Maratón (2/3)
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Capítulo 70
— Aquellos mortales que tienen la increíble mala suerte de que su alma haya sido fragmentada no solo verán su poder menguado, sino que tambien perderán parte de su propio yo —
Frase de un libro de la misteriosa y rara magia de almas.
El ambiente que reinaba en el comedor del palacio de Edzard era tenso, muy tenso. Algunos de los que se encontraban allí se miraban entre sí, frunciendo el ceño de manera algo sospechosa. Esto era mayormente usado en el grupo de Edzard, quienes miraban a quienes tenían al frente con cautela. En el otro grupo, solo algunos de los presentes hacían eso, pero lo hacían con el único fin de molestarlos.
La tensión presente en la sala solo hizo que Edzard soltara un suspiro, ya que la cena no estaba yendo como él había planeado.
'Creo que no fue buena idea juntarlos sin previo aviso…' pensó Edzard mientras pensaba en el dolor de cabeza que se le vendría por esto. Dejando de mirar a las personas reunidas y al plato de venado con especias y vegetales asados que había en la mesa, miró a su lado, viendo a su esposa, la cual tenía una sonrisa alegre, pero con el flequillo cubriendo ligeramente sus ojos. Al ver esa expresión, Edzard supo que estaría en varios problemas. Por lo que, volviendo a suspirar, miró al frente y tomó la copa de vino que tenía al lado. Levantándola suavemente, la dejó caer a la mesa, dando con ella un suave golpe que asustó a todos los que estaban en la sala.
El sonido de la copa golpeando la mesa provocó que los presentes en la mesa miraran a Edzard, dejando de fruncir el ceño entre ellos.
Al ver que tenía la atención de todos los presentes, Edzard soltó la copa y miró a todos.
"Espero que hayan dejado de mirarse de esa manera… no creo que sea necesario hacerles recordar que mientras estemos aquí, no somos enemigos." Dijo Edzard, esperando que sus palabras calaran en las mentes de los presentes.
Las palabras de Edzard resonaron en las mentes de todos, quienes asintieron, algunos más a regañadientes que otros, siendo ese el caso de Mittelt, quien soltó un bufido para luego mirar a su amante, deseándole hacerle la pregunta que rondaba por la mente de todos.
"Ed, ¿Por qué están aquí los miembros del equipo de Vali?"
La pregunta del caído hizo que los ojos de todos los miembros del grupo de Edzard se posaran en él, lo que provocó que este parpadease antes de comenzar a responder. "Bueno, eso es fácil… supongo que recuerdan el asunto en Kioto, ¿verdad?"
La pregunta de Edzard fue respondida por asentimientos de todos los miembros de su grupo.
"Por su ayuda en ese momento, les dije que, si necesitaban ayuda con algo, ellos podían venir aquí para pedirme un favor y si era razonable yo se los cumpliría." Dijo Edzard, mirando de reojo a Vali, Zakir y Arthur, quienes eran las personas con las que había hablado de este tema.
Las palabras de Edzard calaron en las mentes de todas las chicas, las cuales no sabían cómo responder a ello por un momento, pero luego de ese momento lograron comprender todo, por lo que decidieron no poner alguna objeción.
Al ver que las chicas no se opondrían, Edzard decidió hablarles sobre la petición de Arthur. Así, mirando al equipo de Vali y a Ophis, comenzó a hablar. "Lo que voy a decirles aquí es algo que ya se sabe en todo el pacto de Kuoh."
La seriedad en la voz del hijo de Akatosh provocó que todos lo miraran. Era comprensible, ya que se trataba de un tema serio. Sin embargo, era poco habitual, pues Edzard evitaba hablar de temas tan serios durante las cenas. Por eso, la forma de hablar de Edzard tomó por sorpresa a las chicas.
"Como saben, el equipo de Vali pertenece a la Khaos Brigade y recientemente han hecho varios movimientos. Pero hay algo que no se sabía hasta ahora. Como ven, no solo está el equipo de Vali aquí, sino que también está aquí Ophis, la 'líder' de esa organización." dijo Edzard. Esto provocó que todos en su grupo miraran a Ophis, quien estaba más concentrada en comer su comida que en cualquier otra cosa. Al menos así fue hasta que oyó su nombre. Al hacerlo, levantó la mirada y sus ojos se posaron en los de las chicas, para luego mantenerse fijos en Edzard. Al ver que Ophis lo miraba, Edzard le devolvió la mirada. Luego miró a Le Fay, ya que ahora venía la parte más difícil de la charla. Aun así, solo suspiró antes de decir lo siguiente. "No hace mucho, el equipo de Vali fue atacado por miembros de Nilrem, un grupo de magos muy peculiar… El cual está afiliado a Qlippoth, una de las grandes facciones de la Khaos Brigade, liderada por Rizevim Livan Lucifer."
La mención del hijo del Lucifer original provocó que los presentes se sintieran algo incómodos, especialmente Vali, quien apretó los puños de manera discreta. Sin embargo, fue visto por sus amigos, quienes se preocuparon un poco por él. Sin embargo, antes de que alguien pudiera decir algo, Edzard volvió a adelantarse.
"He hablado con Zakir, Vali y Arthur… Y ellos me han pedido un favor… De lo que logramos aprender de la mente del mago que trajeron, ellos iban por una sola cosa… querían capturar a Ophis…"
La mención del objetivo del ataque provocó sorpresa en todos, especialmente en aquellos miembros de ambos grupos que no sabían nada. Es decir, Kuroka, Bikou y Le Fay en el equipo de Vali, y todas las chicas en el equipo de Edzard. Aquella revelación provocó varias reacciones.
"¡¿Qué?! / ¡¿Cómo es que ellos venían por Ophis-chan ~nya?!" fueron los gritos del equipo de Vali, mientras que el equipo de Edzard tuvo sus propios gritos de sorpresa. "¡¿Qué?! / ¡¿Cómo pudieron ser tan imbéciles para pensar que podrían capturar a Ouroboros?! / ¡¿Son tan imbéciles?!"
Las reacciones de las chicas fueron de lo más normal y esperado. Incluso la propia Ophis había reaccionado ante eso, levantando la mirada y soltando un ligero bufido. Ella sabía que ninguno de esos magos podría hacerle algo. Las reacciones de las chicas continuaron un momento más, hasta que finalmente se calmaron lo suficiente como para oír más sobre este tema.
Cuando él se percató de ello, comenzó a hablar, narrando todo lo que habían descubierto.
Lamentablemente, no habían aprendido mucho, pues el mago no era uno de los de más alto rango, solo era un mago de bajo rango en la organización, por lo que no sabía nada de la misión. Aunque no sabía nada de la misión, sí sabía cuáles eran las órdenes, y estas eran: capturar a Ophis, eliminando a todos los enemigos que se interpusieran, pero no solo eso, también había una orden más, la cual era la de capturar a Zakir. Esta última orden había dejado confundidos a los miembros de ambos equipos, pues no sabían por qué existía esa orden.
"Así que… ¿quieren atrapar también a Zakir-sama, verdad?" preguntó Le Fay, mirando al Lilmothiit.
"Así parece… aunque, no entiendo por qué me quieren, pero al final da igual… no es la primera vez que me quieren matar o capturar sin que yo sepa la razón." respondió el Vestigio, para luego llevarse un bocado de venado a la boca, disfrutando de las especias nativas de Nirm.
"¿No eres algo despreocupado con este tema, Zakir?" preguntó Vali, el cual se veía algo sorprendido por la forma en como se lo tomaba el héroe de los pergaminos antiguos.
La pregunta de Vali sacó sonrisas tanto en Edzard como en Zakir, quienes se miraron y soltaron risitas, las cuales confundieron a los presentes.
"¿Por qué se ríen de esto, ~nya?" preguntó Kuroka, no entendiendo por qué ellos se reían.
"¿Le dices tú o le digo yo?" preguntó Zakir, mirando a Edzard, el cual solo asintió, diciéndole que lo respondiera él, por lo que, al ver esa respuesta, volvió a hablar. "Verás, gata. Las personas como el mocoso de Selene y yo ya tenemos experiencia en temas como estos."
"¿Qué?" preguntó Aika con sorpresa en su voz, para luego mirar a su amante. "¿Qué quiere decir?"
"Lo que oyes." respondió Edzard rápidamente. "Ha habido uno o varios eventos donde nos han intentado secuestrar o matar sin siquiera nosotros saber la razón… supongamos que es el precio de la fama."
La respuesta de Edzard provocó que todos lo miraran confundidos, pero no tuvieron tiempo de reaccionar o decirle algo, ya que el mismo Edzard volvió a hablar, ya que deseaba ir al punto más difícil de tratar. Por lo que, tomando un poco de aire, miró a Arthur y asintió.
"Bien, llegó el momento de tratar otro tema… Como saben, parece que algunas facciones de la Khaos Brigade están intentando traicionar a Ophis." dijo Edzard, llamando la atención de la mencionada, la cual miró a Edzard con cierta expectación, esperando que él diga quiénes la quieren eliminar, para de esa manera poder tratar con ellos en caso de que la mosqueen. Cuando Edzard se dio cuenta de que Ophis lo miraba, no le hizo caso, sino que siguió hablando.
"Como saben, este ataque no es algo fortuito, o al menos eso tememos nosotros. Estas acciones de las otras facciones de la Khaos Brigade solo nos llevan a pensar una sola cosa… es que Ophis ya no es considerada la líder y que esa organización está disuelta o fragmentada, y todos ellos irán directo a cazar a aquellos que protejan o sepan dónde está ella. Por eso, Vali me dijo que es sabido por todas las facciones de aquella organización que Ophis suele pasar tiempo con ellos, por eso, el equipo de Vali es considerado un objetivo para ellos. No solo por saber dónde estará Ophis, sino que también porque Zakir también está, por eso, usando el favor que les debía, Vali y Arthur me han pedido que les dé asilo casi de manera indefinida a Ophis y a Le Fay en este mundo."
Al finalizar aquellas palabras, Edzard se percató de que todo el lugar estaba en silencio. Al observar a todas las chicas, se dio cuenta de que todas, excepto Ophis, estaban procesando lo que habían oído.
Cuando todas terminaron de procesar lo que oyeron, el caos no se hizo esperar. La primera en hablar fue Le Fay, quien, para sorpresa de todos, se levantó de su silla y miró a su hermano.
"¿Por qué quieres dejarme atrás, oni-sama?" preguntó la joven maga, cuyo tono de voz expresaba tristeza y, sobre todo, un ligero toque de traición. "¿Ya no quieres que siga acompañándote?"
En el momento en que Arthur oyó a su hermana, la miró y esbozó una sonrisa triste antes de responderle.
"Le Fay... no es que no quiera que me sigas acompañando, pero desde que dejaste la casa de los Pendragon, solo he estado pensando en tu seguridad. El tipo de vida que hemos llevado en el equipo de Vali-san no ha sido fácil, pero ahora, con lo que viene, me temo que será aún más peligroso. Por eso, le pregunté a Edzard-san si podrías quedarte aquí en caso de que sea necesario."
La respuesta de Arthur fue tomada inicialmente como una excusa por Le Fay, quien sentía que él solo quería dejarla atrás. Pero antes de que él pudiera decirle algo más, vio cómo Edzard le miraba e indicaba que él se encargaría de esto. Así que, levantándose, Edzard movió su mano y conjuró una llave, la cual envió levitando hacia donde estaba Le Fay.
La maga miró la llave con curiosidad, algo que fue imitado por todos los que no sabían qué puerta abría esa llave.
"¿Qué es esta llave?" preguntó Le Fay, mirando la llave con curiosidad.
"Es la llave que abre la puerta de la biblioteca." respondió Edzard con una sonrisa, lo cual provocó que la joven se sonrojara levemente, pero solo por unos segundos, pues las siguientes palabras la hicieron sonrojar totalmente. "Si no me equivoco, a ti te gusta leer y aprender sobre la magia. En la biblioteca de este castillo hay una gran cantidad de tratados mágicos de Nirm. Puedes revisarlos todos si te quedas en el palacio."
Al oír la propuesta de Edzard, Le Fay se sintió tentada de inmediato de aceptar, pero antes de hacerlo, recordó la razón por la que su amigo le estaba ofreciendo este soborno. Dejando de mirar a Edzard, miró a su hermano y le hizo una pregunta.
"Oni-sama... ¿prometes que volverás...?"
La pregunta de Le Fay confundió a todos, pues esperaban que tal vez exigiera otra cosa, pero al parecer ese no era el caso.
Al oír aquello, Arthur supo por qué su hermana le hacía esa pregunta. Cuando él decidió irse de la casa Pendragon para probarse a sí mismo como espadachín y para encontrar un digno rival para Caliburm, su hermana se había ido tras él sin siquiera pensarlo, ya que siempre habían sido muy cercanos. Así que, esbozando una sonrisa, le respondió. "Lo prometo."
Al oír la respuesta de su hermano, Le Fay sonrió, algo que fue imitado por Edzard, quien miró al hijo de la casa Pendragon y asintió, dándole así una promesa verbal de que mantendría protegida a Le Fay.
Tras aquellas declaraciones, la cena continuó con una nueva conversación, la cual esta vez fue del grupo de Edzard, quienes le pidieron a este que les explicara mejor qué estaba pasando. Las respuestas de Edzard fueron simples, pero directas, por lo que las chicas asintieron, algunas como Mittelt a regañadientes, pero al final todas estuvieron de acuerdo. Luego de esa charla, la cena siguió con normalidad, siendo los únicos eventos que perturbaron la paz las insinuaciones que Kuroka le hacía a Edzard. Aquellas insinuaciones terminaron con una pelea verbal entre las amantes de Edzard y la gata, pero por fortuna no fue nada grave, solo una que otra burla entre ellas.
Cuando terminó la cena, todos habían abandonado la sala, excepto dos personas: Edzard y Ophis. Aunque el hijo de Akatosh había intentado salir de la habitación, decidió quedarse cuando vio que el dragón del infinito miraba el cielo desde la ventana. Así que, acercándose a Asia y al resto de sus amantes, les susurró que se adelantaran a la habitación principal, ya que él se quedaría hablando con Ophis sobre algo.
La petición de Edzard causó preocupación en las chicas, quienes no querían dejarlo solo con alguien tan poderoso. Pero al final, después de escuchar a Edzard decirles que era muy improbable que él y Ophis lucharan, decidieron dejarlos a solas.
"Entonces, Ophis… ¿En qué estás pensando?" preguntó Edzard, acercándose a Ophis, quien estaba sentada con una pierna cruzada sobre la mesa.
Al oír la pregunta, el dragón del infinito dejó de mirar al cielo y miró a Edzard. Sus apáticos ojos negros se encontraron con los ojos verdes de Edzard, para luego dar paso a una respuesta corta y casi sin emociones.
"El silencio…"
La respuesta de Ophis no sorprendió del todo a Edzard, ya que él esperaba una respuesta como esa. Así que, soltando un suspiro, se paró al lado de Ophis.
"Así que estás pensando en la brecha dimensional… ¿Por qué quieres volver allí?"
"Es el lugar donde nací y viví… el lugar donde hay silencio…" respondió Ophis, dejando de mirar a Edzard y posando su vista en el cielo.
Esta nueva respuesta fue más esclarecedora para Edzard, pues Ophis de manera inconsciente le había revelado información más que suficiente para poder entender por qué ella actuaba de la manera en que lo hacía. Por ello, al comprender esto, él se sintió algo triste, pues se dio cuenta de que ella no tenía emociones debido a la falta de contacto con otros seres.
"Ya veo… deseas volver a tu hogar… entiendo eso, pero no entiendo por qué te uniste a seres como los de la Khaos Brigade… ¿Pensaste que nunca te traicionarían? ¿O que pueden hacerte daño?" preguntó Edzard, tomando una silla y sentándose frente a Ophis.
"Eso es irrelevante, soy más poderosa que ellos… no importa si me traicionan, puedo eliminarlos fácilmente." Respondió Ophis con voz plana, casi como si estuviera hablando del clima. "Así que esta idea que tú, tu amigo zorro y Vali han tenido de mantenerme aquí para mi protección es irrelevante e inútil."
"Ya veo… supongo que es cierto, eres uno de los seres más poderosos de este mundo… pero dime algo…" dijo Edzard, teniendo una idea algo loca. "¿Realmente solo quieres volver a la brecha dimensional?"
La pregunta de Edzard pareció confundir a Ophis, quien solo ladeó ligeramente la cabeza antes de responder. "Sí, quiero un mundo de silencio, el cual solo se puede encontrar en la brecha dimensional… volveré allí y reclamaré mi hogar."
"Entiendo… eres un dragón realmente único…" Dijo Edzard, captando así la atención de Ophis, quien sintió algo de curiosidad ante las palabras de Edzard, quien al ver esto continuó hablando. "Verás… los dragones, los Dovah en Nirm somos diferentes… somos seres sociables y nos gusta hablar… no somos muy fanáticos del silencio… De hecho, uno de los nuestros se volvió completamente loco por estar en cautiverio y en soledad durante mucho tiempo…"
"Ya veo… ¿así que por eso querías hablar conmigo?"
"Sí, no tengo la dicha de hablar mucho con otros de mi especie, incluso si son dragones de otro mundo." Dijo Edzard con una sonrisa, para luego mirar al cielo por la ventana del comedor. "Dime algo, Ophis… ¿Nunca has sentido curiosidad por ver cómo se siente tener amigos?"
Las palabras de Edzard chocaron en la psique de Ophis casi con la misma intensidad que el golpe de un gigante de hielo contra un humano sin armadura, provocando que el Ouroboros se confundiera.
"Parece que nunca pasó por tu mente… Bueno, supongo que es comprensible. Incluso si quisieras, no muchos se acercarían a ti solo por querer ser tus amigos. Tu gran poder es más una tentación para atraer a aduladores que solo quieren usarte." dijo Edzard mientras se levantaba, preparándose para irse. Pero antes de siquiera dar un paso, una idea se le ocurrió. Mirando a Ophis, habló: "Aunque… si quieres, puedo ser tu amigo."
Las palabras de Edzard confundieron aún más a Ophis, quien decidió hacerle una pregunta.
"¿Por qué te ofreces a ser mi amigo?"
Al oír la pregunta de Ophis, Edzard sonrió mientras llevaba una mano a su bolsillo y sacaba de allí una bolsa de galletas de chocolate. Caminando hacia Ophis, le dio la bolsa mientras le respondía: "Porque no hay nada peor que un dragón solo en el mundo…"
Tras esas palabras, Edzard se despidió y salió de la sala. Pero mientras se iba, no se dio cuenta de la pequeña e inconfundible sonrisa que apareció en el rostro de Ophis.
La luna brillaba en lo alto del cielo del mundo de Edzard, iluminando suavemente el palacio y varias de las habitaciones del interior de este. En la habitación principal, que era el dormitorio, se estaba llevando a cabo una reunión entre todas las chicas que estaban en una relación con Edzard. El tema por tratar era muy sencillo: Le Fay, Ingvild, Rossweisse y Yasaka… o, mejor dicho, los sentimientos muy mal escondidos que algunas de estas tenían por Edzard.
"Saben… es estresante ver a esas dos mirando a Edzard y no decirles nada sobre lo que sienten…" dijo Mittelt, quien estaba cepillando su cabello rubio, el cual estaba suelto, mostrando que era más largo de lo que se esperaría, llegando hasta la mitad de su espalda.
"¿No crees que estás siendo dura con ellas al decir esas palabras, Mittelt?" comentó Valerie, quien estaba sentada en la gran cama donde todas solían dormir con Edzard… y donde también hacían otras cosas, cosas que en algunos momentos sentían que podrían incluso avergonzar a un burdel.
"No, para nada…" respondió Mittelt, dejando de cepillarse y dejando su cepillo en el cajón de su lado del tocador. Tras ello, se levantó, mostrando que solo llevaba una simple bata para dormir de color negro con algunos volantes en blanco. Caminando hacia la cama, ella iba hablando. "Es solo cuestión de que den el paso… ellas, se les nota que están enamoradas… aunque… Las comprendo, entiendo que es difícil entrar en este tipo de relación…"
Tras aquellas palabras, todas las chicas quedaron sumidas en un profundo silencio, pues estaban meditando sobre lo dicho por el ángel caído. Si eran realistas, ninguna de ellas alguna vez imaginó que estaría en una relación como esta, incluso algunas pensaron en que nunca tendrían una relación amorosa, pero al parecer el destino les había tenido una sorpresa, una sorpresa difícil de mantener, pero a la vez, muy feliz. Es por ello, que, tras unos pocos segundos de ponerse a pensar, todas las chicas comenzaron a reír un poco. Cuando terminaron de reír, las chicas siguieron hablando.
"Así que… ¿Qué planeas hacer, Asia?" preguntó Lint, la cual estaba sentada al lado de Asia, quien estaba mirando por una de las ventanas de la habitación.
La primera respuesta de Asia fue el silencio, pues no sabía qué hacer… no, era mentira… ella sabía qué hacer… así que, soltando un suspiro, siguió peinando el cabello de Lint suavemente mientras respondía.
"Inicialmente pensé en confrontarlas y hablar de esto… pero, no lo haré." Respondió Asia con voz algo apagada.
La forma en como Asia hablaba provocó que las chicas en la habitación suspiraran, pues se dieron cuenta de que Asia aún seguía sintiéndose mal por lo que había pasado en la misión de rescate de Marie. Es por ello, que todas dejaron de hacer lo que estaban haciendo, es decir, Valerie se levantó de la cama, pues ella había estado acostada, leyendo de reojo un libro, Aika había estado descansando al lado de Valerie, compartiendo el libro, por lo que también se levantó cuando la Dhampir lo hizo. A ellas se les sumó Mittelt, quien también se acercó a ella.
Cuando todas estuvieron al lado de Asia, Lint se movió y también miró a su amiga, la cual estaba algo abatida.
Al verla en ese estado, todas suspiraron, pues esperaban que ella ya hubiese superado esto, ya que habían pasado dos días desde que ellas habían despertado y hablado de este tema. Aun así, la forma en como Asia hablaba solo les hacía ver que ella no había sanado del todo aún. Así que, decidieron decirle unas palabras, para que su amiga al fin pueda sepultar esto de una buena vez por todas.
"Asia…" dijo Mittelt acercándose a Asia, para tomarla del rostro, forzándola a mirarla. "Escucha y espero que esta vez nuestras palabras sí calen en esa cabeza de aire tuya… No debes disculparte, ni actuar como si en cualquier momento te fuésemos a tratar diferente."
"Así es, Asia-chi." dijo Aika, sacando la lengua de manera juguetona tras decir su nombre. "Te lo hemos dicho un montón de veces ese día, no te culpamos de nada."
"Sí, tú misma lo dijiste, no tenías control de lo que pasaba." señaló Valerie, la cual miraba a Asia con una sonrisa.
"Así que, esperamos que ahora lo entiendas, por lo que deja de pensar en que te culpamos y odiamos por lo que pasó… y si nos damos cuenta de que no dejas de pensar en ello, te daremos varios golpes, para hacer que olvides todo a la fuerza." dijo Lint mientras miraba a Asia y hacía una seña con la mano, la cual significaba un posible golpe de su parte si ella no dejaba de pensar en lo que ocurrió ese día.
Las palabras de las chicas calaron en la mente de Asia, la cual, pese a que se habían disculpado hace unos días, aún no había podido dejar de pensar en lo ocurrido y siempre que pensaba en ello, siempre nacía en ella la preocupación de que ellas la odiaran, pero ahora veía que no era así, por lo que, sin querer, ella comenzó a derramar lágrimas, mientras ponía una sonrisa.
El repentino actuar de Asia tomó por sorpresa a las chicas, las cuales, al verla así, le dieron un abrazo, el cual logró calmar a la esposa de Edzard.
Cuando todo se hubo calmado un poco, las chicas volvieron a su conversación, esta vez, pidiéndole a Asia que responda mejor sobre qué pensaba sobre los sentimientos de Ingvild y de Rossweisse por su amante.
"La verdad… es que una parte de mí no desea que haya más chicas, pero…" dijo Asia, deteniéndose antes de continuar.
"Pero aún está el tema ese de la visión que todas hemos visto…. ¿verdad?" preguntó Valerie.
La visión a la que la Dhampir se refería era ni más ni menos que eso mismo, una visión, la cual habían tenido todas no hace mucho, más precisamente cuando llegó Yasaka. Nadie sabía por qué, pero cuando Yasaka tomó la mano de Edzard durante la conversación del matrimonio arreglado de ambos tras la entrega del territorio a los Youkai de Kioto, todas tuvieron una visión donde se veían a sí mismas sentadas en un gran sofá, donde estaban sentadas alrededor de Edzard, pero ellas no solo se vieron así mismas, sino que vieron algunas siluetas más.
"Diez mujeres…" dijo Aika con una sonrisa. "Quién pensaría que Ed tuviese tanta suerte."
"Yo no lo llamaría suerte." comentó Valerie, llevándose una mano al mentón. "Esto es más un desafío para él que para nosotras…"
"Sí, comprendo." dijo Lint cuyas palabras fueron acompañadas por asentimientos por parte de sus amigas. "Pero, no debemos de pensar en eso, recuerden las palabras de Ed, no debemos de influir con el futuro… si intentamos detenerlo podemos acelerarlo, o si intentamos acelerarlo, podemos atrasarlo…"
"Entonces, ¿qué harás, Asia?" preguntó Mittelt, mirando a Asia a los ojos, expectante de la respuesta que recibirían.
La pregunta del ángel caído no obtuvo respuesta de inmediato, sino que primero obtuvo un silencio, pues Asia no sabía cómo responder. Sin embargo, tras algunos segundos, al fin pudo responderle como era debido a su amiga.
"Creo que por primera vez haré una excepción con ellas dos, así que le diré a Ed que sea él quien dé el primer paso en esto."
La respuesta de Asia dejó a las chicas de piedra, pues la joven estaba rompiendo la regla que ella misma había impuesto para que la relación poligámica que tenían funcionase… sin embargo, por mucho que les sorprendiera, al final se dieron cuenta de que no era necesario que ellas pregunten, pues habían compartido bastante tiempo, no solo eso, sino que habían estado en momentos críticos juntos, habían confiado sus vidas entre sí, y hasta ahora, salvo por lo que sucedió en la misión de rescate de Marie, ninguna había roto su lealtad.
"Ya veo… parece una buena idea." comentó Lint con una sonrisa. Luego miró a Aika, quien tenía una sonrisa divertida, algo que le causó curiosidad a la exorcista. "¿Por qué tienes esa sonrisa, Aika?"
Al oír que le preguntaban, Aika sacó la lengua de manera juguetona antes de responder. "Es que esta será la primera vez que Edzard tenga que expresar sus sentimientos."
La respuesta de Aika hizo que todas se dieran cuenta de que habían sido ellas quienes habían dado el paso para ser parejas de Edzard, y que hasta ahora él no había dado ese paso. Eso les hizo darse cuenta de que no era normal para alguien como Edzard no poder expresar sus sentimientos románticos por primera vez ante una chica, ya que siempre lo veían seguro de sí mismo, lo cual les estaba confundiendo.
"Esto es raro… ¿Por qué Ed nunca se declara? Digo… es raro, ¿no? Lo hemos visto luchar cara a cara contra el hijo de un príncipe daedra sin mostrar miedo, pero…"
Las palabras que salían de la boca de Valerie solo aumentaron la preocupación de las chicas, ya que eso no era normal. Pero fue en ese momento que se dieron cuenta de otra cosa: él solía ser muy esquivo con su pasado. Pero no solo eso, ellas se habían dado cuenta de que había noches en que él se despertaba completamente alterado.
"Hay algo que no cuadra muy bien aquí… ¿No lo creen?" preguntó Mittelt, quien entrecerró los ojos mientras se daba cuenta de esto.
"Sí… siempre me ha parecido raro que él no nos hable de su pasado…" respondió Lint, quien miró a Asia, esperando que ella pudiese revelar algo más.
Al ver que sus amigas la miraban, Asia negó con la cabeza, pues ella tampoco sabía mucho de su esposo, algo que ahora mismo comenzó a preocuparle.
"¿Por qué creen que no nos dice nada de su pasado?" preguntó Aika con algo de temor.
"No lo sé, pero lo averiguaremos… cuando vuelva de esa misión de última hora que le han dado, él debe decirnos qué ocurre." señaló Mittelt, golpeando su puño derecho con la palma de su mano izquierda.
"Sí, tenemos que dejar de lado todo este secretismo." comentó Valerie con convicción.
"Sí." dijeron el resto de las chicas, incluida Asia, quien se dio cuenta de que debería hablar más con su esposo.
"Bien, entonces ya con esto hablemos de otro tema…" dijo Valerie, llamando la atención de sus amigas.
"¿Qué cosa, Val?" preguntó Aika.
"Nuestras nuevas inquilinas…" respondió Valerie de manera rápida.
La mención de las dos nuevas mujeres en el palacio, es decir, Ophis y Le Fay, provocó que las chicas volvieran a hablar.
"No me agrada tener a esas dos aquí." respondió Mittelt de manera rápida, mostrando que no confiaba en las dos recién llegadas.
La rápida respuesta de Mittelt provocó que en las cabezas de las chicas se formaran gotas de sudor mientras miraban a la mencionada con sonrisas algo tensas.
"Ay, Mittelt… tan rápida en hablar…" dijo Aika con una sonrisa, queriendo molestar al ángel caído.
Las palabras de Aika provocaron que una marca de molestia apareciera en la frente de Mittelt mientras esta miraba a Aika con molestia. Sin embargo, antes de que dijera algo, se le adelantaron.
"Si bien no diré las mismas palabras que Mittelt, a mí tampoco me gusta la idea de tener a una miembro de la Khaos Brigade aquí, junto a su líder… pero no hay mucho que hacer, Ed dio su palabra y él no se retractará." dijo Lint mientras soltaba un suspiro de derrota.
"Sí, Lint tiene razón, Ed es de los que cumplen sus promesas, ya sean buenas o malas…" señaló Asia, quien, a diferencia de las chicas, no tenía problemas para tener a Le Fay y a Ophis aquí. Esto se debía a que ella, al igual que Edzard y Yasaka, se sentía en deuda con el equipo de Vali por su ayuda en Kioto, pues salvaron a Marie y a Kunou de una posible muerte.
"Eso es cierto… pero, aun así, no me siento del todo convencida de tener a una maga y a uno de los dos seres más fuertes del mundo aquí…" dijo Mittelt mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.
"Te entendemos, pero no hay nada más que hacer, solo llevarnos bien con ellas… y por lo que he visto, Le Fay-san no parece ser mala persona… de hecho, me recuerda un poco a Ed." Dijo Valerie, llamando la atención de las chicas.
"¿Cómo así, Val?" preguntó Aika, mirando a su amiga con curiosidad.
"La forma en que sus ojos brillan cuando mencionan aprender algo nuevo como la magia…" respondió Valerie, recordando cómo los ojos de la maga habían brillado como estrellas cuando ingresó a la biblioteca, y ella sabía esto, porque había estado allí, buscando algunos libros sobre los vampiros de Nirm.
Las palabras de Valerie sorprendieron ligeramente a las chicas, pero no tanto como las siguientes palabras de la Dhampir.
"No soy muy docta en lo que a romance se refiere, pero es más que seguro que ella terminará enamorándose de Ed… a diferencia de muchas de nosotras, encontrará en ella un alma afín a sus deseos de investigación…"
Aquellas palabras causaron que las chicas pensaran unos segundos, terminando por asentir, pues vieron que la Dhampir tenía razón. Es por eso, que se miraron a los ojos.
"Así que, ¿suponemos que ella será nuestra futura hermana?" preguntó Aika con una sonrisa, haciendo un hincapié en la palabra hermana, usando una voz un poco más sensual al decir esa palabra.
"No lo digas de esa manera, Aika… suena raro…" habló Lint, reprendiendo a la maga por esas palabras mientras se sonrojaba ligeramente.
"Sí, cuatro ojos pervertida, no digas así esa palabra."
"Oh… vamos, Mittelt, en serio te da vergüenza esa palabra… pero si es la verdad, en esta familia todas somos hermanas de harem, las cuales compartimos a un solo hombre…" sonrió de manera pervertida Aika, recordando los intercambios que solían hacer en algunos momentos. Lamentablemente, no pudo recordar mucho, pues Asia le dio un suave golpe en la cabeza, devolviéndola a la realidad.
"No seas pervertida por ahora, necesitamos hablar bien de lo que sucede con Le Fay y con Yasaka."
"Asia tiene razón, Aika. Tenemos que saber qué pasará, ya que, si ellas se unen, me temo que tendremos que conseguir una cama más grande." Dijo Valerie, la cual miró la cama y el resto de los muebles. "Es bueno que la habitación sea enorme, tal vez así no haya tanto espacio libre."
"Por ahora no sabemos si ellas están enamoradas de Ed, por lo que propongo que las observemos, pero solo eso, no intervendremos, dejaremos que todo siga su curso, si ellas quieren, tendrán que venir a hablar conmigo…" dijo Asia, dando fin a la conversación sobre ellas dos.
"Bien, supongo que eso es todo por esta noche, ¿no?" preguntó Aika, la cual miró la cama con anhelo, pues quería irse a dormir, ya que mañana tendrían clases y quería descansar para ir al menos con algo del ánimo diario que usaba en la academia.
"Sí, supongo que sí… solo faltaba el asunto de Ophis-san… pero supongo que ella solo está interesada en Ed para tratar de hacer que la ayude a sacar al Gran Rojo de la Brecha Dimensional." Dijo Asia, levantándose y preparándose para ir a dormir, pues mañana era el día en que su hija despertaría y ella quería estar allí, pero no iría sola…. Esto se debía a que sus padres también querían estar allí. Hablando de sus padres, ella recordó que su padre y su madre no habían salido de la sala médica desde lo que ocurrió el día en que despertaron. Esto se debía a que aún estaban en recuperación y si tenían suerte, mañana estarían listos para al menos salir a caminar un poco por el castillo.
"Ella no parece ser una mala persona… solo ¿apática?" preguntó Lint, llevándose una mano al mentón, recordando que no había visto alguna emoción en el rostro de aquel dragón.
"Ouroboros es complicado de entender… así que, por el momento, no lo intentes." comentó Mittelt, captando la atención de las chicas.
"¿Qué quieres decir?" preguntó Aika, sintiendo curiosidad por lo que decía el ángel caído.
"Sé que lo viste, pero durante toda la cena, ella no mostró ninguna emoción…"
"Ahora que lo mencionas, es verdad, ella no reaccionó casi a nada… es casi como si no tuviera emociones…" comentó Valerie, recordando que Mittelt tenía razón, pues ella no había visto a Ophis mostrar ninguna emoción. Sin embargo, ella sentía que tal vez había visto mal, por lo que miró a sus amigas y les preguntó si habían visto lo mismo, y para su sorpresa, ellas dijeron que también vieron lo mismo.
"Así que… ¿aceptamos que ella no tiene emociones, verdad?" preguntó Lint, mirando a sus amigas.
"Sí… eso es lo más probable… pero eso solo abre nuevas dudas sobre ella… como, por ejemplo, ¿por qué Ed puede relacionarse con ella como si no le afectara la falta de emociones de Ouroboros?", preguntó Mittelt, la cual era la que sabía un poco más de Ophis en el grupo.
"Creo que se debe a que ve reflejado en ella a Numinex…" respondió Asia, captando la atención de las chicas.
"¿Numinex?" preguntó Valerie, tratando de recordar si Edzard había mencionado a alguien con ese nombre, pero se dio cuenta de que no lo había hecho. "¿Quién es Numinex?"
Al oír la pregunta de la Dhampir, Asia la miró y, llevándose una mano al mentón, se dio cuenta de que no le había contado a nadie de esto, por lo que, sin pensarlo, decidió contarles a las chicas la historia.
"Verán… Numinex es… no, era un dragón, un Dovah que vivió en la primera era…" dijo Asia, comenzando a contarles a las chicas la historia del dragón Numinex, contándoles cómo este dragón había sido atrapado por un Jarl nórdico, el cual se llamaba Olaf Ojo Único. Este hombre era el Jarl de la comarca de Carrera Blanca y había atrapado al dragón en su palacio. Aquel encierro había llevado al dragón a descender a la locura, un final más que horrible para un dragón según Edzard y sus hermanos.
"Eso es horrible… no sabía que los dragones podían pasar por cosas como esas…" susurró Lint, la cual sentía un nudo en su estómago, pero no era la única, ya que todas las chicas sentían lo mismo.
"La palomita tiene razón… desde que oí sobre los Dovah, pensé que eran seres invencibles… pero ahora, me parecen muy similares a nosotros." dijo Mittelt, la cual no podía siquiera imaginarse cómo sería caer en la locura hasta el punto de que rogarías por la muerte.
Las palabras del caído, sumadas a la historia contada por Asia, hicieron que todas se dieran cuenta de algo, la razón por la que Edzard permitía a alguien como Ophis, un dragón con el poder de destruir este mundo, quedarse aquí para su "seguridad".
'No es para protegerla de los peligros exteriores… Es para que ella no termine como Numinex.' fue ese el pensamiento colectivo de todas las chicas, quienes decidieron ayudar a su amante en lo que ellas comenzaron a pensar era su objetivo con Ophis.
Mientras Asia y el resto de las chicas charlaban en la habitación principal, Le Fay y Ophis se encontraban en una de las habitaciones de invitados.
La "líder" de la Khaos Brigade y la hermana de Arthur habían recibido habitaciones separadas inicialmente, pero tras la primera noche, Le Fay solicitó que ambas fueran trasladadas a una habitación doble. Esto se debió a que Ophis se había colado en su habitación y se había negado a irse. Por ello, para evitar tener un problema con Ophis, se decidió aceptar la petición de la maga.
Actualmente, la maga se encontraba sentada en una silla, leyendo uno de los tantos libros que había en la biblioteca del palacio. Los ojos de la maga estaban fijos en la lectura, por lo que no estaba prestando atención a Ophis, quien estaba sentada en el alféizar de la ventana. La ventana estaba abierta, permitiendo que el olor del bosque entrara a la habitación con la brisa nocturna.
'Es increíble, estos libros no tienen la misma cantidad de información que los libros de magia del sistema mágico que usamos en este mundo, pero eso no es ningún problema, ya que lo compensa con la calidad.' pensó Le Fay, pasando de página. Observó que esta nueva página le mostraba un diagrama muy raro, el cual no podía comprender del todo. Al ver esto, soltó un suspiro, pues había llegado a la parte en la que siempre se debía detener al leer estos grimorios.
Levantándose de la silla, la joven se acercó a la ventana, parándose junto a Ophis. La joven maga debería estar asustada por quedarse junto a un ser como Ophis, uno de los seres más poderosos del mundo, quien poseía el poder de destruir el mundo, pero ella sabía la verdad. Gracias a haber pasado varios meses con relativamente varias visitas del dragón, ella sabía que Ophis no tenía intención de matar a nadie, no porque no pudiera, sino porque no le interesaba… Al menos por ahora, ya que, si ella quisiera, podría eliminar a quien quisiera.
Mirando al cielo, la mente de la maga se dirigió hacia lo que ocurrió hace un día. Ayer, en la tarde, todo el equipo de Vali, salvo ella, se fue del lugar para comenzar a moverse por el mundo, llamando la atención de las otras facciones de la Khaos Brigade. La joven estaba preocupada por sus amigos, pero sobre todo por su hermano. Ella quería haber podido ir con ellos, pero ellos habían insistido en dejarla, algo que le había molestado cuando lo oyó en la cena de ese día. Pero tras lo que su hermano dijo, ella decidió aceptar, pese a que no le gustaba quedarse atrás. Aun así, decidió quedarse para hacerle compañía a Ophis.
"Parece que está disfrutando de este lugar, Ophis-sama." dijo Le Fay, mirando al dragón del infinito con una sonrisa en el rostro.
Ophis respondió a las palabras de la maga desviando su mirada del cielo y posándola en ella. Los estoicos ojos del dragón Ouroboros estaban como siempre, desprovistos de emociones… O al menos así lo había sido antes, pues ahora mismo, Le Fay, quien había pasado bastante tiempo con ella, podía ver que había algo diferente en ella.
"Este lugar es silencioso… No tanto como la brecha dimensional, pero es mejor que el mundo humano." dijo Ophis mientras volvía a mirar el bosque que rodeaba el palacio.
"Sí, supongo que sí. Aunque, eso se debe a que este mundo no está poblado como el mundo humano o el inframundo." comentó Le Fay, mirando por la ventana.
"Él es raro." dijo Ophis, llamando la atención de Le Fay.
"¿Quién es, Ophis-sama?"
"Edzard." Respondió Ophis de manera rápida, sorprendiendo un poco a la maga.
"¿En serio? A mí no me lo parece." Comentó Le Fay con una sonrisa mientras pensaba en su amigo. "Puede que sea de otro mundo, pero no es-"
"No actúa como los dragones normales." Interrumpió Ophis, provocando que Le Fay se confundiera con esas palabras.
"¿Qué quiere decir?"
"Actúa más como un humano que como un dragón."
La respuesta de Ophis causó que Le Fay se sorprendiera enormemente, ya que no esperaba una respuesta como esa. De hecho, la sorpresa fue tal que si hubiera tenido algo en las manos, ese objeto se hubiera caído al suelo.
"¿C-cómo así?" preguntó Le Fay con algo de curiosidad, pero tartamudeando debido a que aún estaba sorprendida.
"Su forma de moverse y hablar, lo hace como si fuera humano y no un dragón."
La respuesta de Ophis hizo poco por calmar la preocupación y por saciar la curiosidad de Le Fay, pero la maga decidió no forzar más la conversación con la diosa dragón, pues sabía que ella no era de hablar mucho. Sin embargo, antes de que se rindiera en esta charla, oyó algo que la dejó sorprendida.
"Aunque, lo que realmente lo hace raro es su propia existencia… parece incompleta."
'¿Qué? ¿Cómo que parece incompleto?' pensó con pánico la maga, la cual comenzó a preocuparse por su amigo, pues ella había logrado aprender que las almas incompletas de los habitantes de Nirm tenían una gran posibilidad de convertirse en una especie de Soul Shriven, el cual difería del original debido a que no perdían sus almas, solo se volvían locos por la falta de parte de sus almas. 'Si realmente tiene el alma incompleta, ¿Por qué sucedió aquello?'
"Pareces preocupada." Dijo Ophis, tras ver cómo el rostro de Le Fay cambiaba de manera muy visible. La mente de la dragona, la cual no poseía emociones, comenzó a sentir curiosidad, por lo que levitando, comenzó a flotar alrededor de la maga.
El corazón de Le Fay estaba saltando, pues se sentía algo incómoda de que Ophis la mirase con sus ojos inexpresivos. La mente de la joven no entendía muy bien por qué Ophis, la cual no parecía interesada en nada más que derrotar al Gran Rojo y expulsarlo de la brecha dimensional, por ello, se sentía sorprendida y a la vez asustada, pues no sabía qué esperar del dragón Ouroboros.
"¿Es por Edzard?" preguntó Ophis, sorprendiendo a la maga, pues sus palabras contenían un ligero, pero muy ligero toque de preocupación.
Al oír aquel tono de voz del dragón del infinito, Le Fay se sintió completamente en shock, por lo que no pudo responder rápidamente. Al final, logró recomponerse lo suficiente como para poder responderle.
"S-sí…" respondió la maga, sintiendo sus mejillas arder, pues tras dar la respuesta, Ophis comenzó a mirarla de manera intensa.
La mirada del Ouroboros era tan intensa que la maga sentía que su corazón golpeaba con más fuerza su pecho, provocándole casi un ataque. Sin embargo, para su buena fortuna, la dragona desvió su mirada y volvió a mirar al cielo.
"Él es alguien interesante… aunque su existencia parece incompleta, él no lo demuestra… su fuerza, si logro hacerla mía, estaré más cerca de eliminar al Gran Rojo."
Tras aquellas palabras, la dragona comenzó a volar, dejando a la joven maga sola, pensando en lo que había oído recientemente. Ella no estaba para nada sorprendida por el deseo de Ophis de hacer que Edzard luche por ella, ya que su principal meta era la de eliminar al gran rojo, pero aun así, le parecía extraño la cantidad de curiosidad que parecía tener ella por el hijo de Akatosh. Sin embargo, por mucho que ella deseara hacerle preguntas, sabía que serían en vano, pues Ophis no era el ser más comunicativo del mundo.
Así que, tras ver que Ophis no hablaría de nada más, Le Fay decidió volver a lo suyo. Pero en el momento en que su mano tocó el libro que planeaba leer, una voz habló directamente en su mente. La voz era grave y contenía mucha autoridad.
'Hola, mi Adalid.' dijo la voz de Hermaeus Mora directamente en la mente de Le Fay, causando que la maga sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo, pues aún no se acostumbraba del todo a tener una voz hablando directamente con su mente.
'H-hola, Lord Mora.' pensó de manera inmediata la maga, tras superar la sorpresa de haber escuchado la voz del príncipe daédrico del conocimiento.
La relación de Hermaeus Mora con Le Fay había comenzado no hace mucho. El primer contacto había sucedido cuando la joven maga había estado descansando una noche. En sus sueños de aquel día, ella apareció en una especie de enorme biblioteca, la cual estaba conformada por estructuras que parecían ser libros apilados unos sobre otros cubiertos de una argamasa negra. Aquel lugar provocó miedo en la joven, la cual sentía que ese sueño era más de lo que parecería a simple vista. En un inicio, ella comenzó a recorrer los pasadizos, leyendo cada libro que podía encontrar, provocando que se alegrase, pues varios de los libros eran ni más ni menos que libros sobre magia, los cuales mostraban hechizos y formas de magia que ella no había visto antes. Aquello hizo que ella se sumergiera en la biblioteca hasta que finalmente llegó a una especie de lago, del cual surgió una masa de ojos y tentáculos.
Aquella masa de tentáculos se presentó ante ella como el príncipe del conocimiento, algo que la sorprendió, pues no había escuchado de algún ser con ese nombre. Sin embargo, antes de que ella pudiese hacer o decir algo más, este le ofreció ser su adalid, su campeona. Al oír aquella oferta, ella estuvo por negarla, pero antes de que siquiera dijese algo, aquella masa de tentáculos y ojos le dijo que no sería gratis, pues a cambio de convertirse en su adalid, él le daría acceso a conocimiento ilimitado.
Aquella propuesta la había dejado en piedra, pero aun así, ella se negó, pues no confiaba en ese ser. Ante su completa sorpresa, el ser se había reído y le había dicho que aceptaba su negativa por ahora, pero al final ella aceptaría, ya que una vez que un mortal probaba los conocimientos de Apocrypha, estos siempre volvían por más. Tras esas palabras, ella despertó y se dio cuenta de que había sido un sueño, o al menos eso creyó por un tiempo, pues desde ese día siempre que dormía entraba en aquel lugar. Tras varios días allí, la cantidad de información que había leído le hizo volverse adicta a ella, por lo que terminó aceptando el trato con este ser, el cual se presentó a sí mismo como Hermaeus Mora, el príncipe daédrico del conocimiento.
'Es la hora, mi adalid… es momento en que comiences a adentrarte en las partes más oscuras de los insondables anaqueles de mi biblioteca.'
Las palabras del príncipe daédrico tomaron por sorpresa a Le Fay, la cual no supo qué responder en aquel momento, pero tras unos segundos, sonrió, pues estaba emocionada de aprender más en aquel lugar.
'Sí, Lord Mora…'
'Bien, mi adalid… cuando entres al reino de los sueños vendrás a mi biblioteca.'
Tras aquellas palabras, la voz de Mora y su presencia se alejó de la mente de Le Fay, dándole a la maga tranquilidad.
La maga, al sentir que el príncipe daédrico no estaba, soltó un suspiro, para luego tomar su libro y comenzar a leer un poco, hasta que sea la hora de dormir para adentrarse a los anaqueles de la biblioteca del príncipe del destino. Mientras ella leía, no se dio cuenta de que durante toda su conversación, Ophis la había estado viendo de manera fija con su rostro mostrando algo más que solo estoicismo, pues ella había sentido la presencia de alguien muy poderoso.
El viento arreciaba con fuerza, levantando el polvo del lugar, mientras el sol brillaba en lo alto, causando que una serie de espejismos se formaran en el horizonte desértico de la zona norte del país africano de Malí. En un peñasco que permitía tener una visión más que excelente, se encontraba Edzard, arrodillado, observando el horizonte.
Para cualquier transeúnte de esta inhóspita zona, Edzard parecería solo un amante de la naturaleza cualquiera que estaba observando el desierto, pero la verdad estaba muy alejada de eso. Esto se debía a que allí mismo, tras lo que solo parecía una zona baldía y sin vida, había una poderosa barrera, la cual solo era visible para él gracias al hechizo «Visión del décimo ojo».
"Hahhh… no puedo creer que solo hayan necesitado unos pocos días para encontrar una de las supuestas bases de Euclid. Supongo que Azazel puede ser rápido cuando quiere." dijo Edzard mientras miraba el lugar, recordando que él había sido enviado allí para tratar con este asunto mientras el resto de los líderes, salvo los demonios, buscaban otras bases en otros lugares del mundo. "Espero que logren hallar una de las bases de Euclid, para poder hacer uso de «Auromancia» y saber dónde están las otras ubicaciones… bueno, repasemos lo que está sucediendo…"
Tras aquellas palabras, el hijo de Akatosh se levantó y dio un salto, llegando rápidamente al suelo. Cuando al fin cayó al suelo, creando un pequeño cráter y levantando polvo, rápidamente movió sus manos y usó el hechizo de «Invisibilidad», para de esa manera poder pasar desapercibido. Así que, moviéndose rápidamente, salió de la cortina de polvo que había creado, pues si bien esa cumplió su función de ocultarlo en un principio, Edzard sabía que ahora mismo esa cortina de polvo podría delatar su presencia, por lo que era necesario que se alejara de allí.
Corriendo de manera rápida, pero de forma cuidadosa para no levantar mucho polvo que lo expusiera, Edzard se acercó a la barrera. La barrera que cubría ese lugar era ni más ni menos que un domo de magia demoníaca, el cual era incoloro, permitiendo que funcionase como una especie de pantalla, mostrando lo que debería ser el paisaje que había allí, pero los ojos de Edzard podían ver la estructura que había debajo de esa barrera.
Bajo aquel domo, pareciendo una parte misma del paisaje, se encontraba una especie de estructura piramidal no muy grande, del tamaño de una casa pequeña. Estaba hecha de barro y tenía varias ramas saliendo de las paredes, dándole la apariencia de un puercoespín.
'El lugar es demasiado pequeño para ser solo una base con cientos de habitaciones, lo que indica que es otra base subterránea… genial… otra vez a bajar varios pisos limpiando cada lugar de enemigos…' Pensó con molestia Edzard, quien esperaba ver una estructura enorme, pero se había equivocado. 'Normalmente, alguien pensaría que es raro tener una barrera tan grande para una estructura tan pequeña, pero la barrera es para evitar que los humanos excaven en las cercanías, llegando a la base… algo considerado por parte de estos sujetos… pero esa no fue su intención, la razón es para evitar que los descubran, pero eso no importa, pues yo…'
Los pensamientos de Edzard se interrumpieron abruptamente cuando su olfato captó el aroma de algo que no esperaba. La sorpresa fue tal que se detuvo rápidamente, levantando polvo.
'Este olor… no hay duda, huele a esos desgraciados de la Facción de los Héroes…' Pensó Edzard mientras giraba la cabeza y miraba hacia el lugar de donde provenía ese olor. Por un segundo, la mente del ex general imperial se dividió entre qué hacer, pues la presencia de un miembro de esa facción solo podía significar que este lugar estaba en los planes de la facción de Cao-Cao… sin embargo, por mucho que lo pensara, el hijo de Akatosh se dio cuenta de que esta era la oportunidad perfecta para poder capturar a un miembro de esa facción, por lo que, mirando la barrera, soltó un suspiro antes de comenzar a correr hacia la dirección de donde olía a ese miembro de la facción de los Héroes.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
Y seguimos con el capítulo 70 XD
En este capítulo vemos que Ophis parece haberse dado cuenta de que hay algo raro con el Dovahkiin, algo que ha preocupado a Le Fay.
Sobre la razón por la que Le Fay sabe lo que sabe, bueno, es la Adalid de Hermaeus Mora, y tiene acceso a la biblioteca mas peligrosa de la existencia, Apocrypha. En esa biblioteca hay muchas cosas que no deben de ser conocidas por un mortal.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
