Conversación: —Nuevo Mundo, Mismos Problemas—
Narración: Nuevo Mundo, Mismos Problemas
Radio: —Nuevo Mundo, Mismos Problemas—
Sistema 'Redactado'
Nueva Constantinopla
UNSC Paliostrol
21 de julio del 2536
1700 horas
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Un destructor Covenant dispara un mortero de plasma contra nuestro casco, lo que produce un fuerte impacto que sacude la nave, derriba a varias personas y destruye el plato de comunicaciones, dejándonos sin audio.
—¿Daños?— el comandante pregunta mientras espera a que los ingenieros contesten por la radio de corto alcance que posee la nave.
—El casco se encuentra cerca de su punto de fusión, pero está bien. Las comunicaciones, por otra parte, se han perdido— el ingeniero nos da el informe y no parece que vayan a mejorar.
Un láser atraviesa la parte inferior de la nave, lo que provoca una enorme explosión interna que casi divide en dos la fragata. Pero el sello hermético nos mantiene a flote, aunque no por mucho tiempo.
—Señor, nuestros proyectiles se agotaron o el espacio los absorbió. Estamos casi sin munición. Los silos 4, 7 y 8 están inhabilitados— le explico, preparando los silos restantes para disparar y apuntando el cañón MAC a la nave más cercana.
—Cañón MAC listo— digo esperando la orden.
—¡FUEGO!— grita el comandante, y presiono el gatillo del control para ver un gran destello de luz dirigirse al destructor, destruyendo su costado.
—Impacto limpio. No saldrán vivos de esa— informo de la situación.
—Carguen otro disparo y empiecen a evacuar la nave. No resistiremos con las pocas bombas que tenemos— hago lo que dice, pero un mortero de plasma da directo contra la boca de la nave, por poco fallando a la cabina. Me sujeto del panel de control para no caerme.
Al volver la mirada al MAC, observo que tres de los raíles que suministran energía al cañón están en color rojo.
—Señor, el destructor dañó los rieles principales. El MAC está desactivado— le explico, disparando a voluntad los misiles disponibles al destructor, dándole de lleno y partiéndolo en dos, deshaciéndose de otro problema. Pero tenemos 10 más de qué preocuparnos.
—A todo el personal no esencial, los quiero fuera de la nave. Inicien el protocolo Cole. Quiero todo limpio— ordena, girando hacia mi dirección.
—Alférez, ¿cuánto más tenemos para defendernos?
—Cuatro ráfagas más, señor. Las torretas están destrozadas. No tenemos más opciones— le explico la situación.
—¿¡No tenemos misiles Shiva!?— miré a ver si había alguna que no se hubiera destruido, pero...
—No, señor. No nos quedan— explico, quitándome el casco con el ceño fruncido.
—¿Cómo destruiremos todas esas naves sin nada? ¿A palos, le aventaremos un agujero negro?— uno de los oficiales dice algo alterado.
—Mantén tu postura. Todavía no estamos acabados— agujero negro... agujero negro... un... agujero... negro.
—El motor— murmuro levantándome de mi asiento.
—Repita, Alférez. No escuché bien. Si tiene alguna idea, adelante— el comandante me dice.
—El motor Shaw-Fujikawa, señor. Esa es nuestra bomba— le digo pensando aún cómo traerla aquí.
—¿El motor desliespacial? Dado que piensa que utilizaremos una de las cosas más costosas creadas por el hombre como una bomba, ¿cómo lo hará?
—La nave no podrá regresar por ella. Tendrán que traerla. ¿Recuerda el accidente en el sistema Cygnus? Activaron el motor, matando a 700 pasajeros y mandando la nave por un agujero negro. Los reportes decían que era inmenso; tenía un diámetro de más de 30 fragatas juntas. Si lo usamos, el Covenant no tendrá dónde ocultarse— le explico mi plan.
—No tenemos comunicación. ¿Cómo llamarás al planeta?— me pregunta con duda.
—No llamaré al planeta. Mi casco tiene una radio especial para estos casos, pero necesito que la nave retroceda a un punto donde un Pelican pueda traer el motor— me coloco el casco e intento llamar a Sven.
—Vamos, contesta, vamos, vamos— murmuro para mis adentros.
—¿Ethan? ¿Qué sucede? Estamos en medio de una evacuación— me dice en voz alta mientras escucho la voz de los civiles de fondo.
—Necesitamos el motor desliespacial del Paliostrol. Perdimos la antena de comunicaciones, ¡lo necesitamos ya!— le ordeno a Sven mientras disparamos lo que tenemos y retrocedemos.
—La base ya fue evacuada. No tenemos a nadie— mierda.
Silencio el micrófono exterior para que no me escuche el comandante.
—Querida, si no traes ese motor, todos, incluyéndome a mí, moriremos. Así que lo necesito— la radio se queda en silencio por unos momentos.
—Llevaré un grupo de ingenieros y un Pelican al Paliostrol— gracias a Dios.
—Muchas gracias, Sven. Te amo.
—No me agradezcas aún. Cuídate, por favor— la preocupación en su voz se hace notar.
—Lo haré— y con eso corto la llamada y giro hacia el comandante, removiendo el silencio al micrófono exterior.
—El Pelican está en camino. Necesitamos volver para recoger el paquete o no habrá nave que lo entregue— le digo, viendo cómo la nave se cae a pedazos.
El comandante piensa, para luego ver cómo todos los oficiales están corriendo de puesto en puesto intentando mantener la nave a flote, para al final tomar una decisión.
—Navegante, gire la nave y regrese a la plataforma de comercio. Iremos por un regalo de despedida— el navegante no pregunta por qué y solo obedece, girando la nave en llamas de regreso a la órbita del planeta.
Me levanto de mi puesto y me dirijo al hangar para recibir la bomba que espero siga desarmada. Si no, tendremos un problema.
—Comandante, una vez lleguemos, que todos salgan. Tengo que ir al hangar para iniciar la cuenta regresiva. No discuta, señor; lo necesitarán a usted. Toda esta gente lo sigue, no a mí— no esperé respuesta y salí disparado para despejar la zona en donde pondremos el motor.
Mientras corro por los pasillos, veo a la gente apagando fuegos y deteniendo fugas, pero no durará mucho con lo que planeamos. En eso se escucha al comandante pedir a todos que se preparen para evacuar la nave al llegar a la estación.
Cada minuto cuenta en este tipo de batallas; dejamos una apertura en la defensa. Espero que no tarden tanto en traerlo.
Llegando al hangar, veo varios Pelicans cargados de gente para bajar a la superficie evitando el fuego enemigo, mientras otros tomarán el elevador espacial y los llevarán a la otra estación para salir del planeta, ya que la que nos estacionaremos será atacada pronto, por lo que no hay que arriesgarnos.
Mientras llegamos a la estación, veo un Pelican acercándose con un aparato brillante colgado en su parte trasera, y de inmediato supe que era Sven.
Rápidamente, me acerco para ver el motor listo para usarse, pero no queremos eso; tenemos un problema.
—¿Qué piensas hacer, Ethan? Esta nave no está en condiciones para el deslizamiento espacial. ¿Para qué demonios querían que trajéramos esto?— me dice Sven, aún más confundida, sobre el estado del Paliostrol.
Yo solo me acerco y apago la fuente de energía, tomo una llave para desconectar los superconductores, redirijo la energía a los transistores y Sven se acerca rápido tomándome del hombro.
—¡¿Qué mierda estás haciendo?!— ella dice alterada sobre la estupidez que estoy haciendo.
—Haciendo una bomba. Para eso la trajeron. Tienes razón, esta nave no está en condiciones para un salto, así que la usaremos como ariete y usaremos el motor para mandar a esos pendejos al infierno donde pertenecen— le digo volviendo a montar el motor para que funcione el plan que tengo.
—Entiendo, es una locura, todo esto— viéndome prácticamente desmontando el artefacto más caro creado por el hombre.
—Toda esta guerra lo es; no debería sorprenderte— digo preparando los últimos detalles.
—Comandante, aquí el Capitán Drake. La bomba está preparada. Ponga el piloto automático en dirección a la flota y regrese al hangar para evacuar— terminé la comunicación cuando una alarma sonó en la nave.
—Prepárense para impacto de mortero— en eso el hangar se sacudió violentamente, tirando el motor y chocando contra el Pelican.
Me arrastro hacia él para ver si no tiene algún daño y veo que el temporizador está destruido, miro perdido a la bomba sabiendo que alguien tendrá que activarla a mano, el comandante con el resto de oficiales se acercan a nosotros.
—¿Está lista la bomba?— lo miro sin saber qué decir, pero me agarro de valor para hablar.
—El temporizador está destrozado, la única manera de encenderlo es que lo active a mano; no hay otro modo, señor— el comandante solo me mira, para suspirar.
—Déjalo, nos vamos— dijo el hombre para subir al Pelican.
—¿Dejarlo? No podemos dejarlo así porque sí— le reprimo, levantando mi voz.
—No está en discusión, capitán. No me obligue a arrestarlo; no sacrificaré vidas por una idea que no puede funcione...— lo interrumpí bruscamente.
—¿Vidas? ¿Eso le preocupa? Adivine qué: por no hacer esto, arriesga la VIDA DE TODA LA PUTA FLOTA— mi voz se elevó al punto de gritarle en su cara, pero aún no acabo.
—¿Sabe qué? Salga de aquí con todos; yo me quedaré. Alguien debe activarlo; hay vidas en juego y no las dejaré atrás— le terminé de decir saliendo de la nave, pero no fui el único.
—¿No pensarás que te dejaré ir solo, verdad? Te lo dije: a donde vayas, yo iré, sin discusiones— mi amada dice colocándose a mi lado, tomando mi mano.
Solo le sonreí sin rechistar, ya que no cambiaría de opinión aunque lo intentara.
El comandante solamente me mira triste, aceptando y deseándome suerte, haciendo que el Pelican salga del hangar para dejarnos solos en el UNSC Paliostrol, que aún está en llamas, dirigiéndose a la gran flota.
—¿Lista para hacer esto, amor?— le pregunto cariñosamente, pegando mi frente con la de ella.
—Hasta el final— dijo, dándome un beso, y yo correspondiendo, haciendo una escena extraña a la vez que romántica.
Nos abrazamos, y yo, que estaba mirando al motor, extiendo mi brazo para activar la ignición, sacando una luz cegadora para después cerrar mis ojos voluntariamente, aceptando mi destino...
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Sistema Desconocido
Planeta Desconocido
Terreno Desconocido
Fecha Desconocida
Hora Desconocida
POV Ethan
Abro los ojos viendo borroso, tomándome de la cabeza por el intenso dolor que siento. Estoy sobre césped y me pregunto dónde estoy y cómo aún sigo vivo. Intento ponerme de pie, pero fracaso, tropezando y cayendo sobre mi armadura.
Recobrando mis sentidos, miro a mi alrededor y observo la vasta planicie donde, milagrosamente, se encuentran en ruinas algunos restos de lo que fue el Paliostrol. Solo parece estar la mitad central, donde se ubican el hangar y la armería.
Rápidamente, me entra una memoria de quién estaba conmigo.
—¡Sven!... ¡SVEN!, ¡¿Me oyes?! ¡Háblame, por favor!— grité alterado al no saber dónde estaba. En eso veo un cuerpo boca arriba a unos 50 metros, por lo que corro a máxima velocidad, esquivando los escombros para llegar a donde ella.
—Sven, ¿estás bien?, respóndeme, por favor, no me hagas esto— mis sollozos eran lo único que se escuchaba a los alrededores.
—... Te dije que no te iba a dejar solo...— la voz moribunda de Sven entra en mis oídos, lo que me hace reír aliviado sin parar de llorar.
—Gracias, Dios, te lo agradezco— dije al cielo oscuro para abrazar a Sven, aún feliz de que esté bien.
—Me alegro más que te preocupes tanto por mí— ella me dice intentando levantarse y yo la ayudo para que se acostumbre al nuevo ambiente, que, por cierto, es muy liviano.
—La gravedad de este lugar es extraña, me siento muy ligera.
—Es lo que pensaba. Al verte, corrí a una velocidad que jamás había alcanzado; se sentía muy bien, debo decir— ella mira por encima de mi hombro, aterrada y asombrada, así que giro para ver algo que desafía la física.
La luna está hecha trozos con escombros aun orbitando, lo cual desafía las leyes de Newton, lo que me hace preguntarme dónde estamos.
En eso, un aullido de lobo se escucha desde el bosque a un kilómetro de donde estamos.
Tomo a Sven de su brazo y corremos a la armería de los restos del UNSC Paliostrol sin mirar atrás, los paneles de aleación de titanio esparcidos por todo el terreno dan una sensación de tragedia al escenario.
Encontramos la armería, entramos y bloqueamos la entrada para ver todas las armas aún intactas.
Agarramos unas bolsas grandes para meter toda la munición posible y refugiarnos hasta el amanecer.
—Este lugar no tiene ningún sentido, ¿cómo es posible que pudiéramos salir de un agujero negro, vivos? ¿Por qué la puta luna desafía toda ley física que conocemos? Ethan, esto me asusta demasiado— los humanos temen lo desconocido, pero tenemos que sobrepasar estas barreras sea como sea; no tenemos de otra.
—Lo sé, cariño, yo también me siento igual, pero no podemos quedarnos con el temor; solo nos hará ver débiles, y estando en un mundo que no conocemos, seremos presa fácil— le explico sobando su mano.
—Una vez amanezca, saldremos a explorar la zona en busca de civilización y saldremos de esta, juntos— apreté su mano y ella me mira.
Las cosas no están a nuestro favor, pero somos SCDO, siempre buscamos la manera de salir del infierno.
