A sus 29 años, Hermione había tenido varias experiencias sexuales.
Algunas buenas,muy buenas de hecho…y otras, no tan buenas pero aceptables.
Pero jamás, en sus años de mujer adulta había sentido como se excitaba con tan sólo escuchar una frase proveniente de un hombre.
…Entonces, tendré que llevarte conmigo y follarte hasta que entiendas que sólo yo puedo verte así...
Hermione no sabía si era por el hecho de que Draco Malfoy, su némesis del colegio, su actual compañero de trabajo y el pura sangre más elitista que conocía le había dicho que quería follarla o simplemente era porque en el fondo, llevaba anhelando que se fijase en ella más tiempo del que era consciente.
El caso es que nada más escuchar esa frase, un calor agobiante comenzó a surgir en su interior.
Tan solo de imaginarse a Draco Malfoy arrancándole el vestido y dejándola totalmente expuesta ante él hacia que su sexo palpitase.
Y por Merlín que quería, Hermione estaba dispuesta a dejarse follar por Malfoy aunque fuese solo una noche y al día siguiente se arrepintiese.
Así que cuando él buscó su boca, ella lo dejó hacer.
Cuando sus labios rozaron los suyos, ella los entreabrió para darle paso.
Y cuando su lengua comenzó a buscar la suya, ella dejó que se entrelazarán provocando unas cosquillas en su estómago como si de miles de hormigas correteasen por su abdomen.
¿Tan necesitada estaba? ¿O era que sentía que estaba haciendo algo que no debía?
Fuera lo que fuese, Hermione se dejó llevar y cuando Draco Malfoy posó su mano sobre su espalda, bajando por dentro de su vestido hacia su trasero dejó escapar un leve gemido contra la boca del chico.
—Joder…no sabes las ganas que tenía de hacer esto desde que te vi entrar en el salón—dijo Draco separándose de ella por un momento y mirando fijamente hacia su escote.
—¿Habías dicho algo de llevarme contigo?—dijo Hermione deseando que la sacase de allí, quería que cumpliese lo que había dicho: quería que le arrancase el vestido, necesitaba que lo hiciese.
Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro de Draco y cómo si las palabras de Hermione fuesen órdenes para él, los apareció en su despacho del ministerio.
Hermione, cuando se vio agarrada a Malfoy y en el despacho donde pasaban tantas horas juntos trabajando se sintió insegura.
¿Qué estaban haciendo? ¡Eran compañeros de trabajo por Merlín! ¿Cómo se le ocurría dejarse llevar de esa manera como una desesperada?
No quería ni imaginarse las burlas de él después de esa noche…
Dio un paso atrás y se apartó de Malfoy.
—Esto…esto no está bien—dijo moviendo las manos en dirección de los dos—perdóname no quería llegar a esto, se nos ha ido de las manos.
—Oh no Granger…de las manos se nos va a ir ahora.
Hermione tragó saliva. Él estaba totalmente decidido a que esto sucediera.
—Malfoy…Draco…Somos compañeros de trabajo.
—Dilo otra vez—gruñó con voz ronca.
—Que somos compañeros de trabajo.—repitió Hermione.
—Eso no…di mi nombre.
—¿Draco?
—¿Si Granger?—dijo acercándose a ella lentamente y cogiéndola de nuevo por la cintura; Acercó su boca al oído de Hermione y ésta empezó a hiperventilar—Dime que no te has puesto ese vestido para mí y te dejaré en paz.
Hermione cerró los ojos. No podía escapar de la situación que ella misma había creado.
Ella era la que había elegido ese vestido y ahora que él se fijaba en ella no podía echarse atrás. Ella le había pedido que la llevase con él…ella sola se había metido en esto y ahora su cuerpo no quería abandonar está sensación de mareo que tenía junto a Malfoy.
—Si…me lo he puesto para tí.—confesó.
—Me temo que tengo que cambiar de opinión.
Hermione se puso tensa. ¡Claro que iba a cambiar de opinión! Seguro estaba burlándose de ella…¿Cómo iba a provocar ella tanta pasión en Malfoy como para querer arrancarle el vestido?
—Voy a tener que follarte con el vestido puesto…—susurró contra su oído de nuevo y Hermione sintió como sus piernas flaqueaban.
Y después nada tuvo sentido.
Hermione se abandonó totalmente a sus sentidos y dejó de pensar.
Draco la subió en el escritorio donde tantas veces habían trabajado codo con codo y comenzó a besarla salvajemente, como si llevase años deseando hacerlo, como si Hermione fuese a escapar en cualquier momento.
Las piernas de Hermione rodeaban las caderas del chico y pudo sentir como su miembro estaba totalmente duro, presionando contra su estómago.
Esto hizo que Hermione perdiese el poco control que le quedaba y se aferró al cabello de Draco, envolviendo sus dedos en sus mechones rubios, arañando su nuca sin retirarse de su boca que la besaba con tanta fuerza que sus dientes chocaban constantemente.
Las manos de Draco quitaron el lazo anudado de su cuello, el corpiño se aflojó dando un fácil acceso a las manos del rubio que ya estaban camino de sus pechos.
Hermione dejó escapar un suspiro y cómo si Draco hubiese entendido lo que quería, se apartó de su boca y comenzó a besar sus pechos, mordisqueando sus pezones.
El simple hecho de sentir la lengua de Draco por sus pechos la tenía totalmente excitada, tanto que sus bragas de encaje empezaron a humedecerse provocando un ligero rubor en Hermione.
Jamás se había excitado tanto ante el toque de un hombre.
Draco volvió a subir hasta su boca y la besó con ansia, dándole mordiscos en su labio inferior.
Hermione bajó sus manos de la nuca del chico y le quitó la chaqueta del traje, arrojándola por encima del escritorio.
Draco se sacó la camisa dejando todo su torso desnudo y Hermione tuvo que contener el aliento.
Era realmente hermoso.
A pesar de las múltiples cicatrices que tenía, su piel era lúcida y brillante. Sus brazos fuertes, fornidos y llenos de tatuajes.
¿Por qué nunca se los había visto?
Pero claro…Hermione solo había visto a Draco con camisas y trajes. ¿Cómo iba a apreciar así que tenía tatuajes?
Draco volvió a besarla y Hermione llevó sus manos a su cinturón pero estaba tan nerviosa que no era capaz de soltar el enganche. Draco se deshizo del cinturón y los pantalones con un gesto hábil.
Le levantó el vestido hasta la cintura y se frotó contra ella. El contacto de sus boxers abultados contra sus bragas de encaje que estaban totalmente empapadas la hicieron gemir.
Necesitaba acabar con esto ya. Hermione necesitaba sentirlo dentro de una vez y así acabar con los reclamos que su cuerpo exigía…quizás así se le acaba está estúpida obsesión que sentía por su compañero de trabajo.
Pero Draco tenía otros planes para ella: Pensaba hacerla sufrir un poco más.
—¿Estás así de mojada por mi? —preguntó con voz ronca—¿O es porque te pone hacerlo en tu lugar de trabajo?
Hermione no lo había pensado pero ahora que lo mencionaba, le excitaba hacerlo ahí si.
Jamás volvería a mirar ese escritorio sin acordarse de esta noche.
Su respuesta fue bajarle los boxers y agarrar su miembro, acariciando suavemente toda su longitud.
Draco apretó los dientes y cerró los ojos.
—Joder Granger, no me esperaba esto.
Hermione comenzó a bombear su miembro de arriba abajo, lentamente, deleitándose con cada movimiento mientras Draco dejaba escapar leves gemidos.
Estaba totalmente concentrada en el rostro del hombre que tenía delante. Mientras más lo miraba, más increíble le parecía.
La forma en que sus dientes se apretaban con cada movimiento de su mano, como cerraba los ojos y volvía a abrirlos para clavarlos en ella, la forma en que sus mechones de pelo rubio caían por su frente, el sudor que estaba empezando a aflorar en su frente…Hermione estaba disfrutando con sólo producir esas reacciones en él y cuando sintió que su miembro se endurecía aún más, bajó hasta él y se lo introdujo en la boca.
El gruñido que salió de la boca de Draco parecía casi animal y cuando su mano se posó en sus bragas y las arrancó de un tirón, Hermione casi sintió que se corría.
Nunca había pensado que le excitaría tanto la brusquedad en el sexo...pero claro, ella y Malfoy tenían una historia de tira y afloja marcada por insultos, burlas y humillaciones así que esto la excitaba a un nivel extremo...
Mientras deslizaba la lengua por toda su longitud desde el glande hasta la base, Draco comenzó a introducir un dedo lentamente en su interior y joder si sentía bien. Se sentía tan bien que Hermione tuvo que parar un momento para no morder por error su miembro.
—Joder Granger que apretada estás…¿Eres virgen?—preguntó con un poco de miedo.
Hermione río contra su miembro y la vibración de su risa hizo que Draco gimiese.
—Espero que eso sea un no porque me estás volviendo tan loco que voy a follarte muy duro. Voy a destrozarte contra este escritorio.—dijo Draco mientras la apartaba de su boca y la tumbaba en el escritorio.
Le subió las piernas hacia sus hombros y con un movimiento rápido y precioso se introdujo en ella totalmente.
Hermione gritó.
No esperaba que entrase en ella de esa forma tan brusca y por supuesto que no era virgen pero no todos los días entraba dentro de ella algo tan grande.
Draco empezó a moverse rápidamente, embistiendola con tanta fuerza que sus nudillos agarrados al borde del escritorio estaban blancos.
A pesar de la estrechez de Hermione y la longitud de Draco, sus cuerpos comenzaron a amoldarse el uno al otro y la tensión que había sentido Hermione en las primeras embestidas fue desapareciendo para dar paso a un placer indescriptible.
—No veía la hora de tenerte así en este escritorio…por Salazar, me parece mentira que este sucediendo esto de verdad—dijo Draco entre jadeos.
Hermione ni si quiera podía contestar ni analizar el sentido de esas palabras; estaba totalmente ida en cada embestida que Draco le daba. Levantó la cabeza para ver como entraba y salía de ella y esto hizo que se corriera al instante, dejando escapar un grito que Draco amortiguó con su boca.
Se besaron durante un rato mientras el ritmo de las embestidas iba bajando hasta que Hermione sintió como Draco se aferraba con fuerza a su nuca, dejándose caer encima de ella y gimiendo contra sus labios mientras su interior se llenaba del calor de su semen.
Después de unos segundos, sus bocas se separaron buscando aire.
Draco salió lentamente de ella y le bajó el vestido tapando su intimidad.
—¿Estás bien?—preguntó mirándola a los ojos.
Hermione asintió y se incorporó. Se ató el corpiño y ante la incomodidad que se había creado, se bajó de la mesa e intentó arreglarse el moño que estaba totalmente destruido.
—Bueno…—dijo Hermione nerviosa—esto…buenas noches Malfoy.
Hermione se dirigió a la chimenea que tenían en el despacho( estaba conectada directamente a su apartamento).
—Granger—la llamó Draco; Hermione se giró y alzó una ceja a modo de pregunta, no podía hablar. Estaba segura de que si hablaba el notaría el temblor de su voz.—La próxima vez, no tienes por qué comprarte un vestido. Se me pone dura tan solo con verte, aunque lleves esas sudaderas muggles que tanto te gustan.
Hermione sonrió de alivio. Se acercó lentamente a su compañero de trabajo y le dio un tierno beso en los labios.
—Buenas noches Draco.
Las llamas de color verde se tragaron a Hermione dejando a Draco sonriendo y desnudo en el despacho.
—Y tú, viejo amigo—dijo Draco dirigiéndose al escritorio—espero que estés preparado para lo que se viene a partir de ahora, porque no va a haber día en esta maldita oficina en qué no me meta en las bragas de mi compañera.
