POV LENA
Un año después…
Mi hermosa y curvilínea esposa embarazada no puede quedarse quieta. Lleva una semana corriendo de un lado a otro para que todo sea perfecto. Su hermana Nia y su esposo Brainy vienen hoy con su pequeño.
—¿Qué pasa con esta cosa? — Coge una de las casas de su pueblo de nieve y empieza a agitarla —Trabaja— Le ordena. No puedo evitar la risa que se me escapa. Su cabeza se levanta y me lanza una mirada fulminante —¿De qué te ríes? —
—Te van a dar una paliza aquí dentro de un minuto— Me acerco y le quito la casita de cristal de la mano.
—No te atreverías— Retrocede un paso, sabiendo muy bien que le daré una buena paliza en el culo si eso la calma. Jugueteo con la luz que está insertada en el interior antes de volver a colocar la casa en su sitio. La casa se ilumina —Menos mal. Casi se arruina la Navidad— Alargo la mano para agarrarla, pero me esquiva y se va por el pasillo.
Respiro profundamente, tratando de controlarme. Lo que quiero hacer es atar su culo a la cama. Intenté que la doctora la pusiera en reposo, pero no quiso. Afirmó que Kara está más que bien para hacer actividades normales.
Supongo que debería estar agradecida de que no esté trabajando en este momento. Hace algunas cosas pequeñas de vez en cuando en la ciudad, pero no mucho. Afortunadamente, Winter Falls es un pueblo bastante tranquilo. No pasa mucho en lo que respecta a la delincuencia, al menos.
Cuando creo que por fin he conseguido controlar mi necesidad de follarla hasta la sumisión, la sigo. Está embarazada de siete meses y tiene más energía que nunca. Nunca olvidaré el día en que descubrimos que estaba embarazada.
Kara se hacía una prueba casi todos los meses. Podía ver la decepción cada vez que obtenía un resultado negativo. Sabía que ocurriría cuando llegara el momento. A decir verdad, me alegré de que tardáramos unos meses. Nos dio tiempo para instalarnos. Quería que se instalara y se sintiera cómoda antes de empezar a preparar la guardería.
Cuando por fin aparecieron esas dos rayitas en la prueba, Kara se echó a llorar. Fue difícil de manejar. No estoy acostumbrada a esa mierda de lágrimas de felicidad. Me desordena la maldita cabeza. Cada vez que la veo llorar, me entra el pánico, queriendo arreglar lo que sea que esté mal.
La encuentro en la cocina, glaseando un pastel —¿Eso es para mí o para Nia? — A las dos nos encanta su pastel.
—Es para todos— Se lleva el pulgar a la boca, lamiendo el glaseado. Un gemido sale de ella que se dispara hasta mi polla.
—¿Cuándo van a llegar? — Kara mira por encima del hombro hacia el horno para comprobar la hora. Puede que actúe como si fuera inocente, pero sé que no es así. Sabe exactamente lo que me está haciendo.
—Dijo que llegarían sobre las dos. Solo estaban dejando las maletas en la casa y se dirigían hacia ahí, así que llegarán en cualquier momento— El reloj marca la una y cincuenta. Sé que el hecho de que digan que solo van a dejar las maletas es una total tontería.
Brainy y yo nos hemos acercado en el último año. Nia ha estado pasando mucho más tiempo aquí en Winter Falls. Donde está Nia, está Brainy. Ambos estuvieron en nuestra boda, como padrino y dama de honor. Quiero decir, Nia básicamente había planeado todo el evento para nosotras.
Tenía dinero para hacer todo lo que Kara quería para la boda, pero Nia tiene conexiones para hacer que las cosas sucedan rápidamente. Hice saber que pagaría mucho dinero a quien pudiera darle a Kara la boda de sus sueños de la manera más rápida posible —Tienes que cambiarte— Kara saca el pulgar de su boca para mirar lo que lleva puesto. Creo que se supone que es un vestido de jersey, pero en mi opinión es un puto jersey.
Mi mujer se olvida a menudo de tener en cuenta su creciente barriga cuando compra ropa. El vestido llega hasta la mitad del muslo. Puede ser una longitud normal para algunas personas, pero yo no soy algunas personas. Soy una bastarda celosa y posesiva. Una al que no le importa que solo vayan a verla mi cuñado y su hermana. Sé que Brainy está locamente enamorado de su esposa. Me sigue importando un carajo. Quiero ser la única que la vea de esta manera.
—¿Por qué? No has visto la mejor parte— Mete la mano por debajo de esa cosa diminuta a la que llama vestido. Unos segundos más tarde oigo un clic antes de que su jersey se ilumine. Genial. Ahora va a llamar aún más la atención sobre ella —¿No es increíble? — Dice con la mayor sonrisa en la cara.
—Es algo— Mi respuesta provoca una de sus risitas que pondría de rodillas a cualquiera.
—Ahí está la gran gruñona de la que me enamoré— Me acerco, levantándola en mis brazos y la llevo hacia el dormitorio —¡Será mejor que no rompas este vestido! —
La dejo caer sobre la cama —Al menos te pones los leggings— Me meto debajo y le quito las bragas antes de ir por mis propios pantalones.
—Bien— Resopla, poniendo los ojos en blanco, fingiendo estar molesta. Sabe con quién se ha casado y lo que ha conseguido.
—Levántalo— Ordeno —Sobre el vientre— Antes creía que mi mujer era sexy, pero maldita sea, ver su barriga me la pone dura todo el tiempo. Saber que la dejé embarazada satisface algo muy dentro de mí.
—Cavernícola— Hace lo que le ordeno mientras saco mi polla. Me acaricio, mirándola fijamente.
—Joder, eres preciosa— Ya está mojada para mí. Puede fingir que le moleste mi forma cavernícola, pero sé que en realidad la excita.
—Lena— Mueve sus caderas, levantándose de la cama. Su cuerpo está listo para mí.
—Te tengo— Me arrodillo a un lado de la cama, enterrando mi cara entre sus exuberantes muslos. La vida no puede ser más perfecta que esto.
Fin…
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De parte mía:
¡Feliz Navidad!
Hemos llegado al final de esta historia ojalá y les haya gustado.
Recuerden errores ortográficos déjenmelo saber.
Y que nadie no nos reporte la historia para que no nos la bajen.
Deseo que estás fiestas que inician sean felices y las comportan con quienes amen y disfrútenla porque nunca se sabe cuándo será la última que podamos compartir con quienes queremos.
¡Nos vemos pronto!
