Lala Lulu: Vierneeeess! Al fin un viernes como dios manda, pues aquí estamos mis cielas. Las parejas se formas, se agita el avispero. Agárrense queridas, agárrense. Más de un intercambio en ésa comida, donde desde chismecito a cachetadas comeremos ¡A leer se ha dicho!

¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!

No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…

Capítulo 4

Vegeta ya no se aguantaba, la vio irse al baño y si iba acompañada de la morena que Raditz persigue, puede que sea porque se siente mal. —"¿De qué se habrá enfermado?" —Una mirada rápida a Raditz y se levanta de inmediato.

Mina se exalta casi por reflejo, aclara su garganta y trata de seguir al Príncipe. —A-Alteza ¿Todo bien? —Hace una reverencia.

—Continúen comiendo. Voy al baño. —Vegeta lo dice con mala cara y se va.

Mina siente un puñal en el estómago, frunce un poco los labios. Una sensación de tristeza parece querer quitarle su buen humor. —"¿Qué pasa? ¿En qué estoy pensando? ... Serena se fue… El Príncipe, él…"—Mira la silla de Serena, mira en dirección de la silla del Príncipe ¿Sería posible? Traga saliva, levanta la vista y respira hondo.

—¿Sucede algo Mina? —Ami habla asomando la cabeza.

Mina sonríe sin mostrar los dientes. —Nada Ami, sólo tonterías. —Saca el pecho, toma su cubierto y sigue comiendo y charlando. Ante todos, ella será digna de ser Princesa.

Raditz acompaña a Vegeta, también quiere saber si no es que ése par de hembras aprovecharon la situación y huyeron. Pero ahí está Rei, con los brazos cruzados, mirando al techo y esperando recostada contra la puerta. Raditz extiende su brazo, evitando que Vegeta de un paso más.

Vegeta choca contra el brazo de su compañero, lo observa por el filo del ojo. Supone que quiere tiempo a solas con la hembra. Extiende su mano de forma diplomática y lo deja proseguir.

Bosteza grande, se cubre la boca. Al enfocar su mirada, ése maldito y presumido Saiyajin se acercaba. Iba a golpear la puerta a su amiga para irse. Unos enormes brazos la envuelven y en el segundo que va a gritar le cubren la boca. Trata de gritar, pero no puede, se la llevan a una habitación. —¡Bruto, idiota! —Al fin la bajan al piso.

—Ssshhh ¿Quieres armar un escándalo? —Muy jocoso, Raditz se burla de ella, no la deja escapar. —¿Qué pensará la gente si nos ven a solas antes del matrimonio? Jajaja.

Rei toma una inhalación de odio puro, pone los ojos en blanco. Presiona sus puños y levanta su índice. —Te advierto.

Raditz sigue con su vista ése dedo, instintivamente lo mete en su boca, lo succiona y le deja una lamida.

Rei queda con los ojos abiertos, se muerde la lengua, saborea sangre con tal de quitar sus ideas obscenas con ésa lengua. —Asqueroso. —Sacude la saliva que la mojó, con el mejor y más explícito gesto de desprecio.

—Quisiera sentir eso que tú sientes. —Raditz se inclina a ella, la deja contra un mueble. —Sentir desprecio o asco… Pero no Rei, no me aguanto. —Sale casi como un ruego gutural entre sus dientes apretados. Están nariz con nariz, sus ojos bajan a su escote. —Si quieres golpearme o alejarme; éste es el momento.

Rei abre la boca, está por abofetearlo por ésas miradas lascivas. Pero sus manos se aferran a su cuello y choca sus labios contra los suyos. Sus piernas debilitadas, son aferradas entre ésas manos gruesas y levantada casi sin esfuerzo. La sienta sobre ése pequeño mueble.

Sus bocas ya se conocen, sus labios responden con gusto y se van abriendo en cada larga succión. Sus lenguas chocan y comienzan a acariciarse entre sí. Raditz puede sentir la suavidad de sus muslos entre sus dedos, la fuerza de sus piernas lo empujan a acomodarse en el centro con su pelvis. Saca una mano de debajo de su vestido y rompe un poco el corsé en la zona superior.

—¡Ah! —Rei siente una brisa fría sorpresiva en su pezón izquierdo, tira la cabeza hacia atrás cuando la boca del Saiyajin le da calor. Lo toma del cabello, lo tironea para que vuelva a besarla.

Raditz obedece a ésos finos dedos que guían el beso de nuevo para estar labio con labio. Sus dedos no se detienen y siguen trabajando en sus pezones. Los pellizca, los masajea y en cada gemido que Rei libera, él con gusto los amortigua, los traga completamente.

Del otro lado de la puerta, alguien los había visto y asomaba el oído…

—Michiru. —Haruka hace saltar al cielo a la susodicha.

—¡Ay! Sssshhh…—Michiru la regaña y la golpea repetidamente con sus palmas. Le señala la puerta detrás de ella. —Creo que el mayor de los hermanos.

—¿El peludo? —Haruka estira el cuello, como si eso le diera el poder de ver detrás de la puerta.

Michiru le afirma. —Sí, creo que ése y la que estaba ciega… —Une sus índices.

—¿Qué? Nooo…—Haruka se acerca a escuchar con ella.

Es definitivo, ése sonido es de muebles moviéndose y no precisamente por una mudanza. Luego el jadeo masculino y un gemido femenino reprimido. El par de chismosas se alejan y se cubren la boca, corren a la cocina para charlar entre ellas el chisme.

El caos mismo parece rodear a Rei. Mira el lugar, todo sucio y polvoriento, como su primera vez. No puede evitar estar concentrada en los impulsos carnales de su mente, de su centro… No comprende de dónde salen exactamente. Siente su miembro duro contra su clítoris, presiona de nuevo sus piernas y empieza a frotarse contra él, a estimular ésa zona por su cuenta, mientras sus pechos son atendidos por él…Por éste…—"Demonio… Raditz… ¿Por qué? No quiero, no…NO. Es imposible ¿Por qué quiero entregarme a ésta bestia? No, no, no." —Cada negativa, es un gemido que sale de sus labios. Se acerca más y más, se frota más y más duro, está a nada de pedirle, de rogarle que lo haga, que se lo haga aquí y ahora.

Sucio, impulsivo, candente y… —"Dulce… tan dulce, sus mejillas, sus pechos suaves… Todo, todo me gusta. Grrr, Rei, Rei…"—Se mueve con ella, la humedad de su vagina humedece la tela de su pantalón. La siente entumecer y temblar en sus brazos. La sostiene, la deja absorber el orgasmo.

Y así fue como Serena se quedó sin custodia en el baño. Así fue como está ahora, cara a cara con el Príncipe, rogando por algo o alguien que la saque de ésta situación.

Sorprendida, sin parpadear del asombro, ésos ojos brillando. Vegeta acerca su mano enguantada a sus mejillas que parecen brillar por lo rojas. —¿Te sientes bien? —Reformula su primera pregunta.

Serena reacciona a la defensiva, le da un manotazo alejando su toque y baja la mirada por la pena. Mala idea, porque al quitarle la vista de encima, Serena no ve los labios del Príncipe acercándose a su boca. Da un saltito atrás del susto.

—Jeje, si no quieres que te toque con las manos, puedo tocarte solamente con la boca. —Vegeta da una sonrisa ladina, sus ojos persiguen los labios de la hembra. —Ése juego me gustaría. —Pone sus manos detrás y se sigue inclinando a Serena.

Lo esquiva de nuevo, da un paso a un lado y sale del baño. — ¿Y qué juego es éste? —Serena pone mala cara. Supone, que como es un Príncipe, sólo está jugueteando con cada mujer que se cruza.

—El que tú quieras. —Vegeta baja el tono, la sigue buscando con la mirada. Sin embargo empieza a prestar atención, la observa como al principio; con miedo, retraída. —Creí que después de nuestra última reunión, quedó claro que puedes acercarte a mí.

Serena se estremece al escucharlo, en un instante la barrera de su mente se desarma. El beso, sus manos, su pecho duro contra sus senos. Muerde su mejilla por dentro, se encoge por reflejo, como si un caparazón pudiera rodearla.

Vegeta está confundido, vuelve a su teoría. —¿Te has enfermado? —Frunce el ceño, así de cerca siente su Ki. —No te ves bien.

Serena traga saliva, pone la mejor mala cara que puede. —Le repito, Alteza ¿A qué está jugando? —Levanta el tono, trata de sonar grosera, de repelerlo.

Vegeta dibuja una sonrisa suave, siente que puede mover el enojo en ella. Quiere ver cada gesto de su rostro y comprobar de primera mano que cada capa de ella va a gustarle. —Yo debería preguntarte eso. —Vegeta levanta el libro que llevaba escondido detrás en un bolsillo de su armadura. —La prueba que dejaste en ése momento que quieres fingir que nunca pasó. —Da un par de pasos a Serena, ella agranda su mirada. —Sé que nunca te han besado, que estar encerrada puede afectar el desempeño social, pero… ¿Por qué actúas así tan de golpe? ¿Te ha asustado besar? —Palabra a palabra, se acerca, mira sus labios, su pecho agitado. —Hasta el ser más huraño o la fiera más salvaje, empieza a anhelar el toque, el contacto. Créeme Serena, sé de eso… Puedo enseñarte, acostumbrarnos el uno al otro, cuando estemos casados. —Estira la mano con el libro, espera que ella lo tome, como señal de aceptación.

Dos trenes chocan en su mente, a toda velocidad quemando y liberando vapor. Uno de los trenes es la revelación y confirmación del mutuo deseo. Y el otro tren, que solo ve a su amiga con las ilusiones destrozadas ¿Cómo va a explicar éste desastre? —No. —Saca el pecho, trata de verse segura.

—¿No? —Vegeta resopla una risita, le parece ridículo, es obvio que se atraen.

—Mi amiga Mina ¿Qué hay de ella? —Serena muy seria. —Ella es más digna y hasta ha demostrado ser capaz, más conocedora de ciertos protocolos que yo. —Ni siquiera está segura de haber podido verbalizar de manera correcta sus ideas.

Vegeta confundido una vez más, ella rechaza con seguridad su propuesta, hasta saca el pecho y habla con orgullo de su amiga. —Mina Aino. —Ni lo piensa. —Me parece bastante extrovertida, puede expresarse bien. Preferiría que aprendas cosas de Ami Mizuno, es más callada.

—¿Por qué? ¿Por qué yo? —Serena no quiere creerlo. —¿Por qué no Ami o Mina? Cualquier otra menos yo. —Casi en un llanto, ruega a Dios en voz alta, que alguien la saque de éste infierno.

Vegeta cree que es su timidez, que es porque nadie la ha hecho sentir mujer y eso la aterra. —¿Quieres que te lo diga o que te lo muestre? —Una vez más, su boca busca la suya al inclinarse, Serena voltea y su beso aterriza en su mejilla. Le alegra no sentirla afiebrada, pero sí ruborizada por el pudor. —Vayamos a un lugar a solas de nuevo, así estamos más cómodos y puedes tutearme. —Mira alrededor, se siente un imprudente de hacer éstas cosas así, en un pasillo donde cualquiera pueda verlos. —"Es extraño, es la primera vez que me importa una mierda si alguien me ve así con una hembra."

—No. —Serena niega, le duele, pero se niega. —No puedo aceptar Alteza. Mina, es más que una amiga, es como una hermana para mí. —Su voz es casi un llanto, un ruego. —Ella está esperando que usted le proponga matrimonio. —Señala por el pasillo, en dirección del comedor donde están todos reunidos. —"Por dios ¿Qué deben estar pensando los presentes al ver que Rei volvió sola y solo el Príncipe y yo estamos ausentes?" Serena pone una mano en el pecho del Príncipe para mantener distancia. —Es ella, es Mina Aino la indicada. —Insiste. —Yo no. —Serena mira la mano que toca el pecho del Príncipe, tan firme, tan tibio. En medio del silencio y el suspenso, percibe perfectamente la respiración del Saiyajin y sus latidos fuertes. —Por favor, se lo ruego. NO.

Vegeta observa ésa mano tan delicada y suave sobre su pecho, justo en el centro. La toma, la siente forcejear, quiere besarla. —"¡Qué ridículo! Besar siempre me pareció una estupidez, una cursilería de la intimidad. En cambio, con ella… Parece una necesidad." Se relame imaginando ésos dedos en la boca, la mira a los ojos.

Durante varios segundos quedan casi quietos, hipnotizados. Oleadas de luces azules, en el firmamento oscuro y estrellado. Un beso muy pequeño. Casi como un movimiento de aleteos de mariposa, sus labios responden. Los dos lo confirman, pero sólo Vegeta lo acepta sin culpas. Le deja en su mano el libro.

—Perdone, Señorita Tsukino. Es usted…O nadie. —Vegeta saca el pecho, ofrece caminar con ella por el pasillo, así volver a la cena.

Serena apenas podía dar un paso delante del otro, no quiere ni puede creerlo. Avanza, rogando de nuevo un milagro que nunca llegará. Tropieza un poco con su vestido. —Lo si… Lo siento. —Su voz es un suave y débil jadeo. Su vista se nubla, siente que va a desfallecer.

Vegeta la sostiene del brazo, apenas la presiona y como la primera vez que la sostuvo, siente su brazo delgado y débil. Una única diferencia es que ahora está intentado ser consciente de su Ki. —"¡Maldita sea! ¡¿Es posible que no haya probado bocado en todo el día?!" — Recuerda algo, una vieja costumbre entre los Saiyajin, tan antigua que solo los que eran de bajo rango la mantenían. Le parece chistoso recordar eso. —Ten. —Saca un pequeño bollo de arroz y un jugo de agua dulce, el último de su cápsula de alimentos.

Serena traga duro, frunce el ceño y en su orgullo se niega. —No por favor. Necesito, sólo necesito… —Quiere decir huir, desaparecer. Pero nada de eso es posible para ella.

Vegeta pone los ojos en blanco, rechista suave. —No es veneno. —Da una mordida al bollo, y un pequeño trago al agua.

No comprende porqué se lo vuelve a ofrecer, se siente un poco desconsiderada al no aceptar. Pero ésos ojos negros la presionan de una forma que no puede explicar. —"Como si todo alrededor de él tuviera una energía tan pesada que aplasta mis pulmones." —Toma el bollo, da el bocado y bebe del agua. Ahora hay nervios de pensar que todo es un beso indirecto. De nuevo la cercanía y una conexión extraña entre ellos que su sistema de defensas le gritan ¡PELIGRO!

Tan delicada, no entiende muy bien porqué le atrae. Siempre creyó que una Saiyajin o una hembra de raza fuerte sería su pareja ideal, por lo menos cuando fantaseaba con ocupar el trono Saiyajin. Tal vez es el instinto de aparearse y dominar a su pareja. —"Quizás es eso, saber que voy a poder controlarla fácilmente..." —Una sonrisita sádica cruza su rostro.

Serena esconde en su vestido el bocadillo y la pequeña botella. Al entrar todos seguían charlando. Parpadea al notar que ni Rei ni el Saiyajin que la persigue están ahí.

—¿Lo notaste? —Mina murmura en el oído de su amiga y la hace saltar como un gato. —Ay Serena ¿Qué sucedió? ¿Acaso estás encubriendo a nuestra morena amiga? —Abanica su rostro.

La ausencia y el regreso de Serena y Vegeta pasa a segundo plano. Todos quedan fríos al ver a la pareja entrando e intentando no parecer una pareja. Rei y Raditz no pueden disimular el rubor en su rostro. Rei roja de la pena, Raditz rojo del gusto, flotando de satisfacción, ni siquiera escucha las preguntas de su padre.

Serena responde con sonidos que ni son palabras. Está en piloto automático. Se mira a través de las veladoras con el Príncipe, le desvía la mirada con desprecio, presiona la mandíbula. —"Si me comporto agresiva, si lo rechazo más vehemente… Quizás." —Busca respuestas, algo que ella pueda hacer.

Mina puede notar todavía demasiado tensa y retraída. —Ay Serena, come algo. —Murmura. Le ofrece un plato, le sirve agua. —Ya sé que la timidez te está matando, pero…—Presiona su brazo y le habla al oído. — Te ves hermosa, anda mira alrededor y muestra ésa hermosa sonrisa. —La rubia sonríe enorme, quiere patrocinarla un poco. —Pero qué belleza es ver a una mujer tan simple y humilde como mi amiga Serena ¿No creen? Es pura bondad por donde se la mire, no necesita oropeles, como una ninfa en su túnica y luz propia ¿Verdad Príncipe? —Se inclina a él, quiere ser más explícita en sus intenciones.

—Mina, no. —Serena se siente mortificada por la mirada del Príncipe de los Saiyajin y como le asiente mirándola a los ojos. Empieza a comer y baja la mirada.

—No sólo es apariencia, su personalidad bondadosa y amigable. —Mina sigue. —Nunca tuve amiga mejor. —La abraza de lado. Todos le prestan atención a cómo tira halagos a su compañera, como ramos de flores que caen a sus pies. Mina se siente orgullosa. —Como habrán notado, somos un grupo variado, mi amiga Ami, muy intelectual, estudiosa. —Levanta su copa y la señala con la mano. —Lita, fuerte y decidida, una fuerza de la naturaleza por sí sola ¿Saben que entrenaba en su celda día a día?

Kakarotto mira a la de ojos verdes, levanta una ceja con auténtica curiosidad. Bardock también mira a la de ojos verdes. Se ve alta, pero no de tan buena musculatura como Milk.

Ami interrumpe a su amiga Mina, le parece ridícula su actitud de casamentera. —No creo que alguien como ellos esté buscando "intelecto", precisamente. —Rechista a un lado y juega con el tenedor en su plato vacío.

Nappa sintió ésa provocación, deja caer un poco su cabeza de lado y saca su mejor sonrisita irónica. —Ah, pero bien he visto como diferentes roles y habilidades pueden ser de uso. —Empuja un plato lleno de comida a la hembra. —No sólo fuerza bruta. La observa tomar el plato de mala gana y empezar a comer. —¿Le gusta?

Ami aceptó el plato solo para no sentirse mortificada, no sabe bien porqué ése tono del Comandante le genera desconfianza. Mira el plato y teme seguir tragando.

Nappa pone una mano en alto. —Soy un Saiyajin bastante a la antigua.

—Y antiguo. —Bardock comenta con una exhalación de risa. —¡Au! —Un cuchillo termina por aterrizar en su brazo. Gruñe a Nappa, ya se las va a cobrar en el entrenamiento.

Luego de dar el puñal de castigo a Bardock sigue hablando. —Gracias por aceptar. —Nappa se pone de pie. —Compartir la comida es una vieja manera de unión Saiyajin, se considera tan válido como una boda.

—Ay no. —Ami termina de tragar, mira el plato, recuerda lo que ha leído de sus costumbres y es cierto. Hasta puede ver que la comida tiene varias mordidas de la boca del tipo. Siente que está a punto de vomitar las entrañas.

Serena escucha eso, mira a Nappa con sorpresa. —"¡¿Qué?! No ¿Qué hago? ¿Qué voy a hacer ahora?" —Toma aire. —Comandante. —Dice como advertencia, casi un grito. Luego queda en blanco ¿Cómo decirle que la considere como esposa?

Vegeta observa a Serena, levanta una ceja sin entender qué pretende, pero sí se nota que busca una salida. Iba a hablar también, pero los sirvientes entran con el postre.

Todas están prevenidas, con mayor razón temen dar un bocado.

—Jajaja, ay… Ahora tienen miedo hasta de tocar el pan. —Kakarotto dice de manera muy burlona, tira una mirada a Milk, burlándose de su miedo.

MIlk traga saliva, toma la copa y traga duro el líquido que la quema. Atrapa el bollo dulce, lo muerde delante de todos y se lo pasa a Kakarotto. Con muy mala cara, como si en verdad pasara un puñal y no un simple postre.

De Ami y Nappa, ahora todos están esperando el revés de Kakarotto ¿Qué responderá? El Saiyajin ahora tiene cara de susto, presiona su puño, baja la copa completa y pide otra. Toma el bollo con crema y la marca de los dientes de la hembra y lo muerde con rabia. Más que una declaración de matrimonio, parece una de guerra.

Por descarte, Bardock se tendrá que con formar con la de ojos verdes. Quería quedarse en lo tradicional, ya que él es un hombre simple y tradicional. Mejor dicho, Ya que él es un Saiyajin simple y tradicional. —"Siempre he pasado por muchos cambios alrededor, trabajando para Freezer. Por eso prefiero que mi vida personal cambie lo menos posible." —Mira a la hembra de arriba, abajo. —"Puede que sea entretenido entrenarla, veremos qué tan cierto es eso de que sabe pelear."

—"Pfff! Genial, uno de los viejos me está mirando. Puaj, me dan asco. Hasta ya prefiero quedarme con el grandote que huele a rata muerta." —Lita le voltea la vista a Bardock y apunta unos segundos a Broly.

—¡Bravo! ¡Siempre supe que los que pelean…! — Mina aplaude, todo ella es una anfitriona y cada vez actúa más como un par frente al Príncipe. —Príncipe, de verdad que nos sentimos honrada. —Mina se acerca a Serena, la toma de la mano. —Ay, Amiga… Creo que todo se está dando. —Murmura y chilla de alegría. Siente que su estómago revolotea de mariposas.

Serena está pálida, nadie lo nota, al fin es invisible, pero de una forma en la que nadie ve ni escucha sus gritos de auxilio. La mano de Mina presiona la suya. Vegeta la mira a los ojos, con seguridad el Saiyajin le sonríe y le asiente. Lo ve levantar la copa en su dirección y pedir silencio para unas palabras. Las lágrimas en los ojos de Serena se juntan, ella no mueve un músculo, ni respira para no dejarlas caer.

Vegeta da un par de aplausos apagados. —Por favor, antes de seguir, también tengo novedades, respecto a los nuevos rangos. —Nappa voltea a él, con los ojos grandes, casi rogándole que no. Vegeta aclara su garganta. —Primero, mi Comandante, mi mano derecha. Nappa será no sólo el encargado del Ejército en Tierra, también lo nombro Comandante en Jefe de las fuerzas Navales, cielo y mar estarán bajo su cargo. —Mira a Kakarotto. —Los Hermanos Son, ahora serán mis Élites, Coroneles de las fuerzas de Seguridad, junto a Broly, no veo mejor elección para quienes cuiden de nuestro dominio y el Castillo.

—¡Sí! ¡VIVA, VIVA! —Todos aplauden con Mina, ella lo hace sin soltar la mano de Serena.

—Y…—Vegeta sonríe de lado, mira a Serena, pero de inmediato voltea la vista. —Mi Capitán. —A Bardock. —Con gusto le entregaba el puesto a Nappa. —Mira a su Comandante y está disgustado de todas formas. —Bardock…

Bardock da un paso atrás, un tick se le forma debajo del ojo. —Vegeta…—Advierte y rechista.

—General Bardock. —Vegeta levanta la copa, los demás lo siguen. Sus hijos están más que orgullosos. —No hay nadie mejor.

Bardock mira la copa en su mano, no la levanta. —Yo… No soy digno, mucho menos soy fuerte. Broly… Tal vez…

Vegeta parpadea, saca el pecho y muy serio, casi encabronado insiste. —Broly es el más fuerte de nosotros, estoy seguro que con usted como General, hará de él algún día un gran General. —Sabe que necesita alguien con sesos, no sólo fuerza. —Cuando él madure… Tal vez… —Broly le gruñe disgustado. —Porque con sus hijos ya perdí la esperanza.

—¡OYE! —Los hermanos Son gritan al unísono.

—Y ahora, soy yo…—Vegeta vuelve a llenar su copa. —Como cualquier Saiyajin, puedo elegir pareja. Ya sea por el mandato de la fuerza o como ahora, por simple mandato.

Serena sostiene el aire, presiona la mano de su amiga. El desastre se aproxima.

Mina sonríe, saca el pecho. Todos los ojos están en ella, la mirada del Príncipe de pronto le parece la del hombre de sus sueños.

—Esa hembra que elijo; es Serena Tsukino. —Levanta la copa, con orgullo.

Serena al fin se mueve, larga el aire, cierra los ojos y una lágrima cae, tan rápido de lo pesada, que nadie llega a verla.

—No. —Mina habla, está confundida. Mira a su amiga. —¿Serena? —La mira a los ojos, ella es tan fácil de leer. Hay culpa. Mina deja caer su copa al suelo, suelta la mano traidora, toma su vestido y sale corriendo.

—¡Mina! —Serena quiere salir detrás, pero Ami la toma del brazo, Rei la enfrenta.

—¿Serena qué carajos? —Rei está impactada.

Ami trata de buscar respuestas o calmar la situación.

—¿Por qué ésas caras? —Nappa levanta una ceja. —Estábamos festejando. —Brinda con Vegeta. —Me parece buena elección. —Le murmura al Príncipe.

Ami niega y rechista, no le sorprende que sean así de insensibles y no sepan leer la situación.

—No. —Serena habla, pone las manos por delante. —Déjenme sola. —Toma su vestido, sale por el pasillo. No sabe si ir con su amiga, no sabe qué decirle. Se mete a la cocina, no hay nadie. Da un salto al sentir al Príncipe Vegeta. —¡Ya le dije que no! ¡DÉJEME EN PAZ! —En un impulso de locura, le arroja una fuente por la cabeza.

Atrapa la vajilla en su mano, asombrado por unos segundos por su puntería. —¿Qué es éste repentino ataque de ira? —Casi como una burla, Vegeta la increpa.

—¡¿Cómo pudo hacer algo así?! ¡¿Hacer algo así delante de todos sin pensar en mi amiga?! ¡Sin pensar en Mina! —El pecho le duele, tantas emociones reprimidas estallan de golpe.

Sus ojos furiosos, parece que si ella pudiera lo mordería de la rabia. Frunce el ceño. —Tu actitud me parece ridícula. —La ve ofenderse todavía más. —Primero que nada, no tengo la culpa de lo que sea que la Señorita Aino esperaba de mí. —Levanta el tono. —Me disculpo por ser amable, si es que eso la hizo creer que yo tenía una segunda intención. Pero lamentablemente, no tengo nada de qué disculparme con ella.

Serena hace gesto de desprecio, se lleva la mano al corazón. —¿Cómo puede ser tan insensible?

—¿Cómo puedes ser tú tan insensata? — Vegeta se acerca, en tres pasos está a menos de un metro de ella, la intimida con su postura. —Dejarte llevar por sentimientos ridículos, por cosas que sólo pasaron en la mente de tu "amiga" sin fundamento alguno. Sólo cuentan las acciones… Y a la única que he besado, con la que he intercambiado cosas y compartido el pan y la bebida… —Su tono cambia de cabreado a antojos por su boca. —Eres tú Serena.

Su respiración se agita por la cercanía, sus ojos tiemblan. —¿Si no le importan los sentimientos significa que ésta unión no es por amor?

Vegeta se muerde los labios y desvía la mirada, tratando de evitar doblarse de la risa. Quiere reducir los enfrentamientos innecesarios. —Por supuesto que no.

—¿Por qué entonces insiste tanto en casarse conmigo? —Enojada, Serena lo enfrenta.

Vegeta está harto de tanta cháchara en círculos. Con su velocidad Saiyajin se acerca, la aprieta contra su cuerpo. —¿Qué opinas? ¿Hm? —La aprieta y la toma de los brazos cuando lucha contra él. —Ya te lo dije, sólo cuentan las acciones. —Atrapa su boca con la suya. Ahí está, aunque la sienta luchar, siente que no lucha contra el beso, sino contra ella misma y la atracción.

—No. —Serena mueve su boca para negar, pero saborea el beso. Su sangre corre acelerada y la fuerza que usaba para alejarse de él, ahora está en sus brazos que lo envuelven. Sus dientes chocan por el arrebato, quiere más. Pero ¿qué es más? ¿Sólo es esto? ¿Algo corporal? ¿No es eso un pecado? Su lengua sale, choca deliciosa y lentamente contra la lengua del Príncipe. Se repite en la mente que va a degustar esto una última vez y luego ya no más. Pero es una mentira, no hay escapatoria.

Creyó que era para dominarla, pero en ésos momentos que ella se le enfrentó, le gustó un poco más. Ahora Serena lo abraza, lo hace sentir reconfortado, aceptado. Es correspondido y no va a dar vueltas en el asunto. El agua de sus salivas está mezclada, se siente duro y se muere por saber si ésta agitación en ella la tiene mojada. El calor aumenta y la falta de aire los choca. Vegeta la mira a los ojos, dibuja una sonrisa ladina enorme ¿De verdad le está gustando ésa ternura que le hace sentir? Hasta le evoca ser tierno y delicado con ella. Se siente estúpido y se excusa en su mente, de que sólo busca arrebatar su inocencia.

Si Serena pudiera un deseo y que se hiciera realidad, ahora mismo sería tomar una botella y romperle ése maldito gesto arrogante. Enojada, levanta el mentón, aun con el rostro rojo y ésta excitación repentina. —Jamás… Jamás tendrá mi corazón o mi alma. Monstruo. — Sisea, hasta los últimos momentos está a la defensiva.

Vegeta sonríe de nuevo, ésos ojos claros destilan deseo, furia, frustración. —No te preocupes, cuando me aburras, ya no voy a molestarte. —La toma del mentón y ella se sacude enojada. La suelta para que no se lastime sola. —Pero seguirás siendo Princesa, considéralo un premio.

Indignada, Serena sale del lugar. No sabe si el comentario del Príncipe fue para provocarla, sólo sabe que le ha devuelto el guante.

Indignada, confundida, Mina da vueltas, se mira al espejo, cree que todo pudo ser un sueño, pero al pellizcarse está bien despierta. —¡Imposible! ¡¿Cómo y cuándo?! —Por la puerta entra la patrocinadora de toda su ira. —¡¿Qué mierda pasó?! —Se acerca a Serena, la sacude del brazo.

Serena no lucha contra su amiga, trata de buscar una respuesta que la calme. —Yo… Mina.

—¡¿TÚ QUÉ?! ¡DIME! ¡¿Es un malentendido verdad?! —Mina no puede creerlo, la traición está dibujada en la cara de Serena, la culpa la delata. —¡¿Desde cuándo Serena?! —Sus lágrimas caen.

Serena se larga a llorar. —Te lo juro Mina, te lo juro por lo más sagrado. Ninguno de los dos buscó esto. —Trata de armar su historia en la mente, así no parecer tan culpable, darle a entender que fue todo un accidente.

Mina abre la boca, su gesto de desprecio es grande. —Dile que no. —Desesperada. —¡Ve y dile que no ahora mismo!

Serena niega, presiona los labios. —Ya se lo dije, no quiere entender. —Con los dientes apretados.

—¡Pues insiste! ¡Hazle entender! —Mina la sacude, está con el corazón acelerado, su tormenta de rabia parece acrecentarse y se entrega a ella, porque parece calmar el dolor de la humillación. Sigue viendo a Serena llorando y cayendo débil, sin saber qué más hacer. —¿Te acostaste con él? ¿Eso fue? ¿Te la dabas de Santurrona sólo para que él quisiera "cazarte"?

Serena toma aire, comprende la ira de Mina, pero sus ofensas están yendo demasiado lejos, quiere calmarla. —No Mina, las cosas no fueron así. Sabes que no soy así, tú eres mi ami—PLAFF! Cae al suelo.

Mina la cruza de una cachetada, sus ojos siguen llorosos. Ahí en el suelo, un libro cae de las faldas de Serena, junto a un bollo con un par de mordidas. Recuerda el libro, se lo vio a Serena y luego al Príncipe cuando fue al baño, ahora de nuevo en manos de Serena. Y el bollo dulce no se sirvió en la cena, por lo general se los ve comer a los Saiyajin en los descansos de los entrenamientos ¿Cómo pudo ser tan estúpida? Esto viene de hace tiempo, para ella no es un accidente ¿Cómo pudo no decirle nada?

—¡Mina déjame explicar! —Serena con el rostro ardiendo del golpe, insiste.

Mina mira a los lados, también recuerda algo. Se va a buscar la almohada de Serena, dentro de la funda escondidos están los guantes. Inhala fuerte y camina a su ex amiga, se los arroja en la cara. —No hay nada que explicar. Pudiste habérmelo dicho, pero preferiste dejar que hiciera el ridículo. Te hubiera ayudado, porque yo sé muy bien, que no podrás hacer esto.

Es otra persona, sí definitivamente, ésta rubia ya no es su amiga. Serena se levanta, más que pedir perdón no puede hacer. —Perdóname, por favor. No quería que las cosas se dieran así.

Mina rechista de lado. —¿Crees que vas a poder? Y no hablo de tenerlo entretenido con sexo. —Maliciosa parpadea, levanta la mano para volver a callarla antes de que empiece a negar todo otra vez. —La verdadera pregunta no es si quieres casarte con el Príncipe Saiyajin, sino… —Se acerca, se inclina a Serena. —¿Quieres ser Princesa de los Saiyajin de la Tierra? ¿Convertirte dentro de poco en Reina de los Saiyajin?

Serena sostiene sus manos en su pecho, como un rezo que no puede salir. Su inmadurez choca de golpe con la realidad, sus ojos se secan casi por arte de magia. Muy seria responde. —Sí. —Cansada de sus insultos, sabe que ésa simple respuesta la hirió mucho más que la cachetada que acaba de aceptar.

Mina se aleja, al fin Serena le muestra su verdadero rostro. — Nunca ¿Me oyes? Serás la ruina de los Saiyajin. —Sale de la habitación, limpia sus lágrimas, muy seria saca el pecho. En cada paso parece que va a romper sus tobillos. — "Esto es una prueba Mina, una prueba de la vida. Pero tú, tú vas a triunfar." —Siente dolor en su pecho de nuevo, Dios mío ¿Qué hizo? ¿Qué hiciste Mina? Su raciocinio empieza a responder, ya que parecía dormido del golpe que recibió ante la sorpresa de Serena siendo elegida por el Príncipe. Abre las puertas dobles del comedor, llamando la atención de todo el mundo.

Vegeta se acerca, frunce el ceño. —Señorita ¿Serena está bien? —Está preocupado, puede notar que las hembras terrícolas son emocionales, tanto que pueden llegar a hacer una tontería sólo por cosas que sienten. —Quiero hablar con usted. —Piensa dejar el asunto enterrado, aunque para él no tenga sentido, nunca mostró otras intenciones con ésta rubia.

Mina toma aire. —Alteza, no hace falta. Su Prometida, estaba sólo conmocionada, como todos nosotros. —Levanta el tono con alegría. —¡Más vino! ¡Por favor! —Aplaude.

Ami se acerca extrañada. —Mina ¿Ya te volviste loca? —Se mira con Rei, Milk y Lita.

—"La fortaleza, sólo la fuerza importa…"—El demonio de Mina toma control. Saca el pecho, después de todo, ella ya había asumido que no se casaba por amor. —Élite Broly… —Acerca una copa llena. —Lo felicito por…—Traga duro saliva, trata de no respirar. Está segura que ésa peste sale de esa piel verde que siempre se pone.

Broly frunce el ceño y todo el rostro con disgusto. Mira su copa y estaba vacía, a diferencia de la que le ofrece la hembra, llena de líquido color carmesí. —"¿Qué quiere? Es tan molesto, todo el mundo me mira…"

Mina saca el pecho, hay un silencio incómodo. Siente mucha vergüenza, pero no va a dar un paso atrás. Siente a alguien entrar por la puerta, es Serena. Al verla se da cuenta que aún revolotea el enojo. Toma con ambas manos el cáliz y lo bebe. Mira directo a los ojos de ésta bestia, le ofrece de beber otra vez.

¿Cómo era posible? ¿La hembra quiere unirse a él? Todavía más, ella le sostiene la mirada como un guerrero en pleno duelo. Bueno, le da igual, tiene que hacerlo de todas formas. No le importa para nada aparearse con ella, nunca le ha interesado nada referido a eso. Mientras en apariencia satisfaga a Freezer, es un asunto menos en qué pensar. Sólo concentrarse en la pelea y la fuerza, ése es el objetivo de Broly, ése es el camino para poder superarse sin salirse de control. —Grrr…—Toma la copa de tan mala gana que casi tira a la hembra hacia adelante.

—Uh. — Mina se exalta y se compone, luego parpadea al ver que ha funcionado, va a unirse al Saiyajin más fuerte. Se inclina en reverencia.

Serena queda impactada, no sabe qué pretende su amiga. Lo peor, es que se siente culpable de todo su proceder. Si tan solo no hubiera sido tan ingenua y le hubiera contado todo desde un principio ¿Pero ¿Cómo destruir las ilusiones de su mejor amiga? El dilema en su mente se repite sin cesar, aun con los resultados catastróficos no tiene una respuesta correcta.

Vegeta se acerca a Serena. —¿Está todo bien? —Una vez más, no puede evadir la preocupación que le genera la angustia en su rostro.

Hasta parece considerado el muy malnacido. Serena voltea el rostro despacio. —Sí, todo está bien. —Aferra sus manos al vestido. Luego parpadea grande cuando Mina se acerca a ellos dos.

—Alteza…—Mina hace una reverencia marcada. —Con su permiso, le pido permiso… Para unirme al Saiyajin más fuerte del Universo. —Con seriedad, casi en desafío, la rubia sigue dejando a todos sin palabras.

—Nunca, ningún Saiyajin necesita permiso para unirse a la hembra que desee. —Vegeta levanta la copa, de todas formas, mira a Broly y espera su reacción. No cree que Broly haya sido alguna vez de ésos que desean casarse, es más, está casi seguro que el Legendario está tan casto como el día que nació.

La mirada de Vegeta parece decirle: "Si quieres escapar, ahora es el momento". Pero no, al mal paso, darle prisa. —Príncipe Vegeta. —Broly asiente, se acerca a Mina, pone una mano en el pecho en señal de respeto.

Vegeta levanta la mirada a Broly, asiente suave. Tal vez éstos cambios lo ayuden. — Esperemos que tu nuevo puesto y tu unión, sea el comienzo que tanto hemos estado esperando. —Vegeta sonríe de lado, luchar contra el Legendario en su forma más fuerte ha sido un sueño quiere cumplir. Se mira de lado con Kakarotto, los tres Saiyajines afilan la mirada, ansiosos de ése suceso.

Otro intercambio de miradas se daba, entre Mina y Serena. Mina afila sus ojos celestes, se muestra como una monarca llena de madurez, fija sus ojos en Serena. Serena toma aire, saca el pecho, no le dará el gusto de enojarse. Todavía más altiva, toma el brazo del Príncipe y con un puño en el pecho le regala un saludo, como con cualquier guerrero.

Una pequeña sonrisa orgullosa cruza el rostro de Vegeta, pero no se compara con sus ojos negros brillando al ver a su Prometida ya actuando como corresponde.

Bardock y Nappa se miran entre sí, no pueden creer que Vegeta se quiera unir a alguien tan inocente y tímida. Menos pueden creer que Broly acepte casi a gusto.

—Al menos Vegeta tiene a alguien que puede domar. —Kakarotto se acerca a compartir algo de chisme con Nappa y su padre.

Raditz rechista. —Kakarotto, por ésos comentarios Vegeta te partirá el culo.

—Ja-Ja, quiero ver si lo logra. —Kakarotto bebe y pide más, mira de reojo a Milk. Solo hay odio entre esas miradas negras.

—Pues tú ni siquiera necesitas anunciar nada. —Bardock presiona el hombro de su hijo, se hace tronar los huesos. —Y no me dijiste nada… ¿Eh? Hijito… —Presiona los dientes.

—Au, au, papá, no seas anticuado. —Raditz ya se reserva una paliza por mal hijo. Busca con su vista a Rei, ella está junto a sus amigas comentando. Él le guiña un ojo, la pone roja de golpe.

—Regaños a parte…—Nappa mira a Vegeta, los ojos del Príncipe están prendidos de ésa hembra, se sorprende de notar todo esto ahora. Exhala, no sabe qué pretende con ésa inocente mujercita ¿Será una farsa como él y la Señorita Mizuno? — Regaños a parte, hay que reunirnos. Quiero hablar seriamente con Vegeta. —Al fin el Príncipe y Nappa se miran, muy serios. Vegeta le asiente, admite que debe explicaciones.

Ami se acercaba a Serena, trataba de acercarla a Mina, pero las dos ahora parecen distantes. —Serena ¿Qué es todo esto? —Murmura. —Mina. —Desde el otro lado trata de llamarla, hacen un pequeño círculo para cuchichear.

Mina se acerca, pero está del otro extremo con sus amigas. —Ha habido cambio de planes, pero está todo bien Ami.

Ami presiona los labios, no insiste, Mina se ve bastante enojada y el caldo parece recién sacado del fuego. Siente que Rei la toma del brazo.

—¿Serena? ¿Mina? —Rei anonadada lleva su atención a su amiga peli azul. —Por Dios Ami ¿Y tú y el Comandante?

—Pues… Es lo que es, es lo que nos conviene. —Ami traga duro, siente que jamás recuperará el apetito. — Una de nosotras le iba a tocar el viejo ¿O no? —Presiona un puño en su vestido.

—Es mejor eso a una declaración de Guerra como Milk. —Rei la señala de lado.

Milk rechista. —Ya verá ése idiota. Mira como se ríe, debe creer que puede hacer lo que quiere. —Lo desprecia profundamente, ya planea cómo matarlo.

—Al menos el tuyo se ríe…—Serena comenta suave sobre Broly.

Mina le hace mala cara, como si le sacara la lengua, pero se reprime. Justo que iba a decir algo, Rei le saca las palabras de la boca.

—Mejor cero sonrisas a sonrisa de psicópata. —Rei señala al Príncipe, se cubre el rostro. —Mira cómo se te queda viendo, qué horror.

Serena no va a negar que ésos ojos depredadores le generan escalofríos. —¿Ah sí? ¿Y tú qué Rei? Jaaa… Mira la mirada babosa y de pervertido que te tira ése hombre peludo.

Rei larga humo por las orejas. —Eh, yo, esto, yo.

—Aaaah, eso me recuerda. —Lita mete la cuchara, mientras disfruta un poco de los líos de sus amigas. —¿A dónde se fueron? ¿Paseíto por el bosque oscuro? Cuando desaparecieron, sólo estábamos hablando de ustedes, eh…

—Suertuda la que sigue soltera y sin compromiso. —Ami se cruza de brazos y pone los ojos en blanco.

—Creo que aquí, es la primera vez que te falla la matemática mi querida amiga. —Mina levanta su índice, pone una mano en la cintura muy presumida. —Por descarte… La esposa del General será Lita.

—¡¿Qué?! ¡No! —Lita acaba de sentir un pequeño infarto. Mira de reojo al General, moreno, más alto que su hijo menor, con una cicatriz. Ojalá fuera algo simpático como sus hijos, parece demasiado serio y siempre con cara de asco. —¡No! ¡No, no y no! —Lita grita, toma su vestido y sale de ahí.

Todos voltean por los gritos, pero en especial por el azote de las enormes puertas dobles que hacen temblar las paredes. Bardock bebe y asume que por eliminación se debe quedar con ésa. Se siente un poco más curioso de saber qué tan fuerte es.

Nappa le da un revés con la mano. —¿Y General? —Casi como una burla, sube y levanta unas cejas.

—Haaa, pues sí. No me queda otra. —Bardock se comporta indiferente, más está pensando en los deberes y todo lo que debe poner en orden ahora que es General.

Vegeta recibe algo en medio de la reunion, un scouter, pero es extraño. Hasta que parpadea en realización al ver que es de Tech-Tech. —Es de Tarble… Es mi hermano. — Conecta sus ojos con Serena. Presiona Play y una enorme imagen de holograma se despliega.

Tarble, en lo que parece un laboratorio, grabó un mensaje. —Mis Saludos, Príncipe Heredero Saiyajin… —Con tono oficial saca el pecho. —Es un honor poder asistir a su unión en el Planeta Tierra. Desde el Planeta Tech-Tech, junto a mi esposa les enviamos nuestro cordial saludo. No sólo eso…—Tarble muestra imágenes de varios planetas, Reyes y representantes. —La noticia se ha esparcido como reguero de pólvora, sé que la tecnología de comunicaciones con ustedes es precaria. Es por eso que les informo que todos éstos representantes se han comunicado conmigo y les envían sus mejores intenciones. A usted, Príncipe Heredero, y por supuesto, a su Prometida, La Princesa Heredera. En conclusión, al futuro Rey y Reina de los Saiyajin.

Serena estaba abrumada y asombrada de lo que veía, hasta acercaba su mano, como si pudiera tocar el holograma. Pero solo parece efecto de luz, levanta un poco su vestido y da un par de pasos, las imágenes y videos se siguen desplegando, imágenes de seres extraños, planetas sistemas estelares. Da una vuelta, como si todo eso representara el universo y es la primera vez que ella se encuentra con ello. Tira los hombros hacia atrás, con la frente en alto, se escucha la tormenta azotar puertas y ventanas, el repicar de la arena demuestra la violencia del viento. Mira a los ojos negros del Príncipe, acepta el deber.

Vegeta la mira a los ojos, le alegra no verla enojada, pero la siente fría. Supone que es la defensa de su timidez. De nuevo siente orgullo al notar como ella asume su rol. Un atisbo de duda quiere amargar el dulce sabor del momento, la duda de si los dos podrán con su rol. Se da cuenta que no sólo la escogió como pareja, sino como Regente de su raza ¿Podrá ser Serena tan fuerte como para soportar el peso de ése puesto? Se da cuenta que odiaría que ella saliera dañada con todo esto ¿De dónde salen estas ansias de protegerla? ¿Es solo porque ella es débil? Extrañamente no la ve débil, sino tan fuerte y digna que lo asombra.

Mina dibuja una sonrisita de lado, ya planea cambiarse de habitación para dormir sola, exigirlo como la Prometida del Legendario. —"Broly, Broly es el más fuerte. Si los Saiyajin sólo ven la fuerza, entonces es Broly el verdadero Regente…Ya veremos quién será la Reina." —Ya planea su revancha. —"Serena, eres demasiado ingenua e inocente para un puesto así. Ya verá, el Príncipe se arrepentirá de su error."

Pero más allá del peligro interno, de las peleas y enojos efervescentes, a miles de kilómetros, en el espacio, en un asteroide donde se comercia legal e ilegalmente, un extraño no tan extraño está reunido en una sala casi a oscuras.

Sorbet, ya se había comunicado con el Mercenario, le pasa la información. Lo ve dudar. —¿Sucede algo?

Está con los pies sobre la mesa, revisa la tableta con la información, la luz sólo deja ver sus botas negras. —Hmmm, verá, no comprendo. —Muy irónico comenta. —Lord Freezer tiene a las Fuerzas especiales Ginyu, son mucho más fuertes que los Saiyajin ¿Por qué no los manda a ellos?

Sorbet traga duro. —Ah, pu-pues verá…Mi-Mi Lord quiere que t-todo parezca un accidente y-y que… Bu-Bueno, usted puede camuflarse con los terrícolas. —La voz tiembla mientras arma su coartada.

—¡JAJAJAJA! —Golpea la mesa y se dobla de la risa. La franja de luz deja ver sus ojos. —Creo que usted sólo quiere salvaguardar sus intereses a espaldas de su Amo. —Hace respingar del susto al alienígena. —Ahora ¿Cuánto valen sus intereses? Matar a un Saiyajin es difícil.

Sorbet saca varias cápsulas, al activarlas no sólo hay oro, también armas y unos frascos con advertencias. —El metal del Planeta Cuntilha, es el único capaz de atravesar la carne de un Saiyajin. Y el veneno de Surpruiano, es lo único que contrarresta el poder de regeneración de sus tejidos.

Como un niño en una dulcería, se acerca a ver las armas. Valen más que oro por sí solas, ya quiere empezar a entrenar con ellas. Las balas con ése metal parecen más brillantes que el diamante, tiene cuidado con el veneno, aunque él es más del daño físico que el químico. Se pregunta si podrá hacer una replica de su espada con ése metal.

Sorbet aclara su garganta. —¿Entonces? —Está curioso, nunca se imaginó que pareciera un terrícola, a pesar de actuar como cualquier alienígena, acostumbrado al espacio.

—Entonces…—Se levanta, guarda las cápsulas. —Usaré el arribo de las Delegaciones alienígenas para camuflarme. Acepto el trabajo. —Por alguna razón, siente que es buena excusa para conocer la Tierra. Además, matar a un Saiyajin, de la manera más sutil y limpia posible, eso sí que es un desafío.

—¿De-De verdad? —Sorbet sonríe, presiona su puño en triunfo. —Oh, lo siento ¿Nunca sabré su nombre? ¿Cómo me comunicaré sobre cómo marcha su misión?

Sonríe de lado, carga su espada, listo para salir, abre la puerta del cuartucho. Él ya tiene un Alias para ocultar su verdadero nombre. —Endymion. Puede llamarme Endymion. —Sonríe a la luz, sale ocultándose en el tumulto de seres que comercian en el lugar.

Uy, uy, uy…Ya se cocina lo sshiiidooo, aaaaaaahhh! Un abrazo grande a los nuevos lectores que se van sumando y gracias al Fandomcito. Que el Ki de la Luna los Acompañe.

Saluditos…

Nita-chan84: Holaaa! Pues sí, Serena resistiendo, resistiendo, se resisteeee. Y el Vergeta estilo "déjese querer". Pero quien más anda en ésas es la Rei, uuuh, pobrecita, ésa es otra que no sabe si sube o baja. Jkjk Pues, sip, decidí darle un papel a Darien, hmmm qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche. Jajajaj. A Serena la chocan bastantes cosas, el despecho de su amiga y por primera vez se da cuenta del rol que viene pegado a Vergeta. Jeje el cuñadito se viene patrocinando a todos los invitados. Todas las parejas formadas y la pobre Lita como el bingo inverso, justo el numero que no salió resultó el ganador. Muchísimas gracias por tu apoyo y tu tiempo, me alegra que la historia esté gustando hasta ahora, ayyy, qué dolor cuando no puedo viciar de lo rico. Jajaja Pero, aquí firmes para sabrozear el día que sea. Bendiciones querida!

OhaioIzumikun: no, no a ver mi ciela, cómo te digo que hay cada vez más misterio y enredos que, aaayyy, tlemendo lo' guiso a la noche acá. JAjajaj Casi, casi, pelea de gatas con Serena. La Ami ya diciendo "Ya nos expusiste!" jajajaj Lita en tremendo "Déjese querer" de nosotros con el Bardock, pero jkjkj, que para él es como adoptar un perro. Kakarotto anda en las mismas, ya tiene el lazo y el látigo en la mano (ay sí, khe rikochet) Pero sip, estamos en la punta del iceberg. Más cosas pasaran cuando amigos y enemigos aterricen en la Tierra, muuuaaajajajjaa. Un abrazo grande!