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Capítulo 57

Recuerda, chico. Hay personas que están dispuestas a hacer idioteces para hacer realidad lo que ellos creen que es correcto, y en algunos casos esas idioteces mosquearan a la persona equivocada —

Kodlak a Edzard

El sol del mediodía alumbraba, permitiendo que su luz iluminara la calle principal del pueblo natal de Asia. El camino de piedra había sido reconstruido junto con el resto del pueblo después de sufrir el ataque de los daedras hace algún tiempo. Las casas habían sido reconstruidas de manera simple, siguiendo los patrones anteriores. Aquella reconstrucción había sido llevada a cabo por Edzard, el cual había gastado bastante de su dinero, pero por fortuna, no lo había hecho solo, pues las tres facciones habían trabajado juntas para reconstruir el pueblo.

"¿Asi que es aquí donde creciste, mamá?" preguntó Marie mientras miraba a su madre, la cual iba a su lado.

"Si, Marie." Respondió Asia mientras levantaba la mano y saludaba a un poblador, el cual la había reconocido.

"¿Parece que eres popular aquí?"

"Je, je, je… eso es relativo, cariño. La mitad del pueblo no me quiere porque piensa que no debí de casarme, pero la otra mitad parece estar feliz porque haya decidido comenzar una familia."

Las palabras de Asia confundieron a la pequeña dragona, la cual no entendía porque alguien estaría molesto de que su madre se casara con su padre, si ambos hacina bonita pareja. Aquellas palabras no eran solo de ella, sino que tambien eran de sus tías Aela y Serana, las cuales siempre mencionaban que sus padres cuando estaban en su burbuja de amor se ponían tan melosos que a veces era imposible mirarlos, porque las empalagaba verlos. Sin embargo, pese a la curiosidad, la pequeña hija de Asia tambien sentía algo de tristeza, pues por lo que su madre decía parecía que muchas personas no querían que ella existiese.

"¿Qué sucede, Marie? ¿Por qué pones esa cara tan triste?" preguntó Asia con suavidad al ver que su hija ponía un rostro que reflejaba tristeza muy profunda.

"E-e-es... que… por lo que me dices, hay personas que no querían que yo naciera." Respondió Marie mientras miraba a su madre, mostrándole que sus ojos estaban lagrimeando ligeramente.

"Oh, mi pequeña." Dijo Asia de manera rápida, para luego tomarla en brazos y comenzar a reconfortarla suavemente. "Tranquila, no llores."

"P-p-pero…"

"No te preocupes, la gente que no quería que nacieras es muy poca, mientras que aquellas que están felices de que estes aquí con nosotros son muchos más."

"¿En serio?" preguntó Marie ya calmándose mientras le daba una mirada esperanzadora a su madre.

"Por supuesto y si no me crees, recuerda cuánta gente que conoces te quiere mucho." Respondió Asia, señalando algunas cosas obvias.

Las palabras de su madre provocaron que Marie recordará a las personas que siempre estaban felices de verla. Aquel recuerdo provocó que ella esbozara una sonrisa en el rostro.

"¡Es cierto!" gritó Marie de felicidad mientras se preparaba para enumerar a esas personas, o al menos a casi todas. "Están las tías Aela y Serana, los tíos Vilkas, Farkas, Brynjolf, el abuelo Tolfdir, las amigas de mama del Colegio de Hibernalia, los miembros del ORC, el consejo Estudiantil y muchos más."

"Asi es, Marie. Muchas personas están felices contigo." Dijo Asia mientras ponía una sonrisa a la par que su mente iba a otras preocupaciones. Dichas preocupaciones eran una de las razones por la que estaba aquí hoy. Dicha razón le había sido transmitida por Mariella, quien le había citado, por esa razón había llegado a su pueblo natal en un dia que no tenía planeado visitarlo. Por esa razón tuvo que venir a este lugar rápidamente, pero decidiendo traer a su hija con ella, pues la pequeña necesitaba un cambio de aires mientras Kunou estaba con su madre terminando los preparativos para la construcción de las residencias de los Youkai en…. Bueno, la verdad es que su esposo aún no había elegido un nombre para el mundo creado por el, pero ya había algunos nombres sobre la mesa y estos eran: «Nueva Atmora», «Nueva Akavir» y otros nombres más en lenguas diferentes. 'Lamentablemente aún no hemos terminado de pensar en que nombre ponerle a ese mundo…. Pero bueno, eso aún puede esperar.'

Tras aquellos pensamientos, Asia decidió dejar de pensar en eso y seguir su camino hasta la iglesia. El sinuoso camino era largo, pero ella logró recorrerlo relativamente fácil y rápido, lo que hizo que llegase antes de la hora del almuerzo.

Cuando ella y su hija llegaron a la iglesia, vieron que esta tenía un mejor aspecto que el que poseía cuando el lugar fue atacado por las fuerzas de Dagon. Aquello provocó que una sonrisa apareciera en el rostro de Asia, la cual tras aquello decidió que era mejor tocar la puerta.

¡Toc! ¡Toc!

El sonido de los toques de la puerta permitió que las personas que estaban dentro de la iglesia pudiesen darse cuenta de que alguien llamaba. Asi que, enviaron a alguien para que abriera. El enviado resultó ser un hombre no mayor de los treinta, el cual tenía el cabello castaño claro con ojos azules. Su vestimenta era la de un sacerdote, pues era uno de los tres sacerdotes de la iglesia, siendo los otros dos sus compañeros.

"Si, ¿Quién es?" preguntó el sacerdote mientras abría la puerta.

Al momento en que Asia vio que la puerta se abría, puso una sonrisa y saludó al sacerdote. "Buenos días, padre."

El rostro del sacerdote pareció iluminarse cuando vio a Asia, por lo que con voz alegre le devolvió el saludo. "Oh, pero si es la hermana Asia. ¿A qué se debe el placer de su visita?"

Asia miró al sacerdote y viendo que este estaba sonriendo, le respondió de manera amable. "Vine con mi hija a visitar a la hermana Mariella."

Tras decir la razón por la que había ido, Asia giró su rostro y miró a su hija, la cual le devolvió la mirada y luego le dio un pequeño beso a su madre en el puente de la nariz. Aquella acción generó que tanto ella como Marie soltaran una risita, lo que les impidió ver como el rostro del sacerdote se agriaba al ver a Marie por un segundo, para luego volver a poner una sonrisa en su rostro.

Cuando Asia giró su rostro, esta vio que el sacerdote seguia sonriendo, solo que ahora parecía más feliz, casi como si disfrutara del momento madre e hija.

"Ya veo." Dijo el sacerdote mientras salía de la iglesia. "La hermana Mariella está en el edificio que se usa como orfanato. Asi que, si me sigues, las llevare hasta ese lugar."

"Muchas gracias." Contestó Asia con una sonrisa mientras comenzaba a seguir al sacerdote, el cual ya había comenzado a caminar.

El trayecto de la iglesia al orfanato fue corto, pues ambos edificios estaban uno al lado del otro. Gracias a ello, lograron llegar rápidamente, lo que hizo que el trayecto fuera silencioso. Cuando estuvieron frente a la puerta, el sacerdote la abrió y gritó. "¡Hermana Mariella, la Hermana Asia ha llegado!"

El grito del sacerdote fue respondido por otro grito.

"¡Gracias, padre Marcus!" gritó Mariella desde el interior del edificio, para luego volver a gritar. "¡Asia, ven al comedor!"

"Parece que es mi señal para irme." Dijo Marcus mientras miraba a Asia y se despedía con una sonrisa en el rostro. "Espero que tu estadía sea agradable. Hasta la próxima, hermana Asia."

"Gracias, padre Marcus. ¡Hasta la próxima!" se despidió Asia, la cual miró a su hija y le dijo que tambien se despidiera del sacerdote, cosa que la pequeña dragona aceptó.

Tras aquello, Marcus se fue del lugar, permitiendo que Asia y Marie llegasen a donde estaba Mariella.

"¡Hermana Mariella!" gritó Asia de felicidad al ver a la mujer que era una figura de hermana mayor para ella.

"¡Asia!" gritó en respuesta la monja.

Tras aquel saludo, ambas amigas se acercaron y se abrazaron. Cuando se separaron, Mariella estuvo por hablar, pero fue interrumpida por una pequeña tos falsa. Dicha interrupción hizo que la monja mirara hacia los brazos de Asia, lo que le permitió ver a la pequeña Marie, la cual tenía un pequeño puchero en su rostro, mientras tenia los brazos cruzados frente a su pecho. Al ver esto, Mariella solo puso una sonrisa divertida para luego extender sus manos y tomar a Marie para luego darle un suave beso en la frente. "Por supuesto que tambien te digo hola a ti, Marie. ¿Cómo has estado en estos días?"

"Je, je. Gracias. Y he estado bien y me lo he pasado genial, ya que ahora tengo a Ku-chan para jugar conmigo todo el dia, tía Mariella." Respondió Marie con una sonrisa de oreja a oreja.

"Eso es genial, Marie." Comentó Mariella mientras dejaba a la pequeña en el suelo. Tras aquello, la monja miró a su antigua protegida y haciéndole señas con los ojos, le indicó que deberían de hablar a solas.

Al percatarse de lo que Mariella quería, Asia se agachó y tomando el rostro de su hija en sus manos, le habló. "Marie, querida. ¿Por qué no vas a jugar con los otros chicos del orfanato mientras Mariella y yo hablamos de cosas aburridas?"

La pequeña dragona miró a su madre y pese a que sentía que debía de quedarse a escuchar lo que hablaban, la sola idea de estar atrapada en una charla aburrida hizo que ella tomase la oferta de ir a jugar con los otros niños del orfanato.

"Está bien, iré a jugar al patio." Dijo Marie con una sonrisa mientras comenzaba a correr hacia el patio para ponerse a jugar con los niños del lugar.

Una sonrisa estaba plasmada en los rostros de ambas mujeres mientras miraban a la pequeña ir corriendo a jugar. Cuando vieron que la pequeña había desaparecido de la habitación, ambas se sentaron en una de las bancas del comedor para poder charlar cómodamente.

"Sabes, no es muy diferente a ti a esa edad." Dijo Mariella, llamando la atención de Asia.

"¿En serio?" preguntó Asia con sorpresa y confusión, pues no recordaba nada de lo que había hecho a esa edad.

"Si, tú eras similar a ella en ese aspecto. Solías correr por todo el lugar, siempre sonriendo y tratando de hacer amigos." Respondió la monja con una sonrisa, la cual comenzó a desaparecer mientras recordaba algunas otras cosas. "Sin embargo, esa parte de ti comenzó a irse muy pronto. No tenías más de cinco años cuando comenzaste a perder esa hiperactividad. Aunque, parece que tu hija es más hiperactiva de lo que fuiste tu."

Las palabras de Mariella provocaron primero sorpresa en Asia, para luego dar paso a la confusión cuando ella mencionó que había perdido esa faceta a los cinco años, para finalmente pasar a la diversión cuando mencionó que su hija era mucho más hiperactiva de lo que ella fue. Poniendo una sonrisa en su rostro, Asia hizo un comentario sobre aquello. "Si, parece que esa hiperactividad la ha heredado de su padre."

"Oh… el joven Edzard." Dijo Mariella con una sonrisa de oreja a oreja. "Aun no logro entender cómo es que ambos terminaron juntándose y casándose. Digo, cualquiera que supiera de sus respectivos pasados no pensaría que una monja y un dragón de otro mundo pudiesen enamorarse. Aunque, ahora que lo pienso, su historia de amor parecer ser un buen material para una película de romance."

El rostro de Asia comenzó a sonrojarse cuando Mariella terminó de decir aquellas palabras, pues comenzó a sentir vergüenza de que la historia de amor que tenía con su esposo se volviese una película.

'No, ya es mucha vergüenza tener que grabar los capítulos de la serie del pasado de Ed. No quiero saber que tan vergonzoso sería tener que actuar como cuando nos conocimos.' Pensó Asia mientras sentía que su rostro se volvía cada vez más rojo, pues pese a que ella no debería de estar en la línea de tiempo usada para la serie, el escritor de los guiones pensó en ponerla en la serie en un cierto papel especial. Asi que, gracias a ello, ella tuvo que asistir a las grabaciones.

Si bien los pensamientos de Asia estaban direccionados a recordar algunas escenas del estudio de grabación, tuvo que volver a la realidad cuando Mariella le dio un pequeño toque en su hombro.

"¿Eh? ¿Qué pasa?" preguntó Asia, un poco sobresaltada por haber sido sacada de sus pensamientos.

"Nada, solo que te estuve llamando varias veces y no me hacías caso." Dijo Mariella con un poco de preocupación por su antigua protegida. "¿Esta todo bien?"

"Si, solo estaba pensando en algo."

"¿Es sobre la broma que te lance de que tu historia de amor sería una buena película?"

"No, no. No se trata de eso. Es sobre otra cosa."

"Ummm…. Bueno, solo espero que no sea algo raro." Dijo Mariella mientras miraba a Asia con ojos calculadores, pues no quería que ella estuviese haciendo algo malo o raro.

"No, tranquila. No es nada malo, de hecho, es algo que te sorprenderá cuando lo veas." Dijo Asia con una sonrisa en el rostro, tratando de calmar cualquier inquietud que tuviese Mariella.

La sonrisa de Asia logró su cometido, pues calmó los temores de Mariella, la cual terminó soltando un suspiro.

"Está bien confiare en ti, así que no te molestare más sobre eso."

Asia puso una sonrisa de tranquilidad tras oír aquello, pues no quería seguir siendo molestada por eso.

Tras aquel intercambio de palabras, las dos mujeres cayeron en un silencio cómodo, el cual fue roto por Mariella.

"Asia, creo que ya es momento de hablar por la razón por la que te llame, pero antes tengo una consulta." Dijo Mariella con voz solemne y seria. "¿Por qué viniste solo con tu hija cuando te pedí que vinieras con tu esposo?"

La pregunta de Mariella provocó que Asia suspirara, pues sabía que ella le preguntaría sobre eso.

"Ed no pudo venir conmigo porque recibió un mensaje de alguien, el cual lo citaba a un lugar de manera urgente. Por eso, él se fue y cuando tu llamaste el ya no estaba en el palacio."

La respuesta de Asia provocó que Mariella suspirara, pues no se esperaba este desarrollo. Ella esperaba que el estuviese aquí tambien, ya que quería que el supiese lo que estaba pasando.

"¿Sabes por qué lo llamaron?" preguntó Mariella, esperando que fuera el pacto los que lo llamaron para que le comentaran sobre lo que pasaba.

"No lo se. El solo me dijo que lo llamó alguien que conocíamos ambos. Pero de lo que si estoy segura es que no fue el pacto el que lo llamó, ya que ellos no suelen contactarlo de esa manera."

La respuesta de Asia causó que la monja comenzara a preocuparse, provocando a su vez que Asia tambien se preocupara, pues ella podía ver por la expresión corporal de Mariella que esta estaba sumamente preocupada por algo.

"Mariella. ¿Qué sucede? Me estas asustando un poco con tu comportamiento."

Las palabras de Asia provocaron que Mariella la mirara antes de hablar. "Hay problemas en la iglesia, Asia, problemas muy grandes."

Los ojos de Asia se posaron fijamente en el rostro de Mariella, tratando de discernir si ella estaba mintiendo. Al ver que ella no mentía, Asia soltó un suspiro. La joven exmonja tenía sentimientos encontrados en este momento. Si hubiese recibido esta noticia hace años, lo más probable es que se hubiese preocupado por la iglesia, pero ahora la historia era diferente. Su tiempo en Nirm y los recientes descubrimientos de los actos oscuros que se habían realizado en la iglesia como el «proyecto de la espada sagrada» habían hecho su opinión de la institución bajara. Sin embargo, pese a eso, una gran parte de ella aun seguia creyendo la institución era algo bueno para el mundo.

"¿Las ramas de la iglesia están por tener otro cisma?" preguntó Asia casi como si diera por hecho que lo que ocurría era algo de esos. Este pensamiento venía a que a pesar de que el cristianismo era uno solo, la iglesia cristiana se había fragmentado en diferentes ramas como la protestante, la católica, la ortodoxa, entro otras más. Si bien todas pertenecían al cristianismo y estaban bajo la jurisdicción del Cielo, estas ramas no suelen llevarse muy bien que se diga, si bien son capaces de trabajar juntas, muchas de ellas suelen acusar a los otros por no ser muy creyentes, lo que ha conllevado a que haya problemas entre ellas.

"Se podría decir que es un cisma, pero no uno normal." Contestó Mariella mientras miraba a Asia, la cual colocó una cara de confusión, pues no entendía bien lo que sucedía, por lo que Mariella se dispuso a contarle lo que estaba ocurriendo. "Asia, lo que te voy a decir es un secreto por ahora. Asi que muy pocas personas saben de esto."

"Me estas asustando, Mariella." Dijo Asia mientras sentía como una piedra comenzaba a bajar por su estómago.

"Créeme, Asia, lo que te voy a decir es aterrador en cierto sentido." Dijo Mariella mientras tomaba un poco de aire para continuar. "Recientemente han llegado informes sobre algunos exorcistas que no están de acuerdo con el estado actual de las tres facciones. Muchos de ellos sintieron que firmar la paz con los demonios y con los Ángeles Caídos es una aberración que los está alejando de su camino. Si bien una gran parte de este descontento se vio silenciado por la presencia de los daedras, no hace mucho algunos exorcistas se han convencido de que los demonios y los caídos están aliados con los daedras, por lo que es necesario salir del pacto para poder luchar contra todos los enemigos de la cristiandad."

Las palabras de Mariella provocaron que Asia mirase a su amiga unos instantes para luego dejarse caer en donde estaba sentada. Ella comenzó a tener un ligero dolor de cabeza por lo que había oído.

'¿Cómo pueden pensar algo tan absurdo?' pensó Asia con molestia, pues no podía creer que hubiese alguien pensase que el Cielo podía hacerle frente en solitario a los daedras. 'Si ya de por si el pacto tiene problemas con los daedras en su conjunto, no quiero ni pensar en que tan difícil lo tendrían el cielo y la iglesia solos.'

"¿Qué piensas de lo que te he dicho Asia?" preguntó Mariella, sacando a Asia de sus cavilaciones.

Asia miró a su amiga y habló sin rodeos y sin mentiras. "Mi opinión más sincera es que esos sujetos son unos idiotas y unos estúpidos a los que hay que encerrar en una bóveda para luego tirar la llave para asegurarnos de que nunca vuelvan a ver la luz del sol."

El rostro de Mariella se conmocionó al escuchar a Asia hablar de esa manera, ya que ella nunca había hablado de esa manera en el pasado, por lo que, frunciendo el ceño, ella se levantó de donde estaba sentada y extendiendo su mano, tomó la mejilla derecha de Asia y comenzó a estirarla, provocando un ligero dolor en la joven exmonja.

"¿Dónde en el nombre de nuestro señor aprendiste a ser tan grosera?" gruñó Mariella mientras regañaba a Asia.

Asia no podía responder, pues para su sorpresa, Mariella tenía más fuerza de la esperada, lo que le impedía hablar correctamente.

La escena de Mariella regañando a Asia se mantuvo unos momentos, hasta que la monja soltó la mejilla de Asia.

"Auch… eso dolió. ¿Por qué hiciste eso, Mariella?" preguntó Asia mientras se sobaba su mejilla adolorida.

"Porque no deberías de estar hablando de esa forma." Respondió Mariella frunciendo el ceño. "No sé quién te enseñó a hablar así, pero el dia en que la conozca le daré un buen golpe en la cabeza."

Las palabras de Mariella provocaron que cierta vampira y mujer lobo estornudaran en Nirm, a la par que sintieron un escalofrío que las confundió, pues debido a su biología única, ninguna de ellas podía enfermarse.

Por algún motivo que ella ignoraba, Asia sintió que debía de tener lastima por sus dos amigas en Nirm, sintiendo casi como si ellas estuviesen en peligro. Sin embargo, si bien esa sensación fue incomoda, no duró mucho, ya que ella necesitaba concentrarse en lo que estaba sucediendo en este mundo.

"Mariella, ya podrás seguir regañándome más tarde." Dijo Asia mientras escuchaba como la monja comenzaban a parlotear sobre malas influencias que se atrevían a corromper a su hermanita. "Dime algo, ¿Sabes de que rama de la iglesia provienen la mayor cantidad de estos rebeldes?"

Las palabras de Asia provocaron que Mariella dejara de hablar para sí misma y volviese su mirada sobre su antigua protegida. Al ver la forma en como ella cambiaba de tema para tratar un tema tan preocupante como lo podía ser una posible rebelión dentro de las filas de iglesia le llenó de orgullo, pues demostraba cuanto había crecido desde aquella joven casi insegura que era hace años. Una sonrisa de orgullo apareció por un instante en el rostro de Mariella, para luego esfumarse, ya que estaban a punto de hablar de cosas muy serias.

"No, para nuestra mala fortuna no hemos logrado saber de qué ramas de la iglesia provienen. Pero…"

"Es posible que provengan de todas las ramas, desde las iglesias cristianas occidentales hasta las que están en oriente, ¿verdad?" interrumpió Asia a Mariella.

"Asi es. Me temo que toda la iglesia está involucrada en esto." dijo Mariella mientras asentía con la cabeza, para luego decir algo más. "Aunque eso no parece ser todo el alcance de esto."

"¿En serio? ¿Qué otras sedes estarían involucradas?" preguntó Asia con un poco de confusión.

"Ha habido rumores más discretos o, mejor dicho, rumores más infrecuentes de que es posible que todos los credos que pertenecen a las religiones abrahámicas están involucrados."

Las palabras que salieron de la boca de Mariella dejaron en shock a Asia, cuyos ojos se abrían como platos, pues no se había esperado esto.

'E-e-esto es imposible… ¿Cómo es posible esto? Las tres ramas principales que componen las religiones que formaron los hijos de Abraham nunca se han llevado del todo bien. ¿Cómo es posible que se hayan unido para esto y no para cosas más importantes en el pasado?" pensó Asia mientras trataba de hallarle un poco de sentido a lo que estaba oyendo. Tras pensarlo un poco, su mente fue incapaz de descubrir lo que estaba pasando.

"¿Estas cien por ciento segura?" preguntó Asia una vez que superó el shock de la noticia que había recibido.

"No, como te dije, solo son conjeturas y rumores esporádicos. No se ha logrado captar ninguna información sobre esto."

La respuesta de Mariella pareció tranquilizar un poco a Asia, pero tras escucharla, surgió una duda en la exmonja… y es que ella no entendía como es que Mariella tenía acceso a este tipo de información.

"Mariella… ¿Cómo es que tienes acceso a esta información?" preguntó Asia mirando a la mujer que era como una hermana para ella.

Mariella miró a Asia y ladeando la cabeza le respondió con un tono de voz que indicaba obviedad. "El cardenal Strada me lo comunico para que te lo diga en persona a ti y a tu esposo."

"¿El cardenal Vasco Strada?"

"Si, el mismo. Es el quien está a cargo de la investigación sobre estos rumores." Respondió Mariella mientras sacaba una carpeta de debajo de la mesa donde estaban sentadas.

"¿Qué es eso?" preguntó Asia mientras miraba con curiosidad la carpeta.

"Es toda la información que se ha recabado sobre este tema." Respondió Mariella de manera seria mientras le entregaba a Asia la carpeta. "El cardenal me ordenó que te haga saber que está deseando que el equipo formado por ti, tu esposo y las otras chicas nos ayude para detener a estos rebeldes."

Cuando escuchó aquellas palabras, Asia al fin pudo entender lo que estaba pasando. Asi que, mirando a Mariella, ella le dijo que hablaría de esto con sus compañeras y que le hablaría a su esposo. Por ello, tras conversar sobre esto, Asia y Mariella cambiaron el rumbo de la conversación a algo más trivial. Y así ambas amigas estuvieron hablando por algunas horas, hasta que Asia se dio cuenta de que debía de volver a casa. Por lo que, levantándose, ella comenzó a dirigirse al patio, siendo seguida por Mariella.

Cuando ambas llegaron al patio las recibió una vista espantosa.

El otrora patio estaba destrozado, pero eso no era lo feo. No, lo espantoso era que los cuerpos de todos los huérfanos estaban allí tirados.

"¡Chicos!" gritaron al unísono Asia y Mariella mientras corrían hacia donde estaban ellos. Cuando llegaron, rápidamente comenzaron a examinarlos y para su buena fortuna descubrieron que ellos estaban bien, solo estaban inconscientes. Sin embargo, la sensación de tranquilidad que sintieron cuando vieron que todos estaban bien, rápidamente se convirtió en pánico cuando se percataron de que faltaba alguien.

"Marie." Dijo Asia mientras miraba por todo el lugar, buscando de manera frenéticamente a su hija entre el lugar. Al ver que no recibía respuesta, su corazón comenzó a agitarse, su estómago se sentía pesado y el miedo inundaba cada parte de su ser. Eso la llevó a buscar a su hija de manera más errática, mientras gritaba su nombre cada vez más fuerte. "Marie… ¡Marie! ¡MARIE!"

Mariella haca lo mismo que Asia, mirando por todos los lugares para ver si encontraba a la pequeña niña, pero no podía hacerlo. Los gritos de desesperación que escuchaba salir de los labios de su hermanita eran desgarradores. Sin embargo, cuando estuvo por darse por vencida, uno de los niños tosió, llamando la atención de ambas. Al oírlo, ambas mujeres se acercaron rápidamente y vieron como este abría los ojos lentamente.

"Hermana Asia… Hermana Mariella…" Susurró el niño con dificultad. El niño que estaba siendo cargado de manera amorosa por parte de Mariella tenía el cabello negro con los ojos de color azul.

"Arsan…" dijo Mariella con preocupación.

"¡Arsan, ¿Dónde está?! ¡¿Dónde está mi hija?!" gritó Asia al ver que el chico se despertaba.

"S-s-se la llevó…"

Las palabras que soltó el niño dejaron en shock a ambas mujeres, pues no se esperaron que él diga eso.

"¿Quién se llevó a Marie, Arsan?" preguntó Mariella.

"E-el padre Marcus y otros más." Respondió el pequeño niño. "Estábamos jugando cuando el padre entró y exigió a Marie que se vaya con él. En un principio pensamos que era un juego, pero luego vimos que sus manos estaban llenas de sangre… I-intentamos huir, pero quienes lo acompañaban parecían magos y nos paralizaron a todos. Uno de ellos intentó atrapar a Marie, pero esta se resistió y al ver que no podía llevarla por las buenas, comenzaron a golpearnos y amenazaron con matarnos si ella no se rendía. Y para mostrar su punto, uno de ellos comenzó a asfixiarme, fue allí donde Marie gritó que se detuvieran, ya que iría con ellos. Después de eso, todo se volvió negro."

La respuesta del pequeño dejó heladas a ambas, pues no se habían esperado este desarrollo.

Los ojos de Mariella pasaron de Arsan hacia Asia y lo que vio, la aterró. Por primera vez en su vida, la monja vio algo que jamás creyó capaz de ver en su vida. Y es que, allí, a su lado estaba Asia, la cual se había levantado, pero eso no era lo sorprendente. Lo sorprendente era que ella estaba parada de manera calmada o al menos eso mostraba su cuerpo, pero cuando Mariella vio sus manos vio que estas estaban cerradas en un puño, uno tan apretado que ella podía ver finas líneas de sangre correr de sus palmas. Aquella vista le hizo tragar un poco de saliva, pero cualquier cosa que estuviese por decir, murió en sus labios cuando levantó a mirada, ya que, al ver sus ojos, ella sintió que su alma se escapaba de su cuerpo.

'E-e-esos ojos…' pensó Mariella con miedo al ver los ojos de Asia.

Los ojos de Asia no mostraban la amabilidad que solían mostrar, sino que ahora no mostraban nada más que ira y furia total. Además, su iris había cambiado de color verde a rojo intenso. Pero eso no fue lo peor, pues ella comenzó a hablar, pero lo hacía en un idioma que no conocía. Sin embargo, ella pudo deducir que esas palabras eran insulto.

Lamentablemente cuando ella estuvo por hablar, un círculo mágico apareció a los pies de Asia y esta se fue del lugar, dejando a Mariella sola.


Las pisadas de Edzard y de Zakir eran amortiguadas por los encantamientos que tenían sus respectivas armaduras. La armadura de Edzard era su armadura de Ruiseñor, mientras que Zakir usaba una armadura de cuero endurecida de color negro, además, inicialmente él había usado una capucha, pero al ver que eso permitiría ver algunos de sus rasgos bestiales, Edzard decidió ayudarle para evitar que sea reconocido. Asi que, para lograr ese cometido, el hijo de Akatosh le había dado la máscara de Zahkriisos. La máscara de Zahkriisos era una máscara que tenía la apariencia de un rostro humano, pero cuya base inferior, donde debería de estar la mandíbula, tenía a forma de tentáculos de pulpo. El color de la máscara era plateado y tenía un encantamiento que potenciaba los hechizos de destrucción que se basaran en rayos.

"¿Cómo te sientes con la máscara, bola de pelos?" preguntó Edzard mientras se detenía para admirar el paisaje que estaba frente a él. La tierra que se extendía frente a sus ojos era, en pocas palabras, un terreno baldío desprovisto de cualquier tipo de vida animal y sobre todo vegetal. No había árboles y mucho menos arbustos, lo que permitió ver solo tierra seca sin nada más.

"Se siente algo raro, pero es posible respirar y ver bien, así que no me quejo, mocoso." Respondió Zakir, quien tambien se detuvo, estando a unos pocos pasos de Edzard.

"Bien… eso es bueno. Ahora, dime… ¿Por qué me has pedido que te acompañe a este lugar?"

Las palabras de Edzard estaban cargadas de cierta curiosidad, ya que nunca esperó que la bola de pelos le llamara para que pidiera ayuda tan pronto.

"Necesitaba a alguien que pudiese ayudarme con algo y a diferencia del Nervarino, tu si cumples uno de los requisitos para poder estar en este lugar." Respondió Zakir, sin querer mencionar que ni loco le volvería a pedir otro favor a Aryne hasta que pasen algunos siglos.

Edzard levantó una ceja ante las palabras de Zakir y sintiendo su curiosidad aumentar, decidió hacerle más preguntas.

"Bien, ya entiendo que me llamaste para algo. Pero la cosa es, ¿Qué es lo que buscas? Y ¿Qué es este lugar?" preguntó Edzard mientras miraba a Zakir. Al ver que el Lilmothiit no le diría nada, decidió mencionar algo más. "Si no me respondes a lo que te he preguntado, no daré un paso más."

Zakir miró al hijo de Roland y Selene por unos segundos para finalmente terminar frunciendo el ceño. Si bien a veces la prudencia era una más que exaltante virtud, en este momento le molestaba, ya que no quería decirle todo lo que había descubierto recientemente entre las filas de la Khaos Brigade. Sin embargo, conociendo a Edzard, sabía que él no daría un paso más hasta saber lo que pide, decidió contarle al joven dragón lo que sabia, o al menos una parte, ya que planeaba dejarle algunas cosas como sorpresa.

"Ahhh…. Está bien, te diré lo que pasa." Respondió Zakir antes de comenzar a contar algo de lo que pasaba, pues había otra razón más por la que quería ir allí. "Veras, mocoso. Hace unos días recibí algunos rumores un tanto inquietantes sobre la Facción de los héroes. Dicha información indicaba que parecía que estaban buscando algo y que para conseguirlo se habían puesto en contacto con alguien. Luego de investigar un poco más, es decir, de capturar a uno de sus miembros y de leerle la mente, descubrí que Molag Bal les había dicho que busquen una forma de eliminarte a ti, ya que te estabas convirtiendo en una molestia para sus planes. Asi que, ellos comenzaron a buscar objetos con propiedades para matar dragones con la finalidad de halla uno que pueda matarte fácilmente."

"Ya veo…. Asi que buscas detenerlos de obtener un objeto con poder de matarme." Dijo Edzard, comprendiendo la razón por la que estaban aquí. "Aunque ahora eso deja la otra pregunta, ¿Dónde estamos exactamente?"

Zakir miró al cielo del lugar y soltando un suspiro decidió decirle a Edzard el nombre del lugar exacto. La pregunta del hijo de su conocido era de entender, pues él no le había dicho a donde iban, solo lo llevó por un portal hasta este lugar.

"Estamos en una de las zonas más profundas del inframundo, para ser más exactos estamos en un lugar relativamente cerca del Cocytus."

Cuando la última palabra que dijo Zakir llegó a los oídos de Edzard, este se quedó quieto como una piedra, pues gracias a Azazel y a Sirzechs, él había estudiado los estratos o zonas del Inframundo, lo que le permitió saber dónde estaban.

"N-no me jodas…. Estamos en el «Reino de los Muertos»." Dijo Edzard en un susurro.

"Si, pudiera decirse que sí." Comentó Zakir con voz plana y casi sin preocupaciones.

"¡No me jodas Zakir!" gritó Edzard mientras se acercaba al Lilmothiit y lo agarraba por el cuello de la túnica que el usaba bajo la armadura. "Estamos en el territorio de Hades. ¿Sabes que este lugar es peligroso para los seres vivos normales?"

"Si, lo se." Respondió Zakir sin preocupaciones, antes de continuar hablando. "¿Por qué crees que te traje?"

"¿Qué quieres decir?"

"La razón por la que ni tu ni yo nos vemos afectados por esto es porque ya hemos estado en el reino de los muertos en Aurbis. Eso nos ha cambiado ligeramente, por lo que este lugar no nos afectara en nada."

"Ya veo…. Pero eso no me tranquiliza para nada." Dijo Edzard con ligera preocupación mientras soltaba a Zakir.

"Vaya, parece que alguien que ha matado a un dios con facilidad hace un tiempo tiene algo de miedo de atacar a otro dios. Eso es algo patético…"

Una vena apareció en la frente de Edzard cuando este escuchó como Zakir lo llamaba cobarde.

"No es que tenga miedo de atacar a Hades, sino que no soy estúpido. Estamos hablando de alguien que está en el top diez de los seres más poderosos de este mundo, así que no sería nada fácil derrotarlo, ni siquiera luchando juntos se si podríamos ser capaces de derrotarle o si lo hacemos, tendremos que usar todo nuestro poder, por lo que nuestras identidades serian reveladas y eso no es nada practico, ya que Serafall está en conversaciones para hacer que el panteón griego se haga parte del pacto."

"Ya veo… si lo pones de esa manera, la verdad es que esta misión es peligrosa para eso. Aunque, el hecho de que la Khaos Brigade este aquí es un claro indicativo de que Hades esta que va a espaldas de los de su facción."

"Si, así parece. Y con lo que mencionas de la Khaos brigade, en especial de una de las facciones que tenemos confirmadas de que tiene una alianza con daedras, bueno, eso es motivo suficiente para ver que sucede. Asi que, creo que podemos seguir adelante con esto."

"Bien, entonces vamos hacia el castillo de Hades." Dijo Zakir mientras comenzaba a avanzar lentamente para luego comenzar a correr.

Al ver como el Lilmothiit avanzaba rápidamente, Edzard decidió hacer lo mismo, por lo que comenzó a correr tras él.

Ambos héroes corrían a tal velocidad que parecían borrones negros atravesando todo el campo estéril del reino de Hades. Si bien podían avanzar rápidamente, no lo hacían a toda la velocidad que podían, pues cada cierto tiempo tenían que parar para de esa manera evitar ser detectados por los únicos pobladores de este reino.

"Esta es la decimoquinta vez que nos topamos con un grupo de parcas." Dijo Edzard con ligera molestia mientras miraba como una patrulla de esos seres pasaban.

Tanto el cómo Zakir estaban agachados, ocultos por una roca que permitía que no sean vistos, aunque, como un extra, ellos estaban ocultando tambien su presencia con un poco de magia, más precisamente el hechizo de invisibilidad.

"Si, es molesto tener que encontrarse con ellos. Pero por fortuna no nos han visto." Dijo Zakir mientras examinaba a las Parcas. Los seres conocidos como Parcas vestían túnicas negras que no permitían ver sus rostros. Dichas túnicas tenían algunas decoraciones con algunos adornos, todos diferentes del uno el otro, lo que mostraba cierto individualismo. Estos seres iban flotando y tenían en una de sus manos una especia de guadaña, las cuales eran grandes y tenían algunas decoraciones relacionadas con la muerte, tales como calaveras.

El grupo formado por cinco Parcas continuo con su patrullaje, alejándose del lugar donde estaban Edzard y Zakir, los cuales al ver que ya no había peligro, rápidamente salieron del lugar donde se escondían. Mirando a ambos lados, comenzaron a caminar, pues de los quince grupos de Parcas con los que se habían topado, los últimos cinco habían estado en una zona relativamente corta. Así que, al hacer eso, evitarían las paradas forzosas y tendrían un ligero margen de maniobra por si se topaban con alguna parca.

"Parece que tendremos que caminar desde aquí." Dijo Edzard mientras miraba al frente y mantenía sus sentidos alertas por si aparecía algún enemigo.

"Si, no podemos arriesgarnos a que nos descubran." Comentó Zakir, el cual al igual que Edzard tambien mantenía sus sentidos en alerta.

Tras aquel pequeño intercambio de palabras, ambos héroes continuaron caminando, pasando por lomas y pequeñas colinas de tierra estéril. Sin embargo, tras caminar varios kilómetros y de evitar ser descubiertos por varios grupos de Parcas, ellos vieron algo a lo lejos.

"Asi que… ¿Ese será el castillo de hades?" preguntó Edzard mirando la estructura a lo lejos.

"No lo sé, pero no perdemos nada investigándola."

"Si, tienes razón."

Tras aquel corto intercambio de palabras, el grupo de dos héroes comenzó a caminar hacia esa dirección. Luego de caminar por más de una hora, al fin llegaron a las cercanías de la estructura y lo que vieron fue que esta no era un castillo, sino que parecía ser una especie de mansión en ruinas.

"¿Qué es este lugar?" pregunto Zakir mientras miraba de cerca el lugar.

"Parece que es un laboratorio." Respondió Edzard, el cual había identificado un aroma similar al lugar donde había estado Ingvild cuando la encontró en territorio del clan Leviatán.

"Ya veo, pero parece que está abandonado por completó." Dijo Zakir mientras usaba un poco de fuerza en una de las parees que quedaban, provocando que esta se cayera.

"Si, la fachada sí, pero algunos de estos laboratorios tienen esta fachada para ocultarse del mundo, mientras que en secreto son diferentes." Dijo Edzard mientras se acercaba a una especie de pared derrumbada, para luego darle un golpe. La fuerza del golpe terminó por destrozar la pared, mostrado que abajo había una especie de puerta de acero. "Si, es un laboratorio secreto. Zakir, puedes ayudarme a abrir esto."

Al oír las palabras de Edzard, Zakir se acercó a él y colocando sus manos en cada una de las puertas, ambos usaron su fuerza para abrir las puertas. La puerta doble comenzó a chirriar y a abrirse lentamente, hasta que terminó por abrirse por completo, mostrando que en su interior había una escalera.

"Parece que es la entrada." Dijo Zakir mientras los ojos de este comenzaban a mirar el fondo de la escalera, el cual estaba completamente oscuro.

"Te recomiendo no usar tu visión nocturna." Dijo Edzard mientras se aceraba con una esfera de luz recién convocada. "Estas cosas tienen generadores que les permite tener luz artificial. Asi que, mejor evitar el choque de luces que puedan dejarnos ciegos."

Al oír las palabras de Edzard, Zakir asintió y comenzó a seguirlo hacia el interior del laboratorio.

El interior del laboratorio, o al menos las primeras partes era solo un pasadizo blanco, completamente estéril a lo que adornos se refería.

"Parece que este lugar no es muy grande." Comentó Edzard mientras doblaba por una esquina y entraba a una habitación. Cuando puso un pie en la habitación, toda la sala se iluminó, pues se activó el generador de luz automático. Al ver aquello, Edzard desvaneció su bola de luz y comenzó a ver la sala en la que estaban.

"No parece nada fuera del otro mundo." Dijo Zakir mientras miraba que el lugar estaba repleto de estantes con libros.

"Si, pero hay algo que llama la atención de este lugar."

"La ubicación, ¿verdad?"

"Asi es. ¿Por qué alguien construiría algo así en medio del territorio de Hades?" preguntó Edzard mientras miraba una de las carpetas que allí había.

"Puede que sea una instalación del propio hades."

"No lo creo. Si fuese de Hades, esta estructura no estaría tan abandonada. Por el polvo acumulado este lugar no ha sido visitado en más de medio año. Asi que…"

"Eso hace que haya sido un tercero el que lo haya construido."

"Asi es, ahora, sobre por qué lo hizo, bueno no sabría decirlo."

"Parece que tienes un poco de experiencia con esto de los laboratorios secretos." Comentó Zakir mientras sacaba uno de los informes y comenzaba a revisarlo. Si bien no entendía las palaras, había imágenes que le resultaron un poco perturbadoras.

"He estado en algunos antes." Señaló Edzard, el cual recordaba el momento en que conoció a Ingvild.

"Bueno, espero que tengas mucha experiencia, porque he encontrado la posible razón por la que este laboratorio está aquí." Dijo Zakir mientras se acercaba a Edzard y le entregaba la carpeta.

Cuando el hijo de Akatosh sostuvo esa carpeta con información en sus manos, comenzó a leer el contenido de este. Cuando al fin terminó de hacerlo, estaba en shock total.

"Mierda…" fue lo único que él pudo decir antes de comenzar a caminar hacia la sala más profunda del laboratorio a pasos rápidos mientras era seguido por Zakir.

Ambos héroes pasaron por varias puertas y compuertas, ignorando por completo cualquier habitación que no sea aquellas que los llevarían al lugar más profundo del laboratorio. Ellos podían hacer eso gracias a que Edzard estaba usando el hechizo de clarividencia para que le indicara el camino.

"¡Allí es el lugar!" gritó Edzard cuando vio la última puerta, la cual era la que los llevaría a lo que estaba oculto en este laboratorio.

Mientras se acercaban, Edzard se percató de que esa puerta no parecía abrirse en lo absoluto, pues no se había movido de forma automática como las anteriores. Sabiendo que no tendría tiempo para detenerse, el simplemente aumento su velocidad y cuando estuvo a tres metros, dio un salto y atacó la puerta con una patada voladora.

Las bisagras de esta puerta intentaron en vano resistir el golpe, pero al final terminaron cediendo y cayeron de manera ruidosa hacia el interior de la habitación.

"Ugghh…" fue el resoplido que soltó Edzard al aterrizar. Levantándose rápidamente, pues había caído de rodillas, Edzard comenzó a examinar el lugar y finalmente vio lo que estaba en lo más profundo de esta sala.

"Ese fue un buen golpe." Dijo Zakir cuando se detuvo a escasos metros de Edzard. Los ojos del Lilmothiit se abrieron cuando vio el objeto que ocupaba la mayor cantidad de espacio en esta sala. El objeto en si era una especie de tubo inundado de agua, la cual tenía varias luces de colores junto a algunos artefactos y pantallas, las ultimas mostrando alguna información.

"Por la sangre de mis ancestros, ¿Qué es esto?" preguntó Zakir mientras se acercaba junto con Edzard al tubo.

"Parece una especie de capsula, pero para que no lo se." Respondió Edzard, quien tambien estaba igual de confundido que Zakir.

Tras aquel intercambio de palabras, los dos héroes avanzaron tranquilamente y llegaron al frente del vidrio que conformaba aquella especia de cámara. Lo que sus ojos vieron allí provocó que ambos se sintieran mal a la vez que se sentían asombrados. Estos sentimientos se debían a que allí, dentro de esa capsula, flotando en una especie de líquido transparente se encontraba una mujer respirando…bueno, lo de respirando podría ser una metáfora, ya que el cuerpo de la mujer, el cual estaba completamente desnudo, presentaba signos de estar deteriorándose a gran velocidad pues había algunas partes del cuerpo que estaban con manchas negras, signos inequívocos de que se estaba pudriendo la carne.

"Parece que no está del todo bien." Dijo Edzard mientras miraba el monitor que mostraba los signos vitales de la mujer. "Aunque sabiendo el estrés al que estuvo sometida, bueno, es normal que termine en ese estado."

"Parece que sabes quién es ella." comentó Zakir mientras miraba detenidamente a la mujer. "Aunque, viendo como reaccionaste al saber sobre ella no me sorprende mucho. ¿Quién es ella como para hacer que vengas tan rápido hasta donde esta?"

Edzard dejó de verificar la información de las pantallas para responderle al Vestigio. "Se llama Lilith y es conocida como la madre de los demonios."

"¿La madre de los demonios?"

"Si, es la progenitora de todos los demonios, o al menos eso piensan los humanos. Yo no sé bien como es la cosa, lo único que sé es que había estado desaparecida desde el fin de la Gran Guerra, y ya puedo ver por qué."

Las palabras de Edzard provocaron que Zakir levantara una ceja y le pidiese que le mencionara la causa.

"Parece que está en un estado de coma por la tensión de estar pariendo demonios sin parar." Respondió Edzard de manera franca y directa. "Lo que a su vez ha provocado que este en una etapa de muerte post parto. Eso está provocando que gran parte de su cuerpo se pudra, pero parece ser que este líquido evita que su cuerpo se degenere a su velocidad normal, aunque no puede curarla."

"Ya veo, eso explica las zonas oscurecidas. ¿Qué planeas hacer con esto? digo, ya que esto no estaba planeado."

"La verdad es que, quisiera saber si podría teletransportarla hacia mi dimensión y luego llamar a los demonios para que se la lleven, ya que, si ellos logran llevarla al Inframundo, su facción ganaría mas poder político si logran salvarla." Dijo Edzard mientras comenzaba a examinar la maquinaria. "Aunque para eso tendré que examinar la maquinaria."

"¿Cuánto te tomaría eso?"

"Unos minutos."

"Vale. Date prisa." Dijo Zakir mientras se iba a sentar a un lado, para dejar a Edzard trabajar tranquilo

Al escuchar a Zakir decir que podía trabajar en eso, Edzard comenzó a examinar las conexiones del aparato que mantenía a Lilith con vida. Él estuvo examinando cable por cable, para ver a donde llegaba y cuando descubrió cual era la fuente de poder soltó un suspiro, pues se percató de algo.

'Todo el sistema de alimentación de energía esta interconectado, por lo que si muevo esta capsula, esta dejaría de funcionar y ella podría morir.' Pensó Edzard mientras trataba de encontrar una manera para llevársela. Luego de estar pensando unos momentos, al fin pudo encontrar una forma. Al ver que esa forma era muy complicada de hacer, el decidió llamar a Zakir para que le ayudase. Cuando el Lilmothiit estuvo frente a él, le contó el plan que había ideado.

"Haber, déjame entender…. ¿Quieres teletransportar toda la edificación?" preguntó Zakir con un poco de sorpresa en su voz.

"Asi es. Me temo que si muevo solo la capsula, ella morirá, ya que todo el sistema de alimentación de energía esta interconectado. Por lo que tengo que llevarme todo el lugar."

"¿Crees poder hacer eso de manera sigilosa?"

"Para nada. Me temo que cuando lo haga causara tal escándalo que todas las Parcas que estén en un rango de unos cincuenta kilómetros nos sentirán, por lo que, si lo hago ahora mismo, es posible que alertemos a toda esta sección del inframundo de nuestra presencia."

"Eso no sería nada bueno. Se supone que nadie más que nosotros sabemos que estamos aquí. Por lo que, si nos descubren será un fastidio."

"Asi es. Por eso planeo teletransportar todo el lugar cuando todo termine."

Las palabras de Edzard provocaron que Zakir levantara una ceja con confusión. "¿Cómo planeas hacer eso?"

"Con estos." Respondió Edzard mostrándole a Zakir varios papeles, los cuales tenían un círculo mágico gravado en ellos.

"Ya veo… planeas usar magia de este mundo para hacerlo, ¿verdad?" preguntó Zakir con una sonrisa en su rostro.

"Asi es, le aplicare un poco de magia de ilusión para ocultar el circulo mágico, para de esa manera desviar la atención de mi grupo."

"Un muy buen plan."

"Asi es."

"¿Cuánto te llevara eso?"

"No mucho, pero si me ayudas será más rápido." Dijo Edzard mientras extendía su mano y le daba a Zakir varios papeles.

El Lilmothiit vio los papeles y soltando un gruñido de molestia, los aceptó.

"Bien, ¿A dónde debo de ponerlo?"

"Uno en cada pared y esquina del laboratorio." Dijo Edzard mientras se alejaba y comenzaba a poner sus papeles en las paredes y esquinas del laboratorio.

Zakir asintió y tras eso, comenzó a moverse por el lugar para colocar esos papeles.

Los dos héroes estuvieron colocando los papeles por todo el laboratorio, tarea que les llevó bastante tiempo, ya que este era más grande de lo que ellos habían pensado inicialmente.

"Bien, este parece ser el último." Dijo Zakir mientras pegaba el último de los papeles. Cuando lo pegó en la pared, comenzó a regresar a la habitación principal.

Cuando el Lilmothiit llegó, vio que Edzard tambien había terminado.

"¿Terminaste, bola de pelos?" preguntó Edzard.

"Si, mocoso." Respondió Zakir.

"Bien, entonces, ya estamos listos para irnos."

Tras aquellas palabras, Edzard y Zakir comenzaron a caminar hacia la salida del laboratorio.


La oscuridad permitía que el camino que conectaba la entrada de una fortificación subterránea, la cual estaba ubicada en una de las montañas de los Alpes italianos, fuese muy difícil de transitar por personas que no estuviesen familiarizadas con el diseño interno de la fortaleza. Esto era una gran ayuda para aquellos que estaban dentro, ya que de esa manera podían evitar las infiltraciones por parte de desconocidos. Esto se demostraba fácilmente gracias a la gran cantidad de cadáveres que había a los lados del camino, pues el camino en si era un puente natural de piedra el cual unía dos secciones diferentes de la fortaleza.

Siguiendo el camino, se podía llegar a varias salas en las cuales se podía ver a cientos de personas caminar y hablar, algunos lo hacían con una sonrisa en el rostro, mientras que otros iban serios y con rostros de pocos amigos. Estás personas vestían túnicas de sacerdotes de color negro.

En medio de una sala, la cual estaba en el piso más alto de la segunda sección de la fortaleza, se encontraba reunidos un grupo de individuos, el cual parecía ser el que dirigía toda esta fortaleza. Los individuos que conformaban este grupo vestían las mismas túnicas que el resto de los otros individuos dentro de la fortaleza, salvo con la diferencia de que ellos tambien llevaban máscaras, las cuales ocultaban sus rostros.

"Entonces, ¿Cómo va el plan?" preguntó uno de los enmascarados.

"Bien. Hemos logrado obtener la pieza que necesitamos para atraerlos."

"Bien. Entonces, ¿Quién fue el responsable de traerla?"

"Fue uno de los nuevos miembros que se han unido a nuestra noble causa." Respondió otro de los encapuchados mientras entregaba una carpeta a los otros miembros.

"El nombre del sujeto es Marcus Spinola y es uno de los más prometedores seguidores que tenemos de nuestro lado."

"Si, se puede ver. Tiene muy buenas habilidades, sobre todo en las de infiltración y las de manipulación. Ya que de otra manera no hubiese podido colarse en esa iglesia, sabiendo lo bien protegida que esta."

"Asi es, él logró algo que pensamos que nos tomaría años, pero él lo hizo en menos de tres meses. Eso es algo de que se debe de alabar. "

"Supongo que tienen razón. Aunque pese a sus logros, la poca cantidad de tiempo que tiene con nosotros lo convierte en alguien a vigilar. Puede que se trate de un espía enviado por nuestros enemigos para hacernos caer."

Los otros enmascarados asintieron ante las palabras de su colega, pues era algo sensato de pensar. Sobre todo, en estos tiempos recientes, donde ellos podían ser traicionados por cualquiera.

"Bueno, ahora díganme. ¿Como va la fase dos del plan?"

"Va bien. Marcus cumplió con lo que se le ordenó de manera impecable. Para este momento, la mente de aquella mujer debe de estar enfocada únicamente en encontrar al monstruo que tiene como hija."

"Si bien ese ser puede considerarse un monstruo, sigue siendo su hija, por lo que sus instintos de madre la forzaran a venir con nosotros y cuando eso suceda, nos aseguraremos de que se una a nosotros, de una forma a u otra, ella se convertirá en la punta de lanza de nuestra justa rebelión contra el cielo."

Los otros enmascarados asintieron tras las palabras de su otro compañero.

"Bien, entonces ya todo está previsto. Dentro de poco, ella nos pertenecerá y con ello obtendremos el poder de nuestro perro de guerra."


Nota de autor:

A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.

Y el capítulo 57 está listo…

Ahora iniciamos un nuevo arco en el cual sucederán a varias cosas en paralelo con diferentes personajes, por lo que habrá varios puntos de vista, lo que hará que sea el arco mas largo que escriba por ahora.

Iniciamos algo fuerte con el secuestro de la hija del Dovahkiin junto con el descubriendo donde esta Lilith. Ahora, si bien en el canon original de la serie se sabe que estaba en algún lugar del inframundo en uno de los laboratorios de Rizevim, nunca mencionan el lugar exacto (O si lo hacen no me acuerdo XD), por lo que queriendo poner algo como "Hades tenias a la madre de los demonios en tus narices y no lo sabias" es que escribí que Lilith estuviera en el reino de Hades.

Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.