Lala Lulu: Uyyy! Cómo andan mis cielas? Pues yo tratando de chambear y darle al vicio como sea. Aaaah! Y sí, vamos a antojar cuando sea. Se viene chismecito que, uuuuh! Ya las niñas están como Fiona en la Torre, no saben si suben o bajan :V ¿Parejitas cruzadas? ¿Personaje misterioso? Ah, pues, nuevos personajes, más actores en ésta historia ¿Amigos o enemigos? *Musiquita_de_misterio_de_spiderman ¡Y a leer se ha dicho!

¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!

No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…

Capítulo 3

Cada quien se instalaba en su zona del castillo. Era algo extraño, cinco torres se distribuían. Eso observa Vegeta desde las alturas, tiene su scouter y escanea el lugar. Se quita el aparato, rechista. —"Deberíamos empezar a usar nuestras habilidades para percibir la energía." —Se frota la cara al recordar que fue por las burlas que escuchó en el scouter que les cortaron la cola.

—¿Paseo solitario? —Bardock le habla, se pone junto a él de brazos cruzados. La verdad que le ha dado vueltas al asunto y quiere decirle que eligió a la terrícola Milk como pareja.

Rechista más fuerte, golpeando su lengua. — Deberíamos practicar lo de sentir el Ki, ya no depender tanto de los scouters.

—Ja. —Bardock escupe de lado. —Hablando de eso ¿Has visto si Freezer envió algún mensaje o comunicado?

—¿Crees que quiera venir a la boda? —Vegeta se dobla un poco de la risa, Bardock también.

—Jajaja, bueno, quién sabe. Ya sabes que el tipo es un sádico impredecible, tal vez hasta quiera ser de testigo. —Bardock observa a lo lejos, las nubes amarillentas que prevén una tormenta de arena. —¿Crees que este planeta pueda dar algo? —Vegeta le levanta una ceja con mucha ironía. —Bueno, además de arena y hembras.

—Hmp, pues… He estado viendo un poco la zona subterránea. —Vegeta se impulsa en vuelo, Bardock lo sigue. El Príncipe carga su poder en su puño y hace un pozo, no tan amplio, pero sí profundo. —Hay agua, pero no sé qué tan contaminada esté.

—Mmm…—Observa con atención. —Para nosotros puede que no mucho, pero para los débiles terrícolas, quizás sea hasta mortal. Veré con Nappa las cápsulas, creo que tenemos maquinaria para campamentos temporales y extracción de agua.

—Tal vez el Planeta Tech-Tech tenga recursos. —Vegeta comenta.

—No son un planeta invasor, son un planeta comerciante. Y aun así no creo que quieran hacer negocio con nosotros.

—Sí querrán, mi hermano Tarble viene a la boda. —Vegeta le tira el scouter.

Bardock no comprende, lee el mensaje y se cae para atrás. —¡¿Tu hermano está casado con una Científica de ése planeta?! —Bardock sigue bajando, de pronto el scouter resuena sin parar.

Vegeta queda extrañado ante la repentina actividad del Scouter, se acerca por si es Freezer. —Oh no, maldita sea —Vegeta pone cara de espanto junto a Bardock. — ¿Dónde está Nappa? —La voz se había corrido por toda la Galaxia y más de un planeta quería asistir al "Gran Evento".

Nappa recorría el pasillo, junto a Michiru elegían un ala del Castillo.

—Uy, éste lugar es enorrrme… Vamos a estar dos siglos quitando polvo. —Michiru pasa el dedo por uno de los muebles. —Yo que pensaba que las ratas serían el mayor problema.

Nappa resopla hastiado, se cruza de brazos. —Ni te esfuerces, con cada tormenta de arena estará todo sucio de nuevo.

—Pero hay que dejar el lugar bonito, respetable ¿Qué pensará su futura prometida?

Rueda los ojos. —¿Y desde cuando te importa tanto el aseo?

—No es lo mismo limpiar una lata donde acampábamos que un lugar que puede ser un hogar.

—Ja ¿Hogar? —Nappa corre unas enormes cortinas que se caen a pedazos por lo avejentadas.

Michiru tose, se hace lugar, corre una mesita cerca de la ventana. —Todo es cuestión de poner unos toques hogareños. —Se pone un dedo en el mentón y da un salto. —¡Oiga! ¿Y quién es la afortunada? Puede que no le guste como organice la casa.

Nappa busca un par de sillas con el respaldo roto, las acerca para sentarse uno de cada lado. —Sí, de eso quería comentarte…—Mira a la Torre central donde está la biblioteca.

Ami estaba muy concentrada, admite que los sirvientes que pusieron y algunos que quedaron del ejército de Freezer la han ayudado a correr, clasificar y entender algunos textos. Pero aun no confía, precavida, está atenta por si aparece algo que a los Saiyajin o a éstos "conocedores" les disguste. —"De todas maneras, no lo creo, todavía no creo que pueda estar en éste lugar y venir a sumergirme todo lo que quiero en éstas páginas." —Muy contenta, tararea sin darse cuenta.

Tan distraída y sumergida en su tarea, que no se percató del enorme Saiyajin que entró a la sala y pide quedarse a solas con ella. Pedir es una manera elegante de decir que técnicamente espantó a todos con su mala cara y su gruñido. Se acerca a ésa muchacha cuya vista está bloqueada por un enorme libro de texto.

Un escalofrío de terror recorre a Ami, siente demasiada quietud de golpe. Hace fuerza para cerrar el libro, pero alguien se lo cierra por ella.

—Ami Mizuno. —Nappa habla sacando el pecho. —¿O cómo prefiere que la llamen?

Ami toma aire y ya no puede exhalar. Todo su ser está aturdido, aun en el silencio largo e incómodo.

Nappa comprende su actitud, la niña apesta a miedo. —"…Recuerdo que Vegeta quería aplicar lo de percibir el Ki no solo en el nivel de pelea, también en la energía en general" —Aunque ni falta le hace, ella parece un libro abierto, pero con la boca sin palabras. Debe aprovechar y tomar el control. Aclara fuerte su garganta. — Bueno, Señorita Mizuno, con todas tengo diferencia de edad. Si por mí fuera, seguiría de viudo. Lamentablemente, la lagartija asquerosa de Freezer nos tiene bajo amenaza. Así que he pensado que como usted es la más prudente y calmada del grupo, podemos llegar a un acuerdo.

Ami parpadea, presiona la mandíbula y su puño. Un poco de nauseas empujan su estómago, sólo de imaginar a éste Saiyajin tratando de siquiera tocarle la mano. —"Es un viejo, más viejo que ese de la cicatriz que es igual al grosero." —Larga el aire, se inclina y se pone de pie. —Señor…Yo…

—Comandante, Comandante Nappa. —Le aclara, saca el pecho, quiere escuchar el NO de la mujercita bien claro e ir a la siguiente más moderada. Recuerda a la de cabello Dorado también, bastante tranquila, torpe, pero tranquila.

Ami tose en su puño, asiente. —Comandante. Yo, no sé qué tipo de trato usted espera.

Bien, no habiendo un no. —Unirme y…—Nappa quiere decir todo lo más frío y claro posible. Si bien es obvio que nunca van a haber sentimientos, para él es mejor. Las emociones no son nada más que un gasto de energía inútil para un Saiyajin. —Usted tendría un lugar en la casa, como Señora. Con todo el debido respeto e integridad que se merece.

—Oh, eh… Algo que no estoy entendiendo claramente es qué lugar ocupan las mujeres en su sociedad. —Ami dibuja formas sin sentido con su índice en la mesa. —Sé que sólo son ustedes los únicos sobrevivientes ¿Usted ha estado en el Planeta Vegeta antes de desaparecer?

—Sí, hablando de eso. Deben revisar el scouter, algunos archivos recuperados y nuevas investigaciones les darán información sobre nosotros. Ahora, su lugar en nuestra sociedad, sería junto a nosotros. Muy fácilmente dividimos entre débiles y fuertes. Los fuertes, sean hembras o machos, iban con nosotros a las purgas y batallas. Los débiles se quedaban haciendo tareas livianas. La hembra de Bardock era una mujer débil, se unieron a voluntad, ya que se acostumbraba que los fuertes siempre tuvieran parejas fuertes. —Observa cómo lo escucha con atención, eso le gusta. — Fue su decisión desobedecer nuestro mandato, por eso fue considerado débil, aunque estuviera en la fuerza del promedio. En cambio, yo, acepté en ésa época unirme por el mandato de la fuerza. Mi pareja era una guerrera y llegó a ser mi segunda al mando en el campo de batalla. —Saca el pecho, siente orgullo por ella.

Lo escucha hablar, no con cariño, sino con orgullo. Le molesta un poco, siente que su mujer fue un objeto de colección para él. —¿La quería mucho?

Nappa levanta una ceja, le parece chistoso. —Esas cosas son estupideces sin sentido. Jajaja. Hablo de respeto a su fuerza, orgullo, cosas reales. No sobre cursilerías.

—¿Entonces qué tipo de orgullo le daría yo? —Ami está confundida, también busca la manera de que él mismo se niegue a unirse.

Nappa la mira de arriba-abajo, se queja un poco al cielo, se encoje de hombros. —Creo que podemos llegar a un acuerdo de seguir con ésta farsa. Que eres fácil de manejar, por lo tanto será fácil estar contigo.

Ami acaba de conocer el orgullo, porque se lo han herido de forma directa. Frunce el ceño. —¿Entonces ése el tipo de relación? ¿Usted quiere una esclava, una sumisa? —Levanta el tono sin darse cuenta.

—Jajaja, no creo que una mujer débil como usted pueda cumplirme como una verdadera hembra guerrera Saiyajin. —Nappa observa cómo se enfurece con sus palabras, poco le importa. —Con que te ocupes de la casa, la administración de algunas tareas del hogar y no me avergüences en público o actúes con imprudencia. Que al menos por fuera, se note que eres digna de ser mi esposa. Porque como verás, un espécimen Saiyajin como yo, tiene de gusto a mujeres fuertes de verdad. —En su mente, Nappa cree que le deja bien claro que no va a tocarle un pelo… Pero en la mente de Ami:

¡Pero quién se cree éste maldito viejo! Habla como si fuera el Gran Señor Guerrero. Saborea el vómito de sólo imaginarlo en alguna situación íntima. Suda del miedo, presiona los puños. —¡Pues yo no soy una esclava! —Exclama desahogando su temor y mostrando su desprecio por cada palabra. —No voy a andar detrás de usted limpiando, lavando la ropa o lo que se le ocurra, no soy su sirvienta. —Está ofendida, los Saiyajin dicen una cosa y hacen otra. Primero les dicen que no son esclavas, pero luego salen con esto. Es muy obvia la postura que tienen sobre las mujeres.

Nappa escucha como le levanta la voz. —Solo espero que ésos gritos e insolencia sean por la propuesta que le traje, o que por lo menos sea de puertas para adentro. —Da un par de pasos a ella, la cubre con su sombra, se inclina. —Porque como ya le dije, espero muy poco de alguien débil como ustedes.

Ami tiembla, presiona sus manos en su pecho, éste tipo le muestra un lado tenebroso ahora mismo. Trata de mantener la compostura, pero está segura que el temor le sale por los poros. —"Por Dios, es un viejo y peor, un salvaje asqueroso."

Se jacta con una sonrisa para dejarle en claro su lugar. —Bien, cuando quiera. Un sí o un no. Sino iré a la siguiente o por descarte. —Se inclina de nuevo, pero da un par de pasos para retirarse.

Deja a nuestra intelectual y responsable amiga de cabello azulado con el alma colgada en un hilo y un insulto colgando en su lengua.

En la habitación, Serena tomaba un baño, con una cubeta para ahorrar agua. Veía una vela arder en el cuarto de baño. Piensa en lo que sucedió justo después de aquél beso, su amiga Mina, había entrado feliz con telas y nuevas ideas para vestidos. Hasta vió algunos diseños en los libros que han descubierto, de época medieval, combinados con algo un poco más de clase, como los victorianos.

—¡Serena! ¡¿No me escuchas?! —Mina siente a su amiga distante, la sacude para mostrarle diseños y esperaba su opinión.

—Oh, lo siento Mina. —Serena seguía en la nube, repitiendo una y otra vez en su mente cuando la tomó de la cintura y la apretó contra él. Parpadea y esconde los guantes. —¿Qu-qué me decías?

—¿Crees que al Príncipe le guste algo así pegado al cuerpo? Quizás bien apretado en un corsét, ya sabes. —Guiña el ojo y le da un par de codazos.

Serena empieza a tocar tierra, Mina, su mejor amiga está ilusionada con éste Saiyajin ¿Qué va a pensar si la elige a ella? Se siente la peor de las amigas. Sus ilusiones se esfuman, de inmediato siente tristeza. —Sí Mina, tu cuerpo es muy bonito, estoy segura de que te quedará bien y lo vas a impresionar. —Dibuja su sonrisa falsa.

Mina parpadea, su humor cambia al ver a su amiga de pronto tan triste y desanimada. —Pero Serena, tu también tienes un cuerpo bonito. —Frunce el ceño, le da un pequeño abrazo para animarla. —De verdad que sí, no te sientas mal. Quizás hasta puedas ver que alguno de ellos no es tan malo… Eeemmm, por ejemplo…Eh… El grosero no, pero su papá, se ve tranquilo. Es mayor pero no se le nota como al otro viejo pelón ¿Serán de verdad padre e hijo junto con ése peludo y alto? Voy a preguntarles. —Hace una lista de temas de conversación.

Serena la escucha. —Bueno, pero… El pelón, a alguna de nosotras tiene que tocarle. —Le desagrada pensar en alguna de sus amigas pasando por eso. —Si yo tuviera que hacer el sacrificio, no me molestaría. Es más, me parece más fácil elegir entre todas el que menos nos agrada que lo contrario.

—Ay Serena ¿Y tú? Debes ver por ti…

Serena sacude la cabeza, niega. —Ninguna va a tener lo que quiere, así que da igual.

—Ay amiga. —Mina hace un puchero enorme, la vuelve a abrazar, le da consuelo y desea que de alguna forma los sueños de amor y felicidad que algún día tuvieron se hagan realidad.

Toda la tarde estuvo con ella, hasta el final del día Mina solo charló de eso y las telas y peinados. Serena estaba en el baño pensando en ello, en las ilusiones de Mina. Está sentada en un pequeño banquillo en el medio del baño, con unos paños se limpiaba su cuerpo. Pasa la mano por la flama de la vela y sigue pensando y mirando a la nada misma.

—¡Serena! — Mina golpeaba la puerta del baño. —¡Ya sal del baño que se me enfría el agua! —Grita con tono preocupado, espera una respuesta apoyando su oreja en la puerta.

—¡Ya voy! —Serena se apura a vestirse.

Lita se acerca a la puerta e imita a Mina. —¿Está todo bien?

—Sí, solo que Serena se puso triste de pronto hoy. —Mina murmura.

—¿No estamos todas así? —Lita se cruza de brazos y suspira apoyándose contra la pared.

—Todas menos ella. —Milk se cruza de brazos, muy acusadora junto a Lita observa a Mina.

—Cuando proclamen mi coronación les daré primera fila, sólo para que vean que no soy rencorosa. —Mina les mueve el índice. Ven a Serena salir y musitar que el baño está libre. —Hm, en lugar de estar de metiches en lo que yo haga, deberíamos estar viendo por Serena.

Serena sigue secando su cabello y acomodando su flequillo. —¿De qué hablas Mina? Yo estoy perfectamente. —Sonríe brillante.

Justo que las chicas iban a interrogar sobre la situación de Serena, una presencia todavía más perturbada se hace lugar. —Aish, es que… Es todo, no, no se puede ¿Quién se cree? ¿Quién se cree? Me toma de débil, cobarde o qué…—Así se escuchaban murmullos de una joven de cabello corto que abría y cerraba el libro, como si azotara las puertas de su mente.

—¿Ami? —Serena levanta una ceja, acerca con precaución su mano, como si fuera a morderla.

—¿Sí? —Ami levanta el tono muy grosera.

—No pues, y yo que creía que la que más mordía era Milk. —Mina ondea su cabellera.

—Oye, no te metas en mis asuntos. —Ami se ofende.

—Pero qué asuntos puedes tener. —Muy burlona, Mina la provoca.

Ami suspira hacia adentro por la ofensa. —Yo también puedo tener una vida personal.

—Ay Ami, como si no supieras que Mina es una metiche. —Lita se pone de su lado.

—¡No soy una metiche! ¡Trato de ser buena amiga! ¡Ingratas! —La rubia les arroja una almohada. —Claro, pero si la santurrona de Serena les pregunta algo…

—¡Mina a mi no me metas en tus líos! —Serena le arroja una almohada, le responde con otra. Ya todo es gritos y discusiones, con uno que otro almohadazo de por medio.

Rei estaba casi escondida en el rincón del balcón, escucha el escándalo de sus amigas. Siente que va a añorar éstos momentos. Se apoya y mira al cielo nocturno, esta nublado y parece acercarse un frente frío.

—Más te vale no pensar en tirarte. —Raditz aparece volando frente a Rei.

Rei salta por la sorpresa, mira hacia adentro, sus amigas siguen muy entretenidas con su discusión. —No me tutee… Señor ¡Ha! —Es arrinconada cuando trata de huir.

—Bueno, acepto decirle Señorita, hasta que seas Mi Señora. —Raditz se inclina.

Rei traga duro, pone sus manos en su pecho. —No te atrevas. —Su voz tiembla.

—¿Y si me atrevo? ¿Me seguirías tuteando? —Raditz se inclina un poco más. —¿Alguna vez has volado?

Rei inhala profundo y antes de exhalar la toman de la cintura y se la llevan a las alturas. —¡Aaaaaah!

Raditz queda a una altura prudente, le tapa la boca para que deje de gritar. La sostiene firme y la mira a los ojos, muy fijo, con seguridad.

Esos ojos negros, depredadores por naturaleza, ahora puede leerlos perfectamente. Rei confía en él aun sin quererlo, por instinto sabe que no le hará daño. Parpadea, relaja su respiración y toca la mano que cubre su boca. Ahora ella trata de que lea en su mirada que no gritará más o hará alguna locura.

Quedan unos momentos viéndose, un poco de luz de luna todavía cruza entre las nubes de tormenta. Raditz una vez más experimenta un calor en su pecho al verla tan hermosa en sus brazos.

Los dos sienten lo mismo, una especie de fuerza que atrae sus cuerpos y les dificulta respirar. Sus ojos se entrecierran, están enfocados en sus bocas, se siguen acercando.

—¡NO! ¡Aléjate! —Rei voltea el rostro, trata de abofetearlo.

Raditz le sostiene la mano, la ve cabrearse como nunca. —Créeme que te partirías los dedos si te dejara completar el golpe.

Rechista al saber que tiene razón. —Bájame. —Ordena.

—Ésa actitud dominante e insolente puede que sea lo que me endurece la polla.

—No puedo creer lo maldito salvaje y degenerado que resultas ser ¿Pero de qué me sorprendo? Eres un Saiyajin. Un maldito, sucio y asqueroso anim ¡Mmh! —Un beso estampa su boca.

Raditz se hartaba de sus palabras de desprecio, las mismas palabras que usa Freezer y en lo que menos quiere pensar es en ésa maldita lagartija cuando este cerca de ella. El beso pasa de la lucha a la aceptación casi de inmediato. La aleja, se siente agitado, el vapor sale de su boca, sabe que se acerca una helada. —Tu… ¿En serio te niegas?

—Yo…—Rei quiere sonar convincente, sin embargo, verlo afectado por el beso. —¿Estás enamorado de mi?

Raditz escucha eso, abre grande los ojos y se dobla de la risa. — ¡¿Qué?! ¡Pero por favor! ¡Jajajaja! ¡Yo hablo en serio! "Amor" ¡Qué ridículo!

Rei forcejea de nuevo, gruñe y rasguña como puede. —¡¿Entonces para qué demonios me quiere como esposa?!

Raditz le dibuja una sonrisa ladina. —Te lo dije, quiero tomar mujer…—La presiona de nuevo contra su cuerpo, con su vista saborea su escote que enrojece por su lucha.

—¡Pues ya me tomó! ¡Ahora suélteme!

—Mmm…Pero tengo algo, algo que me dice que puedes dar más… Mucho más. —Raditz gruñe con lascivia, la presiona para que sienta lo duro que lo pone, como le atrae, le gusta.

Un calor repentino, como una explosión entre sus piernas, la deja roja y cubierta de sudor. Sus piernas y todo su cuerpo flaquean en sus brazos. Lo odia, lo desprecia. —"Cuerpo traidor." —Sacude la cabeza, se niega totalmente a admitir nada.

Raditz pasa su pulgar por esos labios que lo maldicen. —Dulce y amargo. Un fuego que quema…—Dice exactamente lo que pasa por su mente. Parpadea, siente que bajó demasiado la guardia. De nuevo éste calor en su pecho, pero ahora se combina con latidos fuertes.

—Te casarás conmigo, luego te aburrirás y te casarás con otra—Rei lo acusa, aunque su voz suena acalorada. — ¿Harás un Harén? Oh…—Un pecho es masajeado en ésa enorme mano.

Presiona sus senos, su otra mano baja a su trasero. —¿Por qué preguntas algo así? ¿Te excita imaginarme con el cuerpo lleno de las manos de otras hembras? —Raditz en éstos momentos sólo tiene ojos para ella, para Rei y todo el fuego que quiere sacarle de adentro.

Escenas sucias pasan por su mente, lo peor es que parecen fantasías sexuales involuntarias. —Demonio. —Repite y cuando lo dice ve una enorme sonrisa ladina y brillante en la oscuridad de la noche. Puede ver una bestia enorme, como un mono gigante rugiendo, gritando y destruyendo. Algo sucede cuando los ojos rojos la enfocan, ése demonio es Raditz. Sacude la cabeza y el escalofrío le deja la misma sensación de temor que tenía unos días antes de que los Saiyajin llegaran.

Raditz frunce el ceño un momento, la ve temerosa de golpe. —¿Estás bien? —La presiona entre sus brazos, no de una manera provocadora, sino para protegerla.

—Sí…—Rei traga saliva para aclarar su garganta. —Quiero ir a mi casa. —Lo dice sin pensar y con el tono calmado.

—Hmp, admito que me gusta que me digas Demonio. No sé porqué, pero lo dices con un tono, como si me conocieras por completo. —Raditz sonríe un poco para cambiar de tema. La verdad es que sí, él es de todo menos un santo.

—Bien, ya basta. Quiero volver a mi cuarto. —Rei trata de forcejear de nuevo.

Raditz sabe que debe apurarse, la tormenta está llegando. —Voy a hacerlo, si prometes ya no pensar en hacer ésa locura.

—Pfff, jajajaja ¡Mhh! —De nuevo ésa boca aterrizando en ella, pero ésta vez buscando movimiento, correspondencia. Sus labios trata de masajear los suyos, su lengua empuja con fuerza. El recuerdo de ésa lengua entre sus piernas hacen que Rei ruede los ojos hasta la nuca.

El cuerpo de la hembra se curva, se inclina con ella y la sostiene de la espalda. Cuando los labios de Rei responden, Raditz afloja la fuerza del beso, lo hace lento. —La próxima… Será en la noche de bodas.

Rei escucha eso y con todo su cuerpo hasta sus labios traicioneros; niega con la cabeza. —Muerta.

Raditz la sacude un poco entre sus brazos y la pone frente a frente. —Te lo digo Rei. —Presiona los dientes. —Eres mía ahora. Y ya no puedes decidir algo así.

—Haré con mi vida lo que quiera.

—Entonces espera a verme hasta debajo de las piedras, porque te tengo bien vigilada. —La deja en su balcón, ya no hay luces encendidas.

Rei entra de puntitas, cierra despacio. —"Dios, todo parece un sueño… ¡¿Qué?! ¡No, no! ¡Un mal sueño quise decir! ¡Una pesadilla!"

—¿Cita nocturna? —Mina está cubierta hasta la cabeza con las sábanas, así como Serena, que también ya tiene bastante curiosidad.

Rei no sabe qué vieron y qué no. Actúa natural, ondea un poco su cabello. —Estaban de escandalosas aquí adentro y decidí ir al balcón, renovar el aire. —Lo que le faltaba, vigilantes en todas partes.

Mina y Serena comparten una mirada cómplice. Serena da un paso. —¿Ah sí? ¿Cambiar el aire en el cielo?

Presiona los puños y queda tiesa, sip, la han descubierto. Se voltea. —Chicas. —Sin parpadear agranda los ojos.

—Oh, está bien, está bien. —Serena hace señas de secreto con su boca y su dedo. —Guardamos el secreto.

—Claro, confía en nosotras. Es bueno saber que uno ya está descartado. —Mina ondea su melena trenzada. —Bueno, dos. —Hace señas con los dedos. —Porque el Príncipe…

Serena recibe una mirada de Mina, se pone roja, no sabe bien a qué se refiere.

—Es mío, ya saben. —Mina concluye su oración.

Rei empieza a cambiarse para dormir. —¿Y si no te elige?

Mina se toca el pecho. —¿Cómo se te ocurre algo así? — Se va a su cama. —Mañana mismo, nos invitaron a una cena y ahí mismo le haré mi propuesta.

—Mina estás loca. —Habla la que fantasea con matarse.

—Loca nada. Decidida. —Mina levanta su índice, se cubre para dormir. Se siente ansiosa y feliz ¿Qué puede salir mal?

Serena se llama al silencio, se cubre hasta arriba. Siente culpa y nervios. Ése beso se ha transformado en su peor fechoría, teme que su amiga la descubra o peor…—"¿Y si el Príncipe dice algo? ¿Qué pasaría si no elige a Mina? No, no… Él no puede elegirme a mí sólo por un tonto beso ¿verdad? Mina jamás me lo perdonaría." —Se aferra fuerte a las sábanas. —"No, no… Mañana en la cena, todo será sobre Mina, todo lo va a acaparar mi amiga. Sip, será la mejor, el Príncipe no podrá negarse." —Serena está decidida también, los sueños de su amiga se harán realidad.

En una zona distante de la galaxia, el ejército de Freezer recibía la noticia de cómo a todos los rincones del Universo les llegó el chisme de los Saiyajin.

—Lord Freezer, Lord, Mi Lord. —Sorbet trata de que lo escuche, tropieza un poco. — ¿En serio no le preocupa? Esto se hizo más grande de lo que esperábamos, hasta hablan de una, de una reconstrucción de la raza y el Reino Saiyajin.

Lord Freezer indiferente, se acerca en su silla flotante y lo intimida mirándolo a los ojos. —Me importa un maldito comino, Comandante Sorbet. —Para él, son solo chismes y revuelo para nada. —Ahora lo que sí me molesta, es que mis propios subordinados duden de mi liderazgo. —Levanta un dedo, lo empieza a cargar con su láser. —Espero que no esté usted por ahí, contagiando sus dudas sobre mis decisiones. Porque yo sí que no dudaré en despellejarlo, sólo para demostrar lo seguro que estoy de mi poder. —Baja el tono, sádico lo observa. —Como puedo deshacerme de ti, de los Saiyajin y de cualquier planeta entero.

Tiembla, siente que es su fin. —P-Por favor, Mi-Mi Lord, y-yo me preocupo por usted. E-es todo.

—Hmmm. —Lord Freezer se aleja. —Voy a mi sala principal. No quiero que nadie me interrumpa.

Sorbet se inclina, casi al suelo como un simple esclavo. Escucha la puerta automática abrirse y cerrarse. —Algo ha pasado… Hay algo extraño…—Sorbet murmura, mira a los lados con miedo de que alguien lo escuche.

—Muy pensativo Sorbet. —La anciana Berryblue lo intercepta.

—Así parece. —Kikono lo encierra del otro lado.

—No es de su incumbencia. —Sorbet los manda al diablo.

Berryblue es una señora mayor de pocas pulgas, los empuja a una sala pequeña de limpieza, donde no hay cámaras. —¿Has visto algo sospechoso respecto a la actitud de nuestro Señor?

—¿Como que se queda solo durante horas sin hablar con nadie? —Kikono habla con obviedad.

—No, más bien que no le preocupe lo de los Saiyajin. —Sorbet se muerde de la rabia.

—Sí, bien recuerdo que el antiguo Rey Vegeta III era aliado del Rey Cold. —Blueberry apoya la idea. —¿Estará buscando una alianza similar ahora? Debemos recordar que fue la época de mayor expansión del imperio y hace tiempo que…—Blueberry los mira con sospecha. —Que estamos un poco detenidos en crecimiento y riquezas.

—¡¿Y por qué nos miras a nosotros?! —Sorbet se ofende, se cubre la boca cuando le rechistan, pidiendo silencio.

—Bueno, nada más digo. Eres el segundo al mando, su "Visir" técnicamente… —Blueberry sigue. —¿No sería tu responsabilidad mantener el ejército fuerte?

Kikono insiste. —En conclusión, si a ti te va bien, a nosotros también. No es bueno lo que ha pasado con los Saiyajin. Imagina si vuelven a ser parte del Imperio como antes o peor…Muchos murmuran sobre el hecho que se unen a ésas hembras débiles, creen que es un cambio o una rebeldía contra nuestro Lord. En el peor de los escenarios, ellos armarían un motín contra nosotros.

—Es obvio, debemos quizás tomar el asunto en nuestras manos. —Blueberry sabe muy bien como ir manteniendo su estatus. —Tengo unos contactos, quizás ellos sepan de cómo "ponerle fin" a la Ascensión del Nuevo Reinado Saiyajin.

En un planeta lejano, casi desértico, una pesadilla se repetía en su mente.

El Cristal de Plata… Encuentra el Cristal de Plata…

Una figura a oscuras, una mujer, por detrás la luz de ella lo enceguece. Es tan extraño. Despierta de golpe. Toma agua y como siempre, no le presta atención ni le da valor alguno a lo que ve en los sueños.

—Jaja ¿Mala noche? —El anciano se acerca con las manos hacia atrás.

—Je, ya desperté anciano Potage. —El joven se alista con su traje negro y una capa por la tormenta de arena en lo que llama su hogar, el Planeta Potofu.

—Pues nunca está mal que me cuentes, hay veces que ésas visiones te han ayudado. —El anciano calienta una tetera. —¿Recuerdas cuando fuiste a hacer un "trabajo" en el Planeta Cuntilha? Soñaste con una puerta justo debajo de tus pies que te ayudó a escapar.

Rechista y se ríe. —Hay cosas que se llaman instintos, el subconsciente está lleno de ello.

—Entonces cuéntame ¿Algún numerillo para la lotería? Ah, Ah…—Le da codazos en el aire con una sonrisa pícara.

El joven de cabello negro se ríe junto a él. Comparte sus secretos y aventuras con el anciano. No va a negar que siempre se sintió distinto, diferente y más cuando interactuó con los pocos seres vivos que se cruzó cuando era un niño. Apenas recuerda pedazos de su pasado, un escape con un par de niños más, ya ni ve sus rostros. Sólo sabe que terminaron siendo vendidos por separado en un planeta mercante. Él logró escapar, poco le siguió interesando su pasado. Vive el hoy y el ahora, como un mercenario a sueldo.

Recorremos el Universo, donde ya no hay rincón en el vacío, el chisme de la unión de los Saiyajin se ha esparcido como polvo de estrellas y las especulaciones son el gran tema de intercambio en los planetas Mercaderes, incluso el Planeta Tech-Tech.

—¡No lo puedo creer Gure! ¿Cómo pudiste hacerme esto? —Tarble le reclama a su esposa, se siente humillado.

—Por favor Querido… —Pone los ojos en blanco, busca una herramienta en el fondo del cajón. —Luego dicen que los Saiyajin no tienen sentimientos, son las reinas del drama.

—¡¿No te das cuenta que es humillante?! ¡¿sabes hace cuanto no veo ni me comunico con mi hermano?!

—Pues qué buena manera de rearmar la relación. —Gure no llega a una estantería, alguien la ayuda. —Oh, gracias Dieciséis. —Presta atención a la nave que está reparando.

—Ni siquiera vino a nuestra boda. —Tarble se cruza de brazos, refunfuña. Mira de lado a Dieciséis. Este androide no entendería su situación.

—En primer lugar, no lo habías invitado y ni siquiera me dijiste que eras hermano del Príncipe Saiyajin. —Gure le recuerda sus faltas, lo acusa como si quisiera apuñalarlo con el destornillador.

—No es importante. —Rechista, sigue maldiciendo entre dientes.

—Sí lo es, porque eso te haría a ti un Príncipe y a mí, una Princesa. —Levanta el mentón al cielo con orgullo.

—¿Problemas en el paraíso? —Entra un joven de cabello negro y largo hasta los hombros, cargando un par de motores.

—Por favor hermanito, aprende a no provocar a una mujer. —Una rubia casi idéntica al muchacho entra cargando el ala de una nave en una plataforma flotante. —Especialmente una que pueda "apagarte".

Se ríen todos menos el Príncipe Tarble. —No soy tonto, Vegeta jamás contestará. No quiero ir donde no me invitan.

Justo que Gure iba a seguir argumentando, un argumento todavía más contundente llega. Abre el comunicado en la Computadora, agranda la imagen por medio de holograma. —"Desde nuestro más sincero respeto, será un orgullo tener a otro miembro tan importante de la familia Real. Atentamente, Los Saiyajin de la Tierra…" —Gure leía en voz alta. —Hmmm, eso de ser concisos es de familia.

—No puedo creer las situaciones a las que me sometes. —Tarble se frota la sien ante la inevitable migraña. —Diecisiete, Dieciocho ¿Ustedes comprenden verdad? Ustedes no se llevan y si no fuera que trabajan juntos, no se verían en todo el día.

—Ah, en eso sí que tienes razón. —Dieciocho se da la espalda con su hermano, los dos hacen un sonido de desprecio.

—Por tener escrúpulos no les toqué una parte bien profunda del cerebro. —Gure acelera un destornillador eléctrico.

—Bueno, gracias por salvarnos de ésa peste. —Diecisiete se inclina con respeto.

—Nunca sabré bien de qué estaban infectados… Sólo sé que les quitaba la energía de a poco, los mataba por dentro. —Gure queda pensativa, mira a Diesciseís, a quien lo único que pudo salvarle, fueron sus recuerdos. Diescisiete y Dieciocho, están modificados a nivel celular con nano tecnología.

Tarble observa a su esposa muy pensativa. —Tal vez ahora tengamos respuestas, quizás tiene algo que ver con lo de ésa Reina Beryl que estaba antes de llegar el Ejército de Freezer.

—Bien recuerdo, —Dieciséis relata. —que lo único que se supo, es que cuando ésa Reina tomó el poder, casi se extinguieron los terrícolas. Los pocos que escapamos nos enfrentamos desprotegidos a los peligros del espacio.

—Ah, pero qué bueno que nos compró una familia rica. — Dieciocho presume un poco con ironía.

Tarble y Dieciséis seguían yendo y viniendo con partes de naves. Sacando lo que ya está armado y metiendo las partes para armar.

—Primero. —Gure se enoja con el tono de la rubia. —No son esclavos y segundo ¿Qué otra opción tenía? ¿Dejarlos morir porque nadie iba a comprarlos en el mercado de esclavos por estar tan enfermos con lo que sepa Dios qué les pasaba?

—Me gustaría ver más terrícolas. —Dieciséis repite recuerdos de prados verdes y aves. Aunque también de maldad y destrucción.

—¡Decidido! ¡Nos vamos de viaje! —Gure da unos pasitos de baile junto a los gemelos Diecisiete y Dieciocho.

Dieciséis también quiere unirse al festejo, suelta el propulsor que cargaba, pero lo suelta sobre le pie de Tarble.

Da un grito de dolor y ruge con todas sus fuerzas. —¡¿ACASO EL ESCLAVO EN ÉSTE PLANETA SOY YO?! ¡Hay que terminar éste trabajo para hoy! —Todos se aturden y vuelven a sus tareas. Gure mira de lado a su esposo, una vez más en unos segundos de furia, el Saiyajin casi rompe todos los vidrios de alrededor.

De vuelta en el Planeta Tierra, una cena, una cena de compromiso está a la vuelta de la esquina. Mina ayudaba a todas, por más mala cara que pusieran, ella seguía en modo positivo. —"Torre, torre, torre… Los ánimos y la energía bien arriba. Por más de que quieran bajarte al sótano, nop. Ni al primer piso." —Ve a su amiga Serena por fin salir del baño. —¡Ay no! ¡Tú no vas a salir así!

Un vestido sencillo, casi un estilo de camisa con un lazo dorado. Una especie de camisa grande de algodón de modificó. —Hmp, me ofende tu opinión de mi costura. —Frunce el ceño, ella hace su mejor esfuerzo en que toda la atención esté en su amiga, no le importaría haberse envuelto en los harapos con los que salió de ésa prisión.

Pero es hasta para Ami, demasiado de muy poco. —No, a ver… Ni siquiera es un blanco brillante. —Busca en su cajón, un lazo azul largo. —Mira, éste le da mejor contraste.

Rei agarra su peine y la sienta. —El lazo dorado podemos recortarlo, hacer unas pequeñas trenzas.

—No, no. —Se pone roja, pero no tan roja como el rubor que le pone Lita a la fuerza y los tirones en su cabello. —¡Au!

—¡No te quejes y confía! —Rei la tironea todavía más. —Mira qué bonito quedó el cabello de Mina con ése moño rojo que le puse.

—Oh, tengo unos aretes pequeños y dorados. —Lita los busca. —No estoy segura de qué metal son, pero están bien limpios y pulidos. Para unas horas servirá.

—Y te ajustamos un poco el corsé…—Ami estaba detrás, escucha el jadeo ofendido y sorprendido de Serena. —Hmp, es para que recuerdes caminar con la espalda derecha y la frente en alto. —Exhala, en su mente todo repica con ésa propuesta. Está tan cabreada y ya planea contraataques verbales. —"No bajes la cabeza Ami, por más de que no te quede de otra más que aceptar su propuesta."

Sienten el golpe de la puerta, el guardia les pregunta si ya están listas para salir. Mina puede sentir nervios en el estómago, llegó su momento. Saca el pecho, aun más alto. Serena la ayudó a maquillarse y hasta a remendar los volados de su vestido durante horas, un vestido hecho de un color durazno como sus labios y tul fino. Todo muy, pero muy difícil de conseguir. —"Por eso ayudo a Serena, pobrecita, me ha ayudado tanto que apenas pudo remendarse una tela." —Todas la siguen, con mucho menos miedo que la primera reunión. —"Eso chicas, confíen en que puedo guiarlas."

Una sonrisa enorme ilumina todo el pasillo que caminan, ésa sonrisa es de Mina. Las puertas dobles del comedor central se abren. Una mesa larga y a un lado, los Saiyajin.

Vegeta se había vestido sencillo, un traje de lucha con una pechera blanca, sin hombreras. Los demás vestían lo mismo, estuvieron un par de horas discutiendo si cambiarse o no luego de entrenar y luego de pelear por si bañarse o no. Vegeta quería dar una buena impresión, por lo menos, la más decente que pudiera. —Señoritas. —Antes de que ellas hicieran lo que sea, se inclina primero.

Las chicas están desprevenidas, de inmediato responden a la reverencia. Esta vez es un gesto bastante largo y hecho a la perfección. —Príncipe Vegeta. —Todas dicen al unísono.

Mina toma la delantera, pone una mano en su pecho. —Estamos tan agradecidas. Esta será una oportunidad para poder charlar y establecer un acuerdo entre cada una.

Los Saiyajin levantan una ceja, la rubia está feliz, las demás pues… Parecen empezar a preferir haberse quedado en el calabozo de donde salieron.

Vegeta aclara su garganta, les señala la mesa para sentarse. —Espero hayan visto un poco de la información que enviamos y les haya servido.

Ups, Mina no tuvo tiempo de hacer su tarea, sólo en corte y confección. —Solo unas horas… No he estudiado todo a fondo. —Mira para atrás a su confiable amiga de cabello azul.

Ami pone los ojos en blanco. —"De verdad, en serio, ésta loca piensa hacer esto."

—Si trajeron el scouter, muy pronto tendrán uno cada una. —Vegeta mira a Serena, que parece querer esconderse detrás de las enormes cortinas blancas de la ventana. —Por si tienen alguna duda o para comunicar cosas importantes.

—Les recomendamos usar sólo la línea interna. —Bardock habla, toma asiento. —Porque como sabrán, Freezer nos vigila…

—Por como entendí, ustedes…—Ami se sienta, todas la siguen. —También purgaban planetas, los conquistaban y los revendían. —Todas sienten un trago amargo al escucharlo en voz alta.

—Hmp, sí. —Vegeta sonríe de lado, recuerda las historias de su padre sobre la época dorada de los Saiyajin. — Podemos decir que fuimos una empresa, y nos "compró" una empresa más grande. Es la ley natural, el fuerte domina al más débil. —Toma la copa que le sirve el sirviente terrícola, a propósito, lo asusta mirándolo de mala manera.

El sirviente tiembla y sigue sirviendo a los demás, temblando del miedo. Casi se le cae la jarra y una mano lo ayuda y hasta le acerca la copa.

—Tranquilo, está haciendo un buen trabajo. —Serena ayudaba al pobre hombre, da una mirada de desaprobación al Príncipe Vegeta.

Ésa mirada dura solo milésimas, Vegeta la absorbe sin decir nada. —"Me gustaría saber… Si eres siempre tan bondadosa o es sólo una máscara que usas." —Vegeta mira a la otra rubia, que vino bien arreglada, casi ostentando un título de Embajadora o Princesa por sí sola. Mira a una, luego a la otra, sentadas juntas. —"Me parece tan extraño ver tantos tonos de cabello, no son iguales. Pero juraría que son hermanas." —Por alguna extraña razón, mira a una y la otra, iguales... Diferentes…

Serena traga saliva, en medio de la mesa hay velas, pero eso no detiene la oscuridad de ésos ojos. Se relaja al ver que también presta atención a Mina, sin embargo, puede que sea porque entre Ami y ella no dejan de parlotear sobre la historia Saiyajin. Observa al mayor de ellos, no al más alto, porque además de la cicatriz y hacer ruidos como un animal sarnoso, tiene el olor a uno. —"Sospecho que es ésa piel verde. Quién sabe qué animal de qué planeta habrá matado para obtenerla." —Serena larga un pequeño hipo del susto, el sujeto ése, se abalanza sobre la comida que ponen en la mesa. —"No, no… Es demasiado salvaje y sucio." —Su vista busca de nuevo al alto y calvo. Bastante menos salvaje. O eso opinaba cuando tal cual los demás, se abalanza sobre la comida.

Milk hace gesto de asco, ni al perro más muerto de hambre o las propias chicas comían así. Prueba la comida. —Si a esto le llaman comida…—Pone los ojos en blanco, un golpe en la mesa la hace voltear, ella controla su exaltación. Quiere mostrarse sin emociones más que el desprecio profundo.

Kakarotto escucha eso, se cabrea. — ¡Si no te gusta ve a comer lodo afuera! —De verdad que no le gusta que desprecien la comida.

—Haaa…—Muy irónica Milk sigue y frunce los labios.

—¿Tu puedes hacer algo mejor? —Con la boca llena, Kakarotto sigue desafiándola.

—Pues, un poco de aceite y sal… Algunas hierbas que encuentro por ahí. —Milk presume. —No se necesita ser un genio, sólo tener cerebro. Pero tu no sabes de eso.

Bardock toma ésa nota mental, después su vista se va a la de ojos verdes que empieza a hablar.

—Tal vez algo de arroz para que llene más el estómago. —Lita habla con Milk, está con los ojos abiertos viendo si acercar la mano a un plato y arriesgarse a perderla.

—Es la poca comida que hemos logrado conseguir aquí. —Vegeta habla y termina de masticar. —Estamos a contrarreloj, tratando de no comer tanto y ver más recursos.

De un momento al otro, las chicas ven que se detienen completamente de comer. El Príncipe las observa sin entender, mira de reojo a Nappa.

—La comida es la misma que les hemos enviado siempre. —Nappa les dice. —¿Acaso no les gustaba?

—Oh, gracias. —Serena ve su oportunidad para comunicarse con el Comandante, hasta le regala una mínima sonrisa. —Sólo no queremos que ustedes pasen hambre y—

—No sé qué sabor tendrá un terrícola. —Kakarotto da un comentario que les crispa los nervios.

—No muy bueno. —Raditz mira a Rei, ella se pone de todos colores, está callada como las piedras. — Y lo digo porque se supo que la tribu caníbal enfermó por comer su misma especie.

—Pero nosotros no somos la misma especie. —Kakarotto vuelve a insistir. Sonríe con sadismo imaginándose con un hacha y cortando en cachitos a ésa altanera.

El Príncipe larga una risita sarcástica. — Ni Broly, que ha estado en un Planeta con insectos, se le ocurre comer cualquier cosa como a ti. —Vegeta lo señala.

Broly solo gruñe, no sabe si lo están defendiendo u ofendiendo. Voltea la vista, todo esto le importa muy poco.

—¿Y Broly y Kakarotto son su mano derecha? —Mina quiere también llevarse bien con quienes son cercanos al Príncipe.

Vegeta hace gesto de asco, mira a Serena, sabiendo que ella conoce la respuesta. —¿Quieren adivinar?

Serena da un salto y derrama un poco de agua que estaba bebiendo. Se disculpa casi inaudible, pero todos los ojos están en el Príncipe y su respuesta.

—El Saiyajin no sabe de eso que ustedes dicen "amistad". —Vegeta pronuncia ésa palabra con desdén. —Sí sobre lealtad y honor. Por sobre todas las cosas, lo único importante para un Saiyajin es la fuerza. La fuerza te mantiene en el poder. — Presiona su puño en la mesa. —El más fuerte de nosotros… Es Broly.

Mina traga duro, eso le dio escalofríos. Observa por unos segundos a ése tipo que huele feo, se cubre la boca y baja la mano disimulada. —Oh… ¿Cómo es eso? ¿Es su Capitán o un General? —Teme hablar directamente con el susodicho.

Broly oscurece todavía más su mirada, inclina la cabeza y su flequillo cubre sus ojos. No sabe porqué ésa hembra pregunta por él. Le molesta y mucho, quiere ser invisible.

Vegeta da una sonrisa ladina, le parece curioso el interés de la hembra en el más fuerte de ellos. —Le dicen "Legendario", porque es el único que puede ser tan fuerte como un Ozaru, pero sin transformarse.

—¿Ozaru? ¿La leyenda? —Ami recuerda un poco. —Se-Según entendí ustedes también tienen ése poder.

—Pero nos transformamos en una bestia gigante. —Nappa le habla. —Un mono…

—Que larga "fuego por la boca" y ruge destruyéndolo todo. —Milk habla. —Los pobladores y algunos sirvientes han comentado.

Vegeta de nuevo, agranda su sonrisa maligna. Le agrada que les teman. —Imaginen el poder de Broly, que ni cortándole la cola se pudo controlar.

—¿Qué pasó con sus colas? —Lita pregunta espontáneamente. Los ve tremendamente ofendidos. Se cubre la boca por haber cometido una torpeza.

—Grrr… Castigo de Freezer. —Bardock responde con rabia, dobla la copa metálica en su mano.

—Papá... —Kakarotto con tono de advertencia, sisea. Es muy vergonzoso para ellos.

—¿Papá? — Mina chilla de la sorpresa, trata de limpiar el ambiente con su autentica curiosidad. —¿Ustedes no son hermanos? —Señala a Bardock, Raditz y Kakarotto.

—Kakarotto y yo. —Raditz de manera juguetona, pasa un brazo por encima de su hermano. —Mi padre, un hombre de honor. —Se escucha a Bardock gruñir. —Desposó a mi madre, en paz descanse, cuando se preñó conmigo.

—Éramos jóvenes, mucho… No nos unimos por el nivel de pelea. —Toma una jarra de vino y se la bebe completa. —"Esta mierda no siquiera quema…"—Hace mala cara. Ahí se da cuenta. —¿No piensan comer? —Con tono serio y casi regañándolas.

Las ven algo sorprendidas, ellos no comprenden porque están tan penosas para comer. Les preocupa verlas apenas mordisqueando los alimentos.

Rei da un bocado a un trozo de pan, da un salto al darse cuenta que Raditz la mira tan atentamente. —"Me gustaría saber qué piensa ése demonio…"—Frunce el ceño muy enojada.

Y lo que piensa Raditz es…—"Mierda ¿Sólo eso come? Con razón sus brazos parecen ramitas, tiene que alimentarse mejor ¿Cómo piensa cargar una cría mía?" —Niega y bebe de su copa.

Mina sonríe y halaga la comida, habla de lo mucho que ha mejorado su situación y cómo está agradecida. —"Me mira, el Príncipe me mira a mi ¡Logré llamar su atención de verdad!"

Al menos eso cree Mina, porque la verdad Vegeta piensa…

—"¿Por qué no come bien? Está jugando con ésa sopa ¿Estará enferma? —Frunce la vista, trata de "leer" su energía. —"Es tan débil, creo que la única ventaja será que es fácil de manejar…"

Si el Príncipe sólo supiera que el estómago de Serena se ha cerrado completamente por los nervios. —"Que deje de mirarme, por favor, que deje de mirarme ¡Dios mío por favor!" —Esos ojos negros parecen clavarla contra la silla.

—¿Está todo bien? —Vegeta pregunta directamente a Serena y cuando la hembra lo mira a los ojos, cae en cuenta de lo mucho que quería sentir ésa mirada azul sobre él.

Serena toma aire, queda fría. No quiere que nadie se dé cuenta, así que baja la cuchara, se limpia la boca. —Lo siento A-Alteza…Yo…—Empieza a enrojecer, debe escapar. —Alteza voy al baño. —Hace reverencia, el Príncipe solo asiente despacio.

—"¿O te avergüenza mucho o quieres fingir que el beso no pasó?" —Vegeta se siente todavía más intrigado. —"¿Quién eres en verdad Serena? ¿Puede existir alguien como tú?"

—Te acompaño. —Rei se levanta y hace una reverencia, sigue a su amiga. Por suerte al doblar por la cocina, unos sirvientes las ayudan a encontrar el baño del servicio. Rei se recuesta contra la puerta, suspira en voz alta. —Dios, al fin cinco minutos fuera del infierno.

—Jeje. —Serena se ríe sentada en el inodoro. Toma un poco de papel para secarse el sudor de las axilas. —Uuufff, sí, un infierno a fuego lento. —Las dos comparten unas risitas, suspiran con alivio.

—Podemos decir que te dio diarrea. —Rei sugiere.

—¡Ay Rei! —Serena exclama ofendida, pero se ríe junto a su amiga. —¿Quieres pasar?

—No, gracias. —Rei responde. —Me siento bien aquí, tomado aire ¿Quién sabe la peste que habrás dejado? Jeje. —Escucha una patadita en la puerta. También aprovecha para estar así, fuera de ése comedor apestado de diablos. — Tomate el tiempo que necesites Serena. —Siente a su amiga muy tensa. —"Si el estrés hasta le quitó el apetito, debe sentirse realmente muy mal."

Serena se percata de que se debe notar demasiado su malestar, tanto como para que su amiga no le grite que madure y salga a tomar el toro por los cuernos. Se lava el rostro, recuerda el pequeño contenedor de maquillaje que le dieron sus amigas. Retoca sus mejillas y sus labios, acomoda su vestido y su flequillo. Mira por la ventana, hoy no hay luna, hoy otra vez la tormenta de arena parece estar a punto de desatarse. —Bien Serena…—Habla en el ambiente tranquilo y el silencio del pequeño baño. —Soñaste tanto con ser libre, que ahora que lo eres, te quejas. —Se mira a los ojos en el espejo, toca sus labios. Entierra el recuerdo. Unos golpecitos suaves la hacen saltar. —Ahí salgo Rei, lo siento. —Dibuja su mejor sonrisa. Una figura fornida y firme cubre su paso.

Ésa sonrisa se desarma como arenilla al encontrarse al Príncipe Vegeta esperándola al abrir la puerta.

—¿Te encuentras bien? —Vegeta con las manos detrás le consulta y viéndola fijamente a ésos ojos azules. Saca el pecho para que él y sólo él sea el objetivo de su mirada.

Pone una mano en su pecho, tratando de controlar a su corazón traidor que se desboca al tenerlo así de cerca. —"Dios mío… Sálvame."

Hola qué tal, ya, ya, lo sé, muy malvadosa dejando el cliffhanger ése ¿Teorías o conclusiones? Pues yo creo que hay varios arroces en ése tazón :3

Saluditos…

Nita-chan84: Ay, zí, maldito basstardo ése Rabanillo. XD Así, dios le da pan al que está a dieta, jsjsjs. Mina, pues… La situación de Mina, en especial lo que está pasando Serena que no quiere estar ahí o que Mina la resienta ¿Qué pasará? ¿Pelea de gatas? :V Sí… Khe? Ay no Bien que el Broly era el segundo que de seguro pidió ir a regar el arbolito. Pero ya veremos, ya veremosss… Aquí ya se revelan algunas cositas, pero, peeero, esto recién empieza a cocinarrrse. Veremos con quien queda cada quien, ya el papito suegro ahí apuntando a la Milk ¿Se imaginan? MMmm ¿Seré tan diabólica? Sigan en el mismo canal, jajaja. Un beso enorme mi ciela!

Kaysachan: La Rei, ni lerda ni perezosa, ella tomó el toro por los cuernos, pero ni se imaginaba las repercusiones. El Raditz gozando más del chisme, como gato que ya se comió al ratón :V no pues sí. Y el Mamo, pues, blanco es y gallina lo pone ¿Qué pasará qué misterio habrá? Puede ser mi gran nocheee. Una veladora para el Broly que fue namás por el menú. Y hablando de menú y los gatos lunares ¿Qué habrán comido en ésa cena? :V No sé, pero chisme sí que comimos a puños. Jajaja Un abrazo grande, buenas vibras para ti y ésta temporada navideña. Yo queriendo volver a leer el calendario y la vida adulta dándome madrazos T_T

OhaioIzumikun: Muchas gracias por tu rw. Pues sí, la Rei es puro fuego, claro que sí. Jajajaj, y hay que veeerr, hay que veerr, mucho chismecito caliente en éste cap. Y sí, puras especulaciones ¿Será? ¿Será? Jajaja la Milk sin dejar de redoblar la apuesta, el Kakarotto tirando la cuerda y el papito suegro echando un ojo. Hmmm… Lo que sí, veremos si luego de elegir la relación de Mina y Serena sigue igual ¿La decisión está tomada? Sintonícenos en el mismo canal pues. Jaja Un abrazo grande.