De rodillas y con la mirada triste pero determinada, aquella niña pequeña estaba soportando los gritos e insultos del resto de sus compañeros, no le importó, ya que estaba moliendo a golpes a un chico poco mayor que ella.

Sentada a horcadas, llevaba un rato propinando una paliza con los nudillos ensangrentados a aquel chico el cual ya daba señales de inconciencia.

Fue hasta que llegaron los profesores que a jalones la retiraron.

Tras las rechiflas, los reclamos y la suspicacia de que es lo que había realmente sucedido, Kira, un niño de casi 9 años había presenciado como este chico de 6 años de complexión fornida, había intentado toquetear de manera impropia a la pequeña de apenas 5 años de la manera más abusiva posible.

No era la primera vez que esto pasaba y nadie se atrevía a meterse con "El Grandulón", así le habían apodado, pero nadie hacia nada al respecto. Kira dentro de sí mismo sentía una gran injusticia.

La pequeña escuela elemental era gobernada por maestras de avanzada edad, personas con ideas sumamente rígidas sobre la disciplina, pero con actitudes contradictorias e hipócritas que favorecían a los padres de familia que aportaban recursos al decadente instituto, aunque sus chicos fueran básicamente basura.

A esta escuela llegó esta nueva compañera de Kira, la niña, cuyo nombre Kira no recuerda, y a quién Kira había apodado cariñosamente como "Katy", o a veces "Kitty", era reservada y dedicada, casi siempre obtenía muy buenas calificaciones y no tenía problemas académicos.

El que Kira la tuviera presente era debido a que ella, a pesar de su corta edad era exótica y particularmente bella, ella estableció una relación social con el resto de los chicos, al principio amable, ya que al ser nueva estudiante la invitaron a jugar y a integrarse.

Aún Kira recuerda que cuando ella llegó, era como una bonita fiesta en los alumnos de preescolar el que pudieran disfrutar de alguien más dentro del grupo para poder jugar y divertirse.

Durante los recreos, Kira se sentaba en una banca a comer su almuerzo mientras veía a la niña jugar con sus compañeros de grupo, eran buenos recuerdos de la infancia temprana.

Sin embargo, las cosas fueron cambiando, Kira no tiene mucha claridad de cómo fue, pero con el ingreso de "El Grandulón" todo se vino abajo.

Kira no tenía cercanía con la niña debido a la diferencia de grados, aunque cuando se encontraba con ella, se saludaban cordialmente, pero nada más, desafortunadamente ella empezó a ser víctima de Bullying.

En general, era una chica que toleró hasta el final tanto la burla como el acoso de sus compañeros, y cuando ya no pudo más, se destapó el infierno, y la gota que derramó el vaso fue precisamente que no quiso más ser víctima del grandulón, y debido a que hubo recurrencia sobre sus conductas abusivas, como nadie ponía un remedio, ella tomó la justicia en sus manos y mandó al hospital al grandulón.

Lo que nadie vio, y nadie dijo es que a Kira le tocó presenciar un evento donde el grandulón se quiso propasar con su compañerita.

Kira, por mera reacción con la base de la mano le había roto la nariz al grandulón, quién estaba tendido boca arriba con la cara manchada de sangre.

Kira estaba acercándose al grandulón para enfrentarlo y que no hiciera más daño a la niña, pero ella, como si el ver la sangre le hubiera encendido una antorcha, con una rabia incontenible se adelantó a Kira y se le fue encima terminándole de hundir la nariz a golpes ante la sorpresa de Kira.

En ese momento llegaron otros compañeros de la escuela y formaron un círculo alrededor de la escena, fue entonces que el escándalo llamó la atención de los profesores.

Kira fue cuestionado sobre el caso, él sabía que se enfrentaría a la disciplina hostil y abusiva de la escuela al someter a castigos por demás fuertes a los alumnos que incurrían en fallas o problemas, lo que sucedió no era menor por lo que la penitencia sería bastante severa, y después de eso tenía que enfrentar el castigo de parte de sus autoritarios padres.

No hubo tiempo para hablar con la niña y ponerse de acuerdo para decir cualquier cosa que pudiera aligerar el castigo, así que el solo relató que él había visto que el grandulón estaba molestando a la niña y le pegó en la cara.

El grandulón, al estar absorto en su fechoría no vio de donde provino el golpe que le abrió la nariz, y lo único que recuerda es ver el rostro de la niña enojada mientras le golpeaba la cara, por lo que contradijo la versión de Kira.

Y con respecto a la niña ella simplemente dijo que estaba harta de que el grandulón la molestara.

Kira se ganó una reprimenda de 8 golpes en las puntas de los dedos de las manos con la base de madera del borrador para pizarrón por "mentir para proteger a su agresiva compañera". Y el reporte correspondiente directo a sus papás quiénes fueron por el a la escuela y lo sacaron jalándolo de las orejas.

La niña nunca le habló a su madre bajo que términos la estaban acosando, no lo hizo por mera vergüenza, solo le dijo que el grandulón era un abusivo.

A diferencia de cualquier historia donde se habla de justicia y de que el bien prevalece, la niña fue acusada por agresión. A pesar de que su madre intentó hacer ver a la escuela que ella llegó a ese punto por defenderse, sin embargo, nadie la escuchó.

Dado que el evento se convirtió en un gran chisme, Incluso Kira tuvo el atrevimiento de cuestionar a sus papás cuando en casa, a la hora de la comida, los escuchó hablar y expresarse mal de su compañera y también de su madre, lo cual llamó su atención dado que él sabía que ellos no conocían ni trataban a su madre, sin embargo, hablaban de ella como si en verdad la conocieran.

Por lo que Kira desafió a sus padres al preguntar por qué estaba pasando todo esto si en realidad esa niña fue víctima del abusivo del grandulón.

Resultando en un coctel de respuestas muy interesante:

Primero, que quién se creía Kira como el mocoso mentiroso y predispuesto a ser cómplice de fechorías banales impropias de las buenas costumbres (ahora Kira era visto así por sus padres) para cuestionarlos.

Segundo, cómo podía Kira poner en tela de juicio los valores y ética de la escuela si el apenas a su corta edad todavía no sabía leer y escribir bien, era muy bueno para meterse en problemas (expresión exagerada por sus padres a partir de lo que sucedió), y ahora pretendía entender un asunto que le compete exclusivamente a los mayores.

Aparte de eso, sus papás no podían entender y aceptar como era posible que una niña osara levantarle la mano a un hombre, cuando su posición social debería de ser callada y sumisa.

Esto último no le hacía sentido a Kira ni siquiera un poco, dado que el carácter de su madre no era por mucho de esa forma, aun cuando sus padres discutían, su madre era siempre de carácter fuerte y áspero.

Cuando lo consideraba correcto, que casi siempre era cuando la situación estaba a su favor, su madre no escatimaba energía ni insultos para establecer su postura por encima de la situación de manera tal que siempre pudiera salirse con la suya, aunque el desenlace de la situación no fuera justo.

Y no importaba quién saliera afectado, incluso el mismo Kira podía salir embarrado en una situación y eso estaría bien mientras no fuera ella.

Pasando después a las respuestas tajantes e ilógicas, como "porque así debe ser".

Tras el suceso, y que la niña tuvo que ser retirada de la escuela, Kira no volvió a saber de ella.

Después de un tiempo, comenzó a tener un sueño recurrente, donde la niña era acusada y aislada de forma totalmente injusta, y todos alrededor o estaban de acuerdo, o no les importaba o solo le gritaban insultos y burlas, Kira soñaba estar en medio de todo esto y tras intentar pasar entre toda la multitud, simplemente no podía ayudarla.

Había matices y variantes cada que soñaba con esto, sin embargo, invariablemente el resultado era el mismo. Kira pasó por la etapa de la desesperación que en los primeros años de primaria le generaba ansiedad y temor, conforme el sueño regresaba, empezó a combatirlo, empezó a tratar de tener el control en el sueño y en ocasiones luchaba conscientemente a pesar de estar dentro del sueño.

Cuando despertaba se daba cuenta de que no solo recordaba lo que hizo en el sueño, sino que, dentro del mismo, sus pensamientos eran claros aun después de haber despertado.

Kira se volvió un chico aislado, pensativo y observador, para la segunda mitad de la primaria no tenía casi amigos, pero su semblante había cambiado, no tenía la alegría infantil característica de la edad, al contrario, veía a algunos de sus compañeros teniendo comportamientos infantiles y los tildaba de inmaduros e impertinentes, la mirada de Kira más que tranquila o serena se volvió recelosa, veía el mundo con lupa, dejó de confiar en las personas y a todos los miraba como sospechosos.

No hablaba de lo que siente o piensa, y se volvió crítico y sarcástico de las situaciones cotidianas absurdas. Lo que le valió que sus padres lo empezaran a asediar ya que consideraban que su comportamiento comenzaba a ser rebelde.

Si bien el suceso le marcó de por vida, era un hecho que no podía vivir así, subyugado por sus padres, sabía que, de seguir en esa postura con el mundo y la vida, solo le llevaría a enfrentar a su propia familia como si fuera una pared, como tal no tenía un deseo de cambiar al mundo o ser un libertador de los oprimidos, pero estaba ilógicamente molesto con lo que había vivido.

Cuando entró a la secundaria, de inicio las cosas no cambiaron, excepto que ahora el comenzó a sentir los cambios de la pubertad y se empezó a interesar activamente por las chicas.

Sin embargo, el recuerdo de ese traumático evento le ponía a Kira una directriz de comportarse serio, amable, respetuoso y honesto con las chicas, dado que pensaba que actuar como un asno como lo hizo el grandulón, no era la forma correcta de conducirse con las mujeres.

Se dio cuenta de que, a pesar de la edad, solo algunos pocos compañeros se comportaban acorde, la mayoría chicos y chicas eran muy inmaduros, se metió en muchos problemas por decir directamente lo que pensaba de las personas, aunque su intención solo era ser honesto, pero eso terminaba en malentendidos o burlas que para el eran ilógicas.

Sin embargo, se dio cuenta de que no eran eventos aislados, sino que en general sus compañeros se comportan así y además parecía ser algo normal. Incluso tenía compañeros que eran verdaderos asnos y cerdos y de alguna forma eran el centro de admiración de muchas chicas.

Una vez más el sueño recurrente se presentó, para este momento Kira había ganado terreno en el tema de controlar lo que sucedía en su sueño, en esta ocasión logró llegar hasta la niña y recuerda haber sentido perfectamente que le sujetó el brazo para evitar que se la llevaran, sin embargo, aquí el sueño dio un giro inesperado.

La chica volteó y le dijo.

-Suéltame ¿Porque no me sueltas?-

A lo que Kira respondió.

– ¡Es que esto es injusto!-

La chica con actitud inexpresiva le respondió.

- Tal vez lo sea, pero ni tú, ni yo, ni nadie podemos hacer nada.-

Diciendo esto se soltó de Kira y una vez más, se la llevaron entre gritos e insultos.

Esa mañana Kira despertó con una calma extraña. El sueño le había dado una de las más grandes lecciones de vida que pudo tener.

"No puedes obligar a nadie a hacer algo que no quiere".

Y aunque Kira ya no prestó atención ni dio importancia al detalle. dejó de tener ese sueño por un tiempo.

Un día, estando con su tía, una mujer más joven que su madre y con una visión del mundo menos obtusa, Kira le preguntó por qué este tipo de situaciones sucedían, ella le preguntó de que hablaba.

Kira le dio muchísimos detalles de lo que vivía ahora en la secundaria y en general fue extendiendo la conversación hasta llegar al punto de partida donde Kira cambio su vida, cuando aquella niña fue acusada injustamente, ya que este evento le marcó para siempre sobre la idea de lo que la justicia y la verdad deberían ser.

Su tía le platicó de la mejor forma que pudo que la verdad y la justicia son cosas que se doblegan ante el interés, la ignorancia o la conveniencia, que eso no era nuevo ni exclusivo de lo que vio, y que el mundo no es de color de rosa como lo pintan.

- ¿Entonces el mundo se mueve así? -

Preguntó Kira.

-Pues tal vez no.-

Le dijo su tía.

-Hay países con más desarrollo y cultura que este, donde la gente tiene más educación y más valores, y las sociedades funcionan de una mejor forma, como los países europeos, América del Norte o Asia.-

La tía de Kira siempre tuvo admiración por lugares como Japón, de hecho, el nombre de Kira lo llevaba porque su tía era su madrina de bautizo y sus padres le permitieron escoger el nombre.

Ella sin saberlo dejó sembrada la semilla para que él se buscara labrar un futuro más brillante y mejor lejos de la injusticia. O al menos eso creyó Kira.

Kira fue creciendo y dándose cuenta que la gente que lo rodeaba, aunque no todos, pero realmente solo unos pocos compartían con el ese sentimiento de que en general estaban rodeados de personas con ideas retrogradas, equivocadas o convenientemente establecidas para beneficio de ellos.

La vida se vivía y se aceptaba casi sin ninguna objeción por muy ilógica injusta absurda o patética que fuese, pensando lo que su tía le había dicho, el concluyó que esto era producto de la cultura de la región donde él estaba.

Pudo constatar leyendo libros de grandes pensadores, y a veces asistiendo a eventos donde gente que presentaba una forma de pensar distintiva o desafiante, llamaba de alguna forma a reunirse a personas que no pensaban ni como el, ni como el resto de la gente que lo rodeaba de forma cotidiana.

Así fue cultivando ideas y pensamientos fuera del entorno en que él normalmente se desenvolvía, y que su percepción de las cosas ilógicas injustas y perversas sobre las situaciones de vida que él había observado no estaba tan errada.

Y así desarrolló la idea aspiracional de buscar ser parte de una sociedad cuya cultura fuera de otro tipo de valores que no estuvieran tan deteriorados por la avaricia el interés, el manejo de la culpa y la conveniencia. Buscaría forjarse un futuro lejos de ahí.

Una de tantas noches que parecía ser igual a cualquier otra, repentinamente Kira se vio envuelto en ese mismo sueño recurrente, con una familiaridad tétrica, una vez más se puso en camino de salvar a esa pequeña de la injusticia que estaban a punto de cometer con ella, esta vez no le costó trabajo llegar hasta ella, y ahora la tomó de la mano suavemente.

La chica volteó a verlo con un semblante triste, Kira se entristeció también sintiendo que no lograba nada en tantas ocasiones que había soñado lo mismo y que esto ya se había repetido demasiadas veces, bajó la vista y solo apuntó a decir.

-Por favor, no lo permitas, no te rindas, no es justo lo que te están haciendo.-

La chica volteó a verlo y con una dulce sonrisa le contestó.

-Por favor no te sientas mal, fue mi decisión y solo mi decisión. Gracias por lo que has hecho.-

Kira despertó solo recordando la tierna sonrisa de su compañera y su mano que suavemente la agitaba diciendo adiós a Kira. Aunque sus palabras se grabaron en su mente Kira no volvió a soñar con esto nunca más.

Conforme Kira creció, de alguna forma no olvidó la lección de vida que le marcó sus límites internos de lo que es justo y correcto, tampoco olvidó el incidente, ya que muchas situaciones que vivió cotidianamente le recordaron lo fácil que es caer en un absurdo, en una injusticia, y como los más aprovechados no dudan en intentar sacar ventaja de las situaciones.

No aceptaba la idea de vivir hundido en un ambiente plagado de una voraz rapiña social, por lo que fue dando prioridad a sus pensamientos, y sus recuerdos se hicieron cada vez más borrosos, algunos si desaparecieron.

Aún recuerda que el suceso tuvo que ver con una niña muy bonita, pero no recuerda ni su nombre ni su rostro, y como realmente nunca conversó con ella, a veces solo imaginaba como pudo haber sido su voz y sus gestos.

Sin embargo, dado el rumbo que él había elegido para su vida, dicho recuerdo, junto con muchos otros, no eran más que polvo en el fondo de su baúl mental al que ya no daba importancia si finalmente desaparecían.

Conforme avanzó en su vida, desde pequeño pidió apoyo de su tía y de su Padre para hacer todo tipo de trabajos, cuánto dinero caía en sus manos se lo daba a su tía, quién le apoyó para gestionar una inversión en el banco, Kira estaba decidido a sacrificarse por salir de ese ambiente que consideraba hipócrita y hostil.

Toda su adolescencia la pasó trabajando sin descanso y sacando las mejores notas en la escuela, sus compañeros de clase se burlaban de él, por ser un estudiante "matado" y mientras ellos se divertían en fiestas y excursiones, el prefería vivir mentalmente aislado de sus compañeros con la consigna de "no contaminarse" de ellos, y aprovechaba cuanta oportunidad se le presentaba para ganar dinero o conocimiento como hacerles las tareas y trabajos a cambio de gratificaciones que no eran baratas, si bien eso éticamente no es correcto, el también usaría "el sistema social" a su favor, se había trazado un camino y estaba decidido a sacarlo adelante.

También se dio cuenta de que no importa quién eres, no importa donde vivas o donde creciste, ni que tan buenos o sólidos puedan ser tus valores, siempre te enfrentaras a.