Templanza
(N/A: Este fic es continuación de mi fic llamado Tempestad).
Senku y Kohaku salieron fuera del refugio decididos a continuar construyendo el bote que los sacaría de allí.
Estaban muy cerca de terminar el barco, la vela ya estaba instalada y la estructura general ya estaba terminada, iba a ser un barco de aproximadamente seis metros de largo y más o menos tres de ancho, con el frente en punta y barandilla, y ahora estaban terminando el sistema de timón y los compartimentos para la comida, aparte de que querían hacer un techo para resguardarse de la lluvia.
Los días variaban de soleado a terriblemente lluvioso, y ellos aprovechaban cada buen día con sol o con llovizna leve para trabajar.
Ese día en particular había mucho sol, y Kohaku de inmediato se quitó la ropa hasta quedar en ropa interior y se lanzó al mar para nadar y pescar la comida de ese día.
Senku intentó no mirarla demasiado, concentrándose en seguir trabajando en el barco.
Los besos que habían compartido lo perseguían, o lo torturaban, más bien, y las miradas de anhelo que ella le lanzaba de vez en cuando no lo ayudaban en lo absoluto a controlarse.
"Tengo que sacarnos de esta isla lo antes posible… estaré mejor cuando podamos estar muy lejos el uno del otro o rodeados de más malditas personas… y ella con su prometido o esposo o lo que sea".
Cuando Kohaku salió del agua, con su piel brillando y el cabello húmedo pegado al rostro, Senku rápidamente abandonó todo lo que estaba haciendo y se metió en el refugio, dándose golpes repetidamente en la cabeza y repitiéndose que ella no podía ser suya.
Al poner bajo control sus malditas hormonas, salió y encontró a Kohaku ya cocinando los peces.
—¿Tienes hambre aún? Acabamos de desayunar fruta y el pescado que quedó de ayer… y faltan horas para el almuerzo. —Senku intentaba apegarse a los horarios de comida, más porque era importante para racionar en cuanto partieran a altamar.
—Pescaré más para el almuerzo, no te preocupes. —Encogió los hombros, su vista fija en los peces cocinándose en un palo sobre una fogata.
—Ok… —Ella seguía en ropa interior, brillante y condenadamente seductora, así que Senku rápidamente tomó distancia y se fue a seguir trabajando en el barco.
Después de que comiera, ya vestida (gracias al cielo), comenzó a ayudarlo en el barco, pero al poco tiempo su estómago gruñó y volvió a lanzarse al agua a pescar más aunque todavía faltaban horas para el almuerzo.
—Sabes, si comes tanto, vamos a tener problemas racionando la comida en cuanto zarpemos buscando las costas japonesas —murmuró Senku ya algo preocupado, tomándose un descanso del barco para sentarse con ella que estaba devorando un enorme pescado que a él podría durarle dos días.
De nuevo se había quitado la ropa, así que él lucho por mantener los ojos en su rostro.
Kohaku tragó saliva, apartando la mirada por un momento.
—Tengo algo que confesar.
—¿Eh? ¿Qué es?
—Llevamos más de un mes aquí y… pues no he tenido mi periodo. —Lo miró muy seria.
Senku se congeló.
—¿Qué estás insinuando…?...
—De adolescente tenía periodos irregulares, pero al volverme más adulta comenzaron a regularizarse y se supone que los tengo cada veintiocho días… Han pasado más de treinta ¿no?
—Estás en una situación de mucho estrés. —Tragó saliva—. No es imposible que se haya retrasado…
—No es… lo único. —Apretó los labios—. Estoy comiendo mucho menos de lo que acostumbraba antes, y aun así he engordado… y pues siento mareos a veces… y nauseas…
—P-pueden ser factores externos…
—Y me duelen los pechos…
Senku suspiró, cerrando los ojos para absolutamente no mirar a la zona mencionada.
—Debiste decírmelo antes, Kohaku, si estás embarazada entonces debemos modificar todos nuestros planes, debemos llevar muchas más provisiones y debemos cuidar más tu alimentación.
—¡E-es solo que no lo creía! —Tragó saliva, apartando la mirada con un profundo sonrojo—. Sé que se supone que estoy comprometida o algo así, p-pero yo nunca… se supone que… realmente no recuerdo haber tenido nunca…
—¿Sexo? —completó con indiferencia.
—Eso. —Apartó la mirada, molesta y más roja aún—. ¿Cómo iba a sospechar que estaba embarazada si ni recuerdo haber tenido… eso? Solo lo digo ahora porque creo que se ha vuelto un poco… innegable, supongo.
Senku asintió lentamente, conteniéndose de empezar a maldecir a viva voz por este gran contratiempo que cambiaba absolutamente todo.
—Bien, tenía estimado que podríamos partir en más o menos una semana… retrasemos el viaje una semana más y consigamos más provisiones. —Se puso de pie, mirando al mar con rostro pensativo, antes de mirar a los peces que estaba en proceso de devorarse—. Sé que siempre cocinas muy bien los pescados, pero por favor asegúrate de que ni uno solo te quedé mal cocinado, podrías hacerle mal al feto.
—Ja, claro que no quiero hacerle mal al bebé —señaló con sequedad—, pero gracias por el consejo. —Se llevó una mano al vientre—. Supongo que… sí debo estar casada o comprometida con alguien…
—¿No lo creías? —preguntó Senku con sequedad, ya que para él era algo ya establecido.
—Es que… no eras el único con poco interés en el romance, ¿sabes? —Suspiro—. Yo misma nunca estuve muy interesada en el amor, aunque siempre me gustó la idea de casarme y formar una familia algún día, pero siempre postergaba eso cada vez más y más por trabajo, entrenamiento, metas y proyectos… y ahora resulta que ni siquiera recuerdo cómo pasó y ya se supone que tengo todo, pero se siente como si no tuviera nada… o como si lo pudiera perder todo fácilmente. —Miró con temor a océano.
Senku hizo una mueca, sabiendo que ella se refería al peligro de partir en el bote.
—No te dejaré morir, Kohaku —aseguró, no por primera vez—. Te sacaré de aquí, volveremos a la civilización donde podrás reunirte con tu esposo y te darán la atención médica que obviamente necesitas.
Ella asintió, visiblemente aún aterrada por la posibilidad de que algo le pasara a su hijo, pero siendo valiente de todos modos.
En verdad era una mujer increíble… quien quiera que fuera el padre de ese bebé era un hombre afortunado.
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Después de finalmente haber confesado lo de su embarazo, Kohaku notó a Senku volverse algo distante, o más que de costumbre… aunque ella misma intentaba guardar su distancia de él.
No confiaba en su propia capacidad de mantener sus manos lejos de él, menos cuando lo veía sonreír o escuchaba su risa tan confiada…
No sabía si era las hormonas del embarazo, pero este hombre la volvía totalmente loca…
"Y es el peor momento posible, porque estoy embarazada de algún prometido o esposo que ni recuerdo", bufó mientras cocinaba más peces.
Ya había pasado más de una semana, el barco ya estaba listo, pero Senku dijo que pasarían esos días llenando sus reservas de provisiones y que solo luego partirían.
Al terminar de cocinar, comió un poco y luego comenzó a repartir la parte que comerían ambos ese día y la parte que guardarían con las otras provisiones.
Cuando terminó con esa tarea, decidió sentarse a descansar por un momento, llevando una mano a su vientre, sintiendo el leve bulto allí.
—Me gustaría poder recordar quién es tu papá, bebé… —murmuró con voz triste.
En ese momento, vio a Senku emerger del mar, jadeando pesadamente mientras se limpiaba el agua de la cara, apartando los mechones mojados de sus ojos.
Dios, sí que la volvía loca… pero no podía acercarse a él…
Hizo una mueca, frotando su vientre mientras miraba al cielo con gesto pensativo.
"¿En serio es completamente imposible que él y yo hayamos tenido algo alguna vez? ¿Cómo terminamos perdidos juntos?", se preguntó, no por primera vez, pero luego se contestó con el recuerdo de que a Senku no le interesaba el romance.
"Aunque ese bastardo me besó…"
Pero aparte de un par de besos, nunca más se acercó a ella, y ¿no sería muy raro que los dos se hubieran olvidado el uno al otro?
—Supongo que las hormonas del embarazo son demasiado para mí. —Suspiró resignada, decidiendo apegarse a su estrategia de intentar no mirarlo mucho.
Los siguientes días fueron muy ocupados, aunque Senku siempre la instaba a no esforzarse mucho y tomar muchos descansos, pero Kohaku no dejaba de recordarle que seguía siendo la misma mujer fuerte del principio, que dudaba que un poco de esfuerzo para sobrevivir le hiciera mal a su bebé, pero aun así él insistía en cuidarla.
Ja, en el fondo, por más que muchas veces no lo pareciera, Senku realmente era un caballero… y eso era muy molesto, pero tierno a la vez.
Finalmente, llegó el día… El día en el que zarparían en su pequeño bote al océano en busca de volver a la civilización.
Y estaba un poco nublado.
—¿Crees que haya una tormenta? —preguntó Kohaku con temor, frotando su vientre.
—No lo sé, el clima de esta isla ha probado ser bastante impredecible. —Senku bufó—. Pero incluso si partimos con un clima soleado, al ir avanzando al noroeste podríamos encontrarnos con nubes de tormenta… o no, la verdad no puedo predecirlo. —Suspiró—. Aun así, si te hace sentir más tranquila, podemos ir mañana, el viento no suele cambiar.
Kohaku tomó aire, antes de negar con la cabeza.
—No, está bien, cualquier día será una apuesta, pero confió en el barco que hemos construido y en las herramientas con las cuales te preparaste… Vámonos ya.
Ninguno de los dos miró atrás mientras empujaban el vote al agua luego de desatarlo, subiéndose rápidamente y preparándose para enfrentar las primeras olas de la zona rompiente, olas que no eran tan altas, así que lograron cruzar sin mucho problema.
El viento comenzó a dirigirlos al noroeste naturalmente, y Kohaku se afianzó a la barandilla de madera con ojos anhelantes, casi como si esperara ver las costas japonesas en esos primeros segundos de navegación.
—¿Cuánto crees que podríamos tardar?
—No lo sé… podrían ser días o semanas… Meses no, pero… esperemos no estar mucho tiempo aquí, el agua dulce que trajimos solo nos durará un mes a lo mucho… podríamos ir tomando cada vez menos para racionar si vemos que pasa más tiempo del calculado, pero no quiero tener a una embarazada deshidratada, así que…
—Senku, no es necesario que te preocupes por eso ahora, no han pasado ni cinco minutos desde que partimos. —Sonrió divertida y él suspiró, visiblemente cansado—. Estaremos bien, quizás en solo un par de días encontremos las costas de Japón o alguna isla habitada, no seas tan pesimista.
—Bien. —Se frotó las sienes, antes de concentrarse en el camino delante de él, sobre todo siempre manteniendo un ojo vigilante en el cielo.
Si había una tormenta… ¿podrían dar la vuelta y volver?... Él no era de los que retrocedían nunca, pero… quería proteger a Kohaku… se lo debía porque, de alguna forma, sabía que ella salvó su vida.
Y quería devolverle la vida que ella merecía.
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El primer día en el barco fue… inquietantemente tranquilo…
Lo más difícil era mantener el curso constantemente, nunca desviarse del noroeste, pero por el momento el viento les jugaba a su favor, así que Senku estaba medianamente relajado… aunque tenso al mismo tiempo, porque no quería descuidarse y que en un solo minuto pasara algo que arruinara las vidas de ambos.
Y lo peor era que no solo dos vidas se perderían, sino tres.
No podía permitirse relajarse del todo.
No durmió en toda la noche, asegurándose de siempre mantenerse en rumbo, y Kohaku notó al día siguiente sus profundas ojeras y se ofreció a vigilar el rumbo mientras él dormía.
—Dijiste que no sabes casi nada de navegación —bufó él.
—Pero sé algo, y si me enseñas mejor… Dijiste que podríamos estar semanas navegando, ¿crees que vas a durar todo ese tiempo despierto?
Senku bufó, pero sabía que ella tenía un punto.
—Bien… mejor enseñarte ahora que tengo todos mis sentidos solo levemente atrofiados, pero no dormiré hasta que me aseguré de que también sepas navegar bien de noche.
Estuvieron casi todo el día en eso, con Senku dando bostezos frecuentemente, y luciendo muy cansado, pero al caer la noche, luego de un par de horas, finalmente le demostró que confiaba en ella y se fue a dormir.
Kohaku sonrió, feliz de que confiara en ella lo suficiente para cederle el mando, bajar la guardia y permitirse ser débil, ser humano.
Esperaba que durmiera muchas, muchas horas.
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Efectivamente, Senku no se despertó casi hasta el mediodía del día siguiente, y rápidamente se preocupó de que ahora ella no durmiera y apenas se incorporó la mandó a dormir bajo la sombra del techito que construyeron.
Primero comieron algo juntos y luego Kohaku se durmió, y durmió tanto que despertó a la madrugada del día siguiente.
—¡L-lo siento! —dijo de inmediato— no pensé estar tan cansada…
—Estás embarazada, necesitas descansar bien.
—Sí… —Se frotó los ojos con cansancio, y luego notó con preocupación el cielo nublado—. ¿Crees que haya tormenta?
—Estuvo lloviendo un poco hace un par de horas…
—¡¿E-en serio?!
—Nada del otro mundo, solo es lluvia. —Rio entre dientes—. El mar apenas se agitó… Esperemos que estas nubes se estén yendo a causar una tormenta a otra parte.
—Sí, mejor. —Kohaku frotó su vientre con preocupación.
Después de un par de horas en las que comieron y se concentraron en navegar, las nubes no se fueron y la lluvia volvió, leve, pero asustando un poco a Kohaku.
Cuando el primer trueno resonó por todo el mar, Kohaku apretó los puños con fuerza en la barandilla mientras el barco se sacudía más que nunca, con su respiración agitada, sudando frío, su cabeza comenzando a doler levemente.
—¿Estás bien?… ¿Kohaku…? —Senku la miró sumamente preocupado por su repentina angustia tan marcada—. Esto no está tan mal… el mar tendría que agitarse mucho más para voltear el barco, te lo aseguro…
—N-no es eso… —Ella negó con la cabeza—. Siento que estoy recordando algo…
Senku palideció, soltando por un momento el timón para acercarse a ella y acunar su rostro entre sus manos.
—¿Qué recuerdas?... ¿Recuerdas como me… salvaste?... Porque yo recuerdo que… —Hizo una mueca de profunda culpa—. Recuerdo que te lastimaste mucho… para protegerme.
—C-creo que estoy recordando algo de eso… —Se frotó la cabeza, para luego bajar su mano a sus hombros, bajando luego a sus omóplatos—. Creo que recuerdo el dolor de dónde me golpee y… —Miró al cielo, dejando que su rostro se empapara lentamente de las gotas de agua, dándole un aspecto casi de estar llorando— es un verdadero milagro que este bebé haya sobrevivido…
Senku la miró impresionado, antes de acercarse a ella y posar una mano en su vientre.
No lo había pensado hasta ahora, pero… cuando ella lo protegió, sin saberlo puso en peligro a su hijo… si algo le hubiera pasado a ese pequeño ser en su vientre, habría sido su culpa… pero de algún modo, logró sobrevivir, probó ser tan fuerte como su madre.
—Prometo que van a estar bien… volveremos a casa.
En ese momento, mientras se miraban fijamente a los ojos, los rayos del sol volvieron a asomar de entre las nubes, y la lluvia se volvió solo una ligera llovizna otra vez mientras los dos alzaban la mirada al cielo.
El mar poco a poco comenzó a volver a estar mucho más calmado, y Senku volvió a mirar a Kohaku, mientras ella seguía con la vista fija en el cielo, una pequeña sonrisa en sus labios.
Sus labios… que se veían tan, tan tentadores…
"No… no puedo hacerlo", pensó, apartándose de ella rápidamente para volver a tomar el timón. "Las aguas por fin se calmaron, tengo que mostrar la misma templanza que el clima y mantener mis malditos deseos bajo control… porque ella no es mía".
Pudo sentir la mirada dolida de Kohaku, pero él siguió con la vista en frente.
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Los días pasaron, hubo algunas lluvias leves, pero ya nada que volviera a agitar demasiado el barco, y todo se mantuvo en relativa calma.
Hasta que, un día, mientras Kohaku comía tranquilamente abrazada a la barandilla del barco, vio una pequeña línea serpenteante a lo lejos…
—Tierra… ¡Es tierra, Senku! —Se levantó de golpe, señalando a lo lejos.
—No la veo… ¡pero confió en ti, vamos a los remos!
Remaron con todas sus fuerzas, y a los pocos minutos Senku vio la línea serpenteante, jadeando con emoción, viendo que parecía ser algo mucho más grande que su isla.
"¡Por favor, por favor, que sea Japón!"
Les tomó más de media hora llegar a la costa, y Senku sujetó el brazo de Kohaku antes de que ella pudiera lanzarse a tierra.
—Espera, esto podría ser otra isla, mejor asegurar el barco, si se va y esto no está habitado estaremos perdidos.
—¡S-sí, tienes razón, te ayudaré!
Ataron el barco a una palmera cercana y de inmediato comenzaron a explorar el lugar, esperando ver alguna señal de la civilización.
—Senku… —Kohaku tomó su muñeca de repente, antes de correr como una desesperada, jalándolo con ella y casi haciéndolo quedarse sin piernas—. ¡Mira, mira!
Senku al principio no supo de qué estaba hablando, pero entonces lo notó: almejas comestibles tiradas descuidadamente en el suelo.
—¡Diez billones de puntos para ti, leona! —Rio emocionado—. ¡Es una señal de personas, civilización!
Los dos corrieron siguiendo el rastro de almejas, Kohaku gritando por ayuda, hasta que de repente escucharon otro grito.
—¡¿Hola?! ¡¿Alguien necesita ayuda?!
Kohaku de inmediato comenzó a llorar del puro alivio.
—¡Aquí, por favor! ¡AYUDA!
Después de más gritos y más correr, finalmente se toparon con una chica joven que los miró muy preocupada al ver sus ropas tan deterioradas y su estado visiblemente desesperado y necesitado, y más porque Kohaku no podía dejar de llorar.
—¡Dios mío! ¡¿Qué pasó con ustedes?!
—Básicamente, naufragamos —explicó Senku—. ¿Hay más personas? ¿Hay algún hospital? Ella está embarazada, necesita atención médica urgentemente.
—¡S-sí, por supuesto! Síganme, mi novio los puede llevar en su auto.
—Auto. —Senku rio encantado mientras corrían a casa del novio de la chica—. Qué maravilloso volver a la civilización.
El novio de la chica, Soyuz, los recibió con la misma preocupación y empatía que la chica, que se presentó como Amaryllis.
Ambos los llevaron al hospital más cercano, y mientras atendían a Kohaku, Senku lo primero que hizo fue averiguar dónde estaban, descubriendo que estaban en Okinawa, por lo que rápidamente pidió que contactaran con autoridades de Tokio y preguntaran si había un reporte de desaparición por Ishigami Senku y Hizashi Kohaku.
Mientras esperaban, le dieron ropa nueva y él tuvo el enorme placer de volver a bañarse con agua caliente, luego salió y fue a ver a Kohaku, viéndola también bañada y con un vestido nuevo, y sonriendo aliviado de saber que ahora estaría bien…
Y seguramente su esposo no tardaría en aparecer…
—¡Señor Ishigami, un policía de Tokio solicita hablar con la señorita Hizashi! —exclamó un enfermero, tendiéndole una tableta donde Senku vio por videollamada a un tipo castaño muy serio que abrió mucho los ojos al verlo.
—Ishigami Senku, así que es verdad… Soy Volkov Kinro, policía de Tokio. Es un enorme alivio ver que estás vivo, ya mismo tengo a mis compañeros intentando comunicarse con tus familiares. ¿Podrías pasarme con Kohaku? Quiero verla.
Senku alzó una ceja.
¿Por qué hablaba con tanta familiaridad sobre Kohaku? ¿Acaso él sería…?...
Decidió no pensar en eso, tomó la Tablet y la llevó con Kohaku.
—Kohaku… que alivio ver que estás bien —dijo Kinro apenas Kohaku tomó la Tablet.
—¿Kinro? —Los ojos de Kohaku se llenaron de lágrimas al ver un rostro familiar—. Dios, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi…
—¿Mmm? Bueno, sé que este par de meses debieron parecer eternos, pero nos vimos poco antes de que te fueras, y he estado lamentando profundamente no haber estado en ese último evento especial después de que me lo pediste…
—¿Qué? —Kohaku ladeó la cabeza, confundida.
Senku apretó la mandíbula con fuerza.
Sonaba a que él hablaba de algo que ella no recordaba, o sea que… ¿podría ser Kinro el misterioso novio que ella no podía recordar?
Por lo que él decía, parecía que no eran un matrimonio exactamente, entonces… ¿era su prometido? ¿Faltó a su promesa de ir a un viaje con ella o quizás a una cita de despedida?
—Ya sabes, la boda —dijo Kinro, y Senku casi se cae de espaldas.
—¡¿Abandonaste a Kohaku en su propia boda, bastardo?! —Tomó la Tablet de repente, mirándolo con pura rabia.
Kinro parpadeó, aturdido.
—S-simplemente no pude ir… tenía muchas cosas que resolver y… en verdad lo lamento.
—¡¿Crees que una disculpa es suficiente para lo que le hiciste?! —prácticamente rugió.
—¡S-Senku, c-cálmate! —Kohaku estaba boquiabierta por lo que escuchaba y además por su estallido.
—¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡¿Siquiera sabes que ella está embarazada, bastardo?!
—¿Qué dices? —Kinro se sorprendió muchísimo—. Cielo santo, ¿y el bebé está bien?
—Ahora te importa ¿eh? —Lo miró venenosamente.
—Mira, lamento profundamente no haber podido ir el día de la boda, he estado sintiéndome terrible luego de saber que ella se perdió, pero…
—¡SEEEENKUUU! —De repente, Byakuya se apareció de la nada, llorando a moco tendido y quitándole su Tablet a Kinro—. ¡Mi hijo, mi hijo! ¡Estás bien! ¡Estoy tan feliz de que estés bien!
Senku suavizó un poco su ceño fruncido, pero siguió mirando con rencor a Kinro que ahora estaba detrás de su padre.
—Sí, estoy bien… Esta maravillosa mujer, Kohaku, me ayudó a sobrevivir.
—¡KOHAKU! ¡Qué alivio! ¡Gracias, muchas gracias! —Byakuya comenzó a llorar más y más y ya ni se le entendía lo que decía, por lo que una policía con un gafete que decía "Kirisame" se acercó a palmear su espalda para calmarlo y Kinro volvió a tomar la Tablet.
—Sus familias ya han sido notificadas y parece que están en camino a la comisaría, y ahora mismo el multimillonario Nanami Ryusui está alistando un avión privado para ir a recogerlos en Okinawa, pero esperará hasta que sus familias hablen con ustedes antes de llevarlos a todos.
—¿Quién es Ryusui? —preguntó Kohaku.
—No lo sé, ¿amigo de Senku? —indagó Kinro, y Senku asintió con sequedad.
—¿Y tú no vas a venir o qué? —preguntó Senku, y Kinro parpadeó, confundido.
—Creo que es momento para que lo pasen con sus familias…
—¡¿Y tú no eres familia de Kohaku, o qué, bastardo?!
—T-tienes razón, también iré… —Lo miró algo perturbado.
—Senku, ya deja de estarle gritando. —Kohaku volvió a tomar la Tablet y Senku la miró dolido, antes de darle la espalda, sus puños fuertemente apretados.
¿Ya estaba comenzando a recordar a este Kinro? ¿Ya lo prefería a él? ¿Ya iba a olvidarse de todo lo que vivieron?
—Kohaku, en verdad lo lamento si herí tus sentimientos de alguna forma… Estoy profundamente aliviado de que estés bien.
—Lo sé, gracias. —Kohaku sonrió suavemente, antes de ponerse seria—. Kinro… debo confesarte algo… No sé qué relación nos una ahora, ni si lo que Senku piensa es verdad, pero… yo… tengo amnesia.
—¿Amnesia? —preguntó Kinro, muy sorprendido.
—Así es, así que… realmente no recuerdo… nada de los últimos meses, supongo… así que la última vez que recuerdo haberte visto fue en la academia de guardias de seguridad…
—Entiendo. —Kinro asintió, muy serio—. No me extraña que dijeras que ha pasado mucho tiempo, en realidad, volvimos a acercarnos mucho el último año cuando regresaste a Tokio…
Senku apretó los puños, dirigiéndose a la puerta para irse, sin ganas de escuchar como ese imbécil le contaba su historia de amor, pero entonces escuchó algo más…
—Y en verdad lamento no haber asistido a tu boda, pero mi novia necesitaba mi ayuda fuera de la ciudad y…
—Espera. ¡¿Cómo que novia?! —Senku volvió rápidamente sobre sus pasos.
—Kirisame. —Kinro miró hacia la mujer que intentaba lograr que Byakuya calmara su llanto—. En fin, lamento mucho no haber estado presente, pero ahora les doy mis más sinceras felicitaciones por su boda, y también por este bebé que tendrán.
—¡¿BEBÉ?! ¡¿Tendré un nieto?! —Antes de que Senku pudiera siquiera procesarlo y atar los cabos, Byakuya de repente saltó a tomar la Tablet otra vez, sus ojos brillantes e inundados de más y más lágrimas—. ¡¿Es cierto?! ¡¿Finalmente me harás un abuelo, Senku?! ¡¿Tú y Kohaku-chan me darán un nieto?!
Senku y Kohaku voltearon a verse lentamente.
Fue como si las nubes de tormenta se hubieran alejado de golpe, como si de repente el cielo se volviera claro y azul, lleno de tranquilidad, dejando atrás cualquier tempestad.
Al final, la templanza fue inútil, porque los dos se lanzaron a besarse de inmediato, dejando olvidada la Tablet que cayó como peso muerto al suelo.
Sus familias ya pronto vendrían y podrían tener su tan esperado reencuentro, llorar y abrazar todo lo necesario, y hasta tendrían tiempo de sentirse increíblemente estúpidos por no haber visto lo obvio, pero todo eso podía esperar.
Por ahora, solo se querían el uno al otro… incluso si las memorias de cómo se conocieron nunca volvían, incluso si perdieron valiosos recuerdos de cómo empezó su amor, todo eso ahora mismo les daba igual.
Ahora mismo, Senku y Kohaku solo querían estar juntos, y sabían que ya nada volvería a perturbar las aguas de su profundo amor.
Fin.
Holaaaa :'D
Este ya es el final de esta historia TwT
Muchas gracias a mi querido Aigamy por patrocinarla :''D
Un poco agridulce, tristemente les aviso desde ya que sus memorias no van a volver QuQ Tendrán que reconstruir sus vidas, pero sabemos que estarán bien, porque estarán juntos u,w,u
Ojala esta historia les haya gustado y lamento haber tardado tanto en concluirla x'P pero muchas gracias por su apoyo!
Este mes se vienen muchas actualizaciones SenHaku ;D Estén atentos owo
Yo aquí me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
