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Capítulo 35

—Lo que vi ese dia nunca lo olvidare. En esos momentos, Ed no parecía el mismo, no, seguía siendo el, solo que sin sus limitadores morales —

Vilkas a Serana y Aela. 202 CE

En una de las zonas más alejadas de la dimensión que había creado Edzard, más exactamente en una meseta rocosa en una de las montañas al noroeste del lugar donde se ubicaba el palacio, se abrió un portal. Dos siluetas salieron de este portal, uno era Edzard y el otro era el demonio que había estado siguiéndolos hacia la casa de Issei.

Edzard empujó con fuerza al demonio, el cual voló varios metros antes de caer y derrapar otros varios metros en el suelo. Cuando se levantó, su ropa estaba completamente sucia.

"¡Maldito! ¡¿Tienes idea de quién soy?!" gritó el demonio mirando a Edzard con odio.

"Una escoria por la que nadie derramara una lagrima si muere." Respondió Edzard de manera fría caminando hacia el demonio.

El demonio que tenía frente a él era un joven apuesto con el cabello verde oscuro, quien mantenía los ojos cerrados y no permitía ver el color de estos. Vestía ropa cara que consistía en una chaqueta oscura con tres cordones dorados. Un par de pantalones y zapatos de vestir color negro.

"Te recomiendo que invoques a tu nobleza, Diodora Astaroth. De lo contrario no tendrás ni una minúscula posibilidad de salir vivo de aquí."

Una sonrisa de arrogancia apareció en el rostro de Diodora. "Así que sabes quién soy. Entonces sabes que es inútil que luches contra mí."

Luego de hablar, Diodora levantó una mano y creando un círculo, lanzó una bola de fuego contra Edzard.

La bola de fuego viajó a gran velocidad, pero antes de que llegase a impactar en Edzard, este levantó su mano izquierda y dispersó la bola de fuego con un simple gesto. Si bien daba la impresión de que no había usado más que su mano, la verdad era que Edzard había usado dispersar magia de manera sutil. Luego de aquello, Edzard habló con voz decepcionada. "¿Es este realmente todo el poder que tienes? Me decepcionas Astaroth."

Diodora apretó los dientes y convocando muchos círculos de magia, lanzó un bombardeo de hechizos contra Edzard.

"¡Muere!" gritó Diodora con una sonrisa en el rostro mientras veía sus hechizos acercarse a Edzard.

Edzard invocó una espada conjurada y comenzó a desviar los ataques que le llegaban. El poder de los hechizos era el mismo que tenía Aika hace varios meses, por lo que no eran nada peligrosos.

Diodora dio un paso hacia atrás en shock al ver como Edzard desviaba todos sus ataques. "¿C-c-cómo puedes hacer eso?"

"Tus ataques son débiles." Respondió Edzard mientras miraba a Diodora. "¿Convocaras a tu nobleza?"

Diodora miró a Edzard y luego sonrió. Chasqueando los dedos, un círculo verde apareció tras él. De este círculo surgieron catorce mujeres.

"Nos llamó, Diodora-sama." Dijo una joven de cabello largo banco con ojos verdes.

"S, lo hice." Respondió Diodora mientras apuntaba a Edzard con su mano derecha. "Maten a ese inútil."

Las catorce mujeres asintieron y cargaron contra Edzard.

Edzard vio como los ocho peones, las dos torres y los dos caballeros cargaban contra él. Los peones comenzaron a moverse en zigzag para tratar de confundirle y poder atacarle por algún lugar donde tuviera la guardia baja. Lamentablemente para ellas, Edzard no tenía puntos ciegos en esta batalla, por lo que esquivaba todos los ataques que intentaban darle.

"Esto es aburrido." Dijo Edzard con cansancio. Al ver que la nobleza de Diodora no era muy fuerte, decidió atacar solo con sus puños, por lo que canceló el hechizo de conjuración que estaba usando. Luego de aquello, comenzó a caminar lentamente y luego de la nada corrió hacia sus enemigas. Su velocidad fue tal que despareció de la vista de las mujeres y reapareció en el centro del lugar donde estaban ellas. Las manos de Edzard brillaban con un aura de color verde. Al golpear ambas manos en el suelo, Edzard generó una cúpula de color verde, la cual engulló a las doce mujeres, las cuales cayeron completamente paralizadas.

"¿Q-qué has hecho?" pregunto la joven de cabello blanco mirando con incredulidad como sus compañeras no se levantaban.

"Parálisis masiva. Un hechizo muy útil para capturar personas." Respondió Edzard.

La reina de Diodora frunció el ceño y comenzó a lanzar hechizos contra Edzard, siendo seguida por la única pieza de alfil de la nobleza.

Al ver los hechizos volar hacia él, Edzard extendió una mano y creó una custodia para detener los ataques. Al ver que estos también eran débiles, decidió terminar con ellas y pasar al plato principal. Así que, desapareció de la vista de sus enemigas y apareció frente a ellas. Usando el mismo hechizo de antes, Edzard paralizó a la reina y al alfil.

Diodora miró con ira como su nobleza había sido derrotada fácilmente. Frunciendo el ceño y abriendo sus ojos, levantó su mano e invocó un círculo mágico del cual surgió una serpiente hecha de sombras. La serpiente rodeo el cuerpo de Diodora, cuya piel se tornó de un tono purpura por unos segundos. Cuando su piel regreso a su color natural, Diodora sonrió de manera arrogante a Edzard.

"¡Ja, ja, ja! Ahora que la serpiente de Ophis ha aumentado mis poderes, no podrás toca- ¡Agh!"

El dialogo de Diodora fue interrumpido cuando Edzard, cuyos ojos ahora eran dorados, le dio un potente puñetazo en todo el estómago. El cuerpo de Diodora se dobló en V, haciendo que escupiera una gran cantidad de sangre mesclada con saliva para luego salir disparado como un cohete hacia unas piedras. Diodora terminó por estrellarse contra una piedra, la cual terminó por atravesar. El demonio continúo volando unos metros más hasta que finalmente terminó por caer al suelo, derrapando varios metros. Al detenerse, Diodora intentó levantarse desesperadamente, pues vio como Edzard se acercaba a él mientras conjuraba una espada.

"No sabes las ganas que tenía de conocerte cara a cara." Dijo Edzard mientras una sonrisa cruel aparecía en su rostro. Caminando lentamente, hizo que su espada rozara el suelo. La punta de la espada rozó con las piedras, creando un sonido peculiar que hizo que Diodora comenzara a sentir miedo. Esto hizo que tratara de levantarse de manera desesperada para huir.

"He esperado más de dos años para esto." Dijo Edzard mientras su sonrisa aumentaba al ver como Diodora lo miraba con miedo y pánico.

"¡N-no me jodas! Y-yo soy un demonio de clase alta. Soy pariente del actual Beelzebub." Dijo Diodora armándose de valor mientras escupía un poco de sangre. "¡Es imposible que pierda contra un sucio humano!"

Luego de eso, Diodora levantó su mano derecha y creando un círculo mágico, lanzó rayos de magia contra Edzard. Estos rayos no lograron nada, pues eran desviados por la espada de Edzard como si no fuesen nada.

"¡¿Cómo alguien de origen noble como yo no puede derrotarte?!" gritó Diodora con impotencia mientras seguía atacando.

Edzard desvió todos los ataques y llegó frente a Diodora. Al verlo frente a él, Diodora creó varios círculos defensivos. Sin embargo, solo se necesitó de una sola patada para que estos círculos dejaran de existir. La patada fue tan fuerte, que incluso logró golpear a Diodora en la barbilla. El golpe hizo que el demonio saliera disparado varios metros hacia el cielo y terminara cayendo al suelo haciendo un sonido repugnante al caer sobre uno de sus brazos.

"¡Aghh! ¡Duele! ¡Duele!" gritaba de manera patética Diodora mientras se alternaba entre sostener su rostro y el brazo destrozado que ahora tenía.

Edzard se acercó a Diodora y lo tomó por el cuello de su chaqueta. El rostro de Diodora estaba deformado por el golpe que había recibido, además, tenía lagrimas corriendo por sus mejillas. Al ver el rostro del demonio, Edzard recordó las visiones que Akatosh le había mostrado. Así que, apretando los dientes, Edzard levantó su espada y se preparó para cortarle la mano izquierda a Diodora, pues esa era la mano que el planeaba a usar para rasgarle las ropas a Asia. Sin embargo, su espada fue detenida por una barrera que tenía forma de cientos de diamantes verdes entretejidos. La aparición de aquella barrera hizo que Edzard soltase al demonio, el cual logró ser engullido por la barrera.

"¡Ja, ja, ja!" reía desquiciadamente Diodora mientras miraba a Edzard desde el otro lado de la barrera. "No sé quién seas. Pero no podrás romper esta barrera."

Edzard miró la barrera y levantó su puño izquierdo. Lanzando un puñetazo, Edzard destrozó la barrera como si esta fuese cristal. El puño no se detuvo allí, sino que siguió su camino hasta volver a impactar en el estómago de Diodora, quien ahora escupió otra gran cantidad de sangre. La fuerza del golpe volvió a hacer volar a Diodora hasta que impactó en otra roca de gran tamaño. Esta vez la roca resistió mejor el impactó e hizo que Diodora cayera sin ceremonias al suelo.

"¿Q-q-quién eres? ¿P-p-por qué haces esto?" preguntó Diodora mientras intentaba en vano levantarse.

"¿Quién soy?" susurró Edzard mientras comenzaba a avanzar hacia Diodora. "Soy Edzard Cumberland Rolandson. Y soy el esposo de Asia Argento."

La respuesta de Edzard hizo que Diodora mirar incrédulo a Edzard, pues los rumores que le habían llegado no mencionaban que Asia estuviese casada. De hecho, lo único que mencionaban era que ella se había unido a la nobleza de Rias Gremory luego de unos problemas con unos ángeles caídos.

"Veo que estás incrédulo por la información. Pero eso es fácil de explicar." Dijo Edzard mientras hacía desaparecer su espada para poder atacar con sus manos a Diodora. "Yo fui quien filtro todos esos rumores de que Asia había aparecido y se había unido a la nobleza de Rias Gremory. Lo hice con el único fin de atraerte a ti, ya que fuiste tu quien tuvo la culpa de que ella fuese excomulgada. Veras, soy una persona que suele ser muy amable, pero si alguien se atreve hacer sufrir a alguien cercano a mí, bueno, esa persona puede darse por muerta. Y créeme cuando te digo que no me importara destruir una nación entera para lograrlo."

A pesar de lo frías que sonaron esas palabras, Edzard se sentía mal internamente, pues había usado a su esposa como cebo para atraer a Diodora para cumplir con su venganza personal. Después de todo, esta había sido una de las razones por las que había decidido venir a la tierra. Sacudiendo la cabeza, dejó esos pensamientos para después. Así que, moviendo su mano, Edzard tomó a Diodora por el cabello y levantándolo un poco del suelo, le dio una patada en el pecho al demonio.

¡Crack!

"Aghhh!" gritó de dolor Diodora al sentir como sus costillas y esternón eran destrozados por el golpe. La fuerza del golpe hizo que Diodora volviese a salir volando.

"¡WULD!"

Edzard se impulsó usando su thu'um y apareció a espaldas de Diodora. Con un rápido movimiento, atrapó a Diodora por el pie y comenzó a estamparlo contra el suelo, una y otra vez. Luego de repetir esta acción siete veces, Edzard lanzó a Diodora otra vez y volviendo a usar su thu'um esta vez comenzó a intercalar golpe y thu'um, haciendo que Diodora se moviera como si fuese una pelota de pin pon.

Edzard le dio un golpe a Diodora en la barbilla y lo hizo impulsarse vario metros en el aire. Saltando, Edzard tomó a Diodora del rostro y lo lanzó contra el suelo.

¡Booom!

Diodora creó un gran cráter al impactar en el suelo.

Edzard aterrizó cerca del cráter y caminando hacia el centro de este, vio a Diodora tendido en suelo lanzando lamentables gimoteos de dolor, pues sus cuerdas vocales habían sido destrozadas cuando Edzard le aplasto la garganta en medio de la paliza que le estaba dando.

Diodora estaba al borde de la muerte gracias al daño que había recibido su cuerpo. Los huesos de sus brazos y piernas estaban completamente destrozados, sus pulmones habían sido perforados por sus costillas, el resto de sus órganos habían sido aplastados por los golpes de Edzard. Sin embargo, antes de que el aliento final saliese de su boca, un líquido acido bajo por su garganta. Aquel liquido provenía de una poción, la cual Edzard había forzado a ingresar al cuerpo de Diodora. Esto hizo que sus heridas se curaran hasta el punto de que solo parecía que lo habían golpeado bastante, pero no dejado al borde de la muerte.

Antes de que el demonio de clase alta pudiera hacer algo, Edzard lo levantó del cuello y procedió a estamparle el rostro una y otra y otra vez en el suelo. Luego, de aquello, Edzard tomó el brazo de Diodora y comenzó a doblarlo de manera antinatural.

¡Crack!

"Ahhh.!" Fue el grito de dolor que Diodora soltó cuando su codo fue destrozado.

Edzard no se detuvo allí e hizo lo mismo con el otro brazo. Luego tomó a Diodora del cuello y lo levantó unos metros al cielo. Cuando el cuerpo del demonio estuvo por caer al suelo, Edzard comenzó a darle una gran cantidad de golpes a gran velocidad. Cada golpe iba dirigido a diversas partes del cuerpo de Diodora. Cada golpe tenía la fuerza necesaria para romper los huesos del demonio, no para volver a dejarlo al borde de la muerte cono había pasado anteriormente.

"Agh!" fue lo único que pudo decir Diodora mientras volvía a escupir una gran cantidad de sangre, ya que Edzard le había destrozado el estómago y el páncreas.

Edzard frunció el ceño ante esto, pues parecía que se había vuelto a exceder, por lo que usó otra poción para sanar al demonio.

Esto duró por una hora. Durante ese tiempo, el cuerpo de Diodora fue destrozado por los golpes de Edzard para luego ser curado por una poción.

Edzard caminó hacia donde estaba tendido el cuerpo de Diodora. Al llegar, pudo ver que este tenía los ojos apagados y susurraba galimatías. Afortunadamente no había matado al demonio, pero si lo había herido mucho.

"Realmente eres patético." Dijo Edzard al ver a Diodora. Arrodillándose frente a él, movió sus manos y las colocó en la cabeza del demonio. Lentamente estas comenzaron a brillar de un color azul pálido. "Pero no pienses que esto ha terminado. He destrozado tu cuerpo, pero ahora destruiré tu mente."

Luego de decir aquello, Edzard liberó el hechizo.


Diodora parpadeó y vio que estaba parado sobre el mismo lugar que hace unos momentos. La única diferencia era que Edzard no estaba presente. Sonriendo de manera burlona, pensó que estaba libre del humano. Pero cuando dio unos pasos, el suelo se transformó en un mar de tinta. Al ver aquello, Diodora invocó sus alas para volar y escapar de allí, pero cuando intentó elevarse, del mar de tinta surgió una gigantesca mano esquelética, la cual lo capturó.

"¡Suéltame, maldito!" gritó Diodora intentando usar su magia para liberarse de aquella mano. Sin embargo, abrió los ojos con incredulidad cuando se percató de que no podía sentir su propio poder demoniaco. "¿Q-q-qué sucede? ¿P-por qué no puedo usar mi poder demoniaco?"

Mirando al mar de tinta, Diodora vio como una enorme cabeza reptiliana surgió de allí. Esta cabeza abrió las fauces y acercó a Diodora allí.

"N-no. ¡NO!" comenzó a gritar Diodora en pánico al ver como el reptil lo iba a devorar. Sin embargo, por más que intentaba, no lograba liberarse.

El lagarto se llevó a Diodora a la boca y comenzó a masticarlo. Los dientes del reptil eran como navajas afiladas, las cuales comenzaron a destrozar la carne de Diodora con facilidad, causándole un dolor atroz el cual hizo que cayera inconsciente. Sin embargo, el demonio no sabía que esto solo era la puerta a su infierno personal.

Cuando Diodora volvió a abrir los ojos, vio que estaba en una sala escasamente iluminada y se encontraba encadenado en una pared. Cuando intentó salir de las cadenas, estas cadenas se apretaron más, lastimando las extremidades de Diodora. Se escucharon pasos y Diodora vio aparecer un ser bípedo que apestaba a carne en descomposición. El ser llevaba dos armas, un hacha y una masa. Cuando estuvo frente a Diodora, levantó el hacha y comenzó a cortar lentamente la carne y los tendones del demonio, haciendo que Diodora gritara y su cuerpo tuviese espasmos por el dolor que sentía. Luego, el carnicero levantaba la maza y comenzaba a golpearlo sin piedad. Su cuerpo era cortado y aplastado casi infinitamente, pues cada vez que parecía que iba a morir, se regeneraba y todo volvía a empezar.

Luego el ambiente volvió a cambiar y ahora Diodora estaba desnudo en un gran bosque nevado. Sin saber que pasaba, decidió caminar para salir, pero al dar unos pasos, escuchó aullidos. Levantando la vista vio a cientos de lobos de gran tamaño con ojos rojos que echaban espuma por la boca. Al verlos, Diodora intentó volar, pero no podía invocar sus alas, por lo que comenzó a correr. Solo corrió unos metros cuando los lobos lo acorralaron. El primero de ellos, se lanzó y le desgarro la pierna derecha, haciendo que Diodora cayera al suelo. Antes de que pudiese gritar, el resto de los lobos cayeron sobre él y comenzaron a destrozarle miembro por miembro. Cuando pensó que había muerto, vio que estaba en el lugar de origen donde vio a los lobos. El acto anterior volvió a repetirse, pues el intentaba huir, pero era cazado y destrozado por los lobos rápidamente.


Edzard miró al demonio y no sintió ninguna cantidad de lastima o compasión por él. El hechizo que él había usado era un hechizo de magia de la mente. Originalmente, el solo sabía un hechizo de este tipo de magia, el cual le permitía leer los recuerdos de sus enemigos, pero luego de estudiar los pergaminos y libros que tenía, logró aprender otros dos hechizos. Uno de ellos era el que había usado en Diodora.

El hechizo había mandado la mente de Diodora a un bucle casi infinito de diversas torturas. Técnicamente, las primeras eran las más sencillas. Es decir, ser torturado por un carcelero, luego ser cazado como una rata por lobos no eran algunas torturas muy crueles. Lo realmente espantoso comenzaría luego, pues luego comenzaría a sentir lo que le había hecho a su nobleza, pero multiplicado por mil. Para cuando el bucle terminase, su alma iría a parar a una gema de alma negra fracturada y de allí a las manos de los maestros ideales para servirles de juguete por toda la eternidad.

Edzard miró a las miembros de la nobleza de Diodora y acercándose, les leyó la mente. Se arrepintió de aquello unos segundos después, pues vio como ellas habían sido quebradas física, mental y emocionalmente por Diodora. Sin perder tiempo, hizo que las chicas cayeran en un sueño profundo y luego llamó a Azazel.

El ángel caído llegó unos minutos después y se llevó a las chicas junto a Diodora. Parecía que tenía ganas de preguntar algunas cosas, pero al final, no hizo pregunta alguna.

Luego de aquello, Edzard volvió a la residencia Hyoudou y se preparó para pasar el resto del dia tranquilo con sus amigos y su familia.

Cuando Edzard llegó al salón principal, fue recibido por Asia, quien se asombró al ver a Edzard, pues este tenía una sonrisa en su rostro. Sin embargo, no fue la sonrisa lo que realmente llamó la atención de Asia, sino la forma de caminar de su esposo, pues parecía que un gran peso había sido levantado de su espalda.

"Ed. ¿Qué paso? ¿Por qué estas tan feliz?" preguntó Asia acercándose a Edzard.

Edzard miró a su esposa y toándola de la cintura le dio un tierno beso en los labios. Cuando se separaron, él estaba sonriendo. "Nada en especial. Solo siento que cerrado una etapa."

Asia parpadeó confundida, pues no entendía que quería decir Edzard, pero al final también sonrió. Tomando la mano de su esposo, Asia lo llevó con el resto para poder tener una tarde tranquila.


Edzard se encontraba en una de las habitaciones privadas del establecimiento llamaba Black Dog Bar. Este bar era atendido por Tobio Ikuse, un joven que resultó ser familiar de Akeno Himejima, además, de ser un agente de los Grigori. Sentados uno frente al otro había cuatro personas. El primero era Edzard, el segundo Azazel, el tercero Sirzechs y el cuarto Ajuka Beelzebub.

Ajuka Beelzebub es un apuesto joven de unos veinte años con ojos azul claro y cabello verde peinado hacia atrás. Viste una túnica morada que dejaba al descubierto parte de su pecho y abdomen, sobre la túnica llevaba una capa verde.

"Este es el informe sobre lo que descubrimos de Diodora gracias a su nobleza." Dijo Sirzechs dándoles una carpeta a Edzard y a Azazel.

Edzard tomó la carpeta y comenzó a comparar los datos que había allí con lo que había logrado aprender directamente de la mente de Diodora. Luego de revisar los documentos, pudo ver que las chicas no sabían mucho sobre los planes de Diodora.

"Aquí faltan algunas cosas." Dijo Edzard dejando la carpeta en la mesa. Esta acción llamó la atención de los otros tres, quienes hicieron ademanes para que Edzard continuase. "Verán, faltan algunas cosas, como: la razón por la que Diodora se alió con Khaos Brigade."

"¿Cuál fue la razón por la que él se unió a esa organización terrorista?" preguntó Ajuka.

"Le prometieron que sería una especie de quinto Maou. Que podría tener a cualquier mujer que quisiera, eso incluido a las hermanas de Sirzechs y de Serafall." Dijo Edzard entregando una carpeta con información adicional a los tres miembros.

Ajuka suspiró y miró a Edzard con ojo crítico mientras tomaba la carpeta. Para el, el joven inicialmente no le parecía nada fuera de lo normal, pero luego de escuchar lo que había pasado en la cumbre de paz, entendió que este no era un joven normal. Su nivel de poder era anormal, su capacidad de reacción y capacidad de adaptación eran tan altos que les causaba un poco de miedo a los líderes de las tres facciones.

"Edzard. ¿Cómo obtuviste esta información?" preguntó Azazel luego de mirar los documentos.

"Los obtuve directamente de la mente de Diodora." Respondió Edzard.

"Ya veo. Es hace que la información sea cien por ciento exacta y verídica." Dijo Sirzechs. "Aunque aún no puedo creer todo lo que ha hecho"

"Tienes razón, Sirzechs. No solo nos traiciono uniéndose a la Khaos Brigade, sino que también asesinó al heredero de uno de los clanes de los 72 pilares." Dijo Ajuka con una mano en la frente por los dolores de cabeza que esto había causado al clan Astaroth.

"¿Cuáles han sido las repercusiones en los clanes?" preguntó Azazel.

"Todos estaban indignados por esto, pero fortuna pudimos contener la situación y hacerles entender que Diodora actuó solo y sin apoyó de su clan. Sin embargo, la presión ha hecho que los actuales Lores Astaroth tengan que buscar un nuevo heredero." Respondió Sirzechs suspirando por aquello, pues eso había aumentado su papeleo.

"¿Han logrado encontrar uno?"

"Sí. Al parecer mi sobrina es lo suficientemente fuerte para aceptar el puesto." Respondió Ajuka mirando a Azazel.

"Ya veo. Parece que se ha salvado la situación."

"Así parece." Dijo Edzard mirando los papeles. "Por cierto, ¿Cómo esta ese idiota?"

"Diodora está en un estado de coma muy grave." Respondió Ajuka. "Nuestros médicos indican que hay una gran cantidad de actividad cerebral, y que es posible que no pase de esta semana."

"Hemos intentado curarle el daño con algunas lágrimas Phenex, pero no ha funcionado. Cada vez que le curamos, el daño vuelve a formarse luego de unos segundos." Respondió Sirzechs.

"Ya veo." Dijo Edzard con una sonrisa en su mente. Su trato con Sirzechs era que él debía de capturar a Diodora con vida, lamentablemente, el Maou nunca mencionó que Diodora debía de estar ileso.

"Ahora, ¿Qué tal si hablamos de lo más importante?" preguntó Azazel mientras un brillo dorado iluminaba la habitación.

Cuando el brillo se esfumó, se podía ver a Michael parado en medio de la habitación.

"Lamento la tardanza, pero el cielo está muy atareado por las noticias que hemos recibido sobre la nobleza de Diodora." Dijo Michael con una sonrisa de disculpa.

"No te preocupes. No hemos hablado de muchas cosas." Dijo Edzard con una sonrisa mientras veía a Michael sentarse.

Luego de aquello, Edzard y Azazel pusieron al dia con la información al líder del cielo. Michael, por su parte, contó lo que había pasado en el cielo. Al parecer muchos de los miembros de la iglesia que estaban en contra de la alianza de las tres facciones había alzado su voz en protesta por lo que había pasado con las chicas. Sin embargo, al final pudieron calmar las aguas gracias a que se mencionó el problema con los daedras.

"Y eso sería todo lo que hemos hablado hasta ahora." Dijo Edzard.

"Ya veo."

"Ahora, si pasemos a lo más jugoso de esta charla." Dijo Azazel mirando a Michael, quien asintió.

Michael levantó su mano derecha e invocó una pequeña pila de naipes. "Me gustaría decirles que finalmente hemos logrado terminar el sistema de los Santos Valientes."

"Ya veo. Esas son buenas noticias." Dijo Sirzechs con una sonrisa. "Con esas cartas podrán recuperar los números de los ángeles."

Edzard miró sin entender que eran esas cartas, así que, para salir de dudas, preguntó.

"Esto disculpen, pero. ¿Qué son esas cosas?"

Ajuka miró a Edzard y convocando una evil piece, le respondió a Edzard. "Reconoces esto, ¿verdad?"

Edzard asintió, pues había visto esas piezas en la mente de Diodora.

"Las cartas es la versión angelical de las Evil Piece. Se hicieron combinando tanto la investigación de los Evil Piece con la de los Sacred Gear artificiales." Dijo Ajuka.

"Ya veo." Dijo Edzard entendiendo lo que eran las cartas. Cuando estuvo por dejar que la conversación continúe, una loca idea le vino a la mente. Sonriendo, habló. "Disculpen, pero podrían prestarme una carta y una pieza de ajedrez."

Tanto Michael como Ajuka parpadearon confundidos por la petición, pero al final no le vieron nada de malo. Por lo que, Michael tomó un joker y Ajuka el peón. Ambos le entregaron a Edzard las piezas y este las puso una al lado de la otra. Con una sonrisa, extendió sus manos y colocó una sobre cada uno de los objetos. Los ojos de los cuatro líderes se abrieron de sorpresa al ver como las manos de Edzard brillaron con un aura de color dorado mientras ambas piezas se iluminaban del mismo color. Nadie sabía que pasaba, pero no sintieron que sea aura causase algún daño, por lo que no interrumpieron. Unos tres minutos después, Edzard dejó de hacer lo que sea que estaba haciendo y les devolvió las piezas.

"Edzard. ¿Qué hiciste allí?" preguntó Azazel.

"Use auramancia para ver los recuerdos de los objetos." Respondió Edzard.

Los ojos de los presentes se abrieron de sorpresa, pues era la primera vez que veían a Edzard usar un hechizo de este tipo.

"Wow. ¿Así que puedes saber lo que quieras usando ese hechizo en un objeto?" preguntó Azazel emocionado por lo que veía.

"Así es. Puedo saber cómo fue fabricado, quien lo usó y para qué." Respondió Edzard.

"Ya veo, así que ahora sabes cómo se hacen ambos objetos." Dijo Ajuka con una mano en la barbilla, pues esto era un desarrollo inesperado. Mirando a Edzard, habló. "Supongo que no debo de recordarte que no debes de divulgar esta información, ¿verdad?"

"Tranquilo. No die nada esto, ni siquiera a mi esposa."

Ajuka asintió.

"Muy bien. Entonces, Michael, ¿Quiénes serán los primeros en reencarnar?" preguntó Azazel.

"Tanto Gabriel, yo, Raphael y Uriel ya lo hemos discutido. Lo hemos hecho desde que surgió la posibilidad de que podamos reencarnar humanos como ángeles. Cada uno ha elegido sus propios candidatos. Por mi parte, he elegido a Irina Shidou como mi As, a Dulio Gesualdo como joker y a Lint Sellzen como una candidata a otro Joker."

Edzard parpadeó cuando escuchó esos nombres, pues solo reconocía dos, el de Irina y el de Lint. El otro, el tal Dulio era alguien desconocido para él. Así que, para calmar su curiosidad, decidió preguntar. "¿Quién es Dulio Gesualdo?"

Michael miró a Edzard y amablemente le respondió que él era el exorcista más fuerte y que además tenía un Longinus, el Zenith Tempest. Luego de aquello, Edzard pido que le explicaran como servían los santos valientes.

"Ya veo. Así que Lint será algo así como el sustituto de Dulio, ¿verdad?"

"Así es. La joven Lint era muy hábil luchando antes, pero ahora con la espada que le regalaste, se ha vuelto mucho más fuerte de lo que era antes." Respondió Michael con una sonrisa. "Ahora es capaz de luchar contra enemigos muy fuertes."

"Ya veo. Me alegra que esa espada le esté ayudando mucho." Dijo Edzard con una sonrisa amable.

La sonrisa el rostro de Edzard hizo que Azazel sonriera de manera burlona. "Oye, Edzard. ¿Acaso planeas agregar a Lint a tu harem?"

Edzard parpadeó y luego se sonrojó al escuchar esas palabras.

"¿Q-q-qué dices, ero-datenshi?" tartamudeó Edzard mientras desviaba la mirada. "Le di esa espada porque ella necesitaba un poco más de poder para luchar. Además, de que la considero una amiga, por eso sé que puedo confiarle un arma como esa."

"Ohh. Así que confías en una chica que solo has visto tres veces. Eso sí que es una buena amistad" Dijo Azazel con un tono sugestivo. "¿O es que así es como cortejan a las mujeres en Skyrim?"

Edzard siguió sonrojándose, pero no negó nada. Michael vio aquello y decidió ayudar al joven dragón.

"Azazel, deja de molestar a Edzard-dono."

Azazel miró a Michael y chasqueó la lengua con irritación, pero decidió hacerle caso a su hermano.

"Muchas gracias por eso." dijo Edzard mirando a Michael.

"No hay de qué." Dijo Michael con una sonrisa, para luego recordar que quería hacer le una petición a Edzard. "Edzard-dono. ¿podría pedirle algo?"

Edzard parpadeó confundido, pues era la primera vez que el líder del cielo le pedía algo. Sin embargo, asintió en respuesta.

"Me gustaría saber si estaría dispuesto a recibir a Lint Sellzen en su grupo."

Edzard miró al líder del cielo sin entender. "Disculpe, pero ¿Por qué me pide eso?"

"Vera, Edzard-dono. Me gustaría que el cielo tenga un agente con usted para ayudarle en los combates contra los daedras de la misma manera en que los Caídos tienen a Mittelt." Respondió Michael. "Y debido a la cercanía entre ambos, hemos decidido que la joven Lint sea la elegida."

Edzard se llevó la mano a la barbilla unos segundos pensando. Al final decidió aceptar la propuesta, pues no le veía nada negativo.

"Está bien. No le veo ningún problema en aceptar a Lint." Respondió Edzard. "Pero quisiera que ella recibiste un entrenamiento intenso para poder reducir la brecha de poder entre los miembros de mi grupo y ella."

Michael asintió con una sonrisa.

"Entonces, con este tema ya cerrado, continuemos con esta reunión." Dijo Sirzechs.

"Sí. debemos de hablar de aquello." Dijo Ajuka mirando a todos. "¿Cómo trataremos con los líderes de la facción Old Satán de la Khaos Brigade?"

La sala quedo en silencio, pues ninguno sabía qué hacer. Los cuatro líderes miraron a Edzard, pero recordaron que uno de los principales requisitos que había pedido Edzard para unirse al pacto de Kuoh era el de que solo intervendría de manera directa si había algún ser de Nirm involucrado. Así que esto estaba fuera de aquello, pero conociendo las habilidades que Edzard les había dicho que tenía, era el mejor para esto. Además, de que cada miembro en su grupo estaba como mínimo al mismo nivel de un demonio de clase alta. Esto facilitaría el trabajo.

Edzard suspiró al ver que lo miraban. Sabía lo que querían pedirle, así que, poniendo la misma sonrisa que solía poner cuando Brynjolf le decía que iban a atracar a alguien, decidió ayudarles.

"Está bien. Yo iré, pero tengo algunas condiciones para hacer esto."

Todos asintieron.

"Lo hare a mi manera. Y ustedes me deberán un favor cada uno, el cual podré cobrar más adelante."

Todos asintieron, pues la petición no les parecía nada insensato o desproporcionado.

"Y ahora viene la parte más preocupante de la charla." Dijo Azazel.

"Sí. La parte en la que hablamos de los daedras." Dijo Sirzechs sobándose la cien por el estrés que le causaba habar de esto.

"¿Como vamos? ¿Han aparecido nuevos portales?" preguntó Edzard mirando a todos.

"Afortunadamente solo han aparecido esos tres, en España, Francia y México. Y por la información que diste en tu informe, parece que solo aparecieron daedras de nivel medio." Dijo Ajuka.

'Esto no es normal. Si bien Dagon no es un idiota, suele ser más avezado al atacar, por lo que no es normal que no hubiese lanzado ya un ataque usando Dremoras y Xivilai. Pero no solo está reteniendo su ataque, sino que tampoco veo a sus adoradores humanos.' Pensó Edzard llevándose la mano a la barbilla, pues recordaba esos portales. Estuvo pensando en la razón para que Dagon estuviese retrasando su primer gran ataque, pero no se le ocurría nada concreto. 'La única razón en la que puedo pensar es que Dagon sabe que Bal tiene sus ojos puestos en la tierra también, por lo que está enviando a sus tropas a frustrar los planes de Bal. Eso también significa que Bal está haciendo lo mismo.'

Al volver a la realidad, Edzard vio que todos lo miraban, así que decidió compartir sus pensamientos.

"Entiendo. Si lo que dices que es verdad entonces es algo bueno para nosotros." Dijo Sirzechs con una sonrisa, una sonrisa que casi todos tenían.

"Yo no diría que sea algo bueno." Dijo Edzard sacando a todos de su felicidad. "Si bien es cierto que están madreándose entre ellos ahora, eso no es algo que durara eternamente. De hecho, puede que lleguen a aburrirse y decidan atacar al mismo tiempo para conquistar la mayor cantidad de territorio posible para luego seguir matándose como idiotas."

"Y tenías que matar el ambiente." Dijo Azazel negando con la cabeza. "A veces eres muy serio, Ed-chan."

A Edzard le apareció una marca en la frente por el apodo que le dio Azazel.

"Sin embargo, a pesar de que eres serio, también eres afortunado, ya que no tienes una, sino cuatro amantes." Dijo Azazel con una sonrisa, pero luego esa sonrisa se volvió una burlona. "Aunque, creo que pronto podrían ser cinco si decides poner tus garras sobre la pequeña Lint."

"¡Maldita sea, Azazel! ¡Lint es solo una amiga!"

"Sí. Así inician todas las relaciones amorosas. Parece que tendré que decirle al Sekiryuutei que planeas agregar a otra chica a tu harem." Dijo Azazel sonriendo divertido. "Me pregunto cómo racionará."

Tras esas palabras, a la mente de Edzard llegó la imagen de un Issei de rodillas llorando lágrimas de sangre mientras le maldice por intentar quitarle su futuro título del Rey del Harem.

"Edzard-dono. ¿Crees que algún dia podremos tomar la iniciativa y atacar a los Daedras?" preguntó Michael llamando la atención de Edzard.

"La verdad es que sin números eso no es posible." Dijo Edzard mientas negaba con la cabeza. "Les recuerdo, que ellos nos superan en numero de una manera ridícula. Además, de que sus tropas son inmortales, por lo que recuperarían sus números en un corto periodo de tiempo. También, atacar a un príncipe en su plano sin el apoyo de algún otro príncipe es algo estúpido."

La sala quedo en silencio, pues nadie sabía que responder a lo que Edzard había dicho.

"Supongo que llegados a esto tendremos que buscar aliados en otras mitologías." Dijo Azazel.

"Ese parece ser el curso de acción más prudente." Dijo Ajuka.

"Azazel tiene razón, pero hay un problema." Dijo Michael. "¿A qué facción debemos acercarnos primero?"

Todos se quedaron pensado, pues ni Dios y los satanes originales tenían buenas relaciones con las otras religiones. Estuvieron en silencio un momento, hasta que alguien habló.

"Creo que podríamos conseguir un aliado." Dijo Azazel.

"¿Quién?" preguntó Sirzechs,

"Odín."

La sala quedo en silencio mientras Edzard miraba a todos sin saber que decir. En su mente el eco de ese nombre resonaba, tal vez lo había oído en algún lugar, pero no recordaba donde.


El cielo nocturno se encontraba iluminado por una hermosa aurora boreal mientras el palacio donde vivía Edzard y su familia se encontraba iluminado por las luces de mago. En el estudio personal de Edzard se encontraban todos los miembros de su grupo, incluida Tiamat.

"¿Así que el cielo te ha pedido que Lint-san se una a nuestro grupo?" preguntó Asia con una sonrisa, pues estaba emocionada por recibir a alguien con quien hablar sobre temas religiosos.

"Sí." respondió Edzard.

"¿Y qué has respondido?" preguntó Aika.

"He aceptado la solicitud. Ya que no le veo ningún problema."

"Tienes razón con eso. Siempre es bueno tener más apoyo para luchar contra los Daedras." Dijo Valerie.

Todos asintieron, pues no podían saber qué tipo de Daedra podría salir de un portal.

"¿Qué nivel de poder tiene esa chica?" preguntó Mittelt.

"No lo sé. Pero le he enviado al Arcángel Michael una solicitud para que le den a Lint un entrenamiento exhaustivo hasta el dia en que se una al grupo." Dijo Edzard, para luego colocar una carpeta en la mesa. "Si bien la noticia sobre el nuevo miembro es importante, no es la verdadera razón por la que las he convocado aquí."

Las chicas tomaron la carpeta y comenzar a verla una por una.

"Entonces, ¿Tenemos que destruir la base de los líderes de la Old Satán Faccion de la Khaos Brigade?" preguntó Asia mirando a su esposo.

"Así es. Es una petición que me hicieron todos." Respondió Edzard mirando a sus compañeras. "Acepte, pero no sin dejarles en claro que tendrán que pagar por esto, ya que mi papel en la alianza es el de apoyarlos con los Daedras. El pago es un favor de cada uno de los lideres de las tres facciones. O al menos eso es lo que les hice creer, ya que aparte de eso, me aseguré de que no mencionen que es lo que se hará con lo que encontremos en la base. Por lo que podremos saquear el lugar a placer."

"Bien jugado, jefe. Bien jugado." Dijo Tiamat con una sonrisa.

"Supongo que ya has comenzado a pedir cosas, ¿verdad?" preguntó Aika.

"Así es. Ya comencé a pedir cosas." Dijo Edzard mirando a Aika y entregándole una carpeta. "Le he pedido que se te permita hacer un pacto con un demonio poderoso."

"¡¿Enserio?!" gritó Aika incrédula al ver con quien haría un pacto.

"Sí. Fue difícil convencerla, pero al final accedió."

"Así que hare un pacto con «La reina más fuerte»." dijo Aika sonriendo

"Eso hace que los demonios hayan cumplido su parte. ¿Qué les pediste a los Ángeles y a los Ángeles Caídos?" preguntó Valerie.

"A Michael le pedí que me preste un objeto que haya usado Dios hasta su muerte."

Las chicas parpadearon confundidas, pues no entendían por qué Edzard había pedido eso.

"Ed. ¿Por qué pediste eso?" preguntó Asia.

"Quiero saber la razón por la que murió Dios." Respondió Edzard serio. "Hay muchas cosas que me intrigan sobre su muerte, sobre todo, ¿Qué estuvo haciendo para acabar tan agotado?"

"Ya veo. ¿Qué pasa con los Caídos?" preguntó Asia.

"Quiero que Azazel me ayude a crear un dispositivo de comunicación Inter dimensional que me permita conversar con nuestros amigos en Nirm." Respondió Edzard. "Quiero obtener más información sobre los príncipes y las únicas personas a las que les confiara eso son Serana y Tolfdir. Además, quiero saber que están haciendo nuestros amigos y como van las cosas por allá."

Asia sonrió con un poco de tristeza al recordar a sus amigas en Nirm. Sin embargo, levantó la mirada y sonrió cundo vio que Edzard le había puesto la mano en el hombro.

"Tranquila. Se que estarán bien. Así que no nos preocupemos demasiado." Dijo Edzard para luego acercarse y besar a Asia.

Aika, Valerie y Mittelt hicieron un puchero y se lanzaron a besar a Edzard cuando este se separó de Asia. Luego de una rápida ronda de cariño entre todos, volvieron a sus respectivos lugares.

"Entonces, Ed. ¿Cómo atacaremos?" preguntó Aika.

Edzard sonrió y comenzó a contarles el plan.


Mientras Edzard se encontraba contándoles a sus compañeras el plan, en algún lugar del inframundo, en un laboratorio, se encontraban Rizevim y Euclid estaban conversando en una sala.

"¿Cómo siente la prótesis, Rizevim-sama?" preguntó Euclid mirando a su jefe.

Rizevim hizo una mueca mientras movía el brazo prostético que suplantaba el brazo que había perdido en su combate contra Edzard.

"Es un poco incomodo, pero al menos es funcional."

"Ya veo. No se preocupe, ese brazo está en constante mejoría, por lo que cuando haya una versión mejor, se la colocare."

Rizevim asintió a lo dicho por su sirviente.

"Entonces, ¿Qué has aprendido de Ysmir en los últimos días?" preguntó Rizevim diciendo el nombre de Edzard con veneno.

"Me temo que nada. Ese nombre no ha vuelto a aparecer en todo este tiempo."

"¿Qué hay de la Dhampir?"

"Le perdimos el rastro en Francia hace varios meses. Y no podemos usar a nuestros soldados, pues nos descubrirían y Sirzechs vendría pro nosotros." Respondió Euclid diciendo con veneno el nombre de su cuñado.

"Ya veo. Supongo que tendremos que seguir moviéndonos lentamente. La intervención de Ysmir nos ha paralizado casi por completo y nos ha robado el sacred gear que planeábamos usar para revivir a los dragones malignos." Dijo Rizevim con una mano en la barbilla. "Euclid, ¿Y si usamos el objeto que encontramos para revivirlos?"

"Podría funcionar, ya que la cantidad de magia que emite es casi infinita. Pero el problema es que la magia es muy caótica y aun no podemos controlarla." Respondió Euclid.

Antes de que alguno dijera algo más, la conversación de ambos demonios se detuvo cando un pitido les alerto que algo pasaba en el laboratorio. Ambos se levantaron y con calma se dirigieron hacia la fuente del ruido. Cuando llegaron, vieron que la causa del pitido era que los niveles de poder y energía del objeto que habían encontrado estaban subiendo.

El objeto parecía a simple vista un huevo enorme, pero si uno se acercaba podría ver que estaba hecho completamente de energía. El objeto estaba sujetado por varios arneses reforzados con hechizos de resistencia y con varios sellos para mantener su presencia oculta, ya que debido a su inmenso poder este sería fácil de localizar.

Los dos demonios se dirigieron al monitor que permitía observar el estado del objeto y lo que vieron los asombró, y es que el poder del objeto estaba que comenzaba a subir de manera descontrolada.

"¿Qué sucede, Euclid?" preguntó Rizevim al ver el objeto brillar.

"No lo sé, pero parece que el objeto está emitiendo grandes cantidad-."

¡Boom!

La sala del laboratorio explotó cuando el orbe terminó de brillar. La explosión fue tan grande que engullo casi por completo el laboratorio. Cuando el humo se disipó, se pudo ver que Euclid y Rizevim seguían vivos gracias a una barrera que ambos habían erigido.

"¿Qué fue eso?" preguntó Rizevim mirando con asombro el cráter donde estaban.

"No lo sé, Rizevim-sama."

En ese momento, su conversación fue interrumpida cuando una gran presión se hizo presente. Tanto Rizevim como Euclid cayeron de rodillas e intentaron en vano volver a ponerse de pie. La presión era tan que les costaba incluso respirar. Usando gran cantidad de fuerza, lograron levantar un poco sus cabezas y lo que vieron algo que les helo la sangre. Frente a ellos había un ser con figura humanoide hecho completamente de energía roja oscura con lagunas líneas negras.

"¿Q-q-qué eres?" preguntó Rizevim con mucho miedo, pues este ser exudaba tal cantidad de poder que superaba con creces el poder de Ophis y por lo tanto el del Gran Rojo.

El ser seguía parado allí sin hacer nada. Es más, parecía que no les estaba haciendo caso.

"T-t-tu. R-Rizevim-sama te h-ha hecho u-una pregunta." Dijo Euclid con dificultad.

El ser pareció reaccionar a lo dicho por Euclid, pues miró a su dirección. Al momento en que eso sucedió, la presión que se cernía sobre ambos demonios despareció.

Euclid y Rizevim se levantaron con las piernas temblorosas. Cuando miraron hacia el ser, vieron que este tenía ojos y una boca blanca. Vieron como una sonrisa cruel apareció. Sin perder tempo, ambos demonios saltaron hacia atrás y comenzaron a lanzarle hechizos al ser, pues sintieron su instinto asesino dirigirse a ellos. Los ataques mágicos impactaron en el ser y crearon una gran explosión.

"¿Está muerto?" preguntó Euclid mirando el humo desvanecerse.

"Por supuesto." Dijo Rizevim con una sonrisa, pues habían usado una gran cantidad de maga en esos ataques. "Nadie po…"

Rizevim se vio interrumpido cuando un tentáculo negro le empaló desde a atrás.

"¡Rizevim-Sama!" gritó Euclid al ver a su señor ser herido fatalmente. Lamentablemente, el no pudo hacer nada, pues no paso ni un segundo cuando sufrió el mismo destino que Rizevim.

El humo que cubría el lugar terminó de desvanecerse y mostró al ser completamente ileso. Además, los tentáculos que habían matado a ambos demonios eran en realidad los brazos del ser. Con un simple movimiento, ambos tentáculos se retrajeron y volvieron a su estado original. Esta acción hizo caer ambos cadáveres al suelo. El ser se acercó a ellos y puso sus manos sobre sus cabezas.

"Ya veo." Dijo el ser con voz fría y dura. Una mirada de asco apareció en su rostro cuando miró el cadáver de Rizevim. "Parece que solo eras basura. Pero al menos cumpliste con lo que quería que hagas."

Luego de decir eso, suspiró y levantando su mano, hizo aparecer un portal, del cual salió una luz morada. Esta luz se dirigió hacia el cuerpo de Euclid.

Cuando la luz termino de introducirse en Euclid, el cuerpo del demonio comenzó a sufrir algunos cambios. El primero, sus orejas se alargaron y se hicieron puntiagudas. El segundo, su cabello plateado se volvió completamente blanco.

"¿Cómo sientes tu nuevo cuerpo?"

El cuerpo de Euclid se levantó y sonrió.

"Es un poco extraño, pero siento que es más poderoso que mi anterior vasija." Dijo el extraño apretando el puño.

"Bien." Dijo el ser caminando hacia el cuerpo de Rizevim. Una mirada de asco apareció en su rostro. "No eran mi primera opción, pero hay pocos mejores anfitriones en este mundo. Los únicos que les superarían serian un problema para nosotros en nuestro estado actual. Así que esto es lo mejor por ahora."

"Entiendo, mi señor."

"También tengo noticias un poco alentadoras." Dijo el ser, comenzando a levantar el cuerpo de Rizevim e infundirlo con su poder.

"¿Qué noticias?"

"Este idiota fue derrotado por alguien que conoces muy bien." Dijo el ser de manera Criptica.

El extraño levanto una ceja, pues no sabía de quien hablaba exactamente, ya que el conocía a muchas personas.

"Este idiota se confió mucho y perdió contra un joven llamado Ysmir."

Al oír ese nombre, el rostro del extraño se agrio.

"Dovhakiin…" dijo el extraño en un susurro lleno de veneno.

"Así es. Pero él no estaba solo." Dijo el ser mientras su sonrisa crecía. "La chica a la que manipulé aquel dia esta con él."

El extraño parpadeó hasta que al fin recordó lo que su señor le había contado mientras estaban fuera del espacio tiempo en Aurbis. Al parecer, su señor podía manipular las mentes de los mortales con sangre Nirmniana que nunca hubiesen estado en Nirm, pues a diferencia de los nativos, estos híbridos no tienen la bendición de su constelación, la cual funciona como un escudo que los protege de la influencia de su señor. Por esta razón, él había manipulado a la niña cuando esta aún vivía en este mundo. Sin embargo, ahora parecía que no le sería posible, pues ella ahora tenía la bendición de su constelación, protegiéndola de su influencia.

"Mi señor, ¿Qué debemos de hacer ahora?"

"Por el momento fingiremos que somos estos sujetos. Así que sigue los planes que estos tenían. Pero mientras lo haces, busca tres cosas. Las necesitare para estabilizar este cuerpo para que pueda soportar todo mi poder." Dijo el ser, para luego acercarse al extraño y susurrándole algo al oído.

Los ojos del extraño se abrieron, pero terminó asintiendo.

"Bien, te dejo el resto." Dijo el ser mientras comenzaba a volverse motas de luz roja e ingresaba en un capullo de luz, el cual contenía en su interior el cuerpo de Rizevim. No pasó ni un segundo desde que hizo eso para que un pulso de energía viajar no solo por todo el inframundo, sino por la tierra, llegando incluso hasta Nirm.

"Por supuesto. No se preocupe, cumplir con mi deber." Dijo el extraño mientras sonreía al ver como el cuerpo de Rizevim comenzaba a cambiar lentamente.

Tomaría algunos meses para que el cuerpo del super diablo pueda acostumbrase al poder de su señor. Así que, hasta entonces, él debía de buscar los componentes que faltaban para perfeccionar este cuerpo. Mirando al cielo purpura, el extraño sonrió cruelmente. "Esta vez te destruiré, Dovahkiin."


En un castillo dorado en uno de los planos e Aurbis, se encontraba Akatosh sentado en su trono dorado. El dios dragón estaba de buen humor, pues había concluido sus deberes diarios, por lo que podría relajarse un poco. Sin embargo, de la nada sintió un increíblemente poderoso pulso de poder. El poder fue tal que terminó por dejar caer la copa de vino que tenía en su mano por el shock. Levantándose de manera abrupta, el Dios dragón del tiempo, invocó a uno de sus sirvientes.

"¿Qué necesita de mí, Lord Akatosh?" preguntó el sirviente.

"Necesito que les des un mensaje a mis hermanos. Diles que planeo hacer una reunión en la forma metafísica que hay de la torre de Adamantina en Aurbis. Así que necesito que me confirmen que día están disponibles para la reunión."

El sirviente asintió y dando una reverencia, salió del salón.

Cuando se encontró solo, Akatosh levantó la vista al cielo. Luego de eso, miró su mano derecha y vio que temblaba ligeramente.

'En el nombre de Anu. ¿Qué fue eso?' pensó Akatosh con preocupación. Unos segundos después, se dirigió hacia su biblioteca, pues necesitaba buscar información sobre el poder que sintió.


Nota de autor:

A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.

Finalmente, Edzard acaba de cumplir su venganza personal. Si bien el castigo físico no fue mucho, el alma de Diodora sufrirá por toda la eternidad, ya que no hay nada peor que estar en el Recordatorio de las almas y servir de alimento para los amos ideales, sobre todo para seres que no son de Nirm, ya que a ellos les afecta de una manera diferente.

Además, ha aparecido un sujeto que se ha cargado a Euclid y a Rizevim como si estos fueran nada. Esto obviamente ya habla que este tipo es muy poderoso. También, vemos que el propio Akatosh de manera inconsciente le teme, la razón… bueno, se los dejo a su imaginación, XD. También, vemos que no apareció solo, ya que hay alguien con él y es alguien que tiene una especie de rencor contra Edzard.

Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.