POV LENA

Le quito la camiseta por encima de la cabeza antes de llevarla a la mullida alfombra frente a la chimenea. Cuando empezó a burlarse de que tuviéramos hijos, estuve a punto de perder la cabeza. Pensaba que me parecía mucho a mis padres, que tampoco quería tener hijos. Creo que la realidad es que tiene que llegar la persona adecuada para mostrarte qué más puede haber ahí afuera.

Así ha sido con Kara desde el principio. Me ha hecho desear cosas que creía que nunca podría tener. Una familia. Quiero tanto eso con ella. Nunca he creído en el destino, pero algo me trajo al pueblo de Winter Falls para encontrarla.

—Tu ropa también— Tira de mi camisa. Extiendo la mano detrás de mí, me la quito y la tiro antes de encontrar su boca de nuevo —Lena— Gime mi nombre cuando la beso por el cuello —Tengo que decirte algo—

—Puedes decirme cualquier cosa— Chupo su pezón en mi boca, haciéndola jadear.

—Nunca he hecho esto antes— Suelto su pezón para encontrarme con sus ojos. Con la única luz proveniente la chimenea, parece que está brillando —Fuiste mi primer todo— Cierro los ojos, tratando de asimilarlo.

Sabía que no tenía mucha experiencia. Pero ahora tiene mucho más sentido por qué nadie la había reclamado. Porque sé con toda seguridad que si alguien la hubiera probado nunca habría sido capaz de dejarla ir. Diablos, ni siquiera la había probado y ya había hecho todo tipo de planes de cómo iba a mantenerla.

—Tampoco he hecho nunca esto, preciosa—

—¡Qué! — Se apoya en los codos.

—¿Qué? Me atrapó el FBI cuando tenía diecisiete años. Además, no soy una persona muy sociable—

—Te amo, Lena— Ahora soy yo la que está realmente sorprendida. Una emoción inesperada sube a mi garganta. Esa palabra no es una que haya escuchado mucho en mi vida.

—Yo también te amo— Consigo decir. Se inclina y me besa de nuevo antes de volver a caer, tendiéndose para que la tome.

Le quito el resto de la ropa. Quiero abrirle las piernas y penetrarla, pero sé que no está preparada. Fue casi una lucha meter mi lengua en su pequeño y apretado agujero virgen. Me mata tener que hacerle daño. Pero las ganas de reclamarla me están dominando. Y saber qué voy a ser la primera y única no ayuda a mi autocontrol.

Me acomodo entre sus muslos y acaricio su clítoris con la lengua. Le meto un dedo y luego otro. Cierro los ojos, intentando pensar en otra cosa que no sea lo que estoy haciendo. La próxima vez que me corra, quiero estar dentro de ella.

—Lena— Gime mi nombre cuando empieza a correrse. Sigo adelante, queriendo que esté al límite para mí. Me meto su clítoris en mi boca y le meto un tercer dedo. Sus piernas tiemblan cuando empiezo a empujarla hacia otro orgasmo.

Cuando sus caderas empiezan a subir y a recibir los empujones de mis dedos, sé que está a punto de estallar de nuevo. Saco mis dedos de ella y los muevo hacia su clítoris. Mantengo su cuerpo en tensión, preparado para correrse de nuevo, mientras me deslizo por su cuerpo para reclamar su boca. Mantengo la presión sobre su clítoris mientras mi polla encuentra fácilmente su entrada.

Sus manos suben para agarrarme los hombros. Sus ojos se fijan en los míos cuando empiezo a presionar dentro de ella. Sus labios se separan y su coño aprieta la cabeza de mi polla mientras empieza a correrse de nuevo. Y le meto la polla hasta el fondo.

—¡Lena! — Grita contra mi boca.

Su coño sigue contrayéndose alrededor de mi polla una y otra vez. Mis pelotas ya quieren descargarse dentro de ella. No pasa desapercibido que no hay ningún condón entre nosotras. Aprieto los dientes traseros mientras siento que me corro un poco dentro de ella.

Me resisto, pero no puedo evitarlo. Respiro profundamente, intentando volver a controlarme. Es difícil cuando estoy enterrada así dentro de ella, pero ella es lo más importante. Tengo que concentrarme en hacer que esto sea bueno para ella.

Paso mi lengua por sus labios y sigo besándola. Se queda completamente quieta debajo de mí. Nunca he sentido nada más perfecto que este momento. Me mata que tenga que experimentar algún dolor, pero sé que es efímero.

Lentamente empieza a devolverme el beso. Su cuerpo empieza a relajarse bajo el mío. Cuando intenta levantar las caderas, sé que está lista para más. Es una locura la sintonía que tengo con su cuerpo.

—¿Quieres más, preciosa? — Mordisqueo su labio inferior.

—Lo quiero todo, Lena— Me sonríe. Tentadoramente, saco y vuelvo a meter mi polla. Un pequeño gemido sale de ella, así que lo hago de nuevo —Oh, es genial— Inclina la cabeza hacia atrás. Me inclino y le beso el cuello, sabiendo lo mucho que le gusta que lo haga.

Vuelvo a acelerar el ritmo, deslizando mis dedos entre nosotras para encontrar su clítoris. No me voy a correr sin ella. No lo permitiré. Quiero que su coño me apriete y me lleve al límite con ella. No ocurrirá de ninguna otra manera. Quiero que recuerde que cuando esté dentro de ella, siempre será la primera.

—Necesito que te corras por mí—

—Yo no...— Respira, incapaz de sacar un pensamiento completo —No sé si puedo—

—Puedes y lo harás. Lo necesito y sé que quieres darme lo que necesito— Trabajo su clítoris más rápido.

—¡Sí! — Grita mientras su coño se aprieta alrededor de mi polla con tanta fuerza que es casi doloroso. Gimo mientras saca mi orgasmo, derramándose en su interior. Sigo bombeando, incapaz de detenerme. Quiero que reciba hasta la última gota de mi semilla.

—Kara— Entierro mi cara en su cuello. No creo que la vida pueda ser mejor que esto —Te amo—

—Yo también te amo— Me susurra al oído —Feliz Navidad—

—Debí haber sido una niña muy buena este año— Respondo, haciéndola reír. A eso le sigue un gemido cuando mi polla se sacude dentro de ella.

No sé qué he hecho para merecerla. Tal vez no la merezca. La he robado. Demasiado tarde. No la voy a devolver.

ES TODA MÍA.

/

Ese sí que es un regalo de Navidad.

Hay que ver que los Dioses tienen sus favoritos y no soy yo.