Descargo de responsabilidad: Ni High School DxD ni Elder Scrolls me pertenece, todos los derechos a sus respectivos dueños.
Capítulo 67
— El nivel de poder de un príncipe daédrico no es fácil de comprender, no existe una vara para medirlo. Sin embargo, hay algo que debes tener en cuenta: no es bueno ser enemigo de uno de ellos. —
Proverbio común entre los eruditos.
Los ojos de Hades observaron con algo de asombro como el polvo era disipado por un fuerte corriente de viento, el cual no había sido conjurada por un círculo mágico. Pero no solo eso, Si no que, el viento dejó tras de sí un sutil olor de algo a lo que los humanos llamaban Sidra.
"¿Está mejor así?" preguntó uno de los individuos frente al Dios de la muerte. El individuo parecía humano, o al menos eso era lo que aparentaba a simple vista. Sin embargo, si uno observaba más de cerca, podría notar características que un humano normalmente no tendría. Lo primero que destacaba era el tono de piel de este individuo, tan oscuro como la obsidiana, un color de piel que no había visto en ningún humano antes. Vestía un traje victoriano de color rojo carmín con bordados dorados en forma de vides. También llevaba una camisa negra de cuello alto, junto con una corbata de color rojo sangre, la cual tenía una gema de un rojo más claro que emitía un ligero brillo peculiar. Sus pantalones, rectos y ligeramente ajustados, eran del mismo color que su traje. Calzaba zapatos negros de punta cerrada. Su cabello, una mezcla de rojo y negro, era otro rasgo distintivo. Y si uno observaba aún más de cerca, podría ver dos pares de cuernos de diferentes tamaños, siendo un par más grande que el otro. Finalmente, sus ojos eran de color naranja y brillaban como brasas de carbón.
"Si, gracias. Así está mejor." Respondió el otro individuo, el cual estaba al lado del que habló primero. Este hombre se diferenciaba del otro inicialmente por su piel, ya que este era tan pálido como la nieve pura, algo tambien inusual en los humanos. Sus ojos eran dorados y brillaban ligeramente como motas de oro luminoso. Su cabello era gris y estaba peinado hacia atrás, tambien tenía una frondosa barba pulcramente recortada. Su vestimenta consistía en un traje victoriano también, pero a diferencia del otro sujeto, este tenía la ropa de diversos colores. Para iniciar, su pantalón era de color verde oscuro, teniendo el mismo diseño que el de su compañero, pues tambien era recto y semi ajustado. Su chaleco y su saco era de color purpura oscuro, con una camisa blanca y una corbata de bolo, cuyas cuerdas de cuero trenzado negro estaban fijas por un cierre ornamental de color dorado con el grabado de un queso en él. Había guantes negros en sus manos y en su cabeza, reposando sobre su cabello, había un sombrero de copa, el cual era del mismo color que su chaleco.
Los ojos de Hades estaban fijos en los dos hombres, examinando sus movimientos corporales. Esto debido a que no le daban ninguna buena sensación… de hecho, no le daban sensación alguna. Eso lo sorprendió enormemente, haciendo que olvidara lo que estaba pasando y la razón por la que había ido a este lugar. Esto se debía a que una de las razones para no poder sentir el poder de tu enemigo, era que este era más poderoso que tu…. Pero tras pensarlo, el negó con la cabeza, pues era Hades, el dios griego de la muerte y uno de los seres que estaba en el top diez de los más fuertes de este mundo. Sin embargo, antes de que siquiera pensase en acercarse a esos sujetos, un círculo mágico apareció al lado de su cabeza.
"Lord Hades." Dijo una de las parcas a su servicio.
"¿Qué sucede?"
"Llamaba para reportarle de lo que sucede en el frente, me temo que debido a la aparición de esos dos sujetos hemos perdido a varios de las parcas que estaban en la vanguardia, eso ha hecho que la Facción Moderada fortaleciese su barrera. Me temo que el asedio podría durar un poco más si usted no se une a la batalla."
Las palabras de su sirviente provocaron que el dios se molestase de sobremanera, aunque dicha ira no era por la muerte de sus parcas, sino que, era por que la recuperación de sus ratas de laboratorio y de la información tomaría más tiempo, lo que aumentaba el riesgo de que todo se filtre y el jodido pacto de Kuoh oiga sobre esto. Por ello, cuando vio a la causa de dicho retraso, Hades levantó su mano y cargando un hechizo simple, lanzó una potente bola de fuego hacia los dos sujetos.
El ataque viajó a alta velocidad, cubriendo la distancia que separaba a Hades de los dos extraños en cuestión de segundos, terminando por golpearlos. Esa bola de fuego terminó creando una enorme explosión que los envolvió completamente al impactar.
Al ver cómo las dos interferencias habían sido envueltas por la explosión de su hechizo, el dios del infierno decidió irse para atacar personalmente el castillo de Orcus, ya que de esa manera acabaría con esto rápidamente.
"Oye, ¿A dónde te vas luego de ser tan grosero?"
La voz que resonó hizo que Hades se detuviera de manera abrupta. Girando la cabeza, miró hacia donde se originaba y, para su total asombro, vio que el dueño de la voz era el sujeto que llevaba el sombrero, quien ahora lo miraba con ira o, mejor dicho, molestia mientras se apoyaba en un bastón muy peculiar. El bastón que estaba observando era de color plateado y, en la parte donde el sujeto se apoyaba, se podía ver un diseño muy perturbador: tres caras con tres expresiones fijas, una cara sonriendo, una triste y una enojada.
Si el dios de la muerte hubiese tenido ojos, estos estarían abiertos como platos. Afortunadamente, logró salir de ese estado de sorpresa y cuando lo hizo, vio como el hombre movía su bastón y de la nada salía una onda de energía, la cual convirtió el fuego en… ¿algodón de azúcar? Aquello terminó por sorprender de sobremanera a Hades, el cual, nunca en toda su existencia había visto un hechizo como ese.
"Oye, Sheo… parece que es un esqueleto andante… ¿crees que sea esclavo de Bal?" preguntó el sujeto que tenía los cuernos.
"Ummm… No lo sé… pero nunca sé nada, así que no importa…. Ja, ja, ja…" dijo el sujeto al que llamaron Sheo, para luego comenzar a reír como un desquiciado, solo para detenerse de manera abrupta un segundo después. "Pero sí sé que fue tan estúpido como para atacarnos… por lo que sea sirviente de Bal o no, tendré que enseñarle modales."
La voz del llamado Sheo era mortal y seria en este momento, provocando que un escalofrío recorriera los huesos del cuerpo de Hades, quien sintió que había hecho enojar a alguien a quien no debería.
"Bueno… y que hacemos… ¿Te ayudo?"
"No, no, no… Yo lo hago solo. Sí, sí… Tú ve por esos trapos que flotan." Dijo el sujeto con el sombrero, ganándose un suspiro y una negación con la cabeza por parte de su compañero.
"Vale, te dejo al esqueleto andante... solo no hagas un desastre, Sheogorath...", dijo el hombre de los cuernos antes de desaparecer en un estallido de velocidad, lo cual dejó perplejo a Hades, ya que el rey del inframundo no pudo ver la velocidad total con la que ese sujeto se había desplazado. Aquello hizo que se diera cuenta de que ese sujeto era muy fuerte, tal vez lo suficiente como para poner en aprietos a sus subordinados, algo que no podía permitir si quería recuperar lo que era suyo. Por ello, estuvo tentado a lanzarse tras ese sujeto, pero antes de que se moviera, el llamado Sheogorath lo detuvo cuando habló.
"¿Ya te vas? Y yo que había preparado algo para ti."
Las palabras de este individuo confundieron a Hades, quien no entendía a qué se refería. Al girar su cuerpo, no lo vio usando ni conjurando ningún hechizo, sino que lo vio con una mano extendida, cuyos dedos apuntaban hacia su derecha.
'¿Qué está haciendo-?' Los pensamientos de Hades se vieron interrumpidos cuando, de la nada, sintió que algo se acercaba. Girando la cabeza hacia su derecha, de haber tenido ojos, estos se habrían abierto como platos, pues desde el cielo, una estrella fugaz caía a gran velocidad, dejando a su paso una estela de fuego.
Al ver llegar dicho ataque, Hades levantó la mano y fácilmente hizo aparecer más de cincuenta círculos defensivos con los cuales esperaba detener el ataque de su enemigo. Sin embargo, cuando dicho cometa tocó el primer círculo...
¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash! ¡Crash!...
El sonido de cristales rompiéndose se hizo presente cuando las barreras de Hades cedieron como ventanas ante una bala de alto calibre disparada por un rifle de antimateria a quemarropa. Esto provocó que el dios diera un gran salto hacia atrás, esperando ganar algo de distancia. Sin embargo, eso parecía no funcionar, ya que en el momento en que lo hizo, vio cómo el fuego de la estrella fugaz se disipaba y le permitía ver que se trataba de una maldita luna, la cual tenía el tamaño de una casa de tres pisos.
'Esa cosa es enorme... si me llega a impactar de manera directa, terminaré muy dañado.' pensó Hades con pánico al observar el ataque de Sheogorath. Sin dudarlo dos veces y casi como si fuera una acción involuntaria, empezó a fortalecer su aura divina con su bastón, el cual comenzó a emanar un resplandor que rodeó el cuerpo de Hades. Este resplandor era el poder del bastón de Hades, el cual le permitiría fortalecer su poder divino. Con este impulso de poder, el dios de la muerte del panteón griego creó una poderosa barrera para protegerse adecuadamente, pero no solo eso, sino que también cruzó sus brazos en forma de X, todo como medida de precaución.
Cuando la luna impactó contra la barrera, la tensó de tal manera que parecía que se rompería en cualquier segundo. Pero para fortuna de Hades, eso no sucedió, ya que su barrera logró aguantar. Sin embargo, eso no significa que el ataque no funcionó, pues el cuerpo de Hades fue arrastrado como una hoja en un vendaval.
"Ughk" fue el gruñido que emitió Hades mientras era arrastrado por la luna, alejándolo del campo de batalla que era el asedio al castillo de Orcus. El cuerpo del rey del inframundo estaba siendo aplastado por la presión generada al ser movido a una velocidad de mach cinco, creando un cono de fricción que empezó a hacer que el cuerpo de Hades se calentara... y no de la manera divertida. El cuerpo del dios griego comenzaba a mostrar quemaduras que aumentaban de intensidad, pero lo hacían lentamente, ya que su aura divina lo estaba protegiendo. Aun así, el dolor que experimentaba era algo que podría haber hecho desmayar a cualquier otro ser, pero no a él.
Sin embargo, a pesar de su resistencia, el dios griego sabía que estaría acabado si impactaba contra algo a esta velocidad. Por ello, se llenó de pánico cuando vio cómo una cadena de montañas se acercaba a gran velocidad. Al presenciar esto, el dios griego realizó un último movimiento desesperado para intentar sobrevivir.
¡BOOOOOMMMMMM!
Una enorme explosión se hizo presente en las lejanías del palacio de Orcus, creando un domo de fuego tan grande que abarcó más de diez kilómetros, quemando y matando todo tipo de vida que había en ese lugar.
"Fiuuuu… ¡ja, ja, ja! ¡Vaya fuegos artificiales más hermosos... son increíbles!" gritó jubiloso Sheogorath al ver lo que había causado su ataque.
El príncipe de la locura había estado tranquilo en su plano, pues no había visto lo que hacia su querido descendiente en los últimos días. Como estaba tan aburrido, decidió ir al mundo de Draconic Deus para ver que había de nuevo, pero decidió no ir solo… por eso llamó al buen Sanguine, el cual siempre estaba listo para una buena fiesta y el toque de caos necesario para mantenerlos entretenidos. Por ello, decidieron venir a este mundo, pero para hacerlo ms interesante decidieron no ir como siempre lo hacían, sino que lo hicieron usando lo que por aquí llamaban la brecha dimensional. Ello hizo que se toparan con cierto lagarto con esteroides, el cual comenzó a molestarlos, atreviéndose a quemar su precioso queso. Si bien eso lo había enojado, él había decidió no hacer nada… al menos por ahora. Sin embargo, parecía que padomay estaba de su lado hoy, pues se había topado con un esqueleto, el cual los había atacado a él y a Sanguine, por ello decidió descargar su frustración en él.
"Ja, ja... Ahhh... esto es increíble... no había hecho esto desde... ¡Oh sí! Desde aquel día que le lancé esa luna a Vivec hace siglos... ¡Ahh! ¡Esos sí que eran buenos tiempos!" Después de esos gritos, el dios de la locura comenzó a reír divertido por lo que había sucedido, ya que finalmente había podido ver lo que una luna lanzada a esa velocidad podía hacer. Sin embargo, su sonrisa se volvió tenue cuando se dio cuenta de algo... aun así, volvió a sonreír, para luego chasquear los dedos. Después de eso, fue absorbido por un vórtice púrpura, ya que se dirigiría a seguir jugando en otro lugar.
Una corriente de aire sopló, llevando consigo pequeños copos de nieve. El aire era frío, tanto que cualquier persona pensaría que estaba en alguno de los polos de la Tierra. Esto se debía a que el lugar se había convertido en una especie de bosque de hielo que, en vez de tener árboles, tenía cientos de estructuras de hielo. Si uno miraba muy bien, en su interior se podían ver parcas.
Estas parcas aún estaban vivas, pero no podían moverse debido a que habían sido congeladas por un único y potente hechizo de escarcha. Este hechizo había sido usado por el príncipe del exceso y el hedonismo, es decir, el daedra a quien Issei amaba en secreto, Sanguine.
El príncipe del exceso estaba observando todo, sentado en un trono de hielo que se levantaba varios metros por encima del suelo, permitiéndole ver todo el panorama de lo que tenía bajo sus pies. El hechizo había sido liberado como una muestra de la gran, y muchas veces inexistente, ira del príncipe, quien había tenido una razón más que justificada para usar esta cantidad de poder. Y eso fue que… estos seres que parecían manteles negros voladores se habían atrevido a destruir más de quinientas cajas de sus mejores vinos… Esto había ocurrido hace no muchos segundos… esto se debía a que él había ido allí con la intención de dialogar y pasarla bien, no como Sheogorath, quien por la explosión de hace un segundo, seguramente se estaba dando de puños con el esqueleto. Sin embargo, pese a que llegó de manera amistosa con vino y risas, ellos le atacaron con esas lucecitas que salían de esas runas flotantes que usaban, destruyendo su preciado cargamento de vino… Aquello lo hizo enojar y, usando su poder, literalmente los convirtió en paletas vivientes en vez de matarlos.
Aunque esos seres eran fuertes, no tenían ninguna oportunidad contra él, lo cual quedó demostrado cuando usó ese hechizo para congelarlos al instante.
"Esto es aburrido… no me gusta, pero ellos iniciaron esto." Dijo Sanguine. Luego movió su mano para conjurar un par de binoculares, con los cuales comenzó a observar el lugar. Para su sorpresa, vio que había más de estos manteles voladores dentro del castillo, el cual parecía estar bajo una barrera.
Al verlos, el príncipe sopesó qué haría, pues ellos podrían ser igual de groseros que los otros. Sin embargo, sintió que ellos no eran así, pues se dio cuenta de que habían tenido la oportunidad de atacarlo y no lo habían hecho. Aquello le dio buena espina, por lo que, sonriendo, decidió acercarse a ellos y ver si aceptaban un buen trago para poder charlar, mientras Sheogorath seguía enfrentándose a golpes con ese esqueleto.
Así que, saltando desde su improvisado trono, aterrizó de manera grácil en el suelo. Tras sacudirse el polvo de sus nuevas ropas, comenzó a caminar de manera despreocupada para llegar rápidamente hasta el castillo. Mientras caminaba, podía oír a Sheogorath riendo de manera psicópata.
"Je, je… parece que el viejo Sheo se está divirtiendo mucho… bueno, esperemos que yo también tenga tanta suerte como él."
Mientras Sanguine congelaba a las parcas, cerca del castillo de Orcus, un círculo mágico apareció, del cual emergió un Hades herido.
"Hahhh… Hahhh…" Las respiraciones del dios griego eran pesadas y prolongadas. Estaba más que agotado, no por el uso de su poder, sino por el cansancio generado por las heridas que cubrían su cuerpo. Sus ropas, que antes estaban ornamentadas y limpias, ahora estaban hechas jirones, dejando a la vista varias partes de su esquelético cuerpo. "Tuve suerte… un segundo más y hubiera terminado gravemente herido."
Las palabras de Hades surgieron de su asombro al observar el lugar donde la luna, arma del atacante desconocido, había impactado. Lo que vio fue aterrador… un cráter de dimensiones colosales, con más de quinientos metros de diámetro y una profundidad que superaba los cien metros. Desde su posición, Hades podía ver claramente la devastación causada por el ataque.
'¿Quién era ese individuo…? ¿Cómo puede ser tan poderoso como para ponerme en esta situación…?' pensó Hades mientras se levantaba y miraba al cielo, tomando una gran bocanada de aire. Tras ello, se observó a sí mismo y se dio cuenta de que, de no ser por su bastón y su capacidad para aumentar su poder, estaría mucho más herido en este preciso instante… 'Tengo que salir de aquí y pensar detenidamente cómo derrotarlo. El ataque que utilizó me tomó por sorpresa, pero no sucederá dos veces…'
Los pensamientos del dios griego se vieron interrumpidos cuando vio cómo un vórtice púrpura aparecía frente a él y de allí surgía el mismo individuo que le había lanzado esa luna.
"¡Vaya…! ¡Sigues vivo! ¡Genial! ¡Podemos seguir jugando más tiempo!" gritó Sheogorath, riendo y girando como si estuviera bailando ballet. "¡No muchos sobreviven a eso! Pero tú lo has hecho… ¡Perfecto!"
Tras aquel grito, Sheogorath se lanzó contra Hades, pero esta vez para luchar en combate cuerpo a cuerpo.
En un parpadeo, Sheogorath apareció frente a Hades y, moviendo su mano, le propinó un potente golpe rápido al dios. La respuesta de Hades fue más que magistral, ya que logró cubrirse, deteniendo así el ataque del príncipe daédrico.
El impacto de ambos generó una potente onda de choque que fue tan poderosa que terminó llevándose de cuajo varios árboles y levantando mucho polvo.
"¡Ja, ja, ja! Eres fuerte... ¡Eso es perfecto!" gritó Sheogorath con diversión, para luego dar un salto hacia atrás y alejarse de Hades.
En el momento en que el dios del inframundo vio que su enemigo se alejaba, movió su mano, haciendo que varios círculos mágicos aparecieran sobre Sheogorath. Con un solo gesto de la mano del dios del inframundo, los círculos mágicos brillaron y lanzaron cientos de bolas de fuego de enorme tamaño, las cuales se dirigieron hacia Sheogorath a gran velocidad.
"¡Ja, ja, ja, ja...! ¡Hermoso!" gritó Sheogorath con locura al ver las bolas de fuego que amenazaban con calcinarlo. El rostro del príncipe de la locura mostraba una sonrisa de felicidad, y mientras movía su mano, hizo que la base de su bastón tocara el suelo, liberando así una onda de energía mágica. Esta convirtió las bolas de fuego en cientos de palomas blancas, las cuales elevaron vuelo y se alejaron del campo de batalla.
"Ja, ja, ja... es increíble... tantas palomas..." rió divertido Sheogorath mientras miraba cómo las aves se iban. Después, miró a Hades y, sonriendo de manera juguetona, movió su bastón y, apuntando, desató un hechizo. Una enorme bola de color rojo salió de allí dirigiéndose a Hades a gran velocidad.
Al ver el ataque entrante, la primera opción de Hades fue crear una barrera para protegerse. Sin embargo, al intentar hacerlo, por primera vez en siglos, sus instintos de supervivencia se volvieron locos. Sin pensarlo dos veces, saltó a un lado. Este movimiento permitió que el ataque siguiera su curso, impactando finalmente contra una enorme roca de más de diez metros de altura. Lo que sucedió cuando esa bola de magia impactó en la piedra fue algo que el dios griego no había visto en su vida, ya que ante los ojos de Hades, la roca se convirtió en cenizas.
'Eso no es como el poder de destrucción de los Bael...' pensó Hades con asombro al observar el efecto del ataque. Inicialmente, lo asoció al poder de destrucción de los demonios debido al efecto, pero al examinarlo más de cerca, notó que, a diferencia del poder de destrucción, que eliminaba todo a su paso, este hechizo convertía la piedra en arena. Dejando de mirar la roca destruida, Hades centró y enfocó toda su atención en el individuo frente a él, quien movía su bastón de manera despreocupada.
"Ohhh… Me encanta esa mirada… es una mirada tan oscura… ¡Que no tienes ojos!" exclamó Sheogorath, para luego lanzarse contra Hades.
Cuando el dios del inframundo lo vio, movió su mano y creó un enorme círculo mágico, del cual surgió un torrente de llamas que se dirigió hacia Sheogorath. Al ver el ataque, Sheogorath movió su bastón. Esta vez, del bastón no surgió una bola roja, sino una verde. La esfera impactó en el ataque de Hades y para la total sorpresa del rey del inframundo, la esfera se fusionó con su ataque, aumentando su potencia por tres.
"¡WAAAA!" fue el grito que soltó Sheogorath cuando las llamas lo engulleron por completo.
Hades estaba muy sorprendido… pues no entendía qué mierda estaba pasando. Su mente no podía comprender cómo su enemigo había hecho algo así. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó la voz de su enemigo, que provenía desde su espalda.
"¡AHHH! ¡Estúpido palo de mierda! ¿Cómo te atreves a hacerle esto a tu creador?!"
Al oír los gritos de Sheogorath, Hades miró en esa dirección y lo que vio lo dejó perplejo. Frente a él, Sheogorath movía su bastón de arriba a abajo de una manera ridícula. La forma en que el hombre movía el bastón parecía casi caricaturesca, como si Sheogorath deseara hacerle daño a un objeto inanimado, no consciente ni sintiente.
Al ver que su enemigo estaba tan expuesto, Hades no perdió el tiempo y, usando su bastón, activó la habilidad de este, con la cual potenció en gran medida el hechizo que estaba por lanzar. Apuntando con sus esqueléticas manos, el dios griego lanzó una potente bola de fuego, la cual era del tamaño de una casa de seis pisos, haciendo que el ataque fuera visible desde varios puntos en las cercanías de donde Hades y Sheogorath estaban luchando.
La bola de fuego avanzó a gran velocidad, recorriendo la distancia que separaba a Hades de Sheogorath en cuestión de segundos. Esto hizo que el príncipe daedra abriera los ojos con sorpresa, pues no esperaba ese ataque.
¡BOOOOMMMM!
Una enorme explosión sacudió todo el lugar, creando un enorme domo de fuego destructivo, el cual calcinó todo a varios metros alrededor de donde había estado Sheogorath.
"Parece que se terminó." dijo Hades, quien ya no sentía la presencia de su enemigo. Sin embargo, eso no hizo que el dios griego bajara la guardia, pues este mismo sujeto había salido ileso de un torrente de llamas potenciado por su propia magia, lo que lo convertía en un enemigo más que formidable. Y qué bueno que Hades mantuvo su guardia, pues un segundo después de que surgió la explosión, el fuego se convirtió en una fina capa de vapor cuando todo el fuego fue enfriado por una explosión de magia de hielo, la cual apagó todas las llamas a su alrededor.
En medio del cráter formado, entre una densa nube de humo helado, se podía distinguir la figura de Sheogorath. Su ropa estaba en ruinas, dejando al descubierto varias partes de su pálido cuerpo. A pesar del estado de su vestimenta, el príncipe daedra se encontraba más o menos ileso, con solo unas pocas quemaduras de bajo grado. Esto sorprendió a Hades, ya que la potencia de esa bola de fuego era considerable y debería haber causado más daño a su adversario, especialmente porque lo tomó por sorpresa.
"¡E-eso fue… increíble! ¡Ahhh, han pasado varios años desde que alguien me ha herido de esta manera! ¡Ja, ja, ja…! ¡Pero no importa… incluso si intentas matarme, no podrás!" exclamó jubiloso Sheogorath, mientras una potente y asfixiante aura emergía a su alrededor, saturando el aire con Magicka, un fenómeno desconocido para Hades. Con cada segundo que transcurría, el cuerpo de Sheogorath comenzaba a transformarse sutilmente: su cabello se oscurecía y sus ojos perdían parte de su locura innata, dando paso a una calma y tranquilidad tan gélida que hizo estremecer a Hades. Mientras su cuerpo seguía transformándose sutilmente, la voz de Sheogorath resonó de nuevo, pero esta vez con un tono más serio. "Espero que estés preparado… esqueleto… no mostraré piedad contigo…"
Tras pronunciar esas palabras, Sheogorath desapareció en un estallido de velocidad, para finalmente reaparecer frente a Hades, logrando penetrar sus defensas.
Los ojos de Hades se abrieron de sorpresa, en especial cuando vio que su enemigo aparecía frente a él. Al verlo allí, rápidamente se cubrió con sus brazos, poniéndolos en forma de X. En el momento en que lo hizo, sintió un gran dolor en sus brazos, pues estos habían sido impactados por el puño de Sheogorath. La fuerza de dicho golpe fue tal que el dios griego salió volando varios metros hacia el cielo.
Los ojos de Orcus estaban fijos en la batalla que sucedía a las afueras de su castillo. El líder de la facción moderada miraba con asombro lo que ocurría en el exterior. Todo había iniciado con la apertura de esa grieta en el cielo, luego de eso, vio cómo una maldita luna atacaba a Hades, enviándolo hacia una cordillera. Al ver ello, se sintió abrumado, pero también aterrado, pues sabía que eso podría haber herido gravemente a Hades. Sin embargo, parecía que el dios griego era difícil de matar, ya que logró escapar. Tras percatarse de ello, un círculo mágico le transmitió la información de que sus enemigos ya no los atacaban. Por lo tanto, usando magia, observó lo que sucedía y no mentiría al decir que se asombró al ver cómo un solo individuo eliminaba al ejército reunido por Hades para atacarlo.
'E-es imposible… nunca en mi vida creí ver a Hades ser golpeado de esa manera por seres que no fueran aquellos que estaban por encima de él en el top diez… pero ahora mismo estoy viendo cómo ese sujeto lucha a la par con Hades.' pensó Orcus con asombro al ver cómo Hades y aquel sujeto se enfrentaban en un monstruoso combate cuerpo a cuerpo, demostrando habilidades de combate muy por encima de la media esperada para los dioses. La fuerza de los golpes era tal que se generaban ondas de choque que impactaban con la barrera, provocando que esta temblara un poco, junto con el castillo.
"Es increíble cómo pelean, ¿verdad?"
"Sí, es increíble… nunca creí que alguien pudiera enfrentarse a Hades a ese nivel." Las palabras de Orcus se vieron interrumpidas cuando se dio cuenta de que había otra presencia en la sala. Girando rápidamente la cabeza, la parca vio a quien era el ser que estaba a su lado y en el momento en que lo vio… sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Esto se debía a que quien estaba a su lado era ni más ni menos que el ser que había eliminado a todo el ejército de Hades de manera instantánea.
Al verlo a su lado, Orcus saltó hacia atrás y, convocando su guadaña, tomó una postura defensiva, esperando de esa manera poder detener a su enemigo si este decidía atacar.
"Tranquilo, trapo flotante… no quiero luchar", dijo el ser mientras levantaba las manos de manera que hacía la señal universal de que no quería luchar. "Solo estoy aquí para ver bien cómo mi compañero barre el suelo con ese esqueleto."
Las palabras del desconocido provocaron que Orcus sintiera curiosidad, al mismo tiempo que sentía que ese sujeto podría estar fanfarroneando.
"Parece que tienes mucha confianza en que tu amigo puede ganarle a alguien como Hades, alguien que está en el top diez de los seres más fuertes."
Orcus vio como su enemigo pareció mirarlo con algo de curiosidad tras sus palabras.
"Asi que… ese saco de huesos está en el top diez de los seres más fuertes de este mundo… ¿Qué tan alto esta?"
"No sabría decirlo con certeza-"
"¿Es más fuerte que ese lagarto con esteroides de ese lugar al que llaman brecha dimensional?"
Al momento en que aquellas palabas fueron oídas por Orcus, este se quedó como piedra por un segundo, pues no podía creer como es que este sujeto se atrevía a llamar a la existencia más poderosa de este mundo. Sin embargo, un fuerte remezón, provocado por la batalla que ocurría fuera de la fortaleza hizo que volviera en si, por lo que, mirando al intruso, se dio cuenta de que este estaba mirando la batalla con una copa de lo que parecía ser brandy en la mano.
"¿Y ya sabes la repuesta a la pregunta?" preguntó el intruso con una sonrisa en el rostro.
"Sí… Hades es fuerte, pero no tan fuerte como para hacerle frente al Gran Rojo." Respondió Orcus mientras miraba al cielo y veía cómo Hades lanzaba un golpe directo hacia su enemigo. Aquel golpe parecía ineludible, pues estaba atacando el lugar donde el extraño no tenía tanta defensa, pero ante la mirada de Orcus, el extraño logró esquivar el ataque de Hades, para luego contratacar con golpes rápidos, logrando darle varios golpes al dios griego. "I-increíble… ¿cómo puede reaccionar así ante tantos ataques de Hades?"
"Eso se debe a que Sheogorath tiene una habilidad más que molesta." Dijo el individuo con una sonrisa.
"Al momento en que Orcus escuchó ese nombre, sintió que su alma abandonaba su cuerpo, pues él conocía ese nombre gracias a Qahnaarin. En la reunión que tuvo con esos dos sujetos enmascarados, ellos le contaron mucho sobre ese otro mundo, en especial sobre los daedras, ya que esa era la principal información que Thanatos había solicitado y ahora estaba agradecido por ello, ya que gracias a esa información él supo sobre los príncipes daedras y su poder. Las palabras que dijeron ambos enmascarados les hicieron ver que ellos estaban al mismo nivel de poder que los que estaban en el top, pero… tenían habilidades que podían ponerlos en situaciones más ventajosas contra los miembros del top diez."
La sorpresa de Orcus duró el tiempo suficiente como para que este pudiese volver en sí y pudiese escuchar al extraño a su lado, escuchando lo que decía sobre Sheogorath.
"El viejo Sheo tiene unos reflejos que están fuera de serie, por ello es por lo que muchos de los otros príncipes no desean enfrentarse uno a uno contra él, en especial si está usando su loco bastón. Esa cosa está realmente rota… si tienes suerte para ello, de lo contrario podrías terminar muriendo fácilmente, pero eso no importa. El poder individual de Sheogorath es grande, no está en el top de los más fuertes de los príncipes en poder bruto, pero no es débil y su habilidad única lo hace completamente capaz de enfrentarse a los otros príncipes en solitario. Yo, por mi parte, no me gusta ser como los otros príncipes, a mí no me importan las luchas de poder y esas estupideces… no, a mí déjenme con mis fiestas y orgías… esas sí son diversiones."
Tras esas palabras, el líder de la facción moderada supo quién era el individuo a quien tenía al frente… este era el príncipe del Exceso y el Hedonismo… Sanguine. Al verlo, se dio cuenta de que la personalidad que este mostraba era tal y como Qahnaarin la había descrito, una personalidad relajada que solo tenía pensamientos de beber un buen alcohol y tal vez hacer una buena fiesta.
"Ya veo… es bueno ver que no tiene como pasatiempo matar y esclavizar mortales, Sanguine-sama." Dijo Orcus, guardando su guadaña, pero no bajando su guardia completamente.
"Jo, jo… vaya, esto es increíble… eres el primero de los seres que nos topamos en este mundo que nos reconoce… eso es… refrescante…" dijo Sanguine con una sonrisa en el rostro. "Parece ser que eres distinto a los que me he topado en este mundo… ¿quieres un trago?"
Las palabras de Sanguine eran acompañadas por un brillo púrpura, el cual surgió de la mano libre del príncipe daedra. Cuando el brillo se disipó, en la mano de Sanguine había una botella de cerámica.
Al ver la botella de alcohol, Orcus estuvo pensando si aceptar o no…. Una parte de él no quería aceptar, pero otra parte, una que le decía que podría haber consecuencias por rechazar al príncipe daedrico le instaba a aceptar, para evitar de esa manera problemas. Al final, decidió aceptar, para evitar algún problema con alguien tan poderoso que ya estaba infiltrado en su castillo. Llevándose una mano a su mascara, la movió un poco para poder beber el contenido de la botella con comodidad. Así que, descorchándola, se llevó la botella a la boca y tras beber el primer sorbo, el líder de la facción moderada sintió que su cuerpo se calentaba y se llenaba de una extraña sensación de felicidad.
"Por cierto." Dijo Sanguine, llamando la atención de Orcus. "¿Cómo es que supiste que soy Sanguine?"
Aquella pregunta fue acompañada por la mirada de Sanguine, el cual miraba de manera intensa a la parca, ya que sabía que él no era conocido en este mundo…al menos por ahora, ya que estaba que construía lentamente sus cultos, pero todo avanzaba más lento gracias a Bal y Dagon, pues esos bastardos estaban en una guerra abierta, enviando a sus tropas a cazar a las otras, batallando de manera clandestina en ciudades, en áreas rurales remotas, llevándose a todo ser vivo que se encontraban por el camino.
Si bien el primer pensamiento de Orcus fue mentir, el alcohol que corría por su sistema hacía que él no pudiese hacerlo, por lo que terminó de contar como es que había aprendido de ellos.
"Así que... ¿Qahnaarin…? Je… esto es irónico." Dijo Sanguine, el cual, pese a ser un daedra, había vivido lo suficiente como para saber una que otra cosa de los dragones, y tambien había observado algunas de las veces que el Dovahkiin había llamado a su compañero dragón zombi, el cual siempre lo llamaba por ese nombre. "Bueno, dejando eso de lado… ¿Qué te parece el licor que te di?"
"Está muy bueno… es casi como si bebiera felicidad liquida." Respondió Orcus, el cual estaba que flotaba de manera errática, pues estaba mareado.
"¡Ja! ¡Por supuesto que es bueno, es mi reserva personal!" gritó Sanguine de felicidad mientras miraba la batalla de Sheogorath con Hades. La sonrisa que el príncipe del exceso había tenido desde que empezó a beber con Orcus se hizo más grande al ver cómo la batalla era tan errática y loca como esperaba que fuera. Eso se debía no solo a la cantidad absurda de poder mágico derrochado en hechizos de gran poder, sino a que el Wabbajack estaba jugando a favor y en contra de Sheogorath tantas veces que ya era casi ridículo que el príncipe estuviese usando tanto su artefacto daedrico. Sin embargo, pese a que los intercambios de golpes eran tan bestiales y la magia usada en el combate ya había devastado varios kilómetros a la redonda del campo de batalla, la verdad era que esto ya estaba por acabar, pues se notaba que Sheogorath, pese a los reveses de su errático artefacto, estaba manteniendo la delantera en este combate.
"Parece que esto está por terminar…. Ahora… creo que podemos hacer esto más entretenido… Oye, Orcus…"
La parca dejó de flotar de manera errática y miró al príncipe daedrico. "Sí, Sanguine-sama."
"¿Puedes comunicarte con líderes de otras facciones?"
"(hic) En c-condiciones normales… no… pero…(hic) hay… hay formas…(hic) ¿Por qué?"
Una sonrisa apareció en el rostro de Sanguine, quien comenzó a pensar en una gran broma que sería la culminación de la razón por la que él y Sheogorath habían venido en persona. "Necesito que llames a alguien…"
Una enorme onda de choque sacudió el campo de batalla, provocando que escombros y partes de tierra salieran volando por todos lados. Esto se debía a la gran cantidad de golpes que se estaban intercambiando entre Hades y Sheogorath. Ambos se encontraban en el suelo, intercambiando golpes a tal velocidad que todo era un borrón para aquellos que no tuvieran una percepción muy elevada de su entorno.
"¡Ja, ja, ja!" Reía de forma maniaca Sheogorath, mientras lanzaba siete golpes de manera consecutiva, todos dirigidos al esquelético rostro de Hades.
La velocidad del ataque de Sheogorath era tal que ningún mortal podría haberlo detenido. Sin embargo, Hades no era un mortal, por lo que pudo bloquear cada golpe de tal manera que no sufrió daño alguno. Tras esto, el dios griego creó rápidamente varios círculos mágicos detrás de Sheogorath, con el objetivo de tomarlo por sorpresa. Para aumentar las posibilidades de éxito, lanzó un par de golpes hacia su enemigo.
La velocidad de ataque de Hades superaba lo que se esperaría de alguien que aparenta usar magia para atacar. Por ello, el dios griego atacó físicamente a Sheogorath, para mantener su atención en él. Mientras Hades observaba cómo los ojos de Sheogorath permanecían fijos en él, sonrió. Al ver brillar sus círculos mágicos, preparó uno a sus pies y, con su ayuda, desapareció del lugar.
"¡WOA!" gritó de sorpresa Sheogorath, quien veía por primera vez a Hades hacer esto. Sin embargo, la sorpresa del príncipe daedra solo aumentó cuando sintió algo en su espalda. Al girar, vio que allí había varios círculos mágicos, los cuales brillaron por un segundo, para luego disparar varias balas de poder divino. Estas estaban tan comprimidas que cada una podría decirse que tenía la potencia de más de ciento cuarenta kilos de TNT.
A pesar de lo peligroso que podría ser ese tipo de ataque, el príncipe de la locura no vio nada de peligro, solo vio diversión en él. Por lo tanto, sin pensarlo dos veces, encaró ese ataque y, moviendo su mano, creó un relámpago, el cual lanzó contra el ataque.
Hades sonrió al ver cómo su enemigo solo lanzaba un relámpago, pero su sonrisa se desvaneció en el momento en que vio cómo este relámpago comenzó a moverse por el lugar, casi como si fuera una cadena…
¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM! ¡BOOOM!
Las balas que conformaban el ataque de Hades fueron destruidas de tal manera que el cielo se llenó de explosiones. Estas generaron tantas ondas de choque y corrientes de aire que varios escombros salieron volando, al mismo tiempo que se levantaba una cortina de humo.
Aprovechando el humo que cubría la zona, Hades comenzó a analizar lo que había sucedido en la batalla. La batalla en sí, si es que se le podía llamar así, había sido más extraña de lo que él esperaría. Esto se debía a que la forma de actuar de su enemigo era completamente errática, pues sus ataques eran tan aleatorios que no solo estaban destinados a dañarlo, sino que también había momentos en que esos ataques habían potenciado sus hechizos. Incluso ese "ataque" que le había impactado cuando ese sujeto había esquivado un ataque directo suyo, lo que lo había dejado a su merced. Cuando su enemigo se dio cuenta, movió su bastón y le lanzó un ataque, el cual fue una bola de energía de color verde…. La cual no le hizo daño, sino todo lo contrario, curó todas sus heridas, dejándolo casi como nuevo.
'Esa aleatoriedad no es total… de lo que he visto, hay una especie de característica que rodea cada tipo de ataque. Si puedo descifrar el patrón, podré saber qué ataque es para qué… eso solo me dejará una cosa con la que lidiar… la capacidad de reacción que posee está fuera de lo que haya visto en mis largos siglos de existencia, no solo es capaz de esquivar todos mis ataques, sino que es casi imposible de tomar por sorpresa… aunque… me he dado cuenta de algo… él debe ver lo que sea que le ataque… en un momento estuve por tomarlo por sorpresa…. Si lo repito… no… no volvería a funcionar, solo un imbécil caería en lo mismo dos veces… no, debo concentrarme en una sola cosa… derrotarlo y si es de un solo golpe mejor, pues si él es así de fuerte, su compañero también lo será.' Tras aquel pensamiento, Hades se percató de algo, y es que por estar tan concentrado en Sheogorath, no se había dado cuenta de que no había señales de lucha por otros lados, lo que indicaba solo una cosa, sus sirvientes habían sido derrotados, de lo contrario estarían aquí brindándole algún tipo de ayuda.
Lamentablemente, no pudo pensar mucho en ello, pues Sheogorath apareció de manera intempestiva, moviendo su bastón de tal manera que parecía un garrote. Al ver esto, Hades hizo lo mismo, moviendo su propio bastón. Ambas armas se encontraron en el medio, creando una fuerte onda de choque, la cual fue acompañada de una explosión de magia, pues aunque había habido un impacto, la verdad era que ambos bastones no se tocaban para nada, esto era porque sus auras se estaban repeliendo, luchando por el dominio.
"GHK…" Gruñó de molestia Hades, el cual había tomado la peor postura para este tipo de encuentro, ya que había atacado desde abajo hacia arriba. Esto hizo que tuviera que hacer un mayor esfuerzo para poder mantener su ataque.
"Ja, ja… que lindo… pareces un esqueleto mojado con ese sudor que comienza a formársete." Dijo Sheogorath con una sonrisa de oreja a oreja.
Aquella declaración hizo que el dios griego se enojara y sin pensarlo dos veces, creó un círculo mágico, el cual brilló intensamente, para luego desatar un potente torrente de agua a presión.
"Are…" fue lo único que pudo decir Sheogorath cuando vio el ataque, pues literalmente surgió a menos de diez metros de su cara. Aquello hizo que el ataque a quemarropa se llevara de lleno al príncipe daedrico.
El ataque de hades hacía que el cuerpo de Sheogorath se moviera a la misma velocidad que había sido usada por el meteorito que había usado para golpear a Hades. Sin embargo, a diferencia del dios griego, la mente de Sheogorath estaba tan fragmentada y loca que no gritaba de dolor, sino que reía de diversión por lo que pasaba.
"¡Ja, ja, ja! ¡Esto es divertido!" gritó Sheogorath con diversión mientras era arrastrado por el chorro de agua. Sin embargo, debido a su excentricidad, el príncipe de la locura se aburrió de ello, por lo que, con un aplauso, creó una onda de magia daedrica, la cual se expandió por el ataque de Hades, convirtiéndolo en humo. Tras ello, Sheogorath miró hacia atrás y vio que se dirigía al lugar donde su luna había impactado. Al verlo, decidió volver a usarlo para algo, por lo que, moviendo su mano, esta se envolvió en un aura dorada de dolor y, al cerrar el puño, el meteorito se vio envuelto en la misma aura dorada. Un segundo después, el meteorito se dirigió hacia Sheogorath, el cual, al verlo, maniobró con gracia en el aire para quedar sobre la luna. Cuando estuvo sobre la roca, miró hacia donde estaba Hades y, abriendo la mano con el aura dorada, el meteorito se dirigió a gran velocidad hacia donde estaba el dios griego.
"¡Ja, ja! ¡Corre como el viento, Tiro al blanco!" gritó Sheogorath mientras estaba parado sobre la piedra, la cual se movía a gran velocidad hacia Hades.
Al ver lo que sucedía, el dios griego se sorprendió al ver cómo su enemigo aparecía montando el maldito meteorito que le había tomado por sorpresa. Sintiendo una rabia poco usual, Hades fulminó a su enemigo con la mirada, para luego extender su mano al frente y crear un enorme círculo mágico. Este círculo era tan grande que cuando el hechizo surgió de allí, se vio que era una bola de fuego del tamaño de una mansión. Un segundo después de aparecer, la bola de fuego salió disparada de allí, y se dirigió a gran velocidad hacia Sheogorath, haciendo que el príncipe de la locura sonriera divertido al ver llegar el ataque.
"Ja, ja…. ¡Buen intento!" gritó Sheogorath mientras saltaba de la piedra en la que iba volando.
¡BOOOM!
Una enorme explosión surgió del choque de ambos ataques, y al momento de la colisión, Hades se lanzó para usar la explosión como cobertura. Adentrándose en el humo resultante, Hades vio la silueta de Sheogorath y sin pensarlo dos veces, se lanzó para golpearlo. Moviendo su esquelética mano, lanzó un potente golpe, el cual atravesó la silueta, dispersando el humo que lo rodeaba.
Cuando el humo se disipó, Hades vio con horror que lo que estaba allí no era Sheogorath, sino que era un humanoide de piel negra con tatuajes rojos y cuernos, el cual vestía un traje similar al de su enemigo.
'¡Una trampa!' gritó en su mente Hades al percatarse de ello. Un segundo después del golpe, el vio como el ser al que había matado era absorbido por un vórtice purpura, y al momento en que este vórtice se extinguía, vio como allí, a pocos metros, estaba Sheogorath.
Una enorme sonrisa estaba presente en el rostro de Sheogorath, el cual había usado un sirviente dremora como carnada y el esqueleto había mordido la carnada como un pez hambriento las lombrices.
Manteniendo su sonrisa, Sheogorath movió su Wabbajack y apunto con él a Hades, y tras soltar su hechizo, vio como una luz verde surgió de su bastón, dirigiéndose a él.
Cuando Hades vio el ataque, comenzó a pensar en cómo esquivarlo, pues estaba en un punto que le imposibilitaba aquello. Sin embargo, sus ideas fueron descartadas cuando vio como una luz verde surgía del bastón. De lo poco que él había podido aprender de su enemigo, sus ataques tenían una característica… el color de cada hechizo. De lo que había podido observar, el color era el indicativo que diferenciaba cada ataque que lanzaba con ese bastón. El rojo eran ataques más que locos y destructivos, algunos creaban explosiones, de hecho, uno creó una especie de agujero negro en miniatura que duró segundos, con los cuales absorbió bastantes escombros y rocas del lugar. Sin embargo, los hechizos de color verde eran más que todo potenciadores o incluso, como sanación… por eso, al ver que el hechizo surgido era de color verde, el intuyó que no sería dañino, por lo que no se movió, sino que dejó que el hechizo lo golpeara…. Y cuando este tocó su piel… se arrepintió en el acto.
"¡AAARGGGGHHH!" gritó Hades, un grito de dolor tan grande que se escuchó a un par de kilómetros de distancia, llegando hasta el palacio de Orcus.
El cuerpo de Hades se convulsionaba de manera nada normal, comenzando a moverse de manera antinatural, provocando espasmos de dolor tan intensos que el mismo dios griego no sabía qué estaba pasando… la mente de Hades no comprendía qué sucedía, pues se suponía que ese ataque no debería dañarlo, pero no fue así…
"Je, je… ahora sí estás tieso…" dijo Sheogorath, acercándose a Hades con una sonrisa divertida en el rostro.
Al verlo, Hades sintió que su fin estaba cerca, pero antes de que se dijera o hiciera algo, un vórtice púrpura apareció al lado de Sheogorath, y de él surgió su compañero…
"Vaya… sí que armaste un lío con él, Sheogorath." dijo Sanguine, acercándose a su amigo de fiestas y caos.
"No, no lo hice… él se lo hizo a sí mismo."
"Sí, lo veo…" dijo Sanguine, quien frunció el ceño al ver a Hades en ese estado. Al verlo así, se acercó a él. Colocando un pie en su pecho, lo forzó a mirarlo. "Sabes, esta es la segunda vez que veo que un dios de este mundo es derrotado… se supone que los dioses tienen ese nombre porque no tienen rivales… pero en este mundo, creo que ese título está sobrevalorado… En parte… por muy sorprendente que resulte, el loco artefacto de Sheogorath tiene la maldita capacidad de incluso afectar a los príncipes daedra, claro, esto solo si el propio Sheogorath lo usa, si un mortal lo usa… bueno, solo es como una brisa mañanera… pero bueno, estoy divagando… me sorprende que aún estés vivo… verás… el hechizo que te está afectando es uno que mata a su objetivo, convirtiendo su cuerpo en sal… pero parece que puedes resistirlo… no del todo, ya que seguramente sientes un dolor más que atroz, pero no estás muriendo… Vaya… Parece que son más fuertes de lo pensado."
"Buuuu… Ya se me acabó la diversión", dijo Sheogorath, poniendo cara de decepción.
"No lo creo… viejo amigo."
"Ara… ¿y eso por qué?"
"Este saco de huesos ha estado metido en ciertos asuntos… y esos asuntos han provocado que, si se descubren, bueno… no sabemos qué le pasará… pero he llamado a quienes estarán interesados en lo que hizo… y adivina…"
"¿Qué cosa?" preguntó Sheogorath con una sonrisa, pues se estaba imaginando varias cosas divertidas, las cuales incluían cómo sería castigado este saco de huesos.
"Él también viene con ese grupo." Respondió Sanguine con una sonrisa.
"¡OHHHH… Perfecto! ¡Hace tiempo que no lo veo cara a cara…!" gritó Sheogorath de emoción. "¡Pero si viene…! ¡Sí! ¡Le prepararé una sorpresa!"
Edzard se encontraba mirando la sala de la enfermería donde estaban todas sus amantes y sus compañeras en el grupo que tenía… O al menos eso debería ser, pero la verdad es que no había nadie más allí dentro. Aquello se debía a que todos habían sido enviados a diferentes salas para ser tratados de mejor manera. Las que tenían quemaduras habían sido enviadas a una sala aparte para ser tratadas rápidamente, el resto había sido enviado a otra sala… Finalmente, Asia había sido enviada a otra sala, pues quería tener una conversación con ella a solas una vez que despertase.
Me pregunto quién despertará primero… Asia o sus padres… Je, bueno, eso no importa… al final, necesito que todos estén despiertos para que puedan reunirse." dijo en voz alta Edzard mientras miraba la sala vacía. Levantando los hombros, se giró y se fue de la sala, pues tenía que hacer algunas cosas más, las que estaban enfocadas en sus nuevos inquilinos semi permanentes. "Ummm… Me pregunto si Ophis se estará acostumbrando al palacio… bueno, puedo ir a preguntárselo después. También tengo que ver qué habitaciones se les asignarán a todos, desde los padres de Asia, cuando despierten, hasta el equipo de Vali que se quedará en mi hogar… Haa… en serio, esto será algo cansado.
Tras esas palabras, Edzard siguió caminando por las salas, dirigiéndose al ala que conformaba el área de las habitaciones para invitados, pero para llegar a esa área, pasó por el área de las habitaciones principales, las cuales eran las que ocupaban él y extrañamente los miembros de su grupo.
"Ahora que lo pienso, se supone que estas son las habitaciones para mi familia directa, pero aun así las puse a ellas aquí… je, je…" rió divertido Edzard, pues se dio cuenta de algo. "Realmente soy un-"
Sus palabras fueron interrumpidas cuando escuchó varios pasos acercándose a él, por lo que, girando el cuerpo, vio de quién se trataba. Al ver quiénes eran, sus ojos se entrecerraron, pues se trataba de los líderes de las facciones que conformaban el pacto.
"¿Qué sucede?" preguntó Edzard con curiosidad y algo de seriedad mientras se acercaba a ellos.
"Tenemos problemas…" respondió Sirzechs de manera rápida, usando un tono de voz serio y que contenía mucha preocupación en él.
"¿Qué tipo de problemas?" preguntó Edzard, quien miró a los ojos al lucifer actual.
"Daedras…" respondió Azazel, llamando así la atención de Edzard.
"Ya veo… supongo que iré de in-"
"No irás solo." Dijo Azazel de manera seria, interrumpiendo a Edzard, quien le miró de manera intensa.
"¿Qué?"
"Lo que oíste… No irás solo, vamos a ir contigo." Dijo Azazel mientras señalaba a todos los presentes en la sala.
La respuesta de Azazel tomó por sorpresa a Edzard, quien no supo qué responder en ese momento… pero tras pensarlo unos segundos, asintió. No veía nada malo en que ellos lo acompañaran, ya que eran los líderes de sus respectivas facciones, lo que indicaba que eran los más fuertes de cada una.
"Vale, entonces, díganme dónde es y explíquenme qué está sucediendo." Pidió Edzard con voz seria.
Un círculo mágico de gran tamaño apareció en el suelo y comenzó a elevarse lentamente, haciendo que un grupo de personas apareciera. El grupo que apareció estaba conformado por Edzard, Azazel, Sirzechs, Odín, Yasaka y Serafall.
"Aún no me acostumbro a este tipo de teletransporte… se siente algo raro." Dijo Edzard cuando el círculo mágico finalmente desapareció.
"Je, je… parece que no te gusta este tipo de transporte, ¿verdad, Edzard-kun?" preguntó con diversión Yasaka, quien tenía una sonrisa en el rostro, la cual cubría con la manga de su atuendo de doncella.
"No es que lo odie, pero es diferente… al menos a lo que es un teletransporte normal en Nirm." Respondió Edzard, quien estaba más enfocado en ver lo que había a los alrededores que en mirar a Yasaka.
"¿En serio? Vaya…. Eso sí que es raro… solo por curiosidad, ¿Cómo es que son las teletransportaciones normales en Nirm?" preguntó Serafall con una sonrisa divertida, ya que quería ver que le molestaba a Edzard para usarlo en una broma más tarde.
"Ummm…. No sé cómo explicarlo… es como si primero te estiraran hasta hacerte un hilo, para que luego ese hilo se mueva por un tuvo pequeño, hasta que finalmente eres libre y wosh… volviste a la normalidad." Respondió Edzard, haciendo algunos movimientos con sus manos, para de esa manera darle mejor impacto a su explicación.
"Eso es…. Raro…" dijo Yasaka, quien no quería sentir cómo sería ser teletransportada de esa manera. Tras esas palabras, la líder youkai soltó un suspiro, pues vio que Edzard no estaba prestándole atención como ella esperaba. Aquello la molestó bastante, pues estaba acostumbrada a hacer babear a los hombres cuando la miraban, pero parecía que Edzard no era así. Soltando otro suspiro, la Kitsune miró a su prometido, al cual estaba comenzando a tomarle más cariño del que había esperado. Todo había iniciado solo como respeto, pero cada día que pasaba con él, con sus amigas y amantes, comenzó a darse cuenta de que él era muy diferente a los otros hombres que había conocido. Esto se debía a que siempre la miraba a los ojos, nunca desviaba su mirada ni un solo segundo, también, era respetuoso en gran medida. Aunque eso no era lo que realmente le había hecho comenzar a sentir más aprecio por él, sino que fue lo que hizo por su hija. Ella había interrogado a la hermana de Sirzechs para saber qué había pasado, y decir que estaba furiosa era quedarse corto, pero aquella ira se esfumó cuando recordó que el bastardo que se había atrevido a herir a su hija estaba muerto y que había sufrido antes de ello. Sin embargo, la sorpresa le llenó enormemente cuando escuchó lo que había dicho Edzard cuando apareció y salvó a su hija…
'Pensar que dijiste que Kunou también era tu hija… je, je… ah, por Amaterasu… Parece que soy una doncella enamorada… pero… supongo que no está mal empezar a enamorarme de él… digo… ya soy su prometida, solo tendría que formalizar esto, pero temo que aún no es el momento para eso… no nos conocemos desde hace mucho tiempo… no, lo mejor es dejar que esto florezca y madure más… si realmente lo que estoy empezando a sentir por él es amor, entonces, le diré a él y a Asia-san todo de golpe, no daré marcha atrás.' Pensó Yasaka, solo para detenerse cuando Edzard se detuvo de repente.
"¿Ed-chan?" preguntó Serafall.
"¡Cúbranse!" gritó Edzard mientras extendía ambas manos y volvía a gritar. "¡MUL! ¡KAH! ¡DIIV!"
Tras el grito, las manos de Edzard brillaron en dorado mientras adoptaba su aspecto de dragón. Los otros líderes no entendían qué pasaba, pero un segundo después lo comprendieron, pues vieron cómo dos enormes meteoritos aparecían frente a todos.
"¡¿Qué demonios?!" gritó Serafall al ver cómo ambos trozos de piedra se detuvieron a menos de cinco metros de ellos.
"¡Maldita sea, muévanse!" volvió a gritar Edzard, captando la atención de los presentes.
Ante la atónita sorpresa de todos, Edzard estaba que sudaba, pues estaba usando enormes cantidades de Magicka para mantener ambos meteoritos alejados de ellos.
Al ver el estado del hijo de Akatosh, todos se preocuparon. Pero, aun así, obedecieron… bueno, casi todos…
"¿Estarás bien?" preguntó Yasaka, preocupada de lo que pasaría si Edzard quedaba en la colisión de esas cosas.
"No se preocupen por mí, tengo maneras de salir de esto, ustedes lárguense y pónganse a salvo."
"P-p-pero…"
"Hazle caso a tu prometido, Yasaka-dono." Dijo Odín mientras saltaba y se alejaba del lugar volando. "Es lindo que te preocupes por él, pero sabes que él puede cuidarse solo."
La forma en como habló el viejo dios hizo que la líder de Kioto se sonrojara un poco, pero antes de que siquiera hablara, ella volvió a oír a su "prometido".
"¡Yasaka, muévete!" gritó Edzard, mientras sus brazos comenzaban a ceder terreno, lo que hizo que los meteoritos avanzaran.
Al oír el grito de Edzard, Yasaka le dio una última mirada antes de alejarse con un gran salto. Con ese movimiento, ella se reunió con el resto y sin perder un segundo, se alejaron del lugar.
Cuando el hijo de Akatosh se dio cuenta de que ellos estaban lejos, miró los dos meteoritos.
'¿Qué mierda es esto? Estoy usando una gran cantidad de poder solo para tratar de retenerlos, pero no puedo hacerlo completamente, esas cosas se están moviendo, lenta pero constantemente. Agh…. Maldita sea, no tengo tiempo. El hechizo de «Telekinesis» no aguantara más, no, ya es hora.' Pensó Edzard mientras cerraba los ojos un segundo… al abrirlos, abrió la boca y gritó. "¡FEIM!"
Tras ello, las dos auras que cubrían los meteoritos desaparecieron, provocando que estos siguieran su curso, estrellándose y creando una explosión más que enorme, la cual engulló por completo el lugar.
¡BOOOMMM!
La enorme explosión generada por la colisión de ambos meteoritos sacudió el lugar, haciendo que todos se estremecieran.
"¿Creen que el chico estará bien?" preguntó Odín mientras miraba la explosión.
"Sí, él mismo lo dijo y si hay algo que sabemos de Ed-chan es que cumple su palabra. Estará bien, pronto estará con nosotros." dijo Azazel, quien estaba volando, mirando la explosión con cautela, pues sabía que no había forma de que un solo meteorito llegara a este lugar. "Esto es raro…"
"Te entiendo, ¿cómo es posible que un meteorito llegara a este lugar?"
Las palabras de Sirzechs murieron en su boca cuando se percató de una presencia detrás de ellos. Por lo tanto, girando la cabeza, miró hacia ese lugar y vio a una persona vestida con un traje victoriano en el cielo. Al verlo, intentó gritar, pero antes de que pudiera decir algo, vio cómo este sujeto, que tenía una mano extendida, creaba una pequeña esfera de color rojo en la palma de su mano.
"Digan woo…", dijo el sujeto, para luego hacer explotar la esfera.
Una enorme onda de choque de color rojo surgió, tomando por sorpresa a todos. Esto se debió a la velocidad a la que se movía. Gracias a esa velocidad, logró impactar en todos, enviando a los que volaban hacia el suelo a gran velocidad.
"¡Azazel-dono! ¡Sirzechs-dono! ¡Leviatán-dono! / ¡Mocosos!" gritaron al unísono Yasaka y Odín al ver cómo los mencionados eran enviados hacia el suelo a gran velocidad.
Al ver a sus aliados caer, ellos intentaron moverse para ayudarlos, pero antes de que dieran un solo paso, escucharon una risa a sus espaldas.
"¡ja, ja, ja!" rió de manera maniaca una persona a espaldas de Yasaka y de Odín.
Aquella risa hizo que los dos lideres giraran las cabezas, observando como un borrón se acercaba a ellos. La persona vestía similar al que había atacado a los otros. Lamentablemente, pese a que lo vieron, no pudieron hacer nada más, pues este desapareció en un estallido de velocidad, reapareciendo frente a ellos.
Cuando este sujeto apareció frente a ellos, logró tomarlos por sorpresa, por lo que no pudieron hacer nada cuando este movió un extraño bastón como si se tratase de un garrote, amenazando con golpearlos al mismo tiempo.
La velocidad de ataque sorprendió de sobremanera a los dos lideres, los cuales se prepararon para recibir el impacto del golpe…
¡CLANK!
Un profundo y agudo sonido les hizo abrir los ojos cuando vieron como Edzard aparecía frente a ellos, bloqueando el ataque, usando su espada más poderosa. Al momento en que ambas armas forjadas con materiales de planos opuestos impactaron se formó una enorme onda de choque mágica tan grande que terminó arrastrando a los lideres.
"¡AHHHH! / ¡KYAAA!" fueron los gritos de los lideres cuando sintieron que eran arrastrados por la onda de choque, siendo enviados a varios metros de distancia como cohetes.
Los lideres salieron volando hacia diferentes direcciones… o al menos eso se esperaría, pero antes de que siquiera se movieran más de doscientos metros, una esfera de color dorado apareció sobre ellos, provocando que rápidamente fueran atraídos hacia ella.
"Gkh." Fue el gruñido que soltó Sirzechs, el cual sintió que su cuerpo se movía cada vez más pesado.
La esfera siguió atrayéndolos un poco más, pero antes de que todos colisionaran en la esfera, esta se desmaterializó de manera inmediata, provocando que los lideres pudieran maniobrar.
"Te tengo." Dijo Serafall, la cual se dirigió hacia Yasaka y la atrapó cuando vio que esta estaba por caer al suelo.
"Gracias, Leviatán-dono." dijo Yasaka con una sonrisa de tranquilidad, segura de que no caería al suelo.
"No hay de qué." Respondió Serafall con una sonrisa. Tras ello, miró hacia el lugar donde habían estado antes.
Los demás líderes imitaron su acción y, al hacerlo, vieron que allí, frente a ellos, flotaba el mismo sujeto que los había atacado antes. Al verlo, todos se prepararon para luchar, pero antes de que pudieran moverse, vieron cómo Edzard era lanzado hacia ellos a gran velocidad.
Mientras el resto de los líderes eran enviados a volar, Edzard se encontraba forcejeando con su enemigo. La fuerza ejercida por ambos era tal que un solo segundo después del impacto, en el suelo, bajo los pies de ambos, se formó un cráter de gran tamaño.
"¡Ja, ja, ja…! ¡Increíble! ¡Pensar que lograste esquivar mis dos meteoritos y no solo eso, sino que también eres capaz de mantenerte firme ante mí! ¡No debería esperar menos de alguien como tú!" gritó el sujeto, el cual, tras eso, sonrió de manera maniaca, provocando que su bastón emanara humo negro, el cual, mostró a Edzard la verdadera apariencia del objeto.
En el instante en que los ojos del hijo de Akatosh se posaron sobre el objeto, se abrieron de par en par. Lo que tenía frente a él era algo que él mismo había poseído durante un tiempo.
"Tú eres-"
Las palabras que estaban a punto de escapar de los labios de Edzard se extinguieron cuando el bastón frente a él liberó una impresionante onda de choque de color rojo, impactando directamente en el cuerpo de Edzard.
Para Edzard, lo que siguió a eso fue un torbellino de confusión en su mente mientras volaba por los cielos a velocidades vertiginosas. La sensación que experimentó el hijo de Akatosh era la misma que sentía al acostarse en una cama dura, seguida de una extraña sensación de libertad…
La mente de Edzard tardó unos microsegundos en reaccionar y, cuando lo hizo, se percató de que estaba volando por los aires, algo que él no había decidido hacer. Consciente de que debía volver a luchar, movió rápidamente sus alas y se estabilizó en el aire.
Cuando dejó de moverse involuntariamente en el cielo, Edzard miró hacia el frente, pero antes de siquiera moverse, escuchó a sus aliados.
"¡Ed-chan!" fue el grito de Serafall, quien se encontraba más cerca de donde estaba el hijo de Akatosh.
Al oírla, Edzard dirigió su mirada hacia ella y soltó un suspiro al verlos allí.
"Parece que están bien." dijo Edzard mientras se acercaba a ellos.
"Sí, gracias a ti", respondió Sirzechs acercándose a Edzard.
Las palabras del actual Lucifer hicieron que Edzard alzara una ceja, pues no entendía por qué Sirzechs le estaba agradeciendo. "¿Por qué me das las gracias?"
"Por haber lanzado esa bola de magia dorada…" respondió Sirzechs, quien miró a Edzard con confusión, ya que este actuaba como si no hubiera lanzado ese hechizo. "¿No fuiste tú quien lanzó ese hechizo?"
"No." respondió de manera rápida y franca Edzard. "Estaba ocupado forcejeando con ambas manos, no podía lanzar ningún hechizo."
Las palabras de Edzard fueron una revelación que hizo que todos se preguntaran qué pasaba. Sin embargo, antes de que alguien pudiera decir algo, escucharon una voz cerca de ellos.
"El Dovahkiin tiene razón, no fue él quien los detuvo… Fui yo."
Al momento de oírlo, todos, incluido Edzard, miraron hacia esa dirección, viendo así que el que había detenido a los líderes de facción había sido ni más ni menos que la misma persona que los había enviado a volar recientemente.
"Por favor, no es necesario agradecerme." dijo el hombre con una sonrisa en el rostro.
Tras esas palabras, al lado de este sujeto apareció un vórtice púrpura, del cual emergió el mismo individuo que estuvo a punto de golpear a Yasaka y a Odín.
"¡Je, je, je…! Vaya… ¡Todos están bien! ¡Perfecto!" dijo el otro individuo con una gran sonrisa.
Al verlos allí, todos estaban en guardia, preparándose para pelear. Edzard observó esto y sintió que conocía a esos dos individuos… En especial al que tenía el maldito Wabbajack en sus manos.
'Es raro… siento que los conozco… Pero no puedo recordar su apariencia…' Pensó Edzard mientras los miraba a ambos de manera intensa… sin embargo, queriendo saber qué pasaba, decidió usar sus otros sentidos y en el momento en que lo hizo… Sus ojos se abrieron de nuevo, a la par que el sudor comenzó a formarse en su cuerpo…
"Chicos…" dijo Edzard, llamando la atención de sus aliados, los cuales lo miraron y al hacerlo, sintieron que sus cuerpos se helaban, pues por primera vez en su vida, vieron a Edzard sudar de ansiedad al ver a alguien…
"¿Edzard-kun?" preguntó Yasaka con preocupación, pues era la primera vez que lo veía así… tan diferente a como se veía antes…
"Chicos… espero que estén preparados para morir hoy…" dijo Edzard, ignorando la pregunta de Yasaka.
Las palabras de Edzard provocaron que todos los miraran con los ojos abiertos y con miedo, pues no esperaban aquellas palabras.
"¿Qué… qué estás diciendo, Edzard?" preguntó Azazel con preocupación, pues era la primera vez que veía a Edzard ser tan pesimista.
"La batalla en la que estamos por entrar será muy complicada para nosotros… incluso uno de esos dos sería un problema mayor que el imbécil que dirigió el ataque a Kioto."
La mención del ataque a Kioto hizo que todos sintieran un escalofrío, pues recordaban el poder del hijo de Molag Bal y eso hizo que todos se preguntaran por un segundo por qué el hijo de Akatosh decía que solo uno de esos sujetos era un problema mayor que el hijo de un príncipe daedra, pues lo único que les llegaba a la mente para ser más poderoso que el hijo de un príncipe era…. Al momento en que sus mentes al fin pudieron procesar lo que estaban pensando, todos sintieron que una piedra caía en sus estómagos, dejándolos sin aire unos segundos. Sintiendo las manos sudorosas y el miedo surgir de sus cuerpos, todos miraron a los dos sujetos, pero solo uno de ellos pudo decir lo que pensaban.
"Mierda… ¿Quiénes son…?" preguntó Odín, quien por primera vez en varios años sintió miedo.
"El de la derecha, el de los cuernos, es el príncipe daédrico del hedonismo… Sanguine. Y el otro, me temo que es el más peligroso de los dos… el príncipe de la locura, Señor de las Islas Temblorosas… Sheogorath."
En el momento en que se pronunciaron esas palabras, los dos príncipes mencionados hicieron una reverencia, demostrando que tenían modales. Eso hizo que los líderes de las facciones de Draconic Deus los miraran con los ojos abiertos, pues no esperaban que ellos actuaran de esa manera.
"¡Ja, ja, ja…! ¡Me encanta…! ¡Se nota que estar casado te ha convertido en una persona más culta!" gritó entre risas el maniático Sheogorath.
"Je, je… sí, tienes razón," dijo Sanguine, quien al verlos tan a la defensiva, decidió bromearles un poco. "Ahora… espero que tengan al día sus papeles de herencia, porque no los dejaremos salir de aquí con vida."
"¡Así es! ¡Los empalaremos y luego los asaremos con queso!" gritó Sheogorath, quien miró a los presentes, para luego soltar una risa.
Las palabras de los dos príncipes calaron en las mentes de los líderes, quienes tuvieron sus propios arrepentimientos por un segundo, siendo el más típico, el no haber podido pasar tiempo con sus seres queridos. Sin embargo, cuando terminaron de estar en esa espiral de depresión, cada uno miró a los dos príncipes daédricos y se prepararon para luchar… bueno, casi todos, pues Edzard solo se llevó una mano a la cabeza…. Pues se había dado cuenta de algo.
'Tres… dos… uno…' pensó Edzard mientras esperaba lo que sabía que venía.
"Pufff… ¡Ja, ja, Ja! ¡Oh por padomay! ¡Sus caras no tienen precio!" comenzó a reír de manera muy ruidosa Sanguine, el cual rápidamente miró a Sheogorath. "¡Viejo Sheo, dime que lo capturaste!"
"¡Si, ahora mismo sus expresiones acaban de ser inmortalizadas en Manía…!" gritó en respuesta el viejo Sheogorath.
La respuesta de esos dos hizo que los lideres parpadearan y bajaran la guardia, pues no entendía que pasaba.
"Fuimos víctimas de una broma por parte de esos dos." Dijo Edzard tras verlos confundidos.
"¿Qué?" preguntó Odín con extrañeza.
"Ellos acaban de bromear con nosotros."
"Eso quiere decir que…" dijo Serafall con algo de confusión en su rostro.
"Si, que no lucharemos…. Hahhhh… en serio, esos dos cabezas de maní." Dijo Edzard para luego mirar a los dos príncipes, los cuales estaban que se reían de manera ruidosa. "Esto…. ¿Se puede saber por qué han venido a este mundo de esta manera? Y sobre todo… ¿Por qué hicieron que Orcus nos llamara?"
Al momento en que los dos príncipes daedricos oyeron aquello, dejaron de reír, poniéndose serios de inmediato. Tras ello, se miraron y tras asentir, fue Sanguine quien comenzó a hablar, pues de hacerlo Sheogorath, este podría cambiar de tema en cualquier momento y dejar de lado la razón de su visita.
"Bueno… normalmente sabes que no diríamos nada de esto, pero la verdad es que… ¡Estamos cansados de la mierda de Bal y Dagon!" gritó con furia Sanguine, algo raro en él.
La repentina expresión que soltó el príncipe daedrico del libertinaje confundió a los presentes, por lo que Edzard tuvo que preguntar por qué.
"Esos dos están en una guerra entre ellos, usando este mundo tan interesante como campo de batalla, destruyendo ciudades y pueblos, arrasando con los cultos que estamos creando en este mundo."
Las palabras de Sanguine hicieron que Edzard y el resto entendieran por qué ellos estaban allí.
"Así que, aunque ustedes, excepto el Dovahkiin, no nos agradan, la verdad es que odiamos más a esos imbéciles, por lo que estamos aquí para brindarles información."
"¿Información?" preguntó Azazel, quien miraba con recelo a ambos príncipes, pues estos dos eran los que lo habían emborrachado y llevado a hacer sabe Dios qué cosas en el barrio rojo de Ámsterdam.
"Así es, mi buen amigo cuervo… y sabes lo mejor de todo." dijo Sheogorath con una sonrisa.
"¿Qué cosa?" preguntó Sirzechs, mirando a los dos daedras.
"¡Que esta vez es gratis, como el queso en las bases enemigas!" gritó Sheogorath mientras extendía ambas manos al cielo.
Al escuchar la forma en que él se expresaba, todos se confundieron, pero nadie dijo nada ante sus palabras. Esto hizo que fuera Edzard quien tuviera que hablar.
"Ya veo… ¿Qué tipo de información es?"
"Es sobre los planes de Bal y Dagon."
La mención de esto hizo que todos los miraran con sorpresa y, sobre todo, con expectación, pues esta era una oportunidad de oro.
"¿Qué información puedes darnos?" preguntó rápidamente Azazel.
"No mucho, me temo, ya que esos dos tienen todo muy bien guardado, pero supongo que son buenas noticias para ustedes." dijo Sanguine de manera despreocupada. "Resulta que la batalla entre ellos está escalando, por lo que se han quedado sin mano de obra en este mundo, porque pospondrán todos sus planes por al menos seis o siete meses mortales."
En el momento en que todos oyeron eso, se sorprendieron, pero antes de que se alegraran por tener un respiro, Sheogorath habló.
"Sí, se irán de vacaciones un tiempo… ¡Pero luego volverán y atacarán con todo!"
La frase pronunciada por el príncipe daedra solo hizo que los líderes del pacto de Kuoh comprendieran que habían ganado un poco de tiempo, por lo que, al mirarse, todos llegaron a la conclusión de que deberían tener una reunión con los miembros de sus facciones para ver qué acciones tomarían.
"Ya veo… Supongo que debería agradecerles por esto… pero, quiero saber… ¿Cuál es el precio que tenemos que pagar por esta información?" preguntó Edzard, quien miró a ambos príncipes.
"Vaya… qué desconfiado, no dijimos que esto era gratis." respondió Sanguine con una sonrisa.
"Je… no nací ayer, Sanguine… sé que siempre hay que pagar por cada cosa que ustedes dan." respondió de manera sarcástica Edzard.
"Je, je… sí que nos conoces bien… pero esta vez decimos la verdad, esta vez es gratis… pero la próxima vez, no lo será. Así que, no se acostumbren…. ¡Ah! Y antes de que lo olvide…Tomen." Dijo Sanguine con una sonrisa mientras chasqueaba los dedos, haciendo que un inconsciente Hades apareciera frente a ellos. "Consideren esto como un regalo."
Los ojos de todos los líderes se abrieron a más no poder al ver a Hades, uno de los seres más fuertes de este mundo, inconsciente. Sin embargo, por mucho que quisieran decir algo, nadie pudo, pues cuando miraron hacia arriba, vieron que los dos príncipes desaparecían en vórtices púrpuras, dejando un olor de vino y queso en el área.
"Vaya… eso fue…" Dijo Odín con una sonrisa incómoda en el rostro.
"Aterrador." terminó de decir Azazel, el cual miró su mano y vio que esta temblaba ligeramente.
"Sí… pero ahora… ¿qué hacemos con esto?" preguntó Sirzechs, el cual miró a Hades.
"Sabemos lo que ha estado haciendo… yo digo que le digamos todo lo que ha pasado a la facción griega, así como los crímenes que ha cometido contra las otras facciones y con la familia de Ed-chan." Dijo Serafall, la cual comenzó a pensar en cómo esto haría que los griegos se adhieran al pacto casi de inmediato, después de todo, un príncipe derrotó a un dios que estaba en el top diez de los seres más fuertes… eso les confirmaba que eran muy peligrosos, al punto de que ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
"Sera lo mejor… ahora…regresemos… ya hemos solucionado el asunto de los daedras." Dijo Edzard, el cual comenzó a sentir que las cosas se estaban moviendo a su favor… por el momento.
Mientras Edzard y el resto de los lideres estaban en el territorio cerca al castillo de Orcus, en el palacio de Edzard, Asia comenzó a abrir los ojos lentamente, para luego volverlos a cerrar, pues el cansancio se apodero de ella, haciendo que duerma…. Sin embargo, eso no fue lo único, pues en una habitación adyacente a la de la esposa del Dovahkiin, los progenitores de esta comenzaron a mover sus dedos, lo que indicaba que ellos tambien estaban por despertar.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y al fin está el capítulo 67…
Para iniciar, feliz Navidad para todos, espero que lo hayan pasado muy bien con su familia.
Ahora, lamentablemente, este año se me ha juntado todo al final, trabajos de la universidad, el trabajo, y problemas familiares serios. Todo esto ha hecho que no pueda hacer el típico maratón que he solido hacer desde que inicié estos fanfics. Lamentablemente, tengo que decir que no sé si subiré algo para Año Nuevo, pero trataré de hacerlo. Ahora, sobre otra cosa, hasta que las cosas con mi vida personal se solucionen un poco o se hagan tolerables no podré publicar nada, y eso serán uno o dos meses, pero no dejaré de escribir. Si todo sale bien, volveré con un maratón. Hasta entonces, me despido. Buena suerte a todos.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
