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LINA LA VIRGEN

Traducción de 'Lina the Virgin' por QueenHimiko.


Nota: Historia basada en un cómic de AnxiousSailorSolider, quien amablemente dio permiso a la autora original de escribir esto. Por favor, visiten la versión de esta historia en AO3 para tener acceso a links relevantes. Pueden encontrar el link de la historia original en inglés en mi perfil de FFnet.


PARTE 1

El cuerpo de Gourry se tensó por completo cuando un niño pequeño chocó contra él.

—¡Lo lamento, señor! —se disculpó el pequeño sin dejar de correr por el lobby de la posada.

Gourry quiso decirle que no pasaba nada, pero antes de tener la oportunidad, el niño ya había llegado donde su madre, quien estaba sentada tejiendo junto a la puerta.

—¡Ten más cuidado, Jerramal! ¿Qué te he dicho de andar corriendo en la posada?

—¡Lo olvidé! —respondió Jerramal mientras saltaba emocionado de arriba a abajo—. ¡Adivina qué ocurrió!

—¿Qué? —preguntó su madre mientras Gourry se esforzaba por recordar su quién era. Llevaban algunos días hospedándose en ese pueblo mientras Lina le seguía la pista a una especie de mapa de un tesoro que quería conseguir.

—¡Papi dijo que nos llevaría a nadar a la ensenada!

—¿Eso dijo? —respondió la mujer poniéndose de pie y dejando al descubierto una pronunciada barriga. En ese momento Gourry recordó que se trataba de la hija del posadero, Miriam.

—¡Claro que lo dije! —exclamó su esposo, un alegre hombre de mediana edad llamado Joey, quien se abría paso hacia ella mientras llevaba de la mano a sus dos hijas pequeñas. Las soltó solo para poner una mano sobre la barriga de Miriam, provocando que unos celos repentinos carcomieran a Gourry, el que al instante se odió a sí mismo por tener tales sentimientos.

Gourry intentaba ser feliz con la vida que llevaba. Había perdido tanto en su pasado que sabía bien que dar las cosas por sentado era un error. Por lo demás, la forma como estaba viviendo lo hacía sentir contento. Aunque si debía ser honesto consigo mismo, había una parte de él que deseaba desesperadamente tener una familia con niños corriendo de un lado a otro.

Ese hombre lo tiene todo, pensó con nostalgia justo cuando escuchó los pasos de Lina acercándose por el pasillo y se volteó para mirarla. Pero ¿acaso eso de tenerlo todo no comenzaba al nacer algo entre dos personas? ¿No fueron Joey y Miriam dos conocidos que un día se enamoraron?

¿Es que acaso Lina está enamorada de mí?

—¡Creo que lo encontré! —anunció ella cuando entró al vestíbulo.

—¿Eh? —dijo Gourry al tiempo que Lina levantaba la vista del pergamino en sus manos para mirar a la familia reunida en el vestíbulo y luego volver a bajarla de vuelta al pergamino. El joven volvió a sentir que se le hundía el estómago; odiaba esa sensación. Lina jamás aceptaría sentar cabeza y, por lo demás, él ya se sentía feliz con acompañarla. Aun así, esa anhelante sensación de formar una familia se negaba a desaparecer.

—Te lo explicaré en el camino. Va a tomarnos casi todo el día llegar allá, así que tendremos bastante tiempo para charlar. Aunque vas a olvidarlo de todas formas —concluyó ella, sonriéndose abiertamente mientras se acercaba hacia él para golpearlo amigablemente en el hombro—. ¿Estás listo?

—Solo te estaba esperando —respondió él con una sonrisa mientras volvía a fijar su atención en la familia. En más de una manera.

—Genial. ¡Vamos! —y puede que haya sido solo su imaginación, pero ¿los ojos de Lina también se clavaron en Miriam y se quedaron pegados ahí mientras la observaban con algo de curiosidad?

—Qué tengan un buen viaje —les deseó esta mientras se llevaba las manos a la barriga.

—¡Gracias! —respondió Lina, despidiéndose con un gesto de mano—. ¡Y buena suerte con el cuarto!

Joey y los niños los acompañaron mientras Lina volvía a escudriñar el pergamino, dando a Gourry un momento de silencio que le permitió escucharlos conversar sobre lo mucho que iban a divertirte yendo a la ensenada. Gourry nunca había salido a aventuras entretenidas con su padre, aunque recordaba bien ver a sus amigos saliendo en aventuras junto a los de ellos. Esto le había hecho decidir desde muy temprana edad que, en caso de llegar a tener hijos, él sí saldría con ellos.

A sus espaldas, una de las niñas comenzó a gritar y por un momento Gourry se preguntó si alguien la había atacado sin que ellos lo hubieran escuchado, pero cuando se volteó vio que la niña más pequeña se había caído y que no tendría más heridas que unas cuantas magulladuras. Joey se arrolló junto a ella para consolarla al mismo tiempo que su hermana mayor le decía a Jerramal—: Genial, ahora vamos a tener que devolvernos para curar a Simonia.

Lina dio un paso al frente—: Si gustan puedo sanarla con un hechizo de curación.

Joey alzó la mirada hacia Lina con alivio—: Gracias, señorita Lina.

Lina se arrodilló junto a Simonia, quien continuaba gritando con todo lo que daban sus pulmones mientras la joven recitaba su encantamiento. Los intentos de Joey por calmarla no estaban dando resultado, pero con una paciencia que quienes conocían bien a Lina no se esperarían de ella, esta continuó recitando sin inmutarse.

Recovery! —exclamó Lina, poniendo una mano sobre la rodilla desollada. Simonia jadeó ante la sensación del hechizo curativo y bajó la mirada observando con una mueca maravillada, olvidándose del dolor y del enojo—. Listo. Nada que un buen hechizo de sanación no pueda arreglar. Ya está todo bien.

—¡'acias! —exclamó Simonia con voz infantil y una sonrisa. Lina pasó una mano por sus risos dorados al tiempo que sacaba un pañuelo de su bolsillo para limpiarle las lágrimas.

—Sopla —le dijo cuando le puso el pañuelo sobre la nariz. Simonia lo hizo y Lina volvió a guardarse el pañuelo en el bolsillo—. Desde ahora ten cuidado con el piso. No querrás volver a caerte.

Simonia rio al tiempo que Lina se reincorporaba y Joey volvía a ofrécele las gracias. Luego, se despidió del grupo con un gesto y Gourry no pudo evitar poner una mano sobre su cabeza, sonriéndole. Ella lo miró de costado y preguntó—: ¿Qué?

—Nada —respondió él, a pesar de que la esperanza en su interior se sentía avivada—. Entonces, ¿para dónde vamos?

—A la Cueva de Xylanos —contestó Lina.

—¿Qué es eso?

—Según la leyenda, en esa cueva hay un lago que cumple deseos —explicó ella.

—¿Eh?

—¡Vamos! ¡Piensa en lo que podríamos pedir! —exclamó mientras estrellas aparecían en sus ojos—. ¡Dinero, tesoros! ¡Hasta podríamos desear una cura para Zel! ¡Piénsalo!

—Pero si hay una cueva que cumple deseos como esos, ¿no debería haber una multitud de personas dirigiéndose hacia allá? —preguntó Gourry.

—Su ubicación es un secreto bien guardado —dijo Lina—. Quizás ya te olvidaste de todo el esfuerzo que tuve que hacer para conseguirme este trozo de pergamino.

Gourry no lo había olvidado, pero dadas todas las ocasiones en que habían trabajado duro para conseguir un mapa del tesoro solo para acabar decepcionados…

Gourry la miró con excepticismo—. ¿Por qué tengo el presentimiento de que nada bueno va a salir de todo esto?

—Oye, ¿dónde quedó tu optimismo? —Preguntó ella al tiempo que lo golpeaba en la espalda.

—¿Opti-qué?

~ o ~

Conforme más se acercaban a la Cueva de Xylanos más entendía Gourry por qué la gente del pueblo ignoraba por completo su existencia. La entrada a la cueva era un agujero estrecho que estaba bien escondido por maleza y rocas en su superficie. Para descender por ahí tendrías que ir acompañado por un hechicero y los usuarios de magia eran difíciles de encontrar en esa zona.

Una vez dentro de la cueva era incluso más difícil encontrar el lago dado el confuso laberinto de pasajes estrechos y serpenteantes que se descubrieron navegando. Si bien las indicaciones que tenían eran buenas, Gourry comprendió que lo de caminar por cuevas no era lo suyo. Para empezar, era demasiado alto y se pasaba golpeando la cabeza con el techo y contra estalactitas. Además, algunos lugares eran demasiado estrechos y le complicaba mucho atravesarlos. ¡Incluso hubo una ocasión en la que casi se quedó atascado! ¡Añoraba un camino amplio y el cielo azul sobre su cabeza!

Por fin la caverna se abrió para dar paso a una cueva más vasta. Lina se detuvo y anunció—: ¡Por fin llegamos!

Su hechizo de luz iluminó el entintado cuerpo de agua oscura y Gourry se rascó la cabeza dudosamente. ¿Esto se suponía que cumplía deseos? ¡Si solo parecía un lago frio y oscuro!

—¡Piensa rápido! —exclamó Lina empujándolo hacia el lago.

El shock del agua fría sacó a la fuerza cada pensamiento de la mente de Gourry mientras este buscaba la superficie, pero antes de que pudiera quejarse con ella, Lina sonrió y gritó—: ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?

Una familia, respondió su instinto. Pero él sabía que ese no era el deseo correcto. Aunque lo primero que se le apareció en la cabeza fue la imagen de Lina viéndose como Miriam, con barriga y rodeada de niños que eran de ambos.

¡Ay, no, Gourry! ¡Saca eso de tu mente! ¡Piensa en algo más! Como…

Pero la imagen de ir caminando por el bosque con Lina y un montón de niños volvió a aparecerse en su mente mientras él se jalaba el cabello para controlarse. ¡Eso no! ¡Cualquier cosa menos eso! ¡Vamos, idiota, piensa en algo que a Lina le gustaría! ¡Como tesoros! ¡Monedas de oro!

—¡Vamos, cerebro de medusa! ¡Piensa! ¡Una espada mágica! ¡Una cura para Zel! ¡Dinero!

—¿Monedas de oro? —respondió dubitativamente Gourry.

¿A cuál respondería el lago? ¿A lo que había dicho en voz alta o a lo que indicaba su corazón? Por un salvaje momento, Gourry se preguntó si del lago comenzarían a emerger niños completamente formados, pero aparte de él moviendo las aguas, el lago parecía imperturbable y no apareció ni siquiera una moneda.

—Si quieres un trabajo bien hecho… —Lina soltó un suspiro y se quitó las botas y los amuletos—. Debes estar haciendo algo mal.

¿Acaso se estaba volviendo loco o de verdad empezó a escuchar la melodía de una canción de cuna cuando Lina saltó al lago? Miró a su alrededor buscando el origen del sonido que la acompañaba mientras esta se abría paso nadando bajo las aguas hacia él, quien no podía dejar de mirarla con incredulidad. Y así, sin más, la melodía terminó.

Antes de que pudiera seguir cavilando al respecto, Lina emergió del agua—. ¡Deseo un hechizo que sea más poderoso y seguro que el Giga Slave!

Lina miró a su alrededor, como si esperara que de pronto el manuscrito de la Biblia Claire se materializara en el aire, pero tras un momento de decepcionante nada dejó escapar un suspiro—. Bueno, supongo que fue una pérdida de tiempo.

—¿Quiere decir que podemos salir de este lago congelado? —preguntó Gourry.

—Sí —respondió ella, con la decepción notándose en su voz mientras comenzaba a nadar hacia la orilla con él siguiéndola de cerca.

Mientras salían del agua, Gourry tuvo un momento salvaje en el que se preguntó si Lina emergería del lago llevando una abultada barriga, pero cuando llegó a tierra firme ella seguía tan plana como siempre, aunque ahora las ropas se le pagaban al cuerpo de formas sugerentes. Lina se abrazó rápidamente con ambos brazos delante del pecho justo cuando comenzaba a temblar—. Aparté algo de ropa seca para ambos.

—¡Qué bueno! —exclamó él al tiempo que ella le arrojaba sus ropas para luego voltearse y alejarse un poco fuera de vista para que ambos pudieran cambiarse—. Estoy listo cuando avises.

—¡Lista! —señaló Lina y Gourry se volteó. No pudo evitar quedarse pestañando al verla. Quizás se debiera a cómo el hechizo de luz se reflejaba dentro de la cueva, pero parecía que había una especie de brillo rodeándola.

Ya para, se dijo a sí mismo mientras veía a Lina escarbando en su equipaje en busca de alimentos.

—Comamos algo antes de regresar —dijo ella—, aunque creo que esta noche tendremos que dormir dentro de la cueva.

—Sí, es probable que ya sea de noche cuando lleguemos a la entrada —concedió Gourry mientras recibía unos biscochos endurecidos que Lina le entregó.

Sin embargo, cuando al día siguiente salieron de la cueva a la brillante luz del día, Gourry no podía quitarse de encima la sensación de que había algo diferente en ella, algo que, de alguna manera, conseguía alimentar las llamas que había en su interior, tanto las de esperanza como las de terror.


Slayers © Hajime Kanzaka & Rui Araizumi, Kadokawa Shoten, Fujimi Shobo, E.G. Films, J.C. Staff