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Capítulo 46

—Muchos guerreros desean que sus acciones queden grabadas en la historia. Y para ello están dispuestos a todo, incluso vender sus propias almas. —

Eitar a Roland 4E

Un silencio sepulcral se hizo presente tras las declaraciones de Edzard. Y es que todos los que presenciaron la fuerza del golpe estaban asombrados de ver como el sujeto que los estaba destrozando hace unos segundos parecía haber sido asesinado de un solo golpe.

'¿Lo ha destruido por completo?' pensó Cao Cao mirando la espalda de Edzard. No le había tomado mucho tiempo discernir la identidad de quien detuvo a su enemigo. 'Así que, este es el poder del llamado tercer dragón celestial… El poder de un héroe de otro mundo.'

'Increíble… Ed acaba de matar a ese bastardo de un solo golpe.' Pensó Issei mientras se levantaba y desactivaba su balance breaker.

El resto de los que vieron el golpe estaban con los mismos pensamientos. Sin embargo, antes de que alguien pudiese moverse, Edzard habló.

"Issei, toma a Rossweisse y reagrúpate con -."

Lo que Edzard estuvo por decir se interrumpió cuando tuvo que mover su espada para detener un golpe que iba dirigido hacia su plexo solar. El sonido de metal chocando resonó cuando el arma detuvo el golpe. La fuerza del impacto hizo que Edzard derrapara varios metros mientras se generaba una onda de choque que provocó que aquellos que miraban el combate salieran volando unos cuantos metros.

El responsable de lanzar ese ataque era el mismo sujeto al que Edzard había golpeado instantes antes.

"Ese fue un buen golpe. Pero no debería esperar menos del «Dragon del Norte», ¿verdad?" dijo el extraño mientras tomaba una apostura de ataque.

Edzard vio con ligera sorpresa como el sujeto al que había atacado hace unos instantes estaba parado frente a él.

'Increíble. La fuerza del golpe que le di es lo suficiente grande como para abollar una armadura de acero reforzada de Nirm.' Pensó Edzard mientras veía a su enemigo. Ahora que podía apreciarlo de cerca, se dio cuenta de que su forma de vestir era muy peculiar y su postura de combate también era muy peculiar. 'Esas vestimentas… esa postura de combate… ya veo, es un monje.'

"Tu vestimenta y tu forma de luchar me dice que eres un monje, ¿verdad?" dijo Edzard comenzando a flexionar ligeramente sus piernas. "Por tu postura, es obvio que eres un maestro del Vrin-Thak."

El extraño esbozó una sonrisa en su rostro mientras miraba a Edzard y comenzaba a liberar su sed de sangre al ver la postura que Edzard había tomado. "Así es, soy un maestro del Vrin-Thak. Y por tu postura veo que estas por usar el Rawlith Khaj. Escuche que eras un usuario avanzado del Vrin-Thak y del Ziz Kurah, y por eso estoy ansioso por… ¡Matarte!"

Tras aquellas palabras, el monje se lanzó contra Edzard. Cuando estuvo a escasos centímetros de él, el monje comenzó a lanzar un combo de siete golpes a gran velocidad con la clara intención de tomar por sorpresa a Edzard. Sin embargo, sus ataques fueron todos repelidos por la espada del Dovahkiin.

Luego de desviar los ataques de su enemigo, Edzard soltó rápidamente su espada y volviendo a tomarla con un agarre diferente, comenzó a usar el estilo viento del Rawlith Khaj. La espada de Edzard generó un zumbido similar al sonido del viento del desierto cuando comenzó a moverse a extremas velocidades.


El sonido de metal chocando se comenzó a escuchar mientras los miembros restantes de la facción de los héroes miraban el intercambio de golpes entre ambos enemigos. El total despliegue de habilidad, velocidad y reflejos hizo que miraran con la quijada desencajada el combate.

'Esto es irreal. Sus ataques son tan rápidos que no puedo percibir si están que se atacan o si están usando una finta.' Pensó Cao Cao mirando lo que poco que veía del combate.

"S-s-son monstruos. Monstruos con aspecto humano." Dijo Faust con miedo mientras miraba el combate.

Mientras los dos varones de la facción de los héroes miraban con asombro y temor el combate, Jeanne miraba el combate con un sonrojo en su rostro, el cual tenía una mirada fascinada, pues era casi como si el combate pareciera un hipnótico baile mortal entre dos bailarines.

'E-es hermoso.' Pensó Jeanne mirando a Edzard desviar los ataques y contrarrestar los golpes con su propia arma.


Mientras la facción de los héroes seguía viendo la batalla, los miembros del ORC también miraban la batalla y tenían sus propios pensamientos.

Issei miraba la batalla buscando una oportunidad para poder ayudar a Edzard en el combate. Sin embargo, para su mala suerte no podía encontrar alguno.

'El nivel de poder de ese sujeto está muy por encima del de un demonio de clase alta, es obvio que esta al mismo nivel que un demonio de clase definitiva. Mi piel se ha erizado y mis instintos de supervivencia me dicen que moriré si me entrometo.' Pensó Issei apretando los puños con frustración, pues veía que, a pesar de fortalecerse, aun no era capaz de luchar contra un ser de Nirm.

'Eso fue un golpe, no… fue una finta…. Ahora ha usado tres fintas de manera casi consecutiva.' Pensó un recién despertado Kiba mientras observaba el despliegue de habilidad que mostraba Edzard al enfrentarse a este rival. 'Sabíamos que él es poderoso, pero incluso si no tuviese el poder que tiene, su habilidad de combate compensaría esa deficiencia fácilmente.'

'Esto es raro, Ed-kun ya debería de haber logrado derrotar a ese sujeto, en especial en un combate cuerpo a cuerpo, pero es extraño la forma en que ese sujeto logra detener los ataques de Ed-kun. Tal vez tenga la habilidad «reflejos rápidos», ya que no puedo encontrar otra solución para que pueda mantenerse luchando contra Ed-kun tanto tiempo.' Pensó Rossweisse con preocupación mientras terminaba de curar sus heridas con magia.

Rossweisse y los miembros aun consientes del ORC tuvieron que cubrirse los ojos cuando Edzard y el monje impactaron un golpe con gran parte de su fuerza en él, pues este originó una onda de choque que generó corrientes de aire tan fuertes que amenazaron con mandarlos a volar.

"Aghhh. Maldición." Dijo Issei mientras sostenía el cuerpo de Irina para evitar que este salga volando.

Mientras Issei cargaba a su amiga de la infancia, Kiba, por su parte, cargaba el cuerpo de Xenovia, protegiéndola de que salga volando por el aire.


Edzard desviaba los ataques del monje con su espada. Pero con cada golpe que desviaba se iba percatando de algo.

'La fuerza de cada uno sus ataques siguen aumentando con cada segundo que pasa. No…. Eso es ridículo, esta que comienza a usar cada vez mas de su fuerza conforme pasa el tiempo. Sin embargo, la fuerza que está usando ahora mismo está muy por encima de la de un adalid ordinario. De hecho, su nivel de fuerza esta al mismo nivel que el de mi padre cuando fue potenciado por el hechizo de mi madre.' Pensó Edzard mientras usaba su espada para detener el ataque del monje.

"Je, je, je. Realmente eres alguien interesante." Rio de manera maniaca el monje mientras atacaba a Edzard con sus puños. Sin embargo, luego de aquellas palabras, el dio una vuelta de ciento ochenta grados y levantando su pierna, le propinó a Edzard una potente patada lateral.

Edzard vio llegar el ataque y se protegió usando su espada. Sin embargo, al momento en que las grebas del monje impactaron con la espada de Edzard, este salió disparado como un cohete por los aires.

'¡¿Qué mierda?!' pensó Edzard con asombro, pues la fuerza del golpe estaba más allá de lo que se esperaba.

Mientras volaba por los aires, Edzard apretó los dientes y comenzó a maniobrar para lograr estabilizarse. Al lograrlo, aterrizó de pie y derrapó varios metros. Cuando se detuvo, levantó la vista y viendo a su enemigo, comenzó a estudiarlo de manera más analítica.

'Los ataques obviamente son los de un monje, pero incluso si potenciase sus golpes con magia, la pura fuerza bruta de este último golpe no fue normal.' Pensó Edzard mientras miraba a su enemigo. Luego de unos segundos, decidió usar el hechizo de «Visión del Décimo Ojo». Cuando su vista se volvió a posar en su enemigo, Edzard al fin comprendió por que este era tan fuerte.

'Sabía que era un jodido adalid daedrico con un artefacto, pero nunca espere que ese artefacto fueran sus botas.' Pensó Edzard al observar la energía daedrica que emitían las botas. Él no era idiota, sabía que el monje servía a Dagon tanto por la vestimenta como por lo que le había dicho Lint. 'Recuerda, Edzard…. ¿Qué artefacto daedrico de Dagon eran un par de botas...? ¡Por supuesto! ¡Esas botas son los «Divisores de tierra»!'

Luego de descubrir la identidad del artefacto daedrico, Edzard se puso de pie y apuntó su espada hacia el adalid mientras cambiaba el agarre de su espada. Sabía que debía de andar con cuidado, si bien tenía un cuerpo resistente, los divisores de tierra tenían el potencial de destruir ciudades fácilmente si acumulaban el poder necesario. Así que, bueno, él no quería recibir un golpe de ese nivel de poder.

El adalid miró el cambio en la postura de Edzard y sonrió de manera maniaca.

"Ohh… Así que vas a usar el estilo de «lluvia del desierto» del Rawlith Khaj. ¡Perfecto!" gritó el adalid mientras tomaba una postura diferente a la que había usado hasta ahora.

Edzard entrecerró los ojos y apretó el agarre en su espada al ver la nueva postura del adalid, pues la postura era una que se centraba más en el uso de patadas rápidas que en el uso de los puños.

'Ya veo. Planeas usar tu artefacto daedrico de manera más seguida.' Pensó Edzard mientras tomaba una bocanada de aire para calmar sus pulsaciones y mantenerse enfocado en la batalla. Si antes le había costado golpear directamente, ahora seria incluso más problemático, pues tendría que detener un artefacto daedrico minimizando el daño colateral.

Ambos enemigos se miraron un segundo y se lanzaron el uno contra el otro para continuar su batalla.


¡Booommm!

Mientras Edzard luchaba contra el adalid en el falso Kioto, el castillo donde vivía Kunou y Yasaka estaba bajo ataque por parte de varios de adoradores de Dagon.

"¡Mantengan el muro! ¡No dejen que nadie pase!" gritó Azazel mientras lanzaba cientos de lanzas de luz contra algunos miembros del amanecer mítico. Sin embargo, las lanzas no hicieron mucho daño, pues fueron bloqueadas por varias custodias.

Los youkai que recibieron la orden de Azazel obedecieron a regañadientes las órdenes del Caído. Por lo que rápidamente corrieron hacia el muro donde recientemente se escuchó la explosión. Cuando llegaron al lugar se encontraron con unos diez adoradores de Dagon que estaban usando su armadura vinculada. Desenfundando sus armas y preparando sus hechizos, los youkai se dispusieron a luchar. Sin embargo, los adoradores se movieron a una velocidad que ellos no esperaban y estuvieron por matar a varios de ellos, pero algo ocurrió en ese momento.

Los adoradores de Dagon estaban por asesinar a varios youkai, pero no pudieron hacerlo gracias a que nueve espadas doradas cayeron sobre ellos. Si bien los adoradores lograron esquivar el ataque, la explosión que resultó del impacto del hechizo con el suelo, terminó por matar a tres de ellos y los que sobrevivieron fueron tomados por sorpresa por dos miembros del grupo de Edzard, quienes se habían movido para atacar a los adoradores por la espalda.

"Azazel-sama. ¿Cómo va la resistencia de este lado del castillo?" preguntó Mittelt acercándose a Azazel.

"Vamos bien gracias a ustedes." Respondió Azazel mirando a su subordinada. Sin embargo, cuando el líder Caído intentó decir algo más, fue interrumpido cuando se escucharon varios rugidos.

"¡Wow! ¡¿Qué son esas cosas?!" gritó Aika mientras miraba como de los portales comenzaron a surgir seres similares a cocodrilos bípedos.

"Mierda…" dijo Valerie, sorprendiendo a todos. Ella se sonrojó cuando vio que todos la veían con sorpresa. "¿Qué?"

"Valerie acaba de decir groserías…" respondió Aika en shock.

"N-nunca creí que te escucharía decir groserías." respondió Mittelt en shock.

Valerie se sonrojó bastante y miró hacia otro lado.

La reacción de la Dhampir y las otras dos chicas hizo que Azazel suspirara.

"Chicas, lamento molestarla, pero… ¿saben que son esas cosas?" preguntó Azazel señalando a los cocodrilos bípedos.

Las chicas dejaron de estar en shock y haciendo pucheros respectivamente, miraron hacia donde estaban esos seres.

"La verdad, no lo se. ¿Valerie? ¿Mittelt?" preguntó Aika mirando a sus dos amigas.

"Ni idea." Respondió Mittelt.

"Yo estoy igual." Respondió Valerie negando con la cabeza.

"Bueno, entonces solo nos queda llamar a nuestra líder." Dijo Aika convocando un círculo mágico en su oído. Cuando este comenzó a brillar, ella preguntó. "Asia-chan. Mira, estamos viendo aparecer uno seres similares a cocodrilos bípedos de gran tamaño. ¿Sabes que son?"

El circulo volvió a brillar y Aika comenzó a asentir cada dos segundos. Cuando terminó de escuchar lo que Asia le contaba, el circulo mágico en su oído desapareció. Mirando al resto de los presentes, Aika vio que la miraban con expectativa.

"Asia dice que se llaman Daedroths. Y son daedras de nivel medio incluso algunos pueden ser de nivel alto. Además, mencionó que debemos tener cuidado con ellos, pues pueden escupir veneno, fuego o lanzar rayos de sus garras. También, que son muy fuertes físicamente."

"Entonces, ¿cuál es el plan?" preguntó Mittelt.

"Atacarlos con magia desde lejos y mantenernos alejados de su rango de ataque." Respondió Aika mirando a sus compañeras.

Las tres chicas asintieron y comenzaron a volar hacia los Daedroths para poder derrotarles.

Azazel miró a las chicas irse y soltó un suspiró con una sonrisa en su rostro. Era en momentos como estos en que agradecía que Edzard y su grupo no fueran sus enemigos. Dejando de ver a las chicas partir, Azazel volvió a mirar a los miembros del amanecer mítico seguir sus ataques contra el palacio. Soltando otro suspiro, creó una lanza de luz y se lanzó a matar a más enemigos.


Asia movió su espada de forma diagonal para evitar que su enemigo se defienda. La hoja de hierro meteórico atravesó la armadura vinculada como si fuese de papel y cortó en dos al usuario de dicho hechizo.

"Ufff. Lint, Ingvild. ¿Cuántos enemigos ya vamos abatiendo?" pregunto Asia mirando a las mencionadas.

"No sé, ya perdí… ¡La cuenta!" gritó Lint mientras empalaba la cabeza de un Clannfear con una lanza de luz.

El daedra reptiliano bípedo de pequeño tamaño, cuyas escamas duras normalmente eran muy resistentes no pudo hacer nada contra un arma de luz cargada con mucho poder sagrado. Además, la lanza atravesó la cabeza del daedra por la parte anterior de la cresta ósea que poseía en su cabeza.

Lint soltó un suspiro cuando retiró su lanza de luz del cadáver del daedra. La batalla había sido relativamente sencilla, pues a pesar de su fuerza física estos daedras eran más animales que seres racionales o pensantes y su forma de atacar era con su cola con púas, sus garras que podían despedazar a un mortal en segundos o con sus afilados dientes. Para vencer a este daedra y a los otros cuatro que encontró, Lint tuvo que maniobrar y esquivar mucho mientras esperaba el momento perfecto para atacar.

"Asia, Lint. Parece que Aika, Valerie y Mittelt han ido a luchar cerca de donde aparecieron los portales." Dijo Ingvild mientras volaba cerca de sus amigas.

Asia miró hacia donde estaban los dos portales que se habían abierto recientemente en las cercanías del palacio de Kioto.

'Tenemos suerte de que evacuamos el castillo antes del ataque.' Pensó Asia suspirando con tranquilidad mientras miraba la barrera que mantenía a los daedras en el área cercana del castillo. La barrera había sido creada por Azazel y varios de los youkai de alto rango ni bien comenzó el ataque. Esto había sido parte de la estrategia para mantener el ataque en una sola área.

"Entonces, Asia. ¿Qué hacemos ahora?" Preguntó Ingvild mirando a su amiga.

"No lo sé aún. Primero déjame comprobar el estado de los otros combates y de allí tomare una decisión." Respondió Asia convocando un círculo mágico en su oído y comenzando a hablar con el resto de lideres en cada uno de os escuadrones que repelían el ataque.

Luego de unos minutos, el circulo mágico en el oído de Asia se disipó.

"Entonces, ¿Cómo procedemos?" preguntó Ingvild mirando a Asia.

"Nos dirigiremos a ayudar al resto de las chicas a acabar con los daedras y luego nos adentraremos en los portales para obtener las piedras sellos de cada uno." Respondió Asia mientras se preparaba para dirigirse donde sus amigas luchando.

"Ok." Dijo Ingvild mientras se preparaba para seguir a Asia.

Lint, por su parte, miró a Asia antes de acercarse a ella para hablar. La experiencia cercana a la muerte que vivió le hizo comprender que su vida podría terminar en cualquier momento, por lo que no podía dejar de lado sus emociones.

'Ya no importa si me convierto en un ángel caído. No puedo negar más lo que siento. Si lo hago, puede que nunca tenga la oportunidad.' Pensó Lint mientras tomaba a Asia por el brazo.

Asia giró la cabeza y miró a Lint confundida.

"¿Pasa algo Lint?"

Lint miró a Asia y soltó un suspiro. Luego de aquello, habló con convicción. "Asia. ¿Cuándo esto termine podemos hablar a solas?"

Asia miró a Lint y al ver que era algo realmente muy importante para ella, asintió. "Está bien. Cuando esto termine podemos hablar a solas."

Lint asintió mientras ponía una sonrisa en su rostro.

"Bien. Ahora sin más preámbulos, vamos tenemos daedras que derrotar y dos fortalezas que asediar." Dijo Asia mientras comenzaba a volar.

Lint e Ingvild asintieron y comenzaron a volar usando sus alas. Un segundo después las tres amigas se dirigieron hacia donde estaban el resto de sus amigas luchando contra los daedras para poder al fin ponerle fin a este ataque.


Mientras se llevaba a cabo la lucha por expulsar a los daedras de Urakyoto, en una casa de seguridad en la ciudad fuera de la barrera se encontraban resguardados todos los niños y aquellos que no podían luchar.

En una habitación separada del resto de los refugiados, se encontraban Kunou y Marie sentadas una frente a otra. Ambas amigas se habían reencontrado hace casi nada y juntas habían sido enviados al refugio. Su pequeña amistad había dado un pequeño paso en este reencuentro, ya que ambas comenzaron a llamarse por apodos cariñosos y ya no con sus nombres completos.

Kunou tenía las orejas decaídas, claro indicio de que no se encontraba bien anímicamente.

"Ku-chan. ¿Estas bien?" preguntó Marie mirando con preocupación a su amiga.

Kunou levantó la vista y trató de poner una sonrisa, pero fue en vano. Luego de percatarse de que no pudo poner una cara que tranquilizase a su amiga, decidió suspirar y hablar.

"No, Ma-chan. No estoy bien." Respondió Kunou mirando al suelo.

"No estes triste, Ku-chan." Dijo Marie acercándose a su amiga y dándole un abrazo. "Veras que tu mamá va a volver. Solo ten paciencia."

Kunou miró a su amiga y la vio sonreír mientras sus ojos no mostraban nada más que convicción y confianza. La sonrisa de su amiga era tal que lentamente sus labios se movieron y mostraron una sonrisa.

Cuando Marie se separó de su amiga y la vio sonriendo, también sonrió. Sin embargo, en ese momento se escuchó un gran estruendo, el cual sacudió la habitación por completo, esto hizo que las dos niñas se tambalearan un poco. Cuando al fin pudieron estabilizarse, Kunou miró a Marie.

"¿Q-que paso?" preguntó Kunou poniéndose de pie. Cuando no escuchó una respuesta miró hacia donde estaba Marie y lo que vio la dejo completamente asombrada. Su siempre feliz amiga que miraba fijamente hacia el este, más exactamente el lugar donde estaba la entrada de la ciudad.

Marie miró a Kunou y tragando un poco de saliva, la hija del último sangre de Dragon le respondió a su amiga. "Y-yo no lo se. Pero lo que ha generado ese estruendo es algo muy malo. Tiene un aura muy oscura."

Cuando Kunou estuvo por decir algo más, de la nada la puerta de la habitación fue abierta sorpresivamente.

"¡Kunou-sama!" gritó un tengo anciano entrando en la habitación. El viejo tengu estaba que sudaba y se notaba que estaba con miedo, pero a la vez con alegría.

Al ver al youkai en ese estado, Kunou se acercó a él.

"¿Qué sucede?" preguntó Kunou.

"S-su madre, Yasaka-hime ha vuelto."

Kunou se quedó helada como piedra al escuchar aquello. Sin embargo, logró salir de su sorpresa y rápidamente salió del lugar siendo seguida por el tengu, quien llevaba a Marie en su espalda.

El pequeño grupo recorrió el lugar a gran velocidad y lograron llegar en unos pocos minutos al lugar donde se suponía que debía estar Yasaka. Cuando llegaron, pudieron ver al ORC y a Rossweisse, quien cargaba a una inconsciente Yasaka en sus brazos.

La forma humanoide de la madre de Kunou era el de una mujer joven voluptuosa con el cabello largo de color rubio. Sus rasgos faciales eran delicados y tenía las cejas muy cortas y redondeadas, algo que confundió a Marie, ya que era la primera vez que veía unas cejas así. Su largo cabello estaba atado en una cola de caballo, la cual comenzaba a tomar forma de espiral mientras se acercaban a sus piernas. Su vestimenta consistía en un kimono amarillo, el cual mostraba un gran escote. Tenía un obi dorado y una especie de abrigo negro con calaveras doradas. Su cabello también llevaba un adorno japonés tradicional.

"¡Hahaue!" gritó Kunou mientras corría hacia su madre.

Cuando la pequeña kitsune llegó, vio que su madre no reaccionaba. Por lo que comenzó a gritar más fuerte. "¡Hahaue, soy yo, Kunou!"

Al ver que su madre seguía sin despertar, Kunou miró con desesperación a Issei y al resto.

"¡¿Qué sucede, por qué no despierta?!" gritó Kunou.

Issei vio a la pequeña Kitsune e intentó contestarle, pero no pudo, pues en ese momento otra explosión hizo que el lugar temblara.

"Maldición. Parece que tendremos que evacuar este lugar. Estamos muy cerca de la batalla."

Las palabras de Issei hicieron que los Youkai que estaban allí reunidos se preocuparan. De entre todos uno dio un paso al frente y preguntó. "Sekiryuutei-dono. ¿Qué quiere decir con que estamos cerca de la batalla?"

Issei miró al youkai, un nekomata por la apariencia, y comenzó a contar lo que había pasado.

Flashback

Issei miraba con asombro como la batalla continuaba. Si antes era increíble, ahora era otra cosa. Los golpes que se daban eran a tal velocidad que a duras penas podía distinguir lo que pasaba. Era como si estuviese viendo la batalla de Edzard con Loki, pero ahora, el enemigo si podía defenderse cuerpo a cuerpo correctamente y no como el Dios nórdico.

La atención de Issei en la batalla despareció cuando escuchó a Cao Cao hablar con sus compañeros. Al posar su vista en ellos, vio que el mago le dijo algo a Cao Cao y este asintió. Luego de eso, el lugar fue envuelto por una niebla de manera tan sorpresiva y rápida que ninguno pudo hacer nada para avisar lo que ocurría.

Cuando la niebla se deshizo, todos estaban en la ciudad de Kioto, pero por fortuna, estaban en el lado de los Youkai y no en la ciudad humana.

"¡Issei! ¡Rossweisse! ¡Kiba! ¡Saji!"

Issei y los mencionados miraron a Edzard al escuchar sus gritos.

"¡Vayan a un lugar seguro! ¡Si se encuentran con alguien pidan que los lleven al refugio! ¡Cuando lleguen allí creen una barrera para proteger el lugar o en caso contrario evacuen el lugar! ¡Rossweisse, toma a Yasaka contigo y llévala a ese lugar!"

Fin Flashback

"Y eso fue lo que sucedió." Dijo Issei terminando de contar lo que había sucedido.

"Ya veo. Así que, la facción de los héroes se fue y los dejó allí botados."

"Así es. Pero, mejor cambiemos de tema rápido. ¿Cuántos hay aquí que puedan crear una barrera decente?" preguntó Rossweisse interrumpiendo la conversación de Issei.

El anciano solo miró a Rossweisse y soltó un suspiro. "Me temo que aquí solo hay niños, ancianos y personas que no pueden luchar."

Tras escuchar esas palabras, Rossweisse se llevó una mano al mentón y comenzó a pensar. Al final, solo pudo llegar a la conclusión de que debían de irse de allí, pero la pregunta era a donde. No podían ir al palacio, pues estaba bajo ataque, además, estaba encerrado por una barrera. La segunda opción era un lugar fuera del Urakyoto, pero a donde. Sin embargo, antes de que pudiese hacer o decir algo, sintió que tiraban de la tela de su armadura. Así que, mirando hacia esa dirección, vio a Marie quien tenía la mano extendida y le estaba entregando una pequeña piedra tallada.

"¿Qué es esto?" preguntó Rossweisse mirando la piedra.

"Es una piedra de…. ¿Algo?" dijo Marie con confusión, pues no sabía que era la piedra exactamente, pero si sabía que podía hacer. "Pero he visto a papá y a mamá usar esa piedra para crear barreras."

Aquellas palabras hicieron que Rossweisse abriera los ojos como platos. Por lo que, mirando más de cerca la piedra, vio que era una piedra sello para crear barreras. Una sonrisa hubiese aparecido en su rostro si ella pudiese usar Magicka para activarla, pero para su mala suerte no podía. Además, tampoco podía activar esa piedra con magia, pues ella había estado estudiante hasta el cansancio sobre la magia tanto de la tierra como la Nirmniana para tratar de encontrar la manera de unirlas sin la necesidad de ser una hibrida como Asia, pero había fallado estrepitosamente.

Poniendo una sonrisa triste, Rossweisse miró a la hija de su amigo/interés amoroso. "Marie-chan. Sabes que yo no puedo usar Magicka, ¿verdad?"

Marie asintió como respuesta a la pregunta.

"Entonces sabes que no puedo activar esta barrera."

Marie miró confundida a Rossweisse y luego habló. "Pero, si esa piedra estaba en el laboratorio de Papá. Leí un poco de lo que decía la nota y se puede activar sin magia."

Aquellas palabras hicieron que Rossweisse abriera los ojos con sorpresa y horror. Sorpresa al saber que si podría usar la piedra para crear una barrera y horror al deducir que Marie la había tomado del laboratorio personal de Edzard sin pedir permiso.

"Ya veo. Gracias por la piedra, pero no vuelvas a hacer algo como eso, ¿Entendido?"

Marie miró a la amiga de sus padres y asintió.

"Bien." Dijo Rossweisse con una sonrisa mientras le frotaba la cabeza a Marie.

Rossweisse miró a los presentes y apretando la piedra, el único modo que se le ocurrió que sería la forma de activación, esperó que pasase algo. Para fortuna de la valquiria era como si los dioses le sonriesen en ese momento, pues ni un segundo después de que apretó la piedra, de esta surgió un rayo de luz que subió hacia el cielo y luego formó una enorme cúpula de energía de color azul.


Edzard desvío un golpe del Adalid con su espada y al hacerlo se generó una onda de choque que se extendió por varios metros.

'Maldita sea. Esto se está complicando.' Pensó Edzard con preocupación.

La batalla se había complicado desde el momento en que Cao-Cao había huido con su grupo, pues al hacerlo los envió a Kioto. Afortunadamente aparecieron en el lado sobrenatural y no en el humano. Pero eso no quitaba el hecho de que se vio forzado a luchar con una sola mano, pues en la otra usaba el hechizo «Detectar vida». Él hacia esto para saber dónde estaban los youkai civiles y así evitar que estos sufrieran por el daño colateral de la batalla. Sin embargo, esto tuvo como consecuencia que tuviese que reducir sus habilidades para evitar causar mucho daño que terminé matándolos.

Además, la preocupación de Edzard también se centraba en lo que pasaba en el castillo de Yasaka, pues cuando apareció pudo ver que no había uno, sino que había dos putos portales a Oblivion. Eso hizo que él se preocupara por sus amantes y sus amigas. Sin embargo, su batalla contra el adalid estaba lejos determinar por ahora.

"¡¿Qué pasa, Dovahkiin?! ¡¿Por qué te contienes?!" gritó el adalid mientras lanzaba un combo de cinco golpes consecutivos contra Edzard.

Edzard apretó los dientes cuando tuvo que desviar todos los golpes y evitar que las ondas de choque fueran a parar a algún lugar cercano al refugio.

"¡Deja de preocuparte por los insectos que hay por aquí!" gritó el adalid mientras se lanzaba contra Edzard. Cuando estuvo frente a él, lanzó tres puñetazos, los cuales fueron esquivados por Edzard, pero al ver sus ataques esquivados, él se inclinó un poco a la derecha y lanzó una potente patada contra Edzard, quien tuvo que usar su espada para desviar el ataque. Sin embargo, el ataque estaba cargado de magia, por lo que originó una onda de choque que terminó por destrozar cinco casas cercanas.

"¡Concentra toda tu atención en mí! ¡De lo contrario, morirás!" gritó el adalid mientras seguía atacando a Edzard sin descanso

Edzard seguía a la defensiva mientras detenía, esquivaba y desviaba los ataques que amenazaban con impactarle.

'Maldición. Tengo que hallar la manera de cambiar las tornas de esta batalla, pero… ¿Cómo lo hago?' pensó Edzard con preocupación, pero para su fortuna en ese preciso instante vio un hilo de luz surgir desde donde estaba el refugio. Una sonrisa apareció en su rostro al ver la barrera en forma…. De ¿remolino?... 'Espera… ¿Cómo es que...? ¡Marie! Pequeña…. Aghhh… la verdad no se si sentirme irritado por que hayas tomado esa piedra de mi estudio u orgulloso del talento que demuestras como ladrona.'

Edzard no sabía que sentir por su hija en este momento, pues no necesitaba ser un genio para deducir que esa barrera se formó por la piedra sello en la que había estado trabajando. Pese a la ligera molestia que sintió, decidió dejar de pensar en aquello, ya lo haría más tarde. Ahora que vio que los civiles estaban protegidos, descartó el hechizo que estaba usando. Ya con su otra mano libre, Edzard tomó el mango con ambas manos y decidido a acabar con esto.

'No pude luchar con todo por temor a dañar a mis amigos o a los civiles, pero ahora que ya están a salvo, bueno, ya verás.' Pensó Edzard mientras miraba a su enemigo. La batalla que se había llevado a cabo desde hace unos momentos le había permitido saber que estilo de lucha usaba el adalid, por lo que, extendiendo su mano izquierda, estuvo tentado a convocar una segunda espada akaviri. Sin embargo, antes de hacerlo descartó esa idea, pues aún no había logrado llevar su estilo Zhan Khaj al nivel necesario para luchar contra un adalid, por lo que decidió seguir usando el Rawlith Khaj.

El adalid de Dagon miró la postura de Edzard y también sus ojos. Una sonrisa apareció en su rostro, pues ahora mismo veía que él estaba por luchar de manera más seria, por lo que también cambió su postura del Vrin-Thak al Ziz Kurah.

El viento se calmó por un instante mientras ambos combatientes se preparaban para luchar.

"Antes de comenzar te daré el nombre de quien será tu verdugo, Dovahkiin. Me llamo Norgred, Norgred Crowheart."

Edzard vio al Adalid, no, vio a Norgred y apretó el agarre en su arma. El conocía ese nombre, no el nombre de Norgred, sino el de Crowheart. Ese nombre era un nombre de clan muy peculiar, no era famoso, pero si conocido por aquellos que eran como el, es decir, personas que les gustaba leer demasiado. Aquel clan estuvo presente en algunas crónicas de batallas de la guerra de los tres estandartes. Lamentablemente, ese clan solo aparecía allí y de manera muy reducida.

"Ya veo. Ahora entiendo por qué te convertiste en adalid de Dagon." dijo Edzard mirando a Norgred. "Lo hiciste para obtener fama como un destructor y hacer que tu clan fuese relevante, ¿verdad?"

Por primera vez desde que se vio cara a cara con Norgred, Edzard vio aparecer una emoción diferente a la de sed de batalla. El rostro de Norgred primero pasó por la confusión y luego por la diversión.

"¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja!" Norgred comenzó a reír con mucha fuerza. "No puedo creerlo, ¿De verdad piensas eso?"

Edzard miró desconcertado al nórdico, pues no entendía por qué decía eso.

"No lo entiendes, ¿verdad?" preguntó Norgred al ver el rostro de Edzard. "Bueno, seré una buena persona y te lo dire. No me interesa traer gloria al clan Crowheart. Me convertí en adalid de Lord Dagon simplemente porque estaba aburrido. Es lo mismo que te sucedió a ti, ¿verdad?"

Edzard frunció el ceño al escuchar la burla final que dijo Norgred.

"Ohh. No pongas esa cara. Se porque dejaste de Nirm, después de todo eres parecido a mí. Lo hiciste porque te aburriste de tu vida allí, ¿verdad? No puedo imaginarme lo aburrido que debe ser el más poderoso de tu generación."

Edzard dejó caer su postura y miró al adalid con fastidio. "Por favor, no me pongas en el mismo saco que tú. Si bien es cierto que algunas cosas se habían vuelto aburridas, nunca dejaría Nirm por una razón tan estúpida como esa."

Norgred miró a Edzard y dejó caer su sonrisa.

"Sabes con lo que me has dicho ahora entiendo algo. ¿Quieres te diga la verdad de la razón por la que te volviste Adalid de Dagon?" preguntó Edzard mientras comenzaba a caminar alrededor de Norgred con una sonrisa de burla en su rostro. "Tú lo hiciste porque a pesar de tu poder no pudiste sobrepasar los límites que tenías. Lo intentaste por mucho tiempo, pero al ver que no lograbas nada, decidiste tomar la opción más fácil. Te entregaste a Dagon para recibir un aumento de poder y prolongar tu vida para sobrepasar los límites mortales, en vez de aceptar tu propia mortalidad y morir con orgullo por tus logros."

Tras terminar de decir esas palabras, Edzard se agachó para esquivar un puñetazo de Norgred, quien se había lanzado sin decir ni una sola palabra.

"Realmente, te has enojado, ¿verdad?" dijo Edzard luego de dar un salto para alejarse de Norgred.

"¡Cállate! ¡Tú no sabes nada!" gritó Norgred abalanzándose contra Edzard.

Edzard vio como el adalid lanzaba un puñetazo dirigido hacia su pecho, más precisamente hacia su corazón. Moviéndose hacia la derecha, esquivó el ataque y luego moviendo su espada, dio un corte en diagonal descendente. Sin embargo, el ataque fue desviado por Norgred, quien luego de eso comenzó a desatar un combo de golpes rápidos contra Edzard. Todos los golpes eran tan rápidos y fuertes que generaban ondas de viendo que podrían mandar a volar a cualquier persona que estuviese cerca, pero no a Edzard, quien manteniéndose firme, usó su espada para desviar todos los ataques a la vez que contratacaba su enemigo usando la postura de viento de su técnica marcial.

Ambos enemigos estuvieron intercambiando golpes a gran velocidad sin ceder ni un solo metro de terreno al otro. Sin embargo, al ver que no podían hacer retroceder a su enemigo, ambos saltaron hacia atrás para de esa manera tomar distancias y poder lanzar sus siguientes ataques.

Norgred apretó los dientes al ver a Edzard y dando un paso, sus botas brillaron de rojo y crearon un cráter. Un segundo después salió disparado como un cohete contra Edzard. Cuando estuvo a escasos metros de él, comenzó a lanzar una sucesión de rápidos golpes, los cuales fueron bloqueados por Edzard. Cuando vio que Edzard había esquivado su puño derecho, Norgred giró su cuerpo hacia la derecha y dando un giro de ciento ochenta grados lanzó una potente patada lateral a Edzard, quien se vio forzado a usar su espada para bloquear el golpe.

Edzard recibió el impacto del golpe y salió derrapando varios metros por la fuerza de este.

'Tch. Ese golpe fue igual que el mismo que puede darte un gigante de escarcha.' Pensó Edzard mientras se detenía y un segundo después, salió disparado contra Norgred.

Al llegar frente a su enemigo, Edzard dio siete tajos rápidos, los cuales fueron bloqueados por Norgred, pero Edzard no se detuvo allí, pues ni bien terminó de dar el último golpe, rápidamente cambio de postura y usando la técnica de lluvia del Rawlith Khaj, comenzó a dar rápidas estocadas. Estas estocadas lograron su cometido y lograron impactar en Norgred, pero extrañamente este no recibió heridas.

'¿Cómo es que no he podido herirlo? Si todos mis golpes dieron en una parte sin armadura… no me jodas. Por supuesto, este idiota está usando una armadura mágica.' Pensó Edzard al darse cuenta de por qué su enemigo no había sido herido por los ataques.

Luego de percatarse de eso, Edzard cambio el agarre en su arma y se preparó para usar el estilo de «Danza de las dos lunas». Tomando un poco de aire, Edzard salió disparado contra su enemigo y lanzó un corte ascendente, el cual fue esquivado por Norgred. Sin embargo, mientras mantenía la inercia del golpe, Edzard giró su cuerpo de izquierda a derecha y dio un salto. Mientras estaba en el aire, aprovechó para darle una patada giratoria a Norgred. El golpe tomó por sorpresa al Adalid, golpeándolo en el rostro.

La fuerza del golpe hizo que el Adalid de Dagon saliese volando varios metros, terminando por impactar y destruir tres casas. Los escombros de dichas edificaciones terminaron por enterrar a Norgred, dejando el lugar con una calma un poco inquietante.

Cuando Edzard aterrizó, el suelo se estremeció, haciendo que casi pierda el equilibrio. Logrando mantenerse de pie, Edzard vio al este y vio como uno de los dos portales que había era destruido.

'Bien, parece que han logrado destruir uno de los portales. Ahora solo falta el otro y esto estará más cerca de acabar.' Pensó Edzard.

Luego de pensar aquello, los instintos de Edzard se volvieron locos, por lo que el miró hacia el sur y vio como la suela de una de las botas de Norgred estaba a escasos centímetros de impactarle, por lo que haciendo usó de casi toda su habilidad en su forma humana, movió su katana para detener el ataque. Para fortuna para Edzard, logró hacerlo, pero no salió indemne, pues a fuerza del impacto lo hizo salir volando varios metros hacia unas casas.

Edzard atravesó las paredes de cinco casas, pero cuando estaba por atravesar la sexta, dio un giro y logró apoyarse en la pared. Ya estando detenido, Edzard miró a Norgred, quien tenía sus brazos cubiertos de fuego y sus botas exudaban poder daedrico.

'Parece que va a luchar con todo. Yo también debería de hacerlo, así que lo mejor será que use algunos thu'um.' Pensó Edzard.

Luego de pensar en eso, Edzard se abalanzó contra su enemigo, quien hizo lo mismo.

Edzard vio a cámara lenta como ambos se acercaban. Cada paso que daba era como una eternidad, sin embargo, el sabía que no era así.

'Cuatro, tres, dos…' Contó en su mente Edzard mientras se acercaba a Norgred. Cuando contó uno, Edzard abrió la boca y gritó. "¡TIID! ¡KLO!"

La visión de Edzard pasó a ser blanco y negro mientras el tiempo a su alrededor se volvía más lento. Su thu'um había funcionado y ahora podía ver un puño llameante dirigirse a cámara lenta contra su rostro. Aprovechando su thu'um, Edzard esquivó el ataque lo suficiente como para que no le haga daño, pero sin moverse demasiado para no perder la inercia del movimiento. Cuando sintió que el puño había pasado y que el tiempo volvería a la normalidad en cualquier segundo, se apoyó en su pierna derecha y dando un giro horizontal de ciento ochenta grados, movió su espada contra el cuello de Norgred. La hoja de la espada akiviri impactó contra su objetivo, pero no logró cortar la carne, pues al momento de impactar, Edzard vio como el cuerpo de Norgred brillaba de azul en el mismo instante de recibir el impactó.

Luego de aquel golpe, el tiempo volvió a su flujo normal y Edzard terminó a espaldas de Norgred, quien se llevó una mano al cuello, exactamente al lugar donde la espada de Edzard había impactado.

"Parece que usaste un thu'um para golpearme, pero fue inútil." Dijo Norgred mirando a Edzard, quien estaba de espaldas a él.

"Así parece. Tu armadura mágica realmente es dura. Es casi como si estuviese golpeando una armadura daedrica." Opinó Edzard mientras volteaba a ver a Norgred.

"Gracias." Dijo Norgred con burla.

Edzard vio a su enemigo y se preparó para continuar su batalla.


El aire que se respiraba estaba cargado de azufre y cenizas, causando un poco de molestias a quienes lo respiraban. En medio de un páramo de tierras muertas y ceniza, se podía ver a seis chicas volando hacia la única estructura que había en todo el lugar.

"¿Cuánto más falta?" preguntó Aika mientras miraba como aquella torre parecía cada vez más lejana.

"No lo se. Pero supongo que ya deberíamos de estar por llegar." Dijo Lint mirando a la torre.

"Lint tiene razón. Deberíamos llegar… ahora." Dijo Asia al ver que ya estaban a menos de cien metros de la torre.

Cuando llegaron, las seis chicas descendieron y ni bien pusieron sus pies en el suelo, se ocultaron en algunas rocas que había cerca.

"Parece que este lugar esta más protegido que el otro." Comentó Valerie mientras recordaba haber contado varios daedras menores merodeando por las entradas de la torre.

"Así parece." Señaló Ingvild mientras suspiraba.

"Bueno, no podíamos esperar que este lugar este igual de vacío que el otro, ¿verdad?" preguntó de manera retorica Mittelt.

"Tienes razón en eso. Pero por una vez quisiera no tener que abrirme paso por cientos de daedras." Opinó Aika mientras se apoyaba contra una roca.

Las otras cinco chicas se miraron y suspiraron, pues estaban de acuerdo.

Todas estuvieron meditativas unos segundos, hasta que Asia las miró.

"Chicas. Se que esto es cansado y que ya hemos gastado más del cincuenta porciento de nuestro poder destruir la otra torre, pero solo falta esto y al fin acabara este ataque." Dijo Asia tratando de levantarles los ánimos.

Las chicas se miraron y asintieron, pues Asia tenía razón. Todas se levantaron y comenzaron a planificar su ataque.

"Entonces, ¿Cuál es el plan?" preguntó Aika, mientras su mirada se centraba en Asia.

El resto de las chicas imitó el gesto de Aika y también miraron a Asia.

Asia vio que la miraban y soltó un suspiro.

'A veces desearía que Ed no me hubiera nombrado la segunda al mando.' Pensó Asia mientras se llevaba la mano al mentón y comenzaba a pensar un plan para lograr destruir el lugar. Estuvo pensado varios segundos, pues ya no podían usar la misma técnica que habían usado anteriormente para destruir el otro portal, pues para hacerlo usaron un ataque combinado de todos sus hechizos más poderosos, pero ahora no tenían la cantidad de magia necesaria para destruir el lugar. Además, de que habían gastado gran parte de las pocas pociones que les quedaban luego de repartir una gran cantidad a los defensores de Kioto. Por lo que, al final solo les quedaba una opción.

Mirando a sus amigas, Asía les contó su plan. "Bien chicas, vamos con todo. No nos contendremos en este ataque. Es la última lucha de esta batalla. Así que, acabemos con esto pronto para que podamos ir a descansar."

Las chicas miraron Asia y asintieron. Cada una tomó sus armas y se preparó.

Cuando ya estaban listas, Asia se puso al frente y cerrando los ojos, tomó un respiro. Luego lentamente abrió los ojos y mirando hacia atrás vio a sus amigas asentir.

"Bien, terminemos con esto." Dijo Asia mientras comenzaba a caminar hacia la torre. Después de dar unos cuantos pasos, Asia comenzó a trotar y finalmente comenzó a correr. El resto de las chicas siguió a su amiga y líder y comenzaron a correr hacia la entrada principal de la torre.

Cuando estuvieron a escasos metros de llegar, varios daedras se lanzaron para detenerlas. Sin embargo, ninguno pudo hacer nada, pues Asia lanzó una descarga de «relámpagos encadenados», los cuales terminaron por hacer que los daedras retrocedieran. Aunque, el ataque no terminó allí, pues ni un segundo después, Lint y Mittelt arremetieron lanzando varias lanzas de luz cada una. Las lanzas de luz impactaron en los cráneos de los daedras, disipándolos por ahora.

"Bien, sigamos." Dijo Asia al ver que sus enemigos ya no estaban cortándoles el paso.

Todas las chicas asintieron y siguieron corriendo.

Las seis lograron pasar la puerta e ingresaron a la primera sala.

Esta sala era más un pasadizo que una sala regular. Y al igual que todas las salas de este tipo de lugar, tenían la misma arquitectura que las torres que protegían las piedras sello, es decir paredes lizas de piedra negra con líneas rojas como venas corriendo por sus paredes.

"Vamos. Tenemos que llegar al sello de sangre para tomar la piedra sello." Dijo Asia mientras seguía corriendo, siendo seguida por sus amigas. Sin embargo, cuando llegó a una encrucijada, tuvo que parar abruptamente y arrodillarse para evitar ser decapitada por un mandoble.

Asia vio como el mandoble pasaba por escasos centímetros de su rostro y cortaba una pequeña parte de su flequillo izquierdo. Cuando vio que el peligro había pasado, usó sus manos como trampolín para saltar hacia atrás y tomar unos pocos metros de distancia de aquel del lugar.

"¡Asia!" gritaron las otras cinco chicas al ver como su líder casi era decapitada.

Asia miró al frente y tragó saliva con un poco de preocupación, pues frente a ella no había un dremora, sino que había seis, pero no estaban solos, pues al lado de ellos había dos Ruinach. Los Ruinach son seres muy similares a Dagon, pero de menor tamaño y poder que el príncipe, aunque, eso no signifique sean débiles, pues estaban al mismo nivel que un dremora en habilidad, pero eran más fuertes y resistentes físicamente. Su principal característica, aparte de su tamaño de tres metros, eran sus cuatro brazos, en los cuales llevaban una espada de un solo filo.

Al verlos, Aika, Lint, Mittelt, Valerie e Ingvild dieron un paso hacia atrás, pues era la primera vez que veían a estos daedras.

"A-Asia. ¿Q-qué son esas cosas?" preguntó Aika con un poco de miedo.

Asia no dejó de mirar a los Ruinach mientras contestaba a la pregunta. "Son Ruinach, un tipo de daedras muy fuerte físicamente, pero casi sin razonamiento. Aunque, eso no significa que deben de subestimarlos. Su fuerza bruta es su mejor arma, por lo que nuestra mejor táctica será mantenerlos alejados y atacarlos con magia. O al menos eso sería lo más prudente, pero como ven, hay Dremoras y ellos si usan magia. Así que eso queda descartado."

Luego de hablar, Asia comenzó a pensar lo más rápido que pudo. Solo le tomó tres segundos tener un plan muy básico, pero funcional. O al menos eso esperaba ella.

"Aika, Lint, Valerie, Mittelt. Ustedes se encargarán de los Dremoras. Ingvild-san, tu estás conmigo. Vamos a luchar contra los Ruinachs."

Las chicas miraron a Asia y asintieron. Así que, cada una se juntó con sus compañeras rápidamente y se prepararon para la batalla. Afortunadamente, lo hicieron a tiempo, pues ni un segundo pasó y ya tenían a los Dremoras encima de ellas.

Al verlos llegar, Lint y Mittelt se lanzaron contra ellos y comenzaron a entablar un combate cuerpo a cuerpo usando sus respectivas armas para frenar el avance de sus enemigos. Por su parte, Aika y Valerie comenzaron a usar magia para forzar a tres Dremoras a mantener la distancia.

Lint esquivó el hacha del dremora, la cual pasó a centímetros de su rostro. Cuando estuvo fuera de peligro, rápidamente movió su espada y lanzó un tajo horizontal, el cual fue bloqueado por el dremora, quien usó el mango de su hacha para esto. Al ver su ataque, bloqueado, Lint usó su pistola y le lanzó siete disparos de balas de magia sagrada a quemarropa en el rostro al dremora. El ataque sorpresa cumplió su objetivo y terminó por asesinar al dremora, el cual cayó al suelo inerte.

'Parece que las mejoras en mi pistola funcionan.' Pensó Lint con alegría de que su arma secundaria fuera más útil contra los daedras.

"¡Lint, agáchate!" gritó Mittelt al ver como un mandoble se acercaba hacia el cuello de Lint.

Lint escuchó el gritó de Mittelt e inmediatamente se agachó, pues ella solo la llamaba por su nombre cuando era algo importante. Así que, cuando se agachó vio como un mandoble pasó a escasos centímetros de su cabeza. Cuando el peligro pasó, Lint volvió a ponerse de pie y con un saltó se alejó del daedra que casi la mata por la espalda. Ella terminó aterrizando junto a Mittelt.

"Gracias por eso." Dijo Lint mirando a Mittelt.

"Luego me agradeces, tenemos que Dremoras que matar." Dijo Mittelt mientras se lanzaba contra un daedra.

Lint asintió e hizo lo mismo que la Caída.

Mientras Lint y Mittelt atacaban a los daedras cuerpo a cuerpo, Aika y Valerie usaban su magia para proteger a sus amigas, pues había dos Dremoras que usaban magia entre los enemigos.

"Maldita sea, ¡ya cae!" gritó Aika conjurando siete círculos mágicos, de los cuales lanzó varios torrentes de llamas. Sin embargo, es no fue todo el ataque, pues Valerie también conjuró siete círculos mágicos y lanzó ráfagas de viento, las cuales fortalecieron los torrentes de llamas.

El ataque combinado de Aika y Valerie se dirigió contra los Dremoras, quienes respondieron usando una custodia, pero que no era la misma que usaban los mortales en Nirm, pues no se creaba con magia de restauración, sino que se originaba de magia daedrica.

El ataque impactó en la custodia y explotó. Sin embargo, cuando la explosión cesó, se podía ver a los Dremoras intactos.

"Maldita sea, odio la magia de Aurbis." Dijo Aika con molestia al ver que sus hechizos no habían podido sobrepasar la protección de los daedras.

"Tenemos que pensar en otra cosa. Si seguimos atacando así, no podremos derrotarles." Dijo Valerie mientras miraba como Lint y Mittelt luchaban contra los Dremoras restantes muy bien, pues estaban que se defendían muy bien, a la vez que contratacaban cuando tenían la oportunidad. "Tenemos que acabar con los magos para poder ayudar a Mittelt y a Lint."

"Tienes razón." Dijo Aika mientras pensaba en una idea. Un segundo después, se le ocurrió algo. Así que, acercándose a Valerie, le contó su plan.

"Bien. Puede funcionar."


Mientras el resto de las chicas luchaban contra los Dremoras, Asia e Ingvild luchaban contra los Ruinachs con gran habilidad.

Asia esquivaba con gracia los ataques de uno de los Ruinach mientras trataban de encontrar un lugar por el cual atacar, pero por el momento no podía. Ingvild, por su parte, se mantenía firme a la distancia bombardeando con hechizos a su enemigo. Hasta ahora no había podido derrotarle, pues el Ruinach se defendía usando sus espadas.

Ingvild movió su bastón y creando un círculo de magia en la punta, lanzó un potente rayó de poder demoniaco puro, el cual impactó de lleno en su enemigo. La fuerza del hechizo envió al Ruinach a volar varios metros hasta que impactó en una de las paredes de la torre. Sin embargo, este no cayó derrotado, sino que solo se sacudió la cabeza y rugiendo cargó contra Ingvild, quien se vio forzado a volar en el no tan espacioso techo del pasadizo.

"¡¿Qué tan resistentes son?!" Gritó Ingvild a Asia mientras creaba un dragón de agua, el cual se dirigió hacia el Ruinach.

El daedra intentó destruir el hechizo usando sus armas, pero no pudo y terminó siendo atrapado por el dragón de agua, el cual se enroscó a su alrededor como si de una serpiente se tratase.

Al verse atrapado, el Ruinach intentó salir del hechizo, para ello comenzó a usar su fuerza. Dejando caer sus armas, el daedra tomó al dragón con sus manos e intentó romperlo, pero no pudo. Sin embargo, su acción forzó a Ingvild a usar más poder demoniaco para poder mantenerlo atrapado.

"¡Ya cae!" gritó Ingvild al momento en que usó una gran cantidad de poder y extendiendo sus manos hizo que su dragón de agua apretara con gran fuerza al Ruinach, inmovilizándolo por completo. tras aquello, el medio demonio hizo que su dragon abriera las fauces para que le arranque la cabeza al daedra de un solo bocado.

El cadáver del Ruinach cayó de forma ruidosa al suelo, llamando la atención del otro Ruinach y de los Dremoras que aun seguían vivos. Este pequeño momento de distracción fue usado por el resto de las chicas, quienes con certeros movimientos y hechizos lograron matar a sus respectivos enemigos.

Cuando ya todos los enemigos estuvieron abatidos, se reunieron. Luego de tomar un poco de aire, continuaron corriendo por los pasadizos de la torre. Las chicas atravesaron varios pisos, donde se enfrentaron a varios Dremoras, pero no se encontraron a ningún otro Ruinach. Las batallas fueron más cortas, pues ahora podían luchar todas juntas.

"Eso fue agotador." Dijo Aika con molestia, pues al haber luchado en un espacio muy cerrado habían tenido que usar sus hechizos con precaución.

"No me lo digas. Estoy comenzando a odiar luchar desde el interior de estas torres." Dijo Mittelt mientras seguía corriendo.

"Tienes razón." Comentó Lint con molestia, pero luego miró a sus amigas y las vio mirándola de manera extraña. "¿Qué?"

"Es extraño verte estar de acuerdo con algo que diga Mittelt, Lint." Dijo Asia con una sonrisa incomoda.

"Sí. Eso mismo." Dijo Ingvild mirando a Lint.

Lint parpadeó confundida, pero al final se encogió de hombros. "Es natural que en algún momento pensemos igual."

La pequeña conversación que tenían llegó a su fin cuando llegaron a la puerta que deba a la sala donde estaba la piedra sello.

"Bueno, llegamos al final. ¿Qué creen que nos espere allí dentro?"

"Espero que nada muy fuerte, ando casi exhausta. He usado más del setenta por ciento de mis reservas de poder demoniaco." Respondió Ingvild.

Asia dio un paso al frente y abrió la puerta.

Las chicas ingresaron con la guardia en alto, pues no sabían con que se encontrarían. Cuando todas ingresaron, vieron con sorpresa que el lugar estaba vacío.

"Parece que no hay nadie." Dijo Mittelt mirando por el lugar.

"Así parece..." dijo Aika caminando hacia una de las esquinas para ver si había algo escondido. "No parece que haya nada por aquí."

"Si, está completamente vacío." Dijo Asia usando el hechizo «detectar vida».

"Ya veo. Entonces, solo tomemos la piedra sello y vayámonos de aquí." Dijo Valerie mirando el lugar. Al no verla por algún lugar, parpadeó confundida. "¿Dónde estará?"

Las chicas se miraron y luego miraron el lugar y al no verla, decidieron ver el techo. Al hacerlo, vieron con horror como en el techo había un ser similar a una oruga de gran tamaño con varios dientes.

El bicho chilló con fuerza al ver a las chicas, quienes gritaron de miedo y asco. Mientras gritaban, comenzaron a correr hacia los extremos de la sala.

El bicho cayó del techo y aterrizó en medio de la sala. Luego de eso, comenzó a mirar a las chicas y luego volvió a chillar con fuerza, pero ahora también lanzo rocas fundidas desde sus fauces. Estas rocas viajaron a gran velocidad hacia donde estaban Lint e Ingvild, quienes al ver el ataque saltaron a un lado.

"¡Asia! ¡¿Qué es eso?!" gritó Lint.

Asia miró al bicho y no pudo reconocerlo. "¡No lo sé!"

"¡¿Cómo que no lo sabes?!" gritó Aika.

"¡Nunca leí de él!"

"¡¿Qué hacemos?!" gritó Valerie mientras junto con Aika esquivaban unas cuantas rocas fundidas que el bicho les había lanzado.

"¡Ataquen con hechizos basados en hielo!" gritó Asia.

Las chicas asintieron y se desplegaron de tal manera que rodearon al bicho. Cuando vieron que todas estaban en posición, Aika, Valerie, Asia e Ingvild conjuraron círculos de magia de donde surgieron ráfagas de hielo. Estas ráfagas fueron directamente contra el bicho, pero fallaron, pues este comenzó a moverse por el lugar de tal manera que logró evitar los ataques.

"¡Lint, muévete!" gritó Asia al ver como el bicho se acerca a gran velocidad hacia su amiga.

Al escuchar le grito de Asia, Lint no dudo ni un segundo y saltó hacia la derecha.

El bicho giró y cambio de dirección de ataque al ver que Lint estaba fuera de su alcance. Su nuevo objetivo era Ingvild.

El medio demonio vio al bicho llegar, por lo que desplegó sus alas y comenzó a volar. Cuando estuvo en el aire, conjuró un dragón de agua, el cual fue enviado contra el bicho. El bicho vio el dragón y deteniendo su ataque, trató de escapar, pero fue en vano, pues el dragón logró capturarlo.

"¡Chicas!" gritó Ingvild.

El grito de Ingvild fue la señal que las chicas necesitaron para atacar. Así que, Aika y Valerie conjuraron círculos mágicos de donde surgieron lanzas de hielo, mientras que Asia usó magia Nirmniana para lanzar siete lanzas de hielo. Los ataques las chicas impactaron en el bicho, el cual terminó por ser empalado por las lanzas. El bichó chillo una vez más, pero luego se quedó inmóvil y las marcas de lava por su cuerpo se apagaron.

"Parece que ya está muerto." Dijo Mittelt mientras se acercaba con precaución al bicho.

"Así parece." Dijo Asia soltando un suspiro. Luego, miró a sus amigas y les dejó que la ayudaran a buscar la piedra sello.

Las chicas buscaron por algunos minutos, pero al final, no la encontraron.

"Chicas, como no encontramos esa piedra sello por ningún lado. No creerán que…" Señaló Aika mirando al bicho.

Las chicas tragaron saliva y se acercaron al bicho. Cuando lo hicieron, Asia, Lint y Mittelt dieron un paso al frente y usando sus respectivas armas, comenzaron a abrir el bicho.

"Puaj. Que asco." Dijo Lint mientras el fétido olor de las entrañas del bicho salía y se fundía con el aire del lugar.

Las chicas se sintieron asqueadas, sobre todo las que estaban abriendo el bicho, pero al final, usaron su fuerza de voluntad para no vomitar.

Asia movía su espada de un lugar a otro, como si estuviera fileteando un pescado cuando su espada impactó en algo duro. Abriendo los ojos, Asia movió sus manos y usando «telekinesis», atrajo lo que sea que hubiese allí a sus manos. Un suspiro de alivio surgió de sus labios cuando vio que era la piedra sello.

"Ahhh. ¡chicas, la encontré!" gritó Asia, llamando así la atención de sus amigas, quienes se alegraron y suspiraron al escuchar aquello.

Luego de aquello, Aika sacó su celular y tomó una foto del bicho, para de esa manera poder buscar información sobre lo que era. Tras aquella acción, Asia sacó su Shadowkey y abrió un portal por el cual todas cruzaron.


Luego de atravesar el portal, las chicas aparecieron en Urakyoto, donde al llegar pudieron ver que el ataque del amanecer mítico había finalizado. Cuando se acercaron a preguntar, las chicas escucharon de parte de Azazel que los daedras habían dejado de salir de allí hace unos minutos.

Aquella respuesta hizo que las chicas entendieran que el portal se cerró desde que el bicho ese cayó del techo.

"Parece que todo ya terminó." Dijo Aika con alegría en su voz.

Sin embargo, cuando las chicas estuvieron por responderle, todo Urakyoto tembló.

"¿Qué fue eso?" preguntó un youkai mirando hacia el exterior de la barrera, donde se podía ver una gran cantidad humo salir. Aquello llamó la atención de todos los que estaban dentro de la barrera, pues recién lo notaban. Esto se debía a que habían estado centrados únicamente en los enemigos que atacaban el palacio.

La respuesta de aquella pregunta llegó en forma de dos seres que estaban en el aire intercambiando golpes. Uno de ellos era Edzard y el otro era un sujeto de piel roja como la sangre.


Nota de autor:

A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.

Y aquí el capitulo 46, ya nos vamos acercando al capítulo 50 XD

Como ven, en este capítulo ha transcurrido parte de la batalla contra las fuerzas de Dagon. Si bien parece que este arco acaba en el próximo capitulo, la verdad es que está planeado para abarcar unos cuantos capítulos más, por lo que aún hay unas cuantas cosas más que sucederán. También, vemos que Marie y Kunou se están acercando para ser mejores amigas, XD. Y finalmente vemos una de las pequeñas travesuras que la hija del Dovahkiin suele hacer.

Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.