' Pensó Edzard.
"Edzard, ¿Qué ha pasado?" preguntó Darryn.
"Usé el hechizo de tormenta de relámpagos contra el orbe. Pero como vieron este reflejo mi ataque." Respondió Edzard. "Pero ese ataque me permitió ver que el hechizo tiene una barrera de protección muy poderosa. Y me temo que ninguno de los hechizos que conozco podrá pasar sobe esa barrera."
"Entonces estamos acaba…" las palabras de Balgruuf fueron interrumpidas cuando comenzaron a escucharse los gritos de dolor de todos los magos que había en las cercanías.
La cabeza de Edzard estaba que retumbaba, el dolor que le producía era tan atroz que apenas podía mantenerse en pie.
'¿Qué mierda esta pasando?' pensó Edzard mientras hacia uso de toda su fuerza para mantenerse consciente.
Mirando a su alrededor pudo ver que los magos estaban que caían inconscientes.
En ese momento, el orbe comenzó expandirse. Miles de zarcillos de energía purpura comenzaron a caer sobre los civiles Altmer. El cielo se oscureció y comenzó a llenarse de cientos líneas purpuras.
Edzard se levantaba lentamente y cuando estuvo por hacer algo, se escuchó un gran grito.
"¡DOVAHKIIN! ¡DAAR LAH LOSDAAR AL FIN BARIER DAAR GOVEY LEIN NOL OBLIVION!"
Los ojos de Edzard se abrieron cuando escuchó a el grito de Paarthurnax. Su hermano le acaba de decir que el hechizo de los Thalmor estaba que rompía el tejido de la realidad de Nirm y estaba que destrozaba la barrera que había creado el sacrificio de Martin Septim.
Mirando al cielo, Edzard vio como del orbe comenzó a crearse una especie de portal, el cual mostraba una especie de habitación llena de colores.
'Y una mierda. Estas equivocado si crees que destruyas esa barrera.' Pensó Edzard apretando los dientes con ira.
Mirando a su alrededor supo que debía de hacer algo. El hechizo era autosuficiente por lo que, si no lo destruía por completo, no podría detenerlo. Y por la pinta que mostraba era muy posible que termine por expandirse por todo Nirm. Lo que ocasionaría la muerte de todas las razas mortales.
Edzard se puso de pie y gritó. "¡MUL! ¡QA! ¡DIIV!"
Todos los presentes se asombraron cuando vieron como Edzard tenia escamas negra, cuernos y alas de dragón.
"¿Edzard?" preguntó Balgruuf.
Edzard asintió en respuesta. Luego de eso, movió sus alas y se dirigió rápidamente hacia el centro del orbe para tratar de destruirlo y así cerrar ese portal.
'Todo hechizo autosuficiente tiene un núcleo que le permite mantenerse sin necesidad de un mago.' Pensó Edzard.
Y esa era la verdad. Los hechizos autosuficientes normalmente funcionaban con gemas de almas. Pero en este caso, era muy probable que tenga algo más poderoso que una gema de alma. Ya que incluso la estrella de Azura no podría contener tantas almas como para abrir ese portal.
Cuando llegó a las proximidades del núcleo, tuvo que usar magia sobre su propio cuerpo para protegerse, ya que la energía mágica emitida por ese orbe era aterradoramente alta y podría causarle daños a su cuerpo.
Escaneando el orbe, Edzard vio lo que buscaba. En el centro del núcleo había un orbe azul.
'Por la barba de Akatosh. ¿Esas son piedras Welkynd?' pensó Edzard sorprendido de ver un objeto como ese.
'Espera. Esas piedras suelen destruirse cuando se agota la magia que tienen en su interior. ¿a menos que…?'
Edzard decidió ver mejor el núcleo y finalmente vio completamente lo que había ahí.
El núcleo estaba formado por diez piedras Welkynd. Estas piedras formaban una especie de cruz. La piedra central era la más grande, teniendo tres veces el tamaño de las otras piedras que estaban en cada brazo. En cada uno de los cuatro brazos de la cruz había dos piedras y finalmente una piedra que se encontraba en la parte baja de la piedra central. Las piedras estaban unidas entre si a modo de que una absorbía la magia y luego la repartía a otra, la cual se recargaba y era la que mandaba la magia absorbida a la gran piedra en el centro.
'Bien. Ya vi el lugar que debo destruir.' Pensó Edzard.
Volviendo a juntar magia en sus manos, lanzó un poderoso rayo de electricidad. En el momento en que el rayo impactó en la barrera del orbe, Edzard pudo ver que la barrera se originaba de la piedra que estaba la parte inferior.
Antes de que el pensase en algo más, el orbe le atacó con un rayo de magia.
"¿Pero que mierda?" dijo Edzard mientras creaba una custodia.
El rayo impactó en la custodia e hizo que Edzard fuera enviado contra el suelo. Moviendo sus alas, Edzard logró estabilizarse y gracias a eso no terminó por impactar en el suelo.
'¿Esa cosa tiene una mente propia?' pensó Edzard al ver el ataque de orbe.
'Maldita sea.' Pensó Edzard al ver como el orbe comenzaba a crear otro rayo, el cual parecía mucho mas poderoso que el anterior.
'Parece que no tengo otra opción.' Pensó Edzard al ver que, si esquivaba el ataque, este terminaría por impactar en la muralla. Lo que ocasionaría la muerte de miles de soldados.
Edzard volvió a volar en dirección del centro del orbe y mientras lo hacía, usaba telekinesis para atraer su mandoble. Cuando tuvo su arma en sus manos, vio como el orbe lanzaba el rayo.
"Bien. Esto se acabó." Dijo Edzard mientras extendía sus alas para estabilizarse y prepararse para lo que iba a hacer.
"¡QO! ¡ZAHKRII! ¡EVENAAR!" gritó Edzard.
El mandoble de Edzard comenzó a crear pequeños relámpagos en su hoja. Tomando el mandoble con ambas manos, Edzard empujó su arma en dirección al rayo que había creado el orbe. Esta acción liberó el poder del Thu'um.
El Thu'um tomó la forma de una espada hecha de relámpagos. Cuando ambos ataques chocaron, crearon una onda de choque tan grande que se sintió por toda la ciudad.
Los vientos generados amenazaron con hacer volar a los soldados, que vieron con total sorpresa el choque de ambos ataques.
"Por los dioses, que poder." dijo Mizaida viendo el poder del ataque de Edzard.
"Gracias a los dioses que estaba de nuestro lado." Dijo Thorianion.
"Zan'dul está de acuerdo con ustedes." Dijo Zan'dul.
En la cima de la garganta del mundo, dos dragones sintieron el poder del Thu'um de Edzard.
"Krosis… Realmente has obtenido un gran Suleyk… poder…. Zeymah… hermano." dijo Paarthurnax mirando en dirección de la ciudad de Alinor.
"Tienes razón. Su poder ya ha superado con creces el nuestro." Dijo Odahviing.
Sin embargo, no solo ambos dragones sintieron el poder del ataque de Edzard. En el Colegio de Hibernalia, el viejo Tolfdir estaba que ayudaba a los otros magos a ponerse de pie luego de que todos sufriesen una de las peores jaquecas que alguna vez experimentaron
"Realmente sabes cómo hacer las cosas a lo grande." dijo Tolfdir con una sonrisa al sentir el poder de Edzard.
"Bueno, estamos hablando del Archimago." Comentó Mirabel.
"Si. Tienes razón." dijo Tolfdir.
En el castillo de Volkihar, Serana y su madre estaban en el laboratorio. Y sus ojos se abrieron cuando sintieron un enorme poder mágico.
"Madre…" susurró Serana.
"Si. Yo también lo sentí." dijo Valerica mientras dejaba un lado un libro que estaba leyendo.
"¿Ese poder es de quien creo que es?" preguntó Serana.
"Si. Parece que el ya no puede ser considerado un mortal." respondió Valerica.
Asia se encontraba junto a sus amigas recuperándose del dolor de cabeza que habían sentido. Ese dolor le recordó al día en que Edzard usó el pergamino para que pudiesen entenderse.
"Mama." Dijo Marie mientras jalaba la manga del vestido de Asia.
"Si. ¿Qué sucede?" dijo Asia mientras cargaba a su hija.
"Papá. Lucha." Dijo Marie señalando al sur oeste.
Asia miro asombrada a su hija. Parece que ella podía sentir que Edzard estaba luchando. Ella también lo sabía, su intuición le decía que Edzard estaba luchando.
"Si. Tu papá esta luchando ahora." Dijo Asia mientras le sonreía a su hija.
'Espero que vuelvas pronto, Ed.' Pensó Asia.
El rayo del orbe y la espada relámpago de Edzard estuvieron neutralizándose mutuamente, pero el Thu'um comenzó a ganar terreno y finalmente logró superar al rayo del orbe.
La barrera del orbe intentó en vano resistir el golpe, siendo derribada como si no estuviera ahí. Finalmente, la espada relámpago golpeó el núcleo del orbe y terminó por pulverizarlo.
El orbe comenzó a desaparecer cuando la magia que lo mantenía se desvanecía. Los zarcillos dejaron caer los cadáveres de los Altmer a los que había arrebatado el poder.
Segundos después se produjo una gran explosión. Dicha explosión la causó el portal al volverse inestable.
Luego de la explosión, el cielo volvió a la normalidad.
"Al fin ha terminado." Dijo Edzard.
Edzard giró su vista hacia su mano cuando sintió que su arma era muy ligera. Suspiró cuando vio que la hoja de su mandoble había desaparecido. Literalmente solo tenía el mango del arma.
Descendiendo del cielo, aterrizó suavemente en el suelo. A su alrededor estaban los cuerpos de miles de los ciudadanos que habían muerto por el hechizo desatado por los Thalmor. Pero también había varios que habían sobrevivido y que morirían si no recibían ayuda rápidamente. Así que envió una proyección a los líderes imperiales para que enviaran ayuda. Mientras llegaba la ayuda, él decidió salvar la mayor cantidad de vidas que pudiese.
Para cuando finalizó el día, se había logrado salvar a miles de los Altmer que estaban heridos, además de que el Imperio ocupó la ciudad. Los días siguientes se encarceló a los familiares de los concejales Thalmor y después de un juicio todos fueron ejecutados por crímenes contra sus ciudadanos. Posteriormente a las ejecuciones, una nueva familia real juro vasallaje ante el trono del rubí, poniendo así fin a la segunda gran guerra.
Castillo Volkihar – Loredas 18 de Estrella Vespertina del 203 de la Cuarta era
Asia se encontraba tranquilamente cuidando de las plantas mientras Valerica les daba a ella y a sus amigas una clase era sobre las diferentes aplicaciones de algunas de esas plantas en la alquimia.
"Entonces, Asia. ¿Cómo has estado los últimos días?" preguntó Laure acercándose a su amiga.
"Relativamente bien. Aunque aun tengo esas pesadillas." Respondió Asia mientras miraba de cerca una planta de campanilla de la muerte.
Asia había tenido pesadillas donde aparecía la cara de la Altmer a la que había matado. Ella había hablado con Aela y con Serana sobre ese tema y ambas le habían dicho que con el tiempo esas pesadillas dejarían de ser tan recurrentes.
'¿Cómo hace Ed para poder soportar esto?' pensó Asia.
Ese pensamiento se debía a que, a diferencia de ella, Edzard había matado a muchas personas más, y el no parecía muy afectado por eso.
Estaba tan sumida en esos pensamientos que no vio como su hija comenzaba a levantarse y a caminar lentamente hacia la entrada del jardín.
"¿Marie?" preguntó Asia al darse cuenta de que su hija no estaba a su lado.
Mirando a su alrededor, vio que una silueta ingresaba al jardín. Esa silueta tenia a Marie en sus brazos.
Edzard se encontraba remando su pequeño bote. Había llegado a Haafingar no hace ni tres días y después de que llegaron cerca al fuerte de la guardia norte, había decidido sepárese del resto del ejército que regresaba. Se bajó de su caballo y se lo dio a un soldado que estaba cerca. Luego se despidió de todos y comenzó a caminar en dirección al fuerte. Cuando hubo transitado parte de trayecto se desvió hacia la playa y cuando llego busco un pequeño bote que siempre había por ahí.
Una vez que lo encontró suspiró, ya que pensaba que Serana y Valerica podrían haberlo retirado de ese lugar para evitar que alguien se lo llevara. Empujando el bote lo metió al mar y luego de subirse comenzó a remar en dirección norte.
Momentos después, a la distancia pudo ver el castillo de Volkihar. Seguía siendo el mismo castillo de piedra gris que tenía un aura que hacía que muchos creyeran que estaba maldito.
'Puede que ese castillo si este maldito.' pensó mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.
Continúo remando hasta que su barco finalmente encallo en la arena de la playa de la isla. Ya estando en la isla, Edzard camino en dirección de la puerta del castillo.
Cuando iba pasando cerca a la torre de vigilancia pudo oler a alguien.
"Es bueno verte de nuevo Lydia." dijo Edzard con una sonrisa mientras veía aparecer a la mencionada.
"Es bueno verlo de nuevo mi Thane." respondió Lydia con una sonrisa antes de acercarse a Edzard y abrazarlo. Abrazo que fue correspondido por Edzard.
Cuando se separaron, ella lo vio bien y levantó una ceja. "Estas cambiado."
Edzard simplemente sonrió como respuesta.
Ambos comenzaron a caminar en silencio hacia el castillo. Cuando ingresaron al salón principal vieron que estaba vacío.
"¿Dónde están todos?" preguntó Edzard mirando el salón vacío.
"Por la hora. Deben de estar en el jardín." respondió Lydia.
Edzard asintió y se dirigió al jardín. Cuando estuvo por llegar a la puerta, escuchó unos pasos. Mirando en dirección de los pasos, vio a Marie llegar.
"¿Papá?" preguntó Marie mirando a Edzard.
Edzard vio a su hija y sonrió.
"Vaya. Acaba de dar sus primeros pasos." Dijo Lydia al ver a Marie ahí sola.
Edzard miró a su edecán y preguntó. "¿Qué quieres decir?"
"Ella había comenzado a pararse sin ayuda, pero no había caminado sola hasta ahora."
"Ya veo." Dijo Edzard mientras se arrodillaba y extendía sus brazos.
Marie comenzó a acercarse hacia Edzard, pero en un momento sus pequeños y descoordinados pasos la hicieron tropezar, pero nunca llegó a tocar el suelo, ya que Edzard la había agarrado antes de eso.
"Papá." Dijo Marie mientras abrazaba a Edzard.
Edzard devolvió el abrazo a su hija.
Lydia miraba con una sonrisa en su rostro la escena.
Una vez que dejó de abrazar a su hija, la tomó en sus brazos y colocándose su capucha comenzó a caminar hacia el jardín.
"No sé quién eres, pero será mejor que bajes a mi hija o no responderé por lo que hare." Dijo Asia mientras de sus manos comenzaban a emitir pequeños rayos.
"Puede que tu poder haya aumentado, pero no podrías vencerme incluso si usas todo tu poder, Asia." dijo Edzard mientras se sacaba la capucha.
"¿Ed?" preguntó Asia.
Edzard asintió mientras se agachaba y dejaba a Marie en el suelo. "Vamos hija, ve con tu madre."
Marie vio a su madre y comenzó a caminar hacia ella.
Asia vio a su hija caminar sola y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Cuando su hija llego hasta ella, se agachó y la cargó en sus brazos.
Edzard al ver eso, comenzó a caminar hacia Asia. cuando estuvo frente a ella, la beso.
Asia correspondió el beso mientras lágrimas de felicidad comenzaban a caer por sus mejillas.
Cuando se separaron, Edzard le secó las lágrimas.
"Estas cambiado." dijo Asia cuando vio bien el rostro de Edzard.
Y eso era cierto. Edzard llevaba el cabello largo, atado en una cola alta a la vez que dejaba dos mechones de cabello a cada lado de su rostro. Además de eso, sus ojos habían cambiado. Ahora ambos eran de color verde con los bordes de color plateado, además de que sus pupilas tenían forma de cruz.
"Lo sé." dijo Edzard antes de abrazar a Asia y a Marie.
"Bienvenido a casa." dijo Asia cuando dejaron de abrazarse, para luego tomar el rostro de Edzard y besarlo.
"Es bueno estar de vuelta." respondió Edzard con una sonrisa cuando se separaron.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Con este capítulo se da por concluida la segunda gran guerra. Los efectos que tuvieron los hechizos de los Thalmor y de Cyrelas serán explicados por un peculiar grupo de individuos en unos cuantos capítulos más adelante. Los capítulos que vienen servirán como una especie de interludio. Habrá algunas peleas, pero sobre todo serán capítulos de una relativa vida pacífica para el Dovahkiin y su familia.
Este capítulo lo tuve que reescribir dos veces en esta semana, ya que originalmente habría una pseudo invasión daedrica, pero luego de pensarlo bien, decidí dejar un suceso de esa magnitud para capítulos posteriores.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
